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    El p r i m er ex ist enci a l i st aJoan Sol

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    K I E R K E G A A R D

    J O A N

    S O L

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    Joan Sol, 2015

    de esta edicin, Batiscafo, S. L, 2015

    Realizacin editorial: Bonalletra Alcompas, S. L

    Ilustracin de portada: Nacho Garca

    Diseo de portada: Vctor Fernndez y Natalia Snchez para Asip, S, LDiseo y maquetacin: Kira Riera

    Fotografas: Todas las imgenes de este volumen son de dominio pblico.

    Depsito legal: B 10503-2015

    Impresin y encuadernacin: Impresia Ibrica

    Impreso en Espaa

    Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la

    reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o

    procedimiento y su distribucin mediante alquiler o prstamo pblicos.

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    KierkegaardElprim er existencialista

    Joan Sol

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    CONTENIDO

    La dimensin interior 9

    Interioridad subjetiva: el individuo concretoirreductible al concepto 9

    Subjetividad cristiana 13

    Es Kierkegaard un filsofo? 18

    Planteamiento del libro 20

    Vida-obra de Soren Kierkegaard 23

    La relacin con el padre 25

    TI luteranismo dan s 29

    La relacin con la amada 33

    El destino de escritor 36

    Zos seudnimos 39

    El choque con la sociedad 41

    Ataque a la cristiandad en nombre del cristianismo 43

    Verdad y existencia 47

    El trasfondo filosfico 49

    M odelos filosfic os del ser humano 62

    El ser humano existente, concreto y libre 63

    Verdad subjetiva 65

    Comunicacin indirecta 68

    El devenir existencial 75

    La forma del devenir existencial 75

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    Acicates del devenir existencial 79

    Las tres esferas del devenir existencial 85

    'Percepcin de las tres esferas y de los dibujos de la Qestalt 87

    La dolce vita: la m elancola del esteta 94

    A Cloekwork Orange- reflexin lmite

    sobre la libertad y la tica 102

    El estadio religioso 109

    Temor y tem blor 109

    Los dos momentos de la experiencia religiosa 114

    El caballero de la fe 116

    Significacin de Kierkegaard 119

    Kierkegaard en la filmoteca 119

    Malentendidos acerca de Kierkegaard 120

    Posteridad y vigencia de Kierkegaard 124

    Obras principales 131

    Cronologa 135

    Indice de nombres y de conceptos 139

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    Lo que cuenta es comprender a qu estoy destinado, percibir qu es lo que

    la Divinidad realmente quiere que yo haga; la cuestin es encontrar

    una verdad que sea verdadpara m,encontrar la idea por la que est

    dispuesto a vivir y a morir.De qu me servira encontrar una verdad

    llamada objetiva, abrirme paso a travs de los sistemas de los filsofosy ser capaz de pasarles revista cuando hiciera falta? [...] De qu me

    servira poder explicar el sentido del cristianismo, poder exponer

    muchos fenmenos particulares, si notuviera para m mismoy para

    mi vidaun sentido realmente profundo? [...] De qu me servira que

    la verdad estuviese frente a m, fra y desnuda, indiferente a que yo la

    reconozca o no, y me produjera ms un estremecimiento temeroso que

    una devocin confiada?

    Sor f .nKi e r k egaa rd,Diarios

    Kierkegaard fue de lejos el pensador ms profundo del siglo pasado.

    Kierkegaard era un santo.

    Ludwig W i t t gens t e in

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    La dimensin interiorHe trabajado en pos de un desasosiego orientado

    al ahondamiento interior.

    Interioridad subjetiva: el individuo concreto

    irreductible al concepto

    Seren Kierkegaard es uno de los pensadores que ms han iluminado,

    en cualquier momento de la historia, la dimensin interior humana.

    Ya solo por eso la humanidad ha contrado una deuda insaldable

    con l. Pero qu debemos entender por esta interioridad? No algo

    etreo ni metafrico, no una figura retrica adecuada para versos

    lricos, sino un estrato existencial muy real, aunque no cuantifica-ble ni reducible a frmulas cientficas o conceptuales. Conforme al

    muy recomendable hbito filosfico de no dar nada por supuesto y

    cuestionarlo todo de entrada, conviene hacerse una idea inicial de

    aquello que Kierkegaard introdujo como novedad sustancial y ra

    dical en el pensamiento. Un contraste entre el mundo biolgico y

    esta otra realidad puede ayudarnos a situar el enfoque en la posicin

    adecuada.

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    10 'Kierkugaard

    Los arenques son peces azules que forman grandes bancos en el

    norte del ocano Atlntico y en el mar Bltico. Se alimentan de planc-

    ton y de animales pequeos. Su desove primaveral tie de blanco elmar, le da una textura lechosa, por la gran cantidad de huevos que po-

    nen. Los depredadores leones marinos, focas, garzas y gaviotas se

    abalanzan sobre los huevos y los engullen mayoritariamente; se calcu-

    la que sobrevive un arenque por cada diez mil huevos. Estos supervi-

    vientes, una vez pescados por el hombre, se curan con sal y despus se

    desalan para, condimentados con cebolla, ajo o mostaza, consumirse

    acompaados de pan o patatas.

    Ahora bien, desde el punto de vista del desmesurado universo, es

    decir, desde una perspectiva exterior, qu diferencia sustancial pue-

    de haber entre un arenque y un ser humano? Ambos son diminutos

    organismos vivos que realizan funciones biolgicas durante un brev-

    simo intervalo de tiempo entre dos eternidades, dos motitas de polvo,

    dos gotas de agua en un mar infinito. Por supuesto, hay una diferen-cia cualitativa: mayor complejidad de un cerebro ms desarrollado,

    ms capacidad cognitiva y figurativa, etctera. Pero, desde el punto

    de vista del universo, esto es tan insignificante que no vale la pena ni

    mencionarlo.

    Y sin embargo, ninguna persona que no sea profundamente nihi-

    lista admitir una equivalencia entre el arenque y el ser humano. Nola admitir por dignidad, por amor a otras personas y por el deseo

    de que la vida tenga un sentido trascendente. Si desea argumentar

    la negacin de esta equivalencia es muy probable que acabe dndose

    cuenta de que la diferencia bsica entre arenques y humanos es que

    los primeros estn condenados a ser nicamente, para siempre, pura

    exterioridad, mientras que los humanos tienen abierta la posibilidad

    de ser, adems de exterioridad, interioridad: conciencia, reflexin. El

    arenque solo puede vivir fuera de s, entre las cosas y las situaciones: el

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    'La dimensin interior II

    ser humano, en su fuero interno, aspira a sustraerse a las determina-

    ciones inmediatas para construir valores y captar sentidos.

    Kierkegaard asumi como tarea de su vida comprender el carc-

    ter humano tal y como l lo entenda: en su dimensin interior, en

    su singularidad irreductible a conceptos; deseaba alcanzar la realidad

    esencial de lo humano en su existencia particular y concreta, como

    un yo vivo en el tiempo y abierto a la trascendencia, ms all de lo

    biolgico, lo poltico, lo econmico y lo histrico. Ha habido poetas

    capaces de penetrar y ver hasta estratos muy profundos de la interio-ridad humana: Shakespeare, Rilke y algunos ms han tocado fondo

    en muchos momentos. Algunos pensadores se han adentrado en zo-

    nas recnditas del alma, cada uno por sendas personales: Montaigne

    por la naturalista, Nietzsche por la de los valores, Schopenhauer por la

    intuitiva... Kierkegaard abre un camino personal en la espiritualidad,

    que le llevar a situar al ser humano libre y responsable ante lo abso-

    luto trascendente en su dimensin interior, la que le es ms propia y

    consustancial.

    El presente estudio est dedicado a observar el laborioso sendero

    que abre Kierkegaard a travs de un denso y penumbroso bosque hasta

    alcanzar su claro central, por fin iluminado desde lo alto. Lo decisivo

    de su tarea es que no pretende salir del bosque, sino alcanzar su centro

    cueste lo que cueste. Logra abrirse paso empleando los instrumentosque halla en la psicologa, la filosofa y la teologa. Demasiado intenso

    y personal para conformarse a los rgidos lmites de una disciplina es-

    tablecida, Kierkegaard es un autor inclasificable al que no cabe incluir

    en ninguna escuela. Su inters, actualidad y vigencia consiste en haber

    afirmado esa interioridad humana y abrirla en un sentido trascendente

    a lo absoluto, desde el iluminado claro central del bosque.

    La afirmacin del valor de cada existencia concreta, particular e

    individual como centro no solo de su propia vida, sino de la vida, cho-

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    12 'Kwrkdgruml

    ca desde luego con toda la tradicin filosfica de ndole idealista que,

    desde Platn a Hegel, confiere este lugar dominante al concepto gene-

    ral abstracto. Se desarrollar con ms detalle a su debido tiempo, peroen este captulo introductorio vale la pena situar ya a Kierkegaard

    como el creador de una nueva perspectiva en el pensamiento. Nadie

    que tuviera algo que ver con la filosofa o la teologa se haba atrevido

    antes que l a plantear con semejante conviccin la existencia indivi-

    dual como el hecho bsico, el dato fundamental. El pensamiento occi-

    dental se haba constituido como saber racional y discursivo, con pre-

    tensin de objetividad, fundndose en la abstraccin supraindividual,

    y esta tendencia abrumadoramente hegemnica lleg a su apogeo en

    el idealismo alemn encabezado por Georg Wilhelm Hegel, creador de

    una filosofa panlogista donde lo singular individual quedaba aniqui-

    lado y borrado por el concepto absoluto universal. El hegelianismo fue

    la filosofa dominante en la primera parte del siglo xix, tanto en Ale-

    mania como en la diminuta y vecina Dinamarca, as que Kierkegaardse form durante sus aos de estudiante en la disciplina idealista. En

    su madurez se rebel contra la abstraccin despersonalizadora.

    Kierkegaard abre la senda de la subjetividad radicalizada, en la

    que la persona descubre su propia dimensin espiritual. Cualquier

    verdad que se busque y alcance tiene que ser por fuerza una verdad

    existencial y subjetiva, hondamente personal. Para el pensador dans,

    hay que intensificar esta subjetividad porque es la nica va del cono-

    cimiento. Cualquier elemento extrao a esta singularidad es un enga-

    o que aparta fatalmente de la senda. La existencia individual lo es

    todo en el mbito humano, y no puede reportar ms que verdad sub-

    jetiva, la verdadp ara m a la que se refiere Kierkegaard en el fragmento

    de diario elegido como cita inicial de este libro: la verdad encarnada

    y entraada, con la que se identifica el ms hondo, sincero y autn-tico deseo vital del existente real. Este compromiso absoluto con la

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    l.a dinumsuin interior 13

    existencia individual concreta y particular es lo que ha convertido a

    Kierkegaard en el primer (y el gran) existencialista.

    La puesta en primer plano de un sujeto real no supeditado a con

    cepciones abstractas, la perspectiva de la subjetividad radical, es lo

    que convirti a Kierkegaard en un pensador admirado a mediados de

    siglo xx, tras casi una centuria de desatencin y olvido. Cuando a la

    salida de la Segunda Guerra Mundial filsofos de la talla de Karl Jas-

    pers, Gabriel Marcel, y J.-P. Sartre levantaron acta del fracaso de la

    civilizacin occidental y trataron de fundamentar otro tipo de culturaen valores personales arraigados en la existencia, y no en las abstrac

    ciones despersonalizadas que haban llevado a las matanzas masivas

    y la barbarie, hallaron en Kierkegaard un referente distinto a todo lo

    dems, una alteridad que abra una va verdaderamente humana. Es

    ilustrativo de la fuerza de Kierkegaard que hoy, a principio de siglo xxi,

    cuando ha menguado mucho la boga que tuvo el movimiento existencialista representado sobre todo por Sartre. el pensador dans siga

    siendo ampliamente traducido a las principales lenguas, recibiendo

    estudios serios e interesando a un pblico que va ms all del mbito

    universitario.

    Subjetividad cristiana

    Kierkegaard se conceba a s mismo, ante todo, como un escritor

    religioso. Si bien su obra diversa incluye libros que por s mismos no

    parecen de materia devocional ni apologtica, en el conjunto global

    de su escritura todos adquieren una significacin cristiana. Se aca

    ba de mencionar la enorme repercusin que su obra tuvo entre los

    pensadores de la corriente existencialista de mediados de siglo xx.

    Algunos de ellos, en especial Sartre, de pensamiento ateo, hicieron

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    I'l 'Kicrkitgnurti

    una lectura irreligiosa del dans. Esta interpretacin es legtima en

    el seno de un pensamiento creativo, que toma lo que quiere de don-

    de quiere y como quiere, pero no es admisible como interpretacinseria de Kierkegaard. En el pensamiento de este hay un compuesto

    de dos elementos que se implican recprocamente, como correla-

    tos: el ser humano y Dios. El hombre tiene segn Kierkegaard una

    proyeccin innata hacia lo absoluto, el espritu sntesis de cuerpo

    y alma; al mismo tiempo, Dios lo absoluto, lo eterno cobra

    sentido, desde el punto de vista humano, por su accesibilidad para la

    subjetividad. La vivencia individual de la fe es el nico conocimiento

    de Dios que le es dado al ser humano. La misin principal de toda

    la obra kierkegaardiana es ayudar al individuo concreto y particular

    a comparecer subjetivamente, en su dimensin interior, ante lo ab-

    soluto de la divinidad. Si su leccin perdurable y decisiva es la afir-

    macin de la subjetividad, tan desatendida en los largos siglos de la

    filosofa, esta subjetividad tiene una insoslayable vocacin religiosa,cristiana. Se trata de un sujeto de proyeccin trascendente, que no

    se circunscribe al mbito natural. La interpretacin irreligiosa de

    Kierkegaard es, ms que sesgada, incompleta, parcial e infiel.

    Veremos en la biografa que el cristianismo de Kierkegaard es el

    luterano, que pone el nfasis en el contacto del individuo con la divi-

    nidad ms que en la mediacin de la Iglesia entre ambos. Tambin se

    expondr en la biografa que el modo en que Kierkegaard fue iniciado

    de nio en el cristianismo fue sumamente traumtico, y le inculc

    para siempre los elementos ms oscuros y mrbidos de la fe cristia-

    na pecado, culpabilidad, en perjuicio de los ms amables. La bio-

    grafa relatar asimismo el violento enfrentamiento de Kierkegaard

    con la Iglesia Estatal danesa, a la que acusaba de haber corrompido

    el mensaje del cristianismo. Todo en este pensador escandinavo tieneun fondo o un doble fondo religioso, por lo que ser obligado estudiar

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    1.a dimensin interior 15

    algunos de sus conceptos fundamentales angustia, desesperacin,

    salto desde esta ptica.

    Hay algo conmovedor en el tratamiento que Kierkegaard da al cris-

    tianismo. En vez de pretender convencer a los agnsticos de que abra-

    cen la religin, lejos de dedicarse a la apologtica y al proselitismo, lo

    que desea es afirmar la dignidad y la dificultad de la fe. Aspira a recupe-

    rar la vivencia del cristianismo como una experiencia lmite, vertigino-

    sa, abismal, en la que no hay ninguna garanta verificable. Nos dice que

    no se puede creer razonablemente ni con comodidad, sino solo a travsde la interioridad apasionada, a partir de la angustia y la desesperacin.

    El cristianismo no puede ser un medicamento que uno se toma cuando

    no se encuentra bien o anda bajo de energa o de defensas. Kierkegaard

    se daba cuenta de que en su tiempo seguramente como en el nues-

    tro la religin cristiana se hallaba en una profunda decadencia no en

    el sentido de mengua de creyentes nominales o formales, sino en cuan-to a la prdida del rigor con que se vive en el corazn. Cuando Friedrich

    Nietzsche, hijo de pastor protestante y espritu religioso muy a su pesar,

    proclama que Dios ha muerto no quiere significar que un universo

    antes divino haya pasado a ser solo fsico, sino que la gente ha dejado de

    creer seriamente en la divinidad, y ha convertido el cristianismo en algo

    blando, inconsistente, algo que en rigor no se sostiene ya. Unas dca-

    das antes que Nietzsche, Kierkegaard hace el mismo diagnstico, pero

    a diferencia de l no llega a la conclusin de que haya que suprimir el

    cristianismo para crear nuevos valores (pasando por una dura etapa de

    nihilismo), sino que se propone reinstaurar el cristianismo con toda su

    vitalidad. Este es el sentido de su ataque a la Iglesia oficial. Prefiere que

    los falsos creyentes se quiten honradamente las mscaras y admitan

    en pblico su profunda irreligiosidad, para que permanezcan solo en eltemplo quienes viven el cristianismo con la radicalidad y la pasin que

    le asigna Kierkegaard.

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    16 'Kwrkegaard

    Es posible leer con suma fruicin e inters la obra de Kierkegaard y

    concluir que, si el cristianismo es lo que l afirma, uno prefiere no ser

    cristiano. A esta conclusin llegar probablemente quien antepongael aspecto colectivo de comunidad al de la vivencia privada. Y quien

    busque en la fe cristiana un consuelo o apoyo fcil. De ser as, Kier-

    kegaard considerar que ha cumplido bien su cometido, en el senti-

    do de aclarar a todos, incluso a quienes se den de baja de la religin,

    en qu consiste ser cristiano. Este cristianismo no es nada razonable,

    resulta muy poco inteligible, no convence al sentido comn, que no

    puede por menos que sentirse escandalizado ante el dramtico carc-

    ter emocional y espiritual de su voluntad trascendente. Kierkegaard

    no es un filsofo al uso que sepa su doctrina y se mueva en el plano

    terico de la teologa. A Kierkegaard no se le acepta por lo sensato de

    sus ideas, sino porque sus palabras resuenan en la dimensin interior.

    Desde luego, a muchos lectores les parecer mrbida y extremada

    la interpretacin que Kierkegaard hace de la religin. La supresin del

    aspecto comunitario y de la funcin consoladora es una visin del

    cristianismo, pero no la nica posible. En la versin que nos ofrece

    l, la pregunta no es qu puede ofrecer el cristianismo al individuo,

    sino qu debe hacer este para alcanzar el cristianismo, para estar a la

    altura de Cristo. La exigencia es grande, absoluta. La religin deja de

    ser un alivio, un analgsico, y se convierte en un desafo y una apuestaa todo o nada. En este punto muchos creyentes tibios pueden optar

    por abandonar. Y desde luego, como no ces de repetir Kierkegaard en

    el ltimo ao de su escritura, aqu es donde la Iglesia oficial no tiene

    nada que decir ni que hacer. Queda el individuo solo ante lo absolu-

    to, lo que se haba propuesto Kierkegaard como misin de su obra. Y

    este es precisamente el logro espiritual que debemos reconocerle, al

    margen de la opcin que cada cual asuma frente al cristianismo: el

    que establezca un planteamiento de mximo rigor e intensidad en la

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    'La dimensin interior 17

    vivencia religiosa, que delimite con precisin su mbito y su alcance.

    I ,a lectura de Kierkegaard resulta conveniente, pues, no solo para los

    creyentes, como piedra de toque y prueba de fuego; tambin es muyrecomendable para quienes renuncian a esta fe pero la respetan en

    tanto que opcin de vida generosa.

    Alguien dijo de otro alguien (quien no gozaba de sus simpatas) que

    tena un vaco donde debera tener la conciencia. Parafraseando el

    dictamen, cabra decir que el hombre contemporneo tiene un vaco

    donde debera tener la espiritualidad. No surti efecto, a escala de

    cultura general, el intento kierkegaardiano de retornar la cristian-

    dad al cristianismo. Ms bien se ha producido el fenmeno de que

    muchos cristianos formales hayan renunciado a su pertenencia no-

    minal a la religin.

    No es cmoda la conciencia de este vaco. A quien la experimenta

    le ocurre un poco como a aquellas personas a las que les han ampu-

    tado algn miembro del cuerpo y, pese a haberse quedado sin l, a no

    tenerlo, sienten que les duele. Se trata del denominado sndrome del

    miembro fantasma. Parece que el cerebro sigue recibiendo mensajes

    de la parte del sistema nervioso que antes transmita los impulsos

    desde el miembro ahora ausente, o bien que el cerebro conserva unaparte dedicada a ese miembro que se ha perdido, por lo que contina

    sintindolo, y en concreto lo siente como dolor. Existe la sensacin de

    que el miembro sigue unido al cuerpo, pero entumecido, o deforme,

    o produciendo hormigueo o haciendo sentir un calor o un fro que

    resultan exagerados.

    Igual que el sndrome del miembro fantasma, la falta de espiritua-lidad produce dolor a pesar de (o precisamente por) la falta o ausencia.

    Quien la padece siente el vaco que hay donde debera estar la espiri-

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    18 'Kierkegaard

    tualidad. Este vaco no se lo pueden colmar por completo los afectos

    personales, los contenidos intelectuales y las actividades diversas. La

    prctica cientfica tal vez se revele eficiente en el tratamiento de en-fermedades mentales dentro de un tiempo, pero no parece que pueda

    tampoco solventar el problema del sufrimiento por esa ausencia; se-

    guramente sea mejor as. La persona aquejada por este mal siente que

    queda un espacio vaco, por colmar. Podra llamrsele sndrome de la

    espiritualidad fantasma.

    A todas las personas que sienten una comezn ms o menos in-

    tensa por esta carencia les interesar Kierkegaard, porque les muestra

    qu podra llenar ese vaco, y cmo podra llenarse. De no existir esta

    comezn, lo que dice el pensador dans sonar como un lenguaje ex-

    trao, de sonidos raros e incomprensibles: una lengua que no es que

    no se entienda pero pueda aprenderse, sino que es incomprensible.

    Lo decisivo es sentir la comezn, incluso suponiendo que el miembro,

    efectivamente, ya no exista de un modo objetivo.

    Es Kierkegaard un filsofo?

    Se acaba de afirmar que la nica verdad que admite Kierkegaard es

    la subjetiva y existencial, es decir, la que cada sujeto construye, acep-ta y aplica en su vida concreta. Por esto mismo se entender que el

    pensador dans sea reacio a escribir tratados sistemticos con una

    exposicin clara, abstracta y objetiva de sus ideas, al modo que de

    costumbre caracteriza a los filsofos. No quiere darle a su lector un

    producto acabado que solo haya que leer y asimilar intelectualmente.

    Bien al contrario, le ofrece una obra abierta en la que hay que entrar

    para completar sentidos. En vez de presentar ideas y convicciones

    bien dispuestas para que el lector las absorba sin mayores dificulta-

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    'La dimensin interior 19

    des, envuelve de misterio y ambigedad muchas de sus exposiciones,

    que no admiten una recepcin fcil y rpida, sino solo una profunda

    implicacin interpretativa por parte de cada individuo concreto.

    Kierkegaard es el primer pensador de los considerados filosficos

    que prescinde explcitamente del sistema. En cualquiera de los filso

    fos clsicos sabemos en qu punto de la exposicin encontrar la teora

    del conocimiento, la metafsica, la tica, la esttica. Todo est ordena

    do, es accesible al lector disciplinado. Las nicas obras de Kierkega-

    ard que cabe considerar tratados filosficos sonM igajas filo sficas, Elconcepto de la angustiayA postilla conclusiva y acientfica a la s Mi-

    gajas filo sficas.En los dems libros predomina, o bien el enfoque li

    terario, o bien la perspectiva religiosa. En ellos se entreveran multitud

    de temas, como en los dilogos platnicos. El autor deja sin concluir

    cuestiones filosficas bsicas cmo se experimenta la existencia si

    no es conceptualmente, qu rasgos precisos tiene la divinidad, qu

    conocimiento se puede tener del prjimo que un pensador sistem

    tico dedicado a estos temas no podra dejar abiertas de ningn modo.

    A Kierkegaard no le preocupa dejar cabos sueltos en la vertiente filo

    sfica de su pensamiento; lo que s le obsesiona es profundizar en la

    parte religiosa.

    Ms adelante se describen las caractersticas principales de la es

    critura kierkegaardiana, las cuales configuran lo que l denomina co

    municacin indirecta. La obtiene mediante recursos como el empleo

    de seudnimos, del humor, la irona y las parbolas, y la aplica con

    el objetivo de incidir tangencialmente en el nimo del lector, en su

    dimensin interior. Si la verdad cristiana es subjetiva y pasional, nada

    ms inadecuado que las abstracciones tericas para transmitirla. En

    vano se buscar en los libros del dans, salvo en los tres citados, un

    tratamiento formalizado y conceptual. Por eso resulta lcito pregun

    tarse hasta qu punto es un filsofo. Se ha dicho ya que l se conside

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    20 'Kierkeganrd

    raba un escritor religioso y que se impona como tarea revitalizar el

    cristianismo dirigindose no a la razn (la instancia a la que suelen

    dirigirse los filsofos) sino a la subjetividad pasional, que es ms bienel territorio de los poetas. Sin duda es mucho ms poeta que filsofo

    en su preferencia por la intuicin y el sentimiento antes que por la

    abstraccin.

    Entonces, es acertado incluirle en una coleccin de autores filo-

    sficos, ms all de sus tres obras homologables? No por todo lo an-

    tedicho. S en la medida en que aspira a convertir la meditacin sobresu experiencia interior en un pensamiento vlido para los dems. La

    vocacin ejemplar (aunque no modlica) de sus libros, su voluntad de

    incidir en el nimo del lector, alcanza una generalidad performativa

    que aspira a transformar la realidad interior mediante pensamientos

    religiosos. En este sentido s puede considerarse a Kierkegaard un fi-

    lsofo, si bien, desde luego, sumamente suigeneris.

    Planteamiento del libro

    El presente estudio se organiza en torno a unas cuantas ideas nuclea-

    res que, segn la mayora de los lectores, estructuran globalmente

    toda la obra del dans. El descubrimiento y la afirmacin de la inte-rioridad subjetiva en el mbito filosfico, la comunicacin indirecta

    que dicho descubrimiento determina, la profundizacin en el sujeto

    existente particular y concreto enclavado en el tiempo finito y sin em-

    bargo abierto a un Dios que es a un tiempo trascendente y personal y

    amoroso, el examen del devenir existencial desde el punto de vista de

    su forma o estructura, de sus acicates y de sus tres esferas (esttica,

    tica y religiosa): he aqu las principales ideas fuerza del pensamiento

    kierkegaardiano que se tratan en este libro.

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    'La dimensin interior 21

    Por supuesto, se trata solo de una incitacin a la lectura de Kier-

    kegaard. Nada puede sustituir esta experiencia directa, debido a la

    intensa carga emocional de su obra, a su carcter abierto. Kierkegaard

    rechaza explcitamente que se sistematice, se formalice y se abstraiga

    su pensamiento vivo. Se niega a ser explicado, resumido, formu

    lado. Convertir sus contenidos en ideas abstractas y fijas equivale

    a desvirtuarlos, adulterarlos, vaciarlos, matarlos. La lectura de estos

    libros, ms que comunicar ideas ajenas, produce el efecto de descu

    brir al lector su propia interioridad. Expuesto a ideas lmite, descubreen su dimensin interior hasta qu punto las acepta, en qu lugar se

    encuentra respecto a ellas.

    Kierkegaard curs estudios superiores de Teologa y saba muy

    bien respecto a qu se pronunciaba en materia religiosa, pero en esta

    visin de conjunto no ha parecido que estudiar en detalle el enca

    je de su obra en la historia del pensamiento cristiano contribuyeraa entender mejor sus ideas. S se ha juzgado necesario exponer la

    relacin de Kierkegaard con algunas filosofas de su tiempo. Desde

    luego con la hegeliana, puesto que, aparte de ser la disciplina en que

    se form el dans, tuvo en el pensamiento de la poca (hasta los

    aos cuarenta del siglo xix) una hegemona tan apabullante que casi

    constitua un pensamiento nico decimonnico. Por aadidura,

    Kierkegaard consideraba que el hegelianismo, entendido como filo

    sofa y mentalidad esparcidas por toda la cultura ms que como la

    doctrina de un filsofo concreto, era el responsable del clima moral

    y religioso de su sociedad, un clima contra el que se rebel. El se

    gundo filsofo que ms presencia tiene en estas pginas en relacin

    con Kierkegaard es su contemporneo Arthur Schopenhauer, por

    las fuertes afinidades que existen entre los respectivos pensamien

    tos como mnimo en su tramo inicial. Kant, Nietzsche, Montaigne

    y Pascal tambin tienen su lugar destacado en el presente estudio

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    22 Kierkegaard

    porque han dado a cuestiones esenciales un tratamiento que ayuda

    mucho a comprender el pensamiento del dans.

    Si bien sera un disparate maysculo pretender exponer objetiva-

    mente el pensamiento kierkegaardiano, s es posible mostrar fielmen-

    te unas ideas que, ya de origen, no son nada dogmticas. Kierkegaard

    es muy capaz de persuadir de muchas maneras: por su perspicacia

    psicolgica, por su inteligencia singular, por la fuerza con que sus pa-

    labras sinceras resuenan en la interioridad de un lector predispuesto,

    por su compromiso existencial. Pero, salvo en los escritos de su ltimoao, no es un autor que se imponga al lector por su estilo arrollador:

    en esto est muy lejos de Schopenhauer y Nietzsche. No habra sido

    adecuado, pues, adoptar un tono impositivo que no existe de origen.

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    Vida-obra de Seren Kierkegaard

    Mi vida entera es un epigrama concebido

    para hacer consciente a la gente.

    No es de extraar que exista gran inters por la vida de quien proclam que la nica verdad es la subjetiva, la construida en la existencia

    concreta del individuo particular. Pero la de Soren Kierkegaard (nom

    bre que se traduce al castellano como Severo Camposanto) fue una

    vida escasa en aventuras exteriores y lances espectaculares; su inten

    so dramatismo es de ndole mayormente interior. En su caso cuentan

    mucho menos los hechos que las vivencias (repercusiones interiores

    de los hechos).

    Despus de Immanuel Kant, que apenas sali un poco de su Ko-

    nigsberg natal, es el filsofo menos viajero: se alej de Copenhague en

    seis ocasiones, cuatro a Berln para estudiar y escribir (una visita de

    cuatro meses, otra de dos, y dos ms de pocos das), una al centro de

    Dinamarca para visitar la zona natal de su difunto padre y una visita

    de un da a la vecina Suecia. El resto de su tiempo lo pas en la capital

    danesa, una ciudad de ciento veinticinco mil habitantes. Copenhague

    era una ciudad provinciana de un pequeo pas situado en la periferia

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    24 Kierkegaard

    de Europa, donde se hablaba una lengua des

    conocida para todo el mundo salvo para sus

    habitantes. En la esfera cultural e intelectual,Dinamarca era un satlite de Prusia, el gigan

    te vecino. La situacin remota y la lengua mi

    noritaria explican en buena medida que Kier

    kegaard tardara ms de medio siglo en ser un

    poco conocido fuera de su pas, donde por

    otra parte se tard bastante en prestar una

    atencin seria a sus escritos.

    Vivi cuarenta y dos aos (1813-1855);

    entre los principales pensadores de la cultu

    ra occidental, solo Blaise Pascal y Baruch de

    Spinoza, en el siglo xvii, y Albert Camus, en el xx, perecieron tambin

    antes de los cincuenta (Nietzsche abandon su mente pero sigui re

    sidiendo en su cuerpo). Franz Kafka tambin muri a los cuarenta ydos aos; entre el escritor dans y el praguense hay semejanzas inten

    sas: doble vida interior y exterior, fino sentido del humor, dedica

    cin constante a la obra, sufrimiento por la relacin traumtica con el

    padre. El otro escritor de personalidad muy afn a Kierkegaard, como

    ya detect este mismo con sorpresa, es el mencionado Pascal, por su

    personal sentido de la espiritualidad.

    Cinco hitos fundamentales definen su breve existencia: la relacin

    con el padre, la relacin con su amada, la consagracin al pensamien

    to y a la escritura, y el violento enfrentamiento con las principales

    instancias de su pequeo pas, primero con parte de la sociedad civil

    y despus con la Iglesia.

    Dibujo de Seren Kierkegaard,

    hecho hacia 1840 por un

    primo del escritor.

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    Vida-obra de Sern 'Kierkcgaard f

    La relacin con el padre

    Desde el punto de vista humano, fue una locura de educacin.Un nio qu locura disfrazado de viejo melanclico!

    S0ren fue el ltimo de los siete hijos de Michael Pedersen Kierkegaard,

    un adinerado comerciante textil al que, en lo econmico y lo social,

    hay que calificar con toda justicia de self-made man. De nio, hasta

    los once aos, Michael Pedersen vivi en una zona inhspita y pobr-

    sima de la pennsula de Jutlandia, donde pas los ms extremos ri

    gores con sus ocho hermanos, sobreviviendo a duras penas mediante

    el pastoreo. A esa edad se lo llev a la capital danesa un to materno,

    que lo puso de aprendiz en una tienda de ropa. En el ramo del textil,

    mostr un talento natural para los negocios que le permiti realizar

    una insospechada ascensin meterica, hasta convertirse antes de al

    canzar la cuarentena en uno de los comerciantes ms adinerados deCopenhague. Igual que Schopenhauer, Kierkegaard hered una buena

    fortuna familiar que le permiti consagrarse exclusivamente al pen

    samiento, sin tener que preocuparse por los medios de subsistencia.

    La herencia paterna se completaba con graves problemas. La pri

    mera esposa muri al cabo de dos aos de matrimonio, sin que la pa

    reja hubiera tenido hijos, y Michael Pedersen dej embarazada a unasirvienta del hogar durante el ao de duelo prescrito en la Dinamarca

    de entonces; la primognita naci a los cuatro meses de las segundas

    y precipitadas nupcias. En un principio, Michael no pretenda casarse

    con la sirvienta, por la que no senta nada profundo y a la que en aos

    posteriores no llegara a considerar una verdadera compaera. La sir

    vienta convertida en segunda esposa, Ane Sorensdatter Lund, sera la

    madre de seis hijos ms, el ltimo de los cuales, Soren Aabye, naci

    cuando el padre tena cincuenta y seis aos y la madre, cuarenta y cin

    co. La edad avanzada de los padres pudo influir en ciertos problemas

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    'Ktorkvgaurd2b

    fsicos del benjamn, que tena la espalda muy encorvada y las piernas

    desiguales y dbiles, lo cual le causaba un modo de andar irregular,

    entrecortado. Ninguno de los muchos bigrafos de Kierkegaard ha hallado en los miles de pginas dejadas por este la ms leve referencia

    a la madre, o reflexin alguna sobre la maternidad que no sea la de la

    Virgen Mara. Resulta patente, pues, que Ane represent escasamente

    la figura materna para Soren; tan poco como la de esposa para Mi-

    chael, quien a pesar de la abundante progenie no dej de considerar

    que su mujer de verdad haba sido la primera.

    Entre los hermanos y hermanas Kierkegaard se dio una mortandad

    que hace pensar en una extrema fragilidad fsica, pero que en la fami

    lia se vivi, literalmente, como una maldicin divina. Cuando Soren

    alcanz los veintin aos solo le quedaba un hermano; tres hermanas,

    dos hermanos y la madre haban perecido muy prematuramente.

    En 1819, el pequeo Soren Michael [hermano casi homnimo de S0ren

    Aabye] muri a la edad de doce aos a raz de golpearse la cabeza con

    la de otro nio. En 1822 Maren Kirsten muri de clico a los veinti

    cuatro. Pero en 1832 las calamidades empezaron a precipitarse sobre

    la casa en rpida sucesin. Cabra pensar que era una maldicin sobre

    una familia que los dioses haban dedicado a la destruccin. El melan

    clico padre vio en ellas la mano de un Dios iracundo. Primero Nicoline

    Christine muri el 10 de septiembre de 1832, a los treinta y tres aos,

    al dar a luz a un nio mortinato. Un ao despus, el 21 de septiembre

    de 1833, Niels Andreas muri en su ao veinticinco en Paterson, Nueva

    Jersey. Soren sinti mucho esta prdida, porque Niels era el hermano

    ms prximo en edad a l. [...] Diez meses despus, el 31 de julio de

    1834, el anciano perdi a su mujer al cabo de una dolorosa enfermedadde muchas semanas; y cinco meses despus, el 29 de diciembre, la ms

    inteligente de las hijas, Petrea Severine, [...] muri a los treinta y tres

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    'Vida-obra de Swen 'Kierkegaard 27

    aos al dar a luz a un hijo. As, en dos aos, el anciano haba perdido

    a tres hijos y su mujer; solo le quedaban dos de los siete hijos con que

    Dios haba parecido bendecir su hogar: solo Peter y Soren, el hijo mayory el menor.1

    Esta tragedia familiar por fuerza haba de hacer mella en los su-

    pervivientes. Una anotacin personal de Soren escrita a los veintids

    aos se refiere a un gran terremoto, un terrible trastorno que de re-

    pente me impuso una interpretacin nueva e infalible de todos los

    fenmenos; se trata probablemente de la revelacin paterna de que,

    siendo Michael Pedersen un nio y estando pastoreando en los bre-

    zales de la pennsula de Jutlandia, afligido por la pobreza extrema, el

    hambre y el hasto, haba maldecido a Dios. El padre estaba convenci-

    do de que las muertes de sus hijos eran un castigo por aquel acto im-

    po, y de que su destino era sobrevivirlos a todos. Soren qued honda-mente afectado por la confesin. La longevidad del padre se converta

    en castigo divino y en conviccin de una muerte precoz propia. Y en

    efecto Soren muri joven, aunque super en nueve aos la esperanza

    de vida que se conceda a s mismo, la cual cifraba como mucho en la

    de Cristo al morir: treinta y tres. Sin embargo, hay confusin en cuan-

    to al contenido efectivo del gran terremoto, pues Soren no lo revela

    explcitamente. Algunos bigrafos se inclinan por vincularlo, ms que

    con la maldicin, con el descubrimiento de que el padre haba abusa-

    do de la sirvienta en el perodo sealado para el duelo por la esposa

    difunta, y que este pecado original haba originado el matrimonio

    en cuyo seno haba nacido l. En efecto, nadie en la era moderna se ha

    tomado tan en serio como Soren el problema del pecado original, el

    cual recibe en dans el nombre de pecado heredado.

    1 Lowrie, W Kierkegaard.

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    28 'Kiorkegaard

    No acaba ah la abundante y pesada herencia paterna. Despus de

    convertirse en prominente miembro de la clase comercial de Copen

    hague y ascender desde la miseria de los solitarios cenagales de Jut-landia hasta la clase media-alta urbana, Michael Pedersen transfiri

    su tienda de ropa a un sobrino y se retir de la vida laboral activa para

    vivir de rentas y dedicarse al pensamiento. No cabe duda de su bri

    llantez intelectual: si haba prosperado desprovisto de cualquier for

    macin, tampoco tuvo dificultades para dominar la filosofa idealista

    de su tiempo, sobre la que debata apasionadamente con invitados

    que acudan casi a diario a su casa y mantenan animados coloquios,

    a menudo hasta altas horas de la noche. Soren era testigo infantil de

    aquellos debates de altos vuelos filosficos, cuyo contenido qued re

    gistrado en su inteligencia precoz, y que su padre le haca repetir para

    confirmar que los entenda. Oscar Wilde, cuarenta aos despus, en

    Irlanda, tambin asistira como oyente infantil a debates intelectua

    les de adultos en el hogar paterno. La comparacin no es ociosa: enambos autores se percibe una familiaridad aparentemente innata con

    las ideas, una capacidad natural para examinarlas desde todos los n

    gulos posibles, para manejarlas casi como nios que construyen con

    piezas de madera modelos inventados por ellos mismos.

    Soren no solo absorbi ideas filosficas en la niez, pues en su ho

    gar tambin la religin se viva con intensidad. Decir esto es decir muchotratndose del Copenhague decimonnico, donde la religin tena una

    presencia abrumadora y determinaba tanto las relaciones sociales como

    la poltica. Imbuido de la permanente conciencia del castigo divino infli

    gido a su descendencia, Michael Pedersen sufra la obsesin del pecado y

    la culpa, que transmiti a su hijo pequeo a una edad en que este debera

    haber estado jugando y desarrollndose en libertad en vez de consumirse

    en la angustia religiosa. La religiosidad que el hijo absorbi fue de un ca

    rcter bastante malsano, centrado en el Cristo sufriente y maltratado, y

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    'Vida-obra deSoren Kierkegaard 29

    El luteranismo dans

    Las creencias religiosas de Kierkegaard se asentaban en el cristianismo

    luterano, primera manifestacin histrica de la Reforma protestante ini

    ciada por el fraile agustino Martn Lutero en la primera mitad del siglo xvi.

    Los fundamentos doctrinales del luteranismo son el nfasis en la natura

    leza pecaminosa y corrupta del hombre, en su abismal lejana respecto a

    Dios y en la enorme compasin de Cristo al asumir el peso de todos los

    pecados humanos. A diferencia de lo que se afirma en la confesin catlica, la salvacin personal depende de la fe (confianza absoluta) en la

    gracia divina, no de las obras, puesto que estas podran infundir vanidad

    en la persona En cuanto a la Iglesia, el aspecto fundamental del lutera

    nismo es que limita su intervencin en la vida espiritual de los creyentes,

    puesto que afirma que lo decisivo es la relacin personal y directa con

    Dios, prescindiendo de la mediacin eclesistica. Lo fundamental es el

    contacto con Dios a travs del Cristo descrito en el Nuevo Testamento;

    el papel del clero, de los santos y de los telogos queda reducido al m

    nimo frente a esta relacin bsica

    El padre de Kierkegaard asista regularmente a los oficios y encuen

    tros de los Hermanos Moravos, comunidad protestante fundada en el

    siglo xvi en Bohemia, actual Chequia Los Hermanos Moravos subra

    yaban el sufrimiento fsico y la humillacin moral de Cristo, las heridas

    que se le infligieron en la crucifixin y, en suma, los padecimientos que

    asumi para redimir a la humanidad. Con este carcter explcito y carnaldel culto a Cristo, los Moravos buscaban despertar la compasin y el

    arrepentimiento de sus adeptos. Este enfoque ttrico era afn a la pro

    funda melancola que domin a Michael Pedersen en su edad madura, y

    probablemente la Intensific. No cabe duda de que todo ello repercuti

    directamente en el joven Soren, quien al recordar ms tarde los aos de

    formacin escribi: De nio recib una educacin severa y rgida en el

    cristianismo. Desde el punto de vista humano, fue una locura de educa

    cin. Un nio qu locuradisfrazado de viejo melanclico! Espantosol

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    :w Kierkegaard

    No es de extraar, pues, que el cristianismo me pareciera a veces la

    crueldad ms inhumana. Y en una entrada del diario de 1846 reflexiona: El mayor peligro para un nio, en lo que respecta a la religin, no

    es que su padre o su maestro sean descredos, ni siquiera que sean

    hipcritas. No, el peligro es que sean pos y temerosos de Dios, y el nio

    est convencido de ello, y aun as perciba que en lo hondo hay un terrible

    desasosiego oculto. El peligro es que el nio sea empujado a concluir

    que Dios no es amor infinito.

    En el cristianismo de Kierkegaard hay unas convicciones fundamen

    tales que determinan el conjunto de su pensamiento: Dios no puede

    predestinar al hombre de modo que le arrebate su libertad, el acto de la

    fe es libre, el Dios de los cristianos es personal, trascendente y alcan

    zare por un intenso empeo moral, ms que por una piedad mstica

    espontnea.

    asimismo severo. Fue deseo expreso del padre que S0

    ren cursara estudiosde teologa, a lo cual el hijo se pleg, pero a regaadientes.

    El padre influy tambin decisivamente en otro aspecto de la ima-

    ginacin de Soren, mediante la prctica, cuando el mal tiempo les im-

    peda dar su habitual paseo por las calles de Copenhague, de hacer

    juntos excursiones imaginarias por el interior de la casa, simulando

    que encontraban a conocidos y los saludaban, y despus hablaban de

    ellos. A veces imaginaban que paseaban por las calles de grandes ciu-

    dades europeas, y el padre le iba describiendo escenas y situaciones.

    Tal vez S0ren no tuviera una verdadera infancia y juventud, puesto

    que la instruccin a la que le someti el padre no dej mucho espacio

    para el desarrollo espontneo y los descubrimientos personales, sino

    que ms bien impuso a un alma en construccin la angustia y la me-

    lancola propias de una madurez torturada. De pequeo fue el raro

    de la clase, tanto por su constitucin enclenque como por el modo

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    'Vida-abra de Harn "Kierkegaard 31

    un tanto extrao y austero en que le vestan

    los padres en la escuela le llamaban el

    nio del coro porque sus ropas se parecana las que llevaban los nios de la escuela de

    beneficiencia, por su escasa participacin

    en los juegos de grupo y por una temible ca

    pacidad para localizar los puntos dbiles de

    las personas y sacarlos a relucir con sarcas

    mo. En una ocasin, ante un desorden colectivo, un maestro incapaz de imponer respeto

    a los alumnos les amenaz con irse a quejar al

    director. Todos los muchachos se acercaron a

    su mesa, pidindole que no lo hiciera. Soren

    permaneci sentado en su pupitre y le espet

    con mucha tranquilidad: Venga, vaya a decir

    le al director que siempre nos comportamos

    as durante su clase. El profesor se sent y se

    abstuvo de ir a presentar la denuncia.

    En su primera juventud se interes por

    cuestiones literarias y filosficas. Al ingresar en 1830, con diecisie

    te aos, en la Universidad de Copenhague para estudiar Teologa (si

    guiendo el camino de su hermano mayor), era un joven inteligente y

    muy dotado para el estudio y para la escritura; su facilidad en esta

    lleg a preocuparle, y en aos posteriores se referira al demonio del

    ingenio como la expresin ms clara de su desafo a Dios y al hom

    bre; en muchas ocasiones dud de que sus destacadas dotes literarias

    y psicolgicas, su vocacin de escritor, resultaran compatibles con

    una vocacin religiosa. Soren pareci un estudiante perpetuo, pues

    permaneci en la universidad, y no como docente, hasta 1840, es decir,

    toda una dcada. Aunque no se tom en serio los estudios acadmi-

    Michael Pedersen

    Kierkegaard. Retirado

    voluntariamente de los

    negocios a los cuarenta artos,

    prefiri en adelante meditar

    sobre cuestiones filosficas

    y religiosas, asi como educar

    a su hijo pequerto y favorito,

    Seren. Su extrema y amorosa

    dedicacin tuvo el gran

    inconveniente de no respetar

    la autonoma y la integridad

    en el crecimiento del hijo, al

    que traspas sus angustias

    espirituales.

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    32 'Kivrkvgaartl

    eos hasta los dos ltimos aos, en los que tras la muerte del padre

    se concentr en licenciarse como pstumo homenaje a su voluntad,

    antes tuvo una intensa actividad intelectual: ley con entusiasmo aPlatn, a los poetas romnticos, a Shakespeare y a los filsofos mo-

    dernos, en especial a Hegel. Antes de los dos aos de estudio discipli-

    nado de la teologa, vivi durante un tiempo como un dandi, casi a lo

    Oscar Wilde, en lo que despus calificara como la etapa esttica de su

    vida. Se distingua por sus comentarios ingeniosos y se deleitaba con

    la buena comida y la buena bebida, era un asiduo de los cafs y el tea-

    tro, asista a fiestas en las que brillaba por su ingenio y, como mnimo

    externamente, pareca encantado de la vida, si bien varias anotacio-

    nes de su diario revelan la honda desesperacin que le produca lo que

    en el fondo experimentaba como dolorosa vacuidad de su existencia.2

    No cuesta percibir en esta poca un intento resuelto por sustraerse

    al rigor luterano impuesto por el padre. En los primeros ocho aos

    universitarios, Kierkegaard se alej mucho de l, que a pesar de todocorri con los gastos de su oneroso tren de vida. La alienacin entre

    ambos aument tanto que Soren termin por abandonar el hogar y

    residir en diversas pensiones y habitaciones.

    Esta situacin dio un vuelco con el gran terremoto de 1835, alre-

    dedor del vigesimosegundo aniversario. Le persuadi de que un castigo

    divino pesaba sobre la familia debido, o bien a la sensualidad del padre,

    o bien a la maldicin proferida por este en la Jutlandia de su niez. La

    confesin paterna, sin duda catrtica, produjo la reconciliacin entre

    ambos, el hijo prdigo volvi al redil y algo ms tarde, en 1838, pocos

    meses antes de la muerte del padre, vivi la experiencia religiosa ms

    2 Una anotacin de diario: Acabo de volver de una fiesta de la que he sido el alma: las

    ocurrencias fluan de mi boca, todos rean y me admiraban, pero me he (aqu los guionestendran que ser tan largos como el radio de la rbita de la Tie rra )------------------------- ido,

    y he tenido ganas de pegarme un tiro.

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    Vida-obra de Seren 'Kierkegaard X\

    intensa de su vida, que le llev a concentrarse en los estudios de teolo-

    ga, licenciarse y, durante un breve perodo, prepararse para ser pastor

    luterano, casarse y asumir la posicin de hombre maduro y responsable.Soren crey durante un tiempo que poda llevar una vida normal.

    La relacin con la amada

    Tendra que ocultarle demasiado,

    basar el matrimonio entero en una mentira.

    En agosto de 1841 alcanzamos el segundo hito: Soren rompe el com-

    promiso de matrimonio que haba contrado once meses antes con la

    jovencsima (dieciocho aos, nueve menos que l) y hermosa Regine

    Olsen, hija de un alto funcionario del Estado dans. Desde que en 1837

    se enamorara de la muchacha de catorce aos, haba tardado ms de

    dos en ganarse las simpatas de la muchacha, que ya estaba prometida,

    y de su familia. Tan pronto como obtuvo su mano, Soren fue presa de la

    melancola, comprendi que no estaba hecho para el matrimonio, que

    hara profundamente desdichada a Regine, a quien sin embargo amaba

    apasionadamente. Estos once meses fueron el nico perodo en la vidade Kierkegaard aparentemente orientado hacia la respetabilidad pbli-

    ca: se dispona a ser un hombre de provecho, til para la comunidad, a

    realizar lo universal caracterstico de una vida tica. Se comunicaba a

    diario con Regine, le escriba y le enviaba regalos, daba paseos con ella,

    cenaba a menudo con su inminente familia poltica, tan devota como la

    suya, y se preparaba en el seminario para ejercer como pastor.Pero el destino de Kierkegaard era muy otro, y l lo saba con cre-

    ciente certeza. Despus de mantener una intensa correspondencia.

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    M 'Kitirkvnaard

    con cartas un poco demasiado literarias, de

    cidi por fin interrumpir el noviazgo. Sabe

    mos por las anotaciones de su diario cuntosufri con aquella decisin, hasta qu pro

    fundidades lleg a torturarse. Pero de nada

    valieron las splicas iniciales de Regine, ni

    tampoco las del padre de esta. Simul ser vil

    e insensible para que a la muchacha le resul

    tara ms fcil aceptar la ruptura. Atendien-

    Retrato de Regme oisen, do a[ honor de Resine, y en previsin de lasprometida de Kierkegaard c' y *

    durante once meses y el gran inevitables habladuras que circularan por laamor en la vida del escritor. . _ , _

    pequea Copenhague, Soren propuso prime

    ro que anunciaran que era la muchacha quien

    haba anulado el compromiso; al negarse ella a representar este apao,

    simul ser en esa poca un hombre cruel y depravado, entregado a los

    placeres sensuales, para cargar con el oprobio.

    Consumada la ruptura, Kierkegaard march de inmediato a Berln,

    donde durante cuatro meses asisti a clases en la facultad de Filosofa

    y escribi gran parte de su voluminoso libro 0 b uno o lo otro. Despus

    de aquel noviazgo romntico y desgraciado, Regine reanud la relacin

    con su primer pretendiente, antiguo tutor y ya destacado abogado y

    funcionario al que haba dejado en la estacada al aparecer Soren, y que

    a diferencia de este sera muy capaz de desempear debidamente las

    funciones de esposo maduro, responsable y fiable. El anuncio del nuevo

    compromiso, al cabo de dos aos de la ruptura, fue un mazazo para

    Kierkegaard, quien perdido en la abstraccin ensimismada de sus emo

    ciones fue arrollado finalmente por el principio de realidad.

    La interrupcin del noviazgo obsesion a Kierkegaard el resto de su

    vida, con diversos grados de intensidad segn la poca, y la relacin apa

    rece recreada en Diario d e un seductory l a repeticin,dos historias de

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    Vida-obra de Soren 'Kierkegaard 35

    relaciones desdichadas, si bien de significacin muy diversa: presentada

    desde la perspectiva donjuanesca en el primer relato, y desde la ptica de

    una posterior crisis religiosa en el segundo. Muchas conjeturas se han he-cho acerca de las causas de la ruptura. Ms de un psicoanalista freudiano

    ha aplicado sus esquemas al caso. Solo haba que encajar las piezas: padre

    intensamente melanclico, dominante y al mismo tiempo sensual, hijo

    disoluto vuelto al redil, con un carcter latente o ya patentemente obsesi-

    vo y posibles disfunciones fisiolgicas reforzadas por un visceral rechazo

    de la parte fsica de la sexualidad, todo ello sublimado en una religiosidadcada vez ms apabullante. El hipottico freudiano podra emitir ya aqu

    su veredicto de neurosis incurable, e interpretara todo el pensamiento

    del autor como manifestacin de esos traumas. Ya ha habido ms de uno

    que as lo ha hecho. Una lectura no psicoanaltica de Kierkegaard no ir

    tan lejos: tomar muy en cuenta todos los aspectos traumticos de su

    vida como una de las causas de su pensamiento, pero no lo reducir amero sntoma o manifestacin de una neurosis. Hay entre las vivencias

    y las ideas del dans una superposicin, pero tambin un desajuste, y es

    por este por donde entran su sensibilidad, inteligencia y espiritualidad.

    Lo que parece indudable es que Kierkegaard no quiso asumir una

    posicin fija en la vida y la sociedad debido a una concurrencia de fac-

    tores diversos: la conviccin de que hara desgraciada a Regine con suincurable melancola, con el carcter fantasmal que se atribuye a s

    mismo, disimulado en el trato social; el rechazo visceral a desempear

    el papel de miembro respetable de la sociedad cumplidor de los pre-

    ceptos ticos universales; tambin es probable que deseara proteger

    su doble vocacin literaria y religiosa; y que no pudiera transformar en

    matrimonio burgus una relacin que l viva con intenso romanticis-mo, y que prefera mantener en un estrato idealizado.

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    :w> 'Kierkegaard

    El destino de escritor

    Los aos siguientes a la ruptura son de una asombrosa produccinliteraria. En una dcada escribi una treintena de libros y veinte vo-

    lmenes de diarios. Nada ms romper el compromiso en agosto de

    1841, obtuvo el ttulo de doctor en Teologa con una defensa en la

    Universidad de Copenhague de la tesis Sobre e l concepto d e la irona,

    en constante referencia a Scrates (en septiembre), y en octubre se

    march a Berln.

    De vuelta a Copenhague, cuatro meses despus, dio inicio a esa

    dcada en que su vigilia se redujo casi exclusivamente a escribir y a

    leer libros necesarios para la composicin de los suyos; los nicos

    recreos eran los paseos por la ciudad, las conversaciones con gente

    del mundo editorial y la asistencia asidua a las representaciones del

    Teatro Real (donde se dejaba ver incluso en las pocas en que ms

    consagrado estaba a su misin, aunque solo fueran diez minutos du-rante el descanso, para hacer creer que segua llevando una vida de

    esteta hedonista). Entre 1844 y 1848 volvi a vivir en la casa paterna,

    de la que haba estado ausente desde la etapa de estudiante y que

    haba quedado vaca al marchase el hermano mayor, Peter Christian,

    para asumir la direccin de una parroquia.

    En febrero de 1843 apareci el voluminoso 0 lo uno o lo otro,quecontiene sus ideas sobre los estadios o esferas esttico (hedonista)

    y tico (basado en el deber moral y la responsabilidad) de la vida;

    este grueso volumen contiene la ya mencionada narracin en pri-

    mera persona D iario d e un seductor, apogeo de la visin esttica y

    tal vez la obra ms conocida de Kierkegaard. aunque no desde luego

    la ms representativa. El mismo ao se publicaron el clebre Temor

    y tem blor (extensa reflexin sobre el sacrificio veterotestamentario

    de Isaac por su padre, Abraham), l a repeticin y varios discursos

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    'Vida-obra de aren Kierktigaard 37

    de ndole religiosa (titulados Discursos edificantes), pensados para

    ser ledos en voz alta, y que siguieron apareciendo en noviembre y

    en aos posteriores (1844, 1847); el abanico temtico del conjuntode estos discursos es amplio: amor, bondad divina, contenido de la

    fe... En 1844 public M igajas fi lo s fica s y un p oco d e filo so fa , que

    distingue la verdad cristiana de la verdad filosfica tal como se ha

    construido desde Scrates hasta Hegel, el famoso E l concep to de la

    angustia(anlisis psicolgico de la relacin que el hombre tiene con

    el pecado a travs de la angustia) y ms D iscursos edificantes.Al aosiguiente, A postilla conclusiva y acie n tfic a a la s M igajas filo s fi-

    cas, su libro ms claramente filosfico y sistemtico, en el que se

    ocupa principalmente de la idea de verdad subjetiva, un examen que

    influira enormemente en la corriente existencialista del siglo xx (el

    autor vincula la verdad subjetiva con la especificidad de la fe cristia

    na). Tambin en 1845 apareci E stadios en el cam ino d e la vida,di

    vidido en tres partes compuestas por diversos autores seudnimos,

    una de ellas el dilogo In vino veritas,moldeado a partir del modelo

    de "El ban qu ete platnico; la parte final de Estadiosplantea la decisi

    va visin de los estadios o esferas -es decir, modos de vida- que pue

    de adoptar una existencia humana; esttico, tico, religioso (vase

    el captulo cuarto del presente estudio). Estadios puede entenderse

    como una ampliacin de 0 lo uno o lo otro, tanto porque emplea similar estrategia literaria como porque aade la esfera religiosa a las

    dos primeras ya expuestas en el libro primerizo.

    En 1847 aparece la s obras del amor,libro devocional que algunos

    comentaristas consideran su obra maestra a pesar de ser muy poco

    ledo, en el que sostiene y ejemplifica que amar a los dems es lo defi-

    nitorio del cristianismo. Obras posteriores, de contenido tambin religioso, son Discursos cristianos(1848), lo s lirios del cam po y las aves

    del cielo, Tres discursos sobre la comunin en viernesy l a en ferm edad

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    Kierkegaard:w

    mortal (las tres de 1849) y Ejercitacin para el cristianismo (1850).

    En estas tres ltimas obras Kierkegaard asume un tono muy crtico

    con el cristianismo de su tiempo y con la Iglesia del Pueblo Dans, l a enferm edad m ortalexamina la condicin humana y el pecado desde el

    sentimiento de la desesperacin, entendido como renuncia a la posi

    bilidad de la trascendencia. Postumamente apareci E l punto de vista

    sobre m i actividad d e escritor,donde Kierkegaard repasa su trayecto

    ria vital y como autor, centrada en la meditacin religiosa, al tiempo

    que ofrece una interpretacin global de su obra.

    En el conjunto de todas estas obras discurren dos lneas parale

    las: por una parte, las obras de tipo filosfico, firmadas con seud

    nimo; por otra, los sermones y los libros teolgicos, firmados con el

    nombre del autor. Las obras filosficas plantean el problema herme-

    nutico de determinar en qu medida contienen ideas plenamente

    suscritas por Kierkegaard o bien son experimentos intelectuales,

    indagaciones serias desde el punto de vista filosfico pero no vinculantes en el plano existencial ni plenamente relevantes para el pen

    samiento del autor. Este declar que las obras por l firmadas las

    ofreca con la mano derecha, en oposicin a la obra de los seud

    nimos, que se brind y se brinda con la izquierda. Es muy claro en

    su valoracin; al final de laA postilla escribe con su propio nombre:

    Mi deseo, mi ruego es que, si a alguien se le ocurriera citar un dicho

    particular de los libros, me hiciera el favor de citar el nombre delrespectivo autor seudnimo, y en otros lugares sostuvo que su ni

    ca relacin con lo afirmado por estos seudnimos era la de simple

    lector. En verdad, cada seudnimo tiene un carcter, una voz y un

    pensamiento propios y distintivos. Kierkegaard confera el mximo

    valor a su obra firmada, los sermones o discursos edificantes, cris

    tianos y piadosos, los que exponen las verdades ms sentidas sin la

    irona propia de su produccin filosfica y seudnima.

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    'Vida-obra de Seren 'Kierkegaard m

    Los seudnimos

    Kierkegaard firm con seudnimos sus obras ms filosficas y menos

    religiosas. No pretenda con ello pasar desapercebido en la pequea Co

    penhague, puesto que la autora de aquellos escritos era del dominio p

    blico.Aposti lla co nclusiva y acient fica a lasMigajas filosficas(1846)

    contiene una nota final, titulada Una primera y ltima aclaracin y fir

    mada por el propio autor, en que reconoce ocho obras seudnimas que

    van desde O lo uno o lo otrohasta esta. Lo que deseaba era distanciar

    se de unas investigaciones filosficas que consideraba necesarias para

    alcanzar la verdad existencial que persegua, pero con las que no se

    identificaba por completo. Ide una amplia diversidad de psicologas algo

    (o muy) distintas de la suya propia para poder examinar las cuestiones

    desde ms puntos de vista que los que poda adoptar su personalidad

    real. Resulta patente que se necesita una imaginacin privilegiada para

    poder efectuar estos experimentos de perspedivismo.

    Hay una conviccin esencial en la prctica de asignar un autor a

    cada libro, incluso a partes diferentes de libros: la conviccin de que la

    verdad no puede jams ser abstracta Siempre tiene que ser comunicada

    por una voz singular, por un existente concreto. Aun cuando se adopta a

    modo experimental una perspediva que no es la del autor, debe haber

    una conciencia particular que la construya y transmita.

    Si bien el autor no se identifica del todo con lo que sostienen esos

    seudnimos, s muestra un profundo inters intelectual por las cuestiones filosficas que tratan estos, que es necesario examinar para abordar

    los temas religiosos de los que se ocupa Kierkegaard con su nombre

    propio. Su imaginacin cre psicologas y voces individualizadas que in

    vestigan y exponen posibles soluciones para los problemas de la vida.

    Estos autores imaginarios pueden expresar sus puntos de vista de modo

    subjetivo y dramtico, y as implicar emocionalmente al ledor.

    El empleo de los seudnimos debe relacionarse con la idea de

    la comunicacin indirecta que Kierkegaard mantuvo sobre todo en la

    \ V

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    10 'Kterkegaanl

    etapa inicial de su escritura. El presupues

    to fundamental es que si no se presentaal lector la verdad como producto acabado

    que este deba limitarse a aceptar pasiva

    mente, como sucede con el tratado filosfi

    co abstracto, sino que se le hace participar

    activamente en un proceso dialctico con

    varios portavoces, ser posible facilitar el

    surgimiento de la verdad subjetiva en su di

    mensin interior, el nico modo de adquirir

    conocimiento existencial.

    Vctor Eremita es el editor que organiza

    los materiales heterogneos de O lo uno o lo

    otro ; A es el autor de muchos de los escritos

    que componen la parte esttica del libro,

    mientras que el Juez William compone los

    que afirman el posicionamiento tico en su

    segunda parte. Johannes de Silentio es el

    autor de Temor y temblor,la intensa reflexin acerca del sentido religioso

    que encierra el sacrificio de Isaac por Abraham. Constantin Constantius,

    hombre maduro y escptico, fino psiclogo, es autor de la primera parte

    de La repeticin,cuya segunda parte est compuesta por cartas dirigi

    das a l por un Joven que se ha enamorado apasionadamente, pero en

    abstracto, de una muchacha antes de vivir una honda crisis religiosa V-

    gilius Haufniensis firma El con cepto de la angustia,prolongada reflexin

    ensaystica acerca de este sentimiento entendido como vrtigo ante la

    posibilidad de libertad personal. Nicolaus Notabene firma los Prefacios

    Hilarius Bookbinder es el editor de Estadios en el camino de la vida.El

    filsofo pagano Johannes Climacus responde por Migajas filosficasy

    Aposti lla co nclusiva y acientifica ,mientras que Anti-Climacus (como su

    propio nombre indica, el reverso del anterior) se presenta como el autor

    de La enfermed ad m ortal y Prctica d el cristianismo.

    Portada de O lo uno o lo

    otro,editada con el seudni

    mo Vctor Eremita.

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    'Vida-obra de Saren 'Kierkeguard 41

    Los textos firmados por Kierkegaard tratan abiertamente temas

    religiosos. Son o bien sermones o bien escritos apologticos que es

    clarecen fundamentos teolgicos y exponen el contenido del cris

    tianismo. En ellos el autor abandona las perspectivas parciales que

    caracterizan a las obras apcrifas y asume una mirada global y com

    prometida. Sin embargo, resulta esencial entender que las obras seu

    dnimas no son de segunda categora respecto a las firmadas con

    el propio nombre. En el conjunto del pensamiento kierkegaardiano,

    iluminan aspectos (por ejemplo, la diversidad de los estadios de laexistencia, el enamoramiento, el estatuto de la verdad en relacin con

    la existencia) necesarios para acceder a los grandes temas religiosos.

    Desde los veinte aos, Kierkegaard escribi unos "Diariosbsicos

    para comprender su pensamiento desde dentro. En estos escritos (una

    muestra de los cuales figura como lema al principio de este libro), el

    autor se dirige a s mismo, a veces para aclarar las ideas, a veces para

    examinar desde un ngulo privado un punto filosfico, a veces para

    desahogarse en un momento de angustia. No todos se han conserva

    do, pero s una parte sustancial. Como siempre en estos casos, queda

    el escrpulo moral de decidir si es lcito leer lo que no fue escrito para

    la publicacin. Pero el riqusimo contrapunto a los libros publicados

    que ofrecen estos diarios, y el hecho de que el propio autor supiera

    perfectamente que algn da su vida sera tan estudiada como su obra,

    justifican el estudio de los miles de pginas de este material privado.

    El choque con la sociedad

    Probablemente era considerado un personaje un tanto excntrico porsus ideas radicales, y sin duda se conoca la autora de sus obras seu

    dnimas, pero tiempo despus de la polvareda que levantara la rup-

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    42 'Kierkegaard

    tura con Regine Olsen, Kierkegaard viva tranquilamente en Copen-

    hague, donde daba paseos cotidianos y charlaba con gentes de toda

    condicin que encontraba por las calles. Esta vida tranquila acab en1846, a raz de un conflicto en apariencia bastante absurdo. Un cr-

    tico literario public una resea de "Estadios en e l cam ino d e la vida

    en la que no dio muestras de haber entendido el libro, y en todo caso

    no lo elogiaba; Kierkegaard replic con un artculo en un peridico

    en el que relacionaba al crtico con una revista satrica del momento,

    E l Corsario, publicacin semanal que ridiculizaba a personajes pbli-

    cos de la sociedad danesa, pero que hasta entonces no se haba metido

    con l porque su director le respetaba. En el artculo de rplica Kierke-

    gaard ret con sarcasmo a la revista a que le convirtiera en blanco de

    sus ataques. No debi mostrarse tan despectivo. A principios de 1846

    empezaron a aparecer en E l Corsario caricaturas que le presentaban

    como un personaje deforme, con joroba (los aos haban intensificado

    la malformacin de la espalda), las piernas de extensin desigual quele causaban un andar irregular y. en conjunto, una figura desgarbada.

    Aunque el semanario dej de publicarse en octubre de aquel mismo

    ao, el perjuicio que le caus a Kierkegaard fue enorme: le convir-

    ti en un hazmerrer. Muchos le reconocan por las caricaturas sa-

    tricas, y se burlaban de l cuando lo vean en la calle. El autor, que

    haba buscado su propia ruina al desafiar a E l Corsario, de repente

    perda uno de sus grandes placeres: pasear por su ciudad. No tard

    en transformar la amargura por esta situacin desagradable en una

    intensa conciencia de martirio, a imitacin del que haba padecido

    Cristo. Reforz su conviccin de ser un individuo aislado enfrentado a

    la masa, y de que no haba mediacin posible entre los dos trminos.

    El patronmico Sorensen (hijo de Soren) es uno de los apellidos

    ms comunes en Dinamarca. Sin embargo, el nombre Soren, que en

    tiempos fue de los ms corrientes en este pas, dej casi de utilizarse

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    Vida-obra de Saren 'Kierkegaard 4 :i

    despus de la campaa difamadora de TI Corsario.El incidente lo con-

    virti en un nombre maldito.

    Ataque a la cristiandad en nombre del cristianismo

    Hay que intentar introducir el cristianismo en la cristiandad.

    Durante muchos aos Kierkegaard se mostr insatisfecho con la versin

    edulcorada del cristianismo imperante en la Dinamarca de su tiempo,

    que a su juicio haba perdido todo el dramatismo y la trascendencia de

    la religin original. Pero esta insatisfaccin se expresaba solo en ideas

    desarrolladas en libros, y el autor contemporizaba con la institucin:

    durante gran parte de su vida asisti a los servicios de la Iglesia pro-

    testante, y a pesar de que no lleg a ejercer como pastor, s predic en

    algunas ocasiones. La crtica adquiri un tono ms concreto y speroa partir de 1848, cuando el autor emprendi un ataque contra la Igle-

    sia del Pueblo Dans (tambin llamada Iglesia Evanglica Luterana de

    Dinamarca) en libros como el ya citado Tjercitacin p ara el c ristia-

    nismo, T ara el autoexam en y Juzgad vosotros mismos!,en los que se

    produce un giro hacia la sociedad concreta del momento.

    Pero la crtica al orden establecido, a la religin estatal que haba

    desembocado en un cristianismo solo nominal, se intensific has-

    ta un grado acerbo durante los ltimos aos de Kierkegaard. Este

    public desde mayo de 1855 la revista 0jeblikket (TI Instante o TI

    M omento),escrita y firmada exclusivamente por l mismo, y en cuya

    financiacin invirti buena parte de lo poco que le quedaba de la

    herencia paterna. Aparecieron nueve nmeros de la publicacin, conun tono dursimo, en los que acusaba a la Iglesia de haber convertido

    el cristianismo en algo afeminado, en una religin de eunucos, de no

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    Kirrkvgtiaril44

    predicar ya el evangelio cristiano, de haber olvidado el compromiso

    y la responsabilidad del individuo ante Dios y limitarse a dar blan-

    dos y cmodos mensajes de consuelo, de haber eliminado todas lasdificultades y exigencias del cristianismo hasta desvirtuarlo y de-

    bilitarlo. Atacaba con crudeza a pastores concretos de la Iglesia y a

    sus familias. Prescindiendo ya por completo de seudnimos, lanzaba

    todo tipo de diatribas, deseaba sacudir la cristiandad (la comuni-

    dad, la Iglesia) para que resurgiera el verdadero cristianismo (la fe, la

    religin); una arriesgada apuesta personal en la que se elega el tipo

    de existencia que se quera llevar y el tipo de persona que se quera

    ser, mediante un salto inexplicable para la razn que haca compare-

    cer a la interioridad subjetiva ante lo absoluto de Dios.

    Agotado por la violencia de la contienda y la intensidad de su im-

    plicacin, Kierkegaard se derrumb fsicamente. El 2 de octubre de

    1855 se desmay cuando andaba por la calle y fue trasladado a un

    hospital, donde muri al cabo de seis semanas, el 11 de noviembre. El19 de octubre, su nico amigo personal, Emil Boesen, le haba pregun-

    tado si deseaba recibir la comunin. Kierkegaard contest que s. pero

    que por medio de un seglar, no de un pastor. Boesen le respondi que

    aquello no era posible, y Kierkegaard concluy que en ese caso morira

    sin recibir la eucarista. Y as fue.

    Aquel mismo da Kierkegaard se haba negado a recibir a su her-

    mano mayor, Peter Christian, telogo, pastor, obispo y ministro del

    Estado, del que no solo le separaba la explcita controversia con la

    Iglesia, sino una tensa relacin mantenida a lo largo de los aos. Pe-

    ter Christian haba medrado en la jerarqua eclesistica, haba hecho

    cuanto se esperaba de l sin ocasionar problemas, era un respetado

    miembro de la Iglesia y de la comunidad. Pero careca de aquello que

    tena su hermano menor: fe en Dios. En el entierro de Soren queacab en escndalo, porque un sobrino protest porque Kierkegaard

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    'Vida-obra de Seren Kierkegaard 45

    Dibujo de Kierkegaard en

    1853, dos aos antes de

    morir, por H, P. Hansen.

    El escritor tenia por aquel

    entonces cuarenta afloa,

    habla quedado serialado

    por la camparia satrica del

    semanario El Corsario y

    estaba prximo a enzarzarse

    en una agria polmica con

    la jerarqua de la Iglesia del

    Pueblo Dans.

    no habra deseado que le dieran sepultura segn los ritos de la Iglesia

    que tanto haba atacado, Peter Christian, en su panegrico, hizociertas alusiones veladas a la escasa cordura de su hermano y lleg a

    poner en duda que pudiera responder no solo de sus publicaciones

    seudnimas, sino de las que haba firmado con su propio nombre.

    Al cabo de veinte aos, Peter Christian se sumi en una profunda

    melancola, hasta el extremo de que renunci al cargo de obispo y se

    declar oficialm ente incapaz de asumir las responsabilidades de una

    persona adulta. Parece que el remordimiento por el trato que habadado a su hermano le acab empujando de la melancola a la locura.

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    4f> 'Kwrkugaard

    Es probable que Soren Kierkegaard tambin hubiera admitido que

    no estaba completamente cuerdo. Y que a continuacin hubiera pre-

    guntado: Pero quin lo est?. Si es cierto que nadie es normal,que todos estamos ms o menos desplazados del centro, de ese claro

    en medio del bosque hacia el que Soren se empe en avanzar, no

    es lo ms cuerdo admitir que el ser humano no es verdaderamente l

    mismo hasta que se entrega desde su propia y autntica subjetividad

    a algo que es superior a s mismo?

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    Verdad y existencia

    Sin duda, la idea ms conocida de Kierkegaard, y tal vez lo que ande

    buscando de entrada el lector, es la ya mencionada visin de la existen

    cia humana en tres esferas o estadios. Desde luego, esta percepcin de

    la trayectoria moral y espiritual humana es enormemente sugerente

    como interpretacin del paso de la persona por esta vida, y recibir el

    tratamiento debido en el captulo siguiente. Pero su comprensin ade

    cuada requiere que examinemos antes varios presupuestos filosficos

    implcitos en toda la obra del pensador dans, sin una conciencia de

    los cuales se pierde el sentido de su coherencia y originalidad.

    Kierkegaard sita al ser humano, el existente real, particular y

    concreto, como centro y origen de todo pensar y sentir. Tal posicio-

    namiento es revolucionario en la historia de la filosofa. Esta haba

    mantenido a lo largo de los siglos un fuerte carcter idealista, obser

    vaba la realidad desde una perspectiva conceptual, tena una visin

    abstracta del ser humano previa a la vida de este. La esencia preceda

    a la existencia: se saba de antemano, a priori, desde la eternidad, quera y deba ser lo humano, y el individuo de talante filosfico aspiraba

    a realizar el modelo arquetpico mediante el ptimo funcionamiento

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    48 Kicrktigaard

    de la razn, que guiara a su persona por el camino de la tica y el co

    nocimiento hacia ese modelo de sabidura preestablecido. Platn ha

    ba instituido tempranamente la imagen bsica de este planteamiento

    al encomendar al alma racional la tarea de alcanzar las Ideas eternas

    e inmutables, las Formas arquetpicas que han existido desde siem

    pre, donde residen la verdad, la belleza y la justicia. Toda la corriente

    racionalista e idealista de la filosofa, la predominante hasta el siglo

    xix, aceptaba la concepcin bsica de esta verdad abstracta, accesible

    para el ser humano, que no poda construirse sino descubrirse. Todo

    se define por lo universal y lo necesario.

    Kierkegaard le da la vuelta a esta concepcin. Con l, como dira

    J.-P. Sartre en el siglo xx, la existencia precede a la esencia. El ser hu

    mano no aspira ya a alcanzar una verdad previa, universal, vlida para

    todos y en todo momento, sino que se esfuerza en construir en su

    propia vida, en su existencia, una verdad, una esencia, que no puede

    comprenderse al margen del sujeto que la crea. Kierkegaard hace des

    cender de las nubes a la verdad y el conocimiento y los lleva al mbito

    de la subjetividad individual y la historia personal. La verdad pasa a

    ser existencial.

    Immanuel Kant crea con razn que haba introducido un giro

    copernicano en el pensamiento por haber establecido el sujeto cog-

    noscente y no el objeto conocido como lo determinante en el acto

    de conocer (anlogamente a como Nicols Coprnico haba situado

    el Sol, y no la Tierra, en el centro del cielo). El giro copernicano que

    imprime Kierkegaard al pensamiento es igual de fundamental, si bien

    tiene otro sentido. La razn queda destronada, ya no es el poderoso

    instrumento capaz de elevar al ser humano hasta el Olimpo de las

    Ideas, deja de ser ese auriga platnico que conduce el carro tirado por

    dos caballos hacia aquellas eternas Formas de verdad, belleza y justi

    cia. La emocin subjetiva, la interioridad apasionada, pasa a ocupar el

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    Verdad y existencia W

    lugar dominante en la construccin del conocimiento. El sujeto ya no

    se limita a asentir a dictmenes objetivos de la razn, asume otro tipo

    de participacin, implica la totalidad del ser en su pensar. Se la juegaa todo o nada en su dimensin interior. Ni la filosofa, ni la teologa ni

    ninguna metafsica dogmtica pueden convencerle en un estrato pro

    fundo. Es implicacin subjetiva global del ser humano como existente

    lo que legitima la verdad. Hemos pasado de la racionalidad, incluso de

    la razonabilidad, a la subjetividad existencial. Este giro kierkegaardia-

    no tiene unas consecuencias tan profundas en la concepcin del co

    nocimiento que debemos detenernos para apreciar en la justa medida

    sus implicaciones de fondo.

    El trasfondo filosfico

    En sus aos de estudiante de Teologa, Kierkegaard se form en la

    disciplina filosfica a travs del idealismo absoluto de Georg Wilhelm

    Hegel. No poda ser de otro modo, pues, como sabemos, el pensamien

    to hegeliano era abrumadoramente dominante en aquella poca. In

    cluso los que se oponan a su sesgo especulativo le conferan una po

    sicin prioritaria, puesto que se publicaban tratados antihegelianos.

    Entre 1837 y 1839, Kierkegaard estudi a fondo la filosofa y la teologaalemanas contemporneas, en especial el idealismo absoluto, lo cual

    terminara por llevarle a desconfiar de todos los usos sistemticos del

    mtodo y de los conceptos filosficos. Para entender el alcance de su

    rebelin frente al sistema hay que hacerse una idea general de la filo

    sofa hegeliana. Y tener muy presente que cuando se habla de hege

    lianismo no se alude solo a la filosofa de un autor individual, sino auna tendencia general del pensamiento. De hecho, contra lo que Kier

    kegaard se alz en armas no era tanto un sistema filosfico concreto

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    so 'Kierkegaani.

    como una situacin filosfica, un clima, que a su juicio socavaba la

    vida moral y los fundamentos del cristianismo.

    Empecemos por decir que Hegel es uno de los pensadores msoscuros, densos y de lectura ms penosa que haya habido jams. Scho-

    penhauer escribi acerca de l: Es insoportable el aburrimiento que

    produce la huera palabrera de este repugnante filosofastro, autor

    de los galimatas ms absurdos jams odos, al menos fuera de los

    manicomios. Es cierto que sus crticas son un poco ad hominem,y

    que la inquina contiene algo de agravio personal, pero cualquiera que

    se haya aplicado en algn momento de su vida a leer la Ciencia d e la

    lgicahegeliana se sentir tal vez legtimamente vengado por estas

    pullas. Kierkegaard, ms moderado en la formalizacin, anota tras

    una poca de sobreexposicin al idealismo absoluto: Si Hegel hubie

    ra escrito la totalidad de su l g i ca y en el Prefacio hubiera revelado

    que solo se trataba de un experimento del pensamiento (en el que sin

    embargo en varios puntos haba eludido muchas cosas), sera uno delos pensadores ms grandes que jams hayan existido. Pero tal como

    es, resulta meramente cmico. Tambin advierte que para criticar a

    Hegel hay que estar provisto de una buena dosis de sentido comn,

    bastante sentido del humor y algo de ataraxia griega.

    Qu hizo Hegel para merecer tales comentarios (aparte de culti

    var la ya mencionada opacidad estilstica, lo cual ya de por s es bas

    tante censurable)? Su pensamiento lleva al apogeo la tendencia espe

    culativa de la filosofa, la pasin por el Sistema. Si filosofar es pensar

    el mundo conceptualmente de manera formalizada y estructurada,

    Hegel fuerza esta actividad intelectual hasta su extremo, lo convier

    te todo en pensamiento. Una frase de su Tilosofa del derecho se ha

    convertido en emblema de toda su obra: Lo que es real es racional, y

    lo que es racional es real, por cuanto expresa su visin hiperraciona-lista y panlogista. Todo es razn, todo es lgica. Hegel crea una teora

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    'Verdad y existencia 51

    unificada de la realidad, un sistema conceptual omniabarcador que da

    cuenta de todo, desde los fenmenos naturales hasta las formas de or

    ganizacin social y poltica, el arte, el Estado, la religin y la filosofa.Postula una razn universal que se expresa en todo, con lo que, como

    reza la cita, equipara razn y realidad. La realidad es racional, de lo

    contrario no podra conocerse.

    Hegel tiene una concepcin muy peculiar de la realidad. La en

    tiende como un proceso inmanente y orgnico en el que un espritu

    absoluto (logoso razn) se autoexpresa y desarrolla a lo largo y ancho de la historia universal a fin de conocerse a s mismo en un grado

    elevado de autoconciencia. La historia general es el proceso de au-

    toconocimiento de la razn. Esta razn, adems de omniabarcadora,

    es omnvora, lo devora todo. Y adems lo justifica todo. Todo cuanto

    sucede, incluyendo las mayores atrocidades que el hombre perpetre

    contra el hombre y contra el mundo, est justificado en un nivel ra

    cional, est racionalizado. Claro que el desarrollo triunfal de la ra

    zn tiene efectos colaterales: por ejemplo, la gloriosa Revolucin

    de 1789 deja Francia sembrada de cadveres y de menesterosos sin

    ningn porvenir, y Napolen lleva a la muerte a centenares de miles

    de hombres en la campaa de Rusia: pero el panlogismo hegeliano

    racionaliza todo el sufrimiento particular mediante la idea general.

    Lo bsico del hegelianismo es concebir toda la actividad humana

    como un proceso histrico con sentido y finalidad (es decir, como un

    desarrollo teleolgico), en el que cada individuo participa tanto si lo

    sabe como si no, lo quiera o no. El proceso general absorbe todo lo

    particular. La filosofa es el saber supremo que capta la estructura y

    la direccin de este movimiento global, y lo capta mediante un siste

    ma dialctico inclusivo que abarca todo lo natural y todo lo humanocomo un desenvolvimiento histrico, puesto que todo forma parte del

    movimiento general del espritu. Si uno se fija bien en la descripcin

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    'Kierkegutin52

    de la realidad hecha por los hegelianos, detectar una letra pequea

    que incluye elementos tan problemticos como:

    Pantesmo: todo es Dios, es decir, espritu o idea o razn o logosabsoluto, qu