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    CARTA A MERAB

    LOUIS ALTHUSSER (Traduccin: A. Arozamena)

    16 de Enero de 1978

    Mi muy querido Merab, tu palabra y el maravilloso pequeo collar de piezas recibidohoy por correo. Estoy muy emocionado. Tena tu llamada, luego algunas noticiastransmitidas por unos y otros, entre ellos Annie, a la que vi una vez desde haca yo no scunto tiempo (ella galopa siempre pero sobre otras tierras) y en general todos medecan que te iba bien. Lo tomo y dejo siempre cuando pasa por terceros, pero te s

    bastante fuerte, y me deca quizs sea verdad, mientras que todo dice lo contrario, y, meimagino, todos los amigos se han ido. Esta vez, de tu mano, toco en la verdad.Ciertamente querra verte y orte pero me imagino, segn lo que pude entrever, unavolta , lo que debe estar en torno ti, sabes, como antes los elefantes son contagiosos,hoy todo se comunica, los telones no hacen nada, solamente las formas cambian, y

    pueden ser importantes, puesto que ellas dejan correr relativamente o bloqueandespiadadamente. Cuntas veces he pensado en tus palabras, cuntas veces: yo mequedo, pues es aqu donde se ve el fondo de las cosas, al desnudo. Deber del intelecto,

    pero que debe pagarse caro. No quedarse tambin se paga caro, a juzgar por los quefueron y yo vi. Bastante caro: de otro modo pero bastante caro. Y pocos se defiendencontra el asalto general que se les hace para exhibirlos como nios-lobo que sabenhablar de los bosques! Quizs, has odo hablar de un coloquio que fue organizado por el Manifesto en Venecia sobre la situacin en los pases post-revolucionarios 1: eranecesario encontrar el trmino! Yo fui all para discutir, y como slo hubo un acto deintervenciones, fue necesario que hablara en el momento, puesto que yo ya estaba all ylo saba (la mierda de la notoriedad, conoces esa frase de Heine, sobre uno de susenemigos: X que es conocido por su notoriedad), tuve, pues, que pronunciar la

    pequea exhortacin aadiendo alguna palabra. Podra llamarse: la moral de lahistoria, o el moral de la historia, cnicamente. T juzgaras oportuno si el moral o lamoral. Por supuesto, hay efectos de coyuntura y modo o mtodo (para y por los que loexplotan), y se sabe que las coyunturas, tambin como las cigeas, pasan, inclusocuando vuelan bajo (a diferencia de las cigeas), pero, a pesar de todo hay un pocoms que eso: es la hora de la adicin . Poco importa quin la hizo, en el lmite nadie,sino pobres diablos como t y yo (y tantos otros todava ms perdidos). Como toda

    adiccin es siempre falsa o est siempre falseada, es necesario rehacerla, pero, en primer lugar, aceptarla: todo ello en una mierda poltica y terica sin precedente (excepto peor)que tiene por nica ventaja el no poder eludirse. Y, en cualquier caso, es necesario

    pagar, por s mismo (lo que puede comprenderse) y por los otros, y qu Otros!Es un poco lo que intente decir entre lneas en la intervencin

    masque [enmascarada] de Venecia, improvisada, sin rigor, pues, entre las razones,sino para intentar encauzar un poco las aguas. Esos diques de los que hablabaMaquiavelo, pero l tena ros bajo la mano, y nosotros, vete a saber si son ros o qu loque tenemos. Tengo como la impresin que nunca se ha conocido eso. Variaciones de

    1 En Il Manifesto. Poder y oposicin en las sociedades post-revolucionarias (Paris, Le Seuil, 1978). Entre

    las intervenciones en este coloquio figuraban K. S. Karol, Lonide Pliusc, Jiri Pelikan, CharlesBettelheim, Robert Linhart, Edmund Baluka, Bruno Trentin, Rossana Rossanda, Krysztof Pomian, etc.Etc.

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    coyuntura s, es la primera, en que la acumulacin a travs de un da cambia hasta elaspecto del da, insensible, siguiente, tarda en decidirse, y luego, como de un golpe, yano est en el mismo aire. Pero esta vez, si la realidad abunda e incluso se repite, son lasreferencias las que faltan. Otra impresin: la haberse batido durante tanto tiempo en unfrente para descubrir que se desvanece, que ya no hay ms frente, sino que, la batalla (o

    lo que tenga lugar!) est por todas partes, y en primer lugar a tu espalda. Sera necesarioser Koutouzov y saber dormir sobre su caballo para la gran retirada en el fro. Pero nohay caballos (al menos para nosotros, y sin caballo, cmo dormir encima?, encima dequ dormir?).

    No, en la conciencia que siempre ha sido atormentada por su existencia, sino enel retroceso del tiempo, sus lmites o locuras. Veo claro como el da que lo que hice deaqu a quince aos fue fabricar una pequea justificacin bien francesa, en un buen

    pequeo racionalismo nutrido de algunas referencias (Cavaills, Bachelard,Canguilhem, y detrs de ellos un poco de la tradicin Spinoza-Hegel), con la pretensinde dar al marxismo (el materialismo histrico) como ciencia. Lo que finalmente est(estaba, porque despus cambi un poco) en la buena tradicin de toda empresafilosfica como garanta y aval. Veo tambin que, las cosas siendo entonces las queeran, las pretensiones y contra-pretensiones siendo entonces las que eran, y yo siendo loque era, no podra haber sido de otro modo, y la rplica que yo daba era como natural,tan natural como las tormentas y los granizos de Spinoza. Creo a medias, creo en lamitad, como todo buen espritu, pero esta mitad de desconfianza era necesaria para laotra mitad, para escribir. Sin duda, este andamiaje, prest a gente el servicio de poder subir sobre el techo de la casa y vete a saber lo qu hicieron en el techo y de la casa! yde la vista sobre el paisaje que reciban de su escalada! Las cosas son, a pesar de todo,cuanto menos, un poco complicadas: y, por aadidura, tengo otra certeza, saber que losescritos se siguen segn una lgica que, por poco que reconozcas en general lanecesidad de ser (por poco que yo lo sea) filsofo, no se deja rectificar tan fcilmente.Rectifica, rectifica, algo quedar siempre ... La prisin del personaje queda, incluso si elpersonaje que ha tenido la imprudencia de descubrirse en un texto decide anunciar que ha cambiado. Vuelvo al clebre precepto: jams escribas tus obras de juventud!,jams escribas tu primer libro!

    No todo ha sido en vano en esta aventura, ni nulo, pues la lgica del juego de lasaserciones no es la de las aserciones mismas. Pero la cuestin consiste en saber cmoadministrar este pasado supuesto o presunto en una situacin como la que sufrimos.La nica respuesta que yo encuentro, por el momento, es el silencio. Y, a pesar de todaslas diferencias, comprendo el tuyo, que tiene otras razones. Al igual que comprendo latentacin y el recurso a la retirada a las profundidades metafsicas, lo que tiene la

    ventaja de combatir la soledad. Silencio que puede ser definitivo, por qu no? O unretroceso para publicar a pesar de todo algunas cositas sobre Maquiavelo, Gramsci yconsortes, o algunas impertinencias sobre la filosofa, vieja idea que arrastro,recuerdas?, pero que debo, la experiencia ayuda, rectificar bastante desde nuestros

    paseos en los prados, o incluso sobre la tradicin epicrea, qu s yo?, poca cosa en untiempo en que sera necesario armarse de bastantes conocimientos concretos para hablar de cosas como el Estado, la crisis econmica, las organizaciones, los pasessocialistas, etc. Estos conocimientos no los tengo, y sera necesario, como Marx en1852 recomenzar por el principio, pero es demasiado tarde, en vista de la edad, lafatiga, el hasto, y tambin la soledad.

    Por supuesto, existe tambin a posibilidad de volver sobre El Capital , ahora que

    se ve un poco ms cerca lo que no funciona en su razonamiento, que no linda con laIdea de la empresa, sino con sus argumentos: pero aqu tambin, en buena lgica, no

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    bastara demostrar, sino que sera necesario remontar el mecanismo, lo que suponeotras piezas y tambin algo ms que la pequea cultura filosfica de la que yo dispongo.

    T hablas de asco, de hasto: oigo la palabra en torno a m, a mi alrededor,en los mejores. Y aqu, sin embargo, no es como en ti, pero es la misma palabra. Es la

    palabra que dice muy alto que ya no se encuentra (su) lugar en toda esta mierda, y que

    es intil buscarlo, pues todos los sitios son llevados por el curso absurdo de las cosas.Ya no puede uno baarse en un ro del todo. Excepto ser una estaca plantada en lacorriente, y que, en silencio, se mantenga. En un poco de tierra firme. Todo es encontrar ese poco de tierra bajo las aguas. Despus de todo es el movimiento del mundo deMontaigne que se ha visto, en realidad la coyuntura, de todos los colores. Pero el libroya est hecho: es necesario encontrar otra cosa.

    Si puedes escribirme, estoy dispuesto a beber de tus profundidadesmetafsicas: por curiosidad y para saber cmo haces, y llegar a travs de las respuestasque buscas a las preguntas que te trabajan.

    He pasado un verano muy difcil, pero ahora rencuentro un cierto equilibrio, puedo leer un poco, y soy capaz de escuchar. La manera increble en que los problemasdel mundo vienen a anudarse sobre los fantasmas personales, es increble y despiadada:ya viv eso. Pero tambin viv el primer desenlace [des-anudamiento] de la cosa, y esome dio un poco de coraje, y una especie de serenidad instruida. Eso no cambia nadaen el burdel del mundo, pero en las obsesiones del alma... es un principio, decimos a

    pesar de todo, alentador. Cambiar el orden de sus pensamientos en vez del orden delmundo

    Perdn por esta larga confidencia, querido Merab. Aqu, guardo todo esto param solo: contigo, es otra cosa.

    Te abrazo y me preocupo por ti.

    Louis.