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COMUNIDAD DE MÉDICOS CLINICOS AÑO 3 I NÚMERO 6 I ABRIL DE 2011 I Cód.Tranf. 1001149 Estudiaron Medicina pero no ejercen. Sin embargo, coinciden en que la disciplina los marcó para el resto de sus vidas. El rugbier Felipe Contepomi, el periodista Nelson Castro y el DT Carlos Bilardo cuentan cómo influyó la carrera en sus éxitos profesionales. MÉDICOS STAND BY /// Monotributo. Consejos contables /// La salud de EE.UU. El plan Obama /// Martina Gusmán. Actriz en guardia

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Estudiaron Medicina pero no ejercen. Sin embargo, coinciden en que la disciplina los marcó para el resto de sus vidas. El rugbier Felipe Contepomi, el periodista Nelson Castro y el DT Carlos Bilardo

cuentan cómo influyó la carrera en sus éxitos profesionales.

Médicos stand by

/// Monotributo. Consejos contables

/// La salud de EE.UU. El plan Obama

/// Martina Gusmán. Actriz en guardia

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Sumario

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TemaNro. d epágina

Símbolo dela sección

Nombre

Xx1

Xxxxxxxx

Xxxxxxxxxxxxxx

6

NtNota de tapa

Op

20

Opinión

Mv4

Mirá vos

12

24

Tx

22

Textos

Lg30

Lugares

32

Bienestar

Cm16

Clínicos en el mundo

EnEntrevista

28

26

Up34

Notas deinterés

Médicos Stand by

Actríz en guardia

Plan Obama

Neurología cognitiva

Consejos contables

Prestigio en la mira

Caso House

Super Freakonomics

Tour del vinoMendoza

Tenis

Hospitales de América

Última página

Reflexión House

Reunión

Bi

Rn

HsRe

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página 4 ojoclinico.net

/MvMirá vos

Cerebros de criminales convictos, un colon gigante, 2000 objetos curiosos tragados o inhalados acci-dentalmente, un esqueleto humano de 2,30 metros, huesos agujereados por balas, antiguos elementos de equipamiento médico, un compendio de lesiones oculares y hasta un tumor extraído a un ex presidente norteamericano son algunas de las piezas –no aptas para impresionables– que atesora el insólito Mütter Museum. Ubicado en Filadelfia, este original museo alberga una colección de excentricidades de la anatomía y la medicina. Si bien surgió con fines pedagógicos, para ofrecer a los estudiantes herramientas prácticas que contribuyeran a su formación, hoy las rarezas del Mütter convocan a un público heterogéneo y atraído por el morbo antes que por el afán de conocimiento. Lo cierto es que, más allá de su costado bizarro, constituye un sitio de visita obligada para cualquier médico que arriba a esa ciudad estadounidense.

La revista New Scientist pidió a expertos en cienciometría (la ciencia de medir la ciencia) que vaticinen los principales avan-ces e hitos de 2011. En lo que a medicina refiere, los especialistas pusieron foco en el campo de las células madre. En Massachusetts comenzó una terapia con esta técnica para prevenir o retrasar un tipo de ceguera producida por una afección congénita. Ade-más, diez pacientes con parálisis participan de otro estudio que utiliza células madre con el fin de reparar los nervios dañados y esti-mular el crecimiento de nuevos. El uso de dichas células, sin embar-go, aún es blanco de cuestiona-mientos éticos y dudas respecto de su potencial terapéutico.

Anatomía insólita en el Mütter Museum

La madre de todos los debates

CES 2011: lo último en gadgets médicos

Cada año, el Consumer Electronic Show (CES) de Las Vegas abre una ventana al futuro inmediato del mundo de la tecnología. Las grandes marcas del sector eligen esta feria para anunciar sus novedades y lanzamientos. En la edición 2011, las vedet-tes del evento fueron los dispositivos médicos. Entre los varios prototipos y gadgets dedicados a la salud, hubo desde balanzas que discriminan el peso de huesos, mús-culos y grasa hasta relojes que monitorean el sueño. Pero los mayores elogios se los llevó la aplicación iHealth para iPhone, que mide la presión arterial y envía los datos a familiares del paciente, al clínico de cabecera o a cualquier número predeterminado por el usuario. Estos y otros avances apuntan a registrar información constante de los pacientes y así ayudar a los médicos a elaborar diagnósticos y tratamientos precisos.

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Comunidad de médicos clínicos

Anécdotas

Mi tocayo el pediatraDe joven, al poco tiempo de recibirme, volví a mi pueblo natal –una pequeña ciudad del interior bonaerense– y ejercí durante unos años en el hospital local. Éramos pocos médicos allí, y casualmente dos nos llamábamos exactamente igual. Con frecuencia, la radio local me llam-aba para entrevistarme sobre temas como la importancia de la lactancia materna o la pre-vención de broncoespasmos infantiles. “Segu-ramente ustedes buscan al otro Rodríguez, el pediatra; yo soy el clínico”, aclaraba ante cada requisitoria de ese tipo. Pero un día me toma-ron desprevenido y me sacaron al aire sin darme tiempo a disipar la confusión. La nota versaba sobre “la alimentación durante los primeros tres años de vida”. Como los clínicos sabemos un poco de todo, y como además ya era padre de dos criaturas, pude aportar mis conocimientos y mi experiencia al re-specto. El periodista nunca notó el malen-tendido, ni me ocupé de advertírselo. Al otro día, en el hospital, mi tocayo pediatra no paraba de gastarme: “¡Impostor! Ahora vení y atendé a mis pacientes también, que yo me voy a tomar sol al río”.

¿Querés contarnos unaanécdota? Mandanos unmail a [email protected]

Maestras que curan

Una tarde, al regresar del jardín de infantes, mi

hijo me preguntó: “Pa, ¿por qué la seño se disfraza

de vos?”. Le expliqué que los maestros, igual que los

médicos, también usan guardapolvo blanco cuando

trabajan. Pero él, a sus 5 años, estaba en plena edad de

los “por qué” y me ametralló a preguntas que no supe

contestarle. Curioso al máximo, quería conocer las ra-

zones por las cuales el guardapolvo es blanco y no de otro

color. Con la naturalidad habitual en los chicos, hasta

llegó a sugerir que el delantal de los docentes fuera

negro, para diferenciar mejor el atuendo característico

de ambas profesiones. Años después le conté la anécdota

y me devolvió una conclusión ingeniosa: “Ya sé qué

tienen en común: ustedes curan enfermedades; ellos, la

ignorancia”.

Hay turnos y turnos…Acababa de mudarme a un nuevo consultorio, y se ve que allí había funcionado tiempo antes una oficina de la Dirección de Tránsito. O bien la línea telefónica que me asignaron había corre-spondido en algún momento a esa dependencia, no lo sé. Lo cierto es que, de manera recurrente, mi secretaria atendía llamados equivocados, de gente que quería renovar u obtener su licencia de conducir. “Hola, sí, para sacar un turno”, comenzaban casi siem-pre esos diálogos, hasta que en algún momento la equivocación quedaba en evidencia. Por ejemplo, cuando mi asistente pregun-taba “¿Ya es paciente del doctor?” o “¿Tiene alguna prepaga?”. Ahí el interlocutor se daba cuenta de la confusión. Siempre. Salvo una sola vez en la que alguien llamó y, efectivamente, se le asignó el turno: grande fue su sorpresa cuando al llegar descubrió que era un consultorio y que su turno era para una consulta médica y no una cita para tramitar la renovación del registro.

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Nota de tapa

/Nt

ojoclinico.net

Médicos que triunfan en otros trabajos

MARCADOS POR LA MEDICINA

Dr. FelipeContepomiRugbier, ícono de

Los Pumas y cirujano.

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página 7Nota de tapaComunidad de médicos clínicos

Se recibieron de médicos y ejercieron. Pero terminaron eligiendo otros caminos y son exitosos en lo que hacen.Tres historias de médicos famosos que se dedican a otra cosa. ¿En qué influyó su formación para sus carreras? ¿Piensan volver a ejercer? Por Martín Ambrosio

Dr. Carlos SalvadorBilardoDirector técnico de la

selección de fútbol

campeona de 1986

y ginecólogo.

Dr. NelsonCastroPeriodista y neurólogo.

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Nota de tapa

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ojoclinico.net

El que se recibió de médico –no importa si fue por vocación, conveniencia u obligación–

quedará marcado para siempre. Su visión del mundo se verá condicionada y aunque se aleje de la profesión, la rechace y se resista, cuando en-frente un problema, y sin darse cuenta, pensará como un médico. Así se trate de la economía del país o de una pelea de novios, el médico tenderá a evaluar el origen del problema, su mecanismo, la manera de tratar-lo y las posibilidad de obtener un resultado. Un punto de vista diferente del de un deportista, un abogado, un militar o un político. Pero, ¿habrá que ponerse contento de pensar como un médico? Ojalá que sí, porque cuando se recibe el diploma hay algo más que se adopta. Y no nos referimos ni a la ética ni al interés por los demás, sino a una manera de pararse frente a la vida.

Escritores, hombres de Estado y deportistas pasa-ron con éxito por la facultad de Medicina. Y aun-que muchos de ellos abandonaron la profesión, todavía sienten que haberse recibido los cambió para siempre.

El DT que no puede equivocarseEl técnico de fútbol más exitoso del Seleccionado nacional ejerció la ginecología. Bilardo, con fama de obsesivo, aún hoy sigue repasando por las no-ches los libros de su especialidad y recuerda con cariño a sus grandes maestros.

¿Cómo fue que decidió dejar la profesión?En 1966 me integré al equipo de Estudiantes de La Plata. Pensé que podría hacer las dos cosas a la vez, estudiar y entrenar. Pero Estudiantes em-pezó a ganar. Ganamos cuatro años seguidos. Y

El técnico campeón del mundo continúa leyendo cuestiones de Medicina.

“Pensé que podría hacer las dos cosas

a la vez, estudiar y entrenar. Pero

Estudiantes empezó a ganar. Ganamos

cuatro años seguidos. Eso me fue alejando

de la Medicina. No lo planifiqué. La vida me

fue llevando.”

Carlos S.Bilardo

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página 9Nota de tapaComunidad de médicos clínicos

eso me fue alejando de la Medicina. No lo pla-nifiqué. La vida me fue llevando. Ganamos un partido, ganamos otro, seguimos ganando. Na-die pensaba que íbamos a hacer esa carrera. En ese entonces el fútbol estaba dominado por los clubes grandes. Pero apareció Estudiantes. Y con Estudiantes vinieron las giras, la copa Liberta-dores de América, Europa. Eso me fue quitando tiempo. Cada vez iba menos al hospital. Me que-dé fuera de órbita.

¿Qué hubiera pasado si en lugar de ser director técnico y manager en la AFA estuviera atendien-do un consultorio? ¿Piensa que hubiera podido soportarlo?Sí, sí, sí. Para mí era igual, me absorbía igual. Estaba todo el día en el hospital. Vivía ahí. Iba de un hospital a otro, trabajaba con el gran doctor Leal, iba al hospital de Villa Soldati. Todo el día trabajando. Me llevaba muy bien con la gente de cardiología pero yo elegí la especialidad de gine-cología porque estaba con Firpo padre. En ese momento era el único que hacía cesáreas. Nos pegábamos a él, estábamos con él en las charlas y en todo lugar donde podíamos. Hice un año y medio en consultorio; iba y venía, iba y venía. Cuando me tocó cursar la Unidad Hospitalaria en el Alvear me quedaba ahí y no volvía a casa. Allí estudiaba. Todo ahí.

¿Nota alguna marca en su manera de pensar pro-ducto de su formación como médico? ¿La carrera lo estructuró o le dio una visión particular del mundo?La carrera me enseñó que uno no se puede equi-vocar en nada. Nada, nada. Mirá, a mí las únicas materias en las que me bocharon fueron farma-cología y clínica médica. Yo tenía 19 años y me dijeron: “Oiga esto, esta persona tiene un soplo”. Yo me puse el estetoscopio, pero no oí nada. Me volvieron a preguntar: “¿Oye el soplo?”. Yo dije que sí, pero no había nada: era un corazón nor-mal. Me bocharon y ahí me enseñaron eso: tenía que hacer lo que yo sentía. Escuchaba a todos pero decidía yo. Como técnico de fútbol es igual: todos te piden jugadores, pero el que decide es uno. Me dijeron ese día que uno decide, que el enfermo es propio. Lo hicieron para reforzar la personalidad. Si alguien llega a la consulta y uno no es capaz de decidir por sí mismo, chau. Lo mismo cuando hay que hacer un cambio en me-dio del partido.

Cuando habla con un médico que ejerce la profe-sión, ¿en qué se siente diferente?No me siento diferente. Tengo mucho respeto por los médicos. Estoy desactualizado, pero todas las noches leo un tema. Agarro un libro y leo. Re-

Asegura que la forma de pensar como médico se proyectó en lo periodístico.

“Tenía mucha actividad como médico, pero la realidad me forzó a dejarla. El hecho de ser popular contamina, hace todo más difícil”

Nelson Castro

cuerdo que una vez le dije a Favaloro, acá perdés un sábado y te atrasás. En eso, la Medicina es distinta a todo, muy exigente.

¿Se arrepiente de haber estudiado Medicina?No, no, me encantaba. Vivía en el hospital. Te-nía 17 años, estaba en el Alvear, dormía, comía, estaba con Firpo, con Kaminsky, unos capos. Al doctor Leal lo sigo viendo. Lo recuerdo todo con mucho cariño.

¿Alguna vez tuvo la fantasía de volver a ejercer?Quise. Quise pero no me da el tiempo. Leo, eso sí. A la noche, en la biblioteca, leo un tema.

¿Cuál fue el último material que leyó para actua-lizarse?Lo último que leí fue sobre ejercicios del corazón y el tema del aparato circulatorio.

El periodista que piensa como médicoNelson Castro termina su programa de la maña-na en Radio Mitre y le da el pase a Samuel “Chi-che” Gelblung. Bromea, se siente a gusto. Castro

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riodismo estuviera atendiendo un consultorio? ¿Piensa que hubiera podido soportarlo?No, precisamente por eso dejé la carrera. Hubo un episodio: la cirugía de carótida del ex presi-dente Carlos Menem, que me dio mucho prota-gonismo. Lo operaba un profesor mío y yo estaba al tanto de todos los detalles. Eso le dio a mi pro-fesión un relieve inusitado y en el hospital todos querían atenderse conmigo. Se me duplicaron los pedidos en el consultorio. Fue un salto a la po-pularidad brutal y me fue imposible responder a la demanda.

¿Nota alguna marca en su manera de pensar pro-ducto de su formación como médico? ¿La carrera lo estructuró o le dio una visión particular?Por supuesto. La formación que te da una profe-sión como la médica, donde lo hipotético deduc-

construyó una vida en la que su profesión médica –es neurólogo– se mantuvo a la par de su carrera periodística. Pero, hace poco más de una década, el éxito, la fama, le impidieron seguir viendo pa-cientes. Como consuelo, le queda hacer gala en sus libros del conocimiento obtenido en ambos campos.

¿Cómo fue que se decidió a dejar la profesión médica?En mi caso, siempre ejercí las dos profesiones. In-cluso me recibí primero de periodista. Tenía mucha actividad como médico, pero la realidad me forzó a dejarla. El hecho de ser popular contamina, hace todo más difícil y te lleva a situaciones éticamente grises. En prevención de eso dejé la Medicina, pero durante 14 años mantuve las dos profesiones.¿Qué hubiera pasado si en lugar de hacer pe-

El rugbier tiene planeado seguir con la profesión una vez que deje de jugar.

“El jugar al rugby en un equipo me entrena para funcionar también en un equipo médico. Del mismo modo, la constancia y dedicación que uno pone al estudiar Medicina me ayuda con el deporte.”

Felipe Contempomi

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página 11Nota de tapaComunidad de médicos clínicos

tivo ayuda mucho, está presente en tu vida siem-pre. Y se proyectó a lo periodístico, en la forma de pensar. La Medicina te enseña a pensar lo aso-ciativo. Esto te ayuda inmediatamente a poner la noticia en un determinado contexto. Forma parte de lo periodístico y te lleva a una automatización de la cadena de consecuencias más rápidamente. Cada hecho responde a un marco, a una dinámi-ca. Causas y consecuencias. Es decir, la película y no la foto, ¿no es cierto? Son mecanismos del buen pensamiento.

Cuando habla con un médico que ejerce la profe-sión, ¿en qué se siente diferente?No, nunca dejás de ser médico. Además, me man-tengo actualizado, estudio sobre mi especialidad. Estoy al tanto. Cuando hablo con colegas habla-mos todavía un lenguaje común.

¿Se arrepiente de haber estudiado Medicina?No, para nada, por supuesto que no. Lo agradez-co mucho. Es una vocación que está siempre pre-sente en mi vida.

¿Alguna vez tuvo la fantasía de volver a ejercer?Se hace difícil. Pero por suerte están los libros, las actualizaciones. En lo que yo mismo escribo, en mis propios libros, se ve la síntesis, las dos pasiones.

El puma está en un impasseUno de los mejores rugbiers argentinos es médi-co. Se llama Felipe Contepomi y es el capitán de los Pumas, la selección nacional. Tiene 33 años y luego de hacer buena parte de su carrera en la Universidad de Buenos Aires se recibió en Irlan-

da, mientras jugaba en Europa. Es una apasiona-do de la profesión y hasta hace no mucho tiempo seguía ejerciendo en un hospital. Sabe que su vida como rugbier tiene fecha de vencimiento, y por eso Contempomi está seguro de que pronto re-tomará su profesión y sueña con tener su propio consultorio. Mientras tanto, sigue jugando y re-presentando al país.

¿Cómo fue que se decidió a dejar la profesión médica?En realidad no decidí dejar la profesión médica; se podría decir que estoy en un impasse. Hasta hace un año y medio, en Irlanda, jugaba al rugby y ejercía la Medicina en el hospital

¿Qué pasaría si en lugar de jugar al rugby atendiera un consultorio de manera exclusiva? ¿Piensa que hubiera podido soportarlo?Definitivamente sí. Yo empecé estudiando Me-dicina cuando terminé el colegio y luego me fui a jugar rugby profesional a Europa. Sin embar-go, retomé los estudios en Irlanda para termi-nar la carrera, que en definitiva es mi verdadera vocación, y espero algún día poder estar exclu-sivamente atendiendo en un consultorio.

¿Nota alguna marca en su manera de pensar producto de su formación como médico? ¿La carrera lo estructuró o le dio una visión parti-cular?Creo que ambas disciplinas me han brindado co-sas que se complementan. Por ejemplo, el jugar al rugby en un equipo, me entrena para funcionar también en un equipo médico. Del mismo modo, la constancia y dedicación que uno le pone al estudiar medicina me ayuda con el deporte.

Cuando habla con un médico que ejerce la pro-fesión, ¿en qué se siente diferente?En que esa persona sabe muchísimo más y está más al día que uno.

¿Se arrepiente de haber estudiado medicina?No, ni un poco. Sí es cierto que a veces me pre-gunto por qué me gustó esta disciplina. Por ahí, podría haber sido mucho más fácil si me hubiese gustado otra cosa.

¿Alguna vez tuvo la fantasía de ejercer?Nunca dejé de tenerla.

Los tres coinciden en que haber estudiado Medicina fue positivo para el desarrollo de sus carreras. “Nunca dejás de ser médico”, dice uno de los referentes de Los Pumas.

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para ofrecer sus servicios legales a nombre de una firma de abogados. El negocio funciona: de lo que paga el seguro, la víctima cobra una pequeña parte, los abogados una mayor, y luego se les da una co-misión a policías y paramédicos. Sin afirmar que la historia de Carancho es una realidad, Gusmán de-cía al momento del estreno de la película que “fue impresionante todo lo que vi, las cosas horribles que se ven: los accidentes de tránsito y los proble-mas del sistema hospitalario, la violencia a la que están expuestos”. Y aunque retrata un submundo que se sabe que existe, Carancho jamás funciona como panfleto de denuncia. “La película sirve como reflexión; no pretende ser una denuncia, pero sí mo-dificarte, hacerte replantearte cosas”, decía la actriz en ese entonces.

Proveniente del mundo cinematográfico, Gusmán es además productora de cine. Su carrera se desa-rrolló detrás de cámaras hasta que se animó por primera vez a un protagónico en Leonera (2008), también dirigida por Trapero, su marido y padre de su hijo, con quien además mantiene una productora llamada Matanza Cine. Carancho fue su segundo gran papel en el cine y la plataforma que le permi-tió ingresar al mundo de la televisión (debutó en el unitario de Pol-ka Para vestir santos). Ese bagaje

página 13EntrevistasComunidad de médicos clínicos

“Cuando entré me pusieron con el jefe de guardia. Eran 24 horas seguidas. Al principio estaba a 20 metros y después me empecé a acercar: quince metros, cinco, tres, dos”.

Es muy común en el mundo de los actores la costumbre de empaparse en ámbitos descono-

cidos a los suyos a la hora de prepararse para sus papeles. Algunos incluso se animan a modificar sus físicos: las más audaces estrellas de Hollywood han subido de peso para representar personajes reales, o se han sometido a dietas furiosas para quedar es-queléticos. Han seguido a personas como sombras para mimetizarse lo más profundamente posible y apropiarse de esa identidad ajena. Después de todo, el cuerpo es la herramienta principal de un actor. En ese sentido, el caso de Martina Gusmán es dig-no de admiración. La actriz que interpretó a una médica emergentóloga en Carancho, la premiada película de Pablo Trapero, se sometió a seis me-ses de guardias en un hospital de González Catán para hacer suyo un mundo que hasta entonces sólo había conocido a través de los clichés de las series de médicos. Alejadísima de la dinámica real de un establecimiento médico del conurbano bonaerense, Gusmán tenía como referente la idiosincrasia de series norteamericanas como Dr. House o Grey’s Anatomy. Hasta esta experiencia. “Me pusieron como practicante, o ayudante, del jefe de guardia, o sea el emergentólogo del hospital, el tipo que recibe los accidentes de tránsito, los baleados, los acuchillados. Era un pibe de 34 años muy copado. Usaba un ambo naranja, la antítesis de la imagen que te dan las series de médicos. Nada que ver”, relata. Claro, la película toda es la antítesis del médico galán de telenovela. Transcurre –está dicho– en un hospital de provincia en el que ella es Luján, una joven médica que durante la noche recibe en su guardia casos extremos de accidentados; tiene la compañía silenciosa del carancho del título (inter-pretado por Ricardo Darín), el antihéroe que debe aparecer en todo policial que se precie. Es Sosa, un abogado en vías de redimirse de su ocupación: él re-cibe el dato de los accidentes, gracias a una serie de contactos oscuros, y llega al lugar antes que todos

Actriz en guardia Entre la adrenalina de un rodaje cinematográfico y la de una guardia de un hospital, parecería no haber puntos de contacto. Sin embargo, Martina Gusmán, una de las protagonistas de la película Carancho, vivió en carne propia cómo ambas realidades pueden solaparse. Anécdotas de una experiencia intensa.

MARTINA GUSMÁN, ACTRIZ

/En

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/En

Ser una másAl principio Martina era

“la actriz”. Pronto estaba empujando las camillas,

sosteniendo instrumentos a los médicos y colaborando

en el día a día.

actoral, asegura ella, quedó a un costado mientras se asentaba en un mundo tan desconocido para ella como para los médicos lo era el de la actuación y la producción de películas. “Al principio yo era más como ‘la actriz’, en el sentido de que íbamos a co-mer, por ejemplo, y yo quería escucharlos a ellos pero la pregunta era hacia mí: ‘¿Cómo es actuar?’, y preguntas de ese estilo”.

¿Cómo se revirtió eso?Cuando empezaron a pasar las guardias, adonde tenía que estar de ambo médico, porque no podés estar de civil, y estaba ahí con ellos toda el día, em-pecé a ser una más del grupo. Ahí me encontré ha-ciendo tareas varias: primero era la que juntaba la plata para la comida de la cena, o buscaba distintas cosas. Iba saludando a la gente de todo el hospital. Me acomodé en el ambiente, y empecé a incorpo-rar imágenes y situaciones: cómo interrogaban a un paciente, cómo lo tocaban, cómo lo trataban, cómo miraban una radiografía. Cosas que se te empiezan a hacer carne. Se revirtió con el tiem-po. Cuando entré me pusieron como practicante, como seguidora del jefe de guardia del hospital. Eran veinticuatro horas, una vez por semana. Al principio me quedaba a veinte metros y después me empecé a acercar: quince metros, cinco, tres, dos. Llegó un momento en que estuve a la par de ellos, sosteniéndoles los instrumentos o ayudándolos a empujar una camilla.

Como alguien completamente ajeno a ese mundo, ¿cómo te resultó la experiencia?Fue muy positiva, muy enriquecedora a nivel per-sonal: me cambió mucho el concepto general de la

muerte, de la vida, de la enfermedad, de la salud, porque yo siempre estuve más relacionada con la homeopatía. Solo había estado en un hospital cuan-do nació mi hijo Mateo. En ese sentido, somos muy naturistas, y tenía muy poco conocimiento médico. Pero, además, antes de esta experiencia yo veía un poco de sangre y me bajaba la presión, me desma-yaba, era muy impresionable. Ahora tengo otras herramientas. Y me pasó que me sorprendí; me sor-prendí del grupo humano, de la calidad de trabajo, y sobre todo de cómo la vida te puede cambiar en un segundo.

¿Seguís teniendo relación con los médicos?Nos hicimos súper amigos, porque los ves constan-temente. Se hizo un grupo de gente muy lindo, de todos médicos bastante jóvenes. Mi idea de la medi-cina antes de esta experiencia era la del médico más tradicional. Uno tiene otra idea, otro preconcepto.Y de repente me encontré con un grupo de gente jo-ven, que eran el alma del hospital, que dejaban todo

“Pasábamos 24 horas juntos, una vez por semana. Desde las 8 de la mañana de un día hasta las 8 de la mañana del siguiente. Y en ese lapso pasan cosas recontra intensas”.

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“Los mejores profesionales están acá”Me parece que este país tiene muchas defi-ciencias en cuanto a la salud, como a la edu-cación y un montón de otras cosas; no es que los hospitales sean la excepción de algo que es general. Al mismo tiempo, es cierto que hay salud y hay educación pública. En Esta-dos Unidos, por ejemplo, te morís en la calle y nadie te va a ir a buscar si no tenés plata. Eso tiene un peso. Si vos tenés un problema muy grave con tu hijo, vas a querer ir al Hospital de Niños, ¿no? Más allá de la obra social que tengas. Yo a partir de esto, de verdad pienso que si me llega a pasar algo grave, prefiero que me lleven a la guardia de emergencia de González Catán. Ante un choque de auto di-ría llamen a Julián o a Pablo. Yo siento que los mejores profesionales están acá.

página 15Comunidad de médicos clínicos Entrevistas

ahí, que le ponían toda la garra y el entusiasmo. Y yo soy del mundo del cine, ellos de la medicina, no teníamos nada que ver. Pero se generó mucha buena onda, porque además pasábamos 24 horas juntos una vez por semana. Desde las ocho de la mañana de un día hasta las ocho de la mañana del día siguien-te. O sea, desayunás, almorzás, cenás, trasnochás, y en ese lapso pasan cosas muy intensas: llega un tipo accidentado y los ves trabajar, los ves transpirar, te angustiás, te reís, vas pasando por diferentes estados que te hacen unirte mucho al grupo y a la gente.

¿Qué fue lo más impactante que te tocó vivir en el hospital?Lo que más me chocó fue un chico de 16 años que llegó baleado, le habían pegado un tiro en la boca por un par de zapatillas. La bala le había atravesado la faringe y el esófago. Había quedado mudo e iba a tener que comer a través de un tubo por el resto de su vida, y además había quedado inmovilizado del cuello para abajo. Vi cómo el grupo médico estuvo horas tratando de salvarle la vida. Al ser alguien tan joven había una sensación de mayor dramatismo. Finalmente lo salvaron y fue a terapia intensiva. En un momento, ya de madrugada, el médico con quien yo estaba todo el día, muy conmocionado, me dice que tenía una contradicción muy grande: que-ría que viviera, y había hecho todo lo posible por salvarlo, y a la vez no imaginaba cómo ese chico podría tener una vida normal. Iba a estar postrado en una cama sin poder hablar ni comer por el resto de su vida, y sin ningún tipo de recursos. Ahí sentí un golpe: este médico había estado horas y horas salvándole la vida a alguien, nada menos.

Recién mencionabas que tenías preconceptos del mundo de los hospitales, ¿a qué te referías con eso?Me refería a que pensaba que había muchos menos recursos de los que yo vi. Estoy hablando a nivel humano. A ver cómo un equipo de trabajo se com-promete tanto con su trabajo con pocos recursos; recursos que deberían tener. Cuando lo conocí al médico con el que más tiempo pasé, tenía una rue-dita de camilla en la mano, que había ido a comprar él mismo para arreglar la camilla de la guardia. Una de las cosas que hicimos ese primer mes fue la re-paración de esa camilla. Todo eso me sorprendió

mucho. Me saco el sombrero por la gente que co-nocí ahí, sobre todo cuando escuchás que prefieren estar en el hospital público y peleando con todos los problemas que eso implica, en lugar de estar en la Suizo peleándose por el menú de internación. Y es gente muy valiosa, con mucho conocimiento y que saben mucho.

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Clínicos en el mundo

/Cm

ojoclinico.net

Por Ariel Duer

Estados Unidos está en plena discusión sobre su sistema de salud.

El gobierno de Barack Obama propone una reforma que despierta

lealtades y resistencias.

Repercusiones del nuevo sistema norteamericano

SALUD: EL GRAN DEBATE

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página 17Clínicos en el mundoComunidad de médicos clínicos

Desde hace más de cinco décadas, Estados Uni-dos enfrenta una inflación en el área de Sa-

lud que supera en mucho a la inflación general y que hoy consume un 17% del PBI.Si bien el gasto en salud de Estados Unidos su-pera al de la mayoría de los países desarrollados, sus resultados son peores en un gran número de indicadores de eficiencia y calidad. En efecto, la mayoría de los países desarrollados tienen un sis-tema de salud universal, pero en el país del norte 45 millones de los habitantes quedan fuera del sistema.Durante el gobierno demócrata de Bill Clinton hubo un intento para implementar una reforma, pero este fracasó debido al bloqueo republicano en el Congreso. El actual gobierno de Obama nuevamente intenta ir a la carga con la reforma que ya lleva varias modificaciones respecto de la original. ¿El objetivo? Negociar en el Congreso su votación y aprobación.

ObjetivosLo que se pretende con esta reforma es fundamen-talmente cumplir con seis objetivos básicos:1_ Lograr acceso universal a la salud para todos los ciudadanos y residentes legales.2_ Mejorar la calidad de los servicios.3_ Promover programas de bienestar y preven-ción.4_ Reformar programas públicos.5_ Hacer una reforma de los sistemas de atención.6_ Reducir el costo e incrementar valor.

Estos objetivos se lograrán a través de la obliga-toriedad de todos los ciudadanos y residentes le-gales de contratar un seguro de salud con multas y penalidades impositivas para quienes carezcan de seguro.

La mayoría de los países desarrollados tienen un sistema de salud universal, mientras que EEUU. tiene 45 millones de habitantes que quedan fuera del sistema.

OBJETIVOS CLAROSLa reforma de Obama se propone ampliar el servicio y optimizar los recursos, con un sustancial incremento del valor.

Quedarán eximidos aquellos individuos cuyos in-gresos sean inferiores al equivalente al 8% de los seguros más económicos, y quienes estén por de-bajo del umbral de declaración impositiva.Las empresas con mas de 50 empleados tendrán la obligación de contratar un seguro para sus traba-jadores; de no hacerlo, sufrirán penalidades. A su vez, habrá subsidios impositivos para los emplea-dores que cumplan con la ley.Medicare y Medicaid destinarán parte de sus pre-supuestos para sostener el programa, incluyendo planes de prevención, aranceles para médicos de atención primaria y educación de enfermería.Con el nuevo sistema será imposible considerar preexistencias; no se podrán rescindir contratos excepto por fraude; no se podrán ajustar primas por estado de salud o sexo, y la cobertura de de-pendiente se extenderá a los 26 años.También se modificarán y simplificarán procesos administrativos a través de verificación y pago por vía electrónica, se reducirán los pagos por readmisiones que pudieran haberse evitado y los hospitales no recibirán pagos por complicaciones intrahospitalarias. De esta manera se está trans-

Por Dr. Jorge Lantos Director del Sanatorio Los Arcos.

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página 18 ojoclinico.net

/Cm

ESPERANZADesde la elección de

Obama como presidente de EE.UU., su imagen es

un icono de esperanza. Esta expectativa se

mantiene latente para ciertos sectores en lo que

respecta a salud.

firiendo el riesgo económico del costo de la no calidad del financiador al prestador.

Gran debateEn este momento existe, en Estados Unidos, un gran debate político alrededor de la reforma del sistema de salud. Dado que gran parte de la fi-nanciación será obtenida a través de impuestos a ciudadanos con mayores ingresos y cargas a planes de salud más altos, hay un fuerte lobby encabezado por senadores republicanos para tra-tar de frenarla.Si uno mira la evolución histórica de los cambios en el sistema de salud en ese país, Roosevelt ge-neró la seguridad social, Johnson introdujo Me-dicare y Medicaid y Obama propone la reforma actual. Los tres fueron presidentes demócratas, y a los tres se les opuso con toda su energía el lobby re-publicano.El tiempo dirá si esta vez se logran los objetivos propuestos.

Roosevelt generó la seguridad social, Johnson introdujo el Medicare y Medicaid, y Obama propone la reforma actual.

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/RnReunión

ojoclinico.net

Un nombre. Un número de teléfono. La hora de una cita. El argumento de una película. El

vencimiento de una factura. Todos, a veces, olvi-damos algo. Olvidar es tan humano como errar. Pero un simple olvido puede ser la punta de un iceberg que amenaza nuestra salud. La neuróloga cognitiva y coordinadora del Laboratorio de In-vestigación de la Memoria del porteño Hospital Zubizarreta, Cecilia Serrano, reconoce que son los médicos clínicos quienes suelen recibir las prime-ras consultas por este tipo de síntomas. El desafío, afirma, pasa por discernir un olvido benigno de uno patológico. “Los olvidos son síntomas frecuentes en la adul-tez. No necesariamente implican una pérdida de memoria, sino que –sobre todo entre los pacientes más jóvenes– pueden surgir como consecuencia de un cuadro de ansiedad o estrés”, apunta. “Por lo general, cuando el olvido es benigno el paciente llega solo a la consulta; se olvida de algunos nom-bres, detalles, fechas o datos puntuales pero con-serva el recuerdo de la experiencia en sí misma. Además, la información le vuelve a la memoria más tarde, ya sea espontáneamente o con la ayuda

“La vejez no es sinónimo de deterioro”

NEUROLOGíA COGNITIVA

de algún dato clave. Se trata de alguien que se ma-neja con autonomía y que nunca se ha perdido o desorientado en tiempo y espacio”. En cambio, el perfil de alguien con un olvido pa-tológico difiere bastante. “En estos casos, la per-sona suele arribar al consultorio en compañía de un pariente, quien expresa su preocupación por el cuadro, aunque el involucrado intente minimizar lo que le pasa. No olvida detalles sino situaciones completas, que ya no volverá a recordar. Y empie-

Cecilia Serrano, coordinadora del Laboratorio de Investigación de la Memoria del Hospital Zubizarreta, reivindica el papel del clínico en la detección de síntomas predemenciales y explica cómo diferenciar un olvido benigno de uno patológico.

Olvidar es tan humano como errar. Pero una simple distracción también puede ser la punta de un iceberg para nuestra salud.

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página 21Comunidad de médicos clínicos

za a evidenciarse una pérdida de independencia en actividades de la vida diaria. Otro rasgo habitual aquí es la repetitividad: hacer o decir lo mismo, sin darse cuenta”.Esa persona, explica Serrano, probablemente esté ingresando en un deterioro cognitivo leve, esta-do transicional entre la normalidad y la demen-cia, con altas chances de desarrollar Alzheimer u otros males de la memoria en el corto o mediano plazo. Hoy, es posible retrasar la manifestación de la enfermedad con tratamientos farmacológicos que prolongan la calidad de vida. Para lograrlo, el diagnóstico precoz es indispensable. “El peor error del médico radica en desestimar la queja y concebir la vejez como sinónimo de de-terioro; creer que los años traen aparejados un inexorable daño en la memoria”, sentencia la ex-perta. Por suerte, aquel mito está siendo desterra-do. “Nosotros antes recibíamos pacientes ya con demencia avanzada; hoy, el clínico hace más hin-capié en el olvido y deriva al paciente en un estadio inicial de la enfermedad”. ¿Con qué herramientas cuenta el clínico para distinguir un tipo de olvido de otro? Además del interrogatorio, existen eva-

luaciones cognitivas breves a partir de tests de detección de demencia que no duran más de 15 minutos, como el popular Mini Mental. Por cierto, entre los factores a considerar para decidir una eventual derivación a un centro especializado figuran la edad (si es mayor o menor de 65) y los antecedentes familiares. Mediante estudios de laboratorio, tomografía cerebral o resonancia magnética y evaluacio-nes neuropsicológicas exhaustivas, el neurólo-go elaborará un diagnóstico que le permitirá indicar el tratamiento adecuado para cada circunstancia.

“Hoy, el clínico hace más hincapié en el olvido y deriva al paciente en un estadio inicial de la enfermedad”, explica la neuróloga Cecilia Serrano.

UN CENTRO DE REFERENCIA

Psicólogos, neurólogos y fonoaudiólogos inte-gran el equipo del Laboratorio de la Memoria del Hospital Zubizarreta, centro de referencia en la materia en la ciudad de Buenos Aires. Allí no sólo se atienden consultas por trastornos de la memoria y de la lengua, afasia progresi-va primaria y deterioro cognitivo. También se dictan talleres para pacientes y cuidadores, se organizan grupos de autoayuda gratuitos para familiares –con el apoyo de ALMA, Asocia-ción de Lucha contra el Mal de Alzheimer– y se desarrollan múltiples proyectos de investi-gación científico-médica y de formación, que incluyen capacitaciones a becarios, simposios y conferencias.

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página 22 ojoclinico.net

/OpOpinión

PONERSE AL DIA Qué pasos debe seguir un médico para adherir al régimen simplificado. Cómo inscribirse y cuándo recategorizarse. La documentación necesaria y los aspectos a tener en cuenta.

Por Mariela Paleeff. Contadora Pública (UBA)

CONSEJOS CONTABLES

Lo que hay que saber sobre el monotributo

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página 23Comunidad de médicos clínicos Opinión

Apartir del momento en que obtenemos nues-tra matrícula, estamos en condiciones de

comenzar a ejercer la Medicina, esa carrera que tanto tiempo y tanto sacrificio nos demandó. Sin embargo, a la hora de de trabajar, no sólo hay que pensar en las cuestiones relacionadas con la práctica profesional propiamente dicha, sino también en aquellos aspectos formales o admi-nistrativos que nos permitirán prestar nuestros servicios en el marco adecuado.Si nos desempeñamos en forma independiente debemos, en primera instancia, inscribirnos en la AFIP, de modo de poder imprimir nuestras facturas y cobrar así las prestaciones brindadas. Todo comienza con la obtención del CUIT (Cla-ve Única de Identificación Tributaria), que viene a ser como nuestro DNI ante el organismo im-positivo. Para realizar este trámite, hay que pre-sentar el formulario 460/F por duplicado en la dependencia de AFIP que corresponde de acuer-do al domicilio fiscal de cada persona (es decir, el que figura en su documento de identidad).El trámite es presencial. El documento deberá estar acompañado de fotocopia del documento nacional de identidad, libreta cívica o libreta de enrolamiento, junto con dos constancias de domicilio (certificado expedido por autoridad policial, acta de constatación notarial o foto-copias de: alguna factura de servicio público a nombre del contribuyente, título de propiedad o contrato de alquiler del inmueble, resumen de la tarjeta de crédito, etcétera).El interesado deberá registrar, ante personal de la dependencia, sus datos biométricos (firma, foto y huella dactilar). Además, se efectuará el escaneo de su documento de identidad. Esta in-formación quedará reflejada en el sistema para una identificación más segura, con el objeto de evitar la utilización de documentación apócrifa y preservar la seguridad jurídica y patrimonial de las personas ajenas a la comisión de dichos fraudes.De la dependencia se obtendrá el duplicado del formulario 460/F con su número de CUIT y la constancia de la tramitación de la Clave Fiscal (habilitada con nivel de seguridad 3), que será necesaria para la inscripción en el régimen de monotributo vía internet.Una vez en poder del CUIT y la Clave Fiscal, hay que ingresar en el portal de la AFIP (www.afip.gov.ar) para formalizar la adhesión al mo-notributo, mediante transferencia electrónica de datos del formulario F. 184 (Nuevo Mode-lo). Para ello deberá ingresarse al servicio “Sis-

tema Registral”, opción “Registro Tributario/Monotributo/Adhesión”. Consignados los datos requeridos, el sistema emitirá una constancia de la transacción efectuada –acuse de recibo– y la credencial para el pago –formulario F. 152, F.153 o F. 157, según corresponda–. El siguiente paso es encuadrarnse en la categoría específica en función de la magnitud física referida a la su-perficie que se tenga afectada a la actividad y, si aplicase al caso, el monto pactado en el contrato de alquiler respectivo. Quienes inicien sus actividades deben efectuar como primer pago de su obligación mensual el correspondiente al mes de inicio. Cabe aclarar que la inscripción en el Régimen Simplificado tiene efectos a partir del día de adhesión al mis-mo, inclusive.

Ingresos Brutos y recategorizaciónTambién hay que tener presente que, para po-der imprimir las facturas, los profesionales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires están exen-tos del pago de Ingresos Brutos, mientras que los del resto de los distritos del país deben realizar la inscripción a dicho tributo en el organismo correspondiente.En cuanto al período de recategorización, este se abre cuatrimestralmente (del día 1 al 20 de los meses de mayo, septiembre y enero) para que los monotributistas con parámetros superiores o inferiores en el último año a los de la catego-ría declarada efectúen el traspaso necesario. Si por ejemplo alguien se recategoriza en enero, el cálculo de facturación debe estimarse tomando como referencia el periodo de enero a diciembre del año anterior. Los contribuyentes que deban permanecer en su misma categoría no tienen que realizar este trámite, ni los que estén iniciando sus actividades.

Si nos desempeñamos en forma independiente debemos, en primera instancia, inscribirnos en la AFIP, de modo tal de poder imprimir nuestras facturas y cobrar así las prestaciones brindadas.

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/ReReflexión

ojoclinico.net

Estoy acusado de algo; de lo que sea, por ejemplo de un mal diagnóstico y un peor tratamiento. Des-

pués se hacen algunas averiguaciones y se demuestra que era todo una patraña. Me habían señalado con mala intención, con el único fin de perjudicarme. Es probable que quede libre de culpa y que todos digan: qué cosa terrible, qué barbaridad. Pasé un mal mo-mento, pero ya no me importa: quedó en claro que soy inocente y sigo siendo un profesional confiable. La gente se me acerca sin resquemores. Mis colegas me derivan pacientes, cada tanto me consultan un caso. Por lo menos hasta que en el servicio vuelve a fallar algo. Y aunque haya quedado claro que lo an-terior era mentira, otra vez me vuelvo sospechoso. De todos los que estuvieron allí, el más sospechoso. Con antecedentes. Y lo que antes había quedado en claro ahora no me sirve para nada.Ese es el efecto irreparable de poner a alguien bajo sospecha. Aunque fuera una farsa, aunque no hu-biera habido justificación alguna, aunque hubiera sido pura calumnia, si se ha dejado a alguien bajo sospecha, en cuanto algo ocurra, lo que había sido una mentira funcionará a la perfección. Como si todo hubiera sido cierto.

El prestigio en la miraCuando se pone en tela de juicio la idoneidad profesional -aún si se demuestra que se trata de un error- la mancha se mantiene latente y salir airoso se convierte en un verdadero desafío.

MÉDICO EN OBSERVACIÓN

Estar bajo sospecha hace que sin darnos cuenta nos sintamos bajo la lupa. Controlamos lo que decimos y lo que hacemos. Un trabajo agotador cuyo fin es evitar que el otro confirme lo que supone. El que vive bajo sospecha, aunque nada haya he-cho, terminará por convencerse de que en algún momento será capaz de hacerlo. Entonces no solo será prudente; además tendrá miedo. Se volverá torpe. Dudará de su propio criterio. Y no habrá estudio complementario de diagnóstico que sea su-ficiente para dejarlo tranquilo.Es imposible trabajar con la sensación de que un ojo enorme nos está mirando. Un ojo que nunca parpa-dea. Sin embargo, no por eso voy a reaccionar vol-viéndome temerario, eligiendo siempre la opción más arriesgada, el estudio más cruento, el tratamiento más delicado: maneras de que los demás se enteren lo poco que me importan sus opiniones. Como en pocas profesiones, el médico pertenece y trabaja en una comunidad. Aunque esté aislado se forja un nombre, genera comentarios, algún tipo de fama. Fama que no siempre coincide con la que él supone y que muchas veces puede ser mejor de la que imagina. Es así, aunque –como nos conoce-mos– suene a broma.

Ser víctimas de sospechas hace que sin darnos cuenta nos sintamos bajo la lupa. Controlamos lo que decimos y lo que hacemos. Un trabajo agotador que implica evitar que el otro confirme lo que supone.

por Ricardo Coler*

* Médico y periodista. Autor de los libros Eterna juventud y El reino de las mujeres, entre otros. Comentarios y réplicas a [email protected]

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página 26 ojoclinico.net

Caso House

/Hs

Dr. House vs. Dr. PérezHouse se encuentra frente un paciente que debuta con un cuadro neurológico. El doctor Eduardo Horacio Pérez cuestiona el abordaje. Un caso controvertido.

Trastornos metabólicosExposición a tóxicos. El equipo de House encuentra en el domicilio del paciente algunos tóxicos como ácido fluorídico, capaz de puede causar hipocalcemia.Epilepsia.House concluye: síndrome de Williams.

Se presenta una intercurrencia: hematemesis. Nuevos estudios ofrecen como resultados la presencia de una hepatitis inespecífica. Luego exitación, ira y paro cardíaco. Se imponen otros diagnósticos diferenciales:Efectos secundarios al tramiento con esteroides y penicilina, sarcoidosis, foramen oval perforado.Ante la pregunta: ¿qué da VDRL falsa positiva? House dictamina: Chagas y, en este caso, con encefalitis leve.

Se detecta aparente ACV. Aunque aparece la sospecha de perforación del foramen oval, no se lo estudia porque la VDRL le da positiva. Se sospecha neurosÍfilis y se comienza el tratamiento.

_primera parte

_segunda parte

_cuarta parte

_tercera parte

Paciente masculino con un cuadro llamativo.

Primeros diagnósticos de House

Un resultado inesperado

Inicio del tratamiento

DR. GREGORY HOUSE

Estudió en la Johns Hopkins

Jefe de Diagnóstico

Hospital Princeton-Plainsboro

Episodio 1. Temporada 6

Paciente de alrededor de cincuenta años de edad que debuta con un cuadro sincopal y que presenta, además, disgeusia y conducta bondadosa atípica.

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página 27Caso HouseComunidad de médicos clínicos

DR. HORACIO EDUARDO PÉREZ

Estudió en la UBA, Diploma de Honor

Especialista en Medicina Interna

Jefe de consultorios externos de la Clínica “La Sagrada Familia”

La presentación del cuadro y el desarrollo del razonamiento médico tiene escaso rigor científico. Yo manejaría la información al paciente y a la familia de modo completamente diferente al mostrado en la serie, sobre todo cuando se trata de enfermedades de posible transmisión sexual. La medicina moderna necesita de médicos que se acerquen más a los pacientes y que logren motivarlos para que cambien los estilos de vida, de modo de prevenir enfermedades crónicas que hoy se han convertido en grandes desafíos: la obesidad, el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes y el sedentarismo. Para casos más exóticos siempre es bueno tener algún House cerca, o alguna computadora con una excelente base de enfermedades para asociar síntomas. Hablar con el paciente, examinarlo, entenderlo e intentar ayudarlo es una cosa muy distinta.

Conclusión

El Dr. Pérez se animó a desafiar a Dr. House. ¿Usted? Escríbanos a [email protected]

Es importante diferenciar el síncope de la convulsión. Es esencial el interrogatorio: qué pasó antes, durante y después del episodio. Frente al síncope, debería descartarse una causa cardíaca que pueda poner en riesgo la vida del paciente en el corto plazo.

_El doctor Pérez cuestiona

Primer paso, investigar.

Se trata de un trastorno genético con retraso mental, fascie característica y estenosis supravalvular aórtica. Son personas sociables y alegres. El síndrome se diagnostica por FISH.

La enfermedad de Chagas, mucho más cercana a nosotros que al doctor House, puede presentarse en una fase aguda (difícil de diagnosticar) y en una más conocida forma crónica, donde fundamentalmente genera enfermedad cardíaca y digestiva (megaesófago y megacolon). Es una causa importante de insuficiencia cardíaca en nuestro medio. La forma aguda puede presentarse como una meningoencefalitis.

La VDRL puede dar positiva en enfermedades bacterianas y virales, neumonías, lupus, en adictos a drogas endovenosas y hasta en ancianos normales. Ante una VDRL positiva, debe realizarse un test treponémico (por ejemplo, FTA-ABS). La neurosífilis requiere serología de LCR. Para concluir que el paciente tiene neurosífilis no basta con tener síntomas neurológicos y una reacción en sangre positiva para sífilis.

_el doctor Pérez explica

_explicación necesaria

_conclusiones apresuradas

¿Qué es el Síndrome de Williams?

¿Es posible que sea Chagas?

Se requiere indagar más

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página 28

/TxTexto

ojoclinico.net

Es un hecho de la vida que a la gente le gusta que-jarse, sobre todo acerca de lo terrible que es el mun-do moderno en comparación con el pasado.Casi siempre están equivocados (...) Consideremos el parto. En las naciones industrializadas, la tasa actual de muerte materna durante el parto es de 9 mujeres cada 100.000. Hace solo cien años, esa tasa era más de 50 veces superior. Uno de los mayores peligros del parto era un mal conocido como fiebre puerperal, que solía ser fatal para la madre y el bebé. Hacia 1840, algunos de los mejores hospitales de Europa –el Hospital General de Maternidad de Londres, la Maternidad de Pa-rís, el Hospital de Maternidad de Dresde– estaban abrumados por la enfermedad. Las mujeres llegaban sanas al hospital para dar a luz a un niño y, poco después, contraían una fiebre galopante y morían. Posiblemente el mejor hospital de la época fuera el Allgemeine Krankenhaus (u Hospital General) de Viena. Entre 1841 y 1846, los médicos de esa ins-titución atendieron más de 20.000 partos. Murie-ron casi 2000 de las madres: una de cada diez. En 1847 la situación se agravó: una de cada seis madres murió de fiebre puerperal. Aquel fue el año en que Ignatz Semmelweis, un joven médico nacido en Hun-gría, entró a trabajar como ayudante del director de la Maternidad General de Viena. Semmelweis era un hombre sensible, muy compasivo con el sufrimiento de los demás, y estaba tan angustiado por la desen-frenada pérdida de vidas que detenerla se transfor-mó en una obsesión.La primera medida inteligente que tomó Semmelweis fue reconocer que los médicos no tenían ni idea de qué causaba la fiebre puerperal. Podían decir que lo sabían, pero la exorbitante tasa de mortalidad indi-caba lo contrario. Una mirada a las supuestas causas de la fiebre revela una variedad de conjeturas extra-vagantes:• “Conducta inadecuada en la primera parte del em-barazo, como corsés apretados y enaguas ajustadas que, junto con el peso del útero, retienen las heces en el intestino, permitiendo que partes pútridas finas pasen a la sangre.”• “La atmósfera, un miasma o (…), por metástasis de la leche, supresión loquial, influencias cosmo-telúri-cas, predisposición personal…”• “Aire malsano en las salas de parto.”• “Presencia de médicos hombres que tal vez ‘hieran la modestia de las madres parturientas, induciendo el cambio patológico’.”• “Resfriados, errores en la dieta, levantarse en el

paritorio demasiado pronto despues del parto para volver andando a la cama.”Es interesante observar que por lo general se echa-ba la culpa a las mujeres. (...) Sin embargo, la fie-bre puerperal planteaba una molesta contradicción: cuando las mujeres daban a luz en sus casas con una comadrona, como seguía siendo común, tenían la sexagésima parte de posibilidades de morir de fiebre puerperal que si alumbraban en un hospital. ¿Cómo podía ser más peligroso dar a luz en un hos-pital de entonces, con los médicos mejor preparados, que en la casa, sobre un colchón de borra, con una partera de pueblo?Para resolver el enigma, Semmelweis se convirtió en un detective de datos. Reuniendo estadísticas sobre la tasa de mortalidad en su hospital, descubrió un extraño patrón. El hospital tenía dos salas separa-das: una con doctores y estudiantes varones, la otra con comadronas y mujeres ayudantes. Había una enorme diferencia entre la tasa de mortalidad de las dos salas.

¿Por qué demonios la tasa de mortalidad en la sala de doctores era más del doble de alta? Semmelweis se preguntó si las pacientes que ingresa-ban en la sala de los médicos estaban más enfermas, más débiles, o si tenían algún otro tipo de problema. No, eso no podía ser. Las pacientes eran asignadas a una u otra sala en ciclos alternos de 24 horas, de-pendiendo del día de la semana en que llegaran. (...)Esta metodología de asignación no era tan rigurosa como un ensayo controlado y al azar, pero para los propósitos de Semmelweis, sugería que las tasas de mortalidad divergentes no eran resultado de una di-ferencia en la población de pacientes.

La cosa tenía arreglo...Reproducimos un extracto de Super Freakonomics, de Steven Levitt y Stephen Dubner, un

libro que analiza las cuestiones más diversas de un modo desprejuiciado y novedoso. Aquí, la historia de cómo se logró bajar en más de 50 veces la tasa de mortalidad posparto.

LEVITT Y DUBNER, SUPER FREAKONOMICS

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página 29TextoComunidad de médicos clínicos

A lo mejor, una de las conjeturas de la lista mencio-nada era correcta: ¿acaso la presencia de hombres en una actividad femenina tan delicada podía matar de algún modo a las madres? Pero Semmelweis llegó a la conclusión de que tam-bién esto era improbable. Después de examinar la tasa de mortalidad de los recién nacidos de ambas salas, descubrió de nuevo que la sala de los médicos era mucho más letal que la de las comadronas: un 7,6 por ciento frente a un 3,7 por ciento. No existían di-ferencias en las tasas de mortalidad de niños y niñas. Tal como comentó Semmelweis, era improbable que los recién nacidos “se ofendieran por haber sido traí-dos al mundo en presencia de hombres”. Así pues, no era razonable suponer que la presencia masculina fuera responsable de la muerte de las madres. También existía la teoría de que las pacientes ingre-sadas en la sala de los médicos, al haber oído hablar de su elevada tasa de mortalidad, estuvieran “tan asustadas que contraían la enfermedad”. (...) No; algún otro factor exclusivo de la sala de médicos tenía que influir en la fiebre.

A esa altura, Semmelweis había establecido unos cuantos hechos:• Las mujeres más pobres, que daban a luz en la calle y después iban al hospital, no contraían la fiebre.• Las mujeres que estaban dilatadas durante más de veinticuatro horas “casi invariablemente se ponían enfermas”.• Los médicos no contraían la enfermedad por con-tacto con las mujeres o los recién nacidos, de modo que casi con seguridad no era contagiosa.Sommelweis seguía intrigado. La respuesta le llegó por fin después de una tragedia. Un viejo profesor a quien Semmelweis admiraba mu-rió de repente, tras un sencillo accidente hospitalario. Estaba dirigiendo a un estudiante en una autopsia, cuando al estudiante se le resbaló el bisturí, y cortó un dedo del profesor. Las enfermedades que éste su-frió antes de morir –pleuresía bilateral, pericarditis, peritonitis y meningitis– eran, según observó Semme-lweis, “idénticas a las que habían causado la muerte

de muchos cientos de pacientes de la maternidad”.El caso del profesor tenía poco misterio. Murió a causa de “partículas cadavéricas que se introdujeron en su sistema vascular”, según escribió Semmelweis. ¿Acaso las mujeres que morían incorporaban también ese tipo de partículas en su torrente sanguíneo? ¡Pues claro que sí!En los años anteriores, el General de Viena y otros hospitales se habían dedicado cada vez más a estu-diar Anatomía. El instrumento de enseñanza defini-tivo era la autopsia. ¿Qué mejor manera de que un estudiante de Medicina distinguiera los rasgos de la enfermedad que tener en sus manos los órganos que habían fallado, buscar pistas en la sangre, la orina y la bilis? En el Hospital General de Viena, todos los pacientes fallecidos –incluidas las mujeres que mo-rían de muerte puerperal– eran llevados directamen-te a la sala de autopsias.Pero muchas veces, los médicos y estudiantes iban a la sala de maternidad directamente desde la sala de autopsias, en el mejor de los casos tras un apresu-rado lavado de manos. Aunque todavía faltaba una

década o dos para que el colectivo médico aceptara la teoría de los gérmenes –que establecía que muchas enfermedades están causadas por microorganismos vivos, y no por espíritus animales, aire enrarecido o corsés muy apretados–, Semmelweis comprendió lo que estaba ocurriendo. Eran los médicos los respon-sables de la muerte puerperal, al transferir “partícu-las cadavéricas” de los cuerpos muertos a las mujeres que daban a luz. “Ninguno de nosotros sabía –se lamentaba más ade-lante Semmelweis– que éramos nosotros los causan-tes de tantas muertes.”Gracias a él se pudo poner fin a la plaga. Ordenó que todos los médicos y estudiantes se desinfectaran las manos con una solución clorada después de realizar autopsias. La tasa de mortalidad en la maternidad de los médicos cayó a menos del 1 por ciento. En los doce meses siguientes, la intervención de Semmelweis salvó las vidas de 300 madres y 250 bebés… y eso de una sola sala de maternidad de un solo hospital.

Eran los médicos los responsables de la muerte puerperal, al transferir “partículas cadavéricas” a las mujeres que daban a luz.

SALA  DE  MÉDICOS         SALA  DE  COMADRONAS    AÑO   PARTOS   MUERTES   TASA   PARTOS   MUERTES   TASA  1841   3036   237   7,8%   2442   86   3,5%  1842   3287   518   15,08%   2659   202   7,6%  1843   3060   274   9,0%   2739   164   6,0%  1844   3157   260   8,2%   2956   68   2,3%  1845   3492   241   6,9%   3241   66   2,0%  1846   4010   459   11,4%   3754   105   2,8%  TOTAL   20042   1989     17791   691      TASA  MEDIA:         9,9%             3,9%  

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Más de 1200 bodegas. Una producción anual de 10 millones de hectolitros. Cerca de 150.000

hectáreas cultivadas. Las cifras hablan por sí solas: en la Argentina, decir vino es hablar de Mendoza, donde se concentra el 70% de los viñedos finos del país. La conjunción de óptimas condiciones de suelo y clima hace de esta provincia cuyana un sitio insoslayable en el mapa mundial del turismo enológico. En los últimos años, la promoción y el desarrollo de una oferta turís-tica integral basada en este recurso potenciaron la lle-gada de viajeros de todo el mundo, ávidos de descubrir con sus propios ojos ¬–y también, claro, con el paladar y el olfato– por qué las cepas mendocinas cosechan elogios en todas partes y son reconocidas internacio-nalmente.

Además de las bodegas (tradicionales y nuevas, gran-des y boutique, industriales y artesanales), el camino del vino incluye museos, cavas de degustación, estan-cias, casonas y antiguas fincas especialmente equipadas para que el visitante no se pierda detalle. Ya sea por cuenta propia o contratando una excursión guiada, es posible –en cualquier época del año– adentrarse en este fascinante universo y explorar sus secretos: visi-tar las bodegas, descubrir las técnicas de elaboración y de almacenamiento, degustar los distintos varietales y compartir tradiciones centenarias. Aquí, un recorrido visual por las principales regiones que conforman la “ruta del vino”:

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/LgLugares

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POR LOS CAMINOS DEL VINOUn recorrido por los hitos que conforman la ruta mendocina del enoturismo. Las principales regiones vitivinícolas y las bodegas top en medio del paisaje cuyano.

MENDOZA

En la Argentina, decir vino es hablar de Mendoza, donde se concentra el 70 por ciento de los viñedos finos.

DATOS ANTES DE VIAJAR

Se puede llegar por la Ruta

40 y 143 y por la Ruta 7 del

corredor Bioceánico.

La Fiesta de la Vendimia se

celebra en el mes de marzo.

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