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    TOMO IIPRIMERA PARTE

    Captulo I.

    CARACTERIZACION GENERAL DE LA REVOLUCION POR LAINDEPENDENCIA.

    El movimiento de rebelin, iniciado en Hait y propagado a toda Hispanoamrica en lasdos primeras dcadas del siglo XIX, constituye -a nuestro juicio- la primera revolucinanticolonial de la historia moderna. Un movimiento que abraz a un subcontinente, cuyamagnitud, nunca registrada en la historia universal, slo ser superada en el siglo XX con la

    revolucin anticolonial de Asia y Africa.Si bien es cierto que la historia haba conocido la rebelin de pueblos del medio Oriente

    ante la expansin griega, el levantamiento de los galos, germanos, judos y otras comunidadescolonizadas por el Imperio Romano, la resistencia de siete siglos de los espaoles a la conquistamusulmana, las rebeliones de los pueblos del norte de Africa y Medio Oriente, sojuzgados porel imperio Otomano, la resistencia de los hindes a la colonizacin inglesa, etc., ninguno deesos movimientos tuvo la trascendencia de la revolucin anticolonial latinoamericana, ni por suextensin ni por su contenido poltico. Slo la revolucin anticolonial norteamericana podraequipararse en importancia histrica al movimiento latinoamericano de liberacin nacional.

    Esta rebelin anticolonial form parte de un proceso mundial de ruptura con el "antiguorgimen", expresado en el triunfo de la burguesa industrial sobre la monarqua feudal enFrancia y el inicio de la Independencia de los Estados Unidos. Un mundo que no slo habasuperado la fase de transicin del feudalismo al capitalismo, sino que tambin inauguraba unnuevo ciclo histrico en el campo del pensamiento y la cultura. Rebasada la concepcinteolgica, en el plano de la filosofa hubo un cambio significativo entre el pensamiento ancreyente de un Descartes y las ideas radicales de Rousseau, Voltaire y, en general, delIluminismo europeo, facilitando el avance de la ciencia y liberndola de las amarrasescolsticas.

    Amrica Latina, integrante de la formacin social capitalista occidental en camino dehacerse mundial, fue sacudida por los vientos frescos del dieciocho europeo. Sus hombres msesclarecidos se apropiaron de la ideologa liberal, adaptndola a los intereses de una claseacomodada criolla que pugnaba por la autonoma poltica.

    Vista la importancia de la revolucin anticolonial latinoamericana, resulta extrao queno se haya puesto de relieve este fenmeno en el estudio de la cuestin nacional. Mientras lalucha de los pueblos asiticos y africanos por la independencia en el presente siglo ha sidoobjeto de exhaustivos estudios a la luz de la cuestin nacional, todava no hay un procesamientoterico del significado de nuestra revolucin anticolonial contra el Imperio espaol.

    Pareciera que las corrientes historiogrficas ms controvertidas se hubiesen puesto deacuerdo en omitir el tratamiento de este problema. Unos, los liberales y conservadores, paraocultar la participacin de las masas populares en una revolucin que desemboc en guerrasdonde se entremezclaron lo poltico separatista con lo tnico y social. Otros, los historiadores de

    www.elortiba.org

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    izquierda, para no magnificar una lucha que a la postre dej intacta la estructura social yeconmica de la colonia.

    Efectivamente, la revolucin latinoamericana por la independencia no fue unarevolucin social, como la francesa, ya que no produjo cambios de estructura, sino quesolamente cumpli una de las tareas de la revolucin democrtica- burguesa: la independenciapoltica formal. Pero el hecho de que esa liberacin nacional resultara frustrada por los lazos dedependencia que pronto se anudaron con las metrpolis europeas, no debe subestimar -a riesgode perder la perspectiva histrica- la importancia de una revolucin anticolonial de unaenvergadura desconocida en la historia universal, en cuanto fenmeno masivo deautodeterminacin de los pueblos.

    Corresponde, entonces, analizar la revolucin por la independencia a la luz de la teorarelacionada con la cuestin nacional. Sus orgenes se remontan a la invasin Hispano-portuguesa. Los llamados colonizadores sometieron a los aborgenes, pero nunca pudieronintegrarlos totalmente: las comunidades autctonas se mantuvieron como nacionalidades. Laopresin fue tanto de clase como cultural y tnica. De ah que para estudiar la cuestin nacionalen Amrica Latina, desde sus orgenes, sea necesario considerar la relacin etnia-clase-colonialismo.

    Durante la colonia se fue gestando una conciencia de la opresin que se manifest en la rebelinde Tupac Amaru, en el levantamiento de los comuneros de Colombia, en la insurreccin de JosLeonardo Chirino, y de Picornell, Gual y Espaa, en Venezuela, en el movimiento Tiradentes enBrasil, y en el de los "tres Antonios" en Chile y en las ideas libertarias de Francisco de Miranda.

    Esta revolucin anticolonial, cuyas causas de estructura analizaremos ms adelante,aprovech la coyuntura de la invasin napolenica en Espaa para llevar adelante sus deseos deautonoma poltica. La clase dominante criolla, que tom el poder, no cambi en lo fundamentalla estructura econmica y social heredada de la Colonia, al bloquear la industrializacin y lareforma agraria, que reforz las relaciones de dependencia con el mercado mundial, controladoentonces por el imperio Britnico.

    Por consiguiente, la clase privilegiada nativa resolvi a medias la cuestin nacional; se

    liber de Espaa, pero dej insolutos los problemas de la dependencia econmica y de laopresin de las minoras (entonces mayoras) nacionales. Realiz slo una de las tareasdemocrticas-burguesas, la independencia poltica formal, pero neg los derechos democrticosal pueblo y a las etnias. Se autodetermin, pero se opuso a la autodeterminacin de lasnacionalidades indgenas.

    La revolucin haitiana - la primera revolucin anticolonial de Amrica latina y laprimera nacin independiente de este continente- fue la nica en acometer a fondo la solucinde las etnias oprimidas, al lograr no slo la liberacin de los esclavos, sino tambin el trminode la discriminacin racial. Las colonias hispanoamericanas que no alcanzaron a independizarsesino a fines del siglo XIX, como Cuba y Puerto Rico, siguieron planteando la luchaindependentista, aunque en otra fase del desarrollo del capitalismo mundial. La CuestinNacional se plante entonces de un modo diferente, porque la lucha por la independencia se dio

    en la fase imperialista: ya no se trataba solamente de romper el nexo colonial con Espaa, sinotambin de evitar el dominio del capital financiero norteamericano.

    CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA

    El esclarecimiento de las causas que determinaron la independencia poltica y formal deAmrica Latina constituye uno de los problemas ms debatidos por la historiografa tradicional.

    Los historiadores liberales han sealado como causa principal del movimiento

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    independentista la influencia de los tericos de la Revolucin Francesa, magnificando el papelde la ideologa liberal del siglo XVIII y poniendo nfasis en el despotismo poltico y religiosode Espaa.

    Por su parte, los investigadores de tendencia catlica e hispanista han negado que lainfluencia del liberalismo europeo haya sido tan decisiva y sostienen que las aspiracioneslibertarias de los criollos provenan, fundamentalmente, de la propia tradicin espaola. Uno delos mentores de esta tesis, Jaime Eyzaguirre, ha sealado que al ser derrocada la monarquaespaola por Napolen en 1808 la autoridad volvi al pueblo, ya que segn "la tradicinjurdica filosfica", el poder de los reyes haba sido generado por el pueblo. "No haca falta,pues, que se buscaran fuera del acervo hispnico los conceptos de libertad" ( 1). Los hispanistas,adems de negar que los espaoles monopolizaran los cargos pblicos en detrimento de loscriollos, tambin han desestimado como causa de la independencia el libre comercio,argumentando que las reformas borbnicas ya haban satisfecho esta aspiracin.

    Otros autores enfatizan como causa de la independencia la antipata entre criollos ypeninsulares, o consideran que la revolucin de 1810 fue un hecho accidental desencadenadopor la invasin napolenica de Espaa.

    Ninguna de estas tesis ha logrado dar una visin totalizadora del proceso que condujo a

    la independencia. Una falsa metodologa ha llevado a tan variados autores a emitir opinionesunilaterales, confundiendo las causas de estructura con las de carcter coyuntural, los factoresobjetivos con los subjetivos, las causas esenciales con las aparienciales, haciendo abstraccin deuna parte en detrimento de la totalidad y unidad de la historia.

    La revolucin poltica y formal de las colonias debe ser estudiada como un procesodialctico y global en el que intervienen diversas causas principales de distinta calidad y dediferente peso especfico, que se interinfluencian de modo desigual y contradictorio.

    Una aplicacin simplista del marxismo, practicada a menudo por los analistas detendencia "economicista", ha conducido a sostener que la causa esencial de la revolucinindependentista fue la contradiccin entre el desarrollo de las fuerzas productivas y lasrelaciones de produccin. Esta contradiccin es efectivamente el motor de las grandesrevoluciones que provocan el advenimiento de nuevas sociedades, modos de produccin y

    Estados, como sucedi con la revolucin francesa, las revoluciones democrticas burguesaseuropeas del siglo XIX y las revoluciones rusa, china, cubana etc...Pero la independencia poltica Hispanoamericana no constituy una superacin

    dialctica de la contradiccin entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relacionessociales de produccin. No hubo durante la Colonia, ni siquiera con las reformas borbnicas, unsalto cualitativo en el desarrollo de las fuerzas productivas, condicionadas y deformadas por lametrpoli, ni hubo transformaciones significativas en las relaciones de produccin; lasrelaciones de propiedad, dominadas por los terratenientes, mineros y comerciantes, fuerontrabas permanentes para el ulterior desarrollo de las fuerzas productivas.

    Los que pretendieron aplicar esa contradiccin al proceso de la independencia estaranobligados, si fueran tericamente consecuentes, a demostrar que la revolucin independentistafue una revolucin social, partera de un nuevo modo de produccin, libre de las trabas

    impuestas por las relaciones de propiedad generadas por la burguesa criolla.En este caso dicha revolucin social habra sido una revolucin democrtico-burguesa.

    Pero resulta que no fue una revolucin social sino una revolucin poltica separatista, que notransform la estructura econmica y social de la colonia. La revolucin independentista cambilas formas de gobierno, no las relaciones de propiedad.

    El proceso de la independencia fue primordialmente el resultado de la maduracin deuna crisis de estructura del sistema de dominacin colonial, que estall a raz de una coyunturaespacial, como fue la invasin napolenica, evento histrico que formaba parte de un cursomundial en desarrollo.

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    La protesta de los criollos, mestizos, aborgenes y negros se fue gestando a lo largo detres siglos de dominacin colonial. Por eso resulta inslita la hiptesis de autores, como JohnLinch, que pretenden hacer una censura en el proceso colonializante al afirmar que "a finales delsiglo XVII Hispanoamrica se haba emancipado de su inicial dependencia de Espaa (...) loshispanoamericanos a principios del siglo XVIII tenan poca necesidad de declarar laindependencia formal, porque gozaban de un considerable grado de independencia de facto" (2)y que "un siglo ms tarde la situacin era diferente (...) como resultado de la renovacin delcontrol imperial despus de 1765 (...) la revolucin por la independencia puede interpretarsecomo una reaccin americana contra una nueva colonizacin (...) Haba una diferencia obviaentre la primera conquista y la segunda. la primera fue la conquista de los indios; la segunda, unintento de controlar a los criollos". (3)

    Es evidente que las Reformas Borbnicas aceleraron las protestas de los criollos, perono se trataba de una nueva colonizacin, sino de la prolongacin, bajo otras formas, de unmismo y secular fenmeno de opresin, que ya haba suscitado protestas no slo de losindgenas y negros sino tambin de los criollos y mestizos en los siglos XVI y XVII, como lodemostraremos ms adelante.

    CAUSAS DE ESTRUCTURA

    Las causas de estructura estn ntimamente relacionadas con las de coyuntura. Una serieacumulativa de hechos coyunturales multivariados contribuye a madurar rpidamente lastendencias principales de la estructura, creando situaciones nuevas, como ocurri con lossucesos que precipitaron la revolucin por la independencia. A su vez, las tendenciasestructurales preparan las condiciones para que las circunstancias coyunturales estallen enterreno propicio. Los hechos coyunturales son entonces expresiones puntuales y parciales decrisis estructurales en desarrollo, como la que se venan dando desde fines de la colonia. Y

    fueron determinantes porque conformaban la base socio-econmica y poltica de las protestas yreivindicaciones de la clase privilegiada criolla. Las causas de estructura no fueron solamente dendole econmica sino que abarcaron al conjunto de problemas y conflictos de clases queprodujo la formacin social colonial. La causa esencial de la revolucin separatista fue laexistencia de una clase social cuyos intereses entraron en contradiccin con el sistema dedominacin impuesto por la metrpoli. Esa clase social emergente estaba constituida por losterratenientes y comerciantes nativos. Controlaban a fines de la colonia las principales fuentesde riqueza, aunque el gobierno segua en manos de los representantes de la monarqua. Estacontradiccin entre el poder econmico -controlado en gran medida por la clase privilegiadacriolla- y el poder poltico -monopolizado por los espaoles- fue el motor que puso enmovimiento el proceso revolucionario por la independencia.

    Los intereses de los criollos eran contrapuestos a los del Imperio. Mientras aquellos

    necesitaban encontrar nuevos mercados, la corona restringa exportaciones de acuerdo a lasnecesidades exclusivas del comercio peninsular. Mientras la clase criolla acomodada aspiraba acomprar manufacturas a menor precio, el imperio impona la obligacin de consumirmercaderas que los comerciantes ibricos vendan caras. Mientras los nativos exigan rebajas deimpuestos, la monarqua les impona nuevos tributos. Mientras los criollos aspiraban a que elexcedente econmico y el capital acumulado quedaran en Amrica Latina, el imperio se llevabagran parte del excedente y del capital circulante.

    La clase privilegiada criolla ambicionaba tomar el poder porque el control del aparatodel estado significaba el dominio de la aduana, del estanco, de las rentas fiscales, de los altos

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    criolla. Fue un aislamiento diferente al del siglo XVII, caracterizado por la depresineconmica, porque se dio en el momento del "boom" colonial, provocando el descontentogeneralizado de la poblacin.

    En sntesis, en las dos dcadas que precedieron a la independencia hizo crisis laestructura colonial del imperio espaol. Las guerras de Espaa paralizaron el comercio colonial,debilitando las bases del sistema mercantilista y afectando seriamente las cuotas de exportacinde los criollos, fenmeno objetivo que se constituy en una de las causas bsicas de estructuradel proceso independentista. Numerosos sectores criollos comenzaron a dudar de la capacidadde recuperacin de Espaa y a entrever la posibilidad de independizarse a mediano plazo.Mientras tanto, prosiguieron con sus peticiones de libre comercio para traficar con otraspotencias que les aseguraran la compra de su produccin a cambio de los artculosmanufacturados que no poda proveer Espaa.

    La monarqua hizo algunas concesiones, como la de 1797, que permiti la llegada debarcos neutrales no espaoles a los puertos de Amrica Latina. Pero una vez terminada la guerracon Inglaterra anul la franquicia. En 1798 fue derogado el permiso concedido a naves conbandera neutral para que pudieran comerciar con las colonias hispanoamericanas. Carlos IVcancel a principios del siglo XIX una serie de medidas reformistas sobre comercio de

    exportacin e importacin. En 1810, el consejo de regencia de Cdiz reafirmaba su oposicin allibre comercio, en momentos en que se estaba haciendo la revolucin por la independenciaprecisamenteen nombre de esa reivindicacin.

    Consciente de las ventajas adquiridas con las reformas borbnicas y de las perspectivasque se le abran para el futuro, la clase privilegiada nativa no estaba dispuesta a conformarsecon el reglamento de 1779 y con un "libre comercio" a medias, que trababa la expansinproductiva y poda conducir a una crisis de sobreproduccin y a una baja de los precios.

    Muchas de estas inquietudes fueron planteadas por los criollos en la institucin colonialdenominada Real Consulado, creada en varios Virreynatos durante la segunda mitad del sigloXVIII.

    Manuel Belgrano en Buenos Aires, Manuel de Salas y Anselmo de la Cruz en Chile y

    Manuel Felipe de Tovar y Martn de Jerez en Venezuela, presentaron -aunque tmidamente- lasreivindicaciones de los productores criollos. Las ideas de estos sectores maduraron al socaire dela poltica liberal de los ministros de Carlos III.

    Por eso protestaron cuando Carlos IV cancel parte de las medidas reformistas,aumentando su prdica en favor de nuevas concepciones liberales. Las reformas borbnicas y suulterior mediatizacin eran indicadores elocuentes de un proceso ya irreversible. "No solamentela poltica comercial - dice Kossok- sino el conjunto del sistema implantado por las reformas(borbnicas) haba alcanzado un punto en que las reacciones as desatadas iban a volverse encontra de sus inspiraciones materiales y espirituales" (6).

    La posicin de los historiadores hispanfilos es errnea al sostener que el librecomercio no fue una de las causas coadyuvantes de la independencia. Mas resulta tambinequivocado pretender que la causa nica y determinante de la ruptura con Espaa fue la libertad

    de comercio, como lo sostienen los investigadores de tendencia economicista. Sealar el librecomercio como causa esencial, sin analizar los intereses de clase que se mueven detrs de estademanda en el contexto global de la formacin social histrico-concreta, es caer en launilateralidad. La demanda de libre comercio se explica por la existencia y desarrollo dinmicode una clase productora que aspira a mayores exportaciones y a mejores precios. Sin laexistencia activa de esta clase social que lucha por sus propios intereses, la consigna de librecomercio no habra sido causa suficiente de la independencia.

    Insistimos en el papel de esta clase criolla productora, terrateniente y minera, porque losinvestigadores, que priorizan el papel de la burguesa comercial en la colonia, son proclives a

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    aceptar que el libre comercio fue la causa fundamental de la independencia, ya que esa demandarespondera a los intereses de esa capa burguesa. En rigor, en la mayora de las colonias loscomerciantes, ligados al monopolio espaol, eran opuestos al libre comercio, posicin quesuscitaba roces con el sector criollo productor. En cambio, la fraccin de comerciantes nativosque traficaba en el mercado interno respald a los productores, que realmente estabaninteresados en el libre comercio con el fin de lograr mejores precios y una mayor exportacin desus productos mineros y agropecuarios. En algunas colonias, los roces entre criollos y espaolesno se dieron entre partidarios del monopolio espaol y librecambistas filo britnicos, sino porlas formas legales de contrabando.

    Una de las ms claras expresiones de la contradiccin entre los productores criollos y laburguesa comercial monoplica, opuesta al libre comercio, se produjo en Venezuela a fines delsiglo XVIII. Los "gran cacaos" hicieron llegar a las autoridades una "Representacin de losAgricultores" (1797) en la que sealaban "que el comercio extranjero en las actualescircunstancias han sido y es til y necesario a esta Provincia (...) Ellos (los comerciantes) repitenque el comercio extranjero est prohibido por las leyes fundamentales del Reino (...) nuestrasleyes, cualesquiera que sean, pierden su vigor cuando su cumplimiento llega al caso de seropuesto a los fines mismos con que fueron establecidas (...) Las Ordenanzas que obligan a las

    Amricas a comerciar exclusivamente con la metrpoli seran injustas e impropias de la piedadde nuestros reyes, si slo se hubiesen concebido para la utilidad y ventaja de sta (...) Querer,como quieren nuestros comerciantes, que porque la Metrpoli no puede comerciar, porque nopuede trasladar sus producciones y artefactos a la Amrica, se haya de embarazar a sta la otrasalida de sus frutos y el acopio de sus menesteres de mano de los extranjeros, es querer quenuestras leyes relativas al comercio hayan sido establecidas para el slo beneficio de laMetrpoli (...) solicitamos permiso para comerciar por ahora activa y pasivamente con lasnaciones neutras y amigas." (7)

    Las crticas de los "cacaoteros" venezolanos a los comerciantes monopolistas eran detono subido: "por nuestra desgracia nuestros comerciantes ni lo son ni merecen propiamente enlo general el nombre de tales. Son casi todos unos meros consignatarios de las casas decomercio de la Metrpoli situadas en Cdiz u otros puertos de nuestra pennsula (...) esta tan

    extraa, tan rara inesperada gestin de algunos de nuestros comerciantes, tiene su verdadera razen el espritu de monopolio (...) la experiencia de muchos aos, de muchos tiempos y ocasiones,ha sealado a los agricultores que este estado medio jams se consigue ni es asequible si se dejasin lmites y sin barreras respetables al arbitrio de los comerciantes. Estos nunca consultan msque su propia utilidad ni propenden a otro objeto que el de vender caro y comprar barato."(8)

    El libre comercio no era la nica reivindicacin de los mineros, terratenientes y laburguesa criolla (9). Una de las exigencias ms sentidas por esta clase social era la rebaja de losimpuestos establecidos por la monarqua, especialmente a partir de 1776, ao en queaumentaron los derechos de aduana y de alcabala. Esta poltica impositiva de la coronadesencaden fuertes movimientos de protesta en la mayora de las colonias, como el de losComuneros de Colombia y Venezuela.

    La burguesa minera tambin estaba afectada por el rgimen impositivo. Adems de pagar el

    quinto real, el quinto de oro y el quinto de cobre, deba abonar a la corona el 11.5 % deimpuesto a la plata. En el informe de Juan Egaa al Real Tribunal de Minas, ya citado, sesealaba: "Alegan los mineros del cobre que uno de los gravmenes que atrasan sus trabajos esla alcabala que se les cobra de este metal y piden que se derogue en la primera venta que hace elminero al comerciante, corriendo despus en esta i otras manos otro derecho (...) entre alcabala,veinteavo, ramo de balanza, etc., pagan ms de un diez por ciento."(10)

    Los criollos protestaban tambin por el estanco del tabaco y la salida de circulante, enoro y plata, para Espaa. El traslado obligatorio de capitales a la metrpoli se hizo msfrecuente en los ltimos aos de la colonia debido a la crisis de las arcas reales. Estos capitales

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    eran recaudados, entre otros rubros, por va de donativos e impuestos. En 1804, la monarquadispuso que se liquidaran las obras pas en las Indias y que el capital se enviara a la Pennsula.

    El "catecismo Poltico-Cristiano", documento que circul poco antes de la revolucin de1810, y cuyo autor habra sido Zudaez, segn Ricardo Donoso, condensaba las principalesaspiraciones de los criollos: "la metrpoli ha hecho el comercio de monopolio y ha prohibidoque los extranjeros vengan a vender o comprar a nuestros puertos y que nosotros podamosnegociar en los suyos (...) la metrpoli nos carga diariamente de gabelas, derechos,contribuciones e imposiciones sin nmero que acaban de arruinar nuestras fortunas (...) Lametrpoli quiere que no tengamos manufacturas, ni an vias, y que todo se lo compremos aprecios exorbitantes y escandalosos que nos arruinan (...) No ha sido sta la obra de dos o tresmalvados que han abusado de su ministerio. Ha sido el sistema." (11)

    Los motivos de las revoluciones se aprecian mejor por las medidas concretas adoptadaspor la clase social triunfante que por las declaraciones formales. Todos los gobiernosrepublicanos que rompieron el nexo colonial decretaron la libertad de comercio y la rebaja oderogacin de los impuestos a los productos de exportacin. De estos primeros decretos sedesprende que los criollos aspiraban no slo al libre comercio sino a una nueva polticaeconmica, global y propia, adecuada a sus intereses de clase.

    Sera un error considerar las demandas de tipo econmico en forma aislada y separadadel resto de las aspiraciones de clase de la burguesa criolla. Lo que impulsa la independencia esel conjunto de reivindicaciones que presenta una clase dispuesta a tomar el poder, aautodeterminarse, a controlar no slo el poder econmico sino tambin el poltico, el aparato delestado, nica garanta para el cumplimiento de sus aspiraciones generales. La clase privilegiadase daba cuenta de que el rgimen colonial le imposibilitaba el acceso al poder poltico, que erala llave para abrir una nueva poltica econmica en su exclusivo beneficio. No basta sealarcuntos criollos hubo en los altos mandos del ejrcito, la Iglesia y los puestos pblicos. Lofundamental era que la estructura del Estado colonial cerraba definitivamente el paso al poder alos terratenientes y comerciantes.

    Los sectores de vanguardia de esta clase nativa encabezaron la revolucin por laindependencia para conseguir no solamente reivindicaciones econmicas transitorias, como el

    libre comercio o la rebaja de impuestos, sino para derrocar al rgimen poltico colonial yconquistar el aparato del Estado para ponerlo al servicio de sus intereses. Controlar lasinstituciones estatales significaba para la clase acomodada criolla administrar el poder en subeneficio, redistribuir a su favor la renta aduanera, rebajar los impuestos y eliminar los derechosde exportacin de sus productos mineros y agropecuarios.

    Los autores que consideran la historia no como una ciencia sino como una leccin demoral o instruccin cvica, han tratado de ocultar los intereses que se movan detrs de lasaltisonantes palabras de los patriotas de 1810. La verdad es que los hombres que dirigieron larevolucin por la independencia eran en su mayora de extraccin social privilegiada. EnArgentina, Saavedra, Castelli y Pueyrredn eran estancieros; Vieytes, Leizca y Matheu,acaudalados comerciantes. En Paraguay, la lucha fue acaudillada por los yerbateros yplantadores de tabaco, como Yedros y el general Cabaas. En Uruguay, los ganaderos del

    litoral, entre los cuales se destacaba Artigas, y los comerciantes que contrabandeaban cueros,canalizaron las luchas por la independencia.

    En Chile, el caudillo ms destacado del perodo 1810-1811, Juan Martnez de Rozas,era el hombre ms rico de esa colonia; O'Higgins era terrateniente y dueo de miles de cabezasde ganado; Jos Antonio de Rojas era un acaudalado minero; los Carrera formaban parte de unade las familias ms acomodadas de Santiago, lo mismo que el Conde de la Conquista, el Condede Quinta Alegre y otros empresarios. En Ecuador, participaron cuatro marqueses en la primerajunta de gobierno. En Venezuela, los Bolvar, los Ribas, los Palacios, el marqus de Toro y elconde Tovar, pertenecan a distinguidas familias "mantuanas". En Mxico, se pusieron a la

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    cabeza de la revolucin por la independencia connotadas familias mineras y terratenientes, lomismo que en Colombia, Per, Centroamrica y Repblica Dominicana.

    Esta clase acomodada criolla fue desarrollando su conciencia de clase a travs de losroces y enfrentamientos con las autoridades espaolas. Esta conciencia de clase se fue haciendo"para s" a medida que los criollos se daban cuenta de que tenan fuerza y capacidad como paralanzarse al asalto del poder. A este desarrollo de la conciencia de clase contribuyeron tanto lasacciones de protesta contra el Estado Colonial como el conocimiento de las ideas progresistas deaquel tiempo. La clase criolla utiliz a su manera y a la medida de sus intereses las ideasliberales del siglo XVIII.

    La mayora de los historiadores ha exagerado la influencia real y efectiva de losenciclopedistas, de Rousseau, Voltaire y los tericos de la Revolucin Francesa. Comocontrapartida, muchos escritores de tendencia hispanista han negado del todo esa influencia,apoyndose en el sedicente y presunto desconocimiento de las obras liberales europeas por partede los criollos que impulsaron la independencia. Ambas apreciaciones son unilaterales.

    Los primeros sobrestiman el papel de las ideas y de la "razn" en abstracto, al punto deconsiderarlas como un demiurgo transformador de la historia. Los segundos subestiman lainfluencia de la ideologa liberal, basados en que la tradicin espaola era suficiente fundamento

    como para justificar las primeras juntas de gobierno, ya que desaparecida la monarqua, ante laocupacin napolenica, la soberana volva al pueblo. Esta posicin mecanicista ycoyunturalista desconoce el proceso de formacin de la conciencia de clase de la burguesacriolla y de sus embriones de organizacin, es decir el elemento subjetivo de la revolucin porla independencia.

    La historiografa liberal ha negado la influencia propiamente espaola en la gestacinde la Independencia, con una doble intencin: reforzar la imagen del oscurantismo espaol yponer de relevancia la ideologa iluminista de la Europa modernizante.

    Sin desconocer, de ninguna manera, el papel ideolgico de la Revolucin Francesa,creemos que sera faltar a la verdad subestimar la importancia que tuvo el pensamiento hispanosobre la generacin de criollos que lider la Independencia. En primer lugar hay que mencionarla influencia del humanismo catlico espaol, representado especialmente por Luis Molina,

    Francisco Surez y Juan de Mariana, quienes sostuvieron durante muchos aos que la soberanade toda sociedad proviene del pueblo, no de alguien en particular; es decir, el poder de los reyesdependa de la voluntad popular. Estas tesis, conocidas por los criollos ms ilustrados, fueronesgrimidas en el instante en que la corona espaola qued acfala con ocasin de la invasin dela pennsula por el ejrcito napolenico; depuesto el rey, la soberana retornaba al pueblo, a loshabitantes de Espaa y de su Imperio Colonial.

    Las Juntas creadas en Espaa como respuesta a la invasin de Napolen, inspiradas enesa concepcin del poder y la soberana, influyeron decisivamente a los criollos en cuanto a laforma concreta de autonoma que buscaban para decidirse a dar el paso separatista.

    En Espaa, las Juntas recibieron el influjo del Iluminismo francs -que a su vez ya eraconocido por los criollos- de manera que constituye un error presentar como excluyente lainfluencia hispana y francesa, ya que por distintos conductos fue asimilada por la capa criolla

    ms avanzada. Es necesario destacar que estas Juntas se fueron radicalizando y democratizandobajo la influencia de los Estados generales que haba generado la Revolucin francesa, como asmismo del proceso de lucha del propio pueblo espaol por su independencia. Sin embargo, lasJuntas no extendieron el criterio democrtico e igualitario a las colonias hispanoamericanas, yaque slo le concedieron un representante por cada una, por un total de diez, mientras lasprovincias de Espaa tuvieron cada una derecho a dos, para un total de 24 representantes.

    Segn el historiador espaol Demetrio Ramos, las Juntas espaolas tuvieron msimportancia como modelo concreto para los criollos que la Independencia norteamericana, sobretodo por la renuencia de las Juntas provinciales a supeditarse a la Junta Central de Sevilla (12).

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    Esta opinin plantea como excluyente la influencia de las Juntas espaolas con aquellaproveniente de Norteamrica. La verdad es que los criollos aprovecharon la coyuntura polticaque implic la constitucin de las Juntas, pero el modelo poltico que vieron con ms simpatafue el sistema federal surgido con el triunfo de la independencia de los Estados Unidos.

    De todos modos, no puede subestimarse la importancia del pensamiento liberal espaol,la praxis de las Juntas ibricas sobre todo entre 1808 y 1812 y el ulterior levantamiento deRiego en 1820. Las Cortes de Cdiz adoptaron medidas relevantes, como la abolicin del tributoindgena en 1811 y la supresin de la mita y el servicio personal en 1812. Aunque lasautoridades coloniales americanas no los aplicaron, dichas resoluciones influyeron en el procesoindependentista y en libertadores de la talla de Bolvar y San Martn, logrando neutralizar a losrealistas ms ortodoxos y resistentes al cambio.

    Juan Friede ha sido uno de los historiadores que ms importancia ha dado a losacontecimientos, concomitantes con la Independencia, ocurridos en la pennsula. Sostiene, entreotras cosas, que en el corazn de la Espaa hubo una fuerte corriente de oposicin al envo defuerzas militares a nuestra Amrica: "Los documentos - dice Friede- atestiguan la persistenciade un partido de oposicin al despotismo del gobierno; la cual el monarca (Fernando VII) nopudo suprimir pese a las drsticas medidas que haba adoptado. El evidente fracaso de la

    "clique" militar en su poltica "pacificadora" llevada a cabo en las Amricas iba fortaleciendoese partido de oposicin. No era una casualidad que la revolucin de Riego de 1820 estallaraprecisamente cuando se trataba de enviar nuevos contingentes a Amrica (...) Perseguidoimplacablemente en Espaa, aquel partido de oposicin se vi fortalecido por la ineficaz ycontraproducente poltica llevada por el monarca para doblegar la insurreccin (...) el feliz xitode la guerra de emancipacin no ha obedecido tan slo a la favorable constelacin poltica,econmica y espiritual de Europa a principios del siglo XIX sino tambin a la existencia enEspaa de ese partido de oposicin que involuntariamente cumpli el papel de una especie de"quinta columna", aportando a la lucha americana un elemento de peso para su xito final" (13).

    Esta oposicin fue reprimida por Fernando VII a partir de 1814, hecho que, junto conotras cuestiones de opresin a nivel nacional, condujo a las rebeliones de Pamplona, La Corua,Barcelona y Valencia. Desde entonces se configuraron ms claramente dos partidos: liberales y

    conservadores, que neutralizaron en parte la poltica del absolutismo espaol, a travs de lainfluencia que ejercieron sus afiliados incrustados en la administracin imperial.La sublevacin de Rafael Riego, el 1 de enero de 1820, en su carcter de comandante de

    las fuerzas armadas concentradas en Cdiz con destino a Amrica, constituye un hechoimportante no slo respecto a la paralizacin de las tropas contrarrevolucionarias sino tambinpor las medidas liberales que adopt con el apoyo de otros levantamientos suscitados en LaCorua, Vigo, Zaragoza y Pamplona. No por casualidad, restaurada la Constitucin progresistade 1812 e inaugurada una forma de monarqua constitucional, Fernando VII se vi obligado apromulgar medidas paternalistas para Hispanoamrica en un intento postrero por salvar suimperio. Las Cortes de 1822 llegaron a plantear una tregua de dos aos a los gobiernosinsurgentes, una invitacin a discutir una forma de integracin siempre que se respetara suadhesin a Espaa, libertad absoluta de comercio, entre ellas y con otras potencias, adjudicacin

    de tierras baldas a los indgenas. Las instrucciones reservadas, entregadas ese ao a loscomisionados que viajaron a Latinoamrica, aconsejaban parlamentar con los gobiernos criollos,empleando "un lenguaje de persuasin y dulzura", sin amenazas de violencia; promesa decumplir con lo ofrecido a los criollos en cuanto a garantizarles puestos pblicos y a las castas ygentes de color leyes menos discriminatorias. Pero Amrica ya estaba perdida desde haca msde una dcada para Espaa. Mencionamos este ltimo intento "gatopartista" slo con laintencin de poner de manifiesto las causas que promovieron la independencia latinoamericana.

    El sector izquierdista del movimiento liberal de Riego, encabezado por Quiroga yAlcal Galiano, lleg a plantear el reconocimiento de la independencia: "Digamos, pues, a los

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    americanos: nosotros somos libres; si queris la independencia os la daremos. Para que os laconcedamos y vosotros la cimentis, con seguridad y solidez, es imprescindible ponerse deacuerdo sobre la base de contratos (...) por eso propongo que firmemos convenios comercialesen recproco beneficio; existen relaciones entre nosotros: me refiero a nuestro origen, nuestroidioma, nuestras costumbres y tambin nuestra religin; y si con tanta resolucin estisdispuestos a separaros de vuestra madre, su memoria continuar entre vosotros; y como noestis ya en el caso de continuar bajo nuestra tutela queremos daros la independencia; perocreemos que nos deben en cambio dar algunas ventajas" (14)

    El factor subjetivo, resultante en ltima instancia de las condiciones objetivas,desempea un papel importante porque la intervencin de los hombres, conscientementeorganizados, es la condicin "sine qua non" para cambiar el curso de la historia. Los regmenespolticos no desaparecen automticamente por causas objetivas. Su cada es precipitada por laintervencin de movimientos o partidos que constituyen el factor subjetivo, las ideas no son ens mismas causa suficiente para desencadenar una Revolucin, aunque contribuye a crear losmovimientos transformadores que, a travs de la praxis, juegan un papel decisivo cuando lascondiciones objetivas estn maduras.

    A fines de la Colonia las condiciones objetivas estaban maduras como para llevar

    adelante la revolucin por la independencia. El factor subjetivo se iba forjando a travs de losvariados movimientos precursores de la independencia y de asimilacin del pensamiento deavanzada. Las ideas liberales adoptadas por los criollos provenan no slo del iluminismofrancs sino tambin del liberalismo espaol. Las medidas reformistas de los Borbones y de susministros masones, como el conde de Aranda, fueron asimiladas por los criollos y adaptadas alas aspiraciones de la burguesa nativa. Las ideas liberales de un Manuel Belgrano, de unManuel de Salas y otros criollos que trabajaban en los reales Consulados, maduraron bajo elalero de las reformas borbnicas.

    El pensamiento liberal del siglo XVIII que en Europa sirvi para realizar la revolucindemocrtico-burguesa, en Amrica Latina fue utilizado para cumplir solamente una de sustareas: la independencia poltica. Los argumentos de la burguesa europea contra el feudalismofueron adoptados por la clase privilegiada criolla para luchar contra la opresin de la monarqua

    espaola. En Europa, el pensamiento liberal fue la bandera de la burguesa industrial, enAmrica Latina fue la ideologa de los terratenientes, mineros y comerciantes. La mismaterminologa liberal era utilizada en funcin de los intereses de fracciones de clase distintas.Mientras en Europa el liberalismo serva como instrumento de la burguesa industrial contra losrestos del seoralismo, aqu era utilizado por los hacendados y mineros contra el monopolioespaol. All serva para el proteccionismo industrial, ac para el libre comercio.

    Esta ideologa liberal, adaptada a las necesidades de la burguesa criolla, era difusatodava a fines del siglo XVIII; comenz expresndose a travs de movimientos de protesta, depeticiones y planteamientos de reformas econmicas. La formulacin poltica se fue generandosigilosamente en grupos secretos animados por los jvenes criollos que viajaban a Europa,donde se incorporaron a las logias masnicas, existentes no slo en Inglaterra y Francia, sino enla propia pennsula espaola. El argentino Iriarte en sus Memorias anota que se hizo masn en

    Espaa a principios del siglo XIX, y al igual que otros criollos regres de Cdiz con la misinde formar crculos masnicos en la regin del Plata. Por su parte Ignacio Nez en susrecuerdos personales dice que "los masones comenzaron a organizarse en Buenos Aires en1806", aunque "est perfectamente probado por tres informaciones distintas y coincidentes queen 1804 exista en esa ciudad una gran logia de masones (...) En 1808 fue reeimpreso en BuenosAires, en la Real Imprenta de los nios expsitos un follleto de 20 pginas titulado: Cartas de unamigo que vive en la ciudad a otro que tiene su habitacin en el campo, primera, secreto de losfranc-masones, segunda, origen de los franc-masones; tercera providencias tomadas contra losfranc-masones" (15). La logia ms importante fue creada en Londres por el precursor de la

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    Independencia, Francisco de Miranda, quin logr agrupar a San Martn, O'Higgins y otros ensu Logia Lautaro.

    Es efectivo que eran pocos los criollos que conocan el pensamiento liberal europeo atravs de los libros pasados clandestinamente por las costas. Pero los divulgaban en las tertuliasy los comentaban en las esquinas. Los sectores populares, especialmente mestizos, eranmotivados a travs de los pasquines. Boleslao Lewin seala que "no existe una produccinpoltica escrita tan expresiva y tan autnticamente popular, por su carcter intrnseco y larapidez de su difusin, como la de los pasquines (...) Es realmente imposible creer que las ideasfrancesas o norteamericanas de libertad e independencia, en forma libresca, pudieran ejercer unainfluencia galvanizadora de carcter multitudinario. En cambio, los pasquines, redactados en unlenguaje accesible para todo el mundo y cuya sola aparicin significaba estado de rebelda" ( 16)provocaban un mayor impacto y tenan un gran efecto movilizador.

    La independencia de los Estados Unidos en 1776 fue uno de los hechos ms relevantes,al contribuir -sin proponrselo- a la formacin de una conciencia de cambio anticolonial en lavanguardia poltica de los criollos latinoamericanos. A nuestro juicio, no se ha evaluadoobjetivamente la influencia del proceso independentista norteamericano en nuestra revolucinseparatista. Mientras algunos autores liberales adoptan una posicin apologtica, otros

    minimizan su importancia para no aparecer hoy como proyanquis de ayer. La influencia de laindependencia norteamericana dur ms de 30 aos, perodo en el cual los criollos se dieroncuenta de que la rebelin de esa colonia no haba podido ser aplastada por la principal potenciamundial de la poca.

    El ejemplo norteamericano lleg a los cuatro rincones de Amrica. El conde Segur, ensu visita a Venezuela en 1786, apuntaba que en La Victoria el "teniente del rey que manda enesta villa, poseedor de buena instruccin, inquieto y con humor confiado, ridiculizaba laineptitud de los gobernantes y aseguraba rindose, que una revolucin semejante a la de EstadosUnidos era prxima e inevitable. " (17)

    La revolucin norteamericana demostr a la clase acomodada criolla que era factibleliberarse del yugo colonial, que era posible aprovecharse de la lucha intercapitalista entre losimperios y de que se poda no slo tomar el poder, sino conservarlo. El ex jesuita peruano Juan

    Pablo Vizcardo y Guzmn, influenciado por las ideas de Francisco de Miranda, deca en cartade 1791: "el valor con que las colonias inglesas de Amrica han combatido por la libertad deque ahora gozan gloriosamente, cubre de vergenza nuestra indolencia" (18).

    La lucha intercapitalista haba conducido a Espaa a proporcionar ayuda a laindependencia norteamericana en contra de Inglaterra. La corona espaola no iba a tardar endarse cuenta de ese paso en falso. En 1779, los diarios ingleses anticipaban a Carlos III que suscolonias seguiran el mal ejemplo norteamericano. Dos aos antes de la revolucin de 1810,Bernardo de Yriarte presentaba a las autoridades espaolas un proyecto cuyo proftico ttuloahorra comentarios: "Sobre el riesgo de que perdamos las Amricas, y sistema que deberamosadoptar para la conservacin, evitando que sigan el ejemplo de las colonias anglo-americanas".

    Es sobradamente conocida la frase del conde de Aranda: me he llenado la cabeza de queAmrica meridional se nos ir de las manos, y ya que hubiese de suceder, mejor era un cambio

    que nada"; de ah su proyecto de crear tres monarquas tributarias en Amrica para evitar laprdida de las colonias. Importante repercusin tuvo el trabajo escrito en 1797 por Victorin deVillava, fiscal de la Audiencia de Charcas, llamado "Apuntamiento para la reforma del reino" enel que propona dar a las colonias amplia participacin en el gobierno.

    Algunas de estas promesas reformistas lograron neutralizar a los criollos msmoderados. Pero el sector de vanguardia no se dej mediatizar, continuando su actividadconspirativa contra la corona espaola. Los criollos y mestizos no slo seguan madurando susproyectos independentistas sino que cada da se sentan con mayor fuerza poltica y militar. Anuestro juicio, no se ha insistido lo suficiente en sealar que durante la colonia la mayora de los

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    criollos haba sido adiestrada -por distintas motivaciones- en el manejo de las armas y en latctica militar de la poca. De hecho, las autoridades espaolas, apremiadas por los ataquespiratas, se vieron obligadas a organizar guardias civiles, milicias o batallones de nativos. Loscasos ms conocidos de relevante actuacin militar de criollos y mestizos fueron los de Cuba(1761) y Buenos Aires (1806-1807), con ocasin de las invasiones inglesas. Las milicias criollassuperiores en nmero al ejrcito espaol. Por ejemplo, en Jalapa (Mxico) desfilaron en 1808unos 40.000 militares ante el virrey Iturrigaray. De este modo los criollos se fueron templandoen el uso de las armas, surgiendo de sus filas estrategas militares que mostraron su capacidad ala hora de luchar por la independencia.

    Pensamos que es incorrecta la afirmacin de Lynch en el sentido de que, sin laparticipacin de militares ingleses y escoceses, Bolvar no hubiera triunfado. El historiadorbritnico parece olvidar que Francisco de Miranda fue general de los ejrcitos franceses de laprimera Repblica y, en calidad de experto militar, entren en cuestiones de estrategia y tcticaa los criollos que posteriormente se convirtieron en los principales jefes de las guerras de laIndependencia. Tambin parece ignorar que los revolucionarios haitianos derrotaron, no porazar, a los ms brillantes estrategas del Estado mayor de Napolen. Por los dems es conocida lacapacidad militar que desarrollaron los llaneros venezolanos, los huasos chilenos y los gauchos

    argentinos como para poder admitir que, sin intervencin de los militares ingleses, no hubieratriunfado la revolucin por la independencia latinoamericana.

    LAS CAUSAS DE COYUNTURA

    Las situaciones de coyuntura se refieren a fenmenos polticos y econmicos quesuceden en un momento histrico, teniendo la virtud de precipitar procesos estructurales ymadurarlos rpidamente hasta su eclosin.

    Una de las causas de coyuntura, en relacin a la Independencia, fue la derrota aplastantede la flota espaola en Trafalgar (1805). Ese combate naval dej a Inglaterra duea de los mares

    y a las colonias hispanoamericanas aisladas una vez ms de su metrpoli, descendiendosignificativamente las exportaciones, afectando seriamente a los productores criollos, que endefinitiva se dieron cuenta de que Espaa no garantizaba su economa de exportacin.

    Sin embargo, la principal causa de coyuntura que aceler la revolucin por laindependencia fue la invasin napolenica a Espaa, que formaba parte del plan de expansinde la burguesa francesa, dispuesta a cerrarle el paso al comercio ingls en el continenteeuropeo. En 1808 las tropas de Napolen ocuparon gran parte de la pennsula ibrica, obligarona abdicar a Carlos IV y tomaron prisionero a su hijo Fernando VII, colocando en el trono a JosBonaparte.

    Acfala la monarqua, los espaoles formaron Juntas de Gobierno y organizaronguerrillas contra el invasor. Los criollos y mestizos de Amrica Latina aprovecharon estacoyuntura para formar tambin Juntas de Gobierno, en vista de que su rey haba sido obligado a

    abdicar. Sin embargo, estas Juntas tenan objetivos y contenidos distintos a los de las espaolas.Mientras stas, unificadas en la Junta Central de Sevilla, queran solamente restaurar lamonarqua, las Juntas criollas aspiraban a conquistar la independencia, aunque en una primerafase gobernaran en nombre de Fernando VII.

    Por lo dems, las Juntas espaolas no consideraban de igual a igual a laslatinoamericanas; mientras stas slo tenan derecho a un representante por colonia (10 en total),las provincias de Espaa podan nombrar dos representantes (24 delegados). Los jefes de laclase acomodada criolla no se dejaron engaar por las ampulosas palabras de la Junta Central de

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    Espaa. En 1809, Martnez de Rozas manifestaba en una carta a su compatriota chileno JosAntonio de Rojas; "La Junta del da es un colegio de reyes filosficos que hablan el lenguaje dela razn. Mudando el gobierno o mudando las circunstancias, no s de cual hablara. Tal vez lascolonias vendran a ser entonces lo que han sido siempre, colonias y factoras en todo el sentidode la palabra" (19)

    Los sectores criollos moderados que se haban opuesto a muchos de los movimientosprecursores de la Independencia, en un momento considerado crucial se decidieron en sumayora a encabezar la revolucin independentista, aunque hubo todava vacilaciones yposiciones ambiguas en relacin a si gobernar en nombre de Fernando VII era meramente unatctica o no. Sin embargo, en la mayora de los criollos se impuso la opinin de que no habaque perder la coyuntura abierta por la invasin napolenica para establecer el autogobierno.

    Captulo II

    LAS PROTESTAS, LAS REBELIONES Y

    LOS MOVIMIENTOS PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA

    La frecuencia y el encadenamiento de los movimientos contra las autoridades espaolas,demuestra que la Revolucin por la Independencia no fue un estallido circunstancial, sino laculminacin de un proceso con momentos pre-revolucionarios y otros de retrocesos transitoriosque se vena gestando desde la segunda mitad del siglo XVIII. Las manifestaciones de esteproceso -que entreg valiosas experiencias a la vanguardia poltica de los criollos y mestizos-fueron variadas y respondieron a veces a contenidos de clase distintos: las protestas y rebelionescontra los abusos de las autoridades coloniales; levantamientos indgenas de carcter separatista,

    como los de Tpac Amaru; las insurrecciones de esclavos negros combinadas con las demandaspolticas, como las de Jos Leonardo Chirino en Venezuela y fundamentalmente, la revolucinnegra de Hait. Finalmente, los movimientos abiertamente separatistas y anticolonialistas de loscriollos (20) insertar foto 20

    REBELIONES CONTRA IMPUESTOS Y ESTANCOS

    Las protestas contra los abusos de las autoridades espaolas , el aumento deimpuestos y el estanco del tabaco no tuvieron la intencionalidad poltica de romper con el nexocolonial; pero fueron forjando una praxis de lucha contra las instituciones, que contribuy a

    desarrollar una conciencia poltica y una reafirmacin de autonoma.Uno de los ms importantes movimientos de protesta contra el estado colonial se

    produjo en Mxico en 1623 y culmin en el incendio del palacio de Gobierno y en la renunciadel virrey Gelves, por exigencia de criollos y mestizos ante los elevados impuestos. Cuatro aosdespus se rebel el obispo Manso, en pos de la abolicin del repartimiento indgena y laadministracin local para los criollos. Esta reivindicacin, hecha por primera vez en AmricaLatina de manera tan tajante, fue elevada al virrey Escalona por el obispo Juan de Palafox,provocando la crisis y la movilizacin popular de 1645. Palafox no estaba dispuesto a romper

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    con la monarqua espaola, pero la dinmica de su movimiento conduca al enfrentamiento conel estado colonial.

    En la Real Audiencia de Quito, miles de criollos, mestizos e indgenas se amotinarondurante cuarenta das, del 22 de mayo al 3 de Julio de 1765, en protesta contra el estanco deltabaco y las medidas aduaneras. Para una mayor ilustracin, nos permitimos transcribir parte delinforme elaborado por las autoridades coloniales de Quito: "La noche del da 2 de Mayo,empez la ms lastimosa tragedia que puedan referir las historias; a las 11 se juntarontumultuosamente los Barrios todos tocando a rebato, en todas sus iglesias, y con mpetu el masviolento, acometieron la Casa real de la Aduana y Estanco; la que al punto saquearon yarruinaron totalmente en menos de 3 horas con prdida de ms de 30.000 pesos (...) Amaneciel da 23, acompaado de las inquietudes del bulgo, y de los temores de la ciudad, pues sehaban esparcido Voces, de que enfurecida la plebe, quera acometer a otras casas departiculares. (...) Seor Obispo Doctor Don Pedro Ponze Carrasco, quien subi a la parroquia deSan Roche adonde despus de haber hablado al Pueblo, prometio en nombre del rey, que sequitara la Aduana, para siempre y tambin el estanco del Aguardiente hasta dar parte al SeorVirrey en Santa Fe (...) Ynsistia essa plebe, en que se les entregasen las Armas, y sedepocitassen en algun Combento, y en que saliessen de la Ciudad quanto antes todos los

    Europeos, chapetones. (...) El da mircoles 26 amanecieron los Mosos, mas insolentes yatrevidos que nunca con el frenes y empeo rabioso de matar a todos los Europeos ochapetones, assi vecinos desta ciudad, como forasteros. (...) Las capitulaciones que eneste dia sehicieron son estas:

    1a. Que seles entregassen atodos los Barrios las piezas todas de Artilleria, los fusiles, y lanzasdela Sala de Armas, para depocitarlas en los Combentos, o Yglessias, como tambien losinformes = Consedido.2a. Que salgan todos los Europeos, solteros y no solteros, de Quito = Consedido lo primero=delos no solteros negado, y saldrn dentro del trmino de 8 das.3a. Que se quite el Corregidor, y el fiscal deel Rey, y salgan tambien como que son Europeos= negado: pero si ellos pidiesen salir seles dara libre facultad, para asserlo enel modo, y por

    el tiempo que jusgaren combeniente los Seores dela Real Audiencia.4. -Que no haya soldados de guardia en Quito, y se quiten los 50 que hai con sus Oficiales =Concedido.Acordados ya estos artculos por la Real Audiencia con Acto pblico, que luego se pregono portoda la Ciudad en la forma acostumbrada, se repartieron los Barrios las piezas, los fusiles, laslanzas, y la caja de Guerra, y entre los ms festivos Vtores, se retiro Cada partido a su Barrio.Entre tanto Corri Voz, por toda la ciudad, como se hiban asercando en gran numero los Yndiosarmados que habian Sido llamados delos Barrios: Esta notizia asusto atodos y pusso en grancuidado assi alos seores Ministros, como tambien alos mismos alzados(...)

    En esto finalmente paro la tormenta y este fuel el termino detantas revoluciones einquietudes que obligaron por el espacio de 43 das a esta Ciudad, a costa delos Caudales, quese perdieron, y de serca de 300 hombres, entre muertos y heridos.(21)

    Gerardo Venegas opina que "la insurreccin de los estancos inaugura o inicia la rupturadel bloque de clase colonial; por un lado la burocracia colonial (propietaria, obrajera yhacendaria) incluido el alto clero y los comerciantes de ultramar, por otro, los latifundistas(adems dueos de minas y obrajes) ms los comerciantes urbanos" (22). El conflicto esobjetivamente de carcter anticolonial, pero "en este momento de la lucha no existe concienciade la necesidad de una Repblica o de una monarqua republicana, como tampoco hay basesobjetivas que nos permitan vislumbrar indicios de constitucin del estado Nacional" (23)

    En otras colonias, como en la Capitana General de Chile, tambin se agudizaron los

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    de la Vandera, probable autor del Lazarillo de Ciegos Caminantes.Para lograr estos objetivos se reforz el papel de los corregidores, dndoles nuevas

    funciones, como las de forzar la venta de mercancas a la poblacin indgena y mestiza y exigirel pago de estos "repartimientos de efectos" mediante el uso de la fuerza policial.

    Jurgen Golte sostiene que "con el repartimiento forzoso de mercancas por elcorregidor, se rompa la autosubsistencia de los productores campesinos, quienes tenan queaceptar los bienes distribuidos y estaban forzosamente obligados a vender sus productos ofuerza de trabajo para poder pagar las "mercancas" que se les haba repartido. (...) El volumende repartimientos se triplic entre los aos 1754 y 1780, pasando de 1.224.108 pesos a 3.672.324 pesos ". (26)

    Los corregidores compraban sus cargos en cifras que fluctuaron entre 6.000 pesos en1712 y 8.5000 en 1745, llegando a ms de 25.000 pesos en la segunda mitad del siglo XVIII,con lo cual se beneficiaba tambin la corona espaola. Los grandes comerciantes limeos -beneficiarios principales de este rgimen de expoliacin- prestaban dichas sumas a loscorregidores, adems de otorgarles crditos a un 8% anual para la adquisicin de mercaderas.

    El "repartimiento de efectos" tena carcter obligatorio, como lo testifica en 1766 elcura Oropesa, provincia de Quispicanchis, a mediados del siglo XVIII, "luego que los

    corregidores llegan a cualquier pueblo de su provincia envan a sus criados con los alcaldes yalguaciles para que de casa en casa, y de hacienda en hacienda, notifiquen a los espaoles eindios (de quienes anticipadamente tienen nmina) comparezcan ante s, a sacar elrepartimiento, y sus cajeros los reparten no los efectos que piden, sino los que ellos quierendarles, y sin decirles los precios, ni ajustarlos con ellos, les entregan sus envoltorios (...) Sialgunos de los llamados no comparecen, mandan a los alcaldes y alguaciles y mozos que tienendestinados para semejantes diligencias, que los traigan, y si no los hallan, los envan a sus casasel repartimiento o llevan a sus mujeres por fuerza y se lo entregan." (27)

    El retraso en el pago de las mercaderas acarreaba el remate, la prdida de laspropiedades y utensilios de labranza y hasta la libertad individual, hechos denunciados, porejemplo, por el cura de Corporaque en 1778: "se les arrasan las cosechas, y quedan losdesdichados imposibilitados, y sin medios, no solamente para poder pagar los repartimientos,

    sino tambin para poder mantener su familia". (28

    )Otro informante manifestaba: los "ponen en la crcel, y el tiempo que estn presospierden su trabajo personal tan necesario para mantenerse ellos, sus mujeres e hijos. A los quetotalmente no tienen de donde pagar los venden a los obrajes adonde perpetuamente quedanesclavizados" (29)

    Paralelamente, se haba impuesto en el siglo XVIII el pago del tributo en dinero, medidaque obligaba a los indgenas a vender su fuerza de trabajo por un salario o acelerar la venta desu produccin comunal al mercado.

    Estas fueron las causas coyunturales y especficas regionales que, sumadas a las causasestructurales de dominacin colonial, motivaron las rebeliones de mediados del siglo XVIII enel Alto Per. Entre 1730 y 1739 se registraron diez rebeliones, la mitad en la dcada 1740, oncede 1750 a 1759, veinte entre 1760 y 1769 y sesenta y seis de 1770 a 1779 "(30)

    En la mayora de ellas hubo corregidores y oficiales muertos, adems de miles deindgenas y mestizos. Los movimientos de protesta "se producan en el momento en que elcorregidor o sus servidores trataban de efectuar el reparto o cobrarlo.(...) El escenario de lasrebeliones era, por lo general, el pueblo. Los participantes eran los campesinos indgenas y, aveces, los espaoles pobres, mestizos y arrieros. A fines de la dcada del 70, la crecienteparticipacin de poblacin no-campesina de pueblos y pequeas ciudades, incluso de loscaciques, fue base para formas ms complejas de levantamientos violentos de carctersupraregional". (31)

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    Las principales rebeliones fueron las de 1730 en Cochabamba y Oruro, la de Tarma yJauja en 1742 y la de Huarochiri en 1750. En sta ultimaron al corregidor Villa de Moros, "lomismo que a las personas que le acompaaban (...) se contrajeron a formar tropas, quebrarcaminos, destruir puentes y propagar la insurreccin en los pueblos circunvecinos" (32) Larebelin de 1742, que se prolong hasta 1755, fue liderada por Juan Santos Atahualpa, quien sedeca descendiente de los incas, hablaba latn, adems del espaol y quechua.(33) un dirigentetan capaz y carismtico como Tpac Amaru, en su regin "pudo aventajar la capacidad demaniobras del ejrcito espaol, contando por otra parte con un apoyo considerable de las tribusque vivan ms all de la frontera de la cultura colonial. Sin embargo no pudo ampliar elmovimiento mediante un apoyo popular que proviniese del seno de la sociedad colonialespaola" (34)

    Meses antes del gran levantamiento de Tpac Amaru se produjeron dos rebeliones: la deArequipa el 1 de febrero de 1780 y la del Cuzco, encabezada por Lorenzo Farfn de los Godosel 13 de abril, donde participaron tambin artesanos.

    Estos movimientos de rebelda contra los invasores estaban impregnados de unaideologa aparentemente utpica, pero que tena sus races en una tradicin milenaria y en elrecuerdo idealizado de la era incaica. Los centros de "esta tendencia nacionalista inca fueron

    escuelas de caciques de Lima y Cuzco, en las que aprendan no slo los conocimientos de lapoca, sino tambin entraban en contacto con otras como las del inca Garcilaso de la Vega y suinterpretacin utpico-renacentista del Imperio de los incas. Su lectura pudo ofrecer una nuevava hacia la recuperacin de un pasado parcialmente sepultado. Todo en su relacin con elmesianismo incaico de las masas campesinas, ese movimiento constituy el elemento de unidadideolgica entre desiguales aliados de la rebelin: caciques y campesinos". (35)

    Una muestra de la fuerza de esta ideologa se encuentra en la carta enviada por JuanManuel, obispo del Cuzco, a Jusef Antonio de Areche, nuevo comisionado o visitador del rey, el1 de abril de 1781: "Si los comentarios de Garcilaso no hubieran sido toda la lectura einstruccin del Insurgente Jos Gabriel Tupa Amaro; (...) si lo que habla de los SeoresVirreyes que governaron los principios de este Reynado de las reales Audiencias, y demsJueces, no se hubiese permitido dar tan fcilmente a la prensa, y en una palabra, si stas y otras

    lecciones de algunos autores regncolas no hubieran tenido la aceptacin del Traydor en lomucho que en ellas se vierte sobre la conquista no emprendera Tupa Amaro el arrojo detestablede su revelin".(36)

    Lo fundamental de esta ideologa es que daba una apoyatura trascendental para unproyecto alternativo de poder. Las rebeliones indgenas no eran sin causa ni destino, sino queplanteaban una sociedad alternativa, basada en una experiencia milenaria de vida. En la carta de1781 citada, el obispo del Cuzco manifestaba: "Tienen a los ojos las imgenes de susascendientes, los escudos con que ennoblecan los Reyes a sus abuelos, y es consiguientepresten adoracin a los que consideran autores de sus honores".

    El investigador boliviano Mariano Baptista Gumucio opina tambin que el "retorno a lautopa del incanato" fue el motor que motiv a las masas indgenas dirigidas por Tpac Amaru.(37). As se inci la gesta de Jos Gabriel Condorcanqui nacido el 24 de mayo de 1740, hijo de

    Miguel Condorcanqui y Rosa Noguera, que adopt el nombre de Tpac Amaru en memoria delinca que haba encabezado en el siglo XVI la resistencia contra los espaoles en la zona deVilcambamba. Junto a su compaera, Micaela Bastidas, que pele en todos los frentes, inici lainsurreccin el 4 de noviembre de 1780. Con el apresamiento del corregidor Antonio de Arriagade la provincia de Tinta, donde se haba criado Tpac, a 25 leguas del Cuzco. Prestamente,Tpac Amaru estableci su cuartel general en Tungasuaca, obligando al corregidor a redactaruna carta dirigida al cajero colonial en la que se ordenaba entregar todos los fondos y las armas.De este modo, Tpac Amaru, montado en su caballo blanco y vestido de terciopelo negro,diriga la actividad insurreccional enviando cartas a los caciques principales en las cuales les

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    encargaba (...) la detencin de los corregidores"(38).El 17 de noviembre de 1780 logr derrotar en Sangarar a un ejrcito de ms de 600

    espaoles. En lugar de avanzar hacia el Cuzco, como le insinuaba su compaera Micaela,prefiri regresar a Tungasuca, llevndose ms de 400 fusiles. Despus del notable triunfo deTpac en Sangarar, Micaela, "que no se quedaba atrs de su marido" ( 39) le envi una cartareprochndole no haber marchado sobre el Cuzco. "parece que una noticia que le envi TpacAmaru tuvo el efecto de tranquilizarla un poco. Pero nada ms que eso, pues un da despus desu mencionada carta, el 7 de diciembre, le escribe otra en un tono ms reposado, aunque coniguales censuras e insistencias sobre la necesidad de dirigir todo el podero indgena contra lavieja capital del Tahuantinsuyo" (40).

    Mientras tanto, en el Cuzco se formaron dos bandos: uno, dispuesto a resistir y otro, aentregarle la ciudad a Tpac Amaru. Despus de un mes y medio de negociaciones con loscuzqueos, Tpac Amaru se decidi a atacar el 8 de enero de 1781, pero fue derrotado. Losespaoles recibieron refuerzos de Lima, llegando a constituir un ejrcito de 17.000 hombres,que avanzaron sobre Tinta, aplastando a Tpac el 21 de marzo de 1782. Junto con el lderindgena cayeron prisioneros Micaela y sus dos hijos, logrando salvarse Diego, hermano deTpac Amaru, y el hijo Mariano. A Micaela le cortaron la lengua y la mataron de un garrotazo.

    A Tpac Amaru le ataron sus extremidades a cuatro caballos y como no lograron despedazarlo,lo descuartizaron, cortndole la cabeza, los brazos y los pies.No obstante esta derrota, la rebelin prosigui al mando del hermano de Tpac Amaru,

    Diego Cristbal, en la regin de Collao, abarcando parte del sur de Per y el altiplano boliviano."Los hechos de armas de esta etapa son ms importantes que de los de la anterior, contndoseentre ellos la conquista de Sorata y la desolacin casi completa de La Paz". (41) Diego Cristbalestableci su cuartel general en Lesangro, cerca del lago Titicaca, contando con la colaboracinde Mariano, el hijo de Tpac Amaru, y su sobrino Andrs, conquistador de Sorata, luego de tresmeses de asedio.

    En Bolivia haba surgido otro lder indgena, Julin Apasa o Tpac Catari, quien pusositio a La Paz el 13 de marzo de 1781 con su ejrcito de 40.000 indgenas (42). Pronto se le sumAndrs, que tambin haba adoptado el nombre de Tpac Amaru. Despus de varios combates,

    los espaoles lograron romper el cerco el 17 de noviembre de 1781.Un poco ms al norte de la zona de operaciones de Tpac Catari, en el corregimiento deLarecaja, combati Andrs Mandigure, conocido con el nombre de Andrs Tpac Amaru,sobrino de Jos Gabriel Concorcanqui. Fue, quizs, "el ms brillante de los rebeldes. Bajo suconduccin los rebeldes tomaron la ciudad de Sorata, un acontecimiento de importancia en lahistoria de los levantamientos" (43) . Por otra parte, actuaba el hermano de Jos Gabriel, llamadoDiego Cristbal, en la regin de Puno. En enero de 1781 controlaba la zona, resolviendo enmayo de ese ao poner sitio a Puno. Boleslao Lawin sostiene que "los hechos de armas de estaetapa son ms importantes que la anterior, contndose entre ellos la conquista de Sorata y ladisolucin casi completa de la Paz (44). Mientras tanto en la provincia de Chyanta (Audiencia deCharcas) continuaba el combate iniciado por Toms Catari en julio de 1780, llevando a sitiarChuquisaca en febrero de 1781.

    Otro foco insurreccional estall en Oruro el 10 de febrero de 1781, pero con laespecificidad de que fue acaudillado por los hermanos Rodriguez, de ascendencia espaola,dueos de una mina de plata.

    Estas rebeliones que se prolongaron hasta 1782 ocasionaron un nmero incalculable demuertos. Escritores contemporneos de los sucesos como Sahuaraura, estimaron las bajas encerca de 100.000 personas. (45) Solamente en el sitio de La Paz habran muerto unos 6.000. Lasprdidas econmicas fueron elevadsimas; ms de dos millones y medio de pesos en gastosmilitares, es decir el equivalente a las recaudaciones anuales del Virreinato del Per.

    La insurreccin indgena se propag rpidamente al norte argentino. "El gobernador

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    Andrs Mestre, quin dirigi la cruel represin del movimiento Tupamarista, afirma que losindios y la plebe urbana estaban impresionados del eco que les ha hecho el nombre de TpacAmaru. Los ncleos rebeldes en la regin de Jujuy fueron capitaneados por el mestizo JosQuiroga, de unos 40 aos de edad e intrprete en la reduccin de San Ignacio de Indios Tobas;Quiroga aprovech sus relaciones con los Tobas y con los indgenas del Chaco, donde habaservido como soldado, para organizar -en febrero de 1781- un vasto movimientotupamarista"(46). El 28 de marzo intentaron el asalto de Jujuy y en abril la rebelin se extendi aSalta. En mayo y junio lograron coordinar acciones con los revolucionarios del Alto Per, queestaban sitiando La Paz. Segn Boleslao Lewin, " la actividad de los insurrectos en el actualterritorio argentino termin, prcticamente a fines de Junio, aunque seguan ardiendo algunosfocos rebeldes".(47)

    La prueba de que este vasto movimiento insurreccional abarc gran parte del antiguoimperio incaico la tenemos en la influencia que ejerci en Ecuador y Colombia. En Quito elempleado judicial, Miguel Tovar y Ugarte, envi una carta a Tpac Amaru incitndole aextender su alzamiento a la Real Audiencia de Quito. Por este accin, Tovar fue apresado el 24de noviembre de 1781 y condenado a diez aos de crcel. En la regin de Nueva Granada, elmovimiento de los comuneros de Socorro reivindicaba la figura de Tpac Amaru. Los

    comuneros luchaban por sus propias reivindicaciones, pero en muchas de sus actividades ymanifestaciones contra las autoridades espaolas se haca sentir la influencia de Tpac Amaru.Las repercusiones del movimiento revolucionario de Tpac Amaru llegaron hasta el

    oeste de Venezuela, como lo prueban documentos recin descubiertos en este pas, entre ellosun "libro privado" del obispo Mariano Mart Estadella, encargado de la dicesis de Caracas de1770 a 1784. El obispo testimonia que la rebelin de los comuneros de Socorro lleg hasta laregin andina de Venezuela, a San Cristbal, Mrida y Trujillo. En Nirgua, el obispo encontr aJoseph Gmez Montero, espaol americanizado, protagonista del movimiento de los comuneros,quien le manifest que Tpac Amaru viva y que su imagen haba desplazado al retrato del reyespaol no slo en Quito sino en la mismsima Audiencia de Santa Fe de Bogot. Por lo cual elobispo de Caracas considera "que el levantamiento de Santa Fe tiraba o miraba a coronacin,que algunos han entendido del Inca o de Tpac Amaru (...) los rebeldes del Per haban ganado

    a Lima a fuego y sangre y la ciudad de Quito se haba entregado sin resistencia" (48

    ) Aunquegran parte de estas noticias no eran veraces, demuestran la onda expansiva, tanto militar comoideolgica, del movimiento indgena de Tpac Amaru. (49)

    La poltica de alianzas llevada adelante por Tpac Amaru y sus compaeros indgenastena por finalidad concretar un frente con los mestizos y los criollos, disconformes con lasmedidas que la administracin colonial implement a raz de las reformas Borbnicas; sobretodo busc acuerdos con los pequeos propietarios del campo, de minas, obrajes y comercios,afectados por el sistema de "repartimientos de efectos ", impuesto por los corregidores, y por elaumento de las alcabalas. Los caciques o curacas sirvieron de puente entre la poblacinaborigen y los mestizos y blancos para tratar de concretar este frente policlasista contra loscorregidores y la administracin local de la colonia. " Los caciques estuvieron ocupados enaplacar los temores de criollos y mestizos, quienes crean, no sin razn, que las acciones de los

    indgenas podran dirigirse tambin contra ellos minando su posicin de dominio sobre losmismos". (50)

    En una de sus proclamas, Tpac Amaru deca: "Slo siento de los paisanos criollos, aquienes ha sido mi nimo no se les siga algn perjuicio, sino que vivamos como hermanos ycongregados en un cuerpo, destruyendo a los europeos" (51). Fundamentaba su proposicin dealianza en un programa comn de reivindicaciones inmediatas, como lo expres en una cartadirigida al padre Jos Paredes : "me es preciso hacerle a V. -escriba Tpac Amaru- una breveinsinuacin de mi empresa, la que solamente se dirige a quitar los abusos, malas costumbres ylatrocinios que se han experimentado por los que han gobernado en este Reyno" (52).

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    No obstante estos llamados a la accin comn, la alianza de indgenas con mestizos ycriollos se fue resquebrajando hasta quedar slo peleando los aborgenes, salvo el caso de loshermanos Rodrguez en Oruro y de un Balderrama de la provincia de Condesuyos.

    Un punto clave del programa de Tpac Amaru fue el trmino del sistema de mitas,atnato minera como la que rega en los obrajes textiles. Una semana despus del grito de Tinta,Tpac "mand abrir en su presencia el obraje de Pomacanchi, orden que se abonara a losoperarios lo que el dueo les adeudaba y los bienes restantes los reparti entre los indios" (53)

    El objetivo de Tupac se hizo claramente poltico al proclamarse rey de Per, Chile,Quito y Tucumn. La dinmica de su lucha lo llevaba a un proceso separatista respecto de lametrpoli espaola, razn por la cual no resulta extrao que los ingleses se interesaran por eldestino de este movimiento. Algunos datos revelan la intencin de Tpac Amaru de introducirpaulatinamente la idea de luchar contra la dominacin poltica espaola.

    Boleslao Lewin sostiene que cuando Tpac Amaru "obtuvo su resonante victoria deSangarar y su dominio estaba extendindose a todo el altiplano Per- Boliviano y a algunasregiones argentinas, al dirigirse a sus vasallos (criollos) de Arequipa se refiri a las "amenazashechas por el reino de Europa" y les prometi que en "breve se veran libres de todo (...) estedocumento indica con bastante claridad el propsito de romper los lazos con Espaa". (54)

    Esta opinin del mejor tratadista de la vida y obra de Tpac Amaru induce a pensar queeste gran lder del movimiento indgena fue tambin uno de los precursores de la independencia,un hombre capaz de concebir y combinar la revolucin poltica contra el colonialismo espaolcon la revolucin social en defensa de su etnia y de su pueblo.

    LA REBELION DE LOS COMUNEROS

    El ms importante movimiento de protesta contra el rgimen impositivo espaol sucedi en el

    Vireynato de Nueva Granada en 1781, abarcando desde Socorro, en la regin central de laactual Colombia, hasta los Andes venezolanos.El motivo desencadenante de la rebelin de los comuneros fue el rgimen impositivo y

    fiscal de la dinasta borbnica y las arbitrariedades cometidas por el Visitador RegenteFrancisco Gutirrez de Pieras, quin lleg incluso a tener roces con el Virrey Florez a fines dela dcada de 1770. Pero la protesta contra la poltica fiscal no fue ms que la expresincoyuntural de un proceso ms de fondo, de causas estructurales de descontento.

    Por un lado, la oligarqua terrateniente criolla que, aspiraba a ocupar cargos claves en laadministracin del aparato estatal colonial y a establecer alguna forma de autonoma regional.Por otro, los artesanos y pequeos comerciantes afectados por los impuestos y la introduccinde mercancas que les hacan competencia; los campesinos sin tierra y los indgenas; losesclavos y el proletariado embrionario agrcola y minero.

    Obviamente estos intereses eran contradictorios puesto que los terratenientes criolloseran los ms interesados en liquidar el sistema de Resguardos, que de alguna manera protega alos indgenas; y redoblar la explotacin de los esclavos y asalariados. De todos modos, estascapas sociales contrapuestas se unieron coyunturalmente para protestar con la poltica fiscal ylos abusos del Visitador Regente.

    Asimismo, es importante destacar la especificidad de la regin donde estall elconflicto: Socorro, en la zona Santanderana, donde se haba producido un importantecrecimiento demogrfico durante el siglo XVIII. All exista un vasto sector de campesinoshambrientos de tierra, que se constituy en uno de los motores de la insurreccin, por razones

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    diametralmente opuestas a las de los terratenientes criollos.Estas causas generales y especficas haban suscitado el estallido de movimientos de

    protestas, como los de las zonas de Vlez en 1740 y de Neiva en 1767. A principios de 1780 seprodujeron amotinamientos y protestas en Mogotes, Sinacota, Charal, Tunja y Onzaga,fenmeno que oblig al Visitador Regente a suprimir ciertos impuestos al algodn y los hilados.

    La rebelin comunera de 1781 tuvo un desarrollo contradictorio, que el investigadorcolombiano Mario Aguilera ha sintetizado en la siguiente periodizacin: "a)una etapa inicial detumultos, donde el liderazgo fue asumido por las capas dominantes. La alianza de grupossociales y la generalizacin de la protesta trajo consigo la estructuracin del ejrcito comn,cuyo alto organismo, el Consejo Supremo de Guerra, se constituye en un poder paralelo a lacorona; b) una etapa, enfocada no desde el punto de vista de la pugna entre los capitanes de laregin del Socorro y de Tunja, sino de las contradicciones generadas al interior de las filas delos comuneros del Socorro: de un lado, las capas sociales altas, que pretendan nicamentesuplantar a las autoridades coloniales o al menos impedir la ejecucin de las medidas fiscales, yde otro, los sectores sociales pobres que buscaban conjuntamente el derrumbe de lasinstituciones coloniales y la instauracin de un nuevo orden econmico y social; c) la terceraetapa del movimiento se inicia con la capitulacin de los sectores poderosos, en la medida en

    que las Capitulaciones satisfacen sus demandas econmicas. En contraposicin surge la accindesesperada del Comandante Jos Antonio Galn, que tiene como escenario la hoya delMagdalena, donde las desigualdades sociales y los anhelos libertarios de las masa oprimidasencuentran como perspectiva la proclamacin de un nuevo rey de Amrica: el inca TpacAmaru" (55).

    El 16 de marzo de 1781 estall la rebelin de los comuneros en el Socorro,precisamente cerca de los muros de la casa Municipal donde se haba pegado el Edicto real conlos nuevos impuestos. La vendedora Manuela Beltrn se atrevi a romper el Edicto y lo lanz enpedazos al aire con gesto desafiante. Centenares de personas asaltaron los estancos, persiguierona los funcionarios, saquearon sus casas y pusieron en libertad a los presos, apoderndose de lasalcabalas, tabaco, aguardiente y otras rentas fiscales. Los criollos acomodados, como SalvadorPlata, trataron de apaciguar a los rebeldes mediante una resolucin del Cabildo que suspenda la

    vigencia de algunos tributos e impuestos. No obstante, la rebelin se propag rpidamente a SanGil, Simacota y Mogotes.Las autoridades coloniales huyeron de Socorro y la ciudad qued en manos de los

    sectores populares. Das despus se reunieron en la plaza de Socorro unos mil delegados dedistintas zonas, que nombraron el 17 de abril un comando dirigente, presidido por JuanFrancisco Berbeo, en representacin del comn, el pueblo.

    La alianza coyuntural entre los criollos acomodados y los pequeos comerciantes,artesanos y oprimidos en general se mantena sobre la base de la hegemona de los terratenientesy medianos propietarios, que se presentaban como Capitanes del "comn". (56). En la regin deSantander, de un total de 45 capitanes, 34 eran terratenientes, 5 pequeos comerciantes y 6artesanos y jornaleros. Los pequeos comerciantes, como Ignacio y Pablo Ardila, controlaban laventa de carne y otros artculos en la plaza del Scocorro y slo aspiraban a reformar la poltica

    fiscal. En cambio, los artesanos, jornaleros o indgenas planteaban reivindicaciones sociales defondo.

    Berbeo, un criollo acomodado, se puso al frente del movimiento para que las masas nodesbordaran los objetivos reformistas. De todos modos, tuvo que adoptar medidas drsticas paragarantizar el xito de su movimiento, como la creacin del Supremo Consejo de Guerra, que dehecho fue un poder paralelo, llegando a ejercer justicia local. El ejrcito del Comn se financicon el dinero saqueado a la Real Hacienda y con la administracin del estanco de aguardiente ylas Salinas de Zipaquir, adems de prstamos y multas.

    Presionado por el pueblo, Berbeo avanz hacia la capital, Santa F con un ejrcito de

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    indgenas redoblaron el combate. Un informe enviado desde Santa F al general Mirandamanifestaba este malestar: "Con motivo de ellas han ocurrido todos los indios de los pueblosextinguidos a pedir sus tierras y Salinas, y se han librado despachos para que se les restituyanlas que no estuviesen vendidas al contado, y de ello ha resultado que los indios con grande ardorestn tratando de desalojar a los blancos y mestizos que las ocupan". (61)

    Paralelamente creca la participacin de los asalariados, aunque de manera desigual.Aguilera anota que "no fue igual la expresin insurgente de las regiones de trabajadores libres(Socorro, San Gil, etc.), a la de las regiones de trabajadores serviles o semiserviles (Tunja,Sogamoso)"(62).

    En algunas zonas actuaban conjuntamente trabajadores libres con indgenas y esclavos,particularmente en la regin de Antioqua, liderados por el capitn mulato Jos Ignacio Zapata.En la zona de Villavieja, junto a los esclavos -dice un informe: "hay muchos libres encubiertos,as concertados como arrendatarios, todos metidos en la faccin siendo aun peores los libres queinducen a los esclavos". (63)

    La rebelin de los esclavos haba comenzado en la provincia de Mariquita, en el nortedel Virreynato, propagndose rpidamente a Antioqua, donde existan ms de 10.700 esclavos.En el informe del alcalde de Medelln, Juan Callejas, a las autoridades de Ronegro se deca;

    "Habindose dado aviso de que los negros esclavos de esta ciudad intentan sublevarse yproclamar la libertad, usando de la fuerza por medios brbaros y crueles, he procurado indagarla certeza de sus intentos". (64)

    El 25 de julio de 1781, los esclavos de la hacienda Villavieja, de propiedad de JoaqunArce, amordazaron al administrador "cantando a boca llena que toda la hacienda les pertenececomo herederos de los jesuitas". (65) El 9 de diciembre del mismo ao, se descubri unlevantamiento general que los esclavos estaban preparando en toda la regin de Antioqua con elpretexto de que se les estaba ocultando una Cdula Real que decretaba su libertad.

    La liberacin de los esclavos practicada por Galn el 18 de junio de 1781 en las minasde Malpaso (Mariquita) fue importante, afirma Aguilera, pero "se le hace aparecer como un actoindividual, es decir, como un chispazo del lder ms sobresaliente de la insurreccin comunera(...). Mas aparte, se pierde de vista la continuidad de una posicin poltica; la de los sectores

    oprimidos del comn. Es decir, que no se advierte que la rebelin que abandera Galn enTolima y Huilla es el pinculo de la radicalizacin de las masas desheredadas que participaronen el movimiento comunero de 1781". (66)

    La rebelin de los comuneros abarc miles de kilmetros del Virreynato de NuevaGranada: del Socorro y Tunja hasta Santa f, gran parte de la hoya del ro Magdalena,Antioqua, el Choco, el Valle del Cauca hasta Popayn; extendindose hasta los Andesvenezolanos, de San Cristbal hasta Mrida donde se plegaron significativos contingentesindgenas.

    Los comunero de Venezuela, dirigidos por Juan Jos Garca de Hevia, se apoderaron delos fondos de la real hacienda y del estanco del tabaco en San Cristbal, Mrida y otrasciudades. Algunos hacendados, opuestos a la revolucin comunera, fueron expropiados, entreellos Jos Nepomuceno Uzctegui. Desde Mrida se enviaron emisarios a Barinas y al Zulia

    para extender el movimiento. Mientras tanto, ms de 2.000 personas marcharon sobre Trujillo.Ante la falta de respaldo en esa ciudad, comenzaron las vacilaciones de los dirigentes, quienesterminaron retrocediendo sin combate y dispersando las tropas. (67)

    Los pasquines de La Grita, pegados en distintas paredes proclamaban: "Los principaleslugares de este reino, cansados de sufrir las contnuas presiones con que el mal gobierno deEspaa nos oprime, con la esperanza de ir a peor segn noticia, hemos resuelto sacudir tanpesado yugo y seguir otro partido para vivir con alivio". Era una clara demostracin del anhelolibertario de romper con el nexo colonial por parte de algunos sectores del movimientocomunero. Los criollos acomodados tuvieron ms temor al alzamiento de los indgenas y

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    esclavos que a las medidas del Estado colonial; por eso, se apresuraron a firmar la Capitulacinde Zipaquir.

    Los lderes ms radicalizados como el ya mencionado Garca de Hevia y VicenteAguiar, trataron de extender el movimiento hasta Maracaibo, segn un documento reproducidopor el especialista venezolano en el tema, J.N. Contraras Serrano: "la intencin era llegar aMaracaibo y Caracas, diciendo que slo esto faltaba para sublevarse todas las Indias contra losnuevos tributos, ya que el Reino de Lima y el de Santa f estaban sublevados por lo mismo" (68)

    El desenlace del levantamiento general de los Comuneros de Nueva Granada y laCapitana General de Venezuela se produjo el 13 de octubre de 1871 con el descuartizamientode Galn. Arciniegas sostiene que Berbeo y Nieto dieron informaciones sobre el paradero deGaln a las autoridades coloniales para lograr, con esta delacin, no ser juzgados por suparticipacin en el levantamiento: "En la captura de Galn el trabajo ms eficaz estuvo a cargode estos capitanes de marcha atrs. Con tan buen resultado que, as como se colg en la horca alcharaleo, los antiguos fingidos guerrilleros murieron todos en la cama". (69)

    Tambin fueron asesinados otros lderes como Isidro Molina y Lorenzo Alcantuz,mientras que Hiplito Galn, Jos Toms Velandia y Antonio Pabn fueron condenados acadena perpetua. La posicin de la Iglesia fue abiertamente contrarrevolucionaria, desde la

    actitud del Arzobispo Caballero y Gngora hasta la jerarqua eclesistica de las provincias,donde los clrigos intervinieron para disolver las manifestaciones de protesta, amenazando conla excomunin, como lo hicieron los sacerdotes Joaqun de Arrojo en El Socorro y FilibertoEstevz en Oiba y Puente Real.

    No obstante, hubo curas que estuvieron junto a su pueblo, como el franciscanoVillamizar de la parroquia Guadalupe, el presbtero Erazo que incit a los esclavos y los curasde Tunja que aletearon al "capitn del comn", Isidro Molina, dicindole que "no pecaba entomar las rentas reales". (70)

    La religiosidad popular se expres en consignas como aquella de que los socorranos "noeran gente del Socorro sino ngeles que haban bajado del cielo a favorecer a los pobres". ( 71)Algunos llegaron a corear: "muera el mal gobierno y viva la fe de jesucristo", asimismo senombr capitana de la movilizacin social a "Nuestra Seora del Socorro", con el fin de

    legitimizar la insurreccin popular. En fin, la religiosidad popular desempe un papelimportante para contrarrestar, en nombre de Cristo, el peso de la ideologa reaccionaria de la altajerarqua eclesistica.

    Las races tnicas tambin jugaron un papel fundamental. Est demostrada la influenciadecisiva que ejerci Tpac Amaru en la rebelin comunera de Nueva Granada y los Andesvenezolanos. Numerosos capitanes del "comn", entre ellos Javier de Mendoza en los llanos yJuan Olaya en Tolima, adoptaron medidas y resoluciones en nombre del rey inca Tpac Amaru.En Tocaima tambin fue proclamado Tupac Amaru como soberano. En Lagunillas, pueblo de laCapitana General de Venzuela, el "comn" se apoder de la aldea al grito de !VIva el rey delCuzco. El 14 de junio de 1781 "en el pueblo de Silos se juntaron todos los del comn y en vozalta deca un documento de la poca- con bandera, pfano y tambor se hizo voz: Que viva el ReyInca y muera el Rey de Espaa y todo su mal gobierno". ( 72) El gobernador de Mariquita, Juan

    Flix de arellano, denunciaba que el capitn comunero, Jacinto Arteaga, de gran influencia enEspin