Carnet de Voyage

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Écrits

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Escritos: vida y arte

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Carnet de Voyage§

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À l’aube. Les premiers soupirs.Une idée d’après le sketch de Mémorial.

Un cercle doré. Les premiers soupirs de lumière. La Divinité est adornée avec de rubans de fleurs de jasmin. Son odeur, un souvenir de l’éphémère. On écoute le silence. Petit à petit, les fleurs se fanent. Le cercle semble bouger, sa lumière est radieuse. On dirait la mer et le lever du soleil. Une mer blanche pendue sur de fils noirs cossus au papier. Une bouffée d’aurore.

Pienso en la albada. Cuando estudié literatura medieval, vimos este tópico literario. El amante tiene que dejar a la amada al alba. Separación. El día hace separar a los amantes. Un rayo de luz alumbra su cara, el alba despunta. Todo se acaba. Principio y fin. Curioso que la luz sea la señal que haga acabar el encuentro amoroso. Lo más hermoso es despertarse con el sol haciéndote cosquillas en la cara y ver como los primeros rayos dorados alumbran a tu amado. Sobre el cuerpo de tu compañero, la luz se hace aún más hermosa, envolviéndole con un áurea que hace detener el tiempo. Suspiros primeros. Felicidad eterna. Luz efímera. Amor descubierto.

En los ojos entre abiertos, que luego cerrarás para volver a dormir, queda suspendido ese recuerdo de luz, ese poso de oro en la retina ; ese rastro del alba. Flor de jazmín. Estrellas perfumadas de la nit.Noche y día. Cercle. Vida. Efímero. Todo se desvanece haciéndonos recordar que sólo somos silencio y luz.

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Arte y vida

Colgaré un guirnalda de jazmines del techo con un trozo de cinta en homenaje a González-Torres y su hilo de bombi-llas. El trabajar con flores me permite acercarme a la idea de lo efímero. El olor del jazmín es como el recuerdo de las luces de González-Torres. El color ocre de su descomposición es el color del paso del tiempo, oro en suspensión, rastro de un sol radiante. Dicen que la vida siempre pende de un hilo. En cualquier momento este hilo pude despegarse del techo y la guirnalda caerá azarosa al suelo. Lo más difícil en mi obra es lograr una cierta atmósfera o grado de poesía para que se entienda y pueda transmitir al espectador una emoción. No tiene porque ser exactamente lo que yo pien-so, pero sí vislumbrar la idea de belleza y sensibilidad que la impregna. Este es el reto más difícil. Veo arte en todas las cosas y formas. Aislarlas conservando su halo y mostrarlas es lo único que intento hacer. Cultivar una sensibilidad para que todos podamos reconocer lo bello. Cualquier acto, emoción, miedo, color, luz o pensamien-to. Verlo es lo realmente maravilloso.Por eso, cualquier estado de la obra es considerado obra de arte. Al acercar arte y vida, todas las etapas de una obra son como las etapas de una vida, todas tienen la misma importancia y la misma relevancia. Como dice Olafur Eliasson “todos los modelos son reales.” Un elementote lleva a otro y así sucesivamente. Todo es un boceto o una obra acaba-da a mi parecer. En todos los estado hay una esencia, una idea a perseguir. Como la vida, la obra lleva intrínseco el concepto de mutabilidad.Leyendo los escrito de László Moholy-Nagy, éste define su obra como un continuo intento de parafrasear la luz. Toda su obra encierra esa idea de reflejar la luz, de otorgarle su autonomía, de considerarla arte por sí misma. Aunque yo también lo considere así, esa es otra cuestión. Lo que aquí me ocupa es que cualquiera de sus intentos para conseguir sus objetivos tienen el mismo valor ya que son etapas al servicio de una idea, y las ideas en el arte son inalcanzables. Todos los esfuerzos están dirigidos hacia la misma meta. Así la vida como el arte consiguen un mismo propósito. Todo es arte o todo es vida. Conseguir esta completa unión sería para algunos críticos la destrucción del arte, el death drive anunciado por Freud. Pero yo pienso que sería el comienzo de una nueva sensibilidad, de una nueva vida. El despertar esa espiritualidad en el espectador ya anunciada por Kandinsky.

Suave como un soplo de aire en la palma de la mano.

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Respiración pausada.El índice pasea cosquilleando mis labios. Dulce electricidad.Ojos entornados hasta conseguir su horizontalidad. Una nueva realidad se adivina.Acciones todas poderosas para alcanzar un solo propósito.

Le soleil est sortiMais…De moi, car hélas,Quand il me réchauffeEt que je le voisC’est qu’il n’est plus,Au-dedans de moi!

Mercredi 12 mars 1952Yves Klein

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Soupirs

Les soupirs, recuerdos de oro en suspensión. Dejad que el aire a su antojo esparza la luz entre la luz. Rayos peinados al viento. Movilidad constante, reflejo de todas las auroras y sueño de Orfeo. Meceos a ritmo de sol y brisa. Brillad como un recuerdo de luz. Viento dorado, desapareced silbando como el sol detrás del mar.

L’aube je t’aime...Paul Eluard

L’aube je t’aime j’ai toute la nuit dans les veinesToute la nuit je t’ai regardéeJ’ai tout à deviner je suis sûr des ténèbresElles me donnent le pouvoirDe t’envelopperDe t’agiter désir de vivreAu sein de mon immobilitéLe pouvoir de te révélerDe te libérer de te perdreFlamme invisible dans le jour.

Si tu t’en vas la porte s’ouvre sur le jourSi tu t’en vas la porte s’ouvre sur moi-même.

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La flor de la cebolla

¡Sopla, sopla más fuerte! ¡Mira! ¿lo ves? El viento se las lleva haciéndole cosquillas.

Es muy fácil. Se coge un vaso de plástico. En él se introduce un algodón humedecido en agua y sobre éste se coloca una lenteja. A los días, la lenteja se abre y va saliendo una plantita verde, de tallo muy fino, que intentará asomarse al borde del vaso.

Siempre es cuestión de días, como la flor de las cebollas. Siempre al lado del saco de patatas hay cebollas. Lo de vivir sólo, una de las cosas que tiene, es que al final terminan floreciéndote las patatas y las cebollas. De estas últimas, nun-ca imaginé que de aquello que tanto te hace llorar, pudiera salir una flor tan altiva y hermosa. Ahora no recuerdo bien su color. Dudo entre el blanco y el amarillo. Eso sí, su tallo es de un verde luminoso.

Éstas si que tenían las flores amarillas. Las cogíamos en los caminos de arena que llevaban a la playa. Las arrancába-mos por su tallo para poder morderlos. Guardaban discretamente un sabor a vinagre que recorrió toda mi infancia. Preludio éste de lo que sucedería más tarde.Con los dedos puesto como pinzas arrancaba sus estambres. Después, diseccionaba su corola y la partía a trocitos.

Vuela niño en la dobleluna del pecho:

él, triste de cebolla,tú satisfecho.

No te derrumbes.No sepas lo que pasa

ni lo que ocurre.

Nana de la cebolla,Miguel Hernández

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Con la ayuda de una piedra, machacaba todos los trozos ya cortados hasta conseguir su color. Eran blancas, amarillas y fucsia. Las encontraba en la orilla de los caminos, en sus generosos matorrales verdes. Tenían forma de campanitas o trompetillas. Después de conseguir sus colores me pintaba la cara. Dos líneas horizontales en cada mejilla y una vertical desde la frente hasta el nacimiento de la nariz. Un vez así, el resto eran enemigos y yo solo defendería aquel territorio de la invasión del hombre blanco. A lomos de mi caballo, hacía levantar el polvo de la calle sin asfaltar. Me había convertido en un indio salvaje por el poder mágico de las flores. En aquella calle fue donde por primera vez me sentí feliz, aunque el sabor a vinagre nunca se me borró del paladar. Todo lo hermoso guarda siempre una pizca de dolor, como las lágrimas en la flor de la cebolla, o lo avinagrado de las flores amarillas de tallo verde.

Noche cuajada de jazmines. Olor a estrellas. Color intenso azul. Es la única flor que nunca me ha traicionado. Su belleza radica en su simplicidad. Se marchitan, como todas, pero su olor perdura persistente. Han perfumado mis más dulces sueños de verano.

Mainte fleur épanche à regretSon parfum doux comme un secretDans les solitudes profondes. Le Guignon, Charles Baudelaire

Receta para borrar el sabor a vinagre:Le daré la bienvenida con dos girasoles. Los colocaré en un gran jarrón de cristal en la habitación, al lado de la cama. Al despertar veré dos soles radiantes amaneciendo en el horizonte de las sábanas. Y yo sabré que él está a mi lado.

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La montagne de cendres

(Susurrando) Los muertos no hablan, los muertos no hablan.

Gaviotas graznando como cuervos. Coches pasando por la autopista. Ese es lo último que oí. Es insoportable escuchar como la vida continúa cuando ya estás muerto. Pero los muertos no hablan.

Una bandada de cuervos pasó cruzando el cielo vacío.

El camino subía y bajaba: “Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para él que viene, baja.” El camino que lleva al cementerio siempre es de subida. A pocos metros de la entrada el camino se bifurca. Un cartel indica que a la izquierda están la administración y la capilla, y a la derecha el crematorio, el jardín de las cenizas y el jardín de los aromas. Seguí por el de la derecha.

Tenía la idea peregrina de encontrarme con mi propia tumba. En alguna parte debía estar escrito mi nombre. Entre tantas inscripciones, una de ellas tendría que coincidir con mis señas. Me empecé a perder por aquel laberinto de piedras. ¡Cuántos secretos nunca dichos habrá hay dentro! Silencios. Amores y odios tan profundos como la tierra que los sofoca.Por el roto de una vidriera de uno de los mausoleos pude ver una piedad. En la oscuridad, la piedra parecía convertir-se en carne. La madre miraba al frente pidiendo ayuda mientras tenía en su regazo a su hijo muerto semidesnudo.

Escaleras. Una. Dos, una al lado de la otra. Otra más en el siguiente nivel. Están para poder limpiar los nichos de los pisos superiores. Los muertos viven en estos cubículos. Algunos nichos no tienen lápida de mármol, sino una lápida de piedra blanca donde, con letras negras de imprenta, se inscribe: “depositado el cadáver”, luego el nombre del di-funto y la fecha del entierro. Las letras están medio borradas. Parece que este siempre tiene voluntad de borrarlo todo.

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Caminando por la agrupación número cuatro me sobrecogí cuando vi aquel hueco excavado en la montaña. Me imaginé dentro, despojado de todo, mirando al frente como aquella dolorosa de la piedad, sollozando, gritando, vociferando secretos sin poder ser escuchado. -Mi madre -dije-, mi madre ya murió.-Entonces ésa fue la causa de que su voz se oyera tan débil, como si hubiera tenido que atravesar una distancia muy larga para llegar hasta aquí. Ahora lo entiendo. ¿Y cuánto hace que murió?Algún día, la oscuridad toda se cernirá sobre nosotros y habitaremos por siempre la tierra. ¿Podremos regresar? ¿Adónde iremos? ¿Quién escuchará nuestro lamento? Yo, como vosotros también quiero llorar.Todos nos conmovimos porque todos lo queríamos. Nos llevaba y traía cartas. Nos contaba cómo andaban las cosas allá del otro lado del mundo, y seguramente a ellos les contaba cómo andábamos nosotros.

En las tumbas, entre olor de flores marchitas y el polvo, hay fotografías de difuntos. Sus caras son como velas apaga-das. Parecen estar desprovistos de esa pesadez que tiene la vida del ser humano. Son de una transparencia palpable. El sol y el viento los arrastran al olvido. Pensé que debía haber pasado por años difíciles. Su cara se transparentaba, como si no tuviera sangre, y sus manos estaban marchitas; marchitas y apretadas de arrugas.

Cansado de tanto caminar, me senté en una de las tumbas. La piedra estaba fría. Más allá, entre las lápidas, vi pasar una mujer vestida de negro. Fumaba un cigarrillo. Al instante se desvaneció entre las piedras dejando un rastro blanco en el aire. Puse la oreja en la lápida. Siguió moviendo los labios, susurrando palabras. Después cerró la boca y entre-abrió los ojos, en los que se reflejó la débil claridad del amanecer. Sentí el negro del agujero, el blanco de los huesos y otra vez, el frío de la piedra.

Al salir del cementerio, al cruzar por debajo del puente subterráneo para llegar al otro lado de la carretera, mis zapa-tos se llenaron de polvo. Era un polvo muy fino, suave, muy volátil. Miré atrás y vi por última vez aquella montaña. Las cruces y el verde apagado de los cipreses la elevaban aún más hacia el cielo, ligera, ingrávida. A lo lejos, aquella montaña de cenizas se me dibujó irreal.

Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.

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El cadáver se deshizo en canillas; la quijada se desprendió como si fuera de azúcar.Antes de subir al coche me limpié el polvo de los zapatos con un pañuelo blanco.La lluvia sigue cayendo sobre los charcos.

La vie d’une pierre. Trois variations en rouge

« Tu as donné la vie à une pierre. » Il me le répétait continûment avec de larmes aux yeux.

Trois fils rouges de laine sont attachés à trois pierres selon trois variations :Pierre 1. Moitié plongée dans l’eau d’une bouteille en verre.Pierre 2. Á l’intérieur d’un récipient en verre transparent.Pierre 3. Simplement attachée au fil rouge.

Sortir d’un isolement perpétuel.La vie est attachée au ciel.Le rouge nous envahit.Le rouge nous donne notre corporéité.Une pierre qui devient cœur.Des battements, de battements, des battements…Love Liquids, précieux instants de fluidité.

J’ai encore l’étoile de sangs de sa douleur Avec laquelle lui avait marquée son corps,Enregistrée dans ma mémoire.

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Pour soulever un poids si lourd,Sisyphe, il faudrait ton courage!Bien qu’on ait du cœur à l’ouvrage,L’Art est long et le Temps est court.

Loin des sépultures célèbres,Vers un cimetière isolé,Mon cœur, comme un tambour voilé,Va battant des marches funèbres.

-- Maint joyau dort enseveliDans les ténèbres et l’oubli,Bien loin des pioches et des sondes;

Mainte fleur épanche à regretSon parfum doux comme un secretDans les solitudes profondes. Le Guignon,Charles Baudelaire

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Le rêve d’Adela ou la chute des anges

-Pero ella se suicidó. Obró contra la mano de Dios.-No le quedaba otro camino. Se resolvió a eso también por bondad.Pedro Páramo, Juan Rulfo

Tercer y último acto de La casa de Bernarda Alba, Federico García Lorca:Bernarda: (En voz baja, como un rugido.) ¡Abre, porque echaré abajo la puerta! (Pausa. Todo queda en silencio) ¡Ade-la! (Se retira de la puerta.) ¡Trae un martillo! (La Poncia da un empujón y entra. Al entrar da un grito y sale.) ¿Qué? La Poncia: (Se lleva las manos al cuello.) ¡Nunca tengamos ese fin! (Las hermanas se echan hacia atrás. La Criada se santigua. Bernarda da un grito y avanza.) La Poncia: ¡No entres! Bernarda: No. ¡Yo no! Pepe: irás corriendo vivo por lo oscuro de las alamedas, pero otro día caerás. ¡Descolgarla! ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestirla como si fuera doncella. ¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha muerto virgen! Avisad que al amanecer den dos clamores las campanas. Martirio: Dichosa ella mil veces que lo pudo tener. Bernarda: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! (A otra hija.) ¡A callar he dicho! (A otra hija.) Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!

Telón rápido.

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Escritos sin ningún tipo de pretensión literaria. Son diferentes cuadros que hilan con fil d’or las historias de los ángeles caídos, que como estrellas fugaces, aparecieron en mi firmamento.

La tía Martina“Y ese ruido, ¡uh! ¿No será una rata que habrá salido por el desagüe del patio? Creo que se han caído los cubos de al lado de la pila.”Mi madre se levanta de la cama sobresaltada y va a ver que era aquel ruido que provenía del patio. Abrió la puerta y allí se quedó clavada. Su cara era un gesto de horror e incredulidad. Yo vi la escena apartando la tela de su camisón. Con la mano y volviéndose hacia mi me mandó corriendo a casa de la vecina. Al instante empezó a gritar: “¡Pepe! ¡Pepe! ¡Levanta! ¡Dios mío!” Al llegar mi padre se derramó en lágrimas.La tía Martina tenía el rostro sereno. Las gafas torcidas y los cristales hecho añicos por el impacto. La nube de algodón blanco de sus cabellos se reflejaba en un gran charco rojo. Tenía el rostro sereno.Pasé la mañana en casa de la vecina con el pijama puesto y viendo el reflejo de la sirena de la ambulancia entre los visillos. No sentí tristeza. Sólo me preguntaba qué es lo que vería la tía Martina desde esa ventana antes de lanzarse al vacío.El recuerdo de la mancha roja del patio tardó meses en borrarse.

AdolescenciaA veces la verdad nos ahoga y nos abrasa por dentro. Estoy otra vez mirando el paisaje camino de casa de la playa. El coche siempre me adormece y la ventana me hace soñar con mundos de colores deslavados y brumas. Paisaje romántico propicio para poner fin a mis días. El seguro de la puerta tenía la forma de una gajo de mandarina. Era negro y de un tacto algo rugoso. Acercaba mis manos por ese gajo a veces con firmeza, otras veces con indecisión y otras arrastrado por la melancolía que siempre tenían mis ojos de niño triste. Los árboles pasaban veloces por la ventana con sus verdes copas despeinadas y el cielo era de un azul rápido. Nunca tuve el valor de abrir la puerta de aquel coche en marcha. La verdad me siguió ahogando y abrasando por dentro durante años

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GoetheLas penas del joven Werther, Romeo y Julieta y la enamorada Ofelia…ejemplos de amores maltrechos. Sufrir es amar. Y morir de amor es la pena más dulce y la causa más loable. No poder conseguir aquello que se anhela. Desdicha para el corazón en el que se queda un pequeño poso de sal. Derribar murallas quisieron como Píramo y Tisbe. Y acabaron devorados por el león de los imposibles. La sociedad dicta normas y nuestra cabeza dibuja un laberinto sin salida. Y aunque rompamos la vara de la dominadora estamos incompresiblemente abocados al fracaso. Desdicha ésta del ser humano.

La historia de MaruchiMaruchi, la mujer de Antonio, se mató bebiéndose un bote de lejía. No podía aguantar más las violentas costumbres de su marido borracho. Ella, tan buena persona y de una bondad sin fin para con los necesitados de amor, murió de la forma más triste posible. La encontraron retorcida en el suelo de la cocina con el anillo de casada y la foto de su hijo apretados en el puño de su mano izquierda.

La casa debajo del viaductoEl tren pasaba sólo una vez al día. Era una vía ya casi en desuso desde la inauguración de la línea de alta velocidad. Marie y su marido Roger vivían debajo del viaducto que comunicaba las los laderas del valle. Una casa con chimenea, tejas de pizarra y muros de piedra. Geranios y petunias adornaban las ventanas. Un pequeño jardín y en él, una parce-lita donde había cultivado por hileras tomates, guisantes y zanahorias.Se acostaban con el temor de que algún ángel fuera a ocuparse de noche su pequeño huerto o que viniera a morder las flores de las ventanas. Se decían que igual deberían encender la luz de la verja para que supieran que aquella casa estaba habitada y así pudieran pensar que su jardín no necesitaba de ningún cuidado ajeno.Pero aún con la luz la verja encendida, los muertos aparecían siempre oliendo la tierra húmeda del jardín.

DivagacionesLos aullidos de los perros a la luna siempre dan escalofríos. Cuando los escucha, mi madre dice que la muerte está rondando.

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A los ángeles caídos no se les puede enterrar en campo santo; están excluidos hasta en la muerte.Cuerpo, ángel que alza su vuelo pero una cuerda lo sujeta al suelo. Muerte y silencio. Espero que hayan encontrado la luz.

Sin títuloDespués de 14 meses me llamó diciendo que aún tenía sentimientos hacia mi. Me pidió que por favor cambiara de teléfono porque se le hacía insoportable la idea de poder encontrarme cuando no pudiera controlar sus emociones. Tiene que ser duro vivir con una sensibilidad elevada a lo imposible.A las dos menos cuarto llegó la ambulancia. La noche era calurosa aunque en un momento sentí frío y me cobijé deba-jo de las sábanas haciendo un ovillo. Se lo llevaron a urgencias y le hicieron un lavado de estómago. Pasó la noche allí y parte del día siguiente. Cuando desperté Oriol estaba haciendo café. Desayunamos juntos y después fui a la escuela. De camino a casa recibí una llamada de él. Me contó que salía del hospital. Me paré en seco y le dije que no me intere-saba saber más y deseándole buena suerte colgué. Me derrumbé al instante después. Al cabo de unos segundos empecé a caminar. El sol me daba en la cara y yo me dejaba acariciar por su luz. Quería sen-tir calor.

EpílogoRecordad todos: Adela no ha muerto virgen.

Se abre el telónEscenario vacío. Una luz blanca casi cegadora lo inunda todo. Un tímido reflejo de color azul parece asomarse en el horizonte. En su interior se intuye un pequeño punto que irradia destellos dorados.

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Tanizaki

Pero eso que generalmente se llama bello no es más que una sublimación de las realidades de la vida, y así fue como nuestros antepasados, obligados a residir, lo quisieran o no, en viviendas oscuras, descubrieron un día lo bello en el seno de la sombra y no tardaron en utilizar la sombra para obtener efectos estéticos.

El Elogio de la Sombra, Tanizaki

Y aún recuerdo

Delante de la chimenea. Sentados los dos. Mi madre me acarició la mano. Nunca he estado tan cerca de ella. Como buscan las olas la orilla del mar.Batir de alas de una mariposa blanca.Aún recuerdo aquel momento. Estabas junto a mí. Aquel amor. Conservo el calor de ese instante en mi piel. Los plie-gues de la mano desgranaron miles de versos nunca dichos. Sólo fue un segundo. Algo inocente, un encuentro robado a la casualidad.Tan dentro de mí, a pesar de estar muy lejos de ti, te tengo tan presente en mi vida como la luna en las noches de Abril. Conservo el amor ya reconciliado con un pasado que ahora se me revela más bello y dulce gracias a tu presencia. Aún recuerdo aquel ayer en el que me miraba en tus ojos de azabache y agua… y ahora me acerco a ti.Agua de luna clara y flores silvestres del campo. Tu inmensa bondad me inunda como la luz poderosa del sur.Nada más que un suspiro puede hacer temblar los pétalos de la flor del recuerdo.Mi madre me acaricia la mano cada vez que cierro los ojos y pienso en ella. Ahora sí está cerca de mi.

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Anotaciones al margen§

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Mamá y papáPapel blanco. Lápiz. Un día empecé a dibujar. En aquellas líneas iba apareciendo el rostro de mi madre. Años más tarde me preguntó dónde estaba aquel retrato que le había hecho. Una vez acabado lo colgué en la habi-tación, pero supongo que en algún momento lo guardé. Junto al dibujo, encajado en el mismo marco, estaba la foto tamaño carné que me sirvió de modelo.Fue el primer intento de separación.

En verano de 2009, libreta y lápiz en mano, dibujé el retrato de mi padre durmiendo la siesta. Líneas que expresan el abandono al sueño. Verano. Luz cegadora. Fue el primer intento de comprensión.

InfinitoEl círculo, siempre el círculo. Búsqueda del infinito. De niño no entendía su significado, me preocupaba. Pensaba en dos espejos opuestos y en su eterno e incesante reflejo. Pensaba en el amor que lo abarcaba todo y que ese podría ser el infinito. Hasta llegar al círculo, sin principio ni fin, herido en su centro por una ráfaga de luz azul.

JarmanPasillo de la segunda planta. El Sida ha pasado por mi vida siempre desde ese pasillo, nunca lo he mirado de frente. La situación del mural obliga al espectador a acercarse y ver de están compuestas las manchas. No tiene visión de conjunto. Parece meterse y llevarse ese rastro azul en la retina y en alguna parte de su cuerpo: contagio. Polvo pig-mentado.Una constelación y un microscopio. Una eyaculación. Manchas de sangre y un microscopio. Todo el universo está concentrado en cada una de esas manchas.

AngustiaHace semanas que la garganta me oprime. Miriam dice que es algo relacionado con la comunicación. Sólo pienso en esas fotos. Encierran mi deseo de ser yo y poder seguir mi deseo de ser pintor. Encierran también mi identidad que tendré que revelar. Desnudarse delante de todos y decir bien alto quien soy. Eso es lo que puede que me angustie. Me

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arrepiento, y aunque sepa por qué lo hice, me arrepiento. Espero poder cambie este sentimiento y que nazca de él algo positivo. De verdad lo espero. Es como tener un secreto que en cualquier momento puede ser descubierto. Desente-rrarlo y sacarlo a la luz es el mejor modo de olvidarlo.

MapplethorpeEste autorretrato de Mapplethorpe me atrapa. Son los ojos acuosos, sus labios de una boca entreabierta suplicando o anhelando un perdón.Sinceridad, armonía, éxtasis y belleza. Es como si estuviera en el punto antes del clímax del orgasmo. Tierno. Mirada y expresión reveladora. Epifanía. ¿Adónde mira? A ese punto donde todo el universo se concentra. Amor, placer. Es un retrato sin título que hizo en 1972 con su polaroid. Es grandioso. Una mirada de súplica. Súplica al cielo, ascien-de hacia la luz, hacia lo bello. Sensualidad y belleza.

Anotaciones para una pintura sobre papel que ya no existeTengo que abrir su boca en éxtasis, acentuar más la tela vaporosa y convertirla en cielo. Dibujar en la parte inferior del paisaje un personaje mirando por un agujero, como los personajes de Juan Muñoz , pero recordando el corto de Jean Genet Un Chant D’amour. Volver a pasar el carboncillo. ¿Collages? ¿escribir? La próxima vez dibujar mi autorretrato con la ayuda de una fotografía o de un espejo.

La bouche de Santa TeresaBoca entreabierta. Cabeza reclinada ligeramente hacia atrás. Puro éxtasis. Otro detalle que me maravilla de la escultura de Bernini es su pie desnudo al aire, es de un erotismo inquietante.Descubría su belleza gracias a la BBC y su programa Power of Art. Documental dedicado a la figura de Bernini. Su boca, su cuerpo que se aleja del mundo hacia la ascensión. Una de las experiencias más intensas que el cuerpo vive. Es de una belleza inconmensurable.

Capital lettersLes lettres majuscules indiquent que quelque chose d’important commence.

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Sobre lucesPara la transparencia de materiales y el vaivén lumínico he pensado utilizar, al igual que hice en Alejandría un jugue-te que permita un ligero balanceo de la luz o una luz con una tenue intermitencia. Imitar la resaca de las olas. De la expansión a la compresión del universo.

De vuelta de Béjar con MiguelCristal con gotas de lluvia y cuando sopla el viento en el cristal, las gotas dejan su rastro.Grabar gotas de colores que se unen.Poner pantalla azul (con agua o papel) y hacer una línea amarilla, como en un cuadro de Rothko.

VolverUlises tardó, si no me equivoco, diez años en volver de Troya a Ítaca, un viaje que se pudo hacer en semanas. Llevo ocho años fuera. Igual vuelvo como Ulises allá donde el amor y un hogar me esperan. Donde vea envejecer a los que me dieron la vida. Donde vea crecer a aquellos que vendrán y donde pueda estar rodeado de aquellos que siempre estuvieron. Ser testigo de un amor sin igual. Por todo esto merece la pena el rencuentro.

Me siento por dentro como una ciudad en ruinas devastada tras cinco largos años de asedio.

Cuando vemos que el tiempo exterior va demasiado rápido, es hora de mirar el tiempo interior. No las grandes cosas, sino los pequeños momentos y como los vivimos, esa es la verdadera dimensión del tiempo : poder decidir.

El lago de SanabriaLa laguna de los peces está rodeada por lomos de montañas nevadas, parecen ballenas con sus manchas blancas.Desde la carretera se ve el lago de Sanabria. Mar de Boticelli. Olas, soplo de Céfiro. Mar azul ultramar. Al llegar al lago, al verlo me he enamorado del momento, del azul, de sus olas y de… He sentido una ráfaga de amor en décimas de segundo. Ese ha sido el momento.Esta mañana en Candelario también ha sido mágica por la nieve. Nevó y paseamos un rato. La carretera de subida estaba precisa. ¡ Cuánta belleza encierra la nieve!

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