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    Guadernos bblicos19

    11e edicinTraduccin: Nrbols Darnba Ttulo origial: e message de I'epiie aux breux @ Les dtionsdu Cerf @ Editorial Verbo Divino, 1978. Es propiedad. Prnted in Spain. Fotocomposicin:Larraona, Pamplona. lmpresin: Grficas Astarriaga, S. L., Abrzuza (Navarra).Depsto Legal: NA. 3.033-2002.ISBN: 84-7151-227-0

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    El mensaieAlbert Vanhoye

    EDITORIAL VERBO DIVINOAvda. de Pamplona, 413120O ESTELLA (Navarra)2003

    librea loyola7a. Aventda 3-03 Zona lTelfono: 2513933E-mail

    a los hebreosde la cartauruocrrrr eotcttt

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    "Homla a unos cristianos desorenta-dos": as es como podrla titularse esta "cartaa los hebreos", que no es n carta. n dePablo, ni a los hebreos.Un grupo de hombres y de mujores se hanadherido a Cristo con todo su etusasmo.Pero resulta que, con el core de los aos,ante las dificultades y ante esas persecucio-nes que se vislumbran en el horizonte,empiezan a descorazonarse, Sin embargo,son buenos cristianos y nuestro autor quieiesacudir su nimo: "Vuestro sufrimiento noguarda eomparacn con el conocimentoque tenis de Ciisto. Os sentis desconcerta-dos por la evolucin actual de las cosas, porlas dificultades que surgen? Entonces, pro-fundizad en vuestra fe. Pongamos nuestrosojos en el gua d6 nuestra fe, en Crsto, nues-

    tro sumo sacerdote". Llamada vigorosa y sinconcesiones a los cristanos de todos lostiempos, a nosotros, los cristianos de hoy: sigueremos mantener la fe en los tiempos dif-cles, hemos de profundizar en nuestra nteli-gencia de esa f6 para ir a lo esencial. Elfastode las ceremonias de arltao, los sacrificios o

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    el latn, todo eso es algo secundario y cadu-co; lo esencial es Cristo.Ser una paradoja decir que esta carta, o,mejor dicho, este sermn, rosulta desespe-rante por su simplicdad? En las cartas dePablo nos vemos muchas veces ahogadospor la multiplicidad de los temas que setocan. Aqu, el autor no tene ms que unaidea: Jess es nuestro sumo sacerdote, Ladificultad de este sermn se debe sin duda ala profundidad de esta doctrna; el autor vadando vueltas a todas sus caras para hacerbrillar sus mltiples facetas. Ouiz se deba alhecho de dirigirse a personas que conocenmuy bien los ritos judos, el que se refieracontinuamente a las instituciones judas parasealar cmo iban preparando a Jess y c-mo ste las ha cumplido y superado. En fin.se trata de un escritor cabal, y su texto esuna obra litoraria maestra, pero cuyos proce-dimentos nos resultan desconcertantes.Para guiarnos en lo esencial y ayudarnos asuperar estas dficultades, necestbamos unmaestro. Albert Vanhoye. jesuta, profesordel lnstituto Blblico de Roma. lo es en todoslos sentdos. Su tesis sobre la estructura de

    (+oestq

    la carta a los hebreos ha marcado una fechaen la historia de su nterpretacin. En laactualidad es casi universalmente admitda yha pasado concretamente a la taduccinecumnica de la biblia. Pero este estudo tc-nico no tiene nada de rdo; est al serviciode la intelgencia religiosa del texto. Recuer-do la exposicin que nos hizo en certa oca-sin el padre Vanhoye y cmo, en el curso deuna sesin, me sent realmente deslumbradopor ella. Desde aquel da, la carta a loshebreos se convirt para m en un textoluminso y meditado sin cesar.Gracias a 1. este "sermn sacerdotal",como le gusta llamarlo, que tantas veces hasido juzgado como demasado difcil deentender, se convierte en luz para nuestrocamino. Ojal nos sintamos todos deslum-brados por esa riqueza de Jess, Hijo de Diosy hermano nuestro, que aprendi gracias alsufrmiento lo que cuesta ser hombre ! EnJesucristo, los cristianos, partcipes todosellos de su sacerdocio. tenemos ahora acce-so ante el Padre.

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    I

    1 . "A los hebreos" o "a unos cristianos"Tse preocupa tambin de estimular a la comunidad cristana en la vivencia de su fe. [.a gran novedad que encontra-mos en ella es que le da a C.isto los ttulos de sacerdote yde sumo sacerdote, c(xno no ocure en ningn otro escr-to del Nuevo Testamento. Ms todava, logra una sfntesisvigorosa de la fe crstiana, cantndola en el tema delsacerdocio. Pero de todo esto no nos da la menor idea elttulo de "A los hebreos".Convene sealar que este ttulo tampoco forma partede la obra. Se le ha aadido n tener nngn apoyo expl-cito en el teto. En este puto puede advenirse una claradiferenca con las caftas de san Pablo. Estas llevan ttulosque encuentran su confirmacin en el propio texto. Lacarta titulada "A los glatas", por ejemplo, se dirige des-de luego "a las iglesias de Galacia" (Gl 1, 2) e interpelaa los "nsensatos glatas" (Gl 3, I ). Por el contrario, ennuestra obr se busca en vano una mencin "a loshebreos", ni siquiera de pasada.No se les nombra nunca. Tampoco encontramos enella el nombre de 'judos", tan frecuente en la pluma. dePablo, ni el de "sraelitas", ni alusin alguna a la "crcun-cisin". De hecho, eltexto no @ntiene ninguna designa-

    Primeros contastosUn socilogo italiano ha estudiado recientemente losnombres masculnos y femeninos de la poblacn deBolona. Al exponer los resultados de esta encuesta, el

    cronsta del "Corriere della Sera" sealaba lo molestoque resultaba para una joven llevar un nombre que pare-ce masculino o para un muchacho ser llamado con unnombre aparentemente femenino. Tal era precsamentesu caso y recordaba con humor las muchas peripecasque esto le haba hecho pasar.En el Nuevo Testamento se ha presentado una situa-cn anloga, no ya con una persona, sino con un escrito.Por una serie de circunstancias que ignoramos, unamagnfica pltica sobre el sacerdoco de Cristo ha recib-do el titulo de "A los hebreos", palabras que no corres-ponden ciertamente a su contendo. El efecto ms ordina-rio de esta titulacin poco afortunada ha sido quitarles alos cristianos el inters por esta obra o, al menos, falseardesde el comienzo sus perspectvas.Y es una pena, porque esta predicacn es un verdade-ro tesoro. Encierra unas riquezas doctrnales y espiritua-les inagotables y las presenta con una perfeccin literariapoco comn. No se contenta con ideas tercas, sino que6

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    cin precisa de sus destinatarios. Va dirgdo visiblementea unos cristianos (cf. Heb 3, 14), y a unos crstanos yaantiguos (cf. 5, 12). Pero el autor no ndica ni la regin enque viven, ni su pertenenca tnica. Tampoco habla de loque eran antes de su conversn. No evoca en ningunaparte Ia dferencia entre judosy paganos. La nca reali-dad que llama su atencin es su vocacn cristana, intentando favorecer su desarrollo con todas sus fuezas (cf. 2,3 4:3, 1: 4. 14: 10. 19-25i 12.22-25: 13.7-8). Conesta ocasin, se ve segurcmente llevado a consderar el

    problema de las relacones entre el Antguo Testamento yel Nuevo y, por otra parte, tene que tomar poscin co-tra ciertas tendencias judaizantes que se hacan sentir ensu poca. Ha sido sin duda este aspecto de su obra el queha ocasonado posteriormente la eleccin delttulo tradi-conal. Eleccin poco afortunada, reptmoslo, ya que nocorresponde a la orientacin esencialde la obra. que con-sste en profundizar en la fe en Cristo y en dar un nuevoimpulso a la vda cristana. Por tanto, en vez del ttulo "Alos hebreos", sera ms justo titularla 'Z u nos crstianos".

    all; saludos"; se seguira de esto que esa obra maestrade oratoria debera colocarse en la literatura epistolar allado de las cartas de Madame de Svign? Es evidenteque no. "La epstola" a los hebreos tampoco es una carta.Desde el comienzo (1, 1)hasta el fnal (13. 2O-21), perte-nece al gnero de la predicacin. Es incluso el nicoejemplo que tenemos en el Nuevo Testamento de un tex-to de sermn conseryado ntegramente. En los demscasos se trata siempre de unos trozos de predcacinincorporados a las cartas o de composciones literariasncorporadas a unos relatos.En nuestras bblas, esa predicacin cristiana que llevael ttulo de "A los heeos" est colocada inmedatamen-te detrs de las cartas de san Pablo, ya que la predicacinde la iglesia oriental se las atribua a este apstol. Enefecto, encontramos en ella ms de un punto de contactocon las enseanzas paulinas. Sin embargo, convienehablar en este caso de origen paulino en un sentdoamplio, tal como lo haca ya Orgenes en el siglo lll. "Alos hebreos" no ha sido escrita por san Pablo. La perso-nalidad de su autor, tal como se manifiesta en elvocabu-lario, en el movimento del estilo. en la orientacin delpensamiento, es claramente distnta.

    2. Una carta o un sermn?En general, se completa el ttulo tradicional aadn-dole el ombre de epstola. Se habla de la "epstola a loshebreos" e incluso, para darle ms viveza, de la "catta alos hebreos". Es otra equivocacn. En realdad, "A loshebreos" no es una carta, sino un sermn, alfinaldel cualse ha aaddo una nota de envlo, redactada cuando eltexto de aquel sermn fue enviado a una comunidad leja-na. Esa nota no tiene ms que unas cuantas frases rpi-das. No ocupa ms que los cuatro ltimos versculos deltexto actual (13, 22-25],, a los que hay que aadr unafrase muy corta ('13, 19), nserta inmediatamente antesde la conclusn solemne del sermn (13, 20-21 ). El tonosecillo y familiar de estos pocos versculos {'13,19.22-25) los distngue claramente del conjunto del sermn,

    compuesto como luego veremos segn todas lasreglas del arte oratoro.Si fuera suficiente para cambiar el gnero literaro deu na obra aadirle al final tres frases de saludo, podra jus-tificarse el litulo de "carta a los hebreos". Pero cmosostener semejante opinin? Supongamos que Bossuetenvi a un amigo una copia de su "Oracn fnebre deEnriqueta de lnglaterra", escribiendo en su ltima pgina:"acoged con benevolencia este discurso: ir pronto por

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    OUIEN ES EL AUTOR DE LA CARTA A LOS HEBBEOS?! Es d 8pstol Psblol -No,porque esto carta nos re'rela una perso\slidad dierente.

    PABLOr estilo impehrcso e irregulart le gustan las oposieiones enrgicas' suele situarse en primera Jilaa defrende su autoridad apostlca (Gdl 1, 1.12; 2 Cot 11)* suele usar: "en Cristo", "Cisto Jess", "Jesucristo4uesro Seor" o'huestro Seo Jesucristo"t para citar el A. T. dbe an frecuencia: "la escritura",'bst.i escrttd't nuncq habla de "sacerdote", "sans gqsgjs1", "sqc-docio"

    a Tiene el auior lguna relcin coo el 8pstol Pablo?- S; hay una estrecha relacin en puntos inporta tes:'uerte polmica contru la by:Gdl 2, 16-21; 3, 19-25 Heb 7, 12.16.18-19.28Rom 4, 14-15; 5, 20; 8,3 10, 1.6-9; 13, 9-10r insste cia en la obediencio redertora de Cristo:Rom 5, 19; Flp 2,6 Heb 5, 8-1O; 10, 9-104 forma de aepresar la gbra diyina de Cristo:

    EL AUTOR DE HEBREOS* estilo cuidado y ffanquibr le gustan las ttansiciones suates' se borra deds de su obraa no pretende ser apstol (Heb 2, 3)t no ulilizo es4.s expresiones; compone frr\ulas origna-les para greparar el nombrc de "Jestis" (Heb 2, 9: 3, 1;4, 14;6, 20; 7,22; 12, 2.24).t no tua esas expresioies; de otdinorio usa simplementeel verbo "deci/'I habla constantemente & "sacetdote", "sumo sacerdote", "sacerdocio"

    N. B. Estas obsrvaciones s aptic.r ,1 s.mon (Heb l, l-13, 2l), y noa la nota de envio (Heb Il, 19.22-2t: iste podria s.r dcl astol Pablo.

    * La doctrtna de Hebr!,s sobrc el sactlicio de Crsto (9,l4: 10, 10.12: 13, 12) encuentru su mehr preparacinen Ef 5, 22s (cf. GI 2,20).' Hay en el N. T. 65 wlabras que slo emplean Hebreos ysan Pablo; pot qemplo, "combate", "orgullo", "profe-

    sin d.e e", eE-t La nom de envo habla de Thoteo (Heb 13, 23), que esprobablemente el compaero de Pablo (l Tes 1, 1: etc.).r La notq acaba con un saludo final tpicamente paulin(Heb 13, 25; c. Col 4, 18; I:it 3, 15).

    Col 1, 15-17Flp 2,9; Ef1,2lCol 2, l5; E 1, 21I Cot 15,27; E 1,221 Cot 15,25Heb 1,2-3Heb l,4Heb l,4-14Heb 2,IHeb 10, 13

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    3. Numerosos candidatosHay testimonos antiguos que, con cierta vrclqcin,atribuyer 14 redacci de Hebreos,rs veces al evange-lhta Lucas, otros a Bemab, cristiono de los primerostiempos (Hech 4, 36) y lueso compaero de Pablo (Hech

    9, 27 ; 1 1, 2 2 -30 ; 1 3 -1 5 ; Gdl 2), y otras incluso a Clcnen-te romano (Flp 4, 3?). Cada una de estas candldaturashs e contrado sbogados recientemente, sobre todo la deBernab. Pero ninguna ho logrado imponerse.En su lugar se ha propueslo el nombre de Silas o Silva-no (Hech 15,22), compaero de Pablo (Hech 15,40-18,5; 1 Tes 1, 1; 2 Tes 1, 1;2 Cor 1, 19) y secretario dePedro Q Pe 5, 12), e incluso el del mismo Pedro y los deJudas, hernuno de Sanliago, del que se corserua una bre-ye carta, de Felipe, "um dc bs sietd' (Hech 6, 5; 8; 21,8), de Priscila, esposa dc Aquilo (Rom 16,3-5; Hech 16),de Apolo (1 Cor 1, 12; 3, 44, 22; 16, 12: .rit 3, 13), deAristiL, discwlo dcl Seor, segn Papas. Ultimamentese ha llegado a sugerb que la docfiina de Hebreos procedc de Mara, la madre de less.Todo esto quiere decir que su identilicacin resulta

    3. El sermn sacerdotalleniendo en cuenta todo lo dicho. sera deseable enprincipio cambiar el nombre de "carta a los hebreos", yaque el ttulo actual no hace ms que mantener el estadode confusn. Como sealaba Lln profesor con cierto buen

    humor, se puede proponer de la "carta de san Pablo a loshebreos" una presentacin en tres pulos: 1)no es unacarta; 2) no es de san Pablor3) no se dirige a los hebreos.Por consiguiente, sera preferible llamarla "predcacinsobre el sacerdocio de Cristo" o. ms brevemente,"sermn sacerdotal". lo mismo que se habla de "la ora-cin sacerdotal de Jess" para designar el capitulo 17 delevangelio de san Juan.

    fluy problemdtica. La descripcin qw nos hace Lucas deApolo en Hech lE,24-28 correspnde co bastante exac-titud a l.a idea que podemos foarnos del autot deHebreos al leer su obra: ortgen judo, educacin en unagron ciudad helenstica como Alqjandra, conocimientoprofundo del Anngua Testamento, gran talenlo pars lopredi@cin, cristianisDto de inspiracin paulina. Pero6to no basta paru demosffar que Apolo sea dectivatnenteel outor de Hebreos, ya que todos estos rasgos puedenenconlrarse igualr\ente en otos hombres apostlias dela poco. Por tanto, hemos de resignarnos a la incerti-dumbre.Tampoco se cotmce fecha en que fue compuest esteserrtn sacerdotal ni los lugares en queue pronunciado oa los que se e vi. Sot muy vatiodos las opiniones en estesentido. Parece probable ww lecha algo antefior al ao70, en quefue tomada la ciudad de Jerusaln y que dcs-truido el tempb. Et efecto, el outor describe la liturgiadel tamplo como todtes actual (1O, I -i.11), aunqw alir-nw que estd dstinada a desaparecer (9, 10).

    Pero si ya para una persona resulta bastante enoiosotener qe modifcar su nombre y sus apellidos debida-mente inscritos en el registro civl. todava es ms difcilrealizar rna operacin de este gnero en el caso de unescrito cuyo ttulo est afincado en una tradicin de hace.asi veinte siqlos. Por tanto, tendremos que resignarnosal stafu quo. i"Epstola a los hebreos" seguir siendo elttrlo oficial del sermn sacerdotal y habr que continuarhahlando incluso de la "carta" a los hebreos. para darlemayor viveza a la expresn! El nco cambio que podra-mos esperar que se introdjera -y que yo recomiendocalurosamente a los lectores de estas pginas- es un

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    cambo de nterpretaci. La expresn "carta a loshebreos" no debera ya comprenderse como un ttulo sig-nficativo, sino como un nombre propo desprovisto designifcado. Expliqumonos: cuando una palabra se utilizacomo nombre propio de una persona, por ejemplo elnombre de seor Calvo, no hemos de prestar atencin asu sentido; su nco valor es el de ser una "referencia" ala persona desgnada con esa palabra. El seor Calvopuede muy bien tener una hermosa cabellera, pero estono le mpide llamarse Calvo. De manera semejante. con-vendra que "carta a los hebreos" se convirtiera paranosotros Simplemente en un nombre propio. en una ape-lacin convencional para designar uno de los escritos del

    Sugsencias para un trabao en equpoDeterminar el gnero literaio de Heb l, 11 3, 21.

    1 . Comparar su comienzo {Heb 1, 1 4) con elcomienzo de cualquier otra caa de sanPablo.Au elementos estn normalmente prc-sentes en el comienzo de una cafta? Seencuentran en Heb l,l-4?-Tenen que encontrarse esos elementosen el comienzo de un discutso?Es un buen comienzo para un dscurso eltexto de Heb 1 . 14? El estlo es famlar osolemne? Se preparcn los temas delsemn en estas palabras ncales?2. Analz la frase de Heb 13.20-21.

    - Estilo familiar o solemne? Se recogen lostemas del sermn? Tene el aspecto deuna conclusn?3. Examinar el desarrollo de Heb t, 5-13, 18.Se encuentra un solo eemento que seacaracte stco de una carta?a Dce alguna vez el autor que estescrbendo7 (comprese Gl l, 2O; 1 Cor4, 14; Rom 15. l5; etc.l.

    Nuevo Testamento, sin definir ni mucho menos su gneroliterario ni su contenido. Para faciltar este cambo deinterpretacin, recordaremos ordinaramente esta frmu-la y en vez de hablar de "la carta a los hebreos", diremossimplemente Hereos. Para nosotros. Hebeos es el norn,bre propio de un escrto que conocemos, escrto que noes ni una carta, ni va dirigido a los hebreos, sino quees un esplndido sermn drigido a unos cristanos delsiglo l.Despus de habernos desprendido de estas falsasperspectivas, podemos partr con nuevo ardor hacia eldescubrimento de este escrito inspirado.

    a O bien dce que est hablando? (Heb2. 5; 5. I l: etc.)a Su forma de exprcsarce demuestra aveces que no est presente entrc las personas a las que se dirge? lcomprese conG14,2O; I Cor 5,3;2 Cor 12, l4;Rom l,lO-14; 15, 22-25...).a Habla de notcas que haya recbdo?(cf. I Tes 3,6; I Cor 1,ll:5, l; etc.).a Da noticas de algo? (cf. I Tes 2,8; ICor 16. 5-9;2 Cor l.8: et .Un texto como 5, 1 I -6, I 2, que pasa brus-camente de la severidad (5, 11-12) a lasfelicitaciones 16,9-lO), no est ms en susito en un dscutso (efecto orctoro) que enuna carta?- La composcn del conunto cofiespondea la de una carta (agldad, espootanedad)o a la de un sermn (estructura slida yorgnica)?N. B. Despus de haber estudiaclo estas cuestiones,puede consltrse A. Vanhoye. Situation du Chrst,Hbreux 1 e 2 (Col. Lecto Divina). Cerf. Parls, 1969,9-26

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    ltEl problemadel sacerdocio

    La interesate orginalidad del autor de Hebreos con-siste en ser el nico de todo el Nuevo Testamento queafirma explcitamente el sacerdoco de Cristo. Comohemos dicho, san Pablo no toca nunca este tema; nohabla ni una sola vez de curas, ni de sacerdocio, ni desumo sacerdote. Cuando los evangelios emplean el tltulode sacerdote o de sumo sacerdote, lo hacen siempre paradesgnar a los sacerdotes iudos, pero nunca para sealara Jess Algo parecido es lo que ocurre con lo Hechosde los apstoles, co la nca excepcin de que en ellosse utiliza en cierta ocasin el titulo de sacerdote paradesignar a un sacerdote pagano (Hech 14, 13). Por elcontrario, el alo de Hebreos no vacila en designar alpropio Jess como "sacerdote" y "sumo sacerdote"; invi-ta a sus oyentes a "considerar al apstol y sumo sacerdo-te de nuestra fe, a Jess ' (Heb 3, 1 ; cf 4, 14 1 5; 5, 1 o;6, 20; etc.) y presenta Ia afirmacn del sacerdocio de

    Cristo como el "punto capital" de su enseanza (8, 1)Semejante contraste tene motvos para extraarnos.Cmo es posible que una doctrina ignorada por sanPablo y por los evangelistas se presente como un "puntocapital" en otro escrito inspirado? Cmo explicar estelargo perodo incial de omisin y luego semejante inss-tencia en la innovacin?Si queremos comprender el proceso que siguieron losprimeros cristianos en este terreno, hemos de esforzarnosante todo en averiguar sus bases de partida, y esto supo-ne que renunciemos por unos momentos a nuestra formaactual de comprendr las palabras "sacerdote" y "sacer-docio". El esfuerzo que realicemos nos ser tl por otraparte para clarificar nuestras propias posiciones. Nosayudar a desprendernos de confusiones demasado fre-cuentes y a captar mejor las diferencias que exsten entreel sacerdocio de Cristo y el sacerdoco antiguo.

    t1

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    1. El sacerdocio antiguoCuando se habla de sacerdote y de sacerdocio, loscatlcos piensan espontneamente en los curas de susparroquias y en su ministerio. Sabemos muy bien quetodos los cristianos participan de una cierta forma desacerdocio, tal como nos lo ha recordado el Vaticano ll.Sabemos igualmente que. Cristo posee la perfeccin delsacerdocio y que existe una misa votiva de "Crsto sumoy eterno sacerdote". Nos cuesta trabajo darnos cuenta deque nuestra mentalidad en todos estos puntos est muylejos de la de los crstanos de los primeros tiempos.Estos, cuando se les hablaba del sacerdote y del sacer-doco, pensaban espontneamente en los sacerdotesjudos y en la nmolacin de los animales.en el templo deJerusaln. Podan pensar tambin en los sacerdotespaganos y en los anmales nmolados en los templos delos dolos. No se les ocurra entonces ni mucho menos

    poner en esa misma categora al Seor Jess, ni tampocoa los apstoles de Jess. Lo que resaltaba a sus ojos erams bien la diferencia que haba en ambos casos.a) Sacerdoco y relaciones ntorpersonales

    Las atribuciones de los sacerdotes judos no carecande variedad. Se podra hacer de ellas una enumeracinmuy pintoresca, que ra desde los sacrficos rtuales (Lev'1-9; 16) hasta el control sanitario (Lev l3-14), pasandopor la misin de echar suertes (Dt 33,8; I Sam 14,36-42: 23, 9-12: etc.), ciertas atribucones jurdcas (porejemplo, Nm 5, 1 1-31), la enseanza de las decsionesdivnas (Dt 33, 9- 1O; 3 1, 9.26) y las bendicones en nom-bre de Dios lNm 6, 22-27; Sir 45, 15). por otra parte,.estas atribuciones han do tomando formas muy diversascon el corre de los siglos.Pero si por encima de esta diversidad intentamos cap'tar el motivo ms profundo de la institucin sacerdotal,12

    descubrimos que se trata de una cuesdn de relacionesentre las personas- Mucho mei)r que la f losofa griega, larevelacin bblca nos hace tomar concencia de la impor-tancia fundamental que tbnen las relaciones interperso-nales para la existencia humana- En es:o va de acuerdoperfectamente Gor una co.riete mponante del pensa-miento modemo y de las cerrcias del hombre, que insis-ten en este punto. l.o erite el horbre aislado. Un niono se desarrolla @rK, peEolna humana ms que graciasa toda una red de relaciqres con las dems personas. Enel encuentro co el qtro es doode la persona se despertay empeza a crecer. [ cooq.jista progresva del mundoexterior no es posible rrs qe con el establecmento dem ltiples formas de rdacir.Es interpersonales.Pues bien, entre las relacimes contitutivas de la per-sona humana hay una qre es redmefie fundamental,aun cuando no se tenga da-a concenca de ella. Lasdems relacones no afuctan ms que a algn que otrosector de la existencja y se stan en niveles variables,pero sta se sta en lo rs profundo del ser y tene unaertensin universal- Condcina *rns a todas las otrasrelaciones. Se trata de la relacirn qt Oos. El hombre esun ser llamado a efrtrar en relacitn con Dios y no haynada tan importante para l cqno h .espuesta que da aesta vocaci. En sr esfrEzo por llegar a una existencaverdaderamete humana, los hombres han reconocidodesde los tiempoG irrnenoriales ese rasgo esencal de susituacin.Pero ante esta comprobaciin soo posibles tres actitu-des. La prm.a es completamente negativa; una repulsade la dimensin religiosa de h existencia que, para sertodava ms adcal, llega incluso a negar la existenca deDios (cf. Sal 1 4, I ; Rm 1 , 21 ). Es una solucin smple enaparienca, pero que conduce a un desastre defnitvo {cf.Bom 1, 18-32).

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    La segunda actitud. aparentemente positva, es en rea-lidad otra forma de repulsa. Se trata del indivdualismorelgioso. Uno se abre tericamente a la relacin conDos, pero pretende restringirla a los lmites de la vidapscolgca individual, impidiendo que desborde en losotros sectores de la exstencia. Es una actitud incoheren-te (cf. 1 Jn 4. 2O): la relacn con Dos no puede serautntica ms que cuando es acogida como fundamental,esto es, como la relacn que sostiene y orienta todas lasdems relacones, extendiendo su influenca decisiva atodas las dimensioes de la existencia.Por consguente, hay que aceptar una tercera solu-cn, que evite a la vez "el drama del humanismo ateo" yel ahogo del ndvdualismo religioso, una solucin quecorresponda plenamente a la vocacin humana, abrendola exstencia entera de los hombres a la relacin vivifcan-te con Dos. A esta exigencia es a la que quiere responderla institucin del sacerdoco. Efectivamente, el sacerdotees un hombre que tiene Ia responsabilidad social de lasrelaciones con Dios; est al servcio del grupo en su con-junto -y consiguentemente al servcio de cada uno delos miembros del grupo- para todo aquello que toca a lasrelacones con Dios. En otras palabras, tiene un papel demeddr.b) Sacerdocio y culto ritual

    Los pueblos a'ntiguos, y particularmente el pueblo delsrael, comprenderon muy bien la dificultad de semejan-te empresa. Tuvieron el sentmento agudo de Ia enormedstancia que separa al hombre de Dios. Cmo podra unser dbil y miserable ponerse en contacto con el ser tresveces santo, "fuego devorador" lDl 4,24: Heb 12, 291?Cuando Dos se manifiesta, ei hombre se siente nvadidode pnico (cf. ls 6, 5; Ex 20, 18-19). La luz fulgurate deDos es demasiado fuerte para sus ojos enfermos; lagenerosidad apasionada de Dios consttuye para l unaexgenca nsostenible. Entre la exuberancia de la vda deDios y la fragilidad de su propia existencia, el hombre vs-lumbra una diferencia tremenda de densidad y reconoceque la relacin con Dios no es posible para l sin una.transformacin radical de su ser, transformacin que con-cibe como un paso del nivel profano al nvel sagrado.Dios es santo; para poder entrar sin perjucio ni daoalguno en relacin con l se impone una condicin preva:impregnarse uno mismo de santdad, gracas a una "con-saqraciir".

    La solucin propuesta por elculto antiguo para satisfa-cer a esta exigencia era na solucin /'fual. consistenteen un sistema de separacones rituales.El pueblo no tiene la santidad requerida para acercarsea Dios. S intentase hacerlo, perecera (cf. Ex 19, l2; 33,3). Por consiguiente, pone aparte a'una trbu, que estarconsagrada al servicio de Dios; en esa tribu se pone apar-te a ua famla, que recbir una consagracin particular;en esa familia se escoger al sacerdote. encargado deasegurar las buenas relaciones entre el pueblo y Dios. Elsacerdote queda separado del mundo terreno por mediode una consaqracin que lo traslada a la esfera de lo

    6-.l o*sttr) :: -::--;4 BIBLIOTECA\n

    -:-.tot (\.N,y'

    sE 0FRECE LA SANGRE 0 LAVIOA?El uso de la sangre en los srcficlos t la insistenciade bs hebteos en la sargre suelen resultomos extmos.Conviene recordar que para la biblia "la sangre es lavidd' . En los sacrificios no se ofrece la vctima (que noes mds que un caiver), sino la "sangre caliente" o'lidla" , esto es, lo vida de la vctima. Si adquirisemosla costumbre de sustituir mentalmente la palabra"sangr' por la exprcstn de 'lida ofrecidd', uuchosExtos bblicos dqjaran de parecemos curiosos oextraos y se nos lwran tre cndanente ewcadores,

    E. CHARPENaTER

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    sagrado. Esta consagracin se nos describe con detalleen los lbros del Exodo y del Levitco (Ex 29: Lev 9): unbao ritual para purificar de los contactos profanos, unauncin que lo impregna de santdad, unas vestidurasespeciales que expresan su pertenencia al mundo sagra-do, unos sacrificios de consagracin. La "santidad" quese le ha conferido de ese modo tendr que mantenerseluego cuidadosamente; habr unos preceptos severosque oblgarn al sacerdote a evitar todo cuanto puderadevolverlo al nivel profano (Lev 21). Si llegara a infringiresos preceptos, ya no le sera posible acercarse a Dos.Por otra parte, su encuentro con Dios est sometido aotras nuevas condciones. No se encuentra a Dios encualquer sitio, sino solamente en un lugar santo. Tam-bin en este caso se trata de separacin. El lugar santo esun ospacio reservado al culto, prohbido al pblico. Paraentrar en el lugar santo, el sacerdote tene que acomodar-se a un ritual, que le prescribe realizar unas ceremoniassagradas en determinados tiempos sagrados; la ms sig-nificalva de esas ceremonias es el "sacrificio".Tambin en este caso tenemos que hacer un esfuerzopara desprendernos del sentido que les damos ordinara-mente a las palabras. Para nosotros, "sacrificio" equivalea "privacin", pero el sentido antiguo de esta palabra estotalmente distinto. Expresa. no ya una privacin, sinouna transformacn. "Sacr-fcar" significa hacer sagrado,lo mismo que 'puri-ficar" sgnfca hacer puro y "paci-ficar" hacer la paz. EI sacrfcio es un acto ritual que hacepasar una ofrenda del mundo profano al mundo sagrado.Por qu tiene que presentar sacrfcios el sacerdote?Porque le es imposible a l mismo pasar enteramente almundo divino. A pesar de las ceremonias de su consagra-cin, sigue siendo un hombre terreno. Por consguente,no tiene ms remedio que elegir a otro ser vvo, que seacapaz de dar ese paso en su lugar. El rtual le prescrbeelegir a un determnado animal, cuidando de que no ten-ga defecto alguno. Ese anmal quedar totalmente sus-trado del mundo profano, ya que ser nmolado y ofreci-do sobre el altar del templo. Consumido por el fuego,subr hasta el cielo transformndose en humareda (cf.Gn 8, 20-21: Lev 1 , 9.1 7; etc.). o bien -un nuevo sm-bolo- su sangre ser como lanzada hasta el trono deDios (Lev 16, 14.'15).Este es el punto culmnante de la empresa de media-cin, tal como la conceba el culto antiguo. Como fclmente se ve, se lrata de un intento de consagracin cadavez ms total, que se realiza por medio de una serie pro-14

    gresiva de separacones rituales. El sacerdote quedaseparado del pueblo a fin de reservarse para el culto;del'ael espacio profano para entrar en el lugar santo; abando-na Ias actvidades profanas para llevar a cabo las ceremo-nias sagradas; sus ofrendas sacrificales se separan de lavida terrena para que pedan subir hasta Dios.Despus de este movimiento ascendente de separa-cones sucesivas, se espera evidentemente un movimien-to descendente de favores divinos. S el sacrificio es dig-no de Dos, la vctima le ser agradable. El sacerdote quela ha ofrecido podr entrar en contacto con Dios y verescuchadas sus plegarias, El pueblo representado por elsacerdote se encontrar, por su medacin, en buenasrelaciones con Dios y obtendr las gracias que deseaba:a) el perdn de las faltas y el fin de las calamidades quepor ellas padeca; b) las nstrucciones divinas que le per-mtirn encontrar el camino recto a travs de las perpleji-dades de la existenca; c) las bendiciones divinas, esto es,la aplicacn a todos los sectores de la existencia de lainfluencia bienhechora que produce la relacin positivacon Dios.Llegamos de esta forma al sguente esquema, en elque encuentran su lugar y adquieren su sentido todas lasatribuciones del sacerdocio:Esquema de ls mcdiacto! .acctdot8l tnligu

    2. Elc.nto ccrtdel sacsrdote es admitido.r/ q la morada de Dios \/.\

    ,/^"o,* \ssc.rd.nt ! 3. El.mentgserie ascetrdeote de s@ara-ciones ritules, cuya cirBa asla ofiada quc el sacsdotehace a Dios de un aiEa.linmolado.delccDda aSel sacerdotc tansmite l pue-blo los dodes de Dios (pgrdr,iostrucciones, bendiciories).

    El buen funcionamiento de este esquema dependeenteramente, como es fcilde comprender. de la efcaciade su fase ascendente. Por consguente, todo se basa endefnitva en el sistema de las separaciones rituaies quehemos sealado. Por eso precisamente los judos le con-cedan la mayor importancia. Las infracciones a este sis-tema eran castigadas con pena de muerte (cf. Nm l, 51 ;3. 1 0.38; Hech 21,27-31).

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    2. Jess y el sacerdocio antiguoEntre la institucin sacerdotal antigua, tal como aca-bamos de describirla, y la existencia humana de Jess,qu relaciones podan encontrar los primeros crstanos?

    A primera vista, nnguna. Jess no perteneca a esa inst-tucin; su minstero no se encontraba inserto en ella y supropia muene lo haba alejado de ese mundo sacerdotal.a) A propsto de /a percona de Jesits, se haban plan-teado muchas cuestiones. Se hablan preguntado qunera aquel hombre y se habfan propuesto varias respues-tas, unas veces favorables y otras hostiles: "es un profe-ta", "un poseso", "el mesas", "un seductor"... Resultasignificativo que a nadie se le ocurriera desgnar a Jesscomo sacerdote; pero no hay nada de extrao en estehecho. Estaba demasiado claro que Jess no era sacer-dote segn la ley iuda. Efectivamente, no perteneca auna familia de sacerdotes o de sumos sacerdotes, nsiquiera a la tribu escogda para elservicio del culto. En lasere ascendente de separacones rituales, Jess seencontraba en el escaln ms bajo, el del pueblo.b) Jess no pretendi nunca ejercer ninguna de lasfuncones de l! sacerdotes judfos. Su mnsteio r\o fuesacerdotal, en el sentido antguo de la palabra. Su activi-dad continuaba ms bien la de los profetas, que procla-maban la palabra de Dios y anuncaban la intervencinprxma de Dios. Convene sealar a este propsito quecon frecuenca se haba manifestado una fuerte tensinenlre la predicacn de los profetas y la institucin sacer-dotal antigua. La institucin corra el peligro de imaginar-se que para estar en regla con Dios era sufciente el cum-plimiento erterior de los ritos y la observancia de lasseparaciones requerdas. Los profetas se rebelaban con-tra este formalismo y exigan una verdadera docilidadpara con Dios en la existencia concreta, especialmente enla vida socal y poltica. Jess se stu claramente en lalnea de esta tradicn proftica. Los evangelios nos ofrecen el testimonio de una accin sstemtica emprendidapor Jess contra la concepcn rtual de la relgn.Demostraba que le conceda muy poca imponancia a laspreocupacones por la pureza ritual (Mt g, 10-13; 1 5, 1 -2O y paralelos); se negaba a conceder un valor absoluto ala regia del descanso sagrado, el da del sbado (Mt 12,

    1-13; Jn 5, 16 1 8; 9, 1 6). Rechazaba la manera antiguade comprender la santficacin. En el evangelio de l\ateo,Jess opone por dos veces a sus adversarios la palabrade Dios proclamada por el profeta Oseas: "Ouiero lamsericordia y no el sacrficio" (Os 6, 6; Mt 9. 13:12,7\.De esta forma se enfrenta con el sistema de las separa-ciones rituales, cuya cima, como hemos dicho, est cons-tituida por la ofrenda del 'sacrifcio", y escoge la orenta-cn contraria, la que intenta honrar a Dos propagando lamsericorda que procede de 1. En vez de una santfica-cin obtenida separndose de los dems, propone unasantificacin obtenda mediante la acogida del prjimo.Oueda abolida la preocupacin por la pureza rtual paradejar sito a un dinamsmo de reconcilacin y de comu-nn. En vez de multiplicar las barreras, se trata ms bende suprimrlas.

    c) As, pues, el ministerio de Jess haba tomado unadireccin contraria a la del sacerdocio antiguo. Pero nose dio finalmente una marcha atrs? No ejerci Jess elsacerdocio en su muerte? No constituye la muerte deCristo una ofrenda sacerdotal, un "sacrificio"? Noshemos acostumbrado a responder afirmativamente aestas preguntas y no estamos equivocados al hacerlo as,pero quiz no nos demos cuenta de toda la complejidadde esta situacin. Para no ser simplstas, la respuestaafirmativa tiene que llegar hasta el fondo de una reflexinque comienza con una postura negativa. Hay que comen-zar por reconocer que la muerte de Jess no fue un sacri-ficio en el sentido antiguo de la palabra, que era un senti-do ritual. Segn la concepcin antigua, el sacrifico noconsista en la matanza de una vctima. ni mucho menosen sus sufrmientos, sino en unos ritos de ofrecimientorealizados en el lugar santo. Pues bien, la muerte de Cris-to no tuvo lugar en el templo ni tuvo nada que ver conuna ceremonia litrgica. Fue todo lo contrario: la elecu-cin de un condenado. Entre la ejecucin de un condena-do y el cumplimiento de un sacrificio rtual, los israelitas-y por consiguente los primeros cristanos perciban uncontraste total. Los ritos del sacrificio constituan un actosolemne, un acto de glorificacn, de santificacin, queuna con Dios v era una fuente de bendciones. La muerte

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    sufrida por un condenado, por el contraro, se vea nosolamente como el peor de los castigos, sino tambincomo una "execracin", como lo contrario de una "con-sagracin". Apartado del pueblo de Dios {cf. Nm 15,3O), el condenado era una persona maldita y fuente demaldicn (Dt 21,23: G!3, '13). En el caso de Jess, lacondenacn era evidentemente injusta y el aconteci-mento reciba, desde su interior, un signfcado totalmen-te distinto; pero no por ello se converta en un acto ritualni constitua por tanto un "sacrificio" en el sentido ant-guo de la palabra. Se trataba ms ben, por parte deJess, de un acto de "misericordia" llevado hasta elextremo;Jess lleg hasta "dar su vida eomo rescate porla multtud" (Mc 1O, 45). Muri "por nuestros pecados"(1 Cor 15,3; Rom 5,6-8). Este acto de misericordia

    corresponda a los deseos de Dios, que quera "la mse -cordia y no el sacrfco" (Mt 9, 13; cf. Mc 12, 33).Lejos de reducr la distancia entre Jess y el sacerdo-cio antguo, el acontecimento que tuvo lugar en el calva-rio la aument todava ms.Todas estas observacones nos ofrecen la respuesta auna de las cuestones que plantebamos; nos dan a com-prender por qu en los primeros tiempos de la iglesia nose le ocurri a nade aplcar a Cristo los ttulos de sacer-dote y de sumo sacerdote, ni atribuirle el sacerdocio. Ellargo perodo inicial de omisin se explica por tanto fcil-mente: no hay nada aparentemente, n en la persona deJess, ni en su ministerio, ni siquiera en su muene, quecorresponda a la imagen que entonces tenan de lo queera el sacerdocio.

    semejante? No poda bastar um respuesta evasva, yaque estas cuestiones ponan en juego una pretensn fun-damental de la fe cristiana. Esta proclamaba y sigue pro-clamando que Cristo cumpl las escrituras, que realizcon toda perfeccin los designic de Dios anunciados enel Antguo Testamento. Pero cmo sostener esta afrrma-cn si el misterio de Cristo quedaba completamente des-provisto de la dimensin sacerdotal, que ocupa un lugartan amplio en el Antguo Testamento?

    a) Cuando se lee el Antiguo Testamento, no es pos-ble dejar de constatar en l la mportanca de la institu-cin sacerdotal. Una gran parte de la ley de Moss serefiere a la organzacin del culto y del sacerdoco (Ex 25-31 ; 3 5-4O; Lev 'l- 1O; 1 6-1 7; 21-24: Nm 3-4; 8; 1 5- 1 9;

    3. La cuestin del cumplmientode las escrturasDicho esto, tenemos que darnos ahora cuenta delcambio que tuvo lugar a continuacn. Por qu no semantuvo esa omisin indefindamente? Por qu se in-trodujo el tema del sacerdoco en la expresin de la fecristiana? Se trata de una adicin supellua?, de unanfdeldad al mensaje prmtvo? O se trata de una pro-fundizacin autntica de la fe? La respuesta no plantea

    dudas de nngn gnero: se trata de una profundizacnautntica, que hizo necesaria una cuestin ineludible.En efecto, normal al princpio, esa omisin no podaprolongarse sin crear seios problemas. Provocaba inte-rrogantes que cedan en desventaja de la fe cristiana.Era acaso una religin sin sacerdocio la que esta fentroduca7 Formaban los crlstianos una comunidad queprescinda del sacerdote? Era admisible una situacin'16

    'lEES'+-ri uuorr-c-i'2-

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    etctera). En los libros histricos se observa que lainfluencia del smo sacerdote fue aumentando continua-mente. Despus del desterro, acab convirtindose en elnico jefe de la nacin, acumulando en su persona laautordad religiosa y el poder poltico (cf. Sk 50, I -4). Enel siglo ll a. C., fue una famla de sacerdotes la quefoment y dirigi la insurreccin contra los selucidas y elmotivo determnante fue tambin un motivo sacerdotal:no era posible aceptar la profanacin del templo por lospaganos; haba que restaurar a toda costa el culto delverdadero Dos (1 Mac1-2;4,36-59) El xitodelainsu-rreccin llev al poder a aquella famila de sacerdotes ydio una nueva confirmacin de la importanca del sacer-doco. En tiempos de Jess, el sumo sacerdote seguasiendo Ia autoridad suprema de la nacn: presida lasasambleas del sanedrn, que los romanos reconocancomo poder local.b) Esta stuacin histrica encerraba tambin sin dudaalguna certos aspectos oscuros. Las manpulacones dealgunos sumos sacerdotes ambiciosos y sin escrpuloshaban suscitado amargas protestas (cf.2 Mac 4); pero loque no poda ponerse en discusin era la nstitucn divi-na del sacerdocio, ya que sta se vea apoyada no solamente por la ley de Moiss, sino incluso pot los profetas,a pesar de que stos no se abstuvieron de crticar con fre-cuencia a los sacerdotes y su culto (cf. Os 5, 1 ; 8, 13;Am5. 21-25i Ml 2. 1-9i ls 1 , I O-1 6; Jer 2, 8). Jeremas, poreiemplo, que haba llegado en su audacia a predecir ladestruccn deltemplo {Jer 7, 12-14), no haba dejado deanuncar de parte de Dios que iams le faltaran suceso-res a los sacerdotes levticos para ofrecer los sacrificiosOer 33, 18). Y el Sircida recordaba con nsistencia queel sacerdocio de Aarn estaba garantizado por un pactoeterno {Sir 45, 7 .15.24-25).De todo esto se segua que cuando se evocaba el cum-plimeoto de los designios de Dios prometidos para los

    tempos del mesas, se inclua en ellos una renovacin delsacerdocio fMl 3. 3). Se conservan varios escritos judosdel sglo I a. C. que demuestran cmo se esperaba enaquella poca a un sacerdote de los ltmos tiempos. Lomanuscrtos de Qumrn en partcular nos ofrecen variostextos que hablan claramente en este sentdo. Era unaespera normal, ya que para mefecer su nombre el cumpli-mento final no poda dejar de lado nnguno de los ele-mentos esenciales del proyecto de Dios. Y la mediacin

    sacerdotal se presentaba con toda evidencia como unode esos elementos esenciales.c) As, pues, a los cristianos se les planteaba unacuestin por el hecho mismo de afirmar que habanencontrado en Jesucrsto el ms acabado cumplimientode los desqnios de Dos. Y era sta una cuestn sumamente grave e ineludible: e/ camplimiento llevado a cabo

    por Jesucristo encerraba, s o no, una dimensin sacerdotal?S a esta cuestin se le daba una respuesta negatva,la posicn cristana corra el sero peligro de no poder yadefenderse. Pero, cmo dar una respuesta positva des-pus de todo lo que diimos anteriormente? No resllta-ba imposble una respuesta afirmativa. dada la ausenciade relaciones -mejor dcho, la oposicn que hemoscomprobado entre la existencia de Jess y el sacerdocioantiguo? Y un intento de innovacin en este punto nopresentaba graves problemas para la fe cristiana, quehabra quedado entonces desnaturalzada ?Entre la espada y la pared, la stuacin no parecatener salda alguna. De hecho, exista una solucin, peropara encontrarla era menester llegar hasta elfondo de lascosas. Y eso fue lo que hizo el autor de Hebreos, a la luzde su fe.En vez de detenerse en las prescripciones rtuales delculto antguo, someti ese culto a un anlisis rguroso,dejndose guiar por la propia biblia. Este anlisis le lleva distinguir en el culto antguo entre el proyecto fundamental y su actuacin concreta. El proyecto era vlido,sin duda alguna, pero la actuacin revelaba su nsuficien-ca, teniendo en cuenta la incapacidad humana;el mismoAntiguo Testamento daba testmonio de ello.El autor aplic adems al misterio de Cristo un esfuer-zo anlogo de reflexin. Pasando por encima de las cir-cunstancas descocertantes, dirg su atencin a la realidad profunda de los acontecmientos y descubri queCrsto haba asumdo el proyecto fundamental del sacer-docio y lo haba llevado a buen fin.Este doble esfue12o de reflexin supona evidentemen-te un cambo de mentaldad en muchos puntos. Era preciso abandonar la imagen antigua del sacerdocio para dejarsito a una concepcin ms empapada de realdad. Porotra parte, ciertos aspectos del msterio de Cristo queda-ban luminados y realzados de una forma nueva.Para ser justos, hemos de reconocer que el autor deHebreos o parti de cero. En la catequesis evanglica,

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    JESUS SACERDOTE PARA LUCAS?Hebreos es el nco texto del Nuevo Testatnento quedesatolla una teologa de .less sumo sacerd.ote. Noobstante, pueden encontrdrse alguwrs alasiones a estetema en el erangelio de Lucas, que pot oa parte presenla algunas olinidades co? Hebreos.Es curioso observar cmo el tetcer evangelio acabacon una visin de Crsto bendiciendo a sus apstoles:"levantando los manos, los bendo; y ienas losbendeca ..." (Lc 24,50-51). La actitud de Cisto esaqu la del sumo sacerdote que bendce al pueblo. Laencontramos dos veces en el Antguo Testamento: l0

    prmerq wz despus de la consagracn del sumosacerdote (Lev 9, 22-24), y la segunda al Jinal de laliturga de la expiacn (Sir 50, 20). Este texto deLucas forma una inclusn con el comienzo de suerongelio, que comienza con una liturga sn acabar,.t'a que el sacerdote Zacaras, al quedarse sin habla,no puede bendecir al pueblo; en el momento en quecesa cierLa forma de presenca con sus discpulos (as-cernin), el sumo sacerdote Jess acaba esa liturgacofi su bendicn sobre ellos-En otro lugar, Lucas nos muestra al cimo leprosoque, despus de marcharse cofi sus cofipaelos det1ottutlo a que los sacerdotes compruebefi su cura-cn, se da media vueLa para regresat a Jess. Quetr acaso Lucas nsinuar de este modo que aquelsanartano presinti que el verdadero "sacerdote" noestaba en el templo, sino que era Jess?E. CHARPENTIER

    en la predicacin apostlica y en la vida de la comunidadcristiana haba ya varios elementos que servan para pre parar el camino. El ms importante, desde luego, era lafrase que habia pronnciado Jess durante la ltima cenasobre la copa de vino, cuando aflrm el establecimentode una alianza ert su sangre, evocando de este modo unsacrifco de alanza (Mt 26, 28 y Mc 14,24: Lc 22,20 yI Cor 1 1, 25). Con ello se sugera una relacin inespera-da entre la muerte de Jess y el sacrficio rtual realzadopor Moiss en el Sina (Ex 24, 6-8). La asamblea cristianase reuna regularmente para revivr esta "cena del Seor"(1 Cor 1 1, 2O) y escuchar de nuevo aquellas palabras. Secomprende entonces que san Pablo tuvera la dea deponer en oposcin -y por tanto en paralelismo- lacomunn eucarstica y la participacin e los sacrficosrituales paganos (1 Cor 1O, 14-221. Por otra parte, lafecha de la ejecucn de Jess sugera otra relacin, indi-cada discretamente por los evangelistas y expresada contoda claridad por san Pablo: "Ha sido imolado Crsto,nuesta pascua" (1 Cor 5,7). De esta manera, Crsto erapresentado como una vctima ofrecida en sacrificio. Mstarde, otro texto paulino, recogiendo la frmula no sacrifi-cial de Gl 2.20."Me arn6y se entreg por m", la com-plet stundola en una perspectiva sacrficial: "Cristonos am y se entreg por nosotros en ofrcnda y sacrificoa Dios..." lEf 5, 2l,.Estas primeras dicaciones. a las que podramos aa-dir algunas ms, no carecan de valor. pero o acababande consttur una respuesta sficnte. ya que no afrontaban con toda claridad el problema delsacerdoco: lenanlos cristianos un sacerdote? Ni tampoco sealaban qucambios se necestaban en la foma de comprender elsacerdocio y el sacrificio par que esas nociones pudieranservr para expresar el misterio de Cristo. En unin con elequpo apostlico del que fo.maba parte, el autor deHebreos se puso a profundizar en este problema y lo traten toda su amplitud. La glesia ha.econocdo que su obraes un escrito nspirado po. el Espritu Santo. palabra deDios, dirgida al pueblo de Dios y que forma parte porcosiguiente del Nuevo Testamento.

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    Estructura literariaEste captulo puede dar la imprsin de 3er unpoco rido. Sin 6mbargo, no ss dificil, y s se ostudiacon toncin nos pelmitir entrar en ol cofazn m5-mo del mensaje de Hebreos. Si tenis una bblia detabao, podb ndicar en slla con colores dforentealos "procedimientos de qompo6cin" cuYa lista o8

    ofrecemos 6n la pgina 20. Los que utilicon la tra-duccin cumnica da la biblia, tondrn la ventaade ver rocogidas en ell las divisiones dol padreVanhoy.lndiquemos adam5 quo la carta a los hebreos deesta traduccn ha aparecido en un fascculo sepa-

    rado en francg (ed. Cerf) y que el padre Vanhoyeha publcado una "traduccn estructurada de lacarta a loa hebreos" (Potificio nstitrto Bblco dsRoma, 1963) en. la que se 5ealan los dilerentsaprocedmentos de composicin mediante una tiPo-grafia divsrsificada.1 e6tructura de conunto que paeentamo enla! pgina! centralar da 6sto cuaderno (para que lapodis sparar y tenor ante la vistal os psrmtirorientaro$ ms lcilmente. Podrais empezar porecharle una oeada.

    ill

    1. lmportanca para la interpretacnPara comprender correctamente el mensaje que nosha dejado el autor de Hebrcos. no basta con ir leyendouna tras otra cada una de sus frases. Tambin es precisoespecialmente saber apreciar la composcin de la obraentera. Efectivamente. cada uno de sus elementos no

    alcanza s sentdo exacto m6 qlle cuando se le sita enel lugar que le corresponde en todo el conjunto. De locontraro, una observacn secundaria corre el peligro deser considerada como esencial, mientras que una afirma_cn central puede pasar desapercibda. Si se ignoran ose aprecian indebidamente ciertas conexiones importan-tes, queda desfigurada toda la construccin. Por consi-guiente, un eror en la estructura lteraria tiene siempre

    consecuencias para la interpretacin del pensamiento Y aveces sus repercusiones pueden ser muy graves, sobretodo cuando se trata de una obra estructurada con esme-ro, tal como ocufrc con Hebreos.Pongamos dos ejemplos muy claros. Algunos comen-tadores dividen Hebreos en dos partestl. 1, 'l-'lO. '18: parte dogmtcall. 10, 1 9-13, 25: parte moral.De este modo dan la mpresn de que el autor lratasucesivamente de la fe y luego de la conducta prctica,sealando una especie de separacin entre estos dosterrenos. Por un lado la teora, las ideas: por otro, las obli-

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    gaciones de la existencia. Pero sta sera una falsa inter-pretacin de Hebreos, que por el contrario expresa cons-tantemete ese vnculo que hay entre los dos aspectosdel mensaje cristiano, que es al mismo tiempo revelacine invitacin, revelacin del don de Dios e invtacin acorresponderle en concreto. Lejos de aguardar a la mtaddel captulo 10 para comprometer a sus oyentes a vivircomo cristianos, ya en el comenzo del captulo 2 el aLttorde este sermn sacerdotal les dirige una llamada apre-miante (2, 14) y no tarda mucho en volver de nuevo a lacarga (3, 7 4, 16; 5, 1 1-6, 2O). Por otra parte, en la quese dice "parte moral" se insertan numeroas indcaconesdoctrinales. En una palabra, la composicin de esta obraest marcada desde el comienzo hasta el fin por la alter-nancia entre las exposciones doctrinales y las exhorta-cion-bs, lo cual demuestra hasta qu punto se preocupapor hacer penetrar la fe en la vida y de transformar la vidapor la fe.Otros comentadores prefieren una divisin en trespartes:

    Para los que aprecan el anlisis literario. el estudo deHebreos se revela sumamente interesante, ya que elautor se muestra en esta obra un consumado escritor. Hacompuesto su tratado con un talento Sin par, Sirvindosede los procedimentos que le proporcionaba su educaciniudeo-helenstica. He aqu la lista de los princpales procedmientos utlizados; su observacin nos permtir per-cibir la estructura del sermn sacerdotal:@ Anuncios de los temas por tratar:(, lnclusiones para sealar los lmites de los diversosdesarrollos;@ Variacin del gnero lteraro: exposicin o exhor-tacin;20

    2. Procedimientos de composicin

    l. 1 ,1 4.'l3t la palabra de Dios.ll. 4,14-1O,18: el sacerdoco de Crsto.lll. 10, 19 13,25: llamada a vivir como crstianos.Si es exacta esta presentacin, se sique de ella quedos temas importantes aparecen separados entre s;cuando el autor evoca la palabra de Dios, no se interesapor el sacerdocio de Cristo; y recprocamente, cuandodescribe a Cristo sacerdote, no menciona a la palabra deDios. Es verdad que el sacerdoco de Ctisto e Hebteosse define ncamente por su aspecto sacrificial? Yahemos indicado anteriormente que el esquema de lamediacin sacerdotal suponia, entre otros aspectos, eldela transmisin de la palabra de Dios; el sacerdote comu-ncaba a los fleles las "instrucciones" de Dios. Habadesaparecido este aspecto en el sacerdocio de Cristo, talcomo nos lo presenta Hebreos'? Para responder a estacuestn, tan llena de consecuencias. hemos de estudiar

    de cerca la composicin de este sermn sacerdotal (Heb1 . 1-13. 21).

    @ Palabras que caracterizan un desarrollo:(5) Transmisin mediante la repeticin inmediata deuna expresin o de una palabra. que se llama enton-_ ces palaba-gancho:(q) Disposciones simtricas.En adelante, remitremos a estos diversos procedi-mentos utilzando los nmeros encerrados en un crculoque les corresponden.A prmera vista, esta tcnca puede parecer complica-da, pero se la domina fcilmente, ya que es ms naturalde lo que podra creerse. El procedimento ms importante es evidentemente el pimetoi el anuncio del tema Q)

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    Antes de cada una de las partes, el autor expresa medan-te una frmula breve el tema que va a desarrollar. En estamisma ocasin se suele ndicar tambn,si este temaencerra quz varios puntos. Para obtenei el plan com-pleto del sermn sacerdotal, basta por consiguiente con irrecogiendo uno tras otro los diversos anuncios del temacon que nos vamos encontrando a travs del texto.Pero el problema est en reconocerlos de pasada sinengaarnos. Nuestro autor no es de esos predicadoresque facilitan la tarea declarando abiertamente al comien-zo de su sermn que piensa desarrollar sucesivamentetres puntos: ste, y ste, y ste. Demasiado artsta para

    expresarse de esta forma matemtca, el autor deHebrcos Oreierc utilzar otros procedimientos estilsticosms refinados, que apelan a la perspicacia de los oyentes.No indica por eso al comienzo de su tratado el conteni-do de todo el sermn, ni la sucesin de las diversas partes, sino qe ntroduce oportlrnamente un tema, que serelde la primera parte. Alfinal de esa primera parte, intro-duce el tema de la segunda;al final de la segunda, intro-duce el tema de la tercera, y as sucesivamente. Fnalmente, se obtene una serie de 5 anuncios que se sitanrespectivamente en 1, 4, luego en2. 17-18, despus en5,9-'lO, ms tarde en 10,36-39vfinalmenteen 12, 13.

    3. Primer anunco ('1 , 4ly prmera parte 11 ,5-2, 18): el nombre de CristoEl primer anuncio @ no es difcil de reconocer, yaque se presenta en el lugar en que era de esperar, esto es,al final del exordo del sermn (1, 1-4) y la novedad de sutema llama espgntneamente la atencin. Al terminar lafrase solemne que introduce su sermn, el predicador se

    siente en la obligacin de decir cul va a ser la direccnque va a tomar. Leed la larga frase inicial de Hebreos,donde se traza la trayectoria completa de la ntervencinde Dios en la historia humana (1. 1-4). No os llama laatencin, al fnal, la insstenca repentna del autor en unacomparacin entre Cristo y los ngeles (1. 4), compara-cn que se nteresa especalmente en el "nombre" alcan2ado por Crsto? Como consecuencia de su obra redento-ra, Cristo "ha heredado un nombre muy superor al de losngeles". As es como concluye el exordo,de Hebreos. Elautor nos indica entonces el tema que intenta desarrollaren su primera parte. A panr de la frase siguiente (1, 5),se puede comprobar qLre de hecho empieza una demos-tracin en este senlido. Se citan entonces cenos pasajesde la escrtura que atestgan amo el nombre de Hijo sele da a Crsto y no a los ngeles.Nos desconcierta esta insistetca en el "nombre". Laverdad es que refleja una mentaldad semtca. En vez de"ombre heredado", nosotros preferiramos hablar de

    posicin adqurida o de gloria alcanzada. Lo que el autorquiere anunciar es, de hecho, una exposicin doctrinalsobre la qlorficacin de Cristo o, s 5e prefiere, un tratadode "cristologa". Esta ser la primera parte de su sermn.Cul es la extensin de esta prmera parte? Hay unmedo muy smple.qe nos permite determinarlo. El autornos ha hecho comprender que desarrollara su temamedante una comparacin de Cristo con los ngeles.Para delimitar esta parte, bastar por tanto observar has-ta dnde llega esta comparacin. El autor habla de losngeles a lo largo de los captulos 1 y 2. La ltma men-cin de los msmos se halla en 2, 16. Abandonan enton-ces la escena y no vuelven a aparecer hasta el fnal delsermn (12, 22: 13, 2). Presente por seis veces en elcaptulo 1 y cinco veces en el captulo 2. la palabra "n-geles" caracteiza @ a la primera pafte de Hebreos yrevela su extensin; sta corresponde a los dos primeroscaptulos de nuestras ediciones. Recordemos a estepropsito que nuestra divisin en captulos data de laedad media y que pretende ncamente cierta comodi-dad, pero no ndica la estructura de los escrtos biblcos.Los dems procedimientos confirman tambn los llm-tes de esta parte y manfiestan adems su composicininterna. Esta comprende dos prrafos de exposicin 11 ,5-

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    i INCLUSIf)NESE I procedimiento de lo inclusin se utiliza con frecuen-ca en los lextos bblicos, En ciertos casos se rcpite ltalrase entera para que sirya de e marque. As, por ejemplo,en el salmo I la frase inicial: "Oh Dios, Seor nuestro,ique grande es tu nombre por toda la ,J.eal" se repiteintegranente en el verscalo I para sealar el rtnal delsaltto. Igualmente, en el texto de Mt 7, 16-20 es idnticoel comienzo y el fual: "Por sus frutos los conoceris".Pero lo ordinario es rye la frmula del Jinal sea slo

    parcialmente semejante c la del princpio (por ejemplo,Mt 19, 30 y 20, 16; J,t 5, 19 y 5,30) o que la repeticin selmte a algunas palabros o a una solamcnte (por ejemplo,Jn 2; I y 2, 11; Jn 9, 1-2 y 9,41).A wces se enatentran desanolbs enteros 5tructura-dos con avda de todo ua sbtema de inclusiones- Porejemplo, en el lbro de la Sabita:

    ft. t Anad 1a justicia, los qru juzgtiis la tiena..-t.........U , 14-15 El Hades no reina en la Lierra, porque la justicia es irnqtol, 16 Los impos llaman a la m\et1.... pues son dignos de perterecer!2, I Se dicen discurriendo desaceddamente:f2, 1 no hav remedio en la rneteIt"'12, 5 No hay regreso de la muerre[2. .., usemos de los criaturas-..t.-.....lz. t t .-. to que es dbil no se usaf2, 12 Tendanos lazos al 1us.ot..........lz, tA... to suerre Jinal del jtstof2, lZ Veamos si sus palabras son verdadcrasIll. n ... Oiot le vstard, e&ir sus palabras

    2, 2l As dtscurteq pero se equiocqn...Por envidia del diablo enff la m]uefte en el mundo,! la erryrimentan los que le petten({,en.

    t,

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    Lo msmo sucede con la @lebre plegia para alcsnzar la sabidura (Sab 9, 1-18),a alizads por M. Gilbert: Bblica 5l(1970) 301-331:

    9, 2 con tu sabiduriaomsle al t\otbrc

    18 Conocieron loshobres lo que leagrada y por lqsabiduia sesalvaron-

    l-9, 2 con tu sabiduriaI for^ott" a/ hombrelg, d u, nos de /os hombres (no son nada)I sn la sabiduria qre viene de i19, 7 Me eteeisre para reinar soe tu pueblop. ti,igi,i " t" p',ab9, 13 Qu hombreconoceraila voluntad de Dios? lo. t3 qu hombreI conocerI h voluntad de Dos?l'd.'i)'i,, uor,ntua| ,,quinI ta ha conocido?

    19, lz ... si no le has dado| 1a sabidurialo, ,r, ,o, /a sabiduiaI se salvaron.9, 9, 18 Conoceronlos hombreslo que te agrcda

    Se obsemar que las palabras que sinen pbra formarlq inclusin estdn dispuestas a veces e4 .iuasmo(sabiduia/hombres-homhes/sabiduria), lo cual hatv anm(is petfectq ta inclusin, ya que el riltimo trmino reetiteal primero.La composcin de Hfbreos se rclqconq evidentementecon esta misma tradcin lterua. Para convencerse deello, bastard comparar los sistemas de nclusones querecogemos en las pdginas cenffales de este opsculo-

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    14 y 2. 5-'l8l siml ricos @^en una y orra parte con unabreve exhortacin {2, 1 4) (9 . El primer prralo evoca laposicin de Cristo glorficado en la presencia de Dios {1,5-14); el otro seala su relacin con los hombres (2, 518). Crsto es Hiio de Dios y hermano de los hombres.fanto en un caso como en el otro, tiene "un nombre muydistlnto del de los ngeles" (cf. 1. 4).Puesto ya de relieve por las variaciones de gnero lte-rario (exposicin, exhortacin, exposcin) @ el lmitede los prrafos queda subrayado todava ms por unencuadramiento verbal que se llama nclusin @ y qu"cosste en repetir al final de un desarrollo una palabra ouna Irmula que se habian utilizado al. principio. Puesbien, la frmula que seala el comenzo del primer prra-fo: "E efecto, a qu ngel dio alguna vez?" (1, 5) se

    recoge en 1, 13 para indicar el final de ese prrafo.Este msmo procedimiento sirve tambn para el otroprrafo de exposcn. Las prmeras palabras del msmo(2, 5) se recogen en 2, 16 para concluir: "En efecto, no esde los ngeles de los que...".El oyenle que se deja guar por estas dversas sealesse da cuenta de que la ltima mencin de los ngeles e2, 16 supone la conclusin de la primera parte. El autorha expuesto brevemente, pero no sin profundidad, el mis-tero de Cristo. Ha equlbrado su desarrollo de una formanteresante: glorificacn divina por un lado (1, 5-14),soldaridad humana por otro (2. 5-'t6). Esta disposicnarmoniosa @ refuerza la impresn que se experimentaen 2, 16 de haber llegado al final de la pane que empezen 1. 5.

    4. Segundo anunco (2, 17-18!.y segunda parte (3, 1-5, 1O):Cristo sumo sacerdote, digno de fey misericordiosoPuesto que en 2. 1 6 se ha llegado al final de la prmeraparte. es lqico esperar entonces uevo anunco deolro tema @ que sirva de introduccin a la panesqiente- Efectivamente, la conclusn que empez en 2,16 se prolonga en 2, 17-18 con la presentacin de untema completamente nuevo. Por primera vez, el autorevoca aqu el sacerdoco y aplca al msmo Crsto el ttulode "sumo sacerdote". A este ttulo aade dos calificatvosimportantes: "misercordioso" y "dgno de fe", que nohabamos encontrado a.nterormente. La posicin de lafrase como conclusn de una pane- y la novedad del.tema permten aqu una vez ms al oyente reconocer elanLrncio del tema.Por si quedaran todava d{das, la frase que vieneinmediatamente despus se encarga de disiparlas por24

    completo. En efeclo, esta frase demuestra con claridadque estamos realrnente al comienzoie una segunda parte. Lo seala el cambio de tono (9. Abandonando eltono impersonal de la exposcin {2. 5-18). el aulor sepone a interpelar a sus oyentes (3, l). Es la primera vezque se dirige a ellos de esta manera directa:no actu deesa forma al comienzo (cf. 1, 1). Y su frmula es incisiva:no encontraremos ninguna igual en todo este sermn:"Por tanto, hermanos santos, partcpes de una vocacincelestial, coirsiderad...". Pues bien -segunda observa-cin-, el tema que les invita tan nsistentemente a "consderar" no es sno el que acaba de formular en 2, 17, eltema del sacerdocio de Cristo: "...considerad al apstol ysuo sacetdote de nuestra fe, a Jess". No es esto unaconfirmacin explcta de que la frase de 2, '17 anuncaba

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    precisamente el tema de la parte que ahora comenza? Lasolemndad de la interpelacin nos da a comprender aho-ra que es ste el tema principal del sermn. La parteanterior (1, 5-2, 18) slo ha servido para prepararlo.Continuando su frase (3,2), el autor nos ofrece unaprecisin sobre la composcn de esta segunda parte.Efectvamente, en vez de repetir los dos adietivos de 2,17, "msericordioso y dgno de fe", se contenta con reco-ger uno solo, "digno de fe", y se pone a comentarlo sir-vindose de una comparacin entre Jess y lvloiss. Deeste modo, nos nvita a pensar que reserva para ms tar-de la explicacin del otro adjetvo, "misericordioso", yque la segunda parte comprender por consiguiente dossecciones, que tratarn de los dos aspectos complemen-tarios del sacerdocio. Crsto es: I ) sumo sacerdote dgnode fe para las relacones con Dios, su Padre: 2) sumosacerdote lleno de misericordia para co los hombres, sushermanos. No nos costar mucho esfueeo comprobarque estos dos aspectos corresponden a las dos exposcio-nes de la prmera parte, Cristo Hijo de Dios (1, 5-14) yCristo hermano de los hombres (2, 5-18), y que definenlas dos condcones fundamentales de la medacinsacerdotal.Para encontrar los lmtes de la primera seccin, nobasta observar en qu lugar pasa el autor del primertema, el de la autgridad de Cristo para la fe, al segundo, elde su misericordia sacerdotal. Este paso se sita en 4,'1 5. La frase anterior (4, l4) pertenece todava por com-pleto al tema de la autordad de Crsto (la citamos porextenso ms abajo), mientras que la frase de 4, 15 hablanicamente de su capacidad de compasn: "Pues notenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecer-se..,'.Es fcil de comprobar cmo de 3,'l a 4, 14 no seencuentra nada en el texto que nos hable de misericordia.Esta primera seccin est caracterizada por el vocabula-rio @ de lafe: "dgnodefe" (3,2.5). "confesin de fe"13. 1: 4. 14), "fe" l,4, 21, "tenet fe" (4, 3). "falta de fe" (3,12.19). Tambin se adverte en ella una variacin degnero literario @ , p.ro no indica ms que una dvisninterna, va que el terna no cambia, pues se trata siemprede la fe. Despus de una breve exposicin (3,2-6), viene

    una larga exhortacin .3.7-4.14). La exposicn procla-ma que Crsto es dgno de le: la exhortacn deduce deeste hocho que debemos poner en l toda nuestra fe.Se observa tambin una inclusin @ especalmenteclara, que confirma los lmites del desarrollo del prmerlema. Es entre la frase inicial de 3, 1:"Por tanto, hermanos santos, que enls en partcipa-cin una vocacin celestial. considetad al apstol y sumosacerdote de nuestra confesin de fe, a Jess...",y la frase de conclusn de 4. 14l."Tenendo, pues, tal soro sacetdote que penetr loscelos, Jess, el Hijo de Dos, mantengamos firmes laconfesin de fe".Se observan aqu relacones verbales muy estrechas.Segn la tcnica habitual del autor, stas indcan que en4, 14 se ha llegado al fnal de la seccin que empez en3, 'r.As, pues, la segunda seccin comienza en 4, 15. Apartir de este versculo, etectvamente, volvemos aencontrarnos con todos los trminos de 2, 17-18 quetenan algo que ver con la msercorda sacerdotal deCristo: sufrr, ser probado, socorrer, asi como con olrostrminos de esta misma orientacin. La mpresionanteevocacin de la pasn de Crsto (5, 7-8) demuestra hasraqu punto nuestfo sumo sacerdote compart nuestramiseria. El autor pone en paralelismo a "todo sumosacerdote" (5. 1-4) y a "Cristo (5. 5-1O). La disposicindel coniunto (q) hace esperar la conclusin de esta sec-cin despus del versculo 8. De hecho. nos encontramosen 5, 9-'1O con una frase solemne que srve de conclusina este pasaje ampliando sus perspectivas. Esta frase seaplica a Cristo y expresa a propsto del mismo una tripleafrmacin:"1) llegado a la perfeccin,2) se convrt en causa de salvacin eterna paratodos los que le obedecen,3) proclamado por Dios sumo sacerdote a semejanzade Melquisedec".lnterviene inmediatamente despus un cambio degnerc titerario @ v devocabulario @, para confirmarque ha acabado la segunda seccn y, con ella, toda laparte que haba empezado en 3. 1.

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    Tercer anuncio (5, 9-10) y tercera pafte11 -10, 39) : valor igual del sacerdocioy del sacrificio de CristoLos lemas sealados en 5, I 1O necestan evdente-mente una explicacin. Ou es lo que significa esa "per-feccin" que se le atribuye a Crsto? Ou es lo que signi-fica un sacerdocio "a semejanza de Melqusedec"? Losoyentes se plantean estas cuestiones y aguardan a que elpredicador les d una respuesta. En otras palabras, cons-deran espontneamente la frase de 5,_9-'1O como el

    anunco del tema de la parte siguiente @ . Y no andanequivocados, sino que ven confirmada en seguida estaimpresin. ya que el predicador prosigue:"Sobre este pa[ticular lenemos muchas cosas quedecir..." 15, 11).De este modo, la frase de 5. 9-1O se presenta explci-tamente como el auncio del tema que se va a tratar nLna nueva parte. Esta ser ms densa que la segunda. Enefecto, el autor declara abiertamente que "la explicacnres,rlta difcil" (5 1 1) y procura sacudir a sus oyentes conun toque de atencin muy enrgico (5, 11-6,2O]..AI final de este prembulo recoge, no ya la triple afirmacin qLre habia anunciado en 5. 9. 10. sino solamenteel tercer punto: "Jess convertido en sumo sacerdotepara siempre a semejanza oe Melquisedec" (6, 2O;cf. 5. 1O).Repetido inmediatamente al comienzo del captulo 7.el nombre de Melquisedec siNe de palabta-gancho l5)para segurar la transicin. La seccin que comienza en 7,1 corresponde con toda exactitud al tercer punto delanuncio. Puede preverse fcilmente que vendrn luegootras dos secciones para desarrollar los otros dos puntos.Y esto es lo que ocurre. Por otra parte, el au'tor se esmeraen hacer que a cada una de estas secciones le precedauna nota correspondente.Al final del desarrollo sobre el sacerdocio a semejanzade Melqusedec (7, l-28). se prepara una nueva seccnrecogiendo la primera afirmacin del anuncio ("llegado ala perfeccin":5,9). Efectvamente, declara en 7,28 que26

    5.(5, stnel sumo sacerdote establecido por el orculo del salmo'l 10 es el hjo "llegado a la perfeccin"; en grego, es slala ltima palabra de la frase: inmediatamente despuscomenza la seccn anuncada. declarando:"Este es el punto capital de cuanto venmos dcen-do, que tenemos un smo sacerdote tal..." (8, '1).La expresin "un sumo sacerdote tal" remite drecta-mente a la frase anterior que habla del "hio perfecto" (7,28). La seccin que comienza en 8. 'l , por consguiente,va a sealar en qu sentido y de qu manera lleg Crstoa la "perfeccin" que fundamenta y caracterza a susacerdocio; tene como tema la primera afirmacin de ioanunciado en 5,9, "punto capital de la exposicn" (8, '1 ).A contnuacn, slo quedar por desarrollar la segun-da afirmacin, la que designa a Cristo como "causa desalvacin" (5,9). Este ser el tema de la ltima seccnde la gran exposicin doctrnal. El predcador no dejar deadvertir de ello a sus oyentes, portndose exactamentedel mismo modo que en los dos casos precedentes. Lomsmo que en 6, 20 y en 7 ,28, poncr al final de la sec-cin en curso un recuerdo parcialdel anuncio hecho en 5,I 10. En 6, 20, el prembulo acab recordando el tercerpunto del anuncio, el sacerdocio a semejanza de Melqui-sedec. E 7, 28, la seccn que trata este tema acabrecordando el primer pnto del anuncio. la "perfeccin"de Cristo. En 9,28, la seccin sobre la "perfeccin" acaba con la palabra "salvacn". que recuerda el segundopunto del anunco, Crsto "causa de salvacin" (5,9).Esta palabra, que no ha sido recogida desde 5, 9, srvepara anunciar la seccin correspondiente. Esta empezaimediatamente despus (1 0, 'l ) y proclama la eficaciaperfecta del sacrificio de Cristo para librarnos de nuestrospecados (10. 1-18).As, pues, el autor ha do desarrollando sucesivamentelos tres puntos que haba formulado en 5, 9-lO. El ordede la exposcin ha sido diferente del que se anunciaba.

    En efecto, el autor tiene la costumbre de explicar en pr- guiente ninguna indicacin sobre los lmites internos de

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    mer lugar el punto que ha anunciado como ltimo. Es loque haba hecho Va en la segunda parte: el "digno de fe"que vena despus de "misericordioso" en el anuncio de2, 17 ha sdo comentado antes que ste (en 3, 1-6). Yvolver a hacerlo una vez ms en la cuarta parte, comoluego veremos. Esta manera de proceder tiene la ventajade facilitar las transiciones.No es difcil comprobar cmo cada una de las tres sec-ciones de la tercera parte lA: 7 . 1 28: B: 8, 1-9, 28; C:1O, 1-1 8) tiene su propia fisonoma y sus lmtes biendefinidos. La comoosicin de cada seccin esl sealadapor un sistema e inclusiones @ elaborado con unesmero partcular. No se encuentran nicamente inclusiones generales para indicar los limites de los desarrollosms amplos, sino tambin otras nclusiones que, por asdecirlo, se encaionan unas en otras e indican los lmitesde las subdivisiones. Este mismo gnero de composicinse encuentra en otros lugares de la biblia. especialmenteen el libro de Ia Sabidura (cf. cuadro de la pgina 22\.Los esquemas que nos ponen de manifiesto las nclu-siones nos demuestran que al autor le complacen las d/b-posiciones smtricas @El cambo de gnero literario 13) nos avuda a dislin-guir el comenzo de la prmera seccn (despus de 6.20,se pasa del tono de la exhortacin al de la exposicn), ascomo el final de la tercera seccin (despus de 1O, I I sevuelve al tono de la exhortacn): pero de 7, 1 a 1O, I 8 elqnero sigue siendo el mismo y no nos da por consi-

    las secciones. Los otros indicios son lo sficientementeamplios para poder iluminarnos en este sentdo.El vocabulario @ vara de una forma significativa deuna seccin a la otra. Como es natural, corresponde altema tratado en cada seccin:La seccin A 17, 1 28!, consdera la persona delsacerdote y la posicin que le concede su sacerdocio.Cristo glorifcado no es sacerdote al estilo de Aarn, sinode una manera nueva, anunciada en el Antigr-o Testamento por la figura misteriosa de Melquisedec (Sal 'l 1O.4; Gn 14, 18-20).La seccin B (8, 1-9, 28) considera el proceso que leasegura al sacerdote su posicin delante de Dios- Cristoha llegado a Ia presencia de Dios gracas a un sacrificiode un gnero nuevo, que le ha conferdo la "perfeccin".La seccin C (1O, 1 18) considera los rcsultadosobtenidos paa el pueblo. El sacriflcio de Cristo es de unaeficacia perfecta para el perdn de los pecados y la santi-ficacin de los creyentes.En resumen, estos tres puntos recogen los tres ele-mentos (podramos decr tambin "los tres tiempos") dela mediacin sacerdotal. tal como los hemos definido enelesquema de la pgina 14. El autorcomienza porelelemento central: seccin A. posicin del sacerdote. Luegolo explica por medio del elemento ascedente: seccin B.sacrificio. Finalmente, considera los elementos descendentes que se derivan del valor del sacrificio: seccin Ceficacia para el pueblo. {+t"ns;}amt_____::::.1i4-- -.9,. {,Y ,)

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    7. Ouinto anuncio |.12, 13) y quinta parte112, 14-13, 21) : enderezad los caminos !Puesto que los versculos 12 y '13 forman la nclusin

    de la cuarta parte, conviene concederles una atencinespecial, ya que es normalmente en este lugar donde elautor debe indicar lo que va a seguir @ . Se observa conbastante facilidad un detalle, sobre todo sise conoce benel Antiguo Testamento. La conclusin no es simple, sinodoble. Comprende dos frases, de las que la primera (12,12) corresponde al tema de la seccn precedente. mientras que la segunda ('12, 13) ntroduce un tema nuevo.La exhortacin de 12, 12 a "levanlar las manos cadasy las rodillas entumecdas" est sacada del profeta lsaas(35, 3). Est en consonancia con el tema de la paciencia,como lo demuestra una comparacin entre ls 35,3-4 yHeb 1O, 36-37. Por el contraro. la invitacn de 1 2, 1 3 a"enderezat los caminos" no procede de lsaas, sino queest sacada del libro de los Proverbios (4, 26) y expresaotro aspecto de la vida cristana, el que concierne alobrar, y no ya al "padecer". lntroduccn de un tema nue-vo en el mornento de acabar una parte: reconocemos enello la tcnica del anuncio det tema O. La nvtacin a"enderezar los caminos" expresa el tema que se trataren la quinta parte, en la que se fjarn las orientacionespara llevar una vida cristiana.La primerafrase de esta parte (12. 14) precsa la direccin que han de tomar estos "caminos rectos" dcendo:"Procurad la paz con todos y la santidad..."lndica que en su actividad los cristianos tienen quearmoni2ar dos preocupacones. la de las relaciones frater-nales co los dems y la de su unin con Dios. Tienenque vivir las dos dimensiones de la caridad: el amor deDios v el amor al priimo. Despus de la cuarta parte, queindicaba el camino de la fe y de la esperanza (en efecto. la"paciencia" se relaciona con la esperanza: cf. 1 Tes 1, 3;Rom 8,25), Ia ltima parte completa esta perspectivahablando de la vida de caridad. Es lo que el autor habadejado ya vislumbrar en 1O.24-25.

    Hay rna inclusin general @ que se extiende de laprimera frase (12, 14):"Procurad la paz..., ver al Seor".a la conclusin solemne (13. 20):"Oue el Dios de la paz. que suscit de entre los muer-tos al Seo Jess"...Hav otras dos nclusiones parciales que sealan loslmites de dos grandes prrafos (12. 15: "grcca' y 12,28'. "gracia", por una parte; 13. 7: 'dirigentes". "conducra" y 13, '17-18: "dirigentes". "conducirnos", por otra).Estos grandes prrafos enmarcan otro ms pequeo y derirmo diferente (13, 1-6). pero que tiene una composcinno menos cLdada. Por consiguiente. la dsposicin delconiunto es exactamente la msma que en la primera par-re \1 ,5-2, '!8): dos grandes prrafos a una y otra parte deun prrafo central.El primer prrafo f12, 14-291 insiste sobre todo en la"santidad" ('t2, l4), esto es. en la relacin con Dios. lnvita a los crstianos a mantenerse a la altura de su vocacin. El ltimo prrafo (1 3, 7-18) se dedica a .efotzar lacohesin de la comunidad en torno a sus dirigentes,cohesin que se basa en la participacin de todos en lapasin de Cristo ('13, 12-13). El prrafo central (13, 1-6)seala ciertas orentaciones concretaS: caridad vivida,castidad, espritu de pobreza y confianza en el Seor. Elconjunto de la vda cristana se presenta como un cultoque se rinde a Dios ('l 2, 22 24: 12,2 8; 'l 3, 1 5-1 6) en laaccin de gracias y la solidardad fraterna efectiva.La frase solemne de 13.20-21 no es nicamente laconclusn de la ltma patte 112, 14-13, 18), sno delsemn sacerdotal en su totalidad. Recuerda brevemetesu contedo doclrinal (l 3. 20|. a s como sus consecuen-cias para la vida (13,2'l). Acaba con una frmula dedoxologa ("a l la glora por los siglos") y con un "amn".El sermn ha terminado. No le faha ni un delalle.

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    En stas cuatro pginas cetrales ofiecemos un cuadro de

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    la estrctrrra de corjunto de la carta a los hebreos (pp.II-[I)y el sistema de inclusiones de los tres prrafos de su partecentr:l (pp. I y IV). Asi podrn separarse eta pgira yten.las ate la vista durant el estudio del texto.

    Sstema de inclusionesde la seccin A (7. I 2J)(ttl ordett de las palabru: es eL del texo giego- Laspalabras entrc par resis son palabras que se rcpten enel esquenla por coodirlad, aunque slo e encuentranam rcz e el w$clo nencionado)

    La inclusin general "sacerdote" (?, l-3) y "sumos\accrdore (7. 20 28) 'ie de marco a loda la seccinttay dos inc)usiones generales que sealan los limites dedos srandes p.ralos: el primero (?, I l0) comeia elte xto de Gn 14, I 8'20 relaiivo a Mlquisedec i el segun_do {?. I I 28) comerta el orculo del Sal ll0, 4 sobreCristo "sacerdote al eslilo de Melquisedec". Ot.as inclusiones menores sirven para delimitar varias suMivisio'

    El vocabula.io 4 es el dela instiuctin sace otal:_ordn sacedotal", "sacerdocio", "sacerdote", "sumosacerdote". "Melqsisedec", "Aarn". "kvi".

    Procedimientos de composicinReco.demos los principales procedimientos de compoicin quepermiren descubr un estructu.a (cf. pgina 20).1. ^ntrncios del lema que se va a tratar.2. Ircltrsio.s que marcan los limites del desarrollo..l- Variacin del Bnero lilerro: exposicin o exhortacin4. P.lahrs que caracten?r un desarrotlo.5. Transicin por medio de una expresin o de una palabra quese llama entonces plhr gncho.6. Disposcion.s sintdcas

    7,28.-.le!...... hizo pefecto

    lt.t a,",^o'I Abrohdn1,,,1^,-,,,,,

    fz. t sacerote F, t aa'e,dote)tl,t sace ote V.t(sacedole)0, tt tpetteccin...I ... to t"ytIlz. to ttizope,tect"

    rn,.-*.-l,.,rr*,** ft.za *-. '"ce,aorc

    L,,,,,, ^,,, ",,, ",,", ",

    Estructura

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    Exordio: Intervecones de Dios en la histori (1, 1'4)-----)- (1. 4): El Ho s supd a los nsebpo. hrbe. herdado un nombre muy dislintoSTTUACTON DE CRTSTO (r, 5-2,8)(1.5'la) (exposicin) Hijo d Dios superior a los nseles12. l4) (erhonacin) Tomr en serio el mnsajef2.5 18) (exrosicin) Hermano de 1o3 hombres------.-(2, l7)hecho smejr.le a tl hernrros prr covclirscer ur o ace.dot. i.ricordoo y disno d. fG.rae Dios paia boar los pcados dl pucblorI. SUMO SACERDOTE DIGNO DE FE Y MISERICORDIOSO (3, I.5, IO)A. DrGNO DE FE (3, l-4, 14)(3. l-6) (exposicin) Jess digno de fe, superior a Mois(3, 7-4. 14) (exhortacir) Prstrle nuesEa feB. MISERICORDIOSO (4, l5-5, l0)

    (4. I 5 - l 6) (exhortacin) Vayamos a obtener misericodia(5. -l0,terposicin) Comparti nueslra miseria---------> (5, 9-10) Llegdo a la pc.feccir (B)fi cusa de salvacin erel,|" (C)prelalasdo sumo srcrdote po. Dio3 (A)

    (Las------>y las ftases en degrita

    III. VALOR INCOMPARABLE DEL SACERDOCIO{5. I I-6, 20) (exhortacin) L expliccin es dficil; aerctr!

    A. SUMO SACERDOTE a semejanza de Mdqsedcc(?, t 28)La figura bibca de Melquisdec anuncia un sacsdociosuperior al sacerdocio letico (sal 110).

    de hebreos Dspedida (de Pablo?) (13, 22-25)

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    arncian n desamollo posterior)tt

    Conclusio y doxologia (13, 20-21)

    v. ENDEREZAD EL CAMINO! (12, 14-13, 18)( I 2, 14'29) Santificacin (relacin con Dios)(13, l'6) Actitudes cistianas(13, 7'19) La vrdadera comunidad

    rv. FE Y PACTENCTA (lr, l-r2, 13)A. FE DE LOS ANTEPASADOS (ll, l-40)(exposicin) Realizaciones y prubas de la fe en el A. T.B. NECESIDAD DE LA PACIENCIA (12, l-13)(exhortacin) Acoger la prueba, necsaria para la educacin delos hijos de Dios

    -------.-(12, 13) iE"der.zad el camino!

    o I DEL SACRTFICIO DE CRISTO (5, n-ro, 39)(10. 19 39) Exhortaci una vida crbtiana grcrosa-->( 10. l J9) \eBlis r.r.r psci.ncis."Mi jsro vivir po. l f"

    c. cAUsA DE SALVACION ETERNA (10, l-18)Al revs d los antiguos saffificios impotentes;la ofrendpersoml de Crisio elimina el pecado y nos santificaPOR SU SACRTFTCTO (8, r-9, 28)

    / ,9. 24 28) Aceso al cielo: verdaders relacin con Dios7 / ls, ts 23) ta nueva atianza vlidament esublecida{y (9. l 14) Nue!s insuciones eccsIAtERDOTE de bs bienes venidsos

    lll

    Sistems dG includones 8, 3 ofrecer 8,3 (ofrecer) 2 ministro

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    de l seccl B (& lE-9, 2E)(Vease la tu a del esquea .l lo seccn A)

    La inclusin gneral ("ofrcc.r" d! 8, 3 y "ofr.cido"de 9, 28) cnslob e toda la s.cciri, cxcpto la fta.introductoa (8, 1-2). Hsy dos inclusior.s g.ncralcsse ando los [mir dc dos 8aodes rfIos. El prime_.o (8, 3'9, 10) se nlide el rtiguo culto y l aliszaviucr:lada con a d segurdo (9, t1-2) concin alsscrificio de Cristo y al stsblccimicto d. la nucvaaliaza. Cada uno & estos dos pmf lbva cn su cn'tro un daIfollo sobr. l lisna rcpartindo. ai .rllrcs subdrvisioncs. Por toto, cl coojutrto dc csta s.cciontiene srs suuisioncs, quc se concPondcn sr8l rnadisDosicin concntric!: l rimcra (t. l_O cvoc! en E.3-iel nivl tcrrcse dl culto srtiSuo y s. opon i ltim (9, 2+28) que afirta .1 nivcl celetil y dcfinitivoalcnzado por Cristo: las suuision. irtcmcdia (8,? 13 y 9, 15-23) trstan d las rdscion.s cntre ambaslinzasi las subdioncs fltralcs (9, l_ 10 y 9' 1l_14)oporm l rinral antiguo cl sscricio pctsonal dc CristoEl vocabulario (O cs el d. l .ciivldd tlc.rdold ysus coordcradas: :ofrecf' (8 vcc6), 'sangrC' (Ilveces). "santuerio" (8 veccs), "tbnda" (8 vcccsl "rlian_za" (12 vec).Sistem dc iDclusloD.de l scccl C (10, l-lt)(Vose la noaa del esqua@ d lo secc| A)

    Esta s.cin s corta titr. ur sistara mrlos divr_sicado. Hay un& irclsiotr gcncral quc l .tr8lob porcompleto. otIas inclusiotr. pcnitcn distinSuir dos _rrafos ( 10, l - 10 y 10, I l- l E); cade uno dr cllos tine dosbdivisions, pero la dtima dc cstas suMivisior. (10,t5-18) no ticne sus mitas marcados por ulrs irc.lul[L primera y la qarta suMivisin c6tr e rclscin droposicior (rep.ticin de las ofrandar - c!3 d.les ofrcn'das)i l gunda y la trrcra cxpr.san sctrdas oposicio_ns: la segunde, enfe los andguos sscrifcios y la oftcn_de d Cristo; la terccrs, cnlrc los antiSuos sacardotcB,strados pcr su impotcncia, y Cristo, scrdo& trstquilo por babdo cUmplido ya todoEt vocabulario (4) cs d d. la .ftcrd tc.rdot.l:"pode,", "sant'Iicar'. 'curnpl" o "haccr pcrfccto": clauror condera l valor de ls "ofrcnda- (5 vces; soloaq en Hb) pa eliminar los "p.cedos" (9 wccs en 1EIV

    9, 28 ofrecido

    10, I (oftecen)

    10- l8 no ofrndrfi0. tz oecadost_.........[0. rt 6ecaaor

    dons y sacrificios

    dones y sacrificios

    ministrio7 l primera (aliaza)13 la prinera (alira)I ritos de cIto

    f9, 2 insraladoI19. 6 instalado[e, r "utoIL9. 9 rinde cuito

    tO ritosf9, u (cris!o)ls. tl a. ca'tof9, 15 atianza tcstamentoI ..... . . .L9. l? t stadorls. t8 o sn sas'elg. :o ... s.ogre de la alianzL9. 22 o sin sngre d.namadal-s, u c'i"oIL9, 28 (crisro)

    9, ll Cristo

    9, 28 Crisio

    10, I ofrcen

    t0,

    l'io. r *au,;oILlo. 3 cad aollo,5 ofrenda no quisisl,I sino cuerpoI oeenda aa cuerpo0 (ofi-eda)

    10, 18 no ofrenda_ por el pecsdo

    l-lo, I I ton'""i"no)I -._..........[0. rr orrenaa

    18 (ofi:enda)L

    de sus seccones, las cinco partes se corresponden entres con una parte central, que es la lll. Efectivamente, las ci preliminar (24 versculos) y la final (21 versfculos)guardan igualmente una perfecta proporcn. Sirven de

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    partes I y V tenen solamente una seccin, mientras quela ll y la lV tenen dos;slo la parte lll tiene tres seccio-nes. anunciadas en 5,9-1O, a las que se aaden unaexhortacin preliminar y una exhortacin final.marco a una gran exposicin de 87 versculos (28 + 41 +18). Esta exposicn es realmente central. no slo en elesquema, sno tambin en el conjunto de la composcn;en efecto, va precedda de 1O'1 versculos y seguida deotros 110 versculos.La simetra no es solamente externa. Afecta tambn alos femas trutados. al menos hasta certo punto. El casoms visble es elde las pades lly lV. donde se correspon-den los temas de las dos secciones. Efectivamente, ll A{"Jess..., digno de fe"} cuadra con lV A ("la fe de losantiguos"), mientras que ll B, que evoca la pasin y lacompasin de Jess, cuadra con lV B, que afirma la nece-sidad de pacenca en las pruebas.d) El efecto ms habitual de una disposicin concn-trica consste en llamar la atencin sobre e/ centro de laestructura. Es lo que ha querido hacer el autor deHebreos. Lo demuestran claramente unas cuantas obser-vaciones. La parte principal es la ms importante detodas. Por sf sola ocupa ms de Ia tercera parte del texto(132 versculos entre 298). El anuncio del tema que trata(5, 9-lO) est expresamente subrayado por una observa-.cn que lo realza: "Sobre este partcular tenemosmuchas cosas que decir" (5, 11), y por un prembuloincisivo (5, 11-6, 20).En esta pane central (5, l1-10,39), la seccin B (8, 1-9, 28) resulta central a su vez, precedida como est poruna exhortacin y por una primera seccin expositiva yseguda simtricamente por una tercera seccin expositi-va y una nueva exhortacin. Se puede comprobar queesta seccn central es la ms larga de todas, no sola-mente en la parte central, sno tambin en el sermnsacerdotal entero. Con sus 41 versculos resulta ms lar-ga que las panes ly V y supera incluso a la seccin sobrela fe de los antiguos, que slo tiene 40 versculos N4stodava: es presentada explcitamente en su prmera frasecomo el "punto captal" de la exposicin (8, 1). Convienepor tanto estudarla ms a fondo.

    Hemos observado de pasada que esta seccn centralest a su vez construida segn un esquema concntrico:comprende 6 subdivsiones que se oponen de dos en dosa cada parte del centro (vase esquema central, p. l).Cabe esperar que el tema de las subdvisones centrales(9, 1-1O y 9, 1 1-'14) sea, a los ojos del autor, la cuestndecisiva; de hecho se encuentra en ella la confrontacin

    AB llle ABC etE I AB'r-lc) Tambin vale la pena comparar la extensin deltexfo en las partes que se corresponden.

    La parte I comprende 28 verslculos, o 32 si nclui-mos en ella la introduccin (1, '1-4).La parte V comprende 34 versculos, o 36 s le aadi-mos la conclusn 113. 20-211.En la introduccin y en la parte I la agrupacin deversculos en prrafos nos da las cifras siguientes: (4v) +1Ov + 4v + 14v (la cifra entre parntess es la de la intro'duccin).Para la parte V y la conclusn se obtienen las cifras

    sguentes: 16v + 6v + 'l2v + l2vl (la cifra entre parnte-sis es la de la conclusn).Es impresionante la analoga de las proporcones.Todva lo es ms si. como debe hacerse, se establ