Circular 463 spa CPast2006 esp - La Salle

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Circular 463Diciembre de 2011

Hermano Michael Jacques

1916-2011

HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANASConsejo General

Roma, Italia

Traductor: Agustín Ranchal, FSC

Hermanos de las Escuelas Cristianas

Via Aurelia, 476

Roma, Italia

1. Infancia y juventud

A lo largo de su vida, el Hermano Michael Jacques alcanzó uneminente perfil como Hermano de La Salle, particularmentecomo Asistente del Superior General para Asia entre 1966 y1976, en un período crítico y turbulento para los Hermanosasiáticos y su misión. Con un poco de imaginación, caemos enla cuenta de que este ilustre Hermano provenía originaria-mente de la tal vez ignorada isla de Borneo, que carecía de ca-rreteras y ciudades cuando Michael nació en 1916, y donde eltransporte era mayoritariamente fluvial. Cuando en su edadavanzada reflexionaba sobre los catorce años de su infanciaque vivió en esta isla tropical, se sentía orgulloso e inclusoagradecido por tal privilegio. Comprendió que la Providenciahabía conducido atentamente todas las fases de su vida.

Su padre, Edward William Harry Jacques, oriundo inglés, fuereclutado por las autoridades coloniales británicas para ense-ñar inglés en una escuela local china. Su madre, Chin JinKhoi, china hakka, había emigrado desde Borneo holandés aKuching (Borneo británico) en busca de mejores perspectivaslaborales en Kuching.

Michael, el segundo de tres hijos, nació el 6 de junio de 1916,cuando la Primera Guerra Mundial se intensificaba en Euro-pa. Su padre sintió el deber de regresar a su país y combatirpor su patria. Su hermano Reginald, por aquel tiempo profe-sor de música en el Queen’s College de Oxford, acababa deregresar gravemente herido del campo de batalla. Sin em-bargo, Jin Khoi no quería ni hablar del tema y manifestabalo inútil que era dejarse matar y abandonarla a ella y a sushijos sin ingresos.

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Cuando llegó el momento del bautismo, el señor Jacques, an-glicano convencido, tenía la determinación de bautizar a sushijos en el seno de su Iglesia. Cuando el pastor lo rechazó ale-gando que su matrimonio no era legítimo, se dirigió a los mi-sioneros católicos de Mill Hill, a quienes respetaba profunda-mente. El sacerdote se acogió al privilegio paulino, regulari-zó el matrimonio y bautizó a los hijos como católicos. Sumadre, Jin Khoi, apoyó la decisión y se aseguró de que fuerana misa con regularidad, si bien ella permaneció ferviente-mente fiel a su religión taoísta tradicional.

Vivían en Kuching, por entonces un asentamiento ribereñoen rápida expansión, donde confluían un buen número detradiciones y culturas, y sede administrativa británica. Losbritánicos ya habían resuelto con eficacia la endémica pirate-ría que continuamente amenazaba las concurridas vías marí-timas, y habían reducido la tradición de la caza de talentosentre los pueblos del interior. Esto facilitó el incremento delcomercio y el crecimiento de una comunidad empresarial,principalmente china. Durante siglos venían barcos directa-mente de China e India comerciando con “oro, alcanfor, ca-parazones de tortugas, marfil de búcero1, cuernos de rinoce-ronte, cresta de grulla, cera de abeja, lakawood (duramen aro-mático y madera de raíz de una liana gruesa), sangre de dra-gón, junco, nidos de pájaros comestibles, y varias especies”(cf. www.incitoprima.com) Eran los productos más valiosos deBorneo.

Para el señor Jacques, dar clases de inglés era una actividadbastante frustrante. Su esposa le persuadió para que dejara ladocencia y trabajara en la administración pública colonial

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1 Ave coraciforme típica en la zona de Borneo (nota del traductor)

como asistente del gestor financiero. Sus responsabilidadesrequerían frecuentemente hacer largos viajes en barco haciala zona más interior. Estos viajes se prolongaban durantemuchos días, por lo que su mujer esperaba ansiosa cada re-greso. Con apenas cinco años, Michael acompañaba frecuen-temente a su padre, por insistencia de su madre.

En 1923, el señor Jacques marchó de vacaciones a Oxford(Inglaterra). Michael, con casi siete años viajó con su padre ydurante los seis meses que estuvo fuera recibió una excelen-te educación en un colegio privado. Progresó rápidamente eninglés, de tal modo que un día pidió a su padre que dejara dehablarle en malayo. En Oxford fue posible localizar el origende su apellido, poco común en inglés. Según el Hermano Mi-chael, el apellido familiar se remontaba a la batalla de Water-loo, cuando un joven tamborilero francés, cuyo apellido eraJaques, fue hecho prisionero y lo trasladaron a Inglaterra,donde finalmente se asentó y tomó Jaques como su apellido.

A su regreso de Inglaterra, Michael comenzó su escolariza-ción formal, primero en un colegio de monjas, y luego en elcolegio de San José, dirigido por la congregación de los Pa-dres Mill Hill. Entre el claustro de profesores se encontrabael padre Delaney, misionero inglés de Mill Hill, a quien Mi-chael recordaba como el caballero perfecto, un magníficoprofesor que preparaba muy bien sus clases, con una elegan-te caligrafía y que mantenía una cálida y alentadora relacióncon los alumnos. Durante toda su vida, Michael lo tuvo comoun modelo a quien imitar.

Cuando Michael acababa de cumplir 14 años, su madre con-trajo la tuberculosis, su salud se debilitó rápidamente y falle-ció en 1930. Tenía el futuro en sus manos. Se planteó estu-

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diar medicina, idea que su padre apoyaba. También conside-ró la posibilidad del sacerdocio. De cualquier modo tendríaque trasladarse al colegio de los Hermanos en Singapur o Ma-lasia para continuar sus estudios. Los Hermanos habían lle-gado a Asia en 1852. La buena fama de sus excelentes escue-las se extendió hasta Borneo y se decidió que debería ir a Pe-nang, a la Institución de San Javier, una de las primeras es-cuelas de los Hermanos en Asia.

En una mirada retrospectiva, el Hermano Michael vio lamano de la providencia, particularmente con ocasión del fa-llecimiento de su madre en este momento crítico. Además,como alumno interno en San Javier, tendría una experienciadirecta con los Hermanos, a quienes pronto admiraría enor-memente como profesores y como religiosos entregados, loque facilitó el camino para ser Hermano. Michael obtuvo losmejores resultados académicos de su clase, ocupó un altorango en el cuerpo militar de cadetes y fue nombrado delega-do del colegio. Se graduó en 1932, tras realizar los exámenesde Cambridge School, en los que obtuvo la nota más alta desu tiempo.

Por aquel entonces, ya tenía decidido ser Hermano de LaSalle. Las opciones de ser médico o sacerdote ya no le atraían,como manifestó en alguna ocasión:

“Esta idea cambió cuando entré en contacto con losHermanos, que me causaron una gran impresión porsu total entrega a la educación como una vocaciónplena y para toda la vida. El ejemplo de celo y abnega-ción, junto con la habilidad y eficacia de los Hermanosque me dieron clase influyeron notablemente en mi de-cisión. Además, los Hermanos trabajaban en equipo y

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renunciaban a otras preocupaciones. Me atraía tam-bién su entrega a la oración y su austeridad de vida. Encuanto decidí unirme a ellos, estaba preparado paracualquier eventualidad.”

Cuando en julio de 1933 llegó el momento de dejar su hogary Borneo, su pequeña patria, no cayó en la cuenta de que novolvería a ver a su padre, y que suponía además la despedidadefinitiva de Borneo. Su próxima visita sería en 1958, veinti-cinco años después. Durante esos años pasaría por algunasexperiencias personales dramáticas.

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2. Ingresa en el Instituto de los Hermanos de La Salle

Al llegar al Noviciado de San José en Penang, le saludó elHermano Barnitus Kennedy, de origen irlandés, que era, almismo tiempo, Director de aspirantes, novicios y escolásti-cos. A Michael le impresionó su delicadeza, su afabilidad yevidente santidad. Un hombre al que se veneraba por todaspartes. Fue una importante influencia para Michael. Aunqueser aspirante no era una tarea fácil. La rígida rutina diaria leresultaba pesada. Consideraba que la insistencia en el silen-cio a todas horas era innecesariamente excesiva. Además,empezó a sufrir severos ataques de migraña, que él mismoatribuyó a la falta de luz durante el estudio, en particular laluz artificial. Esto le provocó un intenso estado de ansiedad,puesto que pensaba que sería un impedimento para llegar aser Hermano. El Hermano Barnitus le tranquilizó: estabanseguros de su vocación. Puesto que había aprobado los exá-menes de Cambridge School, iba dos años por delante de losotros aspirantes y por ello no estudiaba en su misma clase.En cambio, se le animó a estudiar en privado y a prepararselos exámenes de London Inter Arts. Dos años después, ingre-só en el postulantado y luego en el noviciado, donde empezóa ser llamado Hermano Theodoret Michael. Cuando se leenvió a comunidad, empezó a ser llamado Hermano T. Mi-chael. Incluso la “T” fue desechada más adelante.

Tras finalizar la etapa de formación en el Noviciado y Esco-lasticado, sus compañeros fueron enviados a comunidad,pero él permaneció allí para dar clase a los aspirantes. Enjulio de 1941 ya tenía 25 años y emitió su profesión perpetuacomo Hermano de La Salle.

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3. La ocupación japonesa 1941-1945

La Segunda Guerra Mundial ya se había propagado en Chinadesde 1937, y por Europa desde 1939. En 1941, Asia orientalse vio también envuelta.

Debido a los ataques japoneses contra Penang, los Hermanosde la comunidad de San Javier se refugiaron en el Noviciadode San José, donde vivirían congestionados mientras durasela guerra. El Hermano Michael se hizo cargo de un grupo deHermanos jóvenes para cultivar verduras y frutas, y para pes-car en el mar más cercano. Aprovechando que la situación seestabilizaba, estudió japonés y obtuvo la certificación paradar clase en la escuela cercana de los Hermanos, entoncesbajo control japonés y donde se enseñaba sólo en la lenguanipona.

Mientras proseguía la guerra en 1944, los bombarderos so-brevolaban diariamente Penang, y entre sus objetivos direc-tos estaba el prestigioso edificio de San Javier, que fue redu-cido a un montón de escombros. Las autoridades japonesasen Penang comenzaron a ponerse más nerviosas e iniciaronuna fuerte redada en busca de sospechosos, especialmenteentre aquellos cuyo padre o madre fuera extranjero enemigo.Entre ellos estaba el Hermano Michael. Tres Hermanos delNoviciado de San José fueron arrestados y llevados a la pri-sión de Changi, en Singapur. Milagrosamente, el HermanoMichael se libró del arresto. Sin embargo, ya no se sentía asalvo, y pensaba que en breve tiempo también sería captura-do. Tenía su equipaje preparado por precaución e hizo todo loposible por pasar desapercibido. Sufría una gran ansiedad díay noche. Incluso empezó a cuestionarse su vocación como

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Hermano y barajó la idea del sacerdocio.

También sentía una enorme preocupación por su padre y sufamilia, que se encontraban en Kuching. No había medio decomunicarse con ellos. Sólo tras la liberación supo que supadre enfermó, estuvo un tiempo ingresado, y falleció algu-nas semanas antes de la rendición japonesa.

Al finalizar la Guerra, la presencia de soldados aliados en lascalles puso fin a la larga pesadilla, y posibilitó el pensar denuevo en el futuro.

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4. Restablecimiento en la posguerra

En un tiempo asombrosamente corto, las escuelas de losHermanos volvieron a funcionar. Los Hermanos reanudaronsus clases, a pesar de que muchos sufrían desnutrición y pa-ludismo. Con la llegada de personal de Australia e Irlanda, asícomo de la Escuela Profesional de San José, creció el númerode Hermanos. La rapidez en la recuperación de todo el Dis-trito en este período crítico fue siempre percibida como unsigno de la intervención de Dios. Recibieron gran ayuda porparte de la buena voluntad de los padres y de toda la socie-dad. En pocos años las escuelas volvieron a la vida nueva y ala gloria que habían alcanzado anteriormente en asuntoscomo estudios, atletismo, juegos y actividades culturales.

El 20 de octubre de 1945, el Hermano Michael fue destinadoa la Institución de San Miguel en Ipoh, a unos 200 km de Pe-nang. Por fin se encontraba feliz al insertarse en una comu-nidad conectada con una escuela real. Se hizo sitio entre losprofesores más antiguos y participó en la planificación y lareestructuración de este gran colegio. Debido a la ocupacióndel edificio por parte de los japoneses, no había mobiliario enlas clases, ni libros u otros elementos indispensables. Conta-ban, no obstante, con la inestimable ayuda de un cuerpo deprofesores entregados y de Hermanos con enormes deseosde regresar a sus clases y restablecer la escuela que habían co-nocido y amado tanto. Otra ventaja era la absoluta sed deeducación: una gran multitud solicitando ser admitida. Eneste momento los Hermanos constituían entre el 20% y el30% del personal docente en la mayoría de las escuelas de losHermanos.

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Los profesores seglares y los Hermanos habían sufridomucho durante la guerra, y muchos tenían la salud debilita-da. Mientras otros se esfumaron cuando llegaron las fuerzasjaponesas en 1941, los Hermanos sin excepción habían deci-dido permanecer en sus puestos y compartir los sufrimientosde la gente. Su valor y su dedicación nunca fueron olvidados.

El Hermano Michael, junto con los profesores más antiguos,atendieron al amplísimo número de personas que deseabanser admitidos. Restablecieron las clases con sus correspon-dientes planes de estudios y horarios. Pasó bastante tiempohasta que se consiguieron libros de texto y otros materiales.Al mismo tiempo toda la sociedad pasaba por un período detensión como consecuencia de la insurrección comunista,que buscaba terminar con la presencia colonial británica einstaurar un estado comunista.

Se sintió muy feliz delante de su primera clase, la de losalumnos mayores. Muchos ya pasaban de edad; todos habíanperdido cuatro años de escolarización y habían olvidado sushábitos de estudio. Como era típico en la escuela de los Her-manos, los alumnos provenían de diversas razas: chinos, in-dios, malayos y eurásicos, así como de diversas tradicionesreligiosas: cristianos, budistas, taoístas, hindúes y musulma-nes. El Hermano Michael tenía una gran capacidad de traba-jo, preparaba bien sus clases y esperaba lo mejor de sus alum-nos. Llegó a conquistar el corazón de sus alumnos hasta elpunto de que aquella célebre clase de 1946 logró al final delcurso asombrosos resultados en los exámenes para el certifi-cado de Cambridge School. Al Hermano Michael se le consi-deraba un profesor con grandes capacidades. Los alumnosnunca olvidaron su deuda hacia él. Distintas promociones sereunían frecuentemente en su honor hasta que el Hermano

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llegó a edad avanzada. Mirando atrás, atribuyó gran parte desu éxito a la planificación esmerada y sobre todo a la refle-xión de la mañana. Para el Hermano Michael era el momen-to del día en el que era posible retirarse de las tensiones or-dinarias, hablar con los alumnos de un modo más personal,y reflexionar en un sentido amplio sobre el sentido de lavida, así como de la importancia de la fe personal y de unabuena conciencia. Por encima de todo, hablaba del amor deDios y del plan para cada uno de ellos. Escribía así:

“Una poderosa influencia en su pensamiento y en suconducta era la reflexión de la mañana que les compar-tía. Era una tradición del Instituto y un ejercicio en elque habíamos sido formados y practicábamos en laCasa de Formación. Consistía en palabras motivadorasseguidas de la oración de la mañana con la cual comen-zaban las clases.”

El Hermano Michael pasó cuatro años en San Miguel. En susmemorias apunta que ésta fue su única experiencia comoprofesor en la educación formal. En 1949 viajó a Singapurpara reanudar sus estudios universitarios, que había inte-rumpido debido a los frecuentes ataques de migraña en1933. Los ataques prosiguieron pero logró ser capaz de con-vivir con ese problema.

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5. Formación permanente

En 1949 fue destinado a la escuela de San Patricio en Singa-pur, para continuar sus estudios de licenciatura en filosofía yletras por la Universidad de Londres. Finalizó sus estudios en1950, tras lo cual marchó a Roma para realizar el SegundoNoviciado. A menudo hablaba con afecto de esta experienciaen Roma, y de su encuentro con el mundo lasaliano más ex-tenso, que le facilitó el conocimiento de Hermanos de diver-sos países. Entre sus compañeros se encontraba el HermanoMaurice Auguste y otros que más adelante desempeñaríanun importante papel en el desarrollo de los estudios lasalia-nos.

Después del Segundo Noviciado, marchó a Londres, dondeobtuvo el Curso de Adaptación Pedagógica por la Universi-dad de Londres.

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6. Gestión escolar

A su regreso a Malasia, el Hermano Michael era otra perso-na: más seguro de sí mismo y con visión de futuro, con sue-ños por realizar. Fue enviado a la Institución de San Francis-co en Malacca, como Director de la comunidad y del Centro.Entre la población escolar había una fuerte mezcla de eura-siáticos portugueses, y de hecho Malacca aún conservabamuchas memorias de una historia llena de colorido. La es-cuela mostraba al Hermano Michael varios retos relaciona-dos con la mejora de los niveles de autoestima, disciplina yrendimiento académico. Sus tres años en Malacca conduje-ron a un cambio impresionante. Serían recordados pormucho tiempo por el interés que mostró en todos los aspec-tos de la vida del colegio y por sus planes de mejora de la es-cuela. En particular, los internos lloraron su marcha. Se sen-tía desilusionado porque después de tres años, cuando susesfuerzos empezaban a dar frutos, le enviaban a otro lugar.Quería hacer mucho más.

Fue enviado como director del Escolasticado de San José enPulau Tikus con el cometido de conseguir, por parte del Mi-nisterio de Educación, el reconocimiento oficial de San Josécomo Escuela de Magisterio. Fue conseguido a su debidotiempo. Se admitió tanto a estudiantes seglares como a losescolásticos. Gracias a este oportuno proyecto, varios jóve-nes católicos recibieron la misma formación que los escolás-ticos, y fueron contratados en las diversas escuelas de losHermanos. Estos maestros serían piezas fundamentales enposguerra, cuando las colegios de los Hermanos se expandie-ron rápidamente y se abrieron nuevas escuelas.

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No obstante, la asociación del Hermano Michael con la Es-cuela de Magisterio de San José fue muy breve, ya que se re-querían urgentemente sus servicios como director de la co-munidad y director de la Institución de San Javier en Penang.El retorno a su “alma mater”, a un lugar que ya conocía, y suexperiencia en Malacca potenciaron en él la confianza perso-nal de que haría bien las cosas.

Conocía a bastantes miembros del claustro de profesores desu etapa como estudiante entre 1931 y 1933. El refinado an-tiguo edificio había sido demolido durante la guerra. Se habíaconstruido otro que reunía mejores condiciones arquitectó-nicas y con mayor capacidad. En las primeras palabras que di-rigió a profesores y alumnos, subrayó la importancia de des-arrollar una cultura de servicio, especialmente hacia a losmás necesitados.

La comunidad de Hermanos era una de las más numerosas delDistrito: la componían Hermanos de una amplia gama de na-cionalidades, entre quienes se hallaban varios Hermanos jó-venes locales y misioneros con talento. Destacaban en la pre-paración de actos, representaciones y celebraciones propiasde la época, particularmente la celebración de la independen-cia de Malasia el 31 de agosto de 1957. En esa ocasión el cole-gio fue bellamente engalanado e iluminado. Importantes dig-natarios visitaron oficialmente el Centro. Algunos de elloseran antiguos alumnos, como el primer ministro principal dePenang, Wong Pow Nee, compañero de estudios del HermanoMichael, y Leong Yew Koh, primer ministro principal de Ma-lacca. Ambos prestaron ingentes servicios a la sociedad.

El Hermano Michael atribuyó una gran importancia a lasunidades uniformadas. Escribe:

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“Nunca he tenido la menor duda del valor y el prestigioque las unidades uniformadas han proporcionado alcolegio. Además de la disciplina y la formación, su as-pecto elegante causaba una gran impresión entre visi-tantes y padres, e infundía un sentido de orgullo y leal-tad incluso entre aquellos que no podían ingresar…Nada ofrecía mayor solemnidad y esplendor durantelas visitas oficiales de dignatarios que el contemplar undesfile colorido, firme y disciplinado de la guarda dehonor y otros rangos.”

Por aquel tiempo los Hermanos se hicieron cargo de variasescuelas y se nombró a un Hermano para visitarlas diaria-mente y supervisar de cerca la administración. Eran concebi-das como “escuelas adscritas”, ya que al finalizar los estudiosde primaria, los alumnos podían solicitar ser admitidos enSan Javier. Al mismo tiempo se formaron los consejos de ad-ministración en todas las escuelas. Se encomendó al Herma-no Michael la presencia en todas las reuniones de dichos con-sejos, como él mismo lo describe:

“La gestión de un gran colegio con su internado y laresponsabilidad de las “escuelas adscritas” suponíanuna gran carga de trabajo. A lo anterior se añadía el cui-dado espiritual y la atención de los Hermanos de co-munidad, sin hablar de las clases particulares por lastardes y las diversas obligaciones contraídas con otrosorganismos externos: juntas, consejos, comisiones, etc.Por todo esto, viví uno de los períodos más ocupados yexigentes de mi vida.”

Mientras las solicitudes de admisión seguían creciendo, el es-pacio de que disponía no podía albergar a más alumnos. Al

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incrementarse el número de clases de secundaria, el colegiohubo de encontrar una ubicación para las clases de primaria.Otras escuelas dependientes de San Javier se enfrentaban aproblemas similares. Esto condujo a un importante plan deconstrucción.

En medio de tantos proyectos pendientes, el 22 de octubre de1961 llegó la noticia de que el tan apreciado Hermano FintanBlake, Visitador, había sufrido un grave ataque al corazón yestaba ingresado en el hospital. El Hermano Michael se des-plazó rápidamente para estar a su lado. Le entristeció pro-fundamente saber que apenas había esperanzas de recupera-ción. Poco después falleció. Como director, el Hermano Fin-tan fue el inspirador de San Javier en los difíciles años de laposguerra, cuando durante seis años se impartía clase enunos rudimentarios barracones hasta que se pudo construirun nuevo edificio. El Hermano Michael siempre sintió elapoyo del Hermano Fintan. Se encomendó al Hermano Bar-nitus, antiguo Visitador, que se hiciera cargo del Distritohasta el nombramiento de un nuevo Visitador. En una visitaal Hermano Barnitus, el Hermano Michael se enteró de quesu nombre había llegado a Roma para ser nombrado nuevoHermano Visitador del Distrito de Penang. El Hermano Bar-nitus conocía a Michael desde que llegó por primera vez al as-pirantado en 1933, le había elegido para participar en el Se-gundo noviciado y le nombró director en Malacca. Tenía latotal confianza de que la elección sería la acertada. El nom-bramiento fue pronto confirmado: el primer asiático comoVisitador del Distrito más antiguo de Asia.

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7. Visitador del Distrito de Penang 1961-1966

A los 45 años de edad, el Hermano Michael asumió un cargoasociado a Hermanos mayores, según recordaba la mayoríade los Hermanos, y por tanto se le acogió como una bocana-da de aire fresco. Su primera prioridad era visitar todas las co-munidades y los centros del Distrito para conocer minuciosa-mente la realidad, encontrarse individualmente con cadaHermano y valorar las fuerzas y debilidades. Le impresionógratamente todo lo que vio; estimuló a los Hermanos con laatención que prestaba a cada uno y con su afabilidad. Tras lavisita, se reunió con todos los directores, y les expresó comoprimera prioridad el facilitar a los Hermanos nativos el acce-so a la educación universitaria, incluso si esto supusiera pro-blemas para encontrar sustitutos. Tras la guerra, los Herma-nos misioneros habían aprovechado sus vacaciones en suspaíses de origen para completar sus estudios universitarios.Había pocas universidades en el país, por lo que el HermanoMichael hizo las gestiones oportunas para que los Hermanosnativos estudiaran en universidades extranjeras.

Poco después de su nombramiento como Visitador, el Her-mano Nicet Joseph, Superior General, acompañado del Her-mano Lawrence O’Toole, Asistente, visitaron oficialmente elDistrito – la primera visita de un Superior General al Distri-to de Penang. Fue un acontecimiento especial para todos losHermanos y sus colaboradores. Visitó comunidad por comu-nidad y percibió por sí mismo el buen trabajo que se estabarealizando. Había sido director del Hermano Michael duran-te el Segundo Noviciado, y cuando se volvieron a encontraraños más tarde, el Hermano Nicet aún recordaba esta histó-

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rica visita y la profunda impresión que le causó.

A partir de su propia experiencia como director de colegio, elHermano Michael exploró las posibilidades de mejorar as-pectos de la vida escolar a medida que se desplazaba por elDistrito. Se dedicó a estudiar con atención un aspecto cadaaño: por ejemplo cómo hacer que la programación extracu-rricular fuera más eficaz. Detectó también la necesidad de ac-tualizar el programa de educación moral para los alumnos deotras religiones que acudían a nuestras escuelas. Cada año sedesignaba a un equipo de Hermanos para que trabajaran untema particular y presentaran recomendaciones a los Her-manos durante el período largo de vacaciones. Él mismohacía una síntesis de las respuestas y publicaba una magistralcircular, práctica y bien acogida.

Los Hermanos apreciaban mucho sus frecuentes visitas a lascomunidades, así como sus útiles sugerencias. Generalmenteprolongaba sus visitas a Kuching para reencontrarse con sufamilia y pasar algún tiempo visitando a sus familiares, dis-persos entonces en diversas áreas de Borneo.

La ubicación de la Sede del Distrito en Penang confería cier-to halo, e incluso reverencia. Pero el Hermano Michael era re-alista y vio la necesidad de adaptarse al hecho de la Indepen-dencia y la aparición de Kuala Lumpur como la capital delpaís. Por lo tanto planificó el traslado de la Casa Provincial aPetaling Jaya, ciudad satélite de Kuala Lumpur que se estabadesarrollando rápidamente.

Antes de concluir su mandato de tres años, los Superiores notardaron en ampliado por otros tres años. Poco a poco se fuesintiendo más a gusto en el cargo, y tenía planes por desarro-llar en el futuro. Estos planes no tendrían una larga vida…

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8. Capítulo General y Nuevo Asistente asiático

El 39º Capítulo General de 1966 se celebró a raíz del Vatica-no II [1962-1965]. Se esperaba que el Capítulo reflejara nue-vos aires de pensamiento y nuevas orientaciones. Bien esverdad que muchos Hermanos del Distrito de Penang no an-ticipaban cambios mayores. La vida era bastante ordenada,reglamentada y tradicional; a pesar de ello, se percibían leve-mente ciertos aires nuevos. El Distrito era conocido por suregularidad y fidelidad a todas las prácticas y tradiciones delInstituto. La desaparición de un estilo rígido de Superior,propio de la época previa a la guerra, y la llegada de un régi-men más moderado trajo consigo un alivio considerable. Asílo relata el Hermano Michael:

“… Marcharía al Capítulo General educado en una acti-tud y perspectiva tradicionales, en absoluto preparadopara los cambios radicales que el 39º Capítulo Generaliba a iniciar. Me daba seguridad el hecho de que cono-cía bien el Distrito después de más de cuatro años en elcargo. No tuvimos ninguna asamblea de Hermanospara preparar el Capítulo General. Esas costumbreseran bastante desconocidas en aquella parte delmundo. El Visitador era tanto la autoridad como el por-tavoz. Digo esto para no dar la impresión de que notodo era un camino de rosas en el Distrito de Penang.”

El Hermano Michael siguió las sesiones del Capítulo con unintenso interés y participó activamente, en particular en lascomisiones que trataban de las misiones y de gobierno. Lealegró percibir un resurgimiento en el interés por las misio-nes. Sin embargo, se sintió incómodo con la Comisión de Go-

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bierno y el nuevo énfasis en la “subsidiariedad”, que suponíaconferir a autoridades menores tales como los directores decomunidad y los visitadores la libertad de tomar ciertas deci-siones propias a su nivel. En consecuencia, se restó autoridadal asistente, a quien se le otorgaba un papel meramente desupervisión y a mantener cauces de comunicación con elCentro del Instituto.

Al llegar al Capítulo traía consigo una fuerte propuesta porparte de la Región de Asia: querían un Asistente propio,dada la creciente importancia del Instituto en Asia y los ur-gentes problemas a los que atender. Su propuesta fue acep-tada pero, para sorpresa suya, se enteró de que él mismoera la persona elegida para iniciar la nueva Asistencia. Sunueva responsabilidad como Asistente para Asia englobabacuatro distritos: Colombo (Sri Lanka, Pakistán e India);Rangún; Saigón (Vietnam del Sur, Camboya y Tailandia); yPenang (Malasia, Singapur y Hong Kong) diez países entotal.

Asia, con dos terceras partes de la población mundial, conta-ba solo con el uno por ciento de cristianos, después de qui-nientos años de evangelización. Aparte de Filipinas, la Iglesiaes aún minoritaria en la mayoría de los países. No obstantegoza de una alta consideración por los muchos servicios quepresta, principalmente en educación y en asistencia social,así como su preocupación por los pobres y marginados.Desde su llegada a Asia por primera vez en abril de 1852, lasescuelas de los Hermanos estaban abiertas a alumnos de di-ferentes creencias. Los profesores seglares de estas tradicio-nes eran a menudo los más respetados, compartían la misiónlasaliana con una devoción y lealtad ejemplares, aunque nose convirtieran al cristianismo. Los Hermanos de otras par-

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tes tenían dificultades en comprender esta situación multi-rreligiosa, pero el Hermano Michael tenía la ventaja de estarplenamente familiarizado con este tema.

Durante las décadas de la posguerra, Asia se vio afectada porenormes cambios, que el Hermano Michael experimentaríadirectamente como Asistente. La ola del colonialismo habíaretrocedido, y ahora las fuerzas nacionalistas progresiva-mente modelaban un nuevo orden. Las luchas por la inde-pendencia, las guerras y la nacionalización de las escuelas deSri Lanka, Birmania y Vietnam fueron grandes retos para losHermanos. Al mismo tiempo, ofrecían la oportunidad de ir anuevos países y así continuar la Misión Lasaliana en Asia. Enalgunas partes, incluso en aquellas escuelas que los Herma-nos lograron mantener, no se permitía cobrar dinero alguno,y durante un largo tiempo los Hermanos tuvieron que supe-rar grandes dificultades para sobrevivir. Una consecuenciapositiva de lo anterior fue que aquellos Hermanos que no pu-dieron seguir dando clase en Sri Lanka fundaron una nuevaárea de misión en Pakistán (1960). Otros fueron capaces derestablecer la presencia lasaliana en la India (1961), tras se-tenta y siete años de ausencia.

La Iglesia en Asia también se vio afectada por los numerososcambios que siguieron al Vaticano II. Gradualmente se fuealejando de su conexión con el colonialismo; surgieron líde-res nativos y una amplia variedad de lenguas nativas reem-plazaron al latín como lengua litúrgica. El Hermano Michaelera sumamente consciente de estos asuntos en sus viajes. Leafectó profundamente la cantidad de Hermanos que comen-zaron a cuestionarse su vocación en aquella época y dejaronel Instituto, algunos con demostradas cualidades o capacida-des de liderazgo. Disminuía el número de candidatos que pe-

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dían ingresar. Todo esto le acarreaba una profunda preocu-pación por el futuro.

El positivo acercamiento del Vaticano II hacia otras tradicio-nes religiosas trajo, con cierto retraso, un sentido de libera-ción de una teología que sistemáticamente negaba muchoselementos de verdad y de bondad en dichas tradiciones. Eldiálogo interreligioso se convertía en el objetivo fundamen-tal de la Iglesia de Asia. Esto impactó enormemente en las es-cuelas de los Hermanos, donde la colaboración interreligiosahabía sido una norma en la vida escolar desde tiempo atrás.

Al Hermano Michael se le encomendó la tarea de enfrentar-se por separado a estos duros retos, y lo hizo con un éxitoconsiderable, a pesar de la reducción de poderes como Asis-tente. Su primera preocupación era el bienestar de los Her-manos, especialmente de quienes habían sido desplazados,particularmente en Birmania, hasta entonces un distritopróspero con varias escuelas bien gestionadas. Como lo ex-presa el Hermano Michael:

“La rápida apropiación de la gestión de sus escuelas fuetan repentina como inesperada, y les dejó pobres y sinhogar de la noche a la mañana. Afectó enormemente suestado de ánimo.”

El Hermano Michael se convirtió en su portavoz frente a todoel Instituto. Por ello estuvieron eternamente agradecidos.Sus visitas fueron frecuentes, si bien sobre todo al principiotenía dificultades en llegar a todas las comunidades y encon-trarse personalmente con cada Hermano. El motivo funda-mental era el tipo de visado que obtenía: sólo 24 horas por vi-sita. Además, vigilaban de cerca sus movimientos. Despuésde algunos años, se agilizaron los trámites y pudo desplazar-

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se a las comunidades más lejanas. Se encontraba con los Her-manos personalmente y en grupo para ayudarles a mejorarlas condiciones físicas de la comunidad, y para profundizar enel sentido de su misión. Era de esperar que los Hermanos jó-venes se adaptarían fácilmente, mientras que los Hermanosmayores comenzarían a sentirse relegados y perdidos. Al de-pender urgentemente de ayuda externa, el Hermano Michaelcomprendió que SECOLI, organismo recién fundado enRoma, podría ser una fuente de recursos. Introducir dineroen Birmania no era fácil, ya que el tipo de cambio de monedaera muy bajo. Pero como el filósofo chino Lao Tzu dice, cuan-do el gobierno oprime, el pueblo le da las vueltas. Se encontraronmedios y maneras para solventar este problema, lo que satis-fizo enormemente al Hermano Michael.

Los Hermanos en Sri Lanka también demandaban atención,especialmente para su nuevo proyecto al sur de la India,donde luchaban por establecer una ciudad de los muchachosen Madurai. Aunque finalmente llegó a ser un gran éxito, losprimeros años se hicieron largos y difíciles, a pesar de los he-roicos esfuerzos de los primeros Hermanos. Supuso unalarga sucesión de éxitos y fracasos. El Hermano Michael pres-tó al proyecto todo su apoyo y ánimo, y le alegró ver cómo seestabilizaba.

Otros distritos también requerían un acompañamiento cer-cano. Vietnam estaba en guerra y los Hermanos sufrían la si-tuación. A pesar de todo, fueron capaces de llevar adelante lamisión con normalidad. Como en los otros lugares, las visitasdel Hermano Michael fueron muy valoradas, especialmentepor las comunidades más lejanas. Puso un gran empeño,como en otras partes, en presidir el retiro anual y encontrar-se personalmente con los Hermanos. Además de en Vietnam,

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había escuelas en Camboya y Laos. Aquí los Hermanos tra-bajaban en condiciones que se hacían casi imposibles, y fi-nalmente el Hermano Michael sintió que era el momento dedevolver las escuelas al obispo y retirarse. Otra ramificaciónde Vietnam estaba en Tailandia. Aquí las condiciones eranmás favorables, y el Hermano Michael puso un gran empeñoen fortalecer el crecimiento de la presencia lasaliana en Tai-landia, donde ya tenían un magnífico colegio en NakhonSawan. En Tailandia también existía una comunidad de Her-manas Lasalianas, fundadas por el Hermano Van Khoi, porentonces responsable del sector de Tailandia. El HermanoMichael demostró mucha sabiduría al ayudar en el acompa-ñamiento a estas Hermanas en los inicios de su fundación, detal modo que las Hermanas siempre le identificaron como suco-fundador. Les insistía en la idea de que, si bien trabajabanestrechamente con los Hermanos y compartían su misma es-piritualidad, deberían ser una comunidad independiente consus propios proyectos y fuentes de ingresos. El Hermano Mi-chael continuó visitándolas incluso cuando ya tenía una edadavanzada, en la medida en que podía viajar.

El Capítulo General de 1966 promovió la formación de “Re-giones” –agrupamiento de distritos con el propósito deponer los recursos en común y alcanzar objetivos comunes.Desde el principio, el Hermano Michael buscaba estableceruna relación más cercana entre los Visitadores de la Regiónde Asia-Pacífico. Australia y Filipinas, que se encontrabanfuera de su jurisdicción, también fueron invitadas a asistir.Estos distritos jugaron un papel determinante en la evolu-ción y el éxito de la Conferencia Regional de Visitadores. Bir-mania no estaba representada hasta el momento debido a es-trictas restricciones de viaje.

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En estas conferencias iniciales, el Hermano Michael persi-guió centrarse en asuntos tales como retiros regionales paradirectores, encuentros de formadores, seminarios para po-tenciar los estudios lasalianos, catequesis y formación. Paraanimar estas sesiones, invitó a personas de otros países.Estos programas condujeron a la puesta en común en cadalugar de valiosos recursos, tanto humanos como materiales,que consiguieron una vinculación más estrecha entre los di-versos sectores. El Hermano Michael tenía la esperanza deque los distritos más consolidados asistieran a aquellos en si-tuación de crisis. Para ello, se estableció un fondo dirigidopersonalmente por el Hermano Michael.

La crisis más dura a la que el Hermano Michael tuvo quehacer frente fue la grave situación económica de los Herma-nos vietnamitas tras la caída de Saigón en poder de los co-munistas en abril de 1975. Conocía bien a los Hermanos, apartir de los retiros anuales y los Capítulos de Distrito, y seencontraba personalmente con ellos de cuando en cuando.Durante la celebración del Capítulo de Distrito a finales delaño 1974 se vivía con gran ansiedad: el destino era inciertopor la inminencia de un avance comunista. En abril de 1975,mientras se celebraba la conferencia de Visitadores en Mani-la, se recibió la trágica noticia. El Visitador vietnamita y suauxiliar partieron a prisa hacia su país.

El Hermano Michael se desplazó a Roma con la esperanza deobtener más información, pero en realidad se produjo unbloqueo informativo que se prolongó durante angustiosassemanas, incluso meses. Un primer avance fue la solicitud deinstrucciones por parte de un grupo de escolásticos y su di-rector que pudieron escapar en barco hasta Guam. Tras con-sultar con el Hermano Superior y el Asistente francés acor-

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daron trasladarlos a todos por avión a Francia, donde pudie-ron continuar su formación. Esta operación fue inmediata-mente facilitada por el Hermano Hillary Gilmartin, sobrequien el Hermano Michael se deshacía en elogios. Los Visita-dores de Estados Unidos habían nombrado al Hermano Hi-llary para que se encargara de todos los asuntos que afecta-ban a los Hermanos refugiados de Vietnam. El Hermano Mi-chael se tomó a pecho su trágica situación e hizo lo imposiblepor explorar medios y modos de asistencia. Recibió el apoyototal del Hermano Superior y su Consejo, que seguían decerca los acontecimientos.

La tarea del Hermano Michael fue localizar por todos los me-dios a los Hermanos entre los refugiados y disponer paraellos una nueva residencia donde pudieran proseguir con suformación o misión si fuera necesario. En consecuencia, tuvoque realizar frecuentes viajes al sudeste de Asia, Australia,Canadá, Estados Unidos y Francia, donde estos Hermanos fi-nalmente encontraron su nueva patria. Apreciaron extraor-dinariamente sus cartas y visitas. Estuvo atento a sus senti-mientos y necesidades, y pudo trasladar a niveles superioreslas aspiraciones que tenían.

La crisis continuó mucho tiempo después de que terminarasu mandato como Asistente. Tuvo entonces que limitarse amantener el contacto por carta en el mayor de los casos.

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9. Visitador del Distrito de Penang

El Hermano Michael regresó a Malasia, donde asistió al Ca-pítulo de Distrito en diciembre de 1976. Desempeñó unpapel fundamental en el proceso de implementación de lasdecisiones del recién celebrado Capítulo General. A los Her-manos les impresionó sobremanera su experiencia y su rápi-da respuesta a todos los asuntos que surgían. Cuando llegó eltiempo de elegir al nuevo Visitador, él era el gran favorito.

Pero era un Distrito muy diferente al que había dejado diezaños atrás. El número de Hermanos había descendido de 206a 120, y muchos de los Hermanos jóvenes más preparadoshabían dejado el Instituto. Esto último le supuso una espe-cial desilusión, considerando su política de enviar a muchosHermanos nativos a universidades extranjeras. Otro factordeterminante era la falta de vocaciones, nativas o extranje-ras, así como el creciente envejecimiento de los Hermanos.No podemos considerarlos como sus años más felices. Se ge-neró gran tensión, entre otras razones, por el esfuerzo encambiar la estructura del Distrito. En el Capítulo de Distritose decidió conceder mayor autonomía a cada uno de los tressectores: Malasia, Singapur y Hong Kong. Incluso en el casode Malasia se establecieron consejos separados en los esta-dos orientales de Malasia: Sarawak y Sabah. El Hermano Mi-chael temía que esto fragmentaría irreparablemente el Dis-trito y disminuiría el papel del Visitador en algunos de suscometidos. A pesar de las dudas que le embargaban, siguióadelante con sus deseos.

En la aplicación de las decisiones del Capítulo General, se per-cató del gran valor del proyecto comunitario anual. Fue arduo

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el esfuerzo por motivar a los Hermanos y provocarles interéssobre el tema. Muchos no veían la necesidad del proyecto ypreferían el tradicional coutumier (“costumbrero”) por su mayorsencillez. Fue otra desilusión para el Hermano Michael.

Al término de su mandato en 1985, tenía 69 años y dejó claroen el Capítulo de Distrito su deseo de renunciar a todo tipode responsabilidades. Se respetó su deseo. Los Hermanos lerindieron varios sentidos homenajes en los que le expresaronsu sincero agradecimiento por tantos años de servicio al Dis-trito y al Instituto. Esto se confirmó un poco después eseaño, con ocasión de sus Bodas de Oro. Se celebraron en KualaLumpur, con una impresionante presencia de Hermanos, an-tiguos alumnos, antiguos profesores y amigos de los tres sec-tores del Distrito.

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10. Retirado oficialmente

El Hermano Matthew Liew le sucedió como Visitador. Le per-suadió para que permaneciera residiendo en la Casa Provin-cial, donde se valoraría mucho su consejo y su amplia expe-riencia. Los siguientes Visitadores encontrarían en él un ex-celente consejero, por ejemplo en temas relacionados con elDerecho Canónico. Vivió otros 26 años, en los que mantuvouna voluminosa correspondencia, que continuó hasta apro-ximadamente un año antes de fallecer.

Poco después de finalizar su servicio como Visitador, fue in-vitado a Roma para participar en la comisión preparatoria delCapítulo General. Le alegró regresar a un ambiente que le erafamiliar y disfrutó con la labor que desarrolló durante bas-tantes meses. Después, viajó a Gran Bretaña e Irlanda parareunirse con los Hermanos relacionados con el Distrito dePenang o con su mandato como Asistente. Viajó luego aFrancia y visitó la comunidad de Hermanos vietnamitas.También puso todo su empeño en visitar al Hermano NicetJoseph, antiguo Superior General, quien aún recordaba sumagnífica visita al Distrito de Penang en 1962.

De vuelta a Malasia, la Casa Provincial constituyó su hogar yel punto de partida de un nuevo conjunto de intereses. Así loexpresa:

“La educación, por supuesto, ha sido la pasión de mivida. En todos los cargos a lo largo de mi dilatada tra-yectoria personal, he tratado de asegurar que la capaci-dad educativa del Instituto se reforzara cada vez más.Mis esfuerzos se han proyectado en diversas iniciati-vas: el desarrollo de la infraestructura y el ambiente de

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nuestros centros educativos; la creación de oportuni-dades para ampliar los estudios y la formación de losHermanos; y la gran defensa del valor educativo en latradición lasaliana. Por tanto, ha sido muy gratificantela oportunidad que se me ha brindado de fomentar micompromiso por la educación en diversos ámbitos, unavez finalizada mi misión como Hermano Visitador.Destaco sobre todo mi implicación en el Consejo deEducación Católica de Malasia y el Consejo de EscuelasCristianas de Malasia, además de un buen número decentros concretos.”

Las escuelas católicas en Malasia se encontraban tradicional-mente integradas en el sistema gubernamental, mientrasmantenían una cierta autonomía que les permitía desarrollary preservar su distintivo espíritu cristiano. Al pasar el tiem-po, esta autonomía se hizo más restringida, en parte debidoa la creciente islamización en la vida nacional, y quizá de al-guna manera se desdibujó con la paulatina desaparición de lareligión en las escuelas católicas. Se estableció entonces elConsejo de Educación Católica de Malasia para asegurar elcontacto con las escuelas. Fue una decisión oportuna porparte de la jerarquía y de los provinciales de las diversas con-gregaciones docentes. El Hermano Michael fue el arquitectoprincipal, trabajando codo a codo con el Arzobispo de KualaLumpur. Redactó la Constitución en la que se explicaba deta-lladamente los objetivos, así como el nombramiento de laspersonas responsables de llevar adelante el trabajo del Con-sejo mediante reuniones periódicas y el nombramiento de uncomité ejecutivo. Tradicionalmente, la jerarquía había cedidolas competencias educativas a las congregaciones docentes.Había llegado el momento de que los obispos asumieran la

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principal responsabilidad, asunto que no resultaría fácil. ElHermano Michael se quejaba frecuentemente de la ausenciade los obispos en las reuniones, por lo que los asuntos decisi-vos que requerían su aprobación se retrasaban durantemeses. Pero el Consejo de Educación Católica de Malasia des-empeñó un mejor papel en la educación católica, particular-mente en la relación con las escuelas, en los encuentros conrepresentantes del Ministerio y en el nombramiento de direc-tores de los centros. Más compleja aún fue la administraciónde las propiedades de las escuelas sostenidas por cada congre-gación. En todo esto el Hermano Michael desempeñó un granpapel; su experiencia y consejo fueron muy estimados.

Se implicó profundamente en el bien consolidado Consejo deEducación Cristiana donde trabajó estrechamente con otrasIglesias implicadas en la educación. Durante algunos añosejerció altas responsabilidades en el Consejo de EducaciónCristiana y fue muy respetado por su enérgico compromisocon la educación cristiana.

Se tomó la decisión de reunir a las diversas asociaciones deAntiguos Alumnos, que tendían a centrarse exclusivamenteen cada asociación local. Gracias a la iniciativa del HermanoMichael, se estableció un organismo nacional conocido comola Federación de Asociaciones Lasalianas. Esta federacióntuvo un papel determinante en la organización de semina-rios y conferencias, en los ámbitos local y regional. Entreotros proyectos, establecieron una Fundación lasaliana comomedio de financiación de proyectos para los marginados.

Se comprometió activamente con Signum Fidei, a quienesacompañó con esmero mediante encuentros periódicos y re-tiros. Los miembros de Signum Fidei permanecieron fieles y

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entregados al Hermano Michael hasta el final. Se encontra-ban entre los grupos más cercanos a él en sus últimos añosde vida.

El Hermano Michael escribe sobre sus múltiples viajes en susúltimos años:

“Realicé bastantes viajes al extranjero: a Hong Kong,Perth, y recalco mi visita a Vietnam, adonde regresédespués de muchos años. Estos viajes me permitieronponerme al día en el desarrollo internacional de la mi-sión del Instituto y de la comunidad católica en suconjunto. Estas visitas fueron de especial interés nosolo por lo que me enseñaron, sino también por lasbuenas prácticas e iniciativas que percibí, y me con-vencían de lo mucho que podríamos haber aprendidode ellos.”

Uno de estos viajes tuvo una relevancia especial. Fue comorespuesta a una carta de invitación del Hermano Gregoire,Visitador de Vietnam que decía así:

“Después de mucho tiempo de actividadades y misio-nes “clandestinas”, este año hemos recibido, por fin,una autorización oficial para, por primera vez, abrir uncentro de formación profesional junto a una de nues-tras comunidades. Lo celebraremos oficialmente, ypensamos inaugurarlo el 12 de julio de 2005. Pareceque estamos ante un nuevo comienzo para nuestroDistrito tras treinta años de fe y celo entre dudas e in-cesantes adversidades. Para esta celebración pensamosque no habrá mejor invitado y amigo que nuestro que-rido Hermano Asistente Michael. Por tanto nuestroDistrito querría invitarle a estar con nosotros…”

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A los 89 años, el Hermano Michael empezaba a sentir que erael momento de dejar de viajar, pero esta invitación era de-masiado especial como para desestimarla. Decidió ir. Sobreesta visita escribió:

“Lo más sobresaliente de la visita fue la admisión decinco Hermanos a emitir su profesión perpetua enMaithon, una gran obra de los Hermanos que consta dela Comunidad de la Sagrada Familia y el Escolasticado.Tuve la oportunidad de ir y reencontrarme con algunosviejos amigos, aunque algunos no podían recordarme.Uno de ellos, ciego y postrado en cama, pasaba ya de loscien años de edad. La mayor parte de mis amigos repo-saban en los jardines del cementerio, donde había tam-bién una especie de columbario con los nombres detodos los Hermanos que habían servido al Distrito deSaigón de una u otra forma.”

“La visita más grata y animada fue la que realizamos a laCasa Madre de las Hermanas de La Salle, también enMaithon. En primer lugar, en la entrada nos dio una ca-lurosa acogida la Hermana Madelein, Superiora, una en-cantadora y amable persona donde las haya. Se deshizoen atenciones por mí. El programa consistió en la visita atoda la Casa: la comunidad principal, la comunidad de lasescolásticas, las novicias y las aspirantes, 50 personas entotal. Les honró la acogida que nos dispensaron, el con-fesarnos el buen momento que vivía la Congregación,con un continuo fluir de candidatas. El edificio incluíaademás una guardería gestionada por las Hermanas.”

Al comienzo de estar retirado, el Hermano Michael empezó aredactar su biografía, tarea que continuó fielmente hasta el

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final de sus días. El resultado fue un libro fascinante y deagradable lectura, con casi 400 páginas. Nos hace pensar enuna mente magistral, viva y despierta hasta el final. Dijo queera principalmente como respuesta a varios Hermanos, anti-guos alumnos y amigos, que no dejaban de pedirle que escri-biera. En el prefacio escribe:

“Si finalmente he decidido ponerme a escribir, no es so-lamente para complacer a aquellos que tienen curiosi-dad por saber. Es principalmente para recordar a travésde las diferentes etapas de mi vida la obra maravillosade la Divina Providencia y agradecerle las múltiplesbondades que me han acompañado a lo largo del cami-no. Mi historia sería imposible de crear o imaginar sino hubiera existido en realidad.”

Continuó incluso en sus últimos años, cuando su salud sehabía deteriorado gravemente. Por entonces el texto estabaprácticamente terminado, a expensas de un pequeño retoqueen la redacción final. Los antiguos alumnos javerianos ges-tionaron y financiaron la publicación de su autobiografía.Entretanto, tuvo que pasar algunos períodos en la unidad devigilancia intensiva en el Hospital Assunta. Estaba allí cuan-do finalmente recibió la feliz noticia de que la primera copiade “EL HOMBRE DE BORNEO” iba de camino. Hubo unapresentación oficial, pero se encontraba muy débil en el hos-pital y no pudo asistir. El Hermano Visitador Thomas Lavincomentó a: “es una importante contribución para el patrimoniode nuestro Distrito.”

En agosto de 2010 le animó mucho la presencia del Herma-no Matthew Liew, junto con las Hermanas Anne Sunantha yMary Chinhandamrong que vinieron de Bagkok para visitar-

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le en el hospital. Aunque la Hermana Mary estaba en silla deruedas a causa de una reciente caída, quisieron venir a visi-tarle y se mostraron muy cercanos a él.

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11. Final

El Hermano Michael falleció el 31 de marzo de 2011 en elHospital Assunta, Petaling Jaya. La Misa de Réquiem se cele-bró en la parroquia jesuita de San Francisco Javier, junto a laCasa Provincial. El Arzobispo mons. Pakiam Murphy presi-dio la Eucaristía y pronunció la homilía. El Hermano Michaelhabía dejado claras instrucciones sobre las lecturas y los can-tos que prefería para esta misa.

La iglesia estaba abarrotada. Todos los principales periódi-cos habían anunciado su muerte y publicado obituarios.Un gran grupo de Hermanos y Hermanas Lasalianas vinie-ron directamente de Vietnam y de Tailandia, mostrandoun gran interés por asistir al funeral y rendirle sus últimosrespetos.

Al final de la ceremonia, el Hermano Thomas Lavin, Visita-dor, recordó la biografía del Hermano Michael, destacando lafuerte convicción del Hermano en cómo la Providencia habíadado forma a su vida. Después prosiguieron hacia el crema-torio, para la ceremonia de incineración, que concluyó con elcanto del Salve Regina.

Entre las últimas líneas escritas por el Hermano Michael, en-contramos las siguientes:

“La vida aún continúa hasta el momento en que elSeñor ha predestinado que debería finalizar. Los últi-mos años son quizá menos importantes ya que avan-zan implacablemente hacia el ocaso. Ojalá pueda alfinal decir a Cristo como San Pablo: “He luchado bien elcombate, he mantenido la fe.” Que el Señor me bendiga

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con la gracia de recibirme cuando llegue el tiempo demarchar y encontrarme con él. Que Él ponga el Amén atodo eso.”

Que su grande e generosa alma descanse en paz y herede laeterna gloria.

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