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    EL HOLOCAUSTO A DEBATE

    RESPUESTA A CESAR VIDAL

    Enrique Aynat

    Valencia, Agosto 1995

    Ediciones d el AAARGHInternet

    2002

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    Magna est veritas et praevalebit

    LISTA DE ABREVIATURAS

    ACICR L'activit du CICR en faveur des civils dtenus dans les camps deconcentration d'Allemagne (1939-1945) (La actividad del CICR en favor de losciviles deten idos en los camp os d e concentracin en Aleman ia, 1939-1945)ADSS Actes et documents du Saint Sige relatifs la Seconde GuerreMond iale (Actas y docum entos de la Santa Sede relativos a la Segunda GuerraMundial)

    BA Bundesarchiv (Archivo federal), Coblenza, Repblica Federal deAlemania`CIA Central Intelligence Agency (Agencia Central d e Informacin)CICR Comit Inter nacional d e la Cruz RojaDAF Diario. Ana Fran kERAEGC An Engineering Report on the Alleged Execution Gas Chambers atAuschwitz, Birkenau and Majdanek, Poland (Un informe de ingeniera sobrelas supuestas cmaras de gas de ejecucin de Auschwitz, Birkenau yMajda nek, Polonia)GBNCGA Gutachten ber die Bildung und Nachweisbarkeit vonCyanidverbind un gen in den Gaskam mern von Au schwitz (Dictamen sobre la

    formacin y manifestacin de los compuestos de cianuro en las cmaras degas de Auschwitz)IfZ Institut fr Zeitgeschichte (Instituto d e Historia Contemp orn ea), M nich ,Rep blica Federal de AlemaniaIHR Institute for Historical Review (Instituto p ara la Revisin Histrica)LRH La revisin d el HolocaustoNACP National Archives at College Park (Archivos Nacionales en CollegePark), College Park, Maryland, Estados UnidosNSDAP Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei (Partidonacionalsocialista alemn d e los trabajad ores)ONU Or ganizacin d e las Naciones Unidas

    OSS Office of Strategic Services (Oficina de Servicios Estratgicos)PGH Der Prozess gegen die Hau ptkr iegsverbrecher vor dem InternationalenMilitrgerichtshof (El pr oceso contra los prin cipales criminales de guerra anteel Tribunal Militar Intern acional)PMOB Panstw owe Mu zeu m Osw iecim Brzezinka (Museo Estatal de OswiecimBrzezin ka), Oswiecim, Polonia.

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    RSHA Reichssicherheitshaup tamt (Oficina Principal de la Segurid ad delReich)SFIO Seccin Francesa de la Internacional Obrera

    SS Schu tzstaffel (Escua d ra d e prot eccin)UGIF Union Gn rale des Isralites de France (Unin Genera l de los Israelitasde Francia)URSS Unin d e Rep blicas Socialistas SoviticasWJC World Jewish Con gress (Congreso Jud o Mund ial)

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    0 INTRODUCCION

    0.1 El au tor y la obra

    Csar Vidal ha publicado en 1994 la obra La revisin del Holocausto.Csar Vidal, segn la pestaa posterior de la obra citada, naci en Madrid en1958 y es profesor de Historia de la Universidad Nacional de Educacin aDistancia. Es doctor en Historia Antigua y licenciado en Derecho y Teologa.Ha pu blicado treinta obras, mu chas de ellas trad ucidas a varias lenguas (entreellas el polaco y el georg iano). Algu nas d e su s obras son: El judeocristianismopalestino en el siglo I(Madrid 1994),Buda (Barcelona 1994), The M yt h of Mary(California 1994), Diccionario de las tres religiones monotestas: judasmo,cristianismo e Islam (Madrid 1993) y Los esenios y los rollos del Mar Muerto(Bar celona 1993).

    Es miembro de instituciones como la American Society of OrientalResearch y el Oriental Institute of Chicago. Colabora habitualmente en variaspublicaciones. C. Vidal es, por tanto, un especialista en historia de laantiged ad y pa rticularmen te en su faceta religiosa.

    La revisin del Holocausto est dividida en tres partes. La primera -"Enel principio fue Rassinier..."- est dedicada al autor francs Paul Rassinier,pionero del revisionismo. En ella expone la evolucin de este autor, desdesus activida des antinazis en la Francia ocup ada -que le sup uso la d eportacinal campo de concentracin de Buchenwald en enero de 1944- hasta susconvicciones revisionistas de posguerra. Ms adelante, Vidal trata dosaspectos en los que ha incidido especialmente la crtica revisionista: la

    sup uesta intencin de los alemanes

    [10] de exterm inar fsicam ente a los judos y el instru men to -las cma rasde gas hom icidas- con el que se p retend i llevar a cabo tal exterminio.Finalmente, Vidal estudia la cuestin del nmero de bajas judas durante laguerr a y las reparaciones pagadas p or Aleman ia.

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    La segu nd a part e se titula "El ap orte del otro lado del Atlntico". En ella,ad em s de cuestionar a los autores nor tam ericanos H.E. Barnes, A.J. App y A.R. Butz, destina un captulo al diario de Ana Frank. En este captulo Vidal

    hace hincapi en la reciente edicin crtica del diario, que -segn l- sup one elfin de la controv ersia sobre su au tenticidad .

    En la tercera y ltima parte -"La conexin neonazi"- Vidal examina lapr incipal institucin revisionista, el Institute for H istorical Review, con sedeen California y censu ra speram ente a dos autores revisionistas, David Irvingy Robert Faurisson, y a un antigu o miembr o de la SS que estuvo destinado enel campo de concentracin de Auschwitz, Thies Christophersen . Adem s,ocupa un espacio notable la crtica a la que Vidal somete al denominado"informe Leuchter", peritaje de un especialista norteamericano eninstrumentos de ejecucin, Fred Leuchter, sobre las supuestas cmaras de gasy los hornos crematorios de d os campos nazis.

    Una breve conclusin y "Diez tesis sobre el Holocausto y elrevisionismo", a mod o de r esum en, cierran el cuerpo d e la obra.

    Por ltimo, Vidal dedica un apndice al "revisionismo hispano", en elque vitupera al autor mejicano Salvador Borrego y al espaol JoaqunBochaca, y otro a la "querella de los historiadores alemanes", sobre el intentorealizado p or algunos au tores de trivializar el Holocau sto y la polmica que seprodujo.

    En definitiva, La revisin del H olocausto es una descalificacin total delrevisionismo y de los revisionistas.

    0.2 Fin de l a obra

    Vidal expresa con claridad la finalidad de su obra:

    "Necesita el Holocau sto ser somet ido a una revisin ? El aut or de estas lneas

    piensa que, efectivamente, as es. Incluso ira ms all, hasta el punto de afirmar

    qu e, ciertam ente, realizar una revisin del Holocausto constituy e una de las tareas

    ms necesarias en el momento histrico actual, siempre que la misma arranque del

    anlisis directo

    [11]

    de fuentes histricas contrastadas e irrefutables. Esa es la finalidad del

    presente estudio. No se trata de una obra acerca del Holocausto como tal. Ms bien

    constituye un an lisis de la labor realizada en relacin con el mismo por parte d e los

    autores revisionistas".1

    Sin embargo, ninguno de estos objetivos va a ser alcanzado. La obraresulta ser un fiasco absoluto. Vidal, como se ver ms adelante, ni realizauna revisin del Holocausto, ni ha tenido acceso a las "fuentes histricas

    1 Vidal, Cesar: LRH, pg. 13.

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    contr astad as e irrefu tables", ni su anlisis sobre los historiadores revisionistaspu ede tomarse en consideracin.

    0.3 Cuestiones conceptu ales

    Etimolgicamente la palabra "Holocausto" procede del griego"holo ka u sto s", formad a p or la r az "holos" -entero- y "kaio" -quemar-. Entrelos judos aluda a un sacrificio religioso en el que la vctima era consumidapor completo por el fuego. Figuradamente significa sacrificio o acto deabnegacin. En hebreo recibe la denominacin de Sho'ah. En una segundaacepcin, que es la utilizada por Vidal, "Holocausto" es la realizacin porparte d e las autoridad es alemanas d e un p lan de exterminio fsico de una cifraprxima a los seis millones de judos du rante la Segund a Guerra Mun dial. Encuanto que el trmino ha sido empleado asiduamente desde la dcada de los

    50 hasta la actualidad, lo emplear yo tambin, aunque ms porconvencionalismo y comod idad que p or rigor terminolgico.

    El "revisionismo", en general, ha sido acertadamente definido por unaenciclopedia como la "actitud de quienes ponen en tela de juicio las bases deuna doctrina o de un sistema (econmico, poltico, etc.)".1 Dado que, adems,el trmino ha encontrado una aceptacin unnime entre los especialistas, loutilizar para referirme a la postura mantenida por aquellos que discrepan dela tesis oficialmen te en boga desd e 1945 sobre el Holocausto. Sin embarg o, hayque aclarar desde el principio que el revisionismo no es una escuela nimucho menos una organizacin central. Bajo este trmino se englobanpersona s de las ms dispares p rocedencias. Hay qu ienes sufrieron

    [12] la represin nazi por motivos polticos (Paul Rassinier) o pormotivos raciales (Joseph G. Burg, de origen judo y deportado a Transnistriadu ran te la Segunda Guerra Mun dial). Hay tam bin an tiguos m iembros d e laSS (como Thies Christophersen). Pero la mayora de los revisionistas noparticiparon directamente en la guerra o nacieron despus de ella y procedende todos los campos ideolgicos, incluida la extrema izquierda (como laeditorial "La Vieille Taupe" en Francia). Prueba de esta heterogeneidad es laproceden cia geogrfica del Comit editorial consu ltivo del "Journ al ofHistorical Review", la principal publicacin revisionista a escala mundial.Entre sus 21 miembros hay 12 norteamericanos, 3 alemanes, 2 franceses, 1

    australiano, 1 italiano, 1 japons y 1 espaol. En cuanto a sus actividadesprofesionales, proceden del campo de la enseanza, del periodismo, de laabogaca, de la jud icatura y d e actividad es privadas.

    Paralelamente, emp lear los trminos "exterminacionismo" y"exterminacionista" par a referirme a los ad versarios del revisionismo.

    1 Nu eva Enciclopedia Larou sse, Planeta, Barcelona 1984.

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    Utilizar estos trminos por comodidad y reconociendo que su empleo nopar ece del todo correcto en la lengua esp aola.`

    0.4 Bib liografa (obras citadas)

    Actes et docum ents du Saint Sige relatifs la Seconde Guerre Mond iale.-Libreria Editrice Vaticana.- Citt del Vaticano s.d.- 10 tom os.ADAM, Uwe Dietrich: Les mesures nazies concernant les Juifs du dbut de laSeconde Guerre Mondiale jusqu' l'attaque allemande contre l'URSS.- En"L'Allemagne nazie et le gnocide juif" (Gallimard-Le Seuil. S.I. 1985), 177-189.AITKEN, Jessie: L'origine du mythe. Le mythe des "chambres gaz" remonte 1916.- "Revue d'Histoire Rvisionniste" (Colombes), n. 5 (novembre 1991),166-172.

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    0.5 Necesidad d el revisionism o

    Vidal r econoce expresamen te la n ecesidad del r evisionismo:

    "El Holocausto, lejos de ser archivado como un episodio histrico ms, al

    estilo de las Guerras pnicas o de la cultura micnica, que slo interesan a los

    historiadores y a los aficionados, debe ser objeto de una revisin continua".1

    En efecto, la actividad del h istoriad or n o es sino un a r evisin continuadel pasado, que exige someter todas las fuentes a una crtica sistemtica yrigurosa. La actitud que debe adoptar el historiador ante los documentos ytestimonios que le son presen tad os es la de "desconfianza metdica", segn laque en principio todo d ebe considerarse du doso. Y si la mayor escrup ulosidades exigible en el estud io d e las fuentes d e cua lquier acontecimiento h istrico,tanto ms necesaria ser respecto al Holocausto, por las razones que voy aexponer a continuacin.

    En primer lugar , el Holocausto surgi en poca de guerra. Este hecho esesencial. Se ha dicho que el hombre es un "animal crdulo" y que su hbitopara mentir no es tan extraordinario como su pasmosa aptitud para creer.Tambin se ha dicho que en la guerra moderna el factor psicolgico es tanimportante como el factor militar, razn por la que en todos los pasesbeligerantes han surgido departamentos para tratar el lado psicolgico de lainformacin y de la propaganda. Como ha sealado un autor britnico,

    Arthur Ponsonby, "las victorias deben ser exageradas y las derrotas, si noocultadas, minimizadas como sea, y el estmulo de la indignacin, horror yodio debe ser asidua y continuamente bombeado al cerebro del pblico pormedio de la propaganda".2 Especial mencin merecen los relatospropagandsticos de atrocidades, que "fueron los ms populares de todos;especialmente en este pas [Inglaterra] y en Amrica; no puede haber guerrasin e llos".3

    La obra de Ponsonby tiene por objeto el estudio de la propaganda en laPrimera Guerra Mund ial. La d istorsin d e la realidad en esta

    [19] guerra lleg a tales extremos que, segn este autor, "hubo ms

    mentiras deliberadas en el mundo de 1914 a 1918 que en cualquier otroperod o de la historia mu nd ial".4 En esa poca fueron los Aliados los que msxito tuvieron en la lucha propagandstica. Entre los casos de atrocidades

    1 Vidal, Cesar: LRH, p g. 152.2 4 Ponsonby, Arthur : Falsehood in Wartim e, pg. 14.3Id.,, pg. 22.4Id., pg. 19.

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    achacadas a Alemania durante la Primera Guerra Mundial destacan por sucrud eza y tru culencia los siguientes:

    - La enfermera m utilada, a la que los alemanes am pu taron los pechos.

    - Los nios belgas con las manos seccionadas para que de mayores nopu dieran manejar armas.

    - La crucifixin de personas inocentes. La vctima poda ser tanto unamu chacha, como un americano o un prisionero canadiense.

    - Los prisioneros ingleses tatua dos en la cara.- La factora para la explotacin de cadveres

    (Kadaververwertungsanstalt). La grasa de los cadveres se utilizaba paraaceites lubricantes. Los huesos eran molidos y convertidos en polvo, que eramezclado con comida para cerdos. Alrededor de la factora flotaba un olor"apagado".

    - La inoculacin d e bacilos d e tu berculosis a pr isioneros fran ceses.

    - Se enterr aba vivos a m ineros belgas.- Las mu jeres aleman as eran forzadas a cohabitar con soldados y civiles

    para qu e no hubiera falta de nios a causa de las prdid as de la guerra.

    Todas estas informa ciones eran rigur osamen te falsas, lo qu e no impidique, tras ser amp liamente d ifun did as, fueran credas por millones depersonas en aquella poca. Razonando por analoga, cabra admitir enpr incipio que tam bin en la Segunda Guerra Mu ndial habran p odido existirdepartamentos de propaganda y guerra psicolgica y que podran habersevalido de los mismos o parecidos argumentos para combatir al enemigo. Dehecho, la "factora para la explotacin de cadveres" presenta una gran

    similitu d con la "fbrica d e la m uerte" de Auschwitz, donde supu estamente,alrededor de veinte aos ms tarde, las cenizas de los cadveres se utilizabancomo

    [20] abono y un fuerte olor a carne quemada se extenda por losalrededores. Un revisionista ha mencionado un paralelismo an msestrecho: segn una nota de prensa de 1916 ("The Daily Telegraph", 22 demarzo de 1916, pg. 7) Austria y Bulgaria procedan al exterminio de lapoblacin servia por medio de gases asfixiantes. En esta ocasin las iglesiasservan como cmaras d e gas.1

    En segundo lugar, la mayora de las pruebas alegadas en apoyo del

    Holocausto corresponden a documentos y testimonios originados en losprocesos de Nuremberg.2 Si, por ejemplo, examinamos la obra de Raul

    1 Aitken, Jessie [=Robert Faurisson]: L'origine du mythe, pgs. 168-169.2 Bajo esta denom inacin estn comprend idos el gran pr oceso a los "grandes criminales de guerra " ante el Tribunal MilitarInternacional, constituid o por repr esentantes norteam ericanos, soviticos, britnicos y franceses, y doce pr ocesos menoresante los Tribunales Militares de Nuremberg (Nuremberg Military Tribunals), constituidos exclusivamente pornorteamericanos.

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    Hilberg,1 que pasa por ser la summa exterminacionista, comprobaremos quegran parte de las citas remiten a documentos presentados en Nuremberg.Como acertadamente ha sealado A.R. Butz, sin "las pruebas presentadas en

    estos procesos, no habra pruebas significativas de que el programa deexterminio de los judos existi alguna vez".2 Y, sin embargo, un estudiosup erficial d e estos procesos nos mu estra u n am plio repertor io de an omalas

    jur dicas. Sin n imo exha ustivo cabe citar las sigu ientes:- Los Aliad os eran juez y p arte.- Los tribunales, formad os p or los vencedores, establecan el

    procedimiento a seguir (artculo 13 del Estatuto del Tribunal MilitarInternacional).

    - Se promulg una legislacin ex post facto para aplicarlaexclusivamente a los vencidos, sin considerar que tambin los vencedoreshaban cometido crmenes idnticos.

    - Se instituy la resp onsabilida d colectiva, frente a la d octrina trad icionalque establece que solo la persona individualmente considerada puede serresponsable penalmente.

    - No solo se dieron anomalas sustantivas y procesales en la legislacinprom ulgad a al efecto, sino que ad ems sta se aplic

    [21] irregularmente, en particular en lo referente a formalidades yvaloracin de las pru ebas.3

    Las irregularidades de los procesos escandalizaron a diversaspersonalidades de los pases aliados, que las denunciaron vigorosamente. Elsenador norteamericano Robert A. Taft, "la conciencia del partido

    repu blicano", ma nifestaba en u n d iscur so el 5 de octubre d e 1946:

    "El proceso de los vencidos por los vencedores no puede ser imparcial

    independientemente de cmo est recubierto con las formas de la justicia [...] Sobre

    todo hay en este juicio espritu de venganza, y la venganza rara vez es justicia. El

    ahorcamiento de los once hombres condenados ser una mancha en la historia de

    Amrica que lamentaremos largamente. En estos procesos hemos aceptado la idea

    rusa de la intencin de los procesos -poltica gubernamental y no justicia- con escasa

    relacin con la herencia anglosajona. Vistiendo la poltica con las formas del

    procedimiento legal, desacreditamos toda idea de justicia en Europa en los aos

    venideros".4

    Hay que considerar tambin que los Aliados confiscaron la totalidad delos archivos alemanes. No solo los archivos del gobierno y del estado, sino

    1 La Destruction des Juifs d'Europe.2 Butz, Arthur: The Hoax of the Tw entieth Century, pg. 10.3 Vase a este respecto Llorens Borras, Jose A.: Crmenes d e guerr a.4 Vital speeches of the Day, Nov. 1, 1946, pg. 47, citado por Weber, Mark: The Nuremberg Trials and the Holocaust,pg s. 172-173.

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    tambin los del partido nazi, los de empresas e instituciones privadas, ascomo los de personas fsicas. R. Hilberg afirma que solo el material capturadopor los americanos, apilado en cajas, ocupaba ms de doce kilmetros de

    estanteras.1 De esta ingente cantidad de documentacin, el personal militarnorteamericano solo seleccion alrededor de 2.000 documentos, porconsiderarlos los ms incriminatorios para los acusados. Adems, losdocumentos estaban bajo custodia de la acusacin aliada, que no permita alos defensores seleccionar eventuales documentos exculpatorios de susdefendidos.2

    Por ltimo, hay que tener presente tambin que mu chos acusadosalem an es fueron objeto de malos tratos y presiones p sicolgicas p ara adecuarsus d eclaraciones procesales a los objetivos buscados por la

    [22] acusacin. Valga como ejemplo la siguiente descripcin del estado

    fsico de los ex guardianes del campo de concentracin de Bergen Belsen,efectuada por el periodista britnico Alan Moorehead, poco despus de unasesin d e "interrogator io" pr acticad a por los liberadores d el cam po:

    "Conforme nos acercbamos a las celdas de los guardias SS el lenguajedel sarg ento [carcelero britnico] se haca ms feroz.

    'Hemos tenido un interrogatorio esta maana', dijo el capitn.'Lamen to que no ofrezcan un bu en aspecto'

    'Quin llev a cabo el interroga torio?''Un francs. Creo que fue enviado aqu especialmente de la resistencia

    francesa para hacer el trabajo'.

    El sargento abri el cerrojo de la primera p uerta y tir hacia atrs con uncrujido como un trueno. Cruz a zancadas la celda, blandiendo un pincho demetal frente a l.

    'Arriba', grit. 'Arriba. Arriba, sucios bastardos'. Haba una mediadocena de hombres yacientes o semiyacientes en el suelo. Uno o dos fueroncapaces de levantarse inmediatamente. El hombre ms prximo a m, con lacamisa y la cara salpicados con sangre, hizo dos intentos antes de ponerse derod illas y grad ua lmen te de pie. Se ma ntu vo con sus brazos medio extendidos,tembland o violentamente.

    'Arriba', grit el sargento. Se mantenan ahora sobre sus pies, peroapoynd ose contra la pared.

    Fuera d e la pared !'Se apartaron y se mantu vieron bambolendose.

    1 Nu remberg Trials and the H olocaust, pgs. 172-173.13 Hilberg, Raul: La Destruction d es Juifs d'Europe, p g. 1048.2 , Mark: The Nur emberg Trials and the H olocaust, pgs. 177-179.

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    A diferencia de las mu jeres, no nos miraba n, sino que, con aire au sente,miraban a la nad a.

    Lo mismo en la siguiente celda y la siguiente donde los hombres, que

    estaban sangrand o y su cios, geman algo en alemn.[...]El doctor tena u na celda p ara l solo.'Vamos. Arriba', grit el sargen to. El hombr e yaca en su sangre sobre el

    piso, un a figura grand e con una cabeza gruesa y un a barba sucia. Puso sus dosbrazos en el asiento de una silla de madera, dio un tirn y se puso medioder echo. Un tirn m s y se puso d e pie. Dirigi sus brazos hacia nosotros.

    'Por qu no m e matan?', susurr. 'Por qu no m e matan? No p uedoresistir m s'.

    [23]

    Las mismas frases salan d e sus labios una y otr a vez.'Ha estado diciendo eso toda la maana, el sucio bastardo', dijo el

    sargento".1

    A la vista de todo ello no es de extraar que algunas de las acusacioneslanzadas contra Alemania resultaran a la larga ser falsas. Hay dos ejemplossignificativos: el jabn pr odu cido con grasa hum ana y la m atanza de oficialespolacos en Katyn.

    La fabricacin de jabn a partir de grasa humana fue expuesta en elproceso principal de Nuremberg por el procurador sovitico Smirnow, queley un a declaracin de un sup uesto testigo presencial, Sigmund Masur.2 Esta

    acusacin fue tenida por verdadera por mucho tiempo. Sin embargo ahora esconsiderada como un simple rumor de guerra sin fundamento. En la oficiosaEncyclopedia of t he Holocaust, publicada en 1990, la palabra "jabn (soap)" noapa rece siquiera en el ndice analtico.

    En cuanto a Katyn, los soviticos acusaron a los alema nes en el principalproceso de Nurem berg d e haber asesinado a once mil oficiales p olacos en losbosques d e Katyn, en septiembre de 1941, cerca de la ciud ad de Smoliensk.3 Sinembargo, 45 aos ms tarde, en abril de 1990, la prensa revelaba que lasautoridades soviticas haban reconocido oficialmente que la matanza deoficiales polacos haba sid o llevada a cabo por la polica secreta d e Stalin.

    En resu mid as cuen tas, un escrup uloso trabajo d e crtica -de revisin- d e

    las fuen tes es imp rescindible en el estud io de la historia de cualquier p oca dela humanidad. La crtica permite depurar las fuentes, eliminando aquellasapcrifas o falaces, con objeto de conseguir una reconstruccin lo ms

    1 Moorehead , Alan: Glimpses of German y: II - Belsen, pgs. 28-29.2 PGH, tomo VII, pgs. 656-660.3 PGH, tomo XVII, pgs. 301-406.

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    fided igna posible del pasad o. En el campo de H olocausto la crtica debe ser a nms rigurosa y exigente, ya que las circunstancias en que el Holocausto segest generan dudas legtimas sobre la autenticidad y veracidad de los

    docum entos y testimonios que le sirven de soporte.

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    [25]

    1 FUENTES Y METOD O DE CESAR VIDAL

    1.1 La literatura revisionista

    Vidal seala que su obra "no se plantea demostrar el Holocausto, sinoanalizar el fenmeno de la literatura revisionista".1 En la bibliografa de suobra Vidal relaciona la literatura revisionista a la que ha tenido acceso y enbase a la qu e ha efectuad o su crtica del revisionismo. Es la siguiente:

    "Bochaca, J.,La hist oria de los v encidos, Barcelona , 1979.------, El m ito de los 6 m illones, Bad alon a, 1979.

    Borr ego , S.,Derrota M un dial , Mad rid , 1974.But z, A .R.,La fbula del "Holocausto" , Bar celona , 1987.Castan, S.E., Holocausto: judo o alemn?, Porto Alegre, 1988.Christophersen, T.,La mentira de Auschwitz , Bar celona , 1987.Degrelle, L.,Memorias de un fascista, Barcelona, s.d.------, Carta al Papa, Barcelona, 1988. Informe Leuchter, Barcelona, 1989.Irving , D.,La guerra de Hit ler, Barcelona, 1988.------,El camino de la guerra, Bar celona , 1990.Rassinier, P.,La ment ira de Ulises, Barcelona , 1962.------,El drama de los judos europeos, Barcelona, 1976.

    Serrano , M., A dolf Hitler, el lt imo avatar, Bogot, s.d ."2.

    [26] Repasemos ahora, una a una y brevemente, las obras citadas porVidal.

    La historia de los vencidos, de Joaqu n Bochaca, solo contiene uncaptulo dedicado especficamente al Holocausto: "La leyenda de los seism illones d e jud os exterminados", que apenas compr ende 17 pginas en unaobra d e 433.

    El mito de los 6 millones, del mismo autor, en cambio, s es un libroded icad o en exclusiva al Holocausto. Fue pu blicado en 1979.

    Derrota mundial, de Salvador Borrego, es un grueso libro de 656

    p ginas. El apart ad o "Resur reccin en m asa d e jud os?", el nico dedicado alHolocausto, apen as comp rend e 8 pg inas.

    La fbula del "Holocausto" , d e Arth ur R. Butz, es u n folleto d e pequeoformato de 24 pginas. Es una traduccin muy resumida del texto original,

    1 Vidal, Cesar: LRH, pg. 492Id. pg. 197.

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    que le dobla en extensin. Hay graves errores de traduccin. Por ejemplo,trad uce Geneva (Ginebra) p or "Gnova" (pg. 5).

    Holocausto: judo o alemn?, de S.E. Castan, es en realidad una

    recopilacin d esord enad a d e tesis revisionistas d e va lor d esigual. Recoge un amiscelnea de cuestiones que van d esde las Olimp iadas d e 1936 al bombard eode Guern ica du rante la guerra civil de Espaa . El Holocausto tambin estratad o, aun qu e de man era no sistemtica. El autor le dedica 70 pginas (pgs.149-220) en u na obra de 352.

    La mentira de Auschwitz , de Thies Christop hersen , segn adm ite Vidal,es un "panfleto de quince pginas".1 Se trata de un muy breve texto demem orias. Fue p ublicado en Espa a por p rimera v ez en 1976. El texto originallleva fecha d e 3 de ener o de 1973.

    Memorias de un fascista, de Lon Degrelle, es un libro de memoriaspolticas y de guer ra d el autor belga. Las referencias al Holocausto son un par y

    no pretenden revisar nada. En realidad solo revelan la ignorancia del autorsobre el sup uesto exterm inio de jud os. En concreto, Degrelle dice:

    "Las Waffen SS, enteramente ocupadas en su combate, lo ignoraban todo de

    estos campos d e concentracin [...] Los combatientes no ten an la m enor idea de lo qu e

    hacan los judos y de lo que poda hacerse con ellos en la Europa de retaguardia [...]

    En cualquier caso, la

    [27]Waffen SS lo ignor todo sobre la suerte de los judos despus de 1942, en que se

    renovaron antigu as traged ias" (pg. 161).

    "Camp os d e concentracin, hornos crematorios, todo lo ignor. Es as" (pg. 191).

    Carta al Papa, del mismo autor, es, como indica el ttulo, un textoepistolar. Apen as comp rend e 14 pgina s.

    El Informe Leuchter, de Fred A. Leuchter, es, como seala Vidal, "undocumento de unas veinticinco pginas de extensin (en la edicinespaola)".2 En realidad , el texto consultado por Vidal es una mala traducciny ad aptacin d e la obra original, que tiene 185 pginas.

    La guerra de Hi t ler, de David Irving, es un grueso volumen que afrontala historia militar de la Segunda Guerra Mundial y la trayectoria personal deHitler du ran te sta. No ded ica ningn captulo al H olocausto. Las alusiones aste son breves y espordicas. El mismo Vidal admite las "escasas referenciasal Holocausto" que ap arecen en esta obra.3

    El camino de la guerra, tambin de D. Irving. Me ha sid o imp osibleconseguirlo, pero al menos he podido comprobar que no figura en ningunabibliografa especializada del Holocausto.

    1Id., pg. 128.2Id., pg. 137.3Id., pg. 119.

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    La mentira de Ulises, de Paul Rassinier, es una obra dedicada en granpar te al Holocausto. Fue pu blicada p or pr imera vez en 1961.

    El drama de los judos europeos, tambin de P. Rassinier, trata en

    exclusiva el H olocausto. Fue pu blicad a en 1964. Adolf Hitler, el Ultimo Avatara, de Miguel Serrano, "no es -segn la

    pintoresca descripcin de su autor- un libro. Es la Cancin de unMinnesnger. Por ello deber escucharse ad entro, en la Memoria de la Sangre,y ser bebido en el rito hiperbreo d eMinnetrinken . Y si cosas tan enormes assuceden, tal vez sea porqu e Alguien nos gua d esde la m s ntima inexistenciade l Rayo Verd e" (pg . 623). A tenor d el nd ice, el resto del libro es de la mismandole. Ignoro en qu se ha basado Vidal para decir que ste es un librorevisionista.

    En definitiva, si depu ram os de la relacin anterior las obras que trat an elHolocausto de m anera incidenta l -si es que lo tratan- y que

    [28] Vida l ha incluido abusivam ente, nos veramos reducidos a los siguientestextos:

    El mito de los 6 millones. Escrito en 1979.La fbula del "Holocausto". Folleto d e 24 p ginas.Holocausto: judo o alemn? Solo ded ica 70 pgina s a nu estro tema.La mentira de Auschwitz. "Panfleto de qu ince pginas".Carta al Papa. Folleto d e 14 pginas. Informe Leuchter. Folleto de 25 pginas.La ment ira de Ulises. Escrito en 1961.El drama de los judos europeos. Escrito en 1964.

    En resumidas cuentas, el material empleado por Vidal para "analizar elfenmeno de la literatura revisionista" se limita a tres libros -dos de ellosescritos hace ms de treinta aos- y a cinco folletos. Adems, algunos de losautores citados por Vidal son completamente desconocidos en los crculosrevisionistas inter nacionales. Ni S. Borreg o ni S.E. Castan son citados siquierauna vez en el extenso ndice de autores de la principal revista revisionista,"The Journal of Historical Review", que recoge 759 artculos de fondo yrecensiones de obras p ublicada s a lo largo de 13 aos.1 Por otro lado, Vidal nomen ciona n i una sola obra -libro o artculo- d e autor es revisionistas de la tallade Robert Faurisson, de Carlo Mattogno, de Wilhelm Stglich o de Mark

    Weber. Tamp oco menciona el trab ajo pr incipal de A.R. But z, The Hoax of theTwentieth Cent ury, que sin duda es el ms notable que se ha escrito desde elpunto de vista revisionista. Este es, en suma, el esculido bagaje con el queVidal empren de su ambiciosa andad ura.

    1 Vol. 13, n 6 (November-December 1993), pgs. 54-76.

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    1.2 Las fuen tes d ocum entales

    Al final de su obra, Vidal enumera una extensa lista de siglascorrespondientes a archivos, centros de documentacin y fuentesdocumentales:

    "ACM Archivos Centrales de Mosc.

    [29]ARO Archivos Centrales de la Revolucin de Octub re, Mosc.*AEK Arch ivos Estatales d e Katow ice.*AEW Archivos Estatales de Weimar .*AGB Archivos del Gedenksttte Buchenwald.*AGD Idem Dachau .

    APMO Archivos del Mu seo Estatal de Osw iecim.*AYV Archivos d el Yad Vashem .*BDC Centr o Docum enta l de Berln.*BAK Bundesarchiv de Coblenza. BG Boston Globe*CCIW Cm ara d e comercio e indu stria de Wiesbaden.*CDJC Centro d e d ocumentacin jud a contempornea de ParsCJR Contemp orary Jewish Record.*CRC Comisin centr al para la investigacin d e los crmenes hit lerian os

    en Polonia, Varsovia.CW Congress Weekly.DSB Dep artm ent of State Bulletin.

    EW State Department decimal file 740.00116 European War 1939.FDR Franklin D. Roosevelt Paper s.FR Departam ento d e Estado d e US, Foreign Relations of US, series.*IHCM Instituto de H istoria contempor nea d e Mun ich.*INPI Instituto nacional de proteccin industrial de Compigne.JMJ Jewish Morn ing Journ al.JTA Jew ish Telegrap hic Agency.NJM National Jewish Mon thly.N RS Na tional Refugee Service Paper s (USA).NYHT New York H erald Tribune.N YT New York Times.

    PR Polish Review.SD Depar tamen to de Estad o (USA).SS Secreta ra d e Estad o (USA).*YIVO Institute for Jewish Research".1

    1 Vidal, Cesar: LRH, pgs. 193-194.

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    Ahora bien, el lector m eticuloso se sorpr end e al comp robar q ue las siglasque h e mar cado con un a sterisco, trece en total, no

    [30] aparecen en el cuerpo de la obra de Vidal, por lo que estn de ms en larelacin . Posiblemente h an sido incorporad as a la lista par a da r la impr esinde qu e se ha realizado un ciclpeo trabajo d e docum entacin e investigacin.Pero una persona familiarizada con la literatura especializada comprueba enseguida que Vidal ha copiado estas siglas de la obra de un autor francs.1 Ungazapo no deja lugar a dudas: la mencin "CRC Comisin central para lainvestigacin de los crmen es hitlerianos en Polonia, Varsovia" no tienesentido en espaol. La "R" no encaja en la sigla, ya que no corresponde aninguna palabra del texto espaol. Tampoco corresponde al nombre enpolaco.2 En cambio, s que corresponde a la palabra francesa recherche(investigacin), que figura en la sigla utilizada por el autor francs que ha

    copiado Vidal. Por razones que expondr ms adelante, mi hiptesis es queVidal tampoco ha consultado los dems archivos que seala, habindoselimitado a citar los documentos de segunda mano. En consecuencia, miopinin es que Vidal no dice la verdad cuand o afirma que ha dispuesto de un"ocano d e docum entacin" para realizar su obra .3

    1.3 Opin in d e C. Vidal sob re el revisionismo y los revisionistas

    El trabajo de anlisis y de crtica debe ser un trabajo desapasionado en elque solo deben juzgarse los hechos. La tica del trabajo intelectual exige

    objetividad, que requiere la liberacin de prejuicios ideolgicos y desentimientos de antipata. Todo ello se plasma en un lenguaje respetuoso eimp arcial. Sin emba rgo, Vidal no par ece haber ten ido en cuenta este principioa tenor de los eptetos que dedica a los que no comparten su opinin enmateria del Holocausto. He aqu una m uestra:

    - El razonam iento r evisionista "lleva en su interior elemen tosideolgicos inquietantes como son un profundo desprecio por la vidahum ana y especialmente p or ciertos grup os o etnias".4

    [31]- Los argumentos de Paul Rassinier estn "desprovistos de la mnima

    base documental e impr egnad os de un antisemitismo burd o".5

    1 Pressac, Jean-CLaude: Les Crmatoires d'Auschwitz, pg. VIII.2 Glwna Kom isja Badania Zbrodn i Hitlerowskich w Polsce.3 Vidal, Cesar: LRH, pg. 94.4Id., pg. 52.5Id., pg. 67

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    - "slo la falta de honradez ms flagrante, el fanatismo poltico mscerrado o la ignorancia histrica ms supina permiten realizar afirmacionescomo las proferidas p or Ap p".1

    - El revisionismo "aparent adoptar una metodologa cientfica deinvestigacin histrica". Los "sup uestos er ud itos [revisionistas] carecieron p orregla general de una formacin acadmica suficiente y [...] mantenanestrechas conexiones con la tr ama neonazi".2

    - "la bruta lidad intr nseca d e un a ideologa que mantena como u no d esus objetivos bsicos el del exterminio de razas enteras. Esa misma ideologaes la que, en la actualidad, se encuentra agazapada, a veces no muydiscretamente, detrs del revisionismo del H olocausto".3

    - Los revisionistas han conseguido "una innegable demostracin de sudeshon estidad intelectual y de su caren cia total d e base cientfica".4

    - Los revisionistas se caracterizan por el "manejo falaz y desconsiderado

    de las fu entes h istricas".5- el "carcter n ulam ente cientfico del IHR".6

    - "el IHR carece d e una mnim a solid ez acadm ica y slo ha dem ostradoser parte de un tinglado de organizaciones de marcado carcter antisemita yneonazi, cuya implicacin en la poltica activa constituye no slo un peligropara los judos o para los miembros de las razas consideradas inferiores poraqu llos, sino tambin p ara la existencia del mismo rgim en d e libertad es".7

    - "el IHR slo constitu a un nid o de n eonazis y antisemitas para los queel revisionismo slo era u n instrum ento de propagan da".8

    [32]

    - "Irving carece del mnimo trasfondo acadmico necesario paraded icarse cientficam ente a la investigacin histrica".9

    - "Esta obra [La guerra de Hitler, de D. Irving] constituye un malvoloejemplo de manipulacin histrica llevada a cabo por un autor a todas lucestendencioso".10

    - Irving m anifiesta u na "carencia d e u na formacin histrica slida".11

    - "Faurisson utilizaba una metodologa viciada [que prueba] la falta desinceridad d e sus afirm aciones".12

    1Id., pgs. 77-78.2Id., pg. 81.

    3Id., pg. 95.4Id., pg s. 104-105.5Id., pg. 109.6Id., pg. 113.7Id., pg. 115.8Id., pg. 117.9Id., pg. 117.10 Id., pg. 118.11 Id., pg. 121.12 Id., pg. 124.

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    - "Ley de hierro del revisionismo": "toda persona que lo p rofesa d erivasu posicin de la ignorancia de las fuentes histricas (como Pressacinicialmente), de la mala fe (como Faurisson) o de posiciones polticas ms o

    menos manifiestamente identificadas con el antisemitismo o el neofascismo(como Irving). Fuera d e estos tres sup uestos, no existe ningu na razn objetivapar a d efender las tesis revisionistas".1

    - "Por el contrario, [los revisionistas] constituyen un colectivo bienconjun tado de pr opagan distas en el que brillan por su ausencia elconocimiento histrico y el rigor cientfico, pero en el que se manifiestan, demanera continuada y repetitiva, la ideologa neonazi y neofascista, elantisemitismo, la manipulacin de datos ms desvergonzada, la ocultacinms descarada de la verdad y la ms flagrante carencia de escrpulos ticos ymorales".2

    - Los revisionistas se caracterizan por la "manipulacin de datos", la

    "falacia de muchas de las afirmaciones y el desprecio por las fuenteshistricas".3

    - "Borrego se encuadra en un catolicismo marcado precisamente por laintolerancia, la agresividad y el recur so fcil a la violencia".4

    - "Bochaca [...] constituye un exponente magnfico de la ideologa quesuby ace bajo el revisionism o. Se trata d e una cosm ovisin

    [33] med ularm ente antisemita, an tidemocrtica [...] racista y legitimad ora delos mayores excesos si constituyen un medio para obtener el triunfo. Lacarencia de metodologa cientfica, de base documental, de veracidad histricao de respeto por la totalidad de los seres humanos no slo son disculpadas

    sino asumidas como condiciones indispensables para hacer ms accesible elmensaje prop agandstico destinado a las masas que se d esea dominar".5

    1.4 Errores. Contrad icciones. O misiones. Plagio.

    1.4.1 Errores esenciales: desconocimiento de la literatura revisionista y

    empleo de argument os ad homin em

    En primer lugar, como ya se ha indicado (vase 1.1), Vidal solo tiene unconocimiento muy superficial y fragmentario de la literatura revisionista.

    Pero dado que la finalidad confesada de este autor es precisamente el anlisisde la literatu ra revisionista, hay que concluir, a fortiori, que su trabajo est

    1Id., pg. 125.2Id., pg. 147.3Id., pg. 150.4Id., pg. 161.5Id., pg. 165.

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    viciado de origen por la falta de las fuentes esenciales. Este error de partida,por s solo, invalida toda la obra. En segundo lugar, una crtica seria de losrevisionistas tiene que centrar se en los argu men tos de stos. La ideologa, real

    o supuesta, de los revisionistas no ha de entrar en consideracin. De otrama nera se incurre en un error de razonamiento, el argumento ad hominem,segn el que se refutan las ideas de un oponen te atribuynd ole vicios odefectos personales. Vidal, sin embargo, hace caso omiso de este principio yded ica nad a menos que u na tercera parte de su obra -"La conexin neonazi"- aintentar probar la vinculacin de los revisionistas con la ideologa nazi oneonazi. Y aun as Vidal adolece de falta de rigor, pues los argumentosempleados son muy superficiales.1 En particular, Vidal demuestra graninters por el ped igree de los revisionistas. As, indica que A. App naci "depadres de origen alemn",2 que A.R. Butz naci "en Nueva York durante ladcada d e los cuaren ta, de antepa sados italianos y

    [34] alemanes"3 y que el rev isionista br asileo S.E. Castan es "nieto y biznietode alemanes".4 Adems, segn Vidal algunos revisionistas presentan undoble semblante. Por ejemp lo, el revisionista norteam ericano Har ry ElmerBarnes "dist mu cho de ser un p ersonaje vulgar. Algunas de su s obras fueronutilizad as como textos en universidad es am ericanas d el prestigio de Harvardy Columbia durante la dcada de los sesenta. En 1975 se le citaba, omitiendosus opiniones sobre el Holocausto, en el History Teacher, una publicacinnorteamericana de la Sociedad para la Enseanza de la Historia, como unautor de lectura recomendable para los estudiantes".5 No obstante estecurrculum, Vidal aade que "Barnes, al igual que antes Rassinier, no

    manifest el mnimo inters por la investigacin histrica cientfica [...] Lasopiniones de Barnes adolecan [?] de una base histrica real, de una clararepeticin de falsedad es evidentes".6

    La misma sorprendente metamorfosis la detecta Vidal en otrorevisionista norteamericano, A. App: "A. J. App proceda de mediosacadmicos -fue profesor en la universidad de Scranton y en el La SalleCollege-".7 Sin embar go, a pesar d e su intachable historial docente, las ideas d eApp sobre el Holocausto "se basan en una manipulacin de los datos quedenota su d eshonestidad o una ignorancia preocupantes".8

    1 Vase el caso de D. Irving, Vidal, Cesar: LRH, pg . 121.2 Vidal, Cesar: LRH, pg. 71.3Id., pg. 81.4Id., pg . 191, n. 293.5Id., pg. 67.6Id., pg. 70.7Id., pg. 71.8Id., pg. 74.

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    Por ltimo, en contra de la deontologa elemental de la actividadcientfica, que exige respeto a la libertad intelectual, Vidal expresaveladamente la necesidad de la censura:

    "Objetivamente, no existe ninguna razn que explique este xito [de D.Irving], salvo el apoyo de lectores neofascistas o antisemitas y la falta deprevision de las casas editoriales que no han llegado a identificar que elcarcter controversial [sic] de Irving es nazismo hbilmente expuesto" (lasmay sculas son d e E. Aynat).1

    [35]1.4.2 Errores de traduccin

    Vidal traduce la expresin alemana, extrada de un documento,rassenschnderische Berufsverbrechen -Jud en por "habitua les criminales

    judos contaminadores de la raza".2 Podra entenderse as que los judos, en

    general y habitualmente, son "contaminadores de la raza". Sin embargo, latrad uccin correcta sera "criminales p rofesionales judos contam inadores dela raza", o sea, judos reincidentes en delitos contra la honestidad(violaciones, abusos deshonestos, etc.) cometidos con personas de sangrealemana.

    Para Vidal el trmino alemn Vergasungskeller significa "cueva degas".3 Sin embargo, Vergasung quiere decir "carburacin", "gasificacin (en elsentid o de conver tir algo en gas), "fumigacin" y, por ltimo, "gaseamiento".En ning n caso quiere decir "gas", que se escribe en alemn exactamente igualque en espaol. Por su parte, Keller significa "stano", "bodega" y, solo enltimo lugar, "cueva". La traduccin correcta sera "stano de carburacin" (o

    d e "gasificacin", etc.). "Cu eva d e gas" sera en alemn Gashhle. Por si fuerapoco, la traduccin de Vidal, adems de incorrecta, revela que desconoce elcontexto en qu e el trmino Vergasungskelleres mencionado (vase 5.3.1).

    Vidal habla de la esterilizacin en masa de "mujeres indignas(fortpflanzu ngsu nw rdige Frauen )",4 mientras que la traduccin completa es"mu jeres indignas d e repr odu cirse".

    Traduce " Hoch und Landesverrter" por "traidores".5 Pero Hoch- undLandesverrterquiere decir exactamente "reos de alta traicin y traidores a lapatria". Vidal traduce del ingls americano billion por "billn",6 con lo quefalsea completamente el significado. "Billion", en ingls americano, son milmillones.

    1Id., pg. 122.2Id., pg. 40.3Id., pg. 46.4Id., pg. 38.5Id., pg. 40.6Id., pg . 69, 72 y 74.

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    [36]Por ltimo, Vidal traduce literalmente Bachelor of Arts por

    "bachillerato de artes",1 aunque la correspondencia correcta en espaol sera

    "licenciado en filosofa y letras".

    1.4.3 Otros errores

    Segn Vida l, "el pr ogram a de eutan asia nazi se r emonta a los inicios dela subida al pod er de H itler y no al perodo p osterior al estallido de la gu erra ".2

    Pero el hecho es que el programa de eutanasia fue ordenado por Hitler afinales de otoo de 1939 -cuando ya haba empezado la guerra-, aunque alestamp ar su firma p uso fecha d e 1 de septiembre d e 1939.3

    Vidal seala respecto a la declaracin de guerra realizada por el judasmo -en la persona de Chaim Weizmann, presidente de la Organizacin

    Sionista Mund ial- contra la Aleman ia nazi:

    "Contra lo que seala Irving (o Bochaca), Weizmann se limit a indicar que,

    un a vez estallada la guerra, los jud os britnicos -no los de todo el mu ndo- ap oyaran

    a la Gran Bretaa en su lucha contra Aleman ia".4

    Sin embargo, en la "Encyclopaedia Judaica", editada en Jerusaln en1971, se lee en el artculo Weizm an n:

    "Cuando estall la II Guerra Mundial, Weizmann prometi inmediatamente

    al gobierno britnico toda la ayud a posible de la p oblacin jud a en Palestina y d el

    pu eblo jud o del exterior (and the Jewish p eople outside)".5

    En una n ota correspondiente a la referencia de u n d ocumento se lee:

    "H u ll a Bern , 23 de sep tiembre d e 1942".6

    Segn est redactad a la nota Vidal da a entend er que Hull -Cordell Hu ll,secretario de Estado d e Estados Unid os- enviaba el documen to

    [37] a un tal "Bern". Sin embargo, en realidad Hull estaba enviando eldocumento a la representacin diplomtica norteamericana en Berna (Bernen ingls), la capital d e Suiza.7 No se tra ta d e un a errat a, ya que "Bern" aparecede nuevo en el ndice analtico de la obra de Vidal. Esta confusin entre un

    1Id., pg. 142.2Id., pg . 187, n. 191.3 Wilhelm, Hans H einrich: Euthan asia Program , pg. 452.4 Vidal, Cesar: LRH, p g. 163.5 Encyclopaed ia Judaica Jerusalem. Keter, Jerusalem, tom o 16, pg. 434.6 Vidal, Cesar: LRH, pg. 184, n. 140.7 NA CP, docum ento 740.00116 Europ ean War 1939/ 5971 PS/ SF.

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    nombre propio de persona y la capital suiza, adems de ser un error burdo,demuestra que Vidal no ha tenido acceso al documento original (vase unareprod uccin d el documento original en el ap ndice 1).

    Por ltimo, Vidal cita en la bibliografa la siguiente obr a:"Vashem , Yad ,El Holocaust o, Jeru saln, s.d .".1

    Segn est redactada la referencia bibliogrfica, hay que entender queuna persona fsica, de apellido "Vashem" y de nombre "Yad" ha escrito laobra citada . En realidad se trata de u na p ersona jur dica, el instituto YadVashem (en hebreo: "una institucin y un nombre"), organismo oficial delgobierno de Israel establecido p ara conm emor ar a las vctimas d el Holocau sto.

    1.4.4. Contradicciones

    Respecto a la cuestin de la publicidad del Holocausto, Vidal incurre en

    un a contra diccin insu per able. Por un lado, refirindose al discurso de Hitlerde 30 de enero de 1939, dice que "el Fhrer seal explcitamen te cul sera eldestino de los judos".2 Este destino no era otro, segn Vidal, que elexterminio fsico. Poco ms adelante Vidal indica que "la misma prensaaleman a -sujeta fielmente a las directrices del partid o- indicaba sin demasiadorebozo cul era el destino que esperaba a los judos en el Reich de los milaos".3 Pero por otro lad o Vidal reconoce que el Holocausto era "guard ado ensecreto, transmitido en medio de silencios explcitos para los ejecutores,cubierto con eufemismos como 'evacuacin' o 'solucin final'".4 Y tambinque "los nazis tuvieron d esde el principio un p articular inters en

    [38] que no se filtraran las noticias relativas a su plan para exterminar a losjudos"5 y qu e exista u n "proceso d e ocultacin".6 Vidal no explica cmo todoeste secreteo poda conciliarse con las manifestaciones "explcitas" de Hitleren discursos que recoga toda la pren sa alemana.

    1.4.5 Referencias de fuentes inexistentes o incompletas

    Existe una regla acadmica unnimemente aceptada segn la que en lostrabajos cientficos se deben ind icar las fuentes con la mayor precisin a fin deque cualquier lector pueda acceder directamente a ellas y verificar lacorreccin de las citas. La meticulosa observancia de esta regla en los trabajos

    relacionados con el Holocausto es especialmente importante, ya que existe un

    1 Vidal, Cesar: LRH, p g. 195.2Id., pg. 36.3Id., pg. 42.4Id., pg. 42.5Id., pg. 84.6Id., pg. 85.

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    sinnmero de documentos depositados en una multitud de archivos ycentros d e docum entacin rep artidos por tres continentes.

    Ajeno a esta exigencia, Vidal ha hecho gala de mucha relajacin a la

    hora de hacer uso de las notas y referencias. En algn caso incluso no semolesta en dar referencia alguna :

    "Aadamos a esto que documentos como el fechado en Erfurt el 2 de marzo de

    1943, proceden te d e la com pa a J.A. Topf y Shne [...]".1

    Vidal deja en manos del lector averiguar en qu pas, en qu ciudad, enqu archivo y con qu signatura est archivado este documento.

    En otros casos las referencias son tan insuficientes que una personaintroducida en el estudio del Holocausto -y con mayor razn un profano-tendra grandes dificultades para localizar las fuentes originales. Por ejemplo,

    Vidal d a por toda r eferencia a algunas d e sus citas lo siguiente:- "Mds 4/ 68".2 Probablemente se trata de una signatura, pero no indicaen qu archivo se encuentra. Adems, "Mds" no figura en la relacin deabreviaturas.

    [39]- "MD 6881/ 29-30".3 Tamp oco se ind ica en qu archivo se encuentra este

    docu men to y las siglas "MD" no estn en la lista de abrev iatur as.- "Informes d e 26 y 27 de d iciembr e d e 1942, T 175, 124".4 Qu es "T 175,

    124"? Es una signatura? En qu archivo se encuentra? La letra "T" tampocofigur a en la lista de abreviatu ras.

    - "Declaracin de Maria Hpken, 19 de enero de 1946, Schirach.3".5

    Quin er a Maria H pk en? Dnd e declar? Qu es "Schira ch.3"?- "Carta desd e Lisboa, 20 de jun io de 1942, en los Archivos Nacionales,

    Record Group 226, OSS 26896".6 Vidal no aclara al profano en qu pas seencuen tran esos "Archivos N acionales".

    - "Grawitz a Hitler, 29 de mayo de 1941, NO.1639".7 Qu quiere decir"NO"? Tamp oco aparece en la relacin d e abreviatur as.

    - "Kalendariu m, p. 440".8 Qu es "Kalendarium"? Es un documento?Es un libro? En este ltimo caso, quin lo ha p ublicad o?, dnd e?,cu nd o?, de qu edicin se trata?

    1Id., pg. 47.2Id., pg . 183, n. 129.3Id., pg .182, n. 114.4Id., pg .180, n. 83.5Id., pg .178, n. 50.6Id., pg .178, n. 51.7Id., pg .178, n. 52.8Id., pg .179, n. 77.

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    - "Informe del Anglo-American Committee of Enquiry en relacin conlos problemas relacionados con los judos europeos y Palestina, de 20 de abrilde 1946, Lond res, Cm d 6808, pp . 58-59".1

    Londres es muy grande y tiene varios centros de documentacin. Encul est archivado este informe? Qu es "Cmd 6808"? Estas siglas tampocoestn en la relacin de abreviaturas.

    - "PFR, 15 de julio d e 1942, p. 4".2

    Vidal no indica en ninguna parte qu es "PFR". Es una revista? Unarchivo? Una signatu ra?.

    [40]- En otros casos Vidal s cita los nombres de archivos o colecciones

    docum entales, aunqu e sin indicar el pas y la ciudad dond e se encuentran. Porejemplo, dnde estn el Contemporary Jewish Record, los Franklin D.

    Roosevelt Papers y el Institute for Jewish Research?3 En Jerusaln? En Tel-Aviv? En Lond res? En Nu eva York? En Wash ington ?

    1.4.6 Conceptos y siglas sin aclarar

    Los trabajos de divulgacin -como el de Vidal- tienen la obligacin deexplicar, definir y aclarar los trminos, los personajes y las institucionesmencionados que no son de conocimiento general. Vidal, en cambio, parecepartir de la base de que todos sus lectores, aun los ms diletantes, tienen quesaber de qu est hablando. Veamos u n ejemp lo:

    "As, el comandante de las SS Bischoff, en una carta de 29 de enero de 1943,design claramente a la Leichenkeller 1 d el crematorio II como Vergasungskeller

    (cueva d e gas) o el emplead o civil Jhrlin g con ocasin d e un ped ido a la Testa [...]".4

    En apenas cuatro lneas, Vidal ha suscitado media docena deinterrogantes qu e deja sin resp uesta. Quin era Bischoff? Quresponsabilidad tena? Qu era la "Leichenkeller 1"? Por qu no, por lomen os, tradu ce este trmino? Quin era Jhrling? Qu era la "Testa"?

    En otra ocasin Vidal menciona un enigmtico "Bund judo dePolonia",5 sin explicar de qu se trata exactamente.

    Lo mismo ocurre con las siglas y abreviaturas. Vidal seala que

    Himmler visit "los talleres de la DAW",6

    aunque no explica en ningunaparte qu se oculta bajo estas siglas. Tampoco aclara qu eran el "WJC en

    1Id., pg .180, n. 86.2Id., pg .184, n. 131.3Id., pg.193-194.4Id., pg.46.5Id., pg.85.6Id., pg.46.

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    Ginebra, Suiza"1 o la "RSHA alemana".2 Ni "DAW", n i "WJC", ni "RSHA"figur an en la relacin de abr eviatura s de la obra.

    [41]1.4.7 Plagio

    Vidal relata de la sigu iente man era un a visita a Auschwitz del jefe de laSS, Heinrich Himmler:

    "el 17 y el 18 de julio [de 1942], Himm ler en p ersona v isit Auschwitz con d os

    objetivos bien establecidos: el de comp robar el fun cionamiento del complejo indu strial

    de la IG Farben relacionado con el campo, y la manera en que discurra la labor de

    exterminio de los judos. Durante el primer da, Himmler examin los proyectos y las

    realizaciones partiendo de los planos y las maquetas, visitando a continuacin

    Auschwitz y Birkenau. Despus estuvo presente en las tareas de 'seleccin' de un

    transporte de judos holandeses y en el gaseamiento de los considerados incapacespara el trabajo, que tuvo lugar en el Bunker 2. La jornada concluy con una visita a

    Auschwitz III (Monowitz) y una recepcin especial".3

    Cita como fuente de la informacin anterior "APMO, las treinta fotosde H imm ler en Mon owitz , neg. 361-390".

    A continuacin veamos -en su lengua original- el texto que dedica almismo acontecimiento el autor francs Jean-Claude Pressac, en una obrapu blicad a en 1993:

    "Les 17 et 18 juillet, Himmler vint Auschwitz voir si la 'Siedlung' et le

    complexe de IG Farben progr essaient convenablement et commen t tait mis en oeuvre

    l'ordre d'extermination des Juifs [...] Le premier jour, la Bauleitung, furent

    expliqus Himmler avec des cartes, des plans et des maquettes les projets et les

    ralisations en cours. Puis, il visita toute la zone d'intrts du camp et Birkenau.

    Ensuite il assista la slection d'un convoi de Juifs hollandais et au gazage des

    inaptes dans le Bunker 2. Enfin, il se rendit la 'Buna' de Monowitz qui n'tait alors

    qu'u n imm ense chantier. Une gran de rception cltura cette journ e".4

    La fuente de Pressac es "APMO, les trente photos de Himmler Mon ow itz, ng . n. 361 390".

    El lector sin duda habr reparado que la redaccin de las referencias esidntica. Tambin se habr asombrado ante la extraordinaria

    [42] similitud entre los dos textos, sobre todo teniendo en cuenta que no sebasan en una fuente documental escrita, sino en treinta fotografas. Dado que

    1Id., pg.89.2Id., pgs. 55 y 79.3Id., pg.46.4 Pressac, Jean-Claud e: Les Crmatoires d'A uschw itz, pgs. 43-44.

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    Pressac pu blic su obra con anterioridad, todo indica que Vidal h a plagiado alautor francs.

    No se trat a de u n caso nico. Por ejemp lo, las pginas 38-41 de la obra de

    Vidal presentan una extraordinaria familiaridad con el captulo "Lasexperien cias mdicas" de la obra clsica de Raul Hilberg .1

    1 Hilberg, Raul: La Destru ction des Juifs d'Europ e, pgs. 811-820.

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    [43]

    2 EL ATAQUE A PAUL RASSINIER

    2.1 La conversin de P. Rassin ier

    Com o Vidal sea la just am ente , a P. Rassinier le corresponde "el mritode haber p uesto en mar cha la maq uinar ia del revisionismo".1

    P.Rassinier fue u na p ersona d e clara p rocedencia izquierdista. Ingres en1922 en el Partido Comunista francs, de donde sera expulsado aos mstarde. Se afili en 1934 al Partido Socialista. Fue miembro de la Resistenciacontra los alemanes y en octubre de 1943 fue detenido por la Gestapo ydeportado al campo de concentracin de Buchenwald. Liberado en 1945 encondiciones fsicas lamentables, fue condecorado y ocup cargos directivos en

    la SFIO, hasta llegar a ser m iembro del par lamento francs. El incuestionablehistorial izqu ierdista d e Rassinier ha sido reconocido tambin p or Vida l:

    "Rassinier no slo no fue nazi, ni colabor con los nazis durante la guerra

    mundial, sino que adems padeci la reclusin en los campos de concentracin

    alemanes, hallndose siempre encuad rado en corrientes polticas de izquierda".2

    Vidal tambin admite que Rassinier fue "una vctima directa de losnazis".3 Por tanto, Rassinier reuna al menos a priori las condicionesnecesarias par a ser considerad o un

    [44] testigo aceptable. No p odr a involucrrsele en u na tram a n azi o neonazisin faltar a la verdad. En cuanto a sus obras, Vidal reconoce que contienenun a d e las descripciones "m s vvidas" sobre los cam pos d e concentracin que

    1 Vidal, Cesar: LRH, pg. 17.2Id., pg. 18.3Id., pg. 23.

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    se hayan escrito nun ca.1 No obstante, Vidal indica que el "juicio de Rassinierresulta muy discutible" cuando relata, por ejemplo, que los campos segobernaban a s mismos (los SS dejaban casi todas las cuestiones de la

    administracin interna en manos de los propios detenidos) y que estaautoadministracin result en buena parte causante de la catastrficasituacin que se produjo en ellos.2 Finalmente, Rassinier, segn Vidal, iraevolucionando hasta publicar "falsedades manifiestas" sobre los campos y lasuerte de los jud os dep ortad os.3

    Veamos a continu acin si esta grave acusacin tiene fund amen to.

    2.2 Rassinier y las cmaras de gas

    Segn Vidal, "Rassinier reconoce en esta obra [El drama de los judos

    eur opeos] que, efectivamen te, hu bo reclusos asesinados con gas p or los nazis,pero no deja de considerar este hecho como excepcional. Se hace as eco de lainformacin proporcionada por un oficial alemn, cuyo nombre no da, quetuvo ocasin d e pr esenciar un o d e estos episodios de gaseamiento criminal. Eltes tim on io del an tiguo m ilitar coincide, casi textualmente, con las opinionesdel pr opio Rassinier".4

    Vidal ha falseado los hechos. Lo que Rassinier realmente dice es: "SI seprod ujeron ejecuciones por med io del gas, slo pod an haber sido en nmerosum amente red ucido" (maysculas de E. Aynat).5

    Respecto al testimonio del oficial alemn annimo, Rassinier dice que"slo puede ser tomado en consideracin con las mayores reservas. Lo nico

    que pu ede decirse de l es que resulta mucho ms

    [45] aceptable que aquellos a los cuales nos han acostumbrado hasta ahora yque nos han inundado por encima de toda medida".6 El oficial alemn dioun a serie de explicaciones que, segn Rassinier, en parte eran adm isibles y enpa rte no. "Todo esto -concluy e Rassinier- no significa en absoluto qu e avale eltestimonio: testis un us, testis nullus, es tambin un a d e las leyes de lahistoria".7

    2.3 Rassinier y la crtica de test imon ios

    1Id., pg . 22-23.2Id., pg. 24.3Id., pg. 35.4Id., pg. 27. En el mism o sentido en p gs. 44 y 149.5 Rassinier, Paul: El drama de los judos eu ropeos, pg. 108.6Id., pg. 110.7Id., pg. 110.

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    En palabras de Vidal, "Rassinier intenta por todos los medios arrojarsombras de duda sobre los testigos del Holocausto, sean ejecutores nazis

    (Ohlendorf, Hoess), vctimas del sistema (Nyizli [sic], Anna [sic] Frank) odenunciantes del mismo no incluidos en ninguno de los dos gruposmen cionad os (Gerstein, Niehm ller [sic])".1

    En realidad, la crtica de los testimonios constituye la parte central deltrabajo de Rassinier. El autor francs no ha arrojado simplemente "sombrasde duda", sino que ha procedido a un trabajo serio de crtica. Si bien es ciertoque cometi errores, el trabajo de Rassinier ha sido el de un precursor qu e hallegado a conclusiones que despus se han visto confirmadas porinvestigaciones ms profundas y sistemticas de otros revisionistas. La crticade los testimonios emprendida por Rassinier es de la mayor importancia,pues algunos de ellos constituyen pilares esenciales del edificio del

    Holocausto. Veamos a continuacin algunos de los testimonios citados porVidal y sometidos a la crtica primero por el autor francs y despus por elrevisionismo en general.

    2.3.1 Rudolf Hss

    R. Hss fue comandante de Auschwitz de 1940 a 1943. Tras la guerra, yen cautividad de las autoridades polacas, Hss redact unas memorias dondemanifestaba que en Auschwitz haban sido exterminados ms de un millnde jud os.

    [46]Rassinier fue el primero en detectar varias anomalas que se haban

    prod ucido en torno a estas supu estas mem orias:- Estaban escritas a lpiz y eran en p arte ilegibles.- Solo se haban p ublicado p arcialmente.- Hss haba sido sometido a malos tratos segn indicacin expresa de

    las propias memorias.- El texto fue escrito en 1947 y no se p ublic hasta var ios aos m s tard e.2

    Todo esto llev a Rassinier a concluir que las memorias de Hss son enrealidad "un d ocumento falsificado a destiemp o, apresura dam ente y por unosignorantes".3

    La conclusin de Rassinier ha sido confirmada por investigacionesposteriores. El autor italiano Carlo Mattogno ha demostrado de manerairrefutable, tras un anlisis de las diversas declaraciones efectuadas por Hss,

    1 Vidal, Cesar: LRH, pg. 30.2 Rassinier, Paul: El drama de los judos europeos, pgs. 53-63.3Id., pgs. 59.

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    que el antiguo comandante de Auschwitz minti en todos los puntosesenciales de su "testimonio ocular". Mattogno pone de relieve 60contradicciones y falsificaciones irrebatibles, sin contar aquellas

    manifestaciones cuya falsedad, sin llegar a estar totalmente probada, pareceextremad amente p robable.1

    Desde hace algunos aos conocemos con bastante aproxima cin cul fueel trato al que se someti a Hss en su etapa de cautividad, durante la querealiz sus declaraciones. Veam os en prim er lugar las circunstan cias en qu e serealiz la detencin de Hss y su primera "confesin". El relato procede deBernard Clarke, uno de sus captores, y que es "un judo britnico y sargentoen la Seccin 92 de la Polica Militar, que ya estuvo relacionad o en un ainfructuosa bsqueda del esquivo Martin Bormann, antiguo secretario delpartido nazi, y es hoy un exitoso hombre de negocios que trabaja en el sur deInglaterra".2 La polica militar britnica estaba tras la pista de Hss y saba

    -gracias a la legin de informadores de que dispona- que ste haba visitadorecientemente a su fam ilia. La polica se dirigi al hogar de los H ss:

    [47]"A las 5 pm del 11 de marzo de 1946, Frau Hoess abri la puerta a seis

    especialistas de informacin en uniformes britnicos, la mayora de ellos altos y

    amenazadores y todos expertos en las tcnicas ms sofisticadas de investigacin

    prolongada y despiadada (in the more sophisticated techniques of sustained and

    merciless investigation).

    No se emp le la violen cia fsica sobre la familia; apenas fue necesario. Mujer

    y nios fueron separados y vigilados. El tono de Clarke era deliberadamente bajo y

    coloquial.

    Empez suavement e: 'S que su marido vino para verla anoche'. Frau Hoessreplic simplem ente: 'No lo he visto desd e que se escond i hace meses'".3

    Clarke sigui presionando y finalmente amenaz con que ella y sufamilia seran entr egad os a los rusos.

    "Esto fue ms que suficiente -sigue Clarke-. Finalmente, una rota Frau Hoess

    revel el paradero del antiguo Kommandant d e Auschwitz, el hombre que ahora se

    haca llamar Franz Lang. Una conv eniente intimid acin sobre el hijo y la h ija produjo

    informacin id ntica".4

    A continuacin los policas partieron para detener a R. Hss, lo que

    hicieron en p lena noche en la granja dond e ste viva cland estinamente:

    "Hoess chill d e terror n ada ms ver un iformes britnicos.

    1 Mattogno, C arlo: Auschwitz: le "confessioni" di H ss.2 Butler, Rupert: Legions of Death, p g. 235.3Id., pg s. 235-236.4Id., pgs. 236.

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    Clarke grit: 'Cul es tu nombr e?'

    Con cada respuesta de 'Franz Lang', la mano de Clarke se estampaba en la

    cara del prisionero. A la cuarta vez, Hoess se hu nd i y adm iti quin era.

    La admisin liber repentinamente el odio de los sargentos judos del grupo

    cuyos padres mu rieron en Auschw itz siguiend o una ord en firmad a por Hoess.El prisionero fue echado de la litera de arriba, el pijama arrancado de su

    cuerpo. Fue entonces arrastrado desnudo a una de las mesas del matadero, dond e le

    par eci a Clarke que los golpes y gritos no tenan fin.

    [48]Finalmente, el oficial mdico urgi al capitn: 'Aprtelos, a menos que

    prefiera volver con u n cadver'.

    Una manta fue echada sobre Hoess y fue arrastrado al coche d e Clarke, d onde

    el sargento intrudujo una sustancial cantidad de whisky en su garganta. Entonces

    Hoess intent dormir.

    Clarke clav su stick de servicio bajo los prpados del hombre y orden en

    alemn: 'Mantn tus ojos de cerdo abiertos, puerco' [...] El gru po lleg a Heid ealrededor de las tres de la maana. La nieve estaba cayendo todava, pero

    arrancaron la manta a Hoess y tuvo que andar completamente desnud o a travs del

    patio d e la prisin hasta su celda.

    Fueron necesarios tres das para obtener de l una declaracin coherente".1

    Como complemento a la informacin anterior, un testigo presencialbritnico indicaba, 40 aos despus, el procedimiento seguido para obtener la"d eclaracin coherente" de R. Hss. El testimonio p rocede d e Mr. Ken Jones,que en aqu el tiemp o era soldad o destinado en el norte de Aleman ia:

    "Nos lo trajeron cuando rehus cooperar en el interrogatorio sobre sus

    actividad es duran te la guerra". Jun to con dos soldad os ms, Jones fue introd ucido en lacelda de Hss "para ayudar a debilitarlo (to help break him down) para el

    interrogatorio. Nos sentamos en la celda con l, noche y da, armados con mangos de

    hacha. Nuestro trabajo consista en sacudirlo (to prod him) cada vez que se dorma

    par a consegu ir romper su resistencia". Cuan do Hss sala para hacer ejercicio, le

    perm itan llevar solo unos pan talones y una fina camisa d e algodn, a pesar d el fro

    intenso. "Despus d e tres das y noches sin dorm ir, Hss se derru mb finalmente e hiz o

    un a completa confesin a las autor idad es".2

    Creo que los relatos anteriores me d ispensan d e cualquier comentario.

    [49]

    2.3.2 M iklos N yiszli

    1Id., pgs. 237.2 In a Cell w ith a N azi War C riminal, "Wrexham Leader", 17-10-1986, pg. 16.

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    M. Nyiszli era un m dico jud o h ngaro que fue depor tado a Auschwitzen 1944. Despus de la guerra escribi un libro de memorias titulado Mdicoen Auschwitz , que alcanz gra n difusin.

    Decir, como Vidal, que Rassinier arroja "sombras de duda" sobre eltestim onio de Nyiszli es un eu femism o. En realidad , Rassinier afirma que lasmemorias de Nyiszli constituyen "un falso testimonio sobre aquel campo[Auschwitz] que perd ura r como un a de las ms abomina bles vilezas de todoslos tiemp os".1

    Rassinier pone de relieve algunas contradicciones, falsedades yenormidad es relatadas p or N yiszli. Por ejemp lo:

    - Las cmaras de gas ten an 200 metros d e longitud , en el interior habacolumnas por donde escapaba el gas y a lo largo de las paredes haba bancospara sentarse las vctimas. Tenan cabida para 3.000 personas. Sin embargo,segn los docum entos conservad os, la cma ra de gas descrita por Ny iszli tena

    210 m2, con lo que si se le aplica la longitud man cionad a por ste, resultaraque ten dr a una an chura d e... 1,05 metros.

    - Cua nd o el cremat orio fun cionaba, la nariz y la garganta se llenaban d e"olor a carne qu emad a y a cabellos achicharrados". Sin embargo, "se rapa a losmu ertos" despu s de sacarlos de las cmaras d e gas y antes de incinerarlos.

    - Rassinier destaca las significativas diferencias que se producen entre laversin francesa y la alemana. En sta los crematorios solo incineran a 10.000personas al da, en la francesa 20.000. Un tirador de pistola que hace blanco a40-50 metros en francs, slo hace blanco de 20 a 30 met ros en alemn. Elcampo de Auschwitz pasa de contener 500.000 personas a ser "gigantesco".Una d istancia d e 3 kilmetros se r edu ce a 500 metros, etc.

    - En 1951 Rassinier escribi a Nyiszli, que le contest el mismo ao. En1961 Rassinier intent localizar de n uev o a Nyiszli, aunq ue sin xito. Esta vezse le indic que Nyiszli haba muerto "mucho antes de que su testimoniofuera p ublicado por prim era vez". Rassinier

    [50] rep lic qu e si la inform acin era cierta, resulta ra qu e Nyiszli le habraescrito desp us d e su fallecimiento.2

    Como en el caso anterior, tambin aqu las conclusiones de Rassinierhan sido plenamente confirmadas por las investigaciones posteriores. Enconcreto, el italiano Carlo Mattogno, que hasta el momento ha realizado elestudio ms meticuloso del testimonio de Nyiszli, ha demostrado que

    estamos ante una grosera falsificacin histrica. Mattogno pone de relieveerrores geogrficos y topogrficos (que d emu estran que el autor d el test imo nionunca estuvo en Auschwitz-Birkenau), contradicciones y errores cronolgicos(que pru eban que se ha usad o una cronologa ficticia), contradicciones

    1 Rassinier, Paul: El drama de los judos eu ropeos, pg. 63.2Id., pgs. 63-70.

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    internas (que indican que los hechos relatados son imaginarios) einnumerables contradicciones con respecto a la historiografaexterminacionista. Mattogno revela, adems, 175 variaciones y

    contradicciones textuales entre las cuatro versiones aparecidas en lenguasoccidentales: dos fran cesas, un a inglesa y una alem ana.1

    2.3.3 Kurt Gerstein

    K. Gerstein trabaj durante la guerra en el Departamento de Higiene dela Waffen SS. Despus de la guerra admiti en varias confesiones la prcticade ejecuciones masivas d e jud os por m edio d e gas txico.

    Rassinier d edic un a p arte de su obra El drama de los judos europeosala crtica del testimonio de Gerstein. Si bien Rassinier comete algunos errores-fun da men talmen te porqu e no realiza sus anlisis sobre el texto original, sino

    sobre los textos reprod ucidos por diversos autor es-, efecta en conjun to un acrtica acertada.

    Rassinier resalta algunos pasajes de las confesiones de Gersteinespecialmente escandalosos por su falsedad. Por ejemplo, que las cmaras degas de Belzec, de 25 m2, pudieran contener de 700 a 800 personas; o queHimmler y Hitler visitaran Lublin en agosto de 1942; o que los alemanesaniquilaran a 25 millones d e jud os.2 En

    [51] suma, Rassinier califica el testimonio de Gerstein de burda falsificacin.De nuevo, la crtica de Rassinier ha sido confirmada por exhaustivas

    investigaciones posteriores. Una obra esencial al respecto es la del ya citado

    autor italiano Carlo Mattogno.3 En su meticuloso estudio, Mattogno resalta,para empezar, que la autenticidad formal no se ha d emostrado nu ncairrefutablemente sobre la base de un peritaje caligrfico. Mattogno exponesistemticamente ms de un centenar de absurd os, de contradiccionesexternas e internas, de falsificaciones, de contradicciones respecto a lahistoriografa revisionista, de errores, de exageraciones y de inve rosim ilitud eshalladas en las declaraciones de Gerstein. El diagnstico del autor italiano esterminan te: estamos an te un a vu lgar falsificacin.

    Desde otra perspectiva, el autor francs Henri Roques, a travs de unatesis doctoral de letras, se haba prop uesto el establecimiento d el texto originalde las confesiones que comp onen el testimonio e Gerstein. Roques examinaba

    tambin el origen y grado de autenticidad de los textos, as como la veracidadde los mismos. Roques conclua que las revelaciones de Gerstein sobre lasejecuciones masivas de judos en cmaras de gas solo podran ad mitirse con

    1 Mattogno, Carlo: "Medico ad Au schwitz": anatom ia di un falso.2 Rassinier, Paul: El drama de los judos europeos, pgs. 79-113.3 Mattogno, Carlo: Il rapp orto Gerstein.

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    dificultad incluso por el m s ind ulgent e de los lectores. La tesis fue d efendidael 15 de junio de 1985 en la Universidad de Nantes y fue calificada con lamencin trs bien. Sin embargo, tras una campaa de prensa y una

    investigacin, la defensa de la tesis -no la tesis en s- fue anulada por vicio deforma, lo que constituye un caso nico en los anales de la universidadfrancesa.1

    1 Chelain, And r: Faut-il fusiller Henr i Roques? Contiene el texto ntegro d e la tesis.

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    [54]

    3 LA SUPUESTA VOLUNTAD DE EXTERMINAR JUDIOS DE LOS

    DIRIGENTES NAZIS

    Vidal seala de manera rotund a qu e "resulta innegable qu e el nazismotuvo claro desde un principio que el judo era un enemigo que estabadestinado al exterminio. El mismo Hitler no pudo ser ms explcito alrespecto".1

    Sin embargo, y como vamos a ver a continuacin, la posicin de loshistoriadores exterminacionistas, en general, es completamente diferente.Lejos de estar fijada "desde un principio", la poltica juda de los nazis distmu cho de ser m onoltica y estar orientad a en el sentido d el "exterminio".

    3.1 La p osicin de los h istoriadores exterminacionistas

    El profesor Eberhard Jckel ha puesto de relieve que desde el comienzode la actividad poltica de Hitler, en 1919, ste distingua entre unantisemitismo sentimental, que encontraba su expresin en las matanzas ypillajes (pogroms), y un antisemitismo racional, que deba conducir a unalucha legal metdica y a la eliminacin de los privilegios que posean los

    jud os. Ms adelante, el progr ama d el NSDAP, proclamado p or Hitler enfebrero de 1920, aluda a los judos en varios puntos, proponiendo la retirada

    de la ciudadana alemana, la imposibilidad de acceder a empleos pblicos, laexpu lsin de los

    [54] "residentes extranjeros" si era preciso para alimentar a la poblacin, laprohibicin de la inmigracin de personas no alemanas y la expulsin de los

    1 Vidal, Cesar: LRH, pg. 36.

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    extranjeros entrados en Alemania despus de 1914. Jckel subraya que en losprimeros discursos polticos, Hitler exiga el "apartamiento (Entfernung)" delos judos, excluyndolos en concreto de la vida poltica.1 En definitiva,

    du rante la poca de lucha por el pod er, los nazis carecan de una poltica jud aque fuera ms all de unas cuantas declaraciones programticas de carcterbastante vago.

    Una vez llegados al poder, la situacin apenas cambi. El Tercer Reichcareci, al men os d ur ante los pr imeros aos, de una poltica jud a sistemticay coherente. Segn Saul Friedlnder, el "Estado nazi representaba un sistemaen buena parte catico donde las decisiones mayores eran a menudo laresultante de las presiones ms diversas, sin que hubiera forzosamenteplanificacin, previsin u rdenes claras procedentes de la cspide. Las obrasde Karl Schleunes y de Uwe Dietrich Adam sobre la poltica antijuda de losnazis pretenden de hecho ser una demostracin de esta aproximacin:

    'Durante los primeros aos del III Reich, escribe Karl Schleunes, nadie en elseno del movimiento nazi, comenzando por el Fhrer, defini lo que podraser la solucin d el problema jud o'".2

    Entre 1933 y 1939 la poltica nazi era errtica. Su fin pareca ser lasegregacin y la expulsin de los judos. El desencadenamiento de la guerracambi la situacin. Solo en el verano de 1941, segn Friedlnder, termin el"perodo de vacilaciones", "poco antes o poco despus de la invasin de laUnin Sovitica".3

    En par ecido sentido se p ronu ncia Karl Schleunes:"Hitler, o cualquiera de entre los jefes nazis, tena en enero de 1933, o