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    EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA 

    EL  EPICLÁSICO EN LA  REGIÓN DE TULA :UNA  EVALUACIÓN DE LA  PERIODIZACIÓN

    DE LAS OCUPACIONES COYOTLALTECO

    Patricia Fournier*Juan Cervantes Rosado**M. James Blackman***

    INTRODUCCIÓN

    El Epiclásico en el centro-norte del altiplano central ha sido entendido comoun periodo de grandes transformaciones, caracterizado por el decrementopoblacional en Teotihuacan, así como por cambios en el patrón de asentamien-to con tendencias a la nucleación en zonas antes vacantes, o bien donde existíancomunidades ya establecidas (Sanders  et al. 1979), la fragmentación política

    (Sugiura 1996: 234), además de la llegada de poblaciones procedentes de al-guna parte del norte del área, portadoras de nuevas tradiciones (Braniff 1972;Cobean 1990; Mastache 1996; Rattray 1996). De igual manera, se relaciona conla aparición de un conjunto de elementos de cultura material entre los que llama laatención la dispersión de un estilo cerámico que se ha denominado Coyotlatelco,

     y que se distingue por el predominio de tipos Rojo sobre café así como formas de vasija que carecen de antecedentes claros en las fases finales del periodo Clásico.

    La amplia distribución espacial de este estilo, así como las propuestas de suadscripción cronológica, han sido el eje de múltiples discusiones acerca de dóndese origina, durante qué lapso se desarrolló y cuáles fueron los procesos socialesinvolucrados que incidieron en su dispersión hacia finales del Clásico teotihua-cano. De hecho, uno de los problemas centrales que enfrenta la evaluación dela interpretación comúnmente aceptada respecto a los procesos asociados con laconformación de las unidades sociopolíticas epiclásicas en los valles centrales,

    * Escuela Nacional de Antropología e Historia- INAH.** Smithsonian Institution, Washington DC.*** Departamento de Salvamento Arqueológico-INAH.

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    tiene que ver con aspectos de índole cronológica, dado que las hipótesis tra-dicionales buscan fundamentar la dispersión del estilo Coyotlatelco desde un

    origen septentrional, partiendo del supuesto de que las secuencias norteñascon material rojo sobre café afines a esta tradición deberían ser más tempranasque las de la cuenca de México. Actualmente, puede considerarse con base ennuevas fechas y los datos derivados de exca vaciones en sitios recientementeestudiados, la posibilidad de someter a revisión los planteamientos que tratande entender la génesis de lo Coyotlatelco y de los desarrollos epiclásicos en elcentro de México, en particular en la región de Tula (figura 1), como resultadode movimientos poblacionales de norte a sur.

    L  A  REGIÓN DE TULA 

    Durante la fase Xolalpan tardío, las poblaciones autóctonas de la región de Tuladejaron de participar en el sistema económico y político de Teotihuacan y seinició una serie de transformaciones estructurales, base de la conformación denuevas unidades sociopolíticas en el Epiclásico. Estos cambios se manifiestansobre todo en el patrón de asentamiento, al ocurrir una aparente reubicación delas poblaciones así como tal vez un decremento demográfico, con el consecuenteabandono de algunos de los sitios más importantes de la región, como Chingú(Díaz 1980), y algunos de menor jerarquía como El Calvario y El Huizachal,los cuales florecieron aparentemente durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpantemprano1 (Torres et al. 1999).

    En el conjunto de asentamientos de fines del Clásico, la cultura materialmuestra tendencias hacia la producción de carácter local que, entre otras co-sas, implica una reducción del acceso a materiales manufacturados o materiasprimas antes distribuidas por Teotihuacan. Así, las tradiciones cerámicas de laépoca incluyen una serie de tipos que si bien muestran analogías estilísticascon las tradiciones contemporáneas teotihuacanas, representan desarrollosque marcan tendencias a la regionalización (figura 2)  y a un aislamiento parcial

    1 En las excavaciones efectuadas en un conjunto residencial del periodo Clásico en El Calvario, Tepetitlán(Fournier y Chávez 2003), se obtuvieron dos muestras que fueron sometidas a fechamiento. La primera estáasociada con un fogón y se recuperó a aproximadamente 0.6m de profundidad, dando como resultado 1sigma 230 (260, 290, 320) 390 dC, así como 2 sigma 130 (260, 290, 320) 420 dC; la fecha sin calibrar esde 1740 +/- 60 a.p. y calibrada de 260 dC o 1690 a.p., 290 dC o 1660 a.p., así como 320 dC o 1630 a.p.La segunda corresponde a una muestra encontrada en un relleno constructivo, a más de 1m de profundidad,con una fecha de 1 sigma 240 (340) 400 dC además de 2 sigma 150 (340) 430 dC; la fecha sin calibrares de 1720 +/- 60 a.p. y calibrada de 340 dC o 1610 a.p. Cabe hacer notar que tres de las muestras paracontextos del Epiclásico en la región de Tula fueron procesadas en los laboratorios Geochron y el resto de lasque reportamos en Beta Analytic; estas últimas, gracias a un financiamiento de la Smithsonian Institution queobtuvo M. James Blackman. Las muestras en Geochron se calibraron empleando el programa RadiocarbonCalibration Program REV 4.1.2. Desconocemos si estas fechas, al igual que las de Tula Chico, manejan elrango de 1 o 2 sigma, o si están calibradas.

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     Figura 1. Mapa con la ubicación de los principales asentamientos de la regiónde Tula y la de Huichapan-Río San Juan.

    Querétaro

    43

    1

    5

    2

    Hidalgo

    Estado de México

    DF

    1. Chapatongo

    2. Tula

    3. Huichapan

    4. San Juan del Río

    5. Tepetitlán

    Michoacán

    Gto.

    Puebla

    Tlaxcala

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    de los procesos que en la cuenca de México concluyen con la caída de Teoti-huacan. En el caso de las industrias líticas, estos cambios se manifiestan en un

    acceso limitado a obsidiana verde de Sierra de las Navajas frente a la apariciónde vidrio volcánico gris, aparentemente procedente de Michoacán, además deun énfasis en la elaboración de artefactos en basalto (figura 3a), abundante enlas localidades, que es importante en el desempeño de actividades productivas,como por ejemplo la extracción de la savia de agave empleando cepillos (Torres et al. 1999).

    El proceso de regionalización que ocurre a fines del Clásico en la regiónde Tula representa un vínculo con la estructura que se gestará durante el Epi-clásico, cuando surge una serie de asentamientos relativamente próximos a losdel periodo Clásico, observándose claras tendencias a la nucleación en zonascomúnmente adecuadas para la agricultura y con fuentes permanentes deagua (figura 4), con un número restringido de comunidades rurales. Existen

    dos tipos de sitios según su ubicación en la geoforma, por ejemplo en mesas,

    Figura 2 . a) Atlan rojo sobre café. b) Tipos esgrafiados y acanalados de finesdel Clásico en la región de Tula.

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    o bien, localizados en lomas de pendiente suave y valles (Mastache y Cobean1990; Fournier et al. 1996). Entre los asentamientos ubicados en partes altasdestacan La Mesa, El Águila, Batha, Magoni, Atitalaquia, Tanthé y El Xithí,mientras que los que corresponden a zonas bajas incluyen a Tula Chico, SanGabriel-Vinolas y Chapantongo. En términos generales, estas ocupaciones secaracterizan por su arquitectura monumental, aun cuando las áreas que cubrenson relativamente reducidas en la mayoría de los casos (entre 0.5 y 5km2).

    Se ha propuesto que los asentamientos ubicados en mesas o partes altascorresponden a sitios tempranos, de fines del Clásico, tratándose de fundacio-nes de migrantes procedentes del norte, portadores de la tradición estilísticaCoyotlatelco, quienes se ven forzados a ubicarse en esa clase de terrenos al

    encontrar las zonas de valles ocupadas por los remanentes de las poblacionesteotihuacanas. Estas poblaciones del periodo Co yotlatelco temprano posible-mente abandonan su primer lugar de asiento para, posteriormente, dar origen a losasentamientos emplazados en valles correspondientes a la fase Prado, como TulaChico, que llega a su apogeo durante la fase Corral. Dicha interpretación se fun-damentó básicamente en las características de los componentes tipológicos de

    Figura 3 . a) Cepillo de basalto característico de fines del Clásico en la regiónde Tula. b) Puntas sobre navajas prismáticas en obsidiana de Ucareo. c) Cepillo

    de basalto, recuperados en Chapantongo (dibujos de Roberto Santos).

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    Sitios nucleados

    Sitios dispersos

    0   1   2   3 4   5

    Oxtipac

    Chapatongo

    El Xithi

    Sayula

    Tepetitlán

    San GabrielNextlalpan

    Endho

    Tenango

    El aguita

    Tezontepec

    Huitel   La Mesa

    Tlahuelilpan

    Tula

     Alpuyeca

    Bomintzha

    Tezoquipa

    10km

    Macua

    Tlaunilolpan

     Figura 4. Principales sitios nucleados y ruralesdel Epiclásico en la región de Tula.

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    los complejos cerámicos y las variaciones de atributos, que parecen representardiferencias temporales y afiliaciones en las primeras épocas a tradiciones norte-

    ñas (Mastache y Cobean 1990: 10). Además, este planteamiento se apoya entres fechas de radiocarbono para el sitio de La Mesa (560-600 dC, 670-700 dC y 720-780 dC),2 asentamiento que correspondería, según la propuesta, a lasocupaciones tempranas, así como en cuatro fechas de radiocarbono para TulaChico (560-600 dC, 705-765 dC, 705-805 dC y 730-790 dC), que represen-tarían un sitio tardío (Mastache 1996: 29 y 50).

    Por otra parte, se ha postulado recientemente otra clase de interpretacionesacerca de la génesis de lo Coyotlatelco, así como de los desarrollos epiclásicos enla región de Tula. Estas ideas se fundamentan en análisis referentes a ocupacionesdel centro oeste del estado de Hidalgo, en la zona de Huichapan (figura 1),que se han denominado Cultura de las Mesas. En esta clase de asentamientos,ubicados en su mayoría en partes altas, el complejo cerámico definido consta

    de tipos Rojo sobre café, así como Rojo esgrafiado Xajay [tipo definido porNalda (1975) para región de San Juan del Río, Querétaro] (figura 5a). Se hapropuesto (López 1998) que estas comunidades fueron fundadas, supuesta-mente desde el siglo IV  dC, por grupos que podrían provenir de Querétaro yque frenaron la expansión teotihuacana hacia el norte, y que posteriormenteinteractuaron con poblaciones posteotihuacanas que fueron receptoras delestilo Coyotlatelco, originado tal vez en Querétaro y Guanajuato. También seha sugerido (Polgar 1998) que las poblaciones Xajay pudieron interactuar congrupos afiliados a Teotihuacan asentados en las proximidades del valle de Tula,

     y que la aparición de las primeras ocupaciones Coyotlatelco sería el resultadode migraciones paulatinas de los grupos Xajay, iniciadas cuando menos desdeel siglo  VII dC en la región de Tula.

    CHAPANTONGO

    Como parte de las investigaciones del «Proyecto Distrito Alfarero del Valle delMezquital» y «La Región de Tula: del Clásico al Posclásico tardío», ambos confinanciamiento del CONAC y T, hemos venido realizando inter venciones en cuatrode los asentamientos epiclásicos de esa región, así como reconocimientos concubrimiento total en un área de 500km2 (Fournier et al. 1996, 2000, 2001;Fournier y Cervantes 1997; Fournier y Bolaños 1998, 1999). Los trabajos sehan intensificado en la cabecera municipal de Chapantongo, estado de Hidalgo

    (figura 1) pues en esta localidad se ubica uno de los asentamientos epiclásicosmás importantes de la región. A partir de las intervenciones realizadas se cuenta

    2 Tres de las muestras fueron procesadas en los laboratorios Geochron y tres en Beta Analytic, estasúltimas gracias a un financiamiento de la Smithsonian Institution que obtuvo M. James Blackman; las muestrasse calibraron empleando el programa Radiocarbon Calibration Program REV 4.1.2.

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    con información fundamental para comprender los procesos ocurridos a raízde la caída de Teotihuacan.

    Gran parte del sitio forma parte de terrenos particulares, empleados para elcultivo de temporal o para el apacentamiento de ganado mayor, y existe un númeroreducido de casas-habitación modernas en la zona. Se localiza en un valle dedimensiones reducidas a menos de 25km al noroeste de Tula. Este valle estádelimitado al oeste por las estribaciones de la caldera volcánica de El Hualtepec, alsur por la sierra de Macuá, al este por la sierra de Xithí y al norte por lomeríos quelo separan del valle de Alfajayucan, es decir, de las planicies semiáridas del Valledel Mezquital. Una parte sustancial del asentamiento se encuentra sobre unaloma baja de pendiente suave de toba volcánica con afloramientos de basalto,delimitada tanto al oeste como al norte por la cañada del río El Tanquillo y

    al este por el arroyo El Marqués; ambas corrientes generan terrenos aluvialesadecuados para la agricultura. En el área contigua hay varios manantiales, unode ellos es El Tanque que en la actualidad surte de agua potable y para riego a lacomunidad, además de El Tanquillo, ambos convertidos en balnearios hoy día.

    Las evidencias arqueológicas en superficie cubren un área aproximadade 2.5km2. Se identifican dos conjuntos con arquitectura monumental: Los

     Figura 5. a) Rojo esgrafiado Xajay. b) Figurillas Coyotlatelco(dibujos de Roberto Santos).

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    Cerritos (figura 6), ubicado en el límite noroeste del asentamiento sobre laloma citada y sus inmediaciones, abarcando más de 1km2 y donde se obser-

     va la mayor densidad constructiva, y Los Mogotes, que se encuentra sobre laplanicie aluvial del arroyo El Marqués en el extremo sureste del sitio, y quecubre aproximadamente 0.5km2. Además, hay evidencias de posibles unidadeshabitacionales y extensas terrazas agrícolas-residenciales entre ambos sectores.

    En el sector cívico-ceremonial de Los Cerritos se observan claramente ensuperficie ocho basamentos de hasta 5m de altura organizados en función de cuatroespacios abiertos, en cuya parte central resalta el Conjunto 1 con tres estructuras

     y una plataforma baja, que se distribuyen alrededor de una plaza hundida; elConjunto 2 está conformado por tres basamentos piramidales, mientras queen el Conjunto 3 se encuentran los restos del basamento de mayor altura, asícomo varios conjuntos habitacionales, estos últimos también característicosdel Conjunto 4. Además, se han registrado múltiples alineamientos que po-

    drían corresponder a plataformas de nivelación e incluso a cimentaciones deedificios, cuyas características sólo podrán determinarse mediante excavaciones.

     Figura 6. Croquis de Los Cerritos, Chapantongo.

    a

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      40m0 10 20 30

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    Entre 1996 y 2000 hemos realizado en predios contiguos una serie deexcavaciones en la porción noreste y sureste de Los Cerritos, con la apertura

    de 17 unidades extensivas que en su conjunto cubren cerca de 800m2

    .En general el estado de conservación de los depósitos es bueno, al igualque el de los materiales arqueológicos asociados e incluso hay evidencias enextremo superficiales, entre 10 y 15cm de profundidad. La secuencia culturalllega a tener hasta 1.80m de profundidad y está compuesta básicamente porrellenos de textura limosa, con alto contenido de materiales arqueológicos.Una constante en el sitio es la continua remodelación y modificación de losespacios, detectándose complejas secuencias de pisos sobrepuestos y, en elcaso de los de lodo, inclusive bacheos con seguridad requeridos después delas temporadas de lluvia que llegan a ser torrenciales durante el verano en estazona semiárida. Entre los rellenos arquitectónicos se detectan distintas etapasconstructivas, la demolición parcial de edificios para desplantar sobre de ellos

    otros de características semejantes aunque con dimensiones diferentes a los an-teriores, e inclusive procesos que implican la edificación de estructuras porcompleto distintas a las que las anteceden.

    En todos los edificios los materiales constructivos son: toba volcánica (in-cluyendo la denominada cantera rosa), tezontle y lajas de basalto, abundantesen la localidad o en las proximidades del sitio, con cementante de lodo enalgunos casos; además es común el uso de bloques de adobe de dimensionesestandarizadas, en ocasiones combinados con bloques de rocas en los paramen-tos. Dos estructuras se edificaron mediante el sistema de lajillas superpuestas,que aparece al menos en otro asentamiento epiclásico de la región de Tula(Cobean y Mastache 1989). Según las evidencias, los cimientos se construíancon los materiales mencionados y los muros eran de bloques de adobe sobre loscuales, al parecer, en la mayoría de los casos se colocaban materiales perecederos;los techos de las estructuras también se deben haber construido con materialesperecederos como quiotes y pencas de maguey. Los pisos internos eran de gra-

     villa o lodo y los externos, comúnmente, de lodo. En clavos arquitectónicos seobserva recubrimiento de estuco y se han encontrado frisos (figura 7) y almenaslabrados en toba volcánica con elementos iconográficos complejos, algunos delos cuales también están estucados y muestran restos de policromía. Al parecer lamayoría de los paramentos tenía enlucidos de lodo y, al menos en una jamba,se identificó pintura mural de gran sencillez, de color rojo sobre el natural delbarro, consistente en líneas anchas verticales u onduladas.

    Hasta el momento se han excavado los restos de 33 edificios, de los cuales

    ocho se intervinieron en su totalidad. Un patrón común es la aso ciación deestructuras de planta rectangular y circular con espacio interno (figura 8), enalgunos casos con uno o más escalones para acceder al edificio. Los edificioscirculares de esta clase son poco comunes en Mesoamérica, aunque existenen el sitio epiclásico de La Mesa ( cfr . Bonfil 1998; Cobean y Mastache 1989)así como en asentamientos de la llamada Cultura de las Mesas en la zona de

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    Huichapan, Hidalgo (Cedeño 1998). Al menos en un ejemplo, una estructuracircular funcionó como bodega, además de que en el interior de varias llegan aobservarse depresiones aproximadamente en la parte central (donde pudieroncolocarse ollas para el almacenamiento de líquidos) y que también aparecen encuartos de planta rectangular de naturaleza residencial. Entre los edificios demayor interés por sus características arquitectónicas, destacan estructuras contalud-cornisa (figura 9), con proporciones semejantes a algunas de Tula, que sonlas primeras reportadas con estas características para el Epiclásico de la región.

    Todo parece indicar que los conjuntos arquitectónicos de mayor com-plejidad implicaban la construcción de series de habitaciones de dimensiones

     variables. La circulación entre los aposentos se daba a través de patios hundidos(también similares a los de Tula) y, posiblemente, de angostos corredores y no

    hay evidencias de accesos generales a los con juntos residenciales ni respecto aqué tan próximos estaban entre sí.En cuatro de las estructuras rectangulares y una circular se encontraron en-

    tierros primarios y algunos secundarios depositados en su interior; dos incluyenperros (figura 10), identificándose en uno de ellos la especie Canis familiaris (Raúl Valadez, comunicación personal 2001). En 27 entierros primarios la

     Figura 7 . Frisos y restos de elementos ornamentales con recubrimiento de estuco,asociados con la arquitectura epiclásica de Los Cerritos, Chapantongo.

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    Manguera

    N

    Piso

     Áreano excavada

    0 0.5 1m

    Piso 2Piso 3Piso 4Piso 5Piso 6Piso 7

    Piso 4aPiso 4bCapa IIICapa V Capa XIII

     Figura 8. Unidad residencial en Los Cerritos, muestra asociación de estructurasde planta circular y rectangular, esta última con espacio porticado con pilastras

    (dibujo de Víctor Bolaños).

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    a

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     Figura 9. a) Reconstrucción de una de las estructuras con talud-cornisade Los Cerritos, correspondiente a un altar que contenía como ofrenda tres cráneos y dos vasijas del complejo Prado-Corral (dibujo de Roberto Santos). b) Recons-

    trucción de otra de las estructuras con talud-cornisa (Estructura 9) y del altarasociado (Estructura 14) donde se depositaron 12 cráneos como ofrenda

    (dibujo de José Calderón).

     Figura 10. Entierro primario de un perro, encontrado en la Estructura 27de Los Cerritos (dibujo de Roberto Santos).

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    posición de los individuos es decúbito lateral flexionado derecho o izquierdo;las órbitas de los cráneos se orientaron hacia el este o el oeste y las ofrendas se

    colocaron frente a la cabeza o torso de los individuos.En las diferentes unidades de excavación se han recuperado más de trestoneladas de tiestos. Los tipos cerámicos son los característicos del complejoPrado-Corral de la región de Tula, por ejemplo Ana María rojo sobre café, ClaraLuz negro esgrafiado (figura 11a y c), Guadalupe rojo sobre café, Coyotlatelcorojo sobre café (figura 11b) y Cañones rojo sobre café (Cobean 1990), ademásde distintos tipos de ollas y cántaros que posiblemente se emplearon en el trans-porte de agua y savia fresca de maguey, necesarias para la preparación de pulque,así como para la preparación y almacenamiento de alimentos (Los Mogotescafé monocromo equivalente al tipo definido por Cobean designado La Luz caféalisado, Xithí rojo sobre café, El Pino rojo sobre café, Ñashmi rojo sobre café yCementerio rojo monocromo), además de piezas de la vajilla de servicio (Cha-

    pantongo rojo monocromo, Santa María rojo sobre café, y El Tanquillo cafémonocromo, Zúñiga acanalado, Marcos negro monocromo) ( cfr . Cervantes yFournier 1994). Existe cerámica anaranjada en extremo semejante a la estudia-da en Río Verde, San Luis Potosí (Michelet 1996) del tipo Amoladeras fino yson frecuentes tipos cerámicos característicos de la región de Río San Juan enQuerétaro y del norte del actual estado de Hidalgo en la región de Huichapan,como Rojo esgrafiado Xajay (figura 5a), y cerámica al negativo del tipo que he-mos denominado Cañada café al negativo (Cervantes y Fournier 1994; Nalda1975), que se ha encontrado asociado con vasijas Xajay en ofrendas queretanasepiclásicas ( cfr . Crespo y Saint-Charles 1996: figura 13). También hay figurillasCo yotlatelco (figura 5b) con soporte trasero y en tronos, con tocados comple-

     jos o de mayor sencillez portando quexquemitl, semejantes en estilo a las teo-tihuacanas ( cfr . Stocker 1983; Fournier y Blackman en prensa). Se encontraronfragmentos de vasijas no cocidas, evidencia de que en el asentamiento se produjocerámica durante el Epiclásico, en particular el tipo Ana María rojo sobre café.

    La industria lítica predominante es la de basalto la cual alcanza hasta 85% delas colecciones, además de riolita y andesita en menor proporción, materias primasabundantes en la localidad. Entre los instrumentos predominan los raspadoresconvexos redondeados o cónicos circulares y cepillos (figura 3c), cuya funcióninferida es la explotación del agave (Jackson 1990a, 1990b) y, probablemente,diversas variedades de opuntia, lo cual resulta razonable considerando que en zo-nas con baja precipitación pluvial como el valle de Chapantongo son las especiespredominantes y que, en términos nutricionales, sus frutos, así como distintas

    partes de las plantas e incluso el maguey con la fermentación de su savia paraelaborar pulque, son de importancia en la dieta ( cfr . Fournier 1995). La extrac-ción de fibras de las pencas del agave también ha sido una actividad económicaimportante desde etapas tempranas en Mesoamérica y Aridamérica, en la cualfueron indispensables los desfibradores ( cfr . ibidem). Respecto a los artefactos deobsidiana que aparecen en baja proporción, se ha determinado que la materia

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    prima proviene predominantemente del yacimiento de Ucareo, Michoacán y,esporádicamente, de Fuentezuelas, Querétaro (Glascock y Neff 1999); se trata,fundamentalmente, de una industria de navajillas prismáticas (figura 3b) en la quepredominan las puntas de proyectil, situación análoga a la detectada en sitios ubicadosen los alrededores de Xochicalco (Sorensen et al. 1989). Hay fragmentos de mica,probablemente procedente de Oaxaca, así como cuentas de diversos materialespétreos, incluyendo serpentina (Fournier et al. 2001). Se encontraron restos detextiles de fibra de maguey (Tejeda et al. 2001) identificadas en el ININ mediante

    microscopía de barrido, espinas carbonizadas de maguey, semillas de amaranto,frijol, quelite y de maíz cónico (Fournier y Vargas Sanders 2002), además deconcha nácar, al parecer de agua dulce (Luis Gómez Gastélum, comunicaciónpersonal 2001), tanto trabajada como sin trabajar.

     Figura 11. a) Clara Luz negro esgrafiado. b) Coyotlatelco rojo sobre café,

     variante al negativo. c) Ana María rojo sobre café, piezas encontradasen ofrendas funerarias en Los Cerritos (dibujos de Roberto Santos).

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    FECHAMIENTOS POR  RADIOCARBONO

    Hasta el momento se han fechado seis muestras de carbón recuperadas en Cha-pantongo. Estas muestras fueron seleccionadas dado que provenían de depósitosprofundos en cinco unidades excavadas, por lo que se esperaba obtener fecha-mientos relativamente tempranos en la secuencia ocupacional de tres sectoresdel asentamiento Coyotlatelco relativamente próximos entre sí.

    La muestra CH-01, de la UE-14 (figura 12) excavada en el Conjunto 3,se recuperó en un fogón ubicado fuera de una plataforma de planta circular(Estructura 22), a tres metros de depósito cultural conservado, dado que enesa unidad existió en la etapa más tardía un basamento que cubrió un conjuntoresidencial estilo «compound», bajo el cual se encontró la estructura citada.El basamento fue sometido a múltiples saqueos a resultas de constituirse enuna fuente de material constructivo en épocas modernas, por lo que estaba

    prácticamente desmontado, aunque protegió muchos de los elementos arqui-tectónicos del conjunto habitacional y la plataforma circular subyacente, mismaque corresponde al evento constructivo más temprano en la secuencia detectadaen esta unidad de exca vación.

    Esta fecha arrojó los siguientes resultados:3

      1 sigma 433 (600) 660 dC  2 sigma 343 (600) 772 dC

    La muestra CH-06, de la misma UE-14, se encontró en la matriz de unacapa que corresponde al relleno de nivelación asociado con la manufactura deun piso de lodo con grava en baja proporción, a más de 1.5 m de profundi-dad; dicho piso cubre el interior de uno de los aposentos (Estructura 17-A)del conjunto residencial citado, cuarto de planta al parecer rectangular dondese construyó una banqueta de mampostería (figura 12). El fechamiento de lamuestra es de:4

      1 sigma 580 (640) 660 dC2 sigma 530 (640) 690 dC

    La muestra CH-05, de la UE-13 (figura 13), a cerca de 15m al norte dela anterior unidad de excavación, se recuperó sobre un piso de lodo con escasagrava, de alrededor de 1m de profundidad, apisonado que representa uno de los

    más tempranos en la secuencia estratigráfica de este sector. El piso se asocia conun conjunto arquitectónico en el cual destaca un basamento bajo con talud-cornisa (Estructura 9) con un cuerpo y escalinata constituida por tres peldaños

    3 1480 +/- 110 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 600 dC o 1350 a.p.4 1430 +/- 60 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 640 dC o 1310 a.p.

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    EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA 

    Est. 17-A 

    Nicho

    Pórtico

          Á    r   e   a    n   o

     

       e   x

       c   a    d   a    v   a

        P    i   s

      o

    Estructura 22

    Patio

    Estructura 19

        B  a  n

      q     u  e   t  a

     Figura 12. Conjunto arquitectónico en donde se observan dos aposentos, uno deellos con una banqueta (Estructura 17-A), a los que se accede a través de un espacio

    porticado con pilastras que se conecta hacia el sureste con un patio hundido, bajo el cualse detectó un edificio de planta circular (Estructura 22) (Dibujo de Víctor Bolaños).

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    Piso 10

    Piso 2

    Piso 3

    Piso 4

    Piso 2a

    Capa VIII

    Capa XII

    Intrusión

    Concreto

    Capa XVI

    Capa XIII

    0 .2 .5 1m

    N

    Estructura 16

    Estructura 9

    UE 13

     Áreano excavada

     Áreano excavada

     Áreano

    excavada

    Estructura 14

     Áreano

    excavada

     Áreano

    excavada

    UE-3

     Áreano

    excavada

    Est. 10

    Est. 13

    Estructura 27

    UE17-1

     Figura 13. Conjunto arquitectónico conformado por un edificio con talud-cornisa(Estructura 9), un altar asociado (Estructura 14) al este, así como dos estructurasde planta circular (Estructuras 16 y 27) al suroeste (dibujo de Víctor Bolaños).

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    Estructura 32

    Fogón

    N    

    0 .2 .5   1m

     Figura 14. Detalle de una unidad residencial con un fogón, conjunto al cual subyaceuna plataforma masiva de nivelación (Estructura 32) con talud en su paramento

    suroeste (dibujo de Laura E. Chávez).

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    EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA 

      1 sigma 643 (693, 699, 715, 749, 764) 936 dC2 sigma 475 (693, 699, 715, 749, 764) 1022 dC

    Con base en estas fechas se cuenta con datos que sustentan hipótesis acercade la adscripción cronológica de lo Coyotlatelco en la región de Tula, complejoque podría ubicarse de esta manera entre aproximadamente 600 y al menos 805dC según las fechas medias de nuestras muestras. No obstante, si se toma encuenta que en todos los casos las fechas que aquí se reportan corresponden acapas relativamente profundas, los depósitos superficiales podrían llegar a aportarfechas más recientes, por lo que sería factible que, al igual que en la cuenca deMéxico, el término del Epiclásico en la región de Tula se ubicara hacia 900 dC( cfr . Parsons et al. 1996).

    Llama la atención el hecho de que las fechas indican cierta clase de secuenciaen distintos sectores aledaños, lo cual podría indicar que corresponden a áreas del

    asentamiento que fueron construidas en periodos distintos, independientementede su profundidad, misma que se relaciona con las diferencias topográficas de laloma sujeta a múltiples nivelaciones durante el Epiclásico en Chapantongo. Aescala espacial, parecería que el asenta miento muestra un crecimiento de nortea sur y que es más temprana la ocupación en el sector de Los Cerritos en suporción septentrional, la más alta en esa sección del sitio, donde se ubicanespacios construidos de mayor complejidad y monumentalidad que se haninterpretado como de índole cívico-ceremonial (Chávez y Fournier 2001).

    Las fechas de Chapantongo muestran consistencia con aquellas del sur dela cuenca de México, pero si se toman en consideración las fechas con un rangode 2 sigma parecería que se trata de ocupaciones ligeramente más tardías quelas del norte de la región de Tula, aun cuando las fechas medias indican cierto

    grado de contemporaneidad (Parsons et al. 1996).Cabe hacer notar que a raíz de las excavaciones efectuadas en un asentamientodel periodo Clásico que se encuentra a cerca de 12km al sur de Chapantongo, enTepetitlán (Fournier y Chávez 2002), en los rellenos de nivelación de un siste-ma de plataformas que se construyeron para modificar la pendiente del cerro ElCalvario, donde se ubican unidades residenciales, se recuperó una muestra decarbón cuya fecha afirma nuestra interpretación del inicio de las tradicionesepiclásicas Coyotlatelco en la región de Tula hacia 600 dC. La muestra seencontró bajo una serie de rellenos así como de un piso de cal, grava y arena,a más de 1m de profundidad, en contextos con contenidos de cerámica tantoTlamimilolpa como Xolalpan y asociada con la construcción de un muro masivode contención, dando la siguiente fecha:9

      1 sigma 420 (460, 480, 520) 550 dC  2 sigma 400 (460, 480, 520) 610 dC

    9 1570 +/- 50 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 460 dC o 1480 a.p., 480 dC o 1470 a.p. y 520dC o 1430 a.p.

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    CONSIDERACIONES FINALES

    Como ya se mencionó con anterioridad, el modelo explicativo que ha sido pro-puesto para la región de Tula reconoce la existencia de dos sistemas diferencialesde asentamiento que tendrían implicaciones cronológicas: uno contemporáneo delas últimas fases teotihuacanas, caracterizado por comunidades ubicadas en lascimas de mesas y cerros, cuya cerámica muestra analogías con complejos delnorte de Mesoamérica (por ejemplo, La Mesa, Batha, El Águila y Magoni); yotro más tardío, cuyos asentamientos se localizan en terrenos bajos en el interiordel valle (fundamentalmente Tula Chico, San Gabriel-Vinolas y Chapantongo)

     y que presentan una tradición cerámica análoga a la Coyotlatelco, que ha sidodividida, a su vez, en dos complejos cerámicos, Prado y Corral, cuya ubicacióncronológica ha variado en distintas publicaciones al respecto ( cfr . Cobean 1990;Mastache 1996; Mastache y Cobean 1990; Mastache et al. 2002).

    Esta propuesta era afín a las interpretaciones tradicionales del fenómeno Co- yotlatelco como originado a partir de la migración de poblaciones de zonas delnorte de Mesoamérica ( cfr. Braniff 1972), y su sustrato empírico fue establecidoen primera instancia a partir de consideraciones acerca de las características dela cultura material asociada con los distintos tipos de asentamiento, específica-mente la cerámica. De acuerdo con esto, la alfarería de La Mesa (y por ende detodos los sitios pertenecientes al primer sistema de asentamiento) si bien conteníatipos decorados en rojo sobre café similares al Coyotlatelco rojo sobre café,presentaba numerosos conjuntos de materiales rojos y cafés monocromos que,según el modelo, no tenían antecedentes en complejos cerámicos Coyotlatelcoconocidos y mostraban afinidades con cerámicas norteñas, específicamente delBajío y Zacatecas (Mastache y Cobean 1990). Estas similitudes fueron tambiénreconocidas para las industrias líticas, así como para ciertos elementos arqui-tectónicos, por ejemplo estructuras de planta circular con espacio interno ypórticos con columnas o pilastras, fundamentalmente ( cfr. Mastache 1996). Porotra parte, la alfarería presente en los sitios ubicados en partes bajas difería dela anterior en que sus componentes principales mostraban analogías con otroscomplejos Coyotlatelco del centro de México, tanto en el nivel formal comodecorativo. Cabe señalar que, posteriormente, el modelo fue apoyado con dosseries de fechas de radiocarbono (cuadro 1).

    En otro lugar ( cfr . Fournier et al. 2006) hemos discutido con mayor detallelos problemas inherentes a esta interpretación. Aquí quisiéramos abundar enlas implicaciones que sobre este modelo tienen los fechamientos mencionados

    en el inciso anterior. Chapantongo, sitio adscrito a la esfera cerámica Prado-Corral (complejos Prado y Corral) y por ende asociado con Tula Chico, parecehaber sido ocupado entre los años 600 y 900 dC aproximadamente, esta últimafecha correspondiente al abandono de la mayor parte del asentamiento. Esterango temporal coincide con el que puede obtenerse de las series comple-tas de fechamientos por radiocarbono hasta ahora publicadas para La Mesa

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    (560-780 dC) y Tula Chico (560-805 dC) (Cuadro 1), lo cual no deja de sersorprendente, pues son precisamente estas fechas las que han dado sustento a

    la hipótesis vigente. Es probable que originalmente algunas fechas hayan sidoconsideradas anómalas y se hayan desechado. Sólo así puede entenderse queen el modelo propuesto, Tula Chico sea considerado como un sitio más tardíoque La Mesa (Mastache y Cobean 1990: 10) aun cuando se cuenta con unafecha más temprana para aquel asentamiento (560-600 dC), o bien que se digaque La Mesa tuvo un periodo de ocupación tal vez menor a un siglo cuando lasfechas indican que podría haber estado habitado cerca de 200 años (Mastache

     y Cobean 1990: 17).Por otro lado, tomando como base la serie de Chapantongo así como

    fechamientos recientes para Tula (Paredes 1998: 1634, 2005) (Cuadro 1),puede sostenerse que los rangos temporales de Tula Chico y La Mesa no sonanómalos y que representan la cronología relativa de las ocupaciones. Si esto

    es así, todo parece indicar que La Mesa, Tula Chico y Chapantongo fueroncomunidades contemporáneas, fundadas prácticamente en la misma época, porlo que la hipótesis respecto a una mayor antigüedad de los sitios sobre partesaltas no se sostiene y tendrá que ser reevaluada a partir de otra clase de enfo-ques. De hecho, descartada la distinción cronológica, las diferencias existentesen el patrón de asentamiento y las tradiciones cerámicas pueden deberse mása factores de índole política y económica.

    Otro aspecto colateral relacionado con esta problemática es el que se re-fiere a la demarcación de las fases de ocupación para Tula Chico, con base enla seriación cerámica. Como se recordará, Cobean (1990) propuso la existen-cia de las fases Prado y Corral, a las que supuestamente corresponderían doscomplejos cerámicos diferenciados. En ambos casos estaría presente la cerámicaCoyotlatelco rojo sobre café, pero el complejo Prado (más temprano) conten-dría asimismo una serie de tipos (Ana María rojo sobre café, Guadalupe rojosobre café y Clara Luz negro esgrafiado), que el autor considera como derivadosde tradiciones alfareras del Bajío y que no se presentarían en el complejo pos-terior (Corral). En el caso de Chapantongo, las diferentes clases de depósitosexcavados contienen materiales de ambos complejos y no existen elementosestratigráficos y cuantitativos que permitan justificar la distinción propuesta porCobean (1990). Los tipos característicos del complejo Prado aparecen de manerarecurrente en todas las unidades estratigráficas correspondientes a las distintasetapas de ocupación, fechadas, como ya se dijo, entre los años 600 y 805 dC(fechas medias de radiocarbono) aproximadamente. Así, parece más adecuado

    considerar la existencia de un solo complejo cerámico, cuya distribución en elámbito regional muestra algunas diferencias probablemente debidas a factoresde índole socioeconómica.

    Por otra parte, la hipótesis según la cual el origen de lo Coyotlatelco en laregión de Tula pudiera relacionarse con el desarrollo de la llamada Cultura delas Mesas (Cedeño 1998; López et al. 1998; Polgar 1998), puede también ser

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    reevaluada. Dicha cultura se caracteriza por un conjunto complejo de asenta-mientos localizados en la porción noroccidental del valle del Mezquital (región

    de Huichapan-Tecozautla) y que en términos generales muestran afinidades conocupaciones de la zona del Río San Juan (San Juan del Río), especialmente encuanto a las características de la cultura material asociada (Nalda 1975; Crespo

     y Saint-Charles 1996; Saint-Charles 1998). Estos sitios fueron comunidadesrelativamente extensas, dispuestas tanto en las partes altas de mesas, como enterrenos planos al pie de éstas, y cuentan con arquitectura monumental, asícomo con zonas de habitación y terrazas. La cerámica asociada correspondefundamentalmente a lo que ha sido denominado complejo Xajay, uno de cu-

     yos elementos constitutivos característicos es el llamado Rojo esgrafiado Xajay,tipo originalmente definido por Nalda (1975). El complejo incluye, asimismo,numerosos materiales decorados en rojo sobre café, algunos similares al tipoRojo sobre café El Mogote (Nalda 1975), vasijas hemisféricas con soportes

    trapezoidales planos decoradas al negativo (del tipo Cañada café al negativo),además de una baja frecuencia de ejemplares análogos a tipos del complejoPrado-Corral y otros de procedencia externa ( cfr . Cervantes y Fournier 1994),como Amoladeras fino.

    Hasta el momento, al sitio Zethe se le ha asignado una serie de fechas queaporta un rango de ocupación entre los años 510 y 996 dC, aproximadamente.

     Asimismo, Cedeño (1998) publica una fecha general para la región de Huicha-pan, cuyo rango cronológico se sitúa entre los años 450 y 950 dC (cuadro 1).En principio, estas fechas parecerían indicar que estos sitios fueron fundadosen pleno auge de Teotihuacan y continuaron ocupados hasta el fin del periodoEpiclásico, lo cual podría sustentar la idea de un vínculo evolutivo con las ocupa-ciones Coyotlatelco de la región de Tula, sobre todo considerando las afinidadesexistentes entre ambos conjuntos de sitios, que en términos cerámicos, como

     ya se señaló, incluyen similitudes en la vajilla ornamentada en rojo sobre café,materiales de intercambio, así como la presencia de pipas acodadas, entre otros.

    Sin embargo, existen elementos que permiten suponer algunas anomalíasen la hipótesis señalada. La información publicada hasta el momento pareceindicar que el complejo cerámico Xajay es relativamente tardío en la secuenciaepiclásica. Excavaciones realizadas en Cerro de la Cruz, San Juan del Río (cua-dro 2), indican que este complejo tal vez es posterior a 750 dC (Saint-Charles1998: 340), lo cual parece confirmarse por la presencia de otros elementosasociados con dicha cerámica, como serían placas de jade figurativas (Crespo ySaint-Charles 1996: 132) que se adscriben entre el siglo  VIII y IX  de nuestra era

    (Ringle et al. 1998). Asimismo, el Rojo esgrafiado Xajay es escaso pero recu-rrente en Chapantongo y otros sitios epiclásicos de la región de Tula, al igualque Cañada café al negativo, lo cual refuerza la idea de su cronología hacia finesdel Epiclásico, si bien su producción y consumo en la zona de Huichapan-RíoSan Juan pudo prolongarse durante el Posclásico temprano. Cabe señalar que en

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    EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA 

    Cuadro 1. Fechamientos para sitios Epiclásicos del Altiplano Centralaliados a la esfera cerámica Coyotlatelco

    Región de Tula (C14)La Mesa Tula Chico Tula, La Malinche y otros(Mastache 1996: 29) (Mastache 1996: 50) (Paredes 1998: 1634)  560-600 dC 560-600 dC 650-750 dC  670-700 dC 705-765 dC  720-780 dC 705-805 dC  730-790 dC

    Sur de la cuenca de México1 ca . 600-950 dC (Parsons et al. 1996: 221, 223, 227)  Coyotlatelco Coyotlatelco y Azteca I  400-720, 740-760 (610) dC 645-995 (785) dC  410-710 (620) dC 685-1005 (880) dC

      220-1010 (640) dC  420-870 (640) dC  460-480, 520-880 (660) dC  530-820, 830-860 (670) dC  600-820, 830-860 (670) dC  560-765 (674) dC  660-942 (778, 801) dC  660-980 (790) dC  660-980 (790) dC  640-1020 (830, 840) dC

    Tlalpizáhuac pre 745-800 dC (Tovalín 1998: 124, 155-156)  776-924 dC (rango C14)

    Teotihuacan 650/750-950 dC(Manzanilla et al. 1996: 260) Yayahuala (Rattray 1996: 216)Coyotlatelco Xolalpan y Coyotlatelco  660-900 (770) dC 650 dC (rango C14)  660-1030 (870) dC 700 dC (rango C14)Transicional Coyotlatelco/Mazapa  690-970 (730) dC  875-1195 (920) dC

     Valle de Toluca 650-900 dC (Sugiura 1996: 236; comunicación personal, 2003)  600-700 dC (C14)

    Región de Huichapan, Hgo., 450-950 dC (Cedeño 1998: 56)Sitio de El Zethé (rango C14) (Polgar 1998: 47; Morett et al. 1994)

    1 C14: Edad calibrada con segunda desviación y punto medio calibrado.

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    En suma, concluimos que la hipótesis tradicional resulta ser simplista y mecanicista, al postularse que el origen de lo Coyotlatelco se asocia con

    migraciones de poblaciones norteñas provenientes sea del Bajío o de Meso-américa marginal, las cuales contribuyeron a la declinación de Teotihuacan eimpusieron en amplias regiones nuevas pautas culturales, sin que quede claro nosólo qué ocurrió con los grupos que se relacionaban directa o indirectamentecon el ámbito de acción teotihuacano, sino también qué tipo de procesossociodemográficos estuvieron involucrados. En realidad, en términos socio-lógicos, el fenómeno debió haber sido mucho más complejo e involucró nosolamente movimientos poblacionales, sino también múltiples mecanismos deinteracción como el intercambio de información de bienes y el carácter de lasrelaciones sociopolíticas (Hegmon et al. 2000: 4), los cuales sería difícil ubicartemporalmente en términos absolutos. Los fechamientos que hemos discuti-do, indicadores de la contemporaneidad de las ocupaciones Coyotlatelco en

    los valles centrales, permiten ubicar de manera relativa la consolidación de estenuevo sistema epiclásico, sin que posibiliten evaluar los factores causales de losprocesos que inciden en los desarrollos socioculturales de la época, mismosque debieron ser multi variados.

    Las poblaciones epiclásicas que intervinieron en esas dinámicas del Epiclásicotanto en la región de Tula como en el valle de Toluca fueron de filiación otomí,grupo biolingüístico que habitaba en esas zonas al menos desde el periodoClásico ( cfr . Fournier y Vargas Sanders 2002; Sugiura 2005a, 2005b).

    Por último, cabe señalar que en términos generales, si evaluamos el conjuntode fechas publicadas para ocupaciones del Epiclásico, independientemente deque en la mayoría de los casos sea difícil definir si están o no calibradas y si elrango es de 1 o 2 sigma, en sitios de Mesoamérica e inclusive su periferia norte ydesde aquellos que al parecer mantuvieron ciertos nexos con Teotihuacan comoCacaxtla-Xochitécatl, Cholula, Xochicalco y sitios del sur de Michoacán, hastaaquellos alejados como Cantona, Tajín, Monte Albán, Chichen Itzá, La Que-mada y Chalchihuites (cuadros 2 y 3), todo parecería indicar que el Epiclásicodebería adscribirse entre 600/650 y 900/950 dC.

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    Cuadro 2. Fechamientos para ocupaciones epiclásicas con presencia de materialesanálogos al Coyotlatelco

    Cerro de la Cruz, San Juan del Río, Querétaro (C 14) (Saint-Charles 1998: 340)  650-750 dC

    Cacaxtla/Xochitécatl1 650-950 dC (Serra y Lazcano 1997)  632-774 dCCacaxtla (López de Molina 1981)  603-692 dC (rango C14)  653-845 dC (rango C14)

    Huapalcalco (rango C14) 650-900 dC (Gaxiola 1999: 47)  643-775 dC  645-759 dC  650-890 dC  665-800 dC  673-797 dC  679-801 dC  773-889 dC

    Cholula1 700-950 dC (Cerro Zapotecas) (McCafferty 1996: 302)348-1026 (670, 685) dC544-980 (689) dC

    Xochicalco: 700-850 dC (González Crespo et al. 1995: 235), 650-900 dC (Hirth y Cyphers1988: 44-46; López Luján 1995: 43)  475-605 dC (rango C14)  605-705 dC (rango C14)  645-815 dC (rango C14)  770-970 dC (rango C14)  875 dC (C14)

     Valle de Ucareo, Michoacán (Healan 1998)600-900 dC 2

    1 C14: Edad calibrada con segunda desviación y punto medio calibrado.2 Sin fechamientos disponibles de C14.

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    1 C14: Edad calibrada con segunda desviación y punto medio calibrado.2 Rango C14.3 C14.4 C14: Edad calibrada con primera desviación y punto medio calibrado.5 C14 : Edad calibrada con segunda desviación.

    Cantona 600-900/950 dC1 (Cook y Merino 1998: 214)560-(646)-765 dC654-799 dC664-(675)-775 dC776-994 dC

    Tajín 700-1000 dC (Brüggemann y Ortega 1989: 168; Ringle et al . 1998: 188)906-982 dC2

    887 dC3

    Monte Albán/Lambityeco, fase Xoo 600-800 dC 3 (Lind 1991-1992: 180, 188)690 dC700 dC720 dC730 dC740 dC755 dC

    Chichén Itzá (Ringle et al . 1998: 191);780-1000 (891) 4 dC

    La Quemada: 600/650-900 dC (Jiménez Betts 1998: 299); 600-800/850 dC (Trombold1988: 392, 397); 600-900 dC (Nelson et al . 1992: 298, 301)604-776 dC5

    600-840 dC2

    679-898 dC5 780-1020 dC 5

    660-880 dC 5

    660-870 dC 5

    680-980 dC 5

    770-990 dC 5

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    Cuadro 3. Fechamientos de radiocarbono para ocupaciones epiclásicas

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