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RESEÑA DE Luimos PAUL SIVADON Y FRANÇOIS GANTHE- Rrr. La reeducation corporelle des fonctions mentales. Collection des Sciences humaines appliquées. Edi- tions Sociales Françaises. París, 1965; 200 págs. en cuarto. Esta obra formidable por su mi- nucioso estudio de la recuperación de enfermos mentales, precisamen- te a través de ejercicios corporales, ha sido escrita por el profesor de la Facultad de Medicina de París y director del Centro de Recupe- ración Instituto «Marcel Riviere» adscrito a la misma, Paul Sivadon, en colaboración con Francois Gant- heret, jefe del Servicio de Fisiote- rapia de la mencionada institución. Cada uno de ellos se ha ocupado de una de las dos partes en que se divi- de la obra, pero, no obstante, ambos autores colaboran de manera ininte- rrumpida por una causa común, den- tro de una misma institución, guia- dos por principios teóricos análogos y con frecuencia idénticos, pero, sin embargo, situados por sus funcio- nes en puntos de vista diferentes. La parte primera la aborda Sil- vadon y en ella estudia una pano- rámica retrospectiva de los diversos métodos de recuperación, el proble- ma del espacio y de la orientación espacial en el hombre y su reper- cusión en la terapéutica psiquiátri- ca, para desarrollar con amplitud y profundidad los caracteres de las funciones mentales y su reeduca- ción, terapia y adaptación. La segunda parte corre a cargo de Gantheret, el cual en dos grandes capítulos aborda los temas de la re- educación corporal de las funciones mentales como especialista entrega- do a la misma en la vida diaria, y tiene buen cuidado de encontrar so- luciones técnicas concretas a los pro- blemas psicopatológicos q u e se le presentan; esto le lleva a trasponer estos problemas en términos de vi- vencias corporales. Ambos concuerdan en reconocer el carácter polidimensional de la ca- sualidad en medicina mental. Si son necesarios factores múltiples y con- vergentes para determinar una en- fermedad, se debe también prever un principio terapéutico multidi- mensional : y entre estas dimensio- nes una de las menos despreciables en opinión de los autores es la que corresponde a los fundamentos sen- sitivo-motores de la personalidad. Entrando en detalle somero de los capítulos, Sivadon pone de relieve, en primer lugar, la resistencia que se opone en general al desarrollo de estos métodos de reeducación por parte de quienes afirman que, sien- do las funciones menta:es del domi- nio del espíritu, mal podrán los mo- vimientos del cuerpo intervenir en su tratamiento; otras veces se ar- gumenta sobre el papel predominan- te del sistema endocrino en las fun- ciones mentales y solamente el tra- tamiento a base de hormonas y dro- gas neurótrofas podrán corregirlas. A todas estas posturas incompletas, Sivadon presenta su afirmación ex- periencial de que las funciones men- tales constituyen funciones de inte- gración y podemos intervenir direc- tamente en ellas modificando los elementos q ue se tratan de integrar. En el capítulo 2 responde a la cuestión primordial que da sentido al libro —Qué son las funciones mentales?—. Son funciones del or- ganismo y representan en el inte- rior de él la situación del organis- mo con relación al mundo bajo for- ma de imágenes que parten de los objetos exteriores. I.° Son funciones de sensibilidad. La materia viva es sensible a sus propias modificaciones; el organis- mo es modificado en su superficie y está reaccionando siempre de for- ma idéntica a sus condicionamien- tos internos. De una parte, la ten- dencia inconsciente ligada al pasa- do de manera constante, y de otra, la solicitud de variación ligada al presente, integrándose estas dos sen- sibilidades heterogéneas e incons- cientes en una sensibilidad homo- g énea y consciente. Sensibilidad no quiere decir cons- ciencia, ya que la consciencia es la forma especial de sensibilidad de nuestro cuerpo que produce la in- tegración final de las diferentes sen- sibilidades. Distingue luego la gradación de inconsciente a consciente haciendo la comparación entre el sueño y la vigilia de forma magistral la cons- ciencia bajo formas de sueño pre- senta elementos de sensibilidad sig- nificativa, ligados, efectivamente, al pasado y futuro, incompatibles con los que integra el sujeto cuando está despierto: es decir, en el sueño se da una integración subjetiva in- terna. Por el contrario, cuando está despierto se da un rechazo de las imágenes soñadas por la afluencia de los aportes informativos senso- riales, lo que les hace volver a aqué- llas al terreno de lo inconsciente, para dejar paso a las imágenes del mundo exterior. La integración de las significa- ciones internas con las informacio- nes de origen sensorial es la que origina la evidencia de realidad ob- jetiva consciente. Cita como casos morbosos tres principalmente : la mala integración o psicastenia, la integración desequilibrada produci- da por trastornos sensoriales y la integración gravemente perturbada o esquizofrenia, perturbaciones las tres que desembocan en la pérdida del sentido de realidad o en la atri- bución de realidad objetiva a las imágenes (alucinación). 2.° Son funciones de si g nifica- ción.—La resultante de las dos sen- sibilidades, o sea, los imperativos del pasado hereditario y las necesidades del presente es una sensibilidad glo- bal, relacional, habitualmente cons- ciente que indica, bajo forma de imagen significativa, la relación en- tre el pasado y el presente condi- cionando un futuro. Lo explica con una sencillez meridiana: la imagen del mundo que se nos muestra nos condensa modificaciones sensoriales y modificaciones propioceptivas, y si hay una buena integración se da la proyección al mundo exterior de estas sensibilidades de nuestro cuer- po. Por el contrario, sí la inte- gración es mala, se da un conflicto generador de angustia, a no ser que la imagen del mundo se transforme y se resuelva el conflicto a nivel de la sensibilidad interna o senso- rial. 3.° Son funciones de comunica- ción.—Por las que cada individuo ajusta el mundo de sus represen- taciones al de los otros. Por ellas se crean entre los individuos me- diadores simbólicos q u e permiten preservar a la vez la unidad de un mundo objetivo común y la singu- laridad del yo subjetivo. Los obje- tos simbólicos o vectores de signifi- cación representan, después del con- tacto directo inmediato y del sen- sorial próximo, los mediadores pri- vilegiados de la relación interhu- mana. La comunicación mediata con otro, que es de las más características de las funciones mentales, se reali- za también por medio de institucio- nes que organizan a diversos niveles cambios entre los hombres, regulando las modalidades y continuidad, así como los valores morales y religio- sos que aseguran la solidaridad in- terhumana sobre la base de agrupa- mientos. En toda sociedad de cualquier tipo se encuentra la necesidad de fu- sión del individuo en un grupo más o menos amplio y permanente, don- de goza el sentimiento de seguridad comprometido por la conquista de su autonomía: los valores espiri- tuales que mediatizan esta unión,

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RESEÑA DE Luimos

PAUL SIVADON Y FRANÇOIS GANTHE-

Rrr. La reeducation corporelle desfonctions mentales. Collection desSciences humaines appliquées. Edi-tions Sociales Françaises. París,1965; 200 págs. en cuarto.

Esta obra formidable por su mi-nucioso estudio de la recuperaciónde enfermos mentales, precisamen-te a través de ejercicios corporales,ha sido escrita por el profesor dela Facultad de Medicina de Parísy director del Centro de Recupe-ración Instituto «Marcel Riviere»adscrito a la misma, Paul Sivadon,en colaboración con Francois Gant-heret, jefe del Servicio de Fisiote-rapia de la mencionada institución.Cada uno de ellos se ha ocupado deuna de las dos partes en que se divi-de la obra, pero, no obstante, ambosautores colaboran de manera ininte-rrumpida por una causa común, den-tro de una misma institución, guia-dos por principios teóricos análogosy con frecuencia idénticos, pero, sinembargo, situados por sus funcio-nes en puntos de vista diferentes.

La parte primera la aborda Sil-vadon y en ella estudia una pano-rámica retrospectiva de los diversosmétodos de recuperación, el proble-ma del espacio y de la orientaciónespacial en el hombre y su reper-cusión en la terapéutica psiquiátri-ca, para desarrollar con amplitud yprofundidad los caracteres de lasfunciones mentales y su reeduca-ción, terapia y adaptación.

La segunda parte corre a cargo deGantheret, el cual en dos grandescapítulos aborda los temas de la re-educación corporal de las funcionesmentales como especialista entrega-do a la misma en la vida diaria, ytiene buen cuidado de encontrar so-luciones técnicas concretas a los pro-blemas psicopatológicos q u e se lepresentan; esto le lleva a trasponerestos problemas en términos de vi-vencias corporales.

Ambos concuerdan en reconocerel carácter polidimensional de la ca-sualidad en medicina mental. Si sonnecesarios factores múltiples y con-vergentes para determinar una en-fermedad, se debe también preverun principio terapéutico multidi-mensional : y entre estas dimensio-nes una de las menos despreciablesen opinión de los autores es la quecorresponde a los fundamentos sen-sitivo-motores de la personalidad.

Entrando en detalle somero de loscapítulos, Sivadon pone de relieve,en primer lugar, la resistencia quese opone en general al desarrollo deestos métodos de reeducación por

parte de quienes afirman que, sien-do las funciones menta:es del domi-nio del espíritu, mal podrán los mo-vimientos del cuerpo intervenir ensu tratamiento; otras veces se ar-gumenta sobre el papel predominan-te del sistema endocrino en las fun-ciones mentales y solamente el tra-tamiento a base de hormonas y dro-gas neurótrofas podrán corregirlas.A todas estas posturas incompletas,Sivadon presenta su afirmación ex-periencial de que las funciones men-tales constituyen funciones de inte-gración y podemos intervenir direc-tamente en ellas modificando loselementos que se tratan de integrar.

En el capítulo 2 responde a lacuestión primordial que da sentidoal libro —Qué son las funcionesmentales?—. Son funciones del or-ganismo y representan en el inte-rior de él la situación del organis-mo con relación al mundo bajo for-ma de imágenes que parten de losobjetos exteriores.

I.° Son funciones de sensibilidad.La materia viva es sensible a suspropias modificaciones; el organis-mo es modificado en su superficiey está reaccionando siempre de for-ma idéntica a sus condicionamien-tos internos. De una parte, la ten-dencia inconsciente ligada al pasa-do de manera constante, y de otra,la solicitud de variación ligada alpresente, integrándose estas dos sen-sibilidades heterogéneas e incons-cientes en una sensibilidad homo-génea y consciente.

Sensibilidad no quiere decir cons-ciencia, ya que la consciencia es laforma especial de sensibilidad denuestro cuerpo que produce la in-tegración final de las diferentes sen-sibilidades.

Distingue luego la gradación deinconsciente a consciente haciendola comparación entre el sueño y lavigilia de forma magistral la cons-ciencia bajo formas de sueño pre-senta elementos de sensibilidad sig-nificativa, ligados, efectivamente, alpasado y futuro, incompatibles conlos que integra el sujeto cuandoestá despierto: es decir, en el sueñose da una integración subjetiva in-terna. Por el contrario, cuando estádespierto se da un rechazo de lasimágenes soñadas por la afluenciade los aportes informativos senso-riales, lo que les hace volver a aqué-llas al terreno de lo inconsciente,para dejar paso a las imágenes delmundo exterior.

La integración de las significa-ciones internas con las informacio-nes de origen sensorial es la queorigina la evidencia de realidad ob-

jetiva consciente. Cita como casosmorbosos tres principalmente : lamala integración o psicastenia, laintegración desequilibrada produci-da por trastornos sensoriales y laintegración gravemente perturbadao esquizofrenia, perturbaciones lastres que desembocan en la pérdidadel sentido de realidad o en la atri-bución de realidad objetiva a lasimágenes (alucinación).

2.° Son funciones de significa-ción.—La resultante de las dos sen-sibilidades, o sea, los imperativos delpasado hereditario y las necesidadesdel presente es una sensibilidad glo-bal, relacional, habitualmente cons-ciente que indica, bajo forma deimagen significativa, la relación en-tre el pasado y el presente condi-cionando un futuro. Lo explica conuna sencillez meridiana: la imagendel mundo que se nos muestra noscondensa modificaciones sensorialesy modificaciones propioceptivas, ysi hay una buena integración se dala proyección al mundo exterior deestas sensibilidades de nuestro cuer-po. Por el contrario, sí la inte-gración es mala, se da un conflictogenerador de angustia, a no ser quela imagen del mundo se transformey se resuelva el conflicto a nivelde la sensibilidad interna o senso-rial.

3.° Son funciones de comunica-ción.—Por las que cada individuoajusta el mundo de sus represen-taciones al de los otros. Por ellasse crean entre los individuos me-diadores simbólicos q u e permitenpreservar a la vez la unidad de unmundo objetivo común y la singu-laridad del yo subjetivo. Los obje-tos simbólicos o vectores de signifi-cación representan, después del con-tacto directo inmediato y del sen-sorial próximo, los mediadores pri-vilegiados de la relación interhu-mana.

La comunicación mediata con otro,que es de las más característicasde las funciones mentales, se reali-za también por medio de institucio-nes que organizan a diversos nivelescambios entre los hombres, regulandolas modalidades y continuidad, asícomo los valores morales y religio-sos que aseguran la solidaridad in-terhumana sobre la base de agrupa-mientos.

En toda sociedad de cualquier tipose encuentra la necesidad de fu-sión del individuo en un grupo máso menos amplio y permanente, don-de goza el sentimiento de seguridadcomprometido por la conquista desu autonomía: los valores espiri-tuales que mediatizan esta unión,

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REVISTA DE EDUCACION - RESEÑA DE LIBROS LXVII . 195

protegiendo la autonomía necesaria,unen a los hombres por dentro y laligazón está asegurada por la creen-cia intima de cada uno en el valordel ideal común.

El conocimiento científico o sim-plemente el saber común es otromediador que une a los hombrespor fuera objetivamente y los des-embaraza de la angustia de lo des-conocido.

4.° Otro aspecto esencial de lasfunciones es el de controlar el com-portamiento al integrar las funcio-nes de sensibilidad y motricidad. Enefecto, la sensibilidad mide las rela-ciones en el tiempo y en el espacioen las modificationes del mundoexterior : las relaciones se llevan aun esquema que se acerca lo másposible a los esquemas de compor-tamiento preexistentes en el siste-ma nervioso. Esquemas perceptivosy esquemas motores interaccio-nan se controlan mutuamente y seintegran de manera global en unaestructura de comportamiento.

Un comportamiento es un con-junto de conductas, o sea, activida-des dirigidas a un fin, siendo cons-cientes o no sus motivaciones. Nues-tras funciones mentales correspon-den a la manera cómo el organismoexperimenta su relación con el mun-do y cómo reacciona a esta prueba.Nuestro comportamiento se inscribeen una trayectoria, nuestras funcio-nes mentales proyectan delante denosotros la línea del tiempo, la ima-gen ideal de nuestro porvenir, y estemovimiento hacia delante es el quefavorece las tendencias contradicto-rias de nuestro ser.

Por ello, la acción orientada bajotodas estas formas (motriz o expre-siva o representativa) es la que per-manece como el medio más eficazpara superar los conflictos y man-tener el equilibrio de la personalidadO reconquistarlo.

En el apartado que dedica a losprinclipios básicos 1:le reeducación,terapia y adaptación pone de relie-ve cómo toda situación tiende aprovocar un acostumbramiento si serepite en una atmósfera de seguri-d a d ; el sentimiento de seguridadviene dado por la confianza en sí,por la fe en los valores que orien-tan la conducta y por la certeza dela participación en un grupo huma-no solidario. El sentimiento de in-seguridad va frecuentemente ligadoa experiencias anteriores desgracia-das y puede ser patógeno si la si-tuación comporta una realidad queoprime, es decir, que no permite es-capar a ella ni transformarla, y ellotanto más cuanto el sujeto estáefectivamente aislado.

El trastorno así provocado po-drá ser tratado por una situacióninversa, a saber : una atmósfera queproporcione seguridad, gracias a re-laciones afectivas favorables o aciertas disposiciones del marco ma-terial; también gracias a la rela ja-ción muscular, mientras que los ele-mentos que daban inseguridad en la

situación patogénica se presentan detal forma que puede escaparse aellos o transformalos. La psicotera-pia institucional está hecha de es-ta dosificación de factores que danseguridad y de realidades a la vis-ta de las cuales el sujeto ha des-arrollado una intolerancia ; estasrealidades deben presentarse de talforma que pueda asimilarlas bajouna manera simbólica o fantasma-tica.

Manejando situaciones angustiosaspresentadas de modo irreal en unasituación que se vuelve a sentircon seguridad, es como se aprendea dominar la angustia. La terapiase distingue de los métodos de adap-tación por los motivos siguientesla terapia persigue poner al enfermofrente a las causas de su angustiade manera simbólica, mientras quele ofrece un marco real de seguri-dad compuesto de relaciones huma-nas y de condiciones materiales pri-vilegiadas. Los métodos de adapta-ción, por el contrario, tienden aeliminar las causas de la angustiay a proponer al sujeto un marcode vida a la medida de sus medios,es decir, simplificado. Con esta orien-tación corremos el peligro de hacerde la institución un medio protegi-do donde el sujeto ejecute un ver-dadero trabajo, reciba un verdaderosalario y afronte dificultades con-cretas en relación con sus aptitu-des disminuidas; esto es adaptarlea la institución, pero no prepararlepara salir de ella. Si se quiere tra-tar al enfermo con un fin curativo,es preciso enfrentarle en la institu-ción con las realidades del exterior,las de ahora y las de mañana, rea-lidades obligatoriamente presentadasen situaciones analógicas.

El fin que se persigue es la re-construcción de lazos interhumanosque tengan los caracteres del psi-quismo, o sea lazos simbólicos. Ladificultad a vencer es la de per-mitir a estos lazos o vínculos quesean a la vez un elemento de se-paración, favoreciendo la autonomía,y un factor de unión preservandola seguridad. El fundamento prác-tico del método consiste en buscarobjetos y situaciones simbólicas queofrezcan este doble aspecto a diver-sos niveles en proporciones gradua-das, siendo la cualidad mediadoradel símbolo la relación entre esosdos valores emocionales.

No es cortar la necesidad de amorde seguridad con ayuda de un

sustituto apenas definido, sino in-terponer entre el sujeto y el tera-peuta un mediador simbólico queobra a la vez como separador y co-mo factor securizante : es precisofavorecer el establecimiento de vín-culos a distancia. Los pedagogos sa-ben cuánto importa que el modeloanalógico tenga una significaciónpor sí mismo suficiente para moti-var el comportamiento del sujeto.

Un juego educativo debe ser unjuego que posea por si mismo bas-tante significación para que su ca-

rácter educativo no sea aparentehasta el punto de destapar todo suencanto a los ojos del niño. Perma-necerá educativo en la medida enque su estructura es análoga al com-portamiento que se trata de favore-cer. Por ejemplo, el juego de las bo-litas permite a la vez tomar distan-cia a la vista de un trabajo escolary manipular una estructura de nu-meración y de espacio que hará másatrayente el cálculo y la geometría.Este doble movimiento de distanciay atracción debe ser favorecido porla situación simbólica que se pro-pone al enfermo que se reeduca.

La lección de gimnasia frente almonitor es una lección que tiendeal ejercicio para mantener la ar-monía del gesto motor, pero ella po-see la estructura analógica de larelación interhumana por imitacióny, sobre todo, de la imagen del cuer-po de otro, ejecutando los movimien-tos que él ejecuta en sí mismo: Yesto es el preludio de la toma deconsciencia de la imagen de sí ensu relación con el sentido cinéticoy postural.

El juego del balón, bajo todas susformas, es en si un juego apreciadoen todas las edades y bajo todos losclimas. Pero la estructura analógicacorresponde al cambio interhumanode ayuda o en forma competitivalibre o reglamentada. Más adelantedefine como características esencia-les de los métodos reeducativos elser activos por antonomasia, favo-recedores de la autonomía y utili-zan los efectos provechosos del gru-po. El pensamiento es una acción«suspendida», evocada como recuer-do o proyectada como intencióneventual en el futuro, mientras laemoción es una puesta en tensión,una preparación para la acción. Yel mejor medio de descargar unatensión emocional es el de expre-sarla y resolverla en la acción, sien-do ésta la reducción concreta y laactualización del pensamiento.

La forma más simple de la co-municación interhumana es la ac-ción en común. Adoptando las mis-mas actitudes hacia los objetos, per-siguiendo el mismo objetivo es comose establece más fácilmente elcontacto entre los individuos. Lasactividades colectivas representanuno de los medios más eficaces denormalización de que disponen losreeducadores. Las técnicas de ree-ducación deben ser llevadas de talsuerte que favorezcan el reapren-dizaje de la integración, proponien-do en justa proporción parejas opues-tas de seguridad e inseguridad, dejuego y realidad, de libertad y cons-tricción, de responsabilidad y depen-dencia. Recordar siempre que la per-sonalidad que tratamos de recons-truir no es un objeto, sino una re-lación de fuerzas.

En otro capítulo aborda el pro-blema del espacio en terapéuticaafirma que el espacio es con el tiem-po uno de los ejes por relación alos cuales se organiza el comporta-

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miento. En efecto, la vivencia detoda relación del organismo con unelemento cualquiera del mundo ex-terior, objeto vivo o inanimado, esfunción del espacio en el que seefectúa la relación: por esto, la pro-ximidad o la distancia que hace po-sible la reunión con otro securi-zante o insegura, provocan inhibi-ción, agresión o fuga.

Lo importante no es que el es-pacio sea grande, sino que sea co-nocido, que la forma y la distanciade sus limites permitan apreciar lasignificación del acercamiento delotro y que permita, al menos, unade las tres defensas del peligro : laagresión, la huida o la inhibiciónmotriz. Todo espacio que no reúnaestas condiciones demasiado grande,demasiado pequeño, de forma t alque permita apreciar mal el peligroy detenerlo es Inseguro; y la inse-guridad se traduce biológicamentepor procesos catabólicos, rechazo deacostumbramiento, vendo desde laperdida de relaciones sensorio-mo-trices hasta la pérdida de relacio-nes alimentarias.

El espacio humano está conside-rablemente modelado en su signifi-cación por factores culturales ; larelación con el mundo y particular-mente con el otro se manifiestacon un comportamiento que depen-de en gran parte de la estructuradel espacio y de su significación. Sila significación espacial es securi-zante se favorece el encuentro y seestablece la comunicación, mientrasque una situación espacial vividacomo peligrosa se opone al estable-cimiento de una relación satisfac-toria.

¿Cual es un espacio securizante?Es un espacio familiar que puedeser explorado e integrado fácilmen-te; es decir, del que la percepcióny representación mental son facili-tadas y cuya forma facilita referen-cia del comportamiento de los otros.Las formas buenas por excelenciason el circulo y el rectángulo, sobretodo este último, porque permitemucho mejor la orientación y refe-rencia. La dimensión y la forma delespacio no son los únicos elementosde seguridad ; la protección, graciasa los muros sobre ciertos lados queno obliga a la vigilancia más queen las dos direcciones, levanta laangustia del peligro que tiene pordetrás. Sobre todo, la posibilidad dehuida es la garantía suprema de laseguridad.

Hay espacios alegres o tristes, se-gún induzcan angustia o seguridad ;también hay espacios sociópetas ysociófugas. En efecto, como todos losseres inquietos, los enfermos men-tales buscan los ángulos protegidos,las situaciones elevadas en alto, losespacios que pueden controlar conla vista. Se angustian en un espa-cio demasiado grande y se inhibenen un espacio demasiado restringi-do; espacio sociófugo es la estacióndel ferrocarril, la sala de la biblio-teca y muchos hospitales ; todo enellos está previsto para deshacer lacomunicación humana. A la inver-sa, nada hay más sociópeta que losrestaurantes y cafés, y en cambio enlos «halls» y corredores por su ca-rácter sociófugo vemos frecuente-mente muchos m á s sujetos inac-tivos.

El espacio es agente terapéutico:si un enfermo debe ser acostum-brado a la soledad conviene que sucuarto esté próximo al lugar dondetiene servicio la enfermera, que élse sienta bajo su protección en elárea de su vigilancia. Si se pretendeestablecer contactos en un grupopequeño, es preciso que el marcomaterial sea lo más securizante po-sible, tanto más cuanto la actividadpropuesta es menos familiar. Por elcontrario, si se quiere acostumbrara los enfermos a un espacio inse-guro, es preciso promocionarles eneste espacio una actividad securi-zante : la comida en pequeñas mesas,por ejemplo. La superpoblación deun servicio se traduce por una pér-dida de relaciones humanas.

Las funciones mentales, que sonfunciones mediadoras, exigen parasu funcionamiento armonioso cier-tas condiciones de número y distan-cia: un grupo demasiado denso enun espacio demasiado restringidotiende a suprimir la función media-dora y a favorecer el contagio detipo gregario : los comportamientosque resultan de ello son fruto delaislamiento y de la imitación origende las actitudes estereotipadas, alter-nando con las agitaciones colectivas.

La solidez de las funciones men-tales se mide por la capacidad desoportar de una parte el estar su-mergido en la gente, sin perder suautonomía personal; de otra parte,el estar aislado de todo contactohumano, sin perder el sentimientode su propia seguridad. Entre estasdos exigencias contradictorias de se-

guridad que implica la proximidady de autonomía que implica la dis-tancia, se desenvuelve el papel delas funciones mentales.

Toda la parte segunda se dedicaa la explicación de la génesis de laimagen corporal a la significacióndel movimiento humano, tomándolocon su valor de expresión persona:de gesto y considerándolo más alláde su valor pragmático. Distingueentre movimientos espontáneos (ac-ciones transitivas y reacciones mo-trices) que tienen una finalidad,movimientos expresivos con signifi-cación inmanente no intencional ymovimientos representativos que sonlos especificamente humanos, ya quelos dos primeros son comunes alhombre y a los animales.

Hace después Gantheret un aná-lisis de la danza, la mímica, el mimoy el gesto deportivo como dife-rentes tipos de movimiento y de ex-presión de actitud personal, afir-mando que el hombre, a través delfin más practico de su movimiento,se define todo entero, pone toda supersonalidad.

Describe magistralmente la «ges-talt tónica» o «t onus muscular»,comparándola con el «tonus men-tal» o estado psíquico, y la definecomo el estado de tensión propiade los grupos musculares, aunqueéstos no estén implicados en unamotricidad física. Basado en estosprincipios, aduce una serie de nor-mas prácticas de terapia física es-tableciendo un diálogo corporal delsujeto consigo mismo, manipulandoobjetos a solas o en comunicacióncon otros sujetos, ejercicios todosencaminados a la mejora y recupe-ración de las funciones mentales delindividuo, precisamente a través delempleo racional y sistemático de suspropios recursos f í si c o s de movi-miento.

En suma, y para no alargar la yade por si prolongada recensión,una obra de interés colosal para losque se dedican a la especialidad, yestá tratada y descrita con un cono-cimiento psicológico y competenciapoco comunes y con una claridadde exposición formidable que no hacemás que reflejar la claridad de ideasy experiencia de sus conocidos au-tores.

ISABEL DiAZ ASNAL