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RESEÑA DE Liamos HIRSCH, THRRÉSE : Musique et reedu- cation. (Expériences de thérapie musicale avec des enfants profon- dément débiles). Editorial Dela- chaux Niestlé, Neuchätel (Suiza), enero de 1966, 155 pp. en octavo. La obra de la señorita Hirsch, ga- lardonada en 1965 con el premio «Cellerier», de la Universidad de Gi- nebra, está prologada por el insigne neurólogo español doctor Aluriague- rra, que tuvo a su cargo durante muchos años la jefatura de los Ser, vicios del Hospital de Santa Ana, de Paris, y hoy desempeña la cátedra de Clínica psiquiátrica de la Uni- versidad de Ginebra, y dirige la clí- nica de Bel-Air, donde la autora ha llevado a cabo sus experiencias. En la introducción se plantea una serie de cuestiones que serán el nú- cleo de los capítulos que siguen Cuáles son los aspectos de la música que pueden ser una aportación inte- resante en la reeducación de niños muy retrasados; en qué dominio la música puede ser útil a estos niños, empleada no solamente como medio educativo, sino como instrumento de observación con niños que no tienen lenguaje y no lo comprenden; en qué casos la música puede ser ver- daderamente eficaz y qué resultados se pueden esperar de ella ; los defi- cientes profundos aman la música y están dotados para este arte, como se cree frecuentemente. Ha partido de observaciones he- chas con niños de posibilidades mu- sicales extremadamente restringidas para relacionarlas con la educación de párvulos normales, pues, como afirma acertadamente la autora, mediante un trabajo con niños de- ficientes operaría con las estruc- turas más primitivas de la musica- lidad y podría transferir esta apor- tación a la educación de los peque- ños, observando lo que había que modificar al pasar de unos a otros, y lo que habría de añadir cuando se tratara de niños dotados de in- teligencia. ¿Por qué elige la música antes que ningún otro arte en una perspectiva de reeducación global? Porque la música es un arte tan completo que no sólo juega un papel importante en la vida diaria, sino que hace re- ferencia a todas nuestras facultades: a nuestra motricidad y capacidad sensorial, por lo que respecta al rit- mo y sonido; a nuestra afectividad, por lo que concierne a la melodía : a nuestra inteligencia, por todo lo que se relaciona con la simultanei- dad, la ordenación, la toma de con- ciencia del lenguaje musical (toma de conciencia que podrá conducir a la lectura y escritura) y más par- ticularmente a todo lo que concierne a la armonía. En fin, al hombre glo- balmente considerado, ya que esta discriminación no tiene en cuenta el hecho de que estos dominios o facetas personales se imbrican y re- cortan entre si. Una cierta educación del movi- miento, medio terapéutico de la re- educación motriz está implicada en la música ; el método basado en ella pretende movilizar todas las facetas del ser ; motrices, sensoriales, emo- cionales, intelectuales. Se parte del movimiento como base de toda ex- presión para desarrollar el ser com- pleto. En su primera parte señala como fines de la educación general de los retrasados (que, a pesar de no gozar de vida autónoma, tienen, no obs- tante, un porvenir) lo siguiente : el fin de su educación es hacerles su- ficientemente dueños de si mismos, para que puedan tomar una parte activa en una vida cotidiana muy sencilla y concreta: aprender a co- mer solos, a lavarse, etc. Cuando ha- yan adquirido estos hábítos podrán ser integrados en alguna de las ac- tividades sociales, talleres, recreos o distracciones organizadas, bien colo- cados en un medio o emplazados en la familia. Se trata, pues, de despertar la atención de estos niños y de prolon- garla para que se cambie en interés sostenido cada vez mas. Por ello hay que estimular, activar los amor- fos, disciplinar y canalizar los agita- dos, sin dejarse prender por su di- namismo aparente, pues, en realidad, están replegados sobre sí mismos, como los amorfos, y son, como ellos, inorganizados y ligeros. También es preciso ordenarles, estabilizarles, dar- les los medios de tomar un poco de iniciativa; es decir, de expresarse, hacerles receptivos. Es preciso llevar- les a un mínimo de actividad mental, Intentar hacer que pasen los actos inconscientes al nivel consciente. Situada en esta perspectiva g ene- ral, la autora aborda luego fines par- ticulares en relación con la música, «es preciso ocuparse de los ritmos del ser humano, favorecer en el niño la libertad de sus acciones muscu- lares y nerviosas, ayudarle a triunfar de las resistencias e inhibiciones Y armonizar sus funciones corporales con las del p ensamiento». La música puede ser la puerta de entrada para entrar en contacto con el niño que apenas percibe nada del mundo ex- terior; en los niños retrasados, con frecuencia, no son los órganos de los sentidos los que funcionan mal> es la utilización, la transmisión de estas sensaciones la que no se hace o se hace mal. Es necesario ejercitar- les en la utilización de sus órganos de su cuerpo en general. Frecuente- mente los deficientes profundos, poco desarrollados en todos los planos, son más sensibles al ritmo y al «tempo» mientras que los niños con pertur- baciones caracteriales, normales des- de el punto de vista evolutivo, son más sensibles a la melodía. Ritmo o melodía pueden ser el medio de abrir brecha en el muro que opone el niño. La muslca-actividad y la motrici- cidad.—La educación de la actividad comprende el aprendizaje de dos ac- titudes : dar (ejecutar un ritmo, emitir un sonido) y recibir (poner el oído), pues hay que hacer de los ni- ños «receptores y transformadores Y no espectadores». Es natural el to- mar la música en lo que tiene de ac- tivo, el ritmo, que es un elemento grandemente positivo y activo. Para que un niño pueda percibir de ma- nera precisa un ritmo y, en conse- cuencia, una m ú si c a cualquiera (puesto que el ritmo es el elemen- to dinámico que anima la melodía y la armonía), es preciso que exista posibilidad de sentirlo muscularmen- te, que esta actividad sea manifiesta o interiorizada. Cuando el niño tie- ne grandes dificultades motrices no puede crear los ritmos muscularmen- te o recrearlos escuchando la música. La forma sonora es así desorganiza- da, y las dificultades motrices y de percepción se influyen recíprocamen- te, inutilizando la terapia basada so- lamente en la audición de trozos musicales. Una educación por la música no es una educación motriz; los ejercicios motrices que se hacen realizar en una terapia musical son siempre dic- tados, engendrados por la música, mientras que, en una reeducación motora, la música juega siempre un papel de acompañamiento. La nece- sidad de movimiento es inherente a todo ser ; por el movimiento, él llega a vivir espontáneamente ciertas ex- periencias independientes de toda reflexión. Es el dominio del ritmo el que se presta primeramente al movimiento_ El «tempo», ritmo muy fisiológico, puesto que es el del corazón, de la respiración, tiene también una ex- presión motriz voluntaria : la mar- cha. Se puede hacer ejecutar mo- vimientos de piernas en diferentes «tempos», a niños que no andan. Los ritmos que se ejecutan con los bra- zos, las manos, golpeadas sobre toda

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RESEÑA DE Liamos

HIRSCH, THRRÉSE : Musique et reedu-cation. (Expériences de thérapiemusicale avec des enfants profon-dément débiles). Editorial Dela-chaux Niestlé, Neuchätel (Suiza),enero de 1966, 155 pp. en octavo.

La obra de la señorita Hirsch, ga-lardonada en 1965 con el premio«Cellerier», de la Universidad de Gi-nebra, está prologada por el insigneneurólogo español doctor Aluriague-rra, que tuvo a su cargo durantemuchos años la jefatura de los Ser,vicios del Hospital de Santa Ana, deParis, y hoy desempeña la cátedrade Clínica psiquiátrica de la Uni-versidad de Ginebra, y dirige la clí-nica de Bel-Air, donde la autora hallevado a cabo sus experiencias.

En la introducción se plantea unaserie de cuestiones que serán el nú-cleo de los capítulos que siguenCuáles son los aspectos de la músicaque pueden ser una aportación inte-resante en la reeducación de niñosmuy retrasados; en qué dominio lamúsica puede ser útil a estos niños,empleada no solamente como medioeducativo, sino como instrumento deobservación con niños que no tienenlenguaje y no lo comprenden; enqué casos la música puede ser ver-daderamente eficaz y qué resultadosse pueden esperar de ella ; los defi-cientes profundos aman la música yestán dotados para este arte, comose cree frecuentemente.

Ha partido de observaciones he-chas con niños de posibilidades mu-sicales extremadamente restringidaspara relacionarlas con la educaciónde párvulos normales, pues, comoafirma acertadamente la autora,mediante un trabajo con niños de-ficientes operaría con las estruc-turas más primitivas de la musica-lidad y podría transferir esta apor-tación a la educación de los peque-ños, observando lo que había quemodificar al pasar de unos a otros,y lo que habría de añadir cuandose tratara de niños dotados de in-teligencia.

¿Por qué elige la música antes queningún otro arte en una perspectivade reeducación global? Porque lamúsica es un arte tan completo queno sólo juega un papel importanteen la vida diaria, sino que hace re-ferencia a todas nuestras facultades:a nuestra motricidad y capacidadsensorial, por lo que respecta al rit-mo y sonido; a nuestra afectividad,por lo que concierne a la melodía :a nuestra inteligencia, por todo loque se relaciona con la simultanei-dad, la ordenación, la toma de con-ciencia del lenguaje musical (toma

de conciencia que podrá conducira la lectura y escritura) y más par-ticularmente a todo lo que conciernea la armonía. En fin, al hombre glo-balmente considerado, ya que estadiscriminación no tiene en cuentael hecho de que estos dominios ofacetas personales se imbrican y re-cortan entre si.

Una cierta educación del movi-miento, medio terapéutico de la re-educación motriz está implicada enla música ; el método basado en ellapretende movilizar todas las facetasdel ser ; motrices, sensoriales, emo-cionales, intelectuales. Se parte delmovimiento como base de toda ex-presión para desarrollar el ser com-pleto.

En su primera parte señala comofines de la educación general de losretrasados (que, a pesar de no gozarde vida autónoma, tienen, no obs-tante, un porvenir) lo siguiente : elfin de su educación es hacerles su-ficientemente dueños de si mismos,para que puedan tomar una parteactiva en una vida cotidiana muysencilla y concreta: aprender a co-mer solos, a lavarse, etc. Cuando ha-yan adquirido estos hábítos podránser integrados en alguna de las ac-tividades sociales, talleres, recreos odistracciones organizadas, bien colo-cados en un medio o emplazados enla familia.

Se trata, pues, de despertar laatención de estos niños y de prolon-garla para que se cambie en interéssostenido cada vez mas. Por ellohay que estimular, activar los amor-fos, disciplinar y canalizar los agita-dos, sin dejarse prender por su di-namismo aparente, pues, en realidad,están replegados sobre sí mismos,como los amorfos, y son, como ellos,inorganizados y ligeros. También espreciso ordenarles, estabilizarles, dar-les los medios de tomar un poco deiniciativa; es decir, de expresarse,hacerles receptivos. Es preciso llevar-les a un mínimo de actividad mental,Intentar hacer que pasen los actosinconscientes al nivel consciente.

Situada en esta perspectiva gene-ral, la autora aborda luego fines par-ticulares en relación con la música,«es preciso ocuparse de los ritmosdel ser humano, favorecer en el niñola libertad de sus acciones muscu-lares y nerviosas, ayudarle a triunfarde las resistencias e inhibiciones Yarmonizar sus funciones corporalescon las del pensamiento». La músicapuede ser la puerta de entrada paraentrar en contacto con el niño queapenas percibe nada del mundo ex-terior; en los niños retrasados, confrecuencia, no son los órganos de

los sentidos los que funcionan mal>es la utilización, la transmisión deestas sensaciones la que no se haceo se hace mal. Es necesario ejercitar-les en la utilización de sus órganos

de su cuerpo en general. Frecuente-mente los deficientes profundos, pocodesarrollados en todos los planos, sonmás sensibles al ritmo y al «tempo»mientras que los niños con pertur-baciones caracteriales, normales des-de el punto de vista evolutivo, sonmás sensibles a la melodía. Ritmo omelodía pueden ser el medio de abrirbrecha en el muro que opone elniño.

La muslca-actividad y la motrici-cidad.—La educación de la actividadcomprende el aprendizaje de dos ac-titudes : dar (ejecutar un ritmo,emitir un sonido) y recibir (poner eloído), pues hay que hacer de los ni-ños «receptores y transformadores Yno espectadores». Es natural el to-mar la música en lo que tiene de ac-tivo, el ritmo, que es un elementograndemente positivo y activo. Paraque un niño pueda percibir de ma-nera precisa un ritmo y, en conse-cuencia, una m ú si c a cualquiera(puesto que el ritmo es el elemen-to dinámico que anima la melodíay la armonía), es preciso que existaposibilidad de sentirlo muscularmen-te, que esta actividad sea manifiestao interiorizada. Cuando el niño tie-ne grandes dificultades motrices nopuede crear los ritmos muscularmen-te o recrearlos escuchando la música.La forma sonora es así desorganiza-da, y las dificultades motrices y depercepción se influyen recíprocamen-te, inutilizando la terapia basada so-lamente en la audición de trozosmusicales.

Una educación por la música no esuna educación motriz; los ejerciciosmotrices que se hacen realizar enuna terapia musical son siempre dic-tados, engendrados por la música,mientras que, en una reeducaciónmotora, la música juega siempre unpapel de acompañamiento. La nece-sidad de movimiento es inherente atodo ser ; por el movimiento, él llegaa vivir espontáneamente ciertas ex-periencias independientes de todareflexión.

Es el dominio del ritmo el que sepresta primeramente al movimiento_El «tempo», ritmo muy fisiológico,puesto que es el del corazón, de larespiración, tiene también una ex-presión motriz voluntaria : la mar-cha. Se puede hacer ejecutar mo-vimientos de piernas en diferentes«tempos», a niños que no andan. Losritmos que se ejecutan con los bra-zos, las manos, golpeadas sobre toda

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clase de objetos o sobre todas laspartes del cuerpo, la cabeza, el tron-co, habitúan todo el cuerpo del niñoa hacer movimientos y después mo-vimientos rimados. Con niños quehablan se puede asociar el sonido a/a palabra: alto, bajo, fuerte, dulce;con niños muy retrasados, que nohablan, las asociaciones entre el so--nido y el gesto son indispensables;así, para designar una subida sonorase les enseña a levantar los brazoso a elevarse sobre las puntas de lospies. Es una forma de llevarlos, pocoa poco, a una toma de conciencia;los ejercicios de sonido, de melodía,son ocasión de ejercicios motores,nada ilógico, pues «todo mensajesensorial influencia el cuerpo entero,la actitud, el sistema muscular».

El niño pequeño y el niño retrasa-do reaccionan de manera sincrética;cuando un niño percibe un sonidoresponde a el con todo su organismo(que no está todavía verdaderamen-te especializado), con movimientos detodos sus miembros. Es interesantela utilización de las bases de la mú-sica para poner en el niño los fun-damentos primeros de una vida cons-ciente; el conocimiento de su cuer-po, de sus movimientos (coordina-ción, disociación) y la del espacioexterior para que él pueda orientar-se. La música, dirigiéndose al serentero, hace que el movimiento porel cual nos expresamos tenga unagran importancia. Pero es preciso te-ner presente que los niños retrasa-dos no reaccionan a canciones dema-siado elaboradas o impregnadas desentimientos que ellos ignoran; esnecesario atenerse a los hechos mu-sicales brutos para despertar su in-terés; es decir, a la impulsión rít-mica, a la canalización métrica, alsonido y a sus cualidades (duración,intensidad, altura y timbre), a losintervalos, a la melodía, a la orde-nación. Estos hechos musicales in-troducen al niño al mismo tiempoen el dominio del acto propiamentedicho—golpear en sus manos, sobrebastoncillos, cantar— y en el domi-nio de la percepción, de la receptivi-dad, que exige una participación,una especie de adhesión a los fenó-menos sonoros.

Los niños retrasados tienen queefectuar un doble paso : individuali-zarse, tomar conciencia de ellos mis-mos, y socializarse, tomar concienciade los demás. Desde este punto devista, la música es un buen asidero;puede desarrollarlos física y sensorial-mente por el ritmo y el sonido, afec-tivamente por la melodía, y quizá,por este camino les puede hacer des-puntar sobre el terreno mental. Can-tar, teniendo el niño por las manos,haciéndole andar o balancearse esya un intercambio afectivo. Frecuen-temente, un niño muy asustado porno importa qué incursión en sumundo, un niño que no soporta quese le aproximen o que se le toque,se encuentra seguro por la música.

Todo ejercicio de base musicalpuede ejecutarse por dos o varios,principalmente los ejercicios q u e

adoptan la forma de un juego, noson, en general, ni juegos simbólicosni juegos de reglas; parte simple-mente de un ritmo (dos a dos, gol-pear las manos del que está, enfren-te, pasarse una pelota) o de unapequeña canción, que es pretextopara un corro donde los niños debenaprender a darse las manos, a irtodos con la misma rapidez, a de-tenerse todos en el mismo momento,a no hacerse arrastrar. Se trata, portanto, de conducir al niño, perotambién de seguirle. El niño debeigualmente aprender a conducir alos otros niños y a seguirlos, paralo cual necesitamos inspirarnos enlo que él sabe hacer y en lo quenos sugiere para facilitar su adhe-sión.

Respecto de los instrumentos apro-piad,os para la reeducación de estosniños por medio de la música, la au-tora describe unas experiencias muyvaliosas. Empieza indicando instru-mentos que pueden ser abordadosdirectamente y no exigen aprendi-zaje propiamente dicho : los instru-mentos de percusión son los quellenan mejor estas exigencias. Dis-tingue dos categorías de instrumen-tos musicales : aquellos de los quese sirven los niños y los que sola-mente son utilizados por el maes-tro. En esta segunda categoría pue-de incluirse la radio, discos y mag-netofón: los de la categoría prime-ra deben adaptarse al estado de losniños.

Para muchos niños el primer ins-trumento es el cuerpo, instrumentode movimiento e instrumento depercusión. Por este camino, el niñotoma conciencia de su cuerpo, pa-sando en seguida del ruido de lasmanos entre sí, al de las manos so-bre la mesa, el suelo o el muro.Estos no son todavía verdaderos ins-trumentos-objetos, pero suponen elcomienzo de una acción sobre elmundo exterior. Después emplea ungran tambor de madera, muy estable,sobre el que se puede golpear conla palma de la mano, con el puño,con los dedos o con mazo; un tam-bor sobre el que se puedan subir osentarse, que puede ser explorado porlos niños marchando a su alrededoro tocándole.

Insiste en el hecho de que el ins-trumento debe ser relativamente pri-mitivo y abordable directamente,porque es preferible que los niñosretrasados hagan la experiencia con-creta de una música viviente, produ-cida por gente que ellos ven y eninstrumentos de mecanismo simple.Tiene la impresión de que una par-te de la angustia que tienen estosniños proviene de que viven en unmundo demasiado complejo para sumentalidad y que no asimilarán ja-más. Por esto, todo tiene para elloscarácter mágico, inquietante, la mú-sica puede hacerles salir un poco deellos mismos, de ese mundo cerradodonde todo es «mágico»; por estasrazones utiliza muy poco la radio oel tocadiscos, aunque existan discosde rítmica bastante más bellos que

la música producida por los instru-mentos simples.

Otra razón lleva a la autora apreferir la música directa a la mú-sica registrada, cuando se trata deniños retrasados, y es que esa mú-sica sea pretexto para el movimientoo para la audición. Estos niños SORincapaces de servirse de un sentidoaisladamente. Ellos no orientan unruido del cual no ven el origen o unmovimiento separado de su función(simbolismo). Cualquier cosa que nonos llega más que por un solo anali-zador exige un trabajo mental muchomás grande, pues se trata de resta-blecer una función ausente. El so-nido de un instrumento debe evo-car la forma, el movimiento de losdedos; un sonido aislado procurauna sensación más difusa como unmal del que no se conoce el origen.

La forma de una radio o el movi-miento del disco sobre el tocadiscosno tienen mucha relación con la mú-sica que estos aparatos transmiten.

En resumen, la considero verdade-ramente digna del premio de la Uni-versidad ginebrina por lo acertado desus observaciones, lo preciso y ricodel conocimiento de estos niños y laautenticidad de sus experiencias.—[SABES. DÍAZ ARNAL.

SCHENEIDER, FRIEDRICH: La Pedago-gía comparada. Editorial Herder.Barcelona, 1966, 312 pp.

Esta obra del profesor Schneider,director del Instituto de PedagogíaComparada de Salzburgo, es de sumautilidad, como todas las suyas, paralas escuelas de educadores, y en es-pecial es importante por resaltar yponer en claro que la educación yla pedagogía no son el tos que4epueden vivir aislados,; ,que, so-breviviendo a todas ," ttiedenclasde autarquía cultura14,4tán por en-cima de las naciones, iiltí laa /ponte-ras geográficas y de losk,eonvencnalismos políticos. La coutmim . ditteducadores y el intercambio de a*pedagógicas son base en el futuroedificio de la paz. Esta es su tesis.

La obra consta de un prólogo delautor y cinco capítulos que tratande la historia de la ciencia compa-rativa de la educación, su concepto;la investigación, la enseñanza deesta ciencia y los factores configu-rativos de la pedagogía de los pue-blos. Capítulos que van precedidosde una interesante «presentación» acargo de don Juan Tusquets, direc-tor del Instituto de Pedagogía Com-parada de la Universidad de Barce-lona. Presentación extensa p o r elcompleto retrato que nos presentade Schneider (físico y cultural), y ala vez intensa por reducir la perso-nalidad de este gran pedagogo a uncomún denominador : el «prospecti-vismo», pues tanto sus obras (comosu fisonomía) como la trayectoria desu vida son, para Tusquets, «pros-pectivas».

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REVISTA DE EDUCACION - RESEÑA DE LIBROS

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Resalta Schneider, recogiendo tam-bién la opinión de otros especialistas,las finalidades principales de la en-señanza de nuestra disciplina, que sereducen a adquirir, merced a la vidaacadémica, la actitud científica; ca-pacitarse para elaborar, analizar,apreciar críticamente y aplicar a lasolución de problemas pedagógicosprácticos el material de pedagogíadel extranjero proporcionado por lasfuentes asequibles, y estar enteradode la naturaleza, historia, métodos eImportancia de la ciencia compara-tiva de la educación.

Destaca también Schneider el granvalor que para la ciencia de la edu-cación comparada tienen las publi-caciones de la Unesco, y en cuantoal reconocimiento oficial que las na-ciones otorgan a esta disciplina si-túa a Francia en un índice negativoy a Estados Unidos en un lugar pre-ferente, pues es en la nación ame-ricana donde esta materia goza demayor consideración, donde la docen-cia e investigación son impulsadascon mayor dinamismo. Estados Uni-dos es, ademas, el país donde la de-manda de incluir la pedagogía com-parada en la formación profesional

del profesorado se ha visto atendidaa través de sus «colegios de capa-citación del profesorado». Tambiénen Inglaterra se admite la educacióncomparada como asignatura para laprueba de grado de «maestro» y de«doctor», y para obtener el diplomade educación.

Nuestra patria ocupa un lugar dehonor en estas páginas, dentro delcapítulo dedicado a la historia de laciencia comparada de la educación.Hasta el extremo de que uno denuestros más admirados pedagogos(Raimundo Lullo) es para Schneiderel más ilustre y remoto precursorde la Pedagogía. Y en el último ca-pítulo, el más interesante sin duda,nos presenta el valor de la pedago-gía dentro del marco de la cultura yde la vida social. El autor deslindala realidad de una pedagogía querecibe influencias diversas de varioscampos científicos (historia, política,filosofía, etc.). Esto por un lado.Pero, al mismo tiempo, la realidadpedagógica ofrece otra vertiente queinfluye mucho sobre el carácter yla idiosincrasia nacionales, mostran-do la historia que, gracias a la pe-dagogía, se han cambiado muchas

formas de vivir y de pensar ya arrai-gadas. Esta doble perspectiva es laque estudia con detalle Schneideren la obra que comentamos.

En el epílogo nos muestra la in-fluencia positiva de la educaciónsobre investigadores y profesores, en-riqueciendo y madurando la calidadInunana del profesional. El cual nodebe conformarse con el estudio solode su disciplina, siendo, precisamen-te la investigación de los factoresconfigurativos los que le familiari-zan con la psicología de los pueblos,la sociología, la economía y la cul-tura en general. Exponente de estaactitud científica es el gran peda-gogo Herder.

En conclusión, esta Pedagogia com-parada es un botón de muestra másde las características constantes enlas obras de Schneider : la honradezy sinceridad con que se asoma a to-das las corrientes del pensamientopedagógico, las que le han llevadoa destacar e imponerse en muchosaspectos dentro de las modernas ten-dencias de la Ciencia de la Educa-ción, llamándosele, con toda justicia,«el campeón de la pedagogía cató-liCa».—FRANCISCO RICO.