Etienne Gilson-JacquesMaritain: Correspondance 1923-1971

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Etienne Gilson-Jacques Maritain: Correspondance 1923-1971 JosÉ MARIA AwroLÁ (C.S.I.C.) La publicación de una correspondencia entre personalidades que nos son conocidas, además, por una obra que coincide, en una buena parte, con el contenido del epistolario, nos ofrece, por un lado, una clave para entender aquella obra, que, a su vez, nos clarifica sobre los recovecos de la correspon- dencia. Este epistolario se extiende a lo largo de casi cincuenta años (1923- 1971). La importancia y gravedad que encierran los acontecimientos de ese medio siglo repercuten visiblemente en esta correspondencia. Esos aconteci- mientos no son solamente las grandes conmociones políticas y bélicas de esos anos sino, de modo más especial, los movimientos intelectuales y espiri- tuales de la época. Pero estos movimientos y aquellas conmociones aparecen profundamente unidos en la vida y en la correspondencia de Gilson y Man- tai n - En una primera y evidente consideración cl vínculo que subyace a la re- lación entre Gilson y Maritain es su común preocupación por la figura y el pensamiento de Santo Tomás. La carta más antigua que el editor —Géry Prouvost— ha podido hallar y coloca en cabeza de esta (?orrespondance, es la que escribió Maritain tras la lectura de Le Thomisme en su segunda edición dc 1923, A nadie se le oculta que la aproximación de M. y G. al autor de la Summa es realmente de diversa naturaleza en cada uno de ellos. Gilson era un historiador, Una dc sus primeras obras importantes fue precisamente el estudio de las fuentes medievales del pensamiento cartesiano. En 1941, en el prefacio a la nueva edición de Le ilhomisme, insiste en que la presentación de la filosofía de Santo Tomás que en esa obra lleva a cabo ha sido realizada desde el punto (le vista de la historia de la filosofía. Reconoce que, más allá de ese punto de vista. se encuentra el de la filosofía, pero quienes se acojan a /k¡ 1v>> dc- /-ilc’.’c>lía. 3. ép’>ca. vol. VIII (1995). núm. 13, págs. 1 Sl— 1 St Servicio de l>ublicaeH¡cs Li o iversidad (?<>rnplutense. Madrid. 1995

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Etienne Gilson-JacquesMaritain:Correspondance1923-1971

JosÉMARIA AwroLÁ(C.S.I.C.)

La publicación de una correspondenciaentre personalidadesque nosson conocidas,además,por unaobraque coincide,en unabuenaparte,conel contenidodel epistolario,nos ofrece,por un lado,unaclave paraentenderaquellaobra,que,a su vez, nosclarifica sobrelos recovecosdela correspon-dencia.

Este epistolario se extiendea lo largo de casi cincuentaaños (1923-1971). La importanciay gravedadque encierranlos acontecimientosde esemediosiglo repercutenvisiblementeen estacorrespondencia.Esosaconteci-mientos no son solamentelas grandesconmocionespolíticasy bélicas deesosanossino, demodomás especial,losmovimientosintelectualesy espiri-tualesde la época.Peroestosmovimientosy aquellasconmocionesaparecenprofundamenteunidos en la vida y en la correspondenciade Gilson y Man-tai n -

En una primeray evidenteconsideracióncl vínculo quesubyacea la re-lación entreGilson y Maritain es su común preocupaciónpor la figura y elpensamientode Santo Tomás. La carta más antigua que el editor —GéryProuvost—ha podido hallary colocaen cabezade esta(?orrespondance,es laque escribióMaritain tras la lectura de Le Thomismeen su segundaedicióndc 1923, A nadiese le oculta que la aproximaciónde M. y G. al autorde laSummaes realmentede diversanaturalezaen cadauno de ellos. Gilson eraun historiador, Una dc sus primerasobras importantesfue precisamenteelestudiode las fuentesmedievalesdel pensamientocartesiano.En 1941,en elprefacioa la nuevaediciónde Le ilhomisme,insisteen quela presentacióndela filosofía de Santo Tomásque en esaobra lleva a caboha sido realizadadesdeel punto(le vistade la historia de la filosofía. Reconoceque, másalláde esepuntode vista.seencuentrael de la filosofía, peroquienesse acojana

/k¡ 1v>> dc- /-ilc’.’c>lía. 3. ép’>ca.vol. VIII (1995). núm. 13, págs. 1 Sl— 1 St Servicio de l>ublicaeH¡csLi oiversidad (?<>rnplutense.Madrid. 1995

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estepunto de vista y, además,aparecencomo discípulosde SantoTomás,debenpasarpor la disciplinade la historia dela filosofía, cuandomenosparapercatarsede cuál fueel pensamientodesu maestro(cfr. Le Tlzomisme,París,1948, p. 6).

H. Barshainsistidoenque el métodogilsoniano,enlas cuestionesquelepreocuparonjunto con Maritain, eraun «empirismode historiador»[Gilsonet Maritain. RevueThomiste87(1979)245]. Frentea estemodode pensar,Maritain —segúnel mismoautor(iNi, 243)— nosofreceunatrayectoriaen laqueaparecensucesivos«coupsdefoudre».Es unaformagráficadeseñalarladistinta tonalidad —y no sólo afectiva— con que ambospensadoresenfocanunacuestiónqueles atañemuyprofundamente.

Con estosantecedentesresultaobvio el interésdeunacorrespondenciaala queafloranun buennúmerode cuestionespertinentesal tomismo.

Sin embargo,no es el tomismo el horizontedentro del que se inscribeestacorrespondenciade un modo más estricto.En los años 1931-2 el temamás importantede esteepistolarioes el de la filosofía cristiana.Comoessa-bido el 21 de marzode 1931 celebró la SociedadFrancesade Filosofía lafamosasesiónen la quesediscutió la existenciay sentidodela filosofía cris-tíana.

La polémica,quese suscitócomo consecuenciade la discusiónproduci-da en aquellasesión,anudó,por un lado, la amistadde Gilson y Maritain, y,por otro, establecióel terrenosobreel cual sedesarrollanlas preocupacionesde ambospensadores.Se tratabade ponerde relieve la aportacióndel Cris-tianismo a la filosofía. Es este un problemaque,aunqueplanteadoya enotros tiempos,adquiereen los añosindicados una especial importanciaycomplicación.El simplehechodequesediscutaen aquellaSociedadla cues-tión de la filosofía cristianaconstituyóun acontecimientoen el que pudieronestablecersevías de comunicaciónentreámbitosseparadosy recelososentresí. Comopuedeverseen las notasqueel editorde estascartasañadea la nú-mero 12,deiS de abril dc 1931,ya en estaocasiónGilson subrayael hechohistórico de la filosofía cristiana,irreductiblea los recursospropiosdela filo-sofíagriega,ajenaal cristianismo.Maritain y Gilson cruzanunaseriede car-tas con esemotivo, en las queapareceunaclarificación del famosotexto dela SumrnaTheologiae,1,44, 2. referentea la creaciónde la materiaprima.

Es admirableel esfuerzocon que ambos pensadoresse apoyanmutua-mente,másallá delos enfoquesy preferenciaspersonales,en la comprensiónde lo queera la filosofía cristiana.No essólo un actodegenerosidadintelec-tual. Es tambiénel reconocimientodel horizonte común dentro del que seinscribensusperspectivashermenéuticas.

No convienetampocopensarqueesteepisodiono era másqueunaesca-ramuzaentreel laicismomás o menosoficial y el ascensode un pensamientocristiano.No habíasolamentedos frentes.Tanto Gilson como Maritain tu-vieron que enfrentarsecon el intento dc ver en SantoTomás un pensador

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cuya obrafilosófica se habríahechocon independenciade todo influjo delcristianismo.Gilson acuñóla expresión«metafísicadel Exodo>’, aludiendoala importancia,parala filosofíacristiana,del «Yo soyel quesoy»deEx. 3, 14.

Si anteriormenteadvertíamoslas desconfianzaslaicas,seráprecisorecor-dar queen estacontiendaintervienenotros frentes,como puedepercibirseenestacorrespondencia.

Efectivamente,un sectorde la tradición tomistainsistióen afirmar quelaobrade SantoTomásconteníauna filosofía, independientede la revelación.Gilsondedicó no pocaspáginasde Le Thomismeparadistinguirentrelos ras-gosformales—“semperformalissimeloquitur DivusThomas»—y la concreta,histórica,formaquesudiscursoofrece.Desdeotro puntodevistaaparecíalaposiciónde Blondel, para quien Gilson presentabaun mareodemasiadoes-trecho de «filosofía cristiana». Las resonancias—todavía muy vivas en esosanos—del modernismoy su influenciaen la vida intelectualfrancesaexplicanel interésdeestesectordel epistolarioGilson-Maritain.Comoessabido.Po-seemosotros textosde capital importanciapara entenderestecomplejo en-trecruzamientode tendenciasespiritualesy de métodosteológicosy filosófi-cos, pero,con todo, estascartasfl05 ofrecenimportantesanálisisdoctrinalesy el testimoniode la colaboraciónde dospersonalidadesunidas no sólo porunacoincidenciadoctrinal, sino también por unavivenciamuy hondade sufunción comocristianosen la sociedaden quevivieron.

La condicioncristianade Gilson y Maritain no fue sólo motivo y acicateen las cuestionesfilosóficaso teológicas.Afectó muy especialmentesuactivi-dad o, cuantomenos,su imagen en los añosque precedena la guerramun-dial. Maritain va díesarrollandosu concepcióndel humanismointegral que,como nadieignora, esde unacapital importancia,por las adhesionesy críti-casque suscita.paraentenderla filosofía política vigenteen un ampliosectordíel catolicismode la época.

Un buen númerode cartasde estaépocason expresióndel interesconque (Jilson procura queMaritain amplíesu esferade influencia con los cur-sos x’ conferenciasque dio en América.Es de admirarel calorhumano y laperspicaciaintelectualcon los queGilson seesfuerzaenhacerposibleel éxi-to cíe Maritain en América. En una personalidadcomo la cíe Gilson, dotadade un agudlo sentido crítico, resultapatente,y hastaconmovedor,el fervorcon que apo\-aal maestroy al amigc>. ateniéndosea lo esencialy dejandoaun lado c)trasposiblesdiferencias.

Tras la guerra mundial, añosde los que no aparececarta algunaen estact)leccion, N’laritain es nombradoembajadorde Franciaante la SantaSede.El editor de estacorrespondienciaha tenido el acierto de reproducir,en une-xt), el articulo de Ci son en Lo Lic Inlellecmuellede marzocíe 1 945.Se tratadeun bello homenajeen el que la penetraciónintelectual, la ironía y unafirmeconlian-zaen el acierto del nombramientose dan cita bajo la expresióndeunacálidaainistad.

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Tras la embajadade Maritain, ciertas actividadespolíticas de Gilson—acompañadasde algunossinsabores—y la muertede la esposade esteúlti-mo, la correspondencianosofreceunascuantascartasde interés.En primerlugar, Gilson siguepreocupadopor ponerde relieve la doctrinatomistadel«esse».En la carta75 secita a Báñezy setranscribeel conocidotextode susCommentariaa la SummaTheologiaede SantoTomás.Paralelamentehay queteneren cuentaqueenesasmismasfechaspublicasu DunsScot, todo lo cualnos da pruebade su dedicaciónfructífera a la metafisica.Al mismo tiempoaparecendiversaspublicacionesde índole estéticao artística.En el conjuntode estasobrasse advierte, a través de la correspondencia,la necesidaddeambos pensadoresde contrastarsus investigaciones,aun sabiendoque nohay un pleno acuerdoentreellos.Los desacuerdosafectana ciertasnocionesfilosóficas, como la dela intuición del ser,el carácterconceptualo bienjudi-cativo del sercuandose eleva sobi-elas realidadesfinitas... Añádasea estasdiferenciaslas queprocedíandel mundode la teoríaartísticao poética.Estasultimaseran tantomás delicadascuantoqueafectabana opinionesdeRaYssaMaritain. Gilson conocíaperfectamentela autoridadque ejercíanestasopi-nionessobreJaeques.No hay queolvidar que,a lo largo delos añoscincuen-ta, aparecensíntomasdeunaconcienciade fracaso,en ambosescritores,porlo quese refiere ala renovacióndel tomismo.

La etapafinal de estacorrespondenciaestájalonadapor acontecimientosparticularesy públicosdegran importanciaenla vida deambos.Maritain su-fre en 1960 la pérdidade su mujer,Raííssa.Pocodespués,Maritain pasaare-sidir en Toulouseentrelos «Pctits Fréresde .Jésus».El gran acontecimientomnstitxscionalparaambosfue la celebracióndcl ConcilioVaticano11. En rea-lidad la correspondenciano contienecartasreferentesa lostrabajosdel con-cilio. Es el períodoposteonciliarel quesuscitalas reflexionescontenidasenestasúltimascartas.Hay queseñalaren primer lugar quealgunasde ellassi-guen ocupándosede temaspermanentesde la teologíao de la filosofía cris-tiana, como es el viejo problemadel deseode ver a Dios. No es ésta unacuestiónpuramenteacadémica.Tampocoes un problemanacidode la nece-sidadde un ordensistemáticoentrelos principios naturalesy sobrenaturalesde estapeculiarcriaturaquees el hombre.Setratade la expresiónde unaan-gustiosapreocupaciónsentidapor los dosantecl mal —el mal definitivo delareprobaciónde los condenados—y voluntadsalvadorade Dios.Juntoa estapreocupaciónexiste también un esfuerzopor alcanzaruna más exactapro-fundizaciónde lo que significan«natural”, “naturaleza>’, cuandose aplicanala vida del hombrey a suorientaciónal fin último.. Por lo demás,no olvide-mos la importanciaqueen aquelmomentoposeenlas obrasde U. de Lubaco Bouillard.

Tanto Maritain como Gilson (cf. carta núm. 100) no pretendieronserconsideradoscomo teólogossino como filósofos. Pero su interés por lascuestionesmetodológicasde la teologíamisma fue sumamenteintenso.En

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esteterrenosupreocupacióny unabuenapartedesusquejasrespectode losacontecimientosde la vida eclesiásticaposteonciliar,responden—dejandoaun lado ciertas reaccionesdemasiadopersonales—al temor de que no hayauna suficientelucidezparadiscernirlos diversosrecursosfilosóficos puestosen acciónpor muchoscultivadoresde la teología.DiríasequeGilson y Man-tain temían la sustituciónde un métodocientífico y unapenetraciónsapien-cial por unaretórica,más accesibley eficaz —en un primer momento—paraun mayornúmerode oyentes,peromenospenetranteen la realidadteológi-ca. (Véase,por ejemplo,la carta94.) «La théologienc peutpasvivre sansunemétaphysiquevraie (et il n’y en a qu’unc, bien súr)» (Cartanúm. 99, de Man-tain),

La melancolía—y unaciertaagresividaddelas últimascartas—no puedenhacernosolvidar el testimoniode fidelidad a la verdady a la comunidadcris-tianaa la que queríanservir Ciertosrasgosirónicos,por otra parte,atempe-ran, como en el caso de Gilson, su mismo sentidocrítico —agudísimo,porcierto.Al oponersea la teoríadela potenciaobediencialdeCayetano,añade:

mais le Cardinal est á présentrenseignéct commeje nc tarderaiguéreal’étrc,..”.

El editor ha añadido(Pp. 275-6)unacartade Gilson al P. ArmandMau-rer posteriora la muertede Maritain. En ella Gilson confiesaque,tras la lec-tura del último libro de Marítain, debeconfesarque no entendióa Maritainen suverdaderaposición.Alude a algo a lo queya nos hemosreferido: la di-ferenciaentreel historiador Gilson y el, en cierto modo, apóstolmetafísico,tal comolo veíaGilson.

Las reflexionescon queProuvostcierrael epistolario,esbozandola dife-renteperspectivade ambosautores,tienenefectivamentesu valor. Con todo,los fundamentosque dan lugar a esa diferencia,excedenlos limites de unepistolario,máso menosincompleto,y enel quelosautoresmantienensiem-preunacierta reserva.Reservaexpresivade un real aprecioy de unaverda-deraadmiraciónpor la obradel otro; peroel objeto de las meditacionesdecadauno de ellos no es el pensamientodel otro, sino un pensamientosupe-rior, queenglobaa ambos.