BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

26
Número BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS 2018 35

Transcript of BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

Page 1: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

Número

BASILIO ROJAS BUSTAMANTEGUILLERMO ROJAS MIJANGOS

201835

Page 2: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

Mtro. Alejandro Murat HinojosaGobernador Constitucional del Estado de Oaxaca

Mtro. Ignacio Antonio Toscano JarquínEncargado de la Secretaria de las Culturas y Artes de Oaxaca

Lic. Guillermo García ManzanoDirector General de la Casa de la Cultura Oaxaqueña

Lic. María Concepción Villalobos LópezJefa del Departamento de Promoción y Difusión

Lic. Rodrigo Bazán AcevedoJefe del Departamento de Fomento Artístico

L.A.T. María R. Cruz Gallegos Jefa del Departamento Administrativo

C.P. Rogelio Aguilar AguilarInvestigación y Recopilación

Page 3: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

2

Unos personajes indelebles

Podemos definir a la familia como componentes de una comunidad doméstica que habitan un hogar, lo que implica que comparten

el mismo espacio físico. Pero la familia es más que eso, es también una unidad económica (porque tiene ingresos, gastos y consumo), es el lugar de la reproducción de la especie y de la fuerza de trabajo así como de los valores sociales y de las pautas y prácticas culturales y simbólicas. Y es el sitio donde se aprenden las reglas de la socialización, de los sentimientos y de las relaciones. En resumen, la familia cumple cuatro funciones esenciales que la sociedad requiere para sobrevivir: la sexual, la económica, la reproductiva y la educativa.

Guillermo y Basilio Rojas Mijangos

Page 4: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

3

Otra función que cumple la familia, tal vez menos importante, es la organización responsable de la existencia cotidiana de sus integrantes, produciendo, reuniendo y distribuyendo los recursos que hagan posible la satisfacción de las necesidades básicas, por lo que funciona como un amortiguador de lo que sucede entre la sociedad y el individuo. La anterior reflexión surge al relatar las peripecias de la familia Rojas, oriunda de la población de Miahuatlán, población enclavada en el sur del Estado, a medio camino de la capital y la costa del Pacífico.

Basilio Rojas Bustamante y su hermano Nicolás María, fueron amigos de Benito Juárez desde su primera juventud, cuando Benito servía al señor Salanueva y más tarde, amigos y compañeros de Porfirio Díaz en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca (ICAEO). Ambos hermanos Rojas, apoyaron de manera diversa a esos dos oaxaqueños señeros. Basilio, destacado formador de muchas generaciones miahuatecas y fundador de más de cincuenta escuelas en su zona de influencia. Nicolás María fue Diputado al Congreso Constituyente en 1856 por Miahuatlán y luego Prefecto de esta población, donde le correspondió jurar la Constitución Federal de la República en marzo de 1857. Ambos fueron amigos y compañeros del grupo liberal llamado “Generación del 57”, integrada por Juárez, Díaz, Marcos Pérez, José María Díaz Ordaz, Manuel Ruiz, José Justo Benítez, Ignacio Mejía, Ignacio Mariscal, Matías Romero, Félix Romero, y José María del Castillo Velasco.

Por diversas circunstancias la grana cochinilla que había sido importante fuente de ingresos para las familias oaxaqueñas, bajó en su demanda mundial, por lo que el oaxaqueño Matías Romero, ocupando la Secretaría de Hacienda del gobierno federal, recomendó a sus paisanos dedicarse más a la ganadería y agricultura, entre cuyos cultivos, el café podría llegar a tener tanto valor como el agotado de la cochinilla. La familia Rojas llevó a la práctica este consejo, y la siguiente generación encabezada por Vidal Rojas, buscó tierras propicias por su altura y clima para cultivar el aromático y las encontraron en las montañas de lo que ahora conocemos como Sierra Sur de Oaxaca.

Los años caminaron en la ruta infinita del tiempo, y cuando las matas de café rindieron sus coloridos frutos, la siguiente generación de la familia Rojas tuvo que solventar las dificultades que enfrentaba la comercialización del producto. La familia, encabezada por Guillermo Rojas y apoyados por otros productores, grandes y pequeños y

Page 5: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

4

pobladores de la zona, abrieron brechas y caminos, habilitaron un puerto y volaron avionetas que aterrizaban en improvisadas pistas de tierra pero que, además de acarrear el café a sus puntos de venta, también sirvieron para transportar personas, mercancías y correspondencia de poblaciones de la Costa a la capital del Estado.

Las dificultades que trajeron los movimientos políticos en cuanto la composición del poder, la tenencia de la tierra y la formación de unidades locales de producción, vinieron a romper los primeros esquemas del cultivo y comercialización cafetalera y llevaron los cotos de poder y de riqueza a otras manos que aun los conservan.

Pero quedan escritas para la historia o para un breve relato como éste, los trabajos heroicos de aquellos productores cafetaleros, que supieron arrancar a nuestras montañas sureñas el aromático grano, base de una bebida que todo mundo demanda y que continuará motivando con su esencia la imaginación creadora de múltiples artistas, la amigable charla vespertina en miles de establecimientos que lo expenden, el desvelo del estudiante apresurado en terminar sus preparativos para aprobar su evaluación o la satisfacción innegable que en casi todos produce, cuando nuestras papilas olfativas y gustativas se saturan con el inigualable aroma del café.

RA 18.

Guillermo Rojas Mijangos

Page 6: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

5

Carta de vidaLa población de Miahuatlán situada al sur de los valles centrales

de Oaxaca, estaba limitada, a principios del siglo antepasado, al oriente por el arroyo “Lachidoo”, al poniente por el río Miahuatlán, el “Arroyo del Panteón” al norte y el “Arroyo de los Arcos” al sur. En realidad, estos “arroyos” son cauces de torrentes que llevan agua solamente en épocas de lluvias. En el tiempo en que comienza este relato, la hoy ciudad era un agrupamiento de casas formando man-zanas divididas por calles que no estaban alineadas en toda su lon-gitud, pues los vecinos fundadores fueron ocupando los sitios que más les gustaron alrededor del primer templo y sus descendientes se extendieron hacia la periferia sin un orden urbanístico definido.

Las calles principales fueron las que primitivamente ocuparon los caminos reales y a su vera se alzaron las casas de los vecinos, mien-tras que los comerciantes edificaron alrededor del templo y allí abrieron sus comercios. Después se fueron ocupando los terrenos entre camino y camino y cuando la población hubo crecido bas-tante y nombraron autoridades municipales, se hizo un trazo ru-dimentario de la población dividiéndola en solares, lo que le dio la presencia actual.

En el siglo pasado y antepasado, las calles de la población eran de poca anchura y sin seguir una línea uniforme, pues tomaban capri-chosos giros impuestos por los constructores de las casas que ocu-paban, cercadas por árboles de sombra en toda su anchura como las que conducen a “Los Arcos”. Muchas calles estaban empedradas y contaban con banquetas para el tránsito de los peatones. A partir de 1990 se pavimentaron las calles más cercanas al “Centro”, pues en las orillas hay calles que requieren obra de albañilería para evitar la erosión y otras con tanta pendiente, que sólo pueden ser transita-das por personas, pues no puede hacerlo vehículo alguno.

Las casas del vecindario estaban construidas conforme al gusto de sus habitantes o de acuerdo a sus condiciones económicas. Las ha-

Page 7: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

6

bía hechas conforme a la arquitectura moderna, de cemento arma-do; otras, siguiendo el uso antiguo: paredes maestras de adobe y techos de terrado. Hay otras en los barrios orilleros, de paredes de adobe sin revestimientos y techos de tejas; tejavanas sencillas con paredes de carrizo y jacales de techos de paja y paredes de lodo.

En esta población amable, florece la familia Rojas, que inicia su his-toria en el siglo XIX con don Vicente Rojas y doña Manuela Busta-mante y sus hijos Nicolás María y Basilio Rojas Bustamante. Ambos tuvieron destacada actuación en los eventos sociales, económicos y políticos de su comunidad y del Estado y prolongaron su influencia transformadora del entorno, a través de sus generaciones descen-dientes. Vivieron su primera infancia en el Miahuatlán donde los edificios principales eran el templo dedicado a San Andrés Apóstol, patrono del pueblo acompañado de la Virgen del Rosario. Este edi-ficio cuenta con una nave con tres capillas y una casa cural, todo lo cual fue bastante dañado por los frecuentes temblores; y el “Palacio Municipal” que se encuentra en el centro de la población, ocupan-do la parte sur de un jardín cuadrado, mal llamado “Zócalo” y en éste se localizaban las oficinas del Ayuntamiento, la cárcel y una escuela. Frente al Palacio Municipal hay un largo portal que se em-plea para el comercio y que con su tianguis semanal otorga fuerte vitalidad al centro de la población.

La familia Rojas, en busca de solaz, tranquilidad y belleza natural, acudían al paraje llamado “Los Arcos” que es una pequeña hondo-nada, abierta en las rocas con el golpe del agua que baja por este arroyo en los meses lluviosos, y que formó arcos o puentes de roca y en donde crecen grandes y solemnes ahuehuetes, cuyas raíces se hunden en la tierra y abrazan la roca vigorosamente. De las paredes de la roca mana agua cristalina y pura que se deposita en pequeñas oquedades rodeadas o cubiertas de verde musgo y otras plantas.

Otro sitio muy visitado por la familia Rojas y otras miahuatecas, era el llamado “Las Juntas” porque en este punto se encuentran los ríos Tamazulapan y San Miguelito, lo que favorece la abundancia de ahuehuetes; bajo su sombra se reunían los vecinos para disfrutar días de campo y tomar baños en las frías aguas del San Miguelito o en las más tibias del Tamazulapan.

A principios del siglo XIX, que es la época que inicia este relato, Miahuatlán no contaba con escuelas públicas ni privadas, por lo

Page 8: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

7

que los hermanos Rojas Bustamante se trasladaron a la ciudad de Oaxaca para asistir a la Escuela Real ubicada en el convento betle-mita, anexo al templo de Guadalupe. Era el año 1818 y al mismo centro educativo asistía el adolescente Benito Juárez, quien ya ser-vía en la casa de Antonio Salanueva de oficio encuadernador de libros y fraile lego de la Tercera Orden de San Francisco. Además de asistir a la misma escuela, los hermanos Rojas convivieron bastante con Benito, pues habitaban en casa cercana a la de Salanueva, por lo que eran compañeros de travesuras y aventuras, como la que nos narra R. Roeder, cuando llegaron hasta la laguna de Montoya y, en las orillas, Benito hizo gala de su inventiva, formando un trampolín con césped, leña y barriles. Después de que Juárez lo probó, reci-biendo un gran chapuzón cuando resbaló hacia el agua con todo y su mecanismo. Luego de recomponerlo, logró que funcionara y a los curiosos cobraba dos o tres centavos por intentar el salto y con esos ingresos compraba dulces para sus amigos.

En la Escuela Real solo se enseñaba a leer, escribir y el catecismo de Ripalda por lo que Juárez y los Rojas optaron por ingresar al Semi-nario Pontificio de la Santa Cruz, única institución educativa que podía ampliar su horizonte de conocimientos. Su intención no era terminar en clérigos, sino adquirir los elementos del curso de Artes y tal vez un poco de filosofía, aunque fuera la escolástica. Los her-manos Rojas permanecieron menos tiempo que Benito, y un poco más adelante pudieron ingresar al Instituto de Ciencias y Artes del Estado, abierto en la ciudad de Oaxaca en enero de 1827, donde también estuvieron un corto tiempo pues las obligaciones familia-res y políticas, los demandaban en su lugar de origen para el cuida-do de los negocios y bienes que constituían el patrimonio familiar.

La base de la riqueza de la familia Rojas era la ganadería pero era más importante el comercio de la grana, pero los once años de la guerra insurgente y la independencia de nuestro país de la metró-poli española disminuyó el comercio de exportación. Por otra parte, el movimiento de independencia motivó el cambio de autoridades de todos los niveles y en todas las demarcaciones territoriales y di-visiones políticas. Y así encontramos a Basilio José Bustamante, des-empeñando el puesto de Secretario del Ayuntamiento de Miahuat-lán en 1836. Desde este cargo, transforma la escuela parroquial en escuela pública, ya que la primera Constitución Política Nacional facultó a los Estados libres y soberanos, para impulsar la educación pública y la Ley Orgánica del Estado de Oaxaca dispuso que los go-

Page 9: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

8

bernadores de Departamento, cuidaran que los ayuntamientos es-tablecieran escuelas de primeras letras. En la Constitución política de Oaxaca de 1825 se establecía que en todos los pueblos de la entidad, se fundarían escuelas de primeras letras en donde se ense-ñaría “A los niños a leer, escribir y contar, el catecismo de la religión católica y otro catecismo político que comprenderá una breve ex-posición de los derechos y obligaciones cívicas y políticas y de las leyes penales”.

Por otra parte, la Ley de Instrucción Pública de agosto de 1825, estableció, entre otros artículos que: “1.- Todo oaxaqueño que se crea capaz de enseñar en el Estado alguna ciencia política, natural o eclesiástica, nobles artes o idiomas, es libre para hacerlo, previo conocimiento de la primera autoridad política del lugar. 2.- El pre-ceptor que se resuelva a poner algún establecimiento de enseñan-za, designará la cantidad con que han de contribuir sus discípulos… 4.- Los preceptores serán inscritos en un libro y serán tenidos por profesores públicos del Estado… 5.- A los profesores públicos, he-chos en el Estado, les extenderá el Regente de estudios su corres-pondiente diploma y gozarán de los honorarios y privilegios que actualmente gozan los catedráticos del Colegio de la Santa Cruz...”

Apoyado por las anteriores disposiciones legales, don Basilio pide a los alcaldes de los pueblos vecinos a Miahuatlán, que envíen por lo menos diez jóvenes para que adquieran los conocimientos pri-marios y funcionen como monitores en sus comunidades, o sea que estableció una especie de escuela Normal que multiplicaba el efecto alfabetizador y que permitió abrir más de cincuenta escuelas primarias en la zona, Sierra Sur y Costa en un lapso de 15 años. En 1842, don Basilio abrió en Miahuatlán una escuela de niños dedica-da únicamente a impartir educación primaria y al siguiente año le agregó una escuela filarmónica, a la cual volvió a integrar habitantes de las comunidades vecinas que pronto contaron con su banda de música.

En 1844, siendo Gobernador el General Antonio León y Secretario de Gobierno Benito Juárez, se convocaron contratistas o empresa-rios para la construcción de un camino carretero entre Oaxaca y Tehuacán, declarándose que el costo de la obra se iría pagando con los productos del derecho de peaje y con la concesión por deter-minado tiempo de la exclusiva para el tráfico de diligencias. En julio de ese año se instaló una junta de sanidad para prevenir y comba-

Page 10: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

9

tir las plagas y epidemias que frecuentemente asolaban a Oaxaca, como la viruela y el tifo. Ambas disposiciones trajeron consecuen-cias en Miahuatlán pues por iniciativa de don Basilio, se estableció un cordón sanitario para disminuir el cólera morbus y comenzaron la construcción de un hospital para atender a los enfermos de la región.

En 1853, con el General Santa Anna en plena dictadura y los oaxa-queños liberales perseguidos por el Gobernador Martínez Pinillos, llegan días aciagos para Oaxaca, pues en mayo de ese año un es-pantoso terremoto destruyó la capital y varias poblaciones de los distritos de Teotitlán, Huajuapan, Tlaxiaco, Juxtlahuaca, Miahuatlán y Ejutla; a fines el mismo mes, dos formidables mangas de langosta, de ocho leguas de extensión, invadieron los bosques de las regiones sur y sureste del Estado, devorando los sembrados y cultivos en Te-huantepec, Choapan, Yautepec, Miahuatlán y Ejutla.

El maíz y el frijol, alimentos básicos para la mayoría de la población, se encarecieron súbitamente y en varias regiones como Jamiltepec y Coixtlahuaca, fallecieron por inanición varias personas. Cuando los cereales alcanzaron precios prohibitivos, las autoridades se vie-ron precisadas a regular la cotización del maíz, señalando precios que se hacían respetar por la fuerza. En Miahuatlán, don Basilio for-mó y encabezó una “Junta de Caridad” que auxilió con víveres a los más necesitados, hasta que se normalizó la producción de granos básicos. El mismo grupo de personas organizó la reconstrucción del templo que pudieron volver a frecuentar, previa bendición de bó-vedas y cúpulas en 1885.

Una vez derrotado el General Santa Anna, Juárez volvió al gobierno de Oaxaca en donde estuvo cinco años y la obra realizada en ese lapso fue la antítesis de todo lo que entendía y personificaba Santa Anna. La administración del Estado vino a ser un ejemplo para el país entero, demostrando lo mucho que podía lograrse con civis-mo, probidad, economía y sabia gestión, pues Juárez no solo venció sus dificultades, sino las aprovechó movilizando el fervor patriótico en los días de guerra y luego encauzándolo hacia las tareas pacíficas como la construcción de caminos, ya que la falta de vías de comuni-cación, hacía poco viable el desarrollo económico del Estado.

Juárez propuso contar con una vía que comunicara la ciudad de Oaxaca con Puerto Ángel, lo que permitiría la exportación de pro-

Page 11: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

10

ductos oaxaqueños hacia diversos países y el ingreso de mercancías e insumos que vendrían a fortalecer y diversificar el comercio. Esta propuesta la pudo hacer efectiva en parte, siendo Gobernador de Oaxaca en 1848, encargando a las autoridades de las comunida-des situadas en la ruta, construyeran sus tramos respectivos a base de tequio. En Miahuatlán, el prefecto era don Nicolás María Rojas, por lo que de inmediato comenzaron los trabajos del camino hacia Ejutla por el norte y hacia Pochutla por el sur.

Una vez en la presidencia de la república en 1872, volvió a insis-tir con sus paisanos en la construcción del camino, encargando la obra al señor Miguel Castro y al Ing. Francisco González, quienes ya habían trabajado en el tramo Oaxaca – Tehuacán. Para el camino Oaxaca – Puerto Ángel, Juárez solicitó apoyo a su amigo Basilio en una carta que dice: “México, febrero 22 de 1872.- sr. D. Basilio Rojas.- Miahuatlán.- Estimado amigo: con verdadera satisfacción he leído en el periódico oficial de Oaxaca, la comunicación de Ud. de fecha 8 del que cursa, en que manifiesta haber establecido ya 40 escuelas en el distrito a su mando y felicito a usted cordialmente por ello, dándole las gracias por los esfuerzos que hace en favor de la educación. Lo que ahora importa es que, con igual empeño, ayude usted al señor Miguel Castro a fin de que, con la prontitud posible, pueda llevarse a cabo el camino hasta Puerto Ángel, pues mucho influirá en el progreso de nuestros pueblos esa vía de comunicación que facilitará la salida de nuestros frutos. Como usted sabrá, los vapores de la Línea del Pacífico tocarán aquel puerto y lo único que se necesita es el camino para dar nacimiento a las transacciones mercantiles, todo lo cual aumentará el engrandecimiento y prosperidad de nuestro Estado.- Sin otra cosa por ahora, tengo el gusto de repetirme de usted afmo. amigo y atento seguro servidor q.b.s.m.- Benito Juárez.”

Para cumplir la petición de su amigo Presidente Juárez, don Basilio nombró a don Francisco Mijangos como su auxiliar con el encargo de conducir al Ing. Francisco González por las rutas más factibles para comunicar Suchistepec, San Pedro el Alto, Cerro de la Pluma, Chacalapa, Pochutla y Puerto Ángel. Una vez trazada la ruta, se abrió en Miahuatlán una oficina denominada: “Camino carretero de Miahuatlán a Puerto Ángel” misma que tuvo como titular, por orden de Juárez, a don Basilio Rojas encargado de administrar los recursos pecuniarios, materiales y humanos para abrir el primer tra-mo carretero entre Miahuatlán y Tamazulapan. Diversas circunstan-cias, incluyendo la muerte de don Benito, dificultaron la conclusión

Page 12: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

11

de esta obra que solo comunicó Ejutla, Miahuatlán, San José del Pacífico con tramos muy irregulares.

En 1865, la producción y exportación de la grana cochinilla había decaído notablemente, por lo que don Matías Romero, a la sazón Secretario de Hacienda del gobierno federal, sugirió a su amigo Ba-silio Rojas buscar terrenos favorables para el cultivo del café que bien podría ayudar a la recuperación económica del Estado. En 1868 don Basilio informaba los siguientes resultados: “… el terreno propicio para instaurar el café es el que cae en medio de la sierra y la costa, de clima templado húmedo, tierra donde ya no crecen oya-meles ni ocotales, pero donde tampoco fructifica el cocotero, terreno de guarumbo y cuajinicuiles. El único obstáculo para el desarrollo del proyecto, es el amor que los indios tienen por su tierra, peleando por cada trozo, aun los más miserables y defendiéndola de extraños”.

En 1873 el precio de la grana se había desplomado definitivamente, por lo que un grupo de empresarios elaboró un plan para trabajar y producir el café a nivel comercial, ubicar los terrenos apropiados y llegar a acuerdos con sus propietarios. En 1873, el proyecto estaba concluido y al siguiente año se constituyó la sociedad “La Providen-cia” con siete socios y una junta directiva presidida por Ramón Ruiz. En diversos pueblos donde trataron de establecer el cultivo del café, encontraron la oposición de los pobladores, por lo que lo hicieron en el despoblado “Cerro de la Pluma” el sitio finquero llamado “La Providencia”. Aquí, a pesar de la oposición de las autoridades de Pochutla, acuerdan usar terrenos de los pueblos Ozolotepec y Río Hondo y tramitan, ante el gobierno del Estado, su estancia legal en estas tierras, que en el año de 1880 se transforman en el municipio de Pluma Hidalgo, dominado por los cafeteros, con lo que se es-tablecieron las bases para la pronta expansión del cultivo del café.

Don Matías Romero hace algunas observaciones acerca de los te-rrenos y procedimientos para el cultivo del café, que hace llegar a su amigo Rojas Bustamante: “Los terrenos propicios para plantar café se encuentran diseminados. Los mejores se localizan en los parajes denominados Cerro Tigre, Laguna Seca, el Corozal y el Corozalito. Para llegar a ellos desde el pueblo (Panixtlahuaca), hay que cami-nar de seis a diez horas. Quienes poseen bestias efectúan el viaje en ellas. Durante el trayecto se deben subir y bajar grandes mon-tañas, donde se observan paisajes distintos: bosques de ocote con el intermitente “tac-tac” del pájaro carpintero, lugares de constante

Page 13: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

12

neblina donde reina el silencio, o sitios en los que crece majestuosa la palmera de corozo arrullada por el canto de cotorros y pericos.

Entre los productores de este grano (en Veracruz) existe el consenso de que en una hectárea se siembran mil matas de café; sin embargo, esta cifra es variable, ya que influye el tipo como la calidad del terre-no. En las mejores tierras se deben sembrar con mayor separación las matas, puesto que tienden a crecer más. Si las plantas están muy cerca y presentan mucho follaje, no reciben suficiente luz solar y contraen con facilidad la plaga denominada “la mancha”. A pesar del consenso, las características del terreno son las que determinan el número de matas que pueden sembrarse, realmente éste fluctúa entre ochocientas y mil seiscientas en una hectárea.

Otro rasgo del cultivo del café es que se siembra entre los árbo-les de determinadas zonas del bosque. Según los productores de Panixtlahuaca, el mejor lugar para sembrarlo son los bosques de cuajinicuil, un árbol que crece unos quince o veinte metros y no tiene demasiado follaje, de tal manera que regula bastante bien la entrada del sol a los cafetales que crecen debajo.

Los cafetos demandan las siguientes atenciones: en el mes de mayo se empieza a hacer el cajeteo, o sea, pequeñas fosas donde más tarde se sembrará el “pachol” (plantilla de café). Las personas que ya tienen café produciendo no hacen estos gastos, pues el “pachol” nace debajo de las matas viejas. En junio y julio, la época de lluvias, se realiza toda la siembra.

Para la siembra de café se utiliza una estaca y/o pala, así como el machete, que jamás les falta a los pobladores de la Costa cuando salen al campo. Hay dos formas de hacer la siembra: con Cajete o sin él. Cuando no se utiliza el cajete sólo se emplea una estaca, la cual es una rama de árbol con punta, con ella se hace un pequeño hoyo en la tierra humedecida, donde se coloca una mata de café. Cuando la siembra es con cajete se forma una pequeña fosa con una pala, arreglándola de tal manera que logre retener cierta can-tidad de agua.

El café necesita, según varios informantes, por lo menos dos lim-pias al año, las cuales se efectúan, una en julio y agosto y otra en noviembre. Estas consisten en desramar los árboles que los cubren para regular la sombra y cortar la maleza que crece alrededor de la

Page 14: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

13

mata. Después de concluida la limpieza, los productores van perió-dicamente a sus ranchos para inspeccionar si van creciendo bien las plantas o si no hay animales haciendo daño y, por lo general, no consideran estas actividades como trabajo.

En el mes de octubre, cuando la plantación tiene ya cuatro o más años, empieza la pizca en los lugares cercanos al poblado, que son las tierras más calurosas; ésta dura hasta el mes de marzo, más el pe-riodo de auge es en los meses de enero y febrero. Existen dos tareas que se realizan inmediatamente después de la pizca: el despulpe y el secado. Para el primero se ocupa una despulpadora manual muy pequeña; el segundo consistía en extender, en grande petates, el café recién despulpado hasta que adquiera cierto color y una dure-za tal “que no le pueda entrar el diente”.”

En cuanto a la familia Rojas se refiere, una segunda generación llega a hacerse cargo del cultivo del café y a tomar parte en los movi-mientos económicos y políticos de la primera y segunda mitad del siglo veinte, Guillermo y Basilio Rojas Mijangos, notables en ambos campos. El primero llegó a ser el más destacado exportador de café en el Estado y el segundo, ocupó varios cargos de elección popular y produjo copiosa obra literaria sobre diversos temas.

De ambos, uno de sus nietos nos relata lo siguiente: Guillermo Ro-jas Mijangos (1897 – 2003), nació a fines del siglo XIX y recordaba apenas, las celebraciones por la llegada del nuevo siglo en 1900; lo comentaba cien años después, en el año 2000, un hombre sano, tra-bajador, que como su abuelo don Basilio Rojas y su padre Vidal Rojas, seguiría la vocación del cultivo del café. De niño estudia con el padre Carlos Gracida en el colegio “Espíritu Santo”. Ahí vive el principio de la Revolución, cuando los “Serranos” tratan de tomar la ciudad; después se va a la ciudad de México a estudiar para abogado. No termina sus estudios y por el movimiento de la Revolución, regresa a Oaxaca donde un tiempo estudió en el Instituto de Ciencias y Artes hasta que el instituto fue tomado por los carrancistas.

En estos problemas políticos del país toma parte activa su hermano Basilio. En octubre de 1921 y después de varios años de noviazgo, se casa con Elena Martínez Díaz, que también pertenece a una familia de cafetaleros. Un acto que da formalidad a una relación sólida. Gui-llermo de 24 años y su mujer de 23, se casan en una ceremonia oficial

Page 15: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

14

en el domicilio del novio, el 21 de octubre a las ocho de la noche y la misa de velación es al día siguiente en la mañana.

Guillermo se va a trabajar a la finca “Jamaica”. De esos primeros me-ses en la finca relata sobre un incidente de “La Esperanza” en que: “pasaron algunos días y una mañana, cuando yo me disponía a escribir a Miahuatlán y con el correo semanal avisar lo que su-cedía, vi que unos soldados pasaron frente a la finca con direc-ción a “La Aurora” llevando amarrado a tío Pedro y a Calixto. Los condujeron a la cárcel de San Gabriel, no sin antes pregun-tarme si los conocía y a dónde vivían y trabajaban.

Con aquella aprehensión yo me tranquilicé, pensaba que la justicia investigaría los sucesos y por supuesto castigaría a los delincuentes. Además, y llevaban a quienes yo suponía princi-pales culpables. Me pasó el miedo y continué con la vida de tra-bajo, pues ya empezaba por aquellos días una buena pepena, casi pisca. Pero dos días después, recibí del Secretario de San Gabriel, una cita por orden del Capitán Epigmenio Q. Rocha, quien se encontraba en el pueblo procedente de Miahuatlán en visita reglamentaria. Ensillé mi caballo (un buen caballo, mi montura nueva y labrada que me había hecho el maestro “Chi-varrero”, una cabezada de plata y llevé además la pistola Wal-ter que El Gringo me había obsequiado algunos meses antes) y tomé el camino de San Gabriel. Cuando llegó don Hipólito me dijo que el Capitán había salido a Nopala y que allá me espe-raba. Yo iba solo, había dicho a mi mujer que regresaba luego, de manera que aquel cambio me molestó, pero era necesario cumplir y me dirigí a Nopala.

Llegué, estaba ocupado con otras personas, me presenté pero se me ordenó esperar. Allí en Nopala me encontré con don Diego Woolrich, de Sinaí, don Emiliano Baños de La Perla y algunos más que también habían citado. Poco después, aquel atrabi-liario Capitán salió, me mandó desarmar, secuestró mi caballo ensillado y me dijo quedar detenido y se retiró. Habló con don Diego, con don Emiliano y otros a quienes despidió y se fue a comer. Yo entretanto, hice un recado a mi mujer avisándole qué me acontecía y como no podía regresar, que dispusiera su retor-no a Miahuatlán con instrucciones de cómo debía hacerlo y de quienes debía valerse. Se lo encomendé a don Diego Woolrich, viejo amigo mío, para que de inmediato lo hiciera llegar.

Page 16: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

15

Esperé, no llevaba ningún dinero. Como a las tres de la tarde regresó el Capitán, ordenó la salida para San Gabriel y a mí me dieron una cabalgadura, un macho viejo. Me habían queda-do las espuelas y me valí de ellas para cabalgar junto al Capi-tán a quien durante el trayecto de Nopala a Virginia le expuse mi situación, mi ninguna participación en lo de “Esperanza”, etc., hasta que lo convencí a medias pues para liberarme exigía ciento cincuenta pesos que en aquellos tiempos y en aquel mo-mento eran una fortuna. Se lo expliqué y le ofrecí pagarle dos días después, mientras los conseguía. Me hizo firmar un vale por aquella cantidad precisamente en “Virginia”, donde esta-ba de administrador don Bernardino Valencia de Miahuatlán, un hombre bueno que me compadeció, me prestó papel y plu-ma para el consabido vale (Olvidé decir que en Nopala puse al “Gringo” un telegrama avisándole de mi situación). Al día siguiente visité a don Agustín Eberhard para que me facilitara los 150 pesos, cuyos me entregó y pagué. Regresé a Jamaica a eso de las 5 de la tarde en los momentos en que llegaba el mozo de Don Diego con mi recado”

Por cosas como estas se regresa a vivir a Miahuatlán, instalándose en la casa que había sido de su abuelo don Basilio y que era de su tía Sixta. Como su hermano Basilio estaba en la política, Guillermo se ve envuelto en varios incidentes como el que relata el mismo Basilio: “Una noche que regresaba yo a la casa después de haber estado dando unas vueltas en el jardín en compañía de don Beto Sán-chez, comentando la situación que confrontaba Miahuatlán con la presencia de aquellas perversas autoridades judiciales, sostuve un altercado con el secretario Patiño, en el que le hice ver el disgusto con el que se le miraba en mi tierra y el deseo que teníamos que aquella situación se corrigiera con su separación.

Lo vi muy enojado pero al mismo tiempo muy prudente, dando muestras de la cólera interior que le agitaba, de manera que lo dejé sin palabras. Al volver a casa, como ya dije, nuevamente lo vi en la esquina de las calles que entonces se llamaban 5 de mayo y Benito Juárez, esquina frontera de la casa a la que vivía el Cubano. Pasé de largo sin cambiar palabra con aquel suje-to, llegué a la casa, me quité el saco y me dispuse a descansar cuando oí unos disparos. Sentí un golpe en el corazón. Un pen-samiento de angustia me invadió. Sentí la impresión de que los balazos que había oído eran anuncio de una tragedia.- “Gui-

Page 17: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

16

llermo” -, dije y con gran rapidez tomé la pistola y salí corrien-do de la casa dándome muchos vuelcos en el pecho presintien-do que alguna desgracia había acontecido.

En un momento llegué a la casa del Cubano, me metí, lo vi ten-dido en su cama y volví corriendo a la calle a ver si lograba al-canzar al asesino para cerrajearle la pistola en todo su cuerpo. Ya en la calle reflexioné que mi sitio estaba al lado del herido y regresé lleno de angustia. En ese momento llegaban a la casa Octavio Jarquín, Pancho Mijangos y otros amigos a informarse del estado del herido y ponerse a nuestra disposición. Les rogué que inmediatamente procuraran salir al camino para apode-rarse del infractor, diciendo que aquel había disparado su arma contra mi hermano por no haber tenido valor de dirigirla a mí, con quien efectivamente era el pleito. Los amigos montaron sus caballos inmediatamente, salieron de la ciudad, recorrieron el camino hasta cerca de La Soledad y regresaron con la noticia de no haber encontrado a ningún sujeto, lo cual fue mejor po-siblemente, pues de otro modo aquel hombre hubiera perecido, tal (era ) la hermandad que había entre nosotros y las personas que habían ido al alcance.

Fue testigo de los hechos sangrientos que estoy refiriendo don Beto Sánchez, quien contó que el Cubano imprudentemente había querido pelear a mano fría con aquel maldito cuervo y que éste, temiendo ser golpeado por la mayor corpulencia de su enemigo, sacó la pistola y le disparó a quemarropa hiriéndolo en forma espectacular de dos balazos, uno en el pecho y otro en el estómago, como después me informaron, para irse a escon-der a la casa de don Alberto Reyes, de donde fue conducido a Mengolí, para que lo sacara del distrito Genaro Ramos, salván-dose de esta manera del castigo a que se había hecho acreedor.

Las heridas que presentaba el Cubano eran para afligir a cual-quiera. No podía uno saber que órganos habían sido interesa-dos ni que gravedad tenían aquellas heridas: una en el pecho que le salía por la espalda y otra en el estómago, eran para mí de las que llaman los médicos de pronóstico reservado. Sin per-der la cabeza, me comuniqué telegráficamente con la tía Gon-zala para que mandara sin pérdida de tiempo un médico, lo que atendió con rapidez y mandó al doctor Unda, quien llegó, vio al herido y nos dio desde luego esperanzas muy lisonjeras,

Page 18: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

17

las heridas no eran mortales aunque sí de alguna gravedad si no se les atendía.

Claro que con esto volvió la calma a la familia, todos nos con-fortamos con el pronóstico del médico y confiamos en el res-tablecimiento del herido. “Undita”, como se le llamaba, estu-vo todo el tiempo que creyó conveniente para dejar a salvo al enfermo, adiestró a don Juan Sánchez para seguir el método prescrito por él y se marchó. Don Juan, con su famosa terapéu-tica, llegaba a curar al herido, entretenernos con cuentos que nos hacían reír por los disparates que decía, hasta que quedó completamente restablecido el enfermo y olvidarnos de aquel incidente desagradable”.

Llega a ser, después de mucho tiempo, un productor fuerte de la costa, es así como adquiere otra finca cafetalera (La Aurora) y busca una mejor ruta para exportar el aromático. Así comienza la historia de Puerto Escondido. A principios del siglo XX, Felipe Merklin, de origen alemán, igual que don Guillermo Rojas Mijangos de Miahuatlán, fue-ron los primeros en embarcar su café en Puerto Escondido, en un barco pequeño al que, con dos lanchas lo trasladaban de la playa al barco de Celso de la Barrera, que trabajaba para don Felipe Merklin, quien, por la segunda guerra mundial tiene que abandonar el país. Al morir don Celso, don Guillermo Rojas adquiere una lancha con casco de madera que traen a remolque de un barco de Puerto Vallarta y que llama “Georgina” como su hija, con capacidad para 150 sacos de café, y otra que le compra a un barco colombiano que viene a comprar café y que la baja para tal fin, ésta tiene el casco de hierro y le llama “Glo-ria”. Con ellas transporta el café a los barcos que empiezan a llegar al puerto para comprarlo.

Puerto Escondido era conocido a principios del siglo XX como Pun-ta Escondida y comenzó con una choza que levantaron los policías que iban a vigilar los embarques de café. Al principio el traslado del aromático de las fincas al puerto era en mulas y burros, con jornadas extenuantes y costosas, por lo que los finqueros de la zona, abren el camino de terracería de San Gabriel Mixtepec al Puerto con pala, pico y carretilla. Con el camino, los primeros camiones que compra don Guillermo le llegan por barco y los baja con tablas a las lanchas y a la playa. El camino de terracería de Oaxaca a Puerto Escondido sólo llegaba hasta Sola de Vega. Se trabajaba en un camino angosto que

Page 19: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

18

comunicaría a Puerto Escondido con Salina Cruz y Puerto Ángel, has-ta llegar a Acapulco.

El camino era muy difícil de transitar para sacar el café de la finca al puerto por lo que construye una pista aérea en propia finca que le permitiría trasladar su producto en avionetas. Por fin el camino de terracería llega al Puerto y cuenta también con una pista aérea. Don Guillermo Rojas adquiere aviones de carga y pasajeros Douglas DC 3 bimotor, para 28 pasajeros y carga útil de 4.5 toneladas. Así, funda una línea “Aerovías Rojas”, que llegaba a Puerto Escondido, Río Grande, San Gabriel Mixtepec, Oaxaca y otras partes del Estado. Introduce el teléfono de manivela entre las fincas y poblaciones, comunicando a San Gabriel Mixtepec, Santos Reyes Nopala, San Pedro Mixtepec y Puerto Escondido. El primer ganado que compró lo llevaron por barco y lo echaron al mar, de donde salieron toros y vacas nadando a las playas del Puerto.

Se afianza como puerto comercial por el embarque del café de las fincas, esto impulsa el desarrollo de este importante lugar y la inmi-gración de personas; llega un agente aduanal y trabajadores que se dedican a cargar el café de las bodegas a los barcos y crean el primer sindicato denominado la Coruba. En los cincuenta, se construye en la ex hacienda de San Luis Beltrán, el primer aeropuerto de la ciudad, que funciona hasta 1967. En la ciudad de Oaxaca el señor Rojas le compra a don Luis Sarmiento terrenos para instalar el hangar y las bodegas de “Aerovías Rojas”, en la zona que hoy es la colonia Antiguo Aeropuerto.

En 1960 llega la carretera 200 que lo conecta con Acapulco, después llegaría la carretera federal 131 de Oaxaca vía Sola de Vega a Puerto Escondido, lo que facilita las comunicaciones entre el Puerto y la ciu-dad de Oaxaca. El suministro de agua potable empieza en esos años en el Puerto, que para entonces cuenta con el pequeño aeropuerto, el servicio de correo y otras oficinas gubernamentales. Sin embargo, en la década de 1970 sólo unas 400 personas vivían en la localidad, aunque desde los años sesenta las familias oaxaqueñas empiezan a vacacionar en este lugar durante la Semana Santa. Según el censo de 2010, esta ciudad y su zona conurbada, tenían un total de 47,809 habitantes.

Durante los años cuarenta, adquiere “El Ciruelo”, un rancho cerca de Río Grande que había sido el coto de caza de un señor de apellido

Page 20: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

19

Mena; aquí llegó a tener el mejor ganado de la región, contaba con una despepitadora de algodón ya que ahí se cultivaban grandes ex-tensiones, una báscula para camiones. En la época de Luis Echeverría, lo invaden, tal vez pensando que iba a resolver muchos problemas, entre expropiaciones e invasiones, Echeverría repartió tierras a millo-nes de campesinos. El problema de la tierra hace crisis resultado del modelo de desarrollo agrícola que el país adoptó a partir de los años cuarenta. Antes, entre 1935 y 1938, el gobierno de Lázaro Cárdenas había modificado el régimen de tenencia de la tierra, al afectar gran-des extensiones de tierras de nacionales y extranjeros originadas años atrás.

En 1955 fallece doña Elena Martínez Díaz, primera esposa de don Guillermo Rojas, quedando sus cuatro hijos Guillermo, Jaime, Geor-gina y María Inés. En 1963 contrae nupcias con la señora Dolores Fi-gueroa, con quien permanece casado cuarenta años, hasta su muerte, lleno de amor, cuidados y atenciones.

Constituye la financiera FACOSA, Fomento Agropecuario y Comercial, S. A., misma que abrió sus puertas en la esquina de las calles de Cin-co de Mayo y Morelos, en el edificio donde “Sears” instaló su prime-ra tienda. Cuando el señor Sarmiento construye en los terrenos de su propiedad de la ex hacienda de San Luis Beltrán el primer aeropuerto que sirvió a la ciudad hasta el año de 1967, don Guillermo le compra terrenos para tener su hangar, bodegas y las oficinas administrativas de “Aerovías Rojas”. Un apoyo importante a su tierra Miahuatlán, fue la donación de diez hectáreas para la Universidad del Sur.

Guillermo Rojas vivió ciento cinco años, durante su existencia, fue tes-tigo de los acontecimientos de parte del siglo XIX; vivió intensamente el XX y pudo ver la luz de este siglo XXI; fue el hombre de los tres siglos. Dios en sus designios se llevó a este ilustre miahuateco, que deja una huella profunda e inspira a las nuevas generaciones por su ejemplo de trabajo y dedicación.

Don Guillermo Rojas Mijangos falleció el 28 de julio de 2003 a la edad de 105 años y en honor a este ilustre oaxaqueño, promotor del desa-rrollo del Estado, muchas escuelas llevan su nombre, y su tierra natal, Miahuatlán tiene una calle que por siempre le recuerda.

Page 21: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

20

Don Basilio Rojas Mijangos, hermano de don Guillermo, nació en la finca “Regadío” en Santo Domingo Coatlán, en 1893. Es-

tudió en el Colegio del Espíritu Santo en Oaxaca y en la Escuela de Agricultura de San Jacinto en México. Fue diputado el Congreso Constituyente del Estado de Oaxaca (1920) y por Miahuatlán en la XXIX legislatura federal (1922). Por diferencias políticas con las au-toridades oaxaqueñas, tuvo que abandonar su tierra y patrimonio, radicando en la ciudad de México y en la de Guanajuato. Publicó las siguientes obras: Miahuatlán, un pueblo de México (3 Vols., 1958, 1962 y 1964). El Café. Estudio de su llegada, implantación y desa-rrollo en el Estado de Oaxaca. (1964). La batalla de Miahuatlán del 3 de octubre de 1866. La soberana convención de Aguas Calientes (1961). Un Chinaco Anónimo (1962) García Vigil, un gran rebelde (1965) Valle, corazón del Bajío (1969). Sucesión presidencial (2 Vol. 1970). Epístolas del gringo Blas al Cubano José (1978). En ancas de Rocinante (1980). Cuando me tumbó el caballo (1982). Del brazo de doña Brisia (1984). Historia de Valle de Santiago, Guanajuato (1985). Trovas de la juglaría (poemas, 1985). En 1980 el Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca le otorgó una medalla de oro y en 1985, el Ayun-tamiento de Miahuatlán le rindió un homenaje similar.

De las “Epístolas del Gringo Blas al Cubano José”, tomamos un frag-mento en donde don Basilio Rojas describe la situación que impe-raba en Miahuatlán a la llegada de los carrancistas en 1919:

“Otro Miahuatlán. Después de aquella temporada en Oaxaca (1919), regresamos nuevamente a Miahuatlán para seguir nuestra vida an-terior con nuestra familia: doña Lolita, Ernestina y yo. El Cubano se había ido a México para continuar sus estudios porque el Instituto continuaba cerrado y no se sabía cuándo podía reanudar sus trabajos docentes. David continuaba en Jamaica cultivando las plantaciones de café y haciendo prodigios para salvar la situación que estábamos confrontando. La prosperidad que tuvimos en años inmediatamente anteriores, se había derrumbado por completo, nuestras existencias

Una muestrade su talento

Page 22: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

21

en numerario se habían eclipsado con la estancia tan prolongada en Oaxaca.

Si allá tuvimos el dinero necesario para vivir con sencillez pero sin acudir a nadie, y aun habíamos tenido la posibilidad de comprar el negocio que tenía en la Av. Hidalgo, cerca del Portal de Nevería, con sus mesas y cuanto contenía por la suma de $20,000.00 que no le dimos por no agradarnos tal negocio, cuyo dinero se perdió en su to-talidad al quedar sin valor los billetes circulantes, moneda con que habíamos vendido la cosecha de café. En estas nuevas circunstancias en que volvíamos a Miahuatlán nada nos sobraba y aun de mucho carecíamos, sólo que nuestra juventud, nuestro optimismo y el dina-mismo que teníamos “los Rojitas” nos ponía a salvo de todas aquellas pésimas contingencias por la saludable voluntad de superarlas.

Miahuatlán ofrecía un aspecto distinto del que antes habíamos de-jado. El comercio que se hallaba repartido en muchas casas, todas importantes y bien surtidas, había quedado reducido al solo estable-cimiento del nuevo mercader de la ciudad: Moisés Ramírez, quien se había encumbrado en el primer plano de dicha actividad, siendo su tienda la más surtida, la que daba los mejores precios y la de mayor clientela. Moisés había aprovechado el movimiento telúrico de la gue-rra civil; mientras los otros comerciantes, temerosos de sufrir el saqueo de sus establecimientos con la entrada de las fuerzas carrancistas, por los díceres que sobre el particular corrían, él, que no tenía mucho que perder pues su negocio no pasaba de ser un changarro cualquiera con pequeñísimo capital, permaneció tranquilo en Miahuatlán, reci-bió impávido a la gente recién llegada e inmediatamente se relacionó con ella. Esta, lejos de causarle algún perjuicio, se volvió su cliente, le proporcionó medios de comunicación con Pochutla y le dio todas las facilidades posibles. Moisés aprovechó todas aquellas circunstancias favorables y su negocio fue creciendo rápidamente hasta dominar la plaza y transformarse en el primer comerciante de la ciudad como antes afirmé.

Otro individuo que entonces empezó a construir la base de su futura prosperidad fue Pascual Aguilar, nativo de Zaachila, comerciante am-bulante, quien llegaba al tianguis de los lunes a expender legumbres y otros artículos de su tierra en forma muy humilde, como cualquier otro regatón. Poco a poco fue captándose la confianza de los vecinos de Miahuatlán, les hacía algunos encargos personales que aquellos demandaban por no tener medios seguros de comunicación con Oa-

Page 23: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

22

xaca. Pascual cumplía exactamente con aquellas encomiendas, siendo proverbiales su honradez y discreción. Esto permitió relacionarse con algunos principales comerciantes de Oaxaca y convertir a sus amis-tades de Miahuatlán en una clientela segura. Para ello contaba con facultades especiales, las que requerían sus actividades, siendo por ello persona responsable, cumplida y digna de aprecio. A lo anterior debo agregar su discreta humildad y su total independencia política. Si te-nía algún criterio sobre los hechos y las personas que veía y trataba, él se lo reservaba sin externarlo en ninguna ocasión. De esta manera fue subiendo en la escala de los negocios, conquistó palmo a palmo un capital que a base de gran esfuerzo y de mucha constancia pudo acrecentar notablemente.

En el sector oficial el derrumbe había sido estrepitoso, violento y arro-jó a la antes orgullosa ciudad de Miahuatlán a las peores condicio-nes que se hayan podido imaginar. El gobierno municipal, antaño se formaba con las principales personas de la población; era nombrado como presidente municipal uno de los vecinos más idóneos a quien se le señalaba la responsabilidad de vigilar la tranquilidad pública, su marcha administrativa, así como hacer a la localidad una mejora de-terminada. De esta manera cada año se iba ejecutando alguna obra material que reflejaba el progreso que la población quería alcanzar.

Alrededor del presidente se nombraban los regidores y el síndico mu-nicipal para construir el ayuntamiento. Semanalmente los miembros de aquel consejo se reunían en cabildo, en el que se deliberaba sobre los trabajos que se estaban emprendiendo, los proyectos que había, las solicitudes de algunos ciudadanos y todos aquellos asuntos que caían bajo el resorte de la administración municipal. Ahora ya no había comuna, el presidente era un individuo cualquiera, sin más conoci-mientos que saber estampar su firma en un papel, carente de todos los requisitos requeridos para desempeñar aquel puesto atinadamente, conforme a los antiguos usos y costumbres que se practicaban años atrás.

Para redondear este triste panorama tendré que decir que en la cúspi-de del gobierno de nuestro pueblo se encontraba un pobre campesino salido de las costas de Guerrero, emponzoñado por el mal del pinto y amante ardiente del 30 – 30 como divisa de su amor por la revolución. Era un hombre como de 25 años, de mal talante, pésimo hablar, gesto bravo, antipático, escandaloso, muy dado a la pendencia y codicioso de que se le rindieran honores dionisiacos, como si fuera apoderado de

Page 24: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

23

una deidad superior, sin más méritos que su representación ocasional del momento convulsivo que vivíamos, como jefe de las armas. Este era el factótum de la ciudad, el que partía el bacalao, a cuyas expen-sas se encontraba todo el vecindario.

Por fortuna para Miahuatlán aquel repugnante sujeto tan fanfarrón y tan valiente tenía a su lado una maravillosa mujer que lo traía del puro rabo, tan sujeto y tan esclavo como no puede comprenderse en fiera tan singular; y es que la domadora era una señora de mucho brío, de un carácter firme, de mejor instrucción y más inteligente que él, por eso lo dominaba en absoluto, el irascible hacía sin chistar lo que su “vieja” le indicaba. Ella era joven, de regular presencia, agradable aunque sin ser bonita; su seriedad, su compostura la hacían simpática y permitían que uno la respetara y la estimara como el hada madrina de Miahuatlán en esos días trágicos.

Otro aspecto de Miahuatlán de aquellos días fue el relativo a la mo-neda circulante al quedar suprimida la fiduciaria en el mercado local. Durante la presencia de las fuerzas de Alvarado en Miahuatlán eran aceptados los billetes emitidos por Carranza en México y después en Veracruz; más tarde, aunque por breve tiempo, circularon libremente los billetes de la Soberanía. En ese periodo se escaseó de tal modo la moneda fraccionaria que el comercio emitió vales de cinco, diez y veinte centavos, que eran aceptados por la gente al no haber otra cosa.

Todo aquel papel y aquellos cartones habían pasado a la historia. Quienes principalmente empezaron a desechar aquellos signos fueron los indios. No vendían nada que no fuera con plata ni hacían tran-sacción alguna que no fuera a base de los antiguos pesos mexicanos, lo que se generalizó en todo el comercio y no hubo más que admitir aquella determinación tomada por todos. Estas condiciones afectaban al comercio en sus relaciones con el de fuera donde todavía circulaba el papel moneda.

En cuanto a la situación del Estado en 1911, don Basilio dice: el poder estaba en manos de uno de los hombres más ilustres que han pasa-do por el gobierno de nuestra entidad, el Lic. Don Emilio Pimentel , hombre de una honradez inmaculada, de un talento bastante nota-ble y, además, tener la fortuna de contar con un carácter sereno que le permitía atender a propios y extraños debidamente, no haciendo mucho caso de los ataques que le hacían sus enemigos gratuitos, que hacían campaña en su contra, debido a que los puestos públicos lo-cales, siendo tan pocos y tan mal remunerados, no bastaban para dar

Page 25: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

24

empleo a tanto aspirante como había y quienes no encontrando la manera de satisfacer sus ambiciones, arremetían contra el gobernador que les negaba su sueldo, considerándolo responsable de la penuria que dominaba.

Los puestos pocos que había estaban sólo al alcance de quienes for-maban la plana mayor del gobierno, y que, unas veces eran diputados, otras jefes políticos, cambiándose los puestos conforme a las necesi-dades o deseos del gobernante en turno, pero sin que la camarilla se desintegrara, ocasionando con ello una posición cerrada que impedía todo ingreso a los que no pertenecían al cenáculo.

En este grupo, generalmente bien preparado, activo y honesto, hacía todo lo posible por contribuir con el señor Pimentel para parecer un gobierno decente, de manera que la campaña política de 1910, había sido en la entidad muy ligera, no había presentado grandes dificul-tades que vencer, pues la aplanadora oficial hizo todo lo que estaba acostumbrada a hacer por eso las elecciones se ejecutaron “conforme al plan” y sin que hubiera titubeos y molestias.

El verdadero pueblo, abstemio como era para intervenir directamente en las funciones políticas del país y concretamente a la función elec-toral del voto, dejó que las autoridades hicieran lo que les placiera, ejecutando éstas aquello que hacían siempre en casos semejantes y sirviendo los electores de elementos de la comparsa consuetudinaria de casos semejantes; algunos conociendo el papel que desempeñaban y otros, los más, ignorándolo todo, como eran las comunidades indí-genas que forman la inmensa mayoría del Estado de Oaxaca, donde solo el secretario municipal conocía el español, de manera que todos los llamados ciudadanos que iban como rebaño, no podían hacer otra cosa que cumplimentar las disposiciones de las jefaturas políticas, las que acataban lo ordenado por el centro; y así se hicieron las elecciones en el Estado de Oaxaca”.

Basilio Rojas Bustamante

Page 26: BASILIO ROJAS BUSTAMANTE GUILLERMO ROJAS MIJANGOS

BASILIO ROJAS BUSTAMANTEGUILLERMO ROJAS MIJANGOS