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CALCULOS BAJO LA LUNA

JOSE G. SUNDAY 2011

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Primera publicación en España 2003 Segunda Publicación en España 2011 Copyright©2002-2011, textos por Jose G. Sunday Diseño portada por Jose G. Sunday (basada en la pintura “Soledad” de José G. Sunday) Depósito legal: PO-329-2003 ISBN-84-96073-19-X Imprime y ed ita:

C. Begoña, 34 - bajo 46183 - L’Eliana - Valencia España Este libro no podrá ser reproducido ni total ni parcialmente, por n ingún medio, sin el previo permiso escrito del autor. Todos los derechos reservados.

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Jose G. Sunday

BREVE SEMBLANZA

José G. Sunday nace el uno de mayo de mil novecientos sesenta y dos en Santa Isabel (Guinea Ecuatorial), antes de la independencia. A los tres años su familia se traslada a España donde se instalan en Las Palmas de Gran Canarias (España), en donde discurre su infancia y adolescencia. A los diecinueve años se traslada a Oslo (Noruega) en donde ha permanecido los últimos treinta años.

Ha cursado estudios de Delineante proyectista, RI Diploma en diseño de interiores (Inglaterra), CC Dip loma en diseño grafico (Inglaterra) y realizado diversos cursos de pintura, teoría del arte y marketing.

En el ámbito profesional ha participado en numerosos proyectos de diseño industrial a nivel autónomo, y ejecutado trabajos en empresas y particulares de mayor o menos envergadura (Escandinavia).

Ha realizado exposiciones de pintura en varios países. Desde 1996 se ha concentrado en sus actividades artísticas y literarias, publicando numerosos textos bajo pseudónimo en numerosas páginas web.

Como poeta autodidacta intenta transformar energ ías e impresiones del entorno en textos poéticos, buceando en la condición humana, y buscando claridad en la realidad circunstancial de un mundo informatizado y multi-mediatico, la intención no es rimar o la musicalidad como con ilustres poetas, los textos son simples, filosóficos, y intentan poner voz al caos o si se quiere, a la sinrazón. José G. Sunday [email protected] Julio 20011

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Cuando la verdad no se encuentra en el futuro o el guía del caminante es el sendero de todos los caminos,

de los días perdidos, y de los venideros, en el sendero sin sentido del primer día de la creación;

La fuerza primaria no se contiene ante la incertidumbre de nuestro destino.

Al caminante, curso firme, al compás y al avistar.

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Quien afirma saber del cielo o del infierno, entre los vastos territorios bajo sus pies descalzos,

de la liquidez del nacer y renacer. En donde todos los ángulos se dividen entre los lados imperfectos del alma.

Cerca, la solitaria estación de lo pasajero, ¡de pie! Siempre de p ie.

Al alzar la vista, los cuatro vértices de otra dirección, consigo el alba, la frescura de la brisa,

y la primavera, siempre primavera. 5

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¿Dónde se refugian los débiles? en otoño, antes del letargo.

Donde van los débiles, después del reflejo en el espejo de la dignidad,

ventas a saldo, esperanzas e ilusiones. ¿Adónde van?

Porque el que sabe la medida de todas las cosas, no vuelve la cara por venganza,

ni por la perturbadora esencia de los remordimientos. ¡Que alguien me d iga, adonde van!

¿A los campos ricos en grano? ¿A los agujeros negros?

que penden en el infinito de nuestra conciencia, O quizás al vestíbulo de la casa parda.

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Si la ecuación infinita es el punto indefin ible en el entorno, y el latir de un corazón es penetrado por la sabiduría,

el deseo, el amor natural, entonces, el encuentro será dulce como el v ino y las esencias femeninas,

llevando en sí el vacío de la nada, y la meditación situada en las inmediaciones de punto 0.

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Si hay justicia y piedad, todos saben de mis preferencias,

en cuanto a las horas perdidas en la taberna, en la mesa, junto al ave de carroña y buitre común,

amigo de todos tus amigos, allá por las orillas del momento detonante.

Todos saben que al pasar el examen del destierro, en realidad todos quisiéramos tener dueños,

cuando al llegar al otro lado, nos preguntamos; ¿Qué será de nosotros?

Todos sabemos sobre la envidia, la maldad, y otras complejidades del ser,

así como de mis preferencias en la taberna junto al ámbar de mi sangre.

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Todos tenemos defectos, los otros tienen otros defectos.

Los desheredados de la tierra tienen defectos gimientes, y otros infortunios.

Que los sabios e ilustrados no tengan que sufrir la cólera de los ignorantes, porque ellos descifrarán el destino sonriendo,

y la sabiduría definit iva se posará allá donde los defectos no hieren.

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Y él se atrevió a escrib ir el texto supremo, leído, a veces deleitarán,

otras, te situarán al borde de tus tesoros favoritos, por bordes de vino y palacios.

Bordes sedientos de mil y un placeres, y se atrevió a ignorar las inquietudes del espíritu,

como del polvo rascado de la piedra filosofal y de la llama eterna.

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Antaño estas manos sabían de fieles caricias, de manos firmes,

con dedos de mil leguas de amistad. También de la indiferencia de esa mano al transformarse

en la mano que hacía gemir tu alma a golpes, ¡piedad!

Gritos al atardecer, al no asimilar el estancamiento y flu ir eternamente renaciendo en otras manos,

al no perdurar la simpatía de los amigos.

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¡Corazón sin faltas! Que un día supo del amor,

de la luz cegadora del clímax. De la suave claridad de mil suspiros,

a veces amargos como la vida, otras, intransigentes como la necedad.

Ahora amo en donde la bella flor de la juventud un día floreció.

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Se dice que el destino no es de nadie, lo colectivo, no puede dictar el destino.

Puesto que la memoria co lectiva no participa en la ansiedad e incertidumbre del individuo. El todo no puede participar en lo colect ivo, sino en la interpretación individual del todo.

La perturbadora soledad no es garantía colectiva, ni preferencia del indiv iduo.

Y el afirmo que el destino está por llegar, como el renacer del alba a lo alto de la colina.

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