RANCIÈRE, J. Momentos Politicos

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  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    J CQUES R NCIERE

    Momentos polticos

    BIl PIT L INTELECTU L DE

    UTOR

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    Ranciere. Jacques

    Momentos polticos

    l

    ed. Buenos Aires Capital Intelectual

    2 1

    152 p. 2lx15 cm

    ISBN

    978-987-614-261-8

    1 Filosofia Poltica. 1 Ttulo

    DD 32

    Traduccin: Gabriela ViJlalba

    Diseo: Vernica Feirunalm

    Ilustracin:

    Hernn

    Haedo

    Correccin: Patricia Sarabia

    Coordinacin: lns Barba

    Produccin:

    Nstor

    Mazzei

    Ttulo original: Mame/lis politiques lnterventions 1977 2009.

    Lux diteur, Montral, 2009

    www.luxediteur.coIll

    Capital Intelectual S.A., 2010

    l

    edicin:

    3.000 ejemplares

    Impreso en Argentina

    Capital Intelectual

    S.A.

    Paraguay 1535 1061) Buenos Aires, Argentina

    Telfono: (+54 11) 4872-1300 Telefax:

    +54 11)

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    Pedidos en Argentina: [email protected]

    Pedidos desde el exterior: exteriorcapin.com.ar

    Queda hecho

    el

    depsito que prev

    Ja

    l;ey

    1 1 7 ~ 3

    Impreso

    e.n

    Argentina.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte

    de

    esta publicacin puede

    ser reproducida sin permiso escrito del editor.

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    PRLO O

    INTERVEN IONES

    1977 2009

    Estos textos

    han

    sido reunidos propuesta del editor y fueron seleccio-

    nados por l. Ms de treinta alas separan al primero del

    ltimo,

    pero todos

    tienen un punto en

    comn.

    Responden f demanda

    de

    un presente.

    Esta

    demanda puede ser diferente: veces es

    un

    conflicto que obliga

    tom r

    p rtido y explic r

    las

    razones

    para hacerlo

    como las

    leyes

    fr nces s

    sobre

    la

    inmigr cin o

    la

    inv sin est dounidense Irak). Pero veces

    tambin

    son

    contecimientos

    de

    importancia

    variable

    desde

    un

    ola

    de

    calor mortfera

    hasta una

    investig cin sociolgica anodina) que permi-

    ten comprender

    el

    ctu l funcion miento

    del poder

    y

    los

    esquem s

    de

    interpretacin que

    nos gobiernan. Tambin puede

    ser un anIversario que

    invit un balance:

    los

    cuarenta

    aos de

    Mayo del

    68

    o los veinte aos

    de una revista.

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    1 I J CQUES R NCIRE

    Cada una de estas circunstancias es tratada

    aqu

    como pre

    texto para

    un

    doble ejercicio.

    e

    trata

    de

    identificar lo

    que

    hace

    la singularidad de un

    momento

    poltico y de dibujar el mapa

    del presente

    que

    este momento define.

    Hablar de

    momentos

    polticos no implica la idea que a menudo se le ha atribuido

    o

    acusado

    al autor

    de

    estas lineas: la idea

    de

    que la poltica

    slo existe

    en

    escasos momentos de insurreccin arrancados

    al curso

    normal de

    las cosas. Los acontecimientos

    que

    moti

    van las pginas aqui reunidas suelen tener ms

    que

    ver con las

    demostraciones de poder comunes o excepcionales- de las

    oligarquias

    que

    con las manifestaciones

    radicales

    del

    poder

    igualitario. Hablar de

    momentos

    polticos es ante todo decir

    que

    la poltica

    no

    se identifica con el curso ininterrumpido

    de

    los actos

    de

    los gobiemos

    y

    de

    las luchas

    por

    el poder que

    existe cuando la gestin comn de sus objetos se abre a la cues

    tin de lo que ella misma es del tipo de

    comunidad

    que ella

    concieme

    de

    aquellos que estn incluidos en esta comunidad

    y bajo qu ttulo lo estn. La poltica entra en juego en el mismo

    momento en que se vuelve claro que los equilibrios de pobla

    ciones

    de

    presupuestos u otros-

    que

    los poderes

    manipulan

    conllevan una imagen de la comunidad. Entra

    en

    juego en

    el otoo francs de 1995 cuando la cuestin del equilibrio de

    las cajas

    de

    jubilacin sale

    de

    su carcter contable y deja apa

    recer algunas preguntas: a qu tipo de comunidad se encuen

    tran

    asociados los clculos del futuro

    de

    cada

    uno?

    Y

    quin

    est

    en

    condiciones de debatir

    sobre

    esta comunidad? En

    este momento un pueblo

    que

    afirma en la calle determinada

    idea y determinada prctica de la solidaridad se distingue del

    pueblo que

    deja a sus representantes la decisin

    de

    los mejo

    res clculos y las razones de una inteligencia compartida se

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    MOMENTOS POLlTI OS

    oponen

    a las explicaciones de un poder escolar. Pero tambin

    entra

    en

    juego

    cuando

    un

    gobierno torna decisiones sobre los

    umbrales a partir de los cuales quienes

    van

    a trabajar y a vivir

    en un pas extranjero pasan a ser un excedente sobre lo

    que

    ese pas

    puede

    aceptar; o cuando define las caractersticas que

    JeDen presentar

    para

    responder a los valures que constitUyen

    la comunidad nacional. Estas maneras de tratar los asuntos

    comunes

    en

    realidad son

    maneras

    de

    configurar y reconfigu-

    rar una comunidad de

    definir su

    naturaleza

    y

    de

    dibujar el

    rostro de quienes ella incluye o excluye. Simplemente este tra-

    bajo

    de imaginacin no

    deja

    de

    negarse a

    s

    mismo

    de

    pre-

    sentar sus descripciones corno el simple inventario de los datos

    y los problemas cuya evidencia

    imponen

    el curso del tiempo

    y la

    evolucin del mundo.

    Eso

    es

    lo

    que

    significa la palabra

    consenso Un momento

    poltico ocurre

    cuando

    la temporalidad

    del consenso es

    interrumpida

    cuando

    una

    fuerza es capaz de

    actualizar la imaginacin de la

    comunidad que

    est compro-

    metida

    all y de oponerle otra configuracin de la relacin de

    cada uno

    con

    todos. La poltica no necesita barricadas para

    existir. Pero s necesita

    que

    una

    manera de

    describir la situa-

    cin comn y de contar a sus participantes se oponga a otra

    y que

    se oponga significativamente. Tambin es por ello

    que

    slo existe en determinados momentos: esto no quiere decir

    que

    se d mediante destellos fugitivos sino

    mediante

    la cons-

    truccin

    de

    escenas

    de

    dissensus

    Un momento

    no

    es simple-

    mente una divisin del tiempo es otro peso puesto en la

    balanza donde se pesan las situaciones y se

    cuentan

    los suje-

    tos aptos

    para

    comprenderlas es el impulso que desencadena

    o desva

    un

    movimiento: no una simple ventaja tomada

    por

    una fuerza

    opuesta

    a otra sino

    un

    desgarro del tejido comn

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    una posibilidad de mundo

    que

    se vuelve perceptible y cues-

    tiona la evidencia

    de

    un

    mundo

    dado.

    Esto significa dos cosas aparentemente contradictorias. La

    primera es que la poltica existe solamente

    por

    la accin de los

    sujetos colecti\'os

    que

    modifican concretamente las situacill-

    nes firmando

    alU

    su capacidad

    y

    cOll Shuyendo el mW1do con

    esta capacidad: empleados de transportes que se vuelven cami-

    nantes para afirmar

    que

    tambin son

    tan

    capaces corno los

    expertos ministeriales de

    pensar

    en el futuro y redefinen as

    una

    ciudad de caminantes solidarios; africanos en huelga de

    hambre que muestran

    que son

    de

    aqu

    al igual que quienes

    nacieron aqu

    con

    una piel ms clara, que

    con su trabajo

    contribuyen a la vida comn y

    que

    con el

    uso

    de la palabra

    y la lucha contribuyen a la

    comunidad

    poltica, etc. Algunos

    llegan a la conclusin de

    que

    los nicos

    que

    pueden

    hablar de

    poltica son los militantes de las organizaciones. Pero tras la

    figura del militante se confunden dos cosas: las formas de

    accin mediante las cuales se modifican las coordenadas de

    lo posible y la relacin de pertenencia a

    un

    colectivo.

    Si

    la

    accin poltica de un colectivo desarma un monopolio de la

    palabra legtima, seguramente no es para reconstitLrir otro que

    lo beneficie. Al contrario, es

    para

    abrir un espacio de investi-

    gacin donde se permita hablar a cualquiera, a condicin de

    que someta

    su

    palabra a la verificacin y ponga a prueba su

    capacidad de hacer que resuene el

    poder

    de una

    accin y

    que

    ample el espacio de esa resonancia. Habitualmente ese espa-

    cio es llamado opinin y la opinin es entendida desde Platn

    corno lo contrario del pensamiento la actividad

    cerebral

    que est al alcance de la gente comn. Pero la opinin es ms

    bien el espacio mismo

    donde

    se determinan en conjunto las

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    MOMENTOS POLlTI OS I 3

    posibilidades del pensamiento y el modo de

    comunidad

    que

    define.

    No

    es el espacio

    o m o n ~ o

    del

    ms

    mnimo pensa

    miento sino el de la querella sobre qu se puede pensar acerca

    de una circunstancia y sobre

    qu

    consecuencias conlleva este

    pensamiento.

    a

    poltica

    tambin

    comporta el trabajo de

    ampliar el espacio del

    dis( 11so luchando

    contra

    mquinl

    interpretativa

    que

    sin cesar borra la singularidad de las cir

    cunstancias y la reinscribe en las categoras de la dominacin

    transformando a aquellos y aquellas que han manifestado el

    poder

    de

    todos corno representantes

    de

    poblaciones rezaga

    das de corporaciones egostas o de

    minoras

    bien circuns

    criptas. La poltica slo existe por la accin de sujetos colec

    tivos

    pero

    la propia consistencia de los mundos alternativos

    que

    estos construyen depende de la batalla incesante de las

    interpretaciones -estatales mediticas cientficas y otras

    que

    se apropian de ellos.

    Desde este punto de vista la secuencia de tiempos

    que

    cubren estos textos desde el verano de 1977 hasta la prima

    vera de 2009- es particularmente significativa. Saber en qu

    consiste

    esta

    significacin tambin es cuestin de poltica.

    La opinin dominante calific este perodo de la manera ms

    simple corno un tiempo del despus: posmodernidad

    fin

    de

    las utopas

    de

    la poltica de la historia

    y

    de todo lo que

    puede

    terminar. Los textos

    aqu

    reunidos fueron escritos a partir de

    una

    conviccin simple: estas explicaciones

    en

    trminos

    de

    cambio de los tiempos o de fin de un mundo no son solamente

    una seal de pereza. Ellas mismas son parte interesada

    de

    una

    lgica intelectual de la dominacin que hay

    que

    llamar por

    su

    nombre: los treinta aos

    que

    separan el primero del ltimo de

    estos textos fueron el teatro en Francia donde se escribieron

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    14 I

    JACQUES

    RANCltRE

    y

    de

    illl

    modo

    mucho ms amplio en el universo occidental,

    no

    simplemente

    de

    illla retirada

    de

    los grandes relatos y las

    grandes

    esperanzas, sino

    de

    illla intensa contrarrevolucin

    intelectual. Podremos reconocer aqu algunas seales de esa

    contrarrevolucin. Como

    el

    surgimiento,

    en la

    Frl cia

    de

    fines

    dI:-

    < dc

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    MOMENTOS POLlTI OS I 5

    la democracia en marcha. En Europa se dieron los avances de

    los movimientos xenfobos;

    en

    Francia el alineamiento de la

    izquierda oficial sobre la necesidad

    de

    regular el problema

    del inmigrante para evitar que la inmigracin se convirtiera

    en problema,

    y

    l

    lucha de

    l

    izquierda republicana

    y

    laica

    p r ~ gZlrJl ti;:z:r lJ

    j d c r l t i f i c ~ c i ~ 1 1

    c n ~ ; c inmihrJci:

    l s ] ~ ~

    comunitarismo, retraso y fanatismo.

    odramos

    evocar

    muchas

    otras formas y etapas de esta

    contrarrevolucin intelectual que lentamente se dedic a trans-

    formar todas las formas

    de

    accin revolucionaria, todas las

    luchas sociales y los movimientos de emancipacin del pasado

    en precursores del totalitarismo, a presentar toda afirmacin

    colectiva opuesta a la sUmisin

    de

    todos los vnculos sociales

    a la lgica del mercado como s1toma del rezago y a hacer de

    la democracia el reino del consumidor embrutecido. No hay

    que subestimar el peso puesto en la balanza

    por

    este trabajo

    intelectual interminable generalmente garantizado por mar-

    xistas convertidos, que

    ponen

    al servicio

    del

    sistema domi-

    nante los mismos argumentos que antes se supona deban cri-

    ticar. orque

    no

    es cierto que las ofensivas

    de

    la oligarqua

    capitalista y estatal

    de

    los ltimos treinta aos se hayan des-

    plegado sin resistencia. Prueba de ello fueron las manifesta-

    ciones masivas que

    en

    Inglaterra, Italia o Espaa desafiaron

    l

    ayuda prestada por los gobiernos

    de

    esos pases a la invasin

    de

    Irak. Tambin

    dan

    prueba

    de

    ello, en una escala diferente,

    toda una serie de acciones que suelen quedar invisibles para

    la escena meditica:

    por

    ejemplo, la

    de

    los individuos y los

    pequeos grupos que se negaron a que los nios desaparecie-

    ran de

    su e9Cuela o que los vuelos

    de

    las compaas areas

    regulares sirvieran para operaciones policiales. Pero tambin

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    6 IJ CQUES RANCltRE

    es

    verdad

    que las manifestaciones de

    esta

    resistencia fueron

    interpretadas con

    una

    violencia intelectual

    cada vez

    mayor,

    de

    modo

    que se vieron anuladas o

    recodificadas dentro

    de las

    categoras del

    pensamiento dominante.

    La contrarrevolu-

    cin intelechlal seguramente es muy

    poco en tnninos

    de pen

    samiento. Pero esa eSClsez

    de pensamiento

    pmeb

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    MOMENTOS POLITI OS I

    7

    mas

    de

    lo universal llamadas a justificar una ley sobre el uso

    del velo islmico o

    uno

    de

    las ideas sobre la democracia y la

    libertad que legitiman una invasin militar

    no

    son menos te

    ricos que el estudio

    de

    algunas lneas de Platn o Aristteles

    que definen las condiciones del buen gobierno. Lo inverso

    tnmbin

    es

    v( rdndero, como

    nos

    lo enseiaron b

    rdrica de

    los neoconservadores estadounidenses y sus mulos france

    ses

    la

    apropiacin de los textos de la Antigedad Griega puede

    ser ms poltica en sus efectos que el anlisis

    de

    las ltimas

    elecciones. No est la teora por

    un

    lado y la prctica encar

    gada de practicarla por otro. Tampoco hay una oposicin entre

    la transformacin del mundo y su interpretacin. Toda trans

    formacin interpreta y toda interpretacin transforma.

    ay

    textos, prcticas, interpretaciones, saberes que se articulan

    entre s y definen el campo polmico en el que la poltica cons

    truye sus

    mundos

    posibles.

    Estos textos se mueven en este terreno.

    Es

    decir, que para

    hablar de poltica no apelan a ninguna vocacin tpica

    de

    un

    personaje definido como intelectual de

    pensar

    lo universal.

    Muchos

    de

    los textos de esta recopilacin, comenzando por el

    primero, son muestras de

    la

    negativa a construir esa identidad

    de intelectual. No slo porque sirve como estandarte para algu

    nos payasos que comienzan su carrera

    en

    las tribunas de la

    plebe sufriente

    para

    terminarla como cortesanos

    de

    los ambi

    ciosos

    ms

    ordinarios. Es que la idea

    misma

    de

    una

    clase

    de

    individuos que tendra como especificidad pensar, es una bufo

    nada que nicamente la bufonada del

    orden

    social puede vol

    ver pensable. Las pocas veces en que se reivindic el trmino

    con cierta

    nobleza

    fue

    cuando se

    utiliz para declarar el

    derecho a la palabra de aquellos a quienes no se les peda opi-

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    8 IJ CQUES RANCltRE

    nin O la

    capacidad

    de

    pensar

    las cosas comunes propia de

    aquellos a quienes se supona

    no

    les concerna el asunto.

    El

    nombre

    de intelectual como calificacin de

    un

    individuo

    est vaco de sentido.

    omo

    sujeto poltico colectivo, slo

    puede ser la puesta en funciommento de una contradiccin

    perfonnativa: quienes la emplean renuncian con ello a toda

    autoridad vinculada con el ejercicio de una profesin o al pri-

    vilegio

    de

    un

    saber especfico. Con ese gesto declaran

    una

    inte-

    ligencia que pertenece a todos, una inteligencia sin especifi-

    cidad. Manifiestan su singularidad respecto de todas las fonnas

    de

    la pericia autorizada o

    de

    la palabra legtima.

    Los textos

    que

    leer no son los manifiestos de

    un

    colectivo

    intelectual,

    no

    son la explicacin que puede dar un estudioso

    sobre el

    estado

    del

    mundo

    o las

    prescripciones

    que

    puede

    plantear

    un

    moralista sobre las normas de la vida en comn.

    Son una contribucin individual a1 trabajo con el que indivi-

    duos

    y

    agrupaCiones sin legitimidad

    intentan

    redibujar el

    mapa de lo posible.

    Pars, junio de

    2009

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    EXISTEN ACONTECIMIENTOS

    DE L

    VIDA

    INTELECTUAL

    Este texto se public s n el lt mo prrafo aqu restituido el 16 de marzo

    de 1986

    en el nmero

    459

    de

    La quinzaine littraire.

    Qu acontecimientos ocurrieron en los ltimos veinte aii os en

    la

    vida

    intelectual? Ninguno segn creo.

    No

    es

    que

    haya sido

    menos rica

    que

    en

    tiempos pasados, o futuros. Es slo

    que

    si

    algo caracteriza a este tipo

    de

    riqueza es el hecho

    de

    ser una

    ausencia de acontecimiento.

    a

    vida intelectual es como la vida

    de

    oficina o

    de

    fbrica. Lo normal es que all

    no

    suceda nada:

    el

    ruido de

    las mquinas

    y

    el

    de

    los rencores.

    El

    acontecimiento

    es, en cada

    una de

    esas vidas, lo que las interrumpe.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    16/146

    20 I

    J CQUES

    R NCIERE

    Comprendo bien

    lo

    que

    a la

    vida

    intelectual le vale, alterna-

    tivamente,

    su

    exceso de honor o

    su

    indignidad.

    La

    vida

    de

    fbrica

    o

    de

    oficina tiene

    sus

    horarios y

    no

    se

    da

    aires

    de

    ser lo que

    no

    es.

    En

    lo que se llama

    vida

    intelectual , por el contrario, reina

    senslcin e

    que

    tiene

    que

    \'er con

    el pensamiento

    y que ste

    siempre Sl Pl1Cllt'ntral'n

    b

    brecha. Es

    lo

    que hace que

    b \ dil

    intelectual sea

    tan

    cansadora. Carece

    de

    entretenimiento.

    Ir

    al

    teatro o leer el diario tambin es estar

    de

    servicio. Tambin es lo

    que

    la vuelve tan irracional:

    todo debe

    justificarse.

    La promo-

    cin

    de un

    libro debe ser el

    advenimiento de un pensamiento,

    el

    nombramiento de un individuo, una

    victoria

    de

    la ciencia o

    del oscurantismo,

    de

    la

    libertad

    o del totalitarismo. Los inte-

    lectuales

    no estn n ms n menos

    locos que los

    dems.

    Slo

    que

    su

    funcin, o ms bien

    su

    indeterminacin, los obliga a racio-

    nalizar, es decir, a

    desrazonar de modo

    constante.

    Por

    eso, la vida intelectual es la ms difcil

    de

    interrumpir

    de

    todas.

    Por

    supuesto

    que por

    interrupcin

    no entiendo

    esos

    desfiles

    de

    gimnasia

    que

    sirven

    para

    mostrar que uno

    no

    es slo

    un

    hombre

    de

    escritorio

    y

    que sabe qu significa vivir.

    Por

    inte-

    rrupciones

    entiendo

    esas

    suspensiones de

    la ficcin colectiva

    que devuelven a

    cada

    uno

    a

    su propia aventura intelectual,

    estos cortes que lo

    obligan

    a renunciar a escribir lo

    que otros

    cien escribiran

    como

    l o a pensar lo

    que

    su tiempo piensa o

    no

    piensa

    por

    s solo. Todos conocemos estos acontecimientos,

    siempre individuales, que,

    de

    vez

    en

    cuando,

    en

    un

    lugar

    u otro,

    recuerdan a

    cada

    uno

    su propio

    camino. Recuerdo,

    por

    ejem-

    plo, aquella tarde

    de mayo,

    en

    un

    tiempo en que se

    desenca-

    denaba una

    de

    esas batallas intelectuales

    que

    se

    supona

    deban

    hacer historia. Ese da, la bibliotecaria me llev una carpeta del-

    gada

    con

    unas

    cuantas cartas

    que, en

    otro

    mes de mayo,

    ciento

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    17/146

    MOMENTOS POLITICOS I 2

    cincuenta aos atrs haba intercambiado un carpintero con

    un

    solador

    en

    las

    que

    le

    contaba sus

    filosficos

    paseos de

    domingo y sus semanas de vacaciones utpicas y comprend

    que era sobre eso sobre lo que yo tena algo que decir y no sobre

    el debate filosfico de la poca; que era eso lo que me surga:

    inscribir la

    huello

    de esas vacaciones de

    aquello

    interrupcin

    diferente que no le interesaba a nadie que no era filosofa para

    filsofos

    n

    historia para historiadores

    n

    poltica para los pol

    ticos en suma la nada o la casi nada que nos remite a todos

    a la pregunta: t que hablas quin eres?

    As cada

    uno

    puede recordar aquellos acontecimientos

    que para l intemunpieron la vida intelectual es decir el pen

    samiento sin cabeza.

    E

    esplendor del acontecirnient0-68 es haber

    sido algo as como el acontecimiento central o el nombre propio

    de todos esos acontecimientos. No es una cuestin de barrica

    das o de ttulos militantes.

    El

    acontecimiento-68 fue para quien

    as lo

    quiso la oportunidad de deslegitimar

    su

    discurso la posi

    bilidad de abandonar el camino ya trazado por los que saben

    para ir en busca de lo que tena para decir por s

    mismo. Un acon

    tecimiento slo existe

    retrospectivamente cuando

    ya se ha

    andado el camino. Algunos no necesitaron ese nombre propio

    otros no pudieron hacer otra cosa que poner vino nuevo en bote

    llas viejas. Pero el odio contra ese nombre propio alcanza por

    s mismo para sealar el odio del pensamiento la voluntad

    de

    quienes aspiran a dirigir la vida intelectual la voluntad de que

    nunca pase nada de que nunca se detenga en ningn lado la fic-

    cin que estructura el orden social: prohibido interrumpir.

    Sin embargo algunos amigos que siguen la vida intelectual

    me dicen que actualmente existe una gran conmocin. Parece

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    18/146

    I J CQUES R NCltRE

    que se ha descubierto que la vida intelectual, precisamente en

    los ltimos veinte aos, habra estado mal orientada y que toda

    una generacin de pensadores nos habra hecho equivocamos

    de camino. No s demasiado sobre este asunto. Simplemente

    me

    acuerdo

    de

    t'sto: alrededor de 1960 hubo algtmas personas

    que nraron

    elll1undo

    que

    nos

    rode

    dt'

    un

    rnt)do

    diferente,

    volvieron visible lo imperceptible, sensible lo indiferente, vol-

    vieron extraas cosas que calan

    por su

    propio peso. Estoy pen-

    sando

    en las

    Mitologas

    de Roland Barthes o en la

    Historia de

    la

    locura

    en

    la poca clsica de Michel Foucault y

    en

    dos

    o tres

    ms

    que introdujeron en el

    campo

    de la filosofa, las

    humani-

    dades

    y la percepcin poltica, una sensibilidad, una forma

    de

    sorprenderse y distanciarse que antes haba sido propia de los

    filsofos, pero que,

    desde

    haca

    un

    siglo, se haba convertido

    ms bien en la

    manera de

    los poetas. Esos libros

    eran

    aventu-

    ras intelectuales, un nuevo tipo de poemas que sin

    duda hubo

    que estudiar y meditar largamente antes de escribir otros, de

    otra manera. Pero la vida intelectual no come

    un pan tan

    soso.

    Necesita una tarea para su tiempo, consignas para la colecti-

    vidad:

    ahora sabemos ... hay

    que

    aprender

    que

    ... nuestro tiempo

    debe

    ... la

    tarea de

    los

    prximos aFias es ... Y las tropas se unen a las

    consignas: aprender

    a ver,

    aprender

    a leer,

    preguntar

    a

    la

    pregunta interrogar al cuestionamiento, develar, reconstruir,

    desmitificar, diferenciar, descontextualizar, etc. Era la vida inte-

    lectual a la ensima potencia,

    una

    proliferacin

    de

    textos

    para

    aprender a leer los libros, es decir, para volverlos ilegibles, pala-

    bras preparadas

    para

    volver

    inaudibles todas las voces, el

    triunfo de los explicadores y de los lagos de todo tipo. Lleg

    un tiempo

    en

    que todos

    los libros ostentaban con orgullo en

    su contratapa: este

    Libro

    perturbador antes se pensaba

    y

    as

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    19/146

    MOMENTOS POLlTICOS I 3

    sucesivamente. Y con ello, como en toda vida intelectual, vinie-

    ron las proscripciones y las amenazas: usted no cambia de tema,

    se ha

    vendido

    a la tecnocracia, el imperialismo habla por su

    boca, el totalitarismo dirige sus frases ...

    Sobemos

    todo

    esto y que esto no pmeba Illdo . Los mllos

    plstores slo pueden

    extro\ilr ovejZls

    y

    llldie

    l stci

    nbligldo

    1

    ser oveja. Se extrava quien teme conducirse y cree

    que

    es

    all

    donde hay

    que

    ir.

    Nadie est obligado a transformar una

    aventura

    intelectual aunque

    sea la

    suya

    en una agencia de

    viajes. He odo decir que desde hace un tiempo hay un regreso

    a los valores asegurados: la moral, la libertad, el derecho, la

    justicia

    ..

    No me alegro tanto como otros por este nuevo giro

    de

    la vida intelectual. Estas palabras necesitan ser amadas, por

    lo tanto ser enrarecidas.

    Es

    mejor

    que

    cuando se las necesite no

    se las encuentre gastadas, desacreditadas, cancerizadas por su

    proliferacin. De modo que no siento que ese maestro serio que

    hoy se mezcla con la disipacin habitual de la vida intelectual

    me haya tranquilizado demasiado. Veo all la

    amenaza

    de

    una doble desacreditacin. Puedo estar equivocado. Pero, para

    esas palabras cuyo amor surte efecto, confo ms en quienes,

    mediante figuras, las utilizan con menos frecuencia y elevan su

    precio. Es saludable que la vida intelectual converse todo

    lo

    que

    quiera. Esa conversacin es respetable. Sin ella no hay libertad.

    Pero, precisamente, debe respetarse lo suficiente como para

    no

    creerse

    ms

    de

    lo

    que

    es,

    para

    que

    no

    quiera ser

    la

    voz

    de

    la libertad, o de la justicia o de la verdad Estas ltimas no tie-

    nen voz, sino figuras cuya custodia requiere

    un

    poco menos

    de

    ruido.

    Le deseo a la vida intelectual de los aos venide-

    ros

    que

    tenga una mejor opinin de

    su

    frivolidad.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    L SOBRELEGITIM CIN

    El comienzo

    de

    1991 est signado

    por

    la

    Guerra

    del Golfo, que opone

    a

    la

    coalicin intemacionalliderada por Estados

    Unidos

    apadrinada por

    la

    ONU

    en

    contra

    del rak de

    Saddam Hussein.

    a

    invasin y

    anexin

    de Kuwait

    por parte del ejrcito iraqu en agosto

    de

    1990 es el pretexto de esta

    guerra

    que

    da lugar

    a un

    espectacular ataque areo

    y a la mayor ofensiva terrestre

    desde la Segunda Guen a Mundial. a guerra

    termina

    cuando Irak se retira

    de

    Kuwait

    en

    febrero

    de

    1991

    pero

    pronto

    ser

    seguida

    por

    un

    bloqueo

    total

    y despiadado, denunciado por muchos como la causa

    de

    un verdadero geno-

    cidio por

    parte de

    Estados Unidos

    y

    sus aliados

    que durar hasta

    la

    inva-

    sin

    de/rak en marzo de 2003.

    Este

    texto corresponde a una ponencia

    presentada

    el

    14

    de marzo

    de 1991

    en un

    coloquio

    sobre la Guerra del Golfo

    en la Universidad de Pars 8 Saint Denis. Las actas se publicaron

    al

    ao

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    22/146

    6 I

    JACQUES

    RANCltRE

    siguiente con el

    ttulo

    La tentation de I'Occident Pars, Universit de

    Paris

    8,

    Docwnents de philosophie politique, 1992).

    Me

    ocupar

    aqu de algunas cuestiones planteadas

    por la

    Guerra

    del Golfu que

    Se:

    rel

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    23/146

    MOMENTOS POLlTICOS 7

    El

    derecho, que al principio haba sido heroizado en fonna

    de

    Derechos

    Humanos

    opuestos a

    toda

    tirana, poco a poco

    se fue deslizando hacia la identificacin con un equilibrio

    entre grupos, socios y Estados donde la paz de hecho demues

    tr coincidenciJ del reino del derecho con el reJlismo que

    permite

    que

    cada unu lleguL J

    su

    punto de equilibrio en el

    orden global.

    En

    la

    prctica, esto se tradujo, sobre todo en la Francia socia

    lista, y mediante W1a proliferacin de la actividad legislativa,

    en la creacin o el desarrollo

    de

    derechos

    y nOffi1as

    jurdicas,

    cada vez ms preocupados por acercarse a los individuos y los

    grupos, por seguir el movimiento de los modos de vida

    y

    los

    nuevos cdigos morales, los descubrimientos de la ciencia, las

    conquistas de la tecnologa, etc. Cada vez ms, se intent adue

    ar por adelantado del terreno de cualquier posible litigio Esta

    toma de posesin fue aclamada como

    un

    progreso continuo

    del Estado

    de

    derecho. Pero tambin podemos llegar a otra

    interpretacin, que, hasta cierto punto no contradice la pri

    mera: a medida

    que

    el derecho se adapta a cualquier situacin,

    a cualquier posible litigio, se identifica cada vez ms con un

    sistema de garantas que son ante todo las garantas del poder:

    la creciente confianza en que

    no

    se

    puede

    equivocar, en que no

    puede ser injusto, en que est completamente cubierto en su

    accin.

    La

    conjuncin

    de

    esta juridizacin proliferante con las

    prcticas

    de

    la pericia generalizada, la concertacin

    y

    el

    son

    deo pennanente delinea una nueva imagen del Estado experto

    o del Estado prudente, que combina la universalidad del dere

    cho con el

    empirismo

    realista para hacer que su accin est

    espontneamente

    en

    consonancia con los equilibrios natura

    les hacia los

    que

    naturalmente tienden las sociedades parcia-

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    24/146

    8

    JACQUES RANCltRE

    les y la

    gran

    sociedad

    humana.

    De este modo, la accin esta

    tal resulta cada

    vez ms

    legtima y embarcada

    en

    una

    espiral

    de sobrelegitimacin. Y el poder del derecho se identifica cada

    vez

    ms

    con esta sobre egitimacin.

    Dicho de otra

    InJnerJ

    el discurso sobre

    el

    fin

    de

    las uto

    p,1S ha establecido Ull nuevo tipo dl' utopa,

    la

    utopJ de una

    correspondencia ideal o de

    una

    armona preestablecida entre

    los intereses del equilibrio y las exigencias del derecho. Todo

    sucede como si el derecho

    pudiera

    leerse a libro abierto en la

    estadstica

    de

    una sociedad o en el

    mapa

    mundial.

    sta es la utopa que se refleja

    en

    la coyuntura intelectual

    de

    la Guerra del Golfo. Se mostr burdamente en esos mapas de

    operaciones donde pequeos dibujos

    de

    tanques

    y

    aviones sus

    tituan a las imgenes ausentes

    y

    permitan

    que

    se jugara con

    la embriaguez

    cruda del

    poder

    como se

    juega con soldaditos

    de plomo. Esta utopa se reflej con mayor refinamiento en

    algunas manifestaciones intelectuales

    de

    apoyo a la accin

    mili-

    tar aliada. Pienso

    en

    particular

    en

    ese texto sobre la guerra

    necesaria firmado

    por un grupo

    de intelectuales (algunos de

    los cuales son nuestros

    amigoS .1

    En

    ese texto se pona de relieve

    una concordancia excepcional, milagrosa, entre el derecho posi

    tivo, la justicia y el hecho. La guerra -d.ecan- es legal, legtima

    y

    necesaria: legal

    porque

    fue votada

    por

    la ONU, legtima por

    que se libraba

    contra un

    dictador invasor que quera sacar

    1

    e

    trata del texto Une guerre requise , publicado el 21 de febrero de 1991 en

    ibration y firmado

    por

    Alain Finkielkraut, lisabeth

    de

    Fontenay, Pierre

    Andr Taguieff, Alain Touraine y tres profesores vinculados con el departa

    mento que organizaba la conferencia, Jean-Fran;ois Lyotard, Jakob Rogozinski

    y Kyril Ryjik.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    25/146

    MOMENTOS POLlTI OS I 9

    del mapa a un pueblo vecino, necesaria para el equilibrio de la

    regin,

    en

    particular

    por

    la imposibilidad

    de

    dejar el 40 del

    crudo mundial a merced de un dictador.

    El razonamiento se refiere implcitamente a la teora kan-

    tiana del sig11

    d

    la

    historia

    el

    acontecimiento significativo que

    permite sentir que

    la

    humanidad

    cJminZl

    en b direccin

    corrcctZl,

    hacia el reino del derecho. Slo hay una diferencia nfima entre

    el pensamiento prudente del signo de la historia kantiano y el

    pensamiento conquistador de las astucias de la razn hegelia-

    nas la visin del espritu del

    mundo

    que pasa sobre el caballo

    de Napolen o los tanques del general Schwarzkopf).2

    Me parece que ese u,mbral fue franqueado en aquella opor-

    tunidad. Lo que se impone hoy en esta concordancia de lo legal,

    lo justo y lo necesario es la utopa de la garanta absoluta, es

    decir, del poder sobrelegitimado: uno est respaldado por un

    voto y justificado porque se trata de un dictador sanguinario.

    Se podr decir que hay muchos otros, pero ste anex al pas

    vecino. Se

    puede

    decir

    que

    no fue el nico, pero ste dijo que

    lo estaba haciendo y que tena razn al hacerlo. En suma, llev

    al lmite los signos que permiten reconocer sin discusin cundo

    un dictador abusa. Hizo todo lo posible para

    que

    su no dere-

    cho pudiera verse

    en

    toda su evidencia y para que el derecho

    a intervenir estuviera absolutamente garantizado.

    Esta visibilidad absoluta fue determinante en el amplio

    apoyo intelectual a la intervencin aliada. Para ser

    ms

    preci-

    sos, lo decisivo fue la posibilidad de identificar visiblemente la

    2

    ombre del general estadounidense que encabez las fuerzas de la coalicin

    en la Guerra del Golfo.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    26/146

    3 I

    J CQUES

    RANCltRE

    causa del derecho con una frontera en el mapa.

    No

    quiero vol-

    ver a entrar en los debates acerca

    de

    la legitimidad histrica

    de

    esa frontera, el papel de Inglaterra,

    la antigedad

    histrica

    del

    pueblo de Kuwait

    y los

    derechos

    histricos de ambos

    pueblos,

    el

    irlCju y el kuwUt. Lo qUl me interesI

    anll1zlr

    aqu

    es

    la fOr

    utpiC\l en

    1

    qUL el pueblo

    kll ,ait

    funcion en el discurso occidental sobre esta guerra. Funcion

    como si fuera meramente idntico a

    un

    espacio en

    el

    mapa, deli-

    mitado

    por

    una frontera: una frontera mucho ms ejemplar

    en

    la

    medida

    en que no es visible en el mapa, un pueblo mucho

    ms

    ejemplar

    en

    la medida en que es absolutamente transpa-

    rente, sin un rostro identificable, merament idntico a su lugar,

    un

    pueblo, podramos decir, sin historia,

    un pueblo que nos

    libera de esas historias de pueblo y de esos pueblos con histo-

    rias cuya carga

    -por

    decirlo de algn modo- soportamos desde

    hace algunas dcadas y de los que se dijo casi en todas pruies,

    en estos ltimos tiempos, que comienzan a cansarnos.

    Hay pueblos

    que plantean problemas

    porque no tienen

    lugar, porque su lugar es discutido,

    porque

    estn en

    un

    lugar

    que

    no es de ellos. Hay pueblos

    que

    plantean problemas por-

    que

    estn

    relacionados

    con leyendas de

    pueblos ms

    o

    menos dolorosas y sanguinarias, con guerras

    de

    religin mile-

    narias o con los totalitarismos de nuestro siglo. Estn los

    blticos a quienes no se les reconoci la anexin, pero que sin

    embargo no dejan de estar dentro

    de

    las fronteras de

    un

    Estado

    soberan0

    3

    donde no tenemos

    por

    qu tener injerencia (y

    3 La

    anexin a

    la

    URSS de Estonia, Letonia

    y

    Lituania

    en

    1944 nunca fue reco-

    nocida a nivel internacional.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    27/146

    MOMENTOS POLlTICOS I 3

    adems a lo largo de su historia han

    dado

    pocas muestras de

    pasin

    democrtica). Est el Lbano,

    que

    tiene fronteras pero

    demasiadas religiones y

    que

    ofrece a sus vecinos muy pocas

    garantas

    de

    estabilidad corno para

    que respeten

    sus fronte-

    ras. Estn los palestinos, que acumulan todos los inconve-

    nientes posibles en

    terminos

    de

    lugM

    y cpmpromisl)s. \ , en

    general, se ha dado mucho

    por

    el

    derecho

    de los pueblos, se

    ha

    vuelto sobre el terna, ellos hicieron demasiado. Y no

    queda

    claro cmo se les puede dar crdito para que se inserten en un

    equilibrio

    mundial

    seguro.

    Frente a esto, el pueblo de Kuwait en el imaginario occi-

    dental se

    ha

    vuelto completamente transparente

    por

    una mera

    funcin utpica: la estricta identificacin

    en

    un mapa entre un

    lugar

    de

    derecho y

    una

    pieza

    en

    el

    equilibrio mundial. Pue-

    blo-rehn puebl

    invisible

    cuyo derecho ha sido

    utilizado

    para identificar

    la

    causa del derecho con la sobrelegitirnacin

    del superpoder:

    delirio

    de

    legitimacin y diluvio

    de bombas

    que caen al mismo tiempo del otro lado sobre un pueblo ira -

    qu

    que

    se ha vuelto a s

    mismo

    invisible, incontable. La pro-

    clamacin

    del

    derecho

    y el superpoder puesto a su servicio

    tienden entonces a identificar, de

    una manera

    cada vez ms

    indisoluble, la nocin

    de

    justicia

    con

    la

    de

    equilibrio.

    En

    efecto, la dificultad de la justicia y la virtud

    que

    le es

    correlativa

    -la valenta-

    es

    que

    estn vinculados a algo invi-

    sible,

    una

    parte de no

    ser

    y

    de no

    visibilidad que

    obliga

    a

    elegir, a

    introducirse

    en

    una especie de

    noche. La cuestin

    de la justicia empieza all

    donde

    se deja de leer a libro abierto,

    de identificar el concepto con la existencia por medio de lneas

    en los mapas. La justicia tiene

    que ver

    con la contradiccin. El

    pueblo palestino existe y no existe. Pero tambin el pueblo en

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    28/146

    3

    I JACQUES RANCIRE

    general, el sujeto poltico pueblo, existe

    y no

    existe. Existe, en

    primer lugar,

    en su

    alejamiento

    de

    todo

    lo

    que

    sirve

    para

    iden

    tificarlo (fronteras, muchedumbres, gobiernos, etnias, terri

    torios, etc.).

    En

    segundo lugar, existe en su divisin

    interna

    yen

    las tomas

    de

    partido exigidas por tal divisin.

    El

    fantasma

    de Munich fue recordado hasta

    el

    cansancio duri1l1tc b Gue

    rra del Golfo' y se hizo alarde

    de

    una firmeza y una valenta

    retrospectiva bastante repugnante. Pero

    en

    general se

    ha

    olvi

    dado

    que

    esta renuncia ante la violacin

    de W1a

    frontera apa

    reca poco despus de otro debate: el de

    saber

    si las

    demo-

    cracias

    deban

    o no

    deban

    intervenir en

    un

    conflicto interno

    del pueblo espaol. La decisin sobre el derecho y

    sus

    fron

    teras

    depende de una

    decisin previa acerca

    de

    la justicia

    que

    ningn

    trazado de

    fronteras

    puede

    garantizar.

    El

    actual consenso nacional e internacional se

    nutre de

    la

    idea de que la

    parte

    de la invisibilida:d y de los conflictos que

    se le

    haban atribuido

    puede ser reabsorbida por

    una

    objeti

    vacin de los

    grupos y

    sus intereses, de los

    pueblos y

    sus com-

    As, en Une guerre requise anteriormente mencionado, se dice: Creer que

    todava se poda evitar esa guerra o exigir el 'retiro inmediato

    de

    las tropas

    francesas' y la paz ya', es hacerse ilusiones mUJquenses. [ ]

    Al

    recordar a

    Munich,

    no

    se trata de plantear lIDa identidad esencial, sino solamente lIDa

    analoga. Este nombre designa lID caso de ejemplo histrico,

    lIDa

    situacin en

    la que, ante

    la

    agresin de

    lIDa

    potencia expansionista,

    es

    necesario detener

    la expansin y quebrar al agresor. De modo contrario, la negativa a combatir

    termina demorando lIDa confrontacin inevitable, para verse obligado a ello

    ms adelante, en peores condiciones.

    Es

    a este espritu de Munich,

    donde

    el

    angelismo moral se

    debate con el realismo cnico, el

    que hay que

    resistir .

    Recordemos

    que durante

    la Conferencia de Munich, celebrada en septiem

    bre de 1938, Francia y Gran Bretaa cedieron los

    Sudetes

    a la Alemania de

    Hitler a cambio de la promesa de no invadir otros pases.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    29/146

    MOM NTOS POLlTlcos

    ponentes,

    de

    los equilibrios de la justicia esbozados en el mapa

    geopoltico mundial.

    El

    problema es

    que

    esta identificacin

    feliz entre justicia y equilibrio reproduce indefinidamente las

    condiciones de la injusticia. El malvado dictador contra el que

    se 1e\ ill1taron los ejrcitos par

    y

    el

    equiliblio

    de

    una

    regin dd lluU ldo

    era ayer el buen dictador laico y progresista necesario para el

    equilibrio

    de

    esta misma regin contra otros malvados dicta-

    dores, en particular contra los peligros

    de

    la propia revolucin

    islmica

    que

    se haba alentado

    para

    prevenir los riesgos de la

    extensin

    de

    la dictadura sovitica en Medio Oriente y frica.

    uando

    el buen dictador sovitico apoy l envo de los ejr-

    citos del derecho contra el

    malvado dictador

    iraqu y envi

    al mismo tiempo sus propias tropas a VIlna y

    Riga,5

    vimos cmo

    se cerraba un crculo: el

    de

    la sabia poltica realista. Vimos que

    el

    realismo tambin era una utopa

    y

    que

    esta

    utopa tam-

    bin tiene bastante sangre en las manos.

    Hoy

    vienen a decimos que el delirio del

    poder

    y la avalan-

    cha de bombas que acaban

    de

    desencadenarse fueron las con-

    diciones necesarias para restablecer el equilibrio alterado y que

    ahora se podrn solucionar los dolorosos problemas palesti-

    nos y libaneses que no se

    podan tratar

    mientras el

    malvado

    dictador iraqu ocupaba el centro

    de

    esa regin geopoltica. La

    paz

    se encuentra al final del retomo al equilibrio. Pero pode-

    rnos

    preguntamos

    qu se entiende

    por

    esta paz. En

    a

    paz per-

    petua Kant opona el tratado

    de

    una paz que slo sanciona el

    5 En enero de 1991, la URSS envi en vano tropas a las capitales de Lituania y

    Letona a

    fin

    de combatir

    y

    reprimir el movimiento independentista.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    30/146

    4 I JACQUES RANCIRE

    final de una guerra con la alianza para lapaz que efectivamente

    busca realizar en comn la idea de paz. Nos encontramos ante

    esta segunda lgica?

    Hay

    dos aspectos

    de

    esa vuelta al equi

    librio que llevan a plantear algunas preguntas.

    P r i n e j ~ o podemos pregntamos qu alianza para l1paz es

    posible de acuerdo con lo que se

    h

    l11illlifestldo del modo

    ms

    cnico posible durante

    el

    conflicto: la distancia incon

    mensurable que separa

    el

    valor

    de

    una

    vida

    del valor

    de

    otra vida, las

    vidas

    contables

    de

    las

    vidas

    incontables. Dis

    tancia inconmensurable elltre la vida de un civil iraqu y l de

    un

    militar estadounidense, pero tambin entre la vida de uno

    de esos soldados enviados

    de

    a cientos

    de

    miles al desierto y

    la vida de aquellos hombres de negocios y ejecutivos esta

    dounidenses a los

    que

    les estaba

    vedado exponer

    su

    vida al

    tomar

    un

    avin a Pars, Londresa Ginebra.

    Sobre todo, el elemento central de esta vuelta al equilibrio

    es el restablecimiento

    de

    una hegemOla global que desde hace

    aos estaba en crisis.

    n

    ese momento se mencionaron muchas

    veces los fantasmas rabes de humillacin. Pero ya antes hab

    amos visto esos fantasmas

    de

    humillacin y

    venganza

    por el

    lado de los estadounidenses y sus aliados. Lo que sucedi se

    inscribi

    en esta lgica de venganza que comenz

    durante

    la

    Guerra

    de

    Malvinas y pas por victorias ms o menos irriso

    rias como l intervencin estadowudense en Granada. La com

    pensacin

    por

    las humillaciones

    de

    las guerras

    de

    descoloni

    zacin en particular la de Vietnam- y los signos del declive

    econmico

    de

    algunas naciones occidentales se manifest con

    pompa, comprometiendo en esos pases a muchos intelectua

    les liberales y distinguidos. Y la idea del reequilibrio se traduce

    no pocas veces en la tesis brutal de que slo la hegemona mun-

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    MOMENTOS

    POLlTICOS

    5

    dial restaurada

    por

    el poder estadounidense puede pennitir

    el restablecimiento de la

    paz

    en Medio Oriente.

    La

    paz -dicen

    no pasar

    por

    conferencias entre pueblos. Pasar por

    el

    nuevo

    orden mundial que slo un poder hegemnico puede promo

    ver y

    hacer respetar. En suma,

    la

    oportunidad para la plZ

    se

    identiflc l con

    el

    restablecinuento de

    lU1a

    hegemOl,l 111.undiat

    la de la democracia

    ms

    poderosa.

    Pero, cmo

    no

    ver

    que

    el

    propio

    concepto

    de

    demo

    cracia se vuelve

    problemtico

    en estas ecuaciones? Se ha

    recordado antes la oposicin

    de

    la divisin democrtica a los

    fantasmas totalitarios del Uno. Pero es esta divisin, esta sepa

    racin de las instancias

    de

    legitimidad que designamos corno

    el corazn de la d e m o c r c i ~ es la que se pierde en los deli

    rios de legitimacin que identifican lo 'absoluto del derecho

    con el ejercicio

    del

    superpoder y que establecen vnculos

    de necesidad cada vez ms fuertes entre el derecho, el poder

    y el saber. Lo que nos vuelve desde la escena del orden mun

    dial gobernado

    por

    una hegemona restaurada es una lgica

    poltica que conocernos

    bien

    y

    que

    se desarrolla dentro de

    nuestras propias democracias: la del despotismo ilustrado.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    EL FINGI O OLOR

    Texto publicado en agosto de 1995 en

    el

    nmero 675 de La quinzaine

    littraire.

    En un famoso episodio

    de

    La china

    Jean-Pierre Laud imitaba

    la demostracin ejemplar

    de

    un

    estudiante chino apaleado

    por

    la polica sovitica.

    Con

    la cabeza cubierta

    con

    vendas, las

    quitaba

    lenta,

    ceremoniosamente,

    para preparar

    mejor

    el

    espectculo atroz

    de

    la carne herida, testimonio

    del crimen

    revisionista . Luego

    de

    quitar la ltima venda, se vea el ros

    tro intacto: similar al del actor, al tuyo, al mo.

    Cul es la moraleja

    de

    esta fbula? La eterna mentira

    de la

    propaganda,

    con

    su

    principio de

    cuanto

    ms

    grande

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    8 I J CQUES R NCl tRE

    mejor pasa ? a demostracin, en este caso, habra sido extraa.

    Evidentemente, el sentido de la

    pantomima

    no

    se refera a la

    mentira, sino al tipo de verdad

    que

    presupone. Al revelar la

    falsa

    verdad

    de un cuerpo herido la puesta

    en

    escena de

    Godard nos record

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    MOMENTOS

    POL TICOS

    I 9

    manera diferente: corno nosotros que no sufrimos con su dolor

    y entonces

    podemos

    reconocernos

    en su

    rostro sin huellas.

    La

    contraprueba es ms fcil.

    La

    encontrarnos cada vez que

    aparecen

    en

    alguna pantalla

    los rostros y los cuerpos masa-

    cr dos por b guerra ) el hambre, en Bosnia, Ruanda o SOJn,l

    ti ... Rostros mJltr t

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    4 I

    J CQUES R NCIRE

    un sentimiento que no resiste bien la difusin ampliada de anal-

    gsicos y tranquilizantes. Una sociedad

    empeada

    en negar el

    sufrimiento y la muerte, y para la cual hasta el tedio es intole-

    rable,

    no

    puede soportar mucho tiempo a quienes en los

    albores de

    1m nuevo milenio,

    se

    empe ml

    en sufrir a la

    antiS 1.ll.

    Sufrir es hoy el pcclLlo original ckl que n ) ~ creamus librildos.

    Y

    ante aquellos que exhiben las marcas del pecado, nos com-

    portarnos como esos libertinos arrepentidos

    de

    antao que ya

    no queran conocer a los testigos de sus aventuras de juventud.

    Entonces surge una espiral extraa respecto de la vctima.

    Aunque el demcrata de Sarajevo se esfuerce por hacernos

    saber que no es un simple cuerpo que sufre, que es como uste-

    des o como yo,

    un

    ser que habla,

    un

    habitante de las ciudades

    a quien le

    gustan

    el teatro y el artificio,

    nos negamos

    a orlo.

    Slo queremos conocer a la vctima

    que hay

    en l, al que sufre

    y nos hace sufrir con su sufrimiento.

    Pero

    hoy

    quien sufre

    en

    general es el otro: el habitante de

    las regiones oscuras donde la religin an carga con la pobreza,

    el harnbre y los enjambres de nios,

    donde

    la higiene, los inver-

    sores

    y

    el disfrute tardan en llegar.

    El

    bosnio que sufre se con-

    vierte entonces

    en musulmn nombre

    genrico actual para

    los habitantes del mundo oscuro. A veces, pedimos que nues-

    tros ejrcitos vayan a aliviarlo. Pero es un poco a la manera

    de

    esos poetas de buena cuna del que nos hablaba un poeta obrero

    del siglo pasado: bajamos a casa de los pobres

    en

    zuecos

    por

    miedo a que suban a la nuestra con escarpines. Preferiramos

    que el cordn

    de seguridad

    entre nosotros y las regiones

    de

    los rezagados del sufrimiento estuviera bien claro.

    El problema, como sabemos, es que los representantes

    de

    lo mltiple proliferante tambin estn en nuestra casa: unos

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    MOMENTOS poLlTlCOS 4

    exhiben su sufrimiento; los otros remedan como rezagados,

    ms

    all

    de

    la justa

    medida nuestra

    voluntad

    de

    vivir sin

    malestar n sufrimiento. As se explican las consecuencias elec

    torales

    que

    ya conocemos y donde nos gustara ver la sim-

    pIe mLlnifestacin dL' otro retraso. RLpidamcnte se C0nstruye

    b figurLl h(lllquili7.,ldonl de un

    otro

    dl'[ otro: Llrcaico, tambin

    l, hombre de los suburbios superpoblados y de profesiones

    en decadencia.

    Tal

    vez sera mejor

    ver en

    ese arcasmo el

    secreto de determinada modemidad: la de la riqueza que ya

    no quiere ninguna poltica y del disfrute

    que

    ya no soporta la

    distancia y la simulacin del teatro. Sin embargo, ambas haban

    sido inventadas al misn;lO tiempo para lo mismo: como una

    manera de aprender a lidiar

    conel

    sufrimiento del otro. Pues

    el

    sufrimiento

    tod v

    hace sufrir, tanto como las simulaciones

    y la poltica no le permiten que vuelva a ser actuado.

    6 En las elecciones presidenciales

    de

    abril de 1995, el Frente Nacional consolida

    su base electoral

    y

    obtiene un porcentaje rcord de votos emitidos (15 ). Slo

    una vez podr superar esta cifra, en abril de 2002, cuando obtenga el 17%

    de los sufragios, frente a119%

    de

    Jacques Chirac, a

    quien

    se enfrentar en

    segunda vuelta.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    L IVISiN DEL RJ

    Este texto, publicado en el invierno de 1995-1996

    en el

    volumen Identi-

    dades,

    preguntas

    que

    surgen

    de

    la

    revista

    intemacional

    Transeuropennes

    (n o 6(7), est dedicado a una de las cuatro preguntas

    del

    nmero: Cules

    son

    los horizontes de

    la

    superacin de

    la

    crisis de identidad? .

    En poltica, todo se juega en la propia descripcin de lo que se

    designa como situacin , problema o crisis . Por tanto,

    lo

    primero

    que hay que

    analizar es el modo en que se describe la

    crisis de

    identidad

    en la actualidad. La descripcin comn

    compara

    dos

    instancias, el Estado y la comunidad, segn el

    juego

    de

    dos opuestos: universal/particular y moderno / arcaico

    El universalismo del Estado

    moderno

    estara siendo discutido

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    IJ CaUES R NCIIORE

    por

    el

    retomo a la ley arcaica de la comunidad, basada en la

    transmisin de lo propio (los caracteres del grupo, la sangre y

    la raza, la ley de los ancestros y en ltima instancia, la relacin

    con el fundador, ya sea humano o divino).

    A partir de esta descripcin mnimo, pueden distinguirse

    dos

    tipos

    de

    discurso.

    Por un

    lado,

    el discurso

    uni\'crs

    lista sostiene que slo mediante la ley y la in-diferencia de

    sus sujetos existe

    una comunidad

    poltica.

    Nos ordena

    que

    no cedamos a lo universal y a tribuye las desgracias

    de

    la

    poca a la persistencia o al

    retomo

    de la ley

    de

    las comuni

    dades. Por el otro, lo que yo llamo el discurso

    del

    sujeto

    nos dice que la crisis es consecuencia de la violencia del Estado

    moderno

    respecto de la

    institucin

    humana de la subjeti

    vidad. As, el discurso ilustrado sobre el

    fundamentalismo

    nos lo presenta como el efecto de la violencia ejercida por la

    lgica del Estado

    moderno

    -colonial y

    poscolonial-

    contra

    el orden de la filiacin,

    que

    instituye sujetos. Este orden

    de

    la filiacin

    no

    es la

    simple

    ley de

    los

    particularismos.

    l

    mismo aspira a

    una universalidad superior

    a la

    del

    Estado.

    En efecto, primero

    hay que

    vivir, transmitir la

    vida

    y habi

    tar para

    poder

    cohabitar.

    De este modo, dos propuestas se enfrentan, trmino

    por

    trmino. Uno sostiene que la condicin de la comunidad pol-

    tic

    es que el Estado

    no se ocup de

    los sujetos. El otro responde

    que hay confusin en la comunidad poltica

    porque

    el Estado

    no

    se ocupa

    de

    los sujetos. A esta disposicin

    del

    juego,

    yo

    opondra

    una

    tercera tesis que podra formularse del siguiente

    modo: la poltica es

    una

    manera

    de

    ocuparse

    de

    sujetos,

    en

    ruptura tanto con la ley del Estado como con la

    de

    la filiacin.

    De ello se deducira la siguiente conclusin: la crisis

    de

    iden-

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    41/146

    MOMENTOS

    POLITICOS 5

    tidad no es

    un

    problema o una crisis de la poltica.

    Es

    W signo

    de

    la defeccin de

    la

    poltica. En efecto, la poltica es

    W1a

    forma

    especfica

    de

    subjetivacin que se separa tanto de la ley de

    la

    transmisin comunitaria como

    de

    la ley estatal. La crisis de

    identidad designa entonces, precisamente, la

    sitLlilcin

    donde

    slo existe el

    Gr l

    a c(lra entre

    la

    ley del uni\'crs(lJismo del

    Estado y la ley de

    la

    universalidad de la filiacin. Hay pol

    tica cuando existe un tercer modo de lo universal,

    lo

    univer

    sal

    polmicamente

    singularizado

    por

    actores especficos

    que no son sujetos

    de

    la filiacin n

    de

    las partes del Estado.

    La superacin de la crisis de identidad es la poltica reco

    brada como tal.

    Qu es la poltica como tal? La poltica como tal es la divi

    sin del arj. Sabemos que

    arj

    en los diccionarios griegos,

    tiene dos significados: comienzo y comando. Argumentar,

    por mi parte, que el arj como concepto es la identidad de estos

    dos sentidos, la

    identidad

    de principio del comienzo y del

    comando. La forma simple, arcaica , del arj es el nacimiento

    que comanda

    la

    naturalidad de

    la relacin

    de

    autoridad

    y

    sumisin. Esta definicin mrma alcanza para determinar en

    qu consiste

    el nacimiento de la poltica. La poltica es lo

    que interrumpe la naturalidad

    de

    la dominacin, operando

    una

    doble separacin: separacin del nacimiento consigo

    mismo y del comando consigo mismo. Esta doble

    ruptura

    se

    resume

    en un

    solo nombre: democracia. Antes

    de

    ser

    un

    rgimen poltico , la democracia es el rgimen

    de

    la poltica.

    La demo-cracia es, precisamente, la divisin del nacimiento

    consigo mismo y del comando consigo mismo. La propia pala

    bra

    emos significa al mismo tiempo una singularizacin del

    lugar natal y el nombre

    de un

    sujeto singular.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    42/146

    6 I J CaUES R NCI tRE

    El demos en

    Atenas, es ante todo una entidad territorial: el

    demo, el territorio del nacimiento

    y

    la habitacin. La institu-

    cin democrtica, en particular con la reforma de Clstenes,

    transforma ese lugar contingente

    en

    lugar

    donde

    la contin-

    gencia

    e

    la habitilcin

    destituye

    al

    poder

    del nilcimiento. Lo

    filcticid,d del luglr ~ opO w

    l nhmces

    Z l l l1lturJlidld de la

    dominacin,

    que

    tena

    su

    origen

    en

    la fundacin del lugar,

    en la figura del antepasado

    y

    del dios.

    El demos

    es

    el

    lugar corno

    infundado: el lugar del nacirruento contingente, pero tambin

    el lugar recompuesto contra el orden del nacimiento. Al poner

    en una misma tribu tres

    demos

    territorialrnente separados, Cls-

    tenes operaba dos revoluciones en una: rompa el

    poder

    terri-

    torial concreto de las familias numerosas e institua el lugar

    ciudadano como lugar abstracto, recortado del orden del naci-

    miento. Esto se refleja a su manera, en el final de Edipo en Colono.

    La condicin de la prosperidad de la ciudad ateniense es

    que

    nadie quiere saber dnde est enterrado Edipo, el hroe por

    excelencia de la filiacin

    y

    sus trastornos.

    As, el demos es la divisin del nacimiento. Pero, en el mismo

    movimiento, es la divisin del comando. No slo es esta iden-

    tidad paradjica, entre la capacidad de comandar

    y

    la de ser

    comandado, lo que est en el centro de la reflexin de Arist-

    teles. Es la propia institucin de la

    comunidad

    corno desigual

    a s misma, como diferente en todo de la

    poblacin

    o de la

    suma

    de sus partes.

    Demos

    significa dos cosas: a la vez

    la

    comu-

    nidad en

    su

    conjunto y una parte o

    ms

    bien una particin de

    la comunidad. El

    demos

    es

    el

    partido

    de

    los "pobres",

    no

    tanto

    los desposedos corno la gente de

    nada,

    los que no pertene-

    cen al orden del

    arj

    como comienzo o comando, los que no

    participan en el poder del nombre. Es el nombre de aquellos

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    43/146

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    44/146

    8

    I J CQUES R NCltRE

    cin, la desigualdad, es decir, la diferencia,

    que

    se ha supri-

    mido en la lgica

    de

    la universalidad estatal, y la igualdad, esto

    es, la indiferencia,

    que

    es negada

    en

    la lgica del feudalismo

    industrial. Esto no slo es, segn el esquema reductor de Marx,

    la oposicin

    entre

    la

    mentira

    universalista del

    Estado

    y la

    realidad

    parti(ubr

    dl'l feudllismo industrill, sino una doble

    divisin: la diferencia propia tanto de lo particular corno de lo

    universal. Aquel sujeto

    pudo

    operar

    esta doble separacin

    en l medida en que se separ a s mismo de la naturalidad del

    trabajo y de la identidad de un grupo social marcado

    por

    la ley

    de

    su

    corporeidad.

    Expresemos el principio en su generalidad: un sujeto pol-

    tico en general es

    un

    operador de divisin del arj puesto que

    es

    un

    operador

    de

    desidentificacin. Su nombre

    no

    es la

    m n -

    festacin de

    su

    identidad, es

    un nombre

    singular de la ope-

    racin que vuelve a dividir al arj mediante un nuevo modo

    de recuento de los no contados o de inclusin al excluido. Un

    sujeto poltico es un modo de subjetivacin

    que

    mantiene una

    brecha entre dos identidades: entre un sujeto de

    un

    disposi-

    tivo de enunciacin (el nosotros de la declaracin poltica)

    y el nombre de

    un

    universal singularizado. Este sujeto se ha

    dado en llamar

    pueblo ,

    ciudadano , patriota , prole-

    tario , mujer , etc. O ha sido

    un

    sujeto ms singularizado,

    imposible de separar de su enunciado ( condenados de la tie-

    rra o judos alemanes ). Todos estos ternas tienen

    en

    comn

    el hecho

    de

    trabajar

    en

    la divisin del arj en la relacin del

    universal estatal con el orden del nacimiento (recordemos que

    proletario es una palabra que se refiere

    al

    nacimiento: el pro-

    letario originalmente era aquel

    que

    slo reproduca la vida sin

    llegar a transmitir con ella el poder de ningn

    comienzo).

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    45/146

    MOMENTOS POL TICOS I 9

    A partir

    de

    all, podemos volver a nuestro

    punto de

    par-

    tida. La crisis

    de

    identidad es la eliminacin

    de

    los sujetos

    de la poltica, de aquellos que miden el orden del Estado

    con el

    orden

    del nacimiento y construyen, al enfrentar estos

    rdenes, casos singtllares de universalidad. Por lo tanto, debe-

    mos pensar en toda su generalidad el momento arcaico en

    que nos encontramos. En efecto, tendemos a ubicarlo

    de un

    solo lado,

    en

    el regreso

    de

    las etnias y

    de

    las xenofobias,

    de

    los

    fanatismos y los fundamentalismos. AS tendemos a insta-

    larnos

    en una divisin

    del mundo

    donde de un

    lado

    se

    encuentra el

    mundo de

    la racionalidad consensual

    y

    del otro,

    el mundo de los arcasmos prolongados o renovados la

    guerra

    de

    las etnias y las religiones. Pero es importante ver

    exactamente la complementariedad

    de

    ambos mundos,

    de

    los

    dos modos del arcasmo . En efecto, qu es el consenso? No

    es simplemente el acuerdo razonable entre las partes, el di-

    logo de los intereses

    de

    acuerdo con el Estado de derecho, etc.

    El

    consenso

    es ante

    todo

    la ficcin de la comunidad

    sin

    poltica, es decir, sin divisin del arj Es la identificacin del

    pueblo poltico con la suma de la poblacin,

    que

    a su vez se

    compone

    de

    grupos, subgrupos e individuos que se

    pueden

    contar con exactitud. En oposicin a cualquier cuenta

    de

    los

    no

    contados, la

    comunidad

    del consenso se da como idntica

    a la

    suma

    de sus partes y

    cada

    una de stas es objetivable

    como instancia que se

    puede

    asimilar a

    un

    grupo

    efectivo, con

    sus intereses, derechos y opiniones. En ltima instancia, la

    comunidad

    consensual es una sumatoria de individuos

    que

    intemalizan la ley de la comunidad, es decir, la identidad entre

    la ley de produccin de riquezas y la ley de produccin de

    individualidades. El

    individuo

    sujeto de

    derecho

    idntico

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    46/146

    5 I J CQUES RANCltRE

    al sujeto

    productor

    y consumidor

    de

    riqueza es entonces el

    microcosmos

    para

    el

    cual la

    comunidad

    estatal es el macro-

    cosmos. En resumen, la ley consensual tambin es lUla ley

    de

    identidad, es la ley del Estado que slo quiere conocer grupos

    individuos reales, identidades prcsl'ntificabll's en la cuenta

    de 1 1 comunidad, de sus

    dl>rt'chos,

    riquezas)'

    opiniones .

    El

    consenso, en ltima instancia, es

    el

    comando estatal

    que

    se

    asimila a la fuerza

    de

    individuacin,

    que

    se asimila a la vida

    corno identidad inmediata de lo biolgico y lo jurdico: la vida

    corno el derecho a su propio placer, la vida que

    no

    deja

    de

    darse nacimiento

    segn

    el derecho

    de

    su

    propio

    placer As,

    a travs

    de

    la asistencia

    de

    alglUlos comits de especialistas

    en biotica, el arj estatal trag a su opuesto, el principio

    de

    nacimiento. Pero

    no

    es el primero

    en

    hacerlo. Esta

    identidad

    entre el derecho y el disfrute ya tiene nombre. Se llama, para

    decirlo con propiedad, capitalismo . Lo que, histricamente,

    se ha propuesto como conciliacin

    de

    las dos figuras

    de

    arj

    es la riqueza. La

    Antigedad

    lo saba bien: la poltica es, en

    esencia, y

    no

    por casualidad, la oposicin entre el partido

    de

    los ricos y el

    partido de

    los pobres. Pero estos dos

    partidos

    no

    se identifican con grupos sociales

    de

    intereses opuestos.

    Son, de lUl modo ms fundamental, dos formas diferentes

    de

    tratar la divisin

    del arj

    el modo polmico de la subjetiva-

    cin democrtica y el modo oligrquico: la absorcin de las

    diferencias

    en

    el reino de la riqueza que las iguala, a

    su

    manera,

    en la cuenta monetaria.

    Probablemente, la oposicin del socialismo

    y

    el capitalismo

    ha oscurecido la lucha ms fundamental que define la poltica

    o su ausencia: la lucha entre la democracia y el capitalismo, o,

    si se prefiere, el principio

    de

    la riqueza. En la divisin actual

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    47/146

    MOMENTOS POLITICOS I 5

    del mlll1do, podemos ver el efecto de esta percepcin. Lo que

    manifiesta

    no

    es

    la

    oposicin entre

    los

    pases

    de

    la politicidad

    y los de la

    etnicidad

    o

    la

    religin. Es

    la doble

    figura de la ley

    de

    identidad.

    Por lll11ado,

    est

    el mundo

    donde se enfren-

    tan

    los

    dos

    poderes del

    I Ij;: la

    ley

    estatal

    y

    la

    ley de

    la

    comu-

    nidad.

    Por el otro, l'St

    l l mundo donde

    ambos pock'res

    ) n

    absorbidos,

    igualados

    en el principio uniformizador de

    la

    riqueza. Hay,

    entonces,

    segn

    creo,

    una

    doble

    ilusin.

    La

    pri-

    mera es

    la

    idea del triunfo del Estado ilustrado sobre su

    ene-

    migo. La segunda

    es la

    del

    compromiso del Estado con

    el otro

    principio, ya sea

    religin,

    derecho del padre

    o

    de

    la

    comuni-

    dad. En esta segunda visin, el Estado ilustrado

    tendra

    en

    cuenta

    el retraso, es decir,

    en

    definitiva,

    el orden del

    nacimiento

    y

    de

    la filiacin. A veces, el

    compromiso

    se supera al

    regresar

    a lll1

    origen

    comn de

    dos

    rdenes:

    uno quiere

    reinscribir el

    derecho

    del Estado

    y los Derechos

    Humanos en

    el

    orden

    ante-

    rior de la ley, de la deuda y del Otro.

    Me

    parece

    que todas

    estas

    soluciones

    se

    mantienen

    en

    el

    juego de ambos. Para que haya

    lll retroceso del identitarismo, debe haber

    un avance de la

    poltica. Y

    la

    poltica implica

    confrontacin por parte

    de acto-

    res especficos de los poderes y

    del

    rj y

    su doble

    divisin: el

    acto,

    pues,

    de lll1 sujeto

    intermedio.

    Para

    hacer

    que retroceda

    el lll10

    del

    identitarismo,

    no

    alcanza

    con

    hacer valer

    el

    dos

    o

    el

    mltiplo

    de la

    diferencia. Si

    la

    poltica

    puede hacer

    algo

    con

    los

    propios

    problemas

    del

    nacimiento

    y

    la

    filiacin,

    es

    en

    la

    medida en que tambin

    ella se

    juega

    de a tres.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    SOCIEDAD EL ESPECTCULO

    SOCIEDAD EL

    CARTEL

    Texto

    publicado el 29 de septiembre 1996 en

    el

    diario brasileo La Folha

    de Sao Paulo.

    En junio

    de

    1848 la crnica parisina del llustrated London News

    ofrea

    a sus lectores ingleses, en lugar de las frivolidades habi

    males de la temporada, informes e imgenes

    de

    las luchas calle

    jeras que oponan a los trabajadores insurrectos con el Gobierno.

    Una de

    esas imgenes nos muestra una alta barricada sobre la

    cual se

    pavonea un

    grupo

    de

    insurgentes. n la pacte inferior

    de

    la barricada,

    un

    pequeo cartel dice Completo .

    Vio el autor del grabado con sus propios ojos esa

    pan-

    carta

    que

    indiCaba a los candidatos a insurgencia que--la

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    50/146

    5 JACQUES RANCIERE

    barricada ya estaba llena y que deban buscar lugar en otra

    parte?

    Quiso

    divertir

    a

    su

    pblico

    con esos

    trabajadores

    parisinos que iban a la barricada como se va a un espectculo?

    O bien vio la insurreccin a

    travs

    de estas imgenes de

    bohemia p i n t o r e ~ l que popularizab

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    51/146

    MOMENTOS POLITI OS I

    Los sagaces editorialistas prevean que las cosas acabaran

    mal. Pero les costaba

    entender

    el fondo

    de

    las cosas: al robar

    las palabras y los sentimientos de los dems, los trabajadores

    no

    se

    hundan en

    el simple olvido

    de

    su condicin. Inventa-

    ban

    su

    propia poltica.

    a

    poltica, en el sentido ms fuerte del

    trmino, es la capacidad

    de

    cu,dquiera para ocuparse de los

    asuntos comunes. La poltica comienza con la capacidad

    de

    cambiar

    su

    lenguaje

    comn

    y

    sus pequeos dolores para apro-

    piarse del lenguaje y el dolor de los dems. Comienza con la

    ficcin. La ficcin

    no

    es lo contrario de la realidad, el vuelo

    de

    la imaginacin que se inventa

    un

    mundo de ensueo. a fic-

    cin es una forma de esculpir en la realidad, de agregarle nom-

    bres y personajes, escenas e historias que la multiplican y la

    privan de

    su evidencia unvoca.

    Es as

    como que

    la colec-

    cin de

    individuos trabajadores se convierte en el pueblo o

    los proletarios y como que el entrelazamiento de las calles se

    convierte

    en

    la

    ciudad

    o

    en

    el espacio pblico.

    Lo

    que

    los editorialista s preocupados o el ilustrador ir-

    nico presentaban confusamente ya antes haba sido claramente

    formulado

    por un

    filsofo. Si Platn denunci tan fuertemente

    la tragedia, no fue simplemente

    porque

    los poetas fueran per-

    sonas

    intiles o sus historias

    fueran

    inmorales. Fue

    porque

    percibi una

    solidaridad

    esencial entre la ficcin teatral y la

    poltica democrtica.

    No

    puede

    haber dice

    seres dobles

    en

    la ciudad,

    donde

    cada

    uno debe

    ocuparse exclusivamente

    de

    sus propios asuntos: pensar, gobernar, combatir, trabajar el

    hierro o el cuero. Yno slo los actores de teatro son seres dobles.

    El trabajador que deja de trabajar con su

    herramienta para

    convertirse

    en

    el actor de

    W

    personaje como el pueblo tam-

    bin es

    un

    ser

    doble. El propio pueblo es una apariencia de

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    6 JACQUES

    RANCltRE

    teatro, un ser hecho

    de palabras,

    que adems viene a impo-

    ner

    su

    escena

    de

    apariencia

    y

    de

    malestar en

    lugar

    de la

    correcta

    distribucin de

    las funciones sociales.

    Siempre pienso en esta barricada teatral cuando quiero des

    O ibir

    I1ucsho mundo como

    el de

    la sociedad

    del espectculo

    o Lit

    poltica-e::;pectaculo . EstilS nociones, imcnt das para

    denunciar la alienacin

    de

    la

    sociedad gobernada

    por la

    mer-

    canca, finalmente

    no expresan ms que

    la

    sabidura barata

    de

    las mentes desengaadas que

    proclaman

    que el

    buen

    pueblo

    tiene todo lo

    que

    desea: gndolas en los

    supermercados,

    osten

    tacin de los gobernantes,

    sus

    esposas

    y

    sus porristas,

    consumo

    diario de

    sitcoms

    o telenovelas.

    7

    Pero, muy probablemente, la

    propia

    ambigedad de

    la nocin

    de

    espectculo

    tenga

    algo que

    ver con esta inversin.

    Cuando,

    hace treinta aos,

    Cuy

    Debord

    escribi

    a

    sociedad

    del

    espectculo 8 se inscriba en la

    tradicin

    del anlisis marxista

    del

    fetichismo de la mercanca. Vea cmo

    este fetichismo

    culminaba

    en el

    espectculo , prdida

    total

    del ser en el tener y del tener en el simple parecer. Pero, como

    opona la pasividad del espectculo y la ilusin

    del

    parecer a

    la realidad sustancial del ser y el

    actuar,

    esta denuncia an

    segua

    siendo prisionera de

    la visin platonicista.

    Es cierto que el reinado

    mundial

    de la

    mercanca

    es el de

    la confusin total

    de

    lo real

    y

    la apariencia. Pero tal

    vez

    habra

    que

    interpretarlo a la inversa: no es

    lo

    real

    lo

    que se disuelve

    en

    la apariencia,

    sino que,

    por

    el

    contrario,

    lo

    que

    se

    rechaza

    es la apariencia.

    La

    apariencia, es decir, esa realidad construida,

    7 En

    espaol

    en

    el original [N.

    de

    la T.].

    8

    Buenos Aires,

    La

    Marca, 1995.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

    53/146

    MOMENTOS POLITl OS I 7

    esa

    realidad complementaria

    que hace que la

    realidad

    est

    perdiendo

    el carcter del

    orden

    necesario

    de

    las cosas,

    que se vuelva problemtica, abierta a la discusin, a la elec-

    cin,

    al

    conflicto. No vivimos en una sociedad del espectculo

    donde la realidad se perdera, sino ms bien en una sociedad

    del cartel donde la apariencia termina siendo despedida.

    El

    cartel

    no

    es el espectculo. Muy

    por

    el contrario, es lo

    que lo vuelve intil, lo que cuenta

    por

    adelantado el conte-

    nido

    y elimina al mismo tiempo su singularidad. Nuestros

    gobernantes acuden a los publicistas para elaborar su imagen

    de marca, pero renunciaron a lo que era la esencia espectacu-

    lar de la poltica: la retrica pblica. Los carteles de las pel-

    culas nos

    dicen

    de antemano el efecto que producirn,

    mediante las dosis especficas de estmulos apropiados en los

    pblicos a los que se apunta con exactitud. Las ficciones

    televisivas son antificciones que nos

    presentan

    a personajes

    corno nosotros, que se desarrollan en

    decorados parecidos a

    aquellos desde los que nosotros los mirarnos, y que exponen

    problemas similares a los nuestros, similares a los que expo-

    nen, en otro horario, los testigos

    de

    la realidad . El cartel

    publicitario ya

    no

    nos cuenta ninguna fantasa, sino la simple

    seguridad

    de

    que todo est disponible con la condicin de que

    se le ponga precio, que, por lo dems, los comerciantes nos lo

    vuelven

    cada vez ms suave . En otros tiempos, el turista

    que

    viajaba hacia las cataratas del

    Iguaz

    era recibido

    por

    enormes retratos

    de

    la Mona Lisa Mona Lisa lo espera a diez

    minutos de aqu , deca el cartel. Sin embargo, la enigm-

    tica sonrisa

    de

    Mona Lisa

    no

    anunciaba otro misterio fasci-

    nante que las bien provistas gndolas de un supermercado

    paraguayo

    donde

    los productos eran

    ms

    baratos.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    SIETE REGL S P R CONTRIBUIR CON L DIFUSiN

    DE

    L S

    IDE S

    R CIST S

    EN

    FR NCI

    En el

    invierno

    de 1997 se

    discute

    el

    proyecto

    de

    ley

    sobre

    la

    entrada

    y

    per-

    manencia

    de

    extranjeros y

    el

    derecho de asilo presentado

    por

    el Minis-

    tro del Interior, Jean Louis Debr,antes

    de

    su

    adopcin

    en abril.

    El

    pro-

    yecto

    es

    un conjunto

    de

    disposiciones relativas a los certificadosde

    alojamiento, la presentacin del pasaporte en una interpelacin, los pro-

    cedimientos

    de

    expulsin, el control de

    los

    ttulos de trabajo en

    los luga-

    res

    de

    actividad,

    etc.

    En

    particular, duplica

    el

    perodo

    de

    detencin

    de

    extranjeros indocumentados y

    obliga

    a

    los

    propietarios a declarar

    la

    llegada

    o

    la

    partida

    de

    un extranjero 59 cineastas llamaron a desobedecer

    este

    artculo . Esta ley dar lugar a un importante movimiento de

    protesta

    que durar varios meses. El presente texto se public el 2 de marzo

    de

    997 en Le Monde.

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    6 I

    J CQUES

    R NCltRE

    La difusin

    de

    las ideas racistas

    en

    Francia parece ser

    hoy

    lll1a prioridad nacional. Los racistas le dedican

    toda

    su

    ener-

    ga, pero eso es lo

    de

    menos. El esfuerzo

    de

    los propagandis-

    tas de lll1a idea tiene

    sus

    lmites, en una poca en que lll10 des-

    confa de las ide

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    MOMENTOS POLlTI OS I 61

    el marco permanente de lo que vemos y omos. Una ideologa

    no son slo tesis, sino tambin evidencias sensibles.

    No

    es nece-

    sario que aprobemos las ideas de los racistas. Alcanza con que

    veamos de modo constante lo que quieren

    que

    veamos,

    que

    hablemos sin, cesar de 1

    que

    nos hablan, alcanza con que, al

    rechaz

  • 8/11/2019 RANCIRE, J. Momentos Politicos

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    6 I J CQUES R NCIERE

    Pero todo eso no constituye

    un

    problema de inmigrantes ,

    por

    la sencilla razn de que inmigrante es

    un

    concepto vago

    que abarca categoras heterogneas porque, por ejemplo

    ,muchos de ellos son franceses, nacidos en Francia de

    padres

    franceses. Pedir que el problema de los inmigrantes se solu-

    cione con medictlS jurdicas

    y poltic1s

    es

    pedir

    algo perfec-

    tamente

    imposible. Pero, al hacerlo, en

    primer