Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    JOSMA.

    SNCHEZMONTOYA,

    12AOS,

    MONTERREY,

    NUEVOLEN.

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    Aventuras de Tom Sawyer:

    Mark Twain para nios

    ALONDRAITZELDANIELDURN,

    6AOS,

    GENERALTERN,

    NUEVOLEN.

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    Aventuras de Tom Sawyer:

    Mark Twainpara nios

    COLECCIN BIBLIOTECA INFANTIL

    DIRECCIN GENERAL DE BIBLIOTECAS

    Edicin conmemorativa por el 175 aniversariodel nacimiento y el centenario luctuoso

    de Mark Twain

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    Aventuras de Tom Sawyer:

    Mark Twain para nios

    Primera edicin, 2010

    D.R. 2010

    Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

    Direccin General de Bibliotecas

    Tols nm. 6, Centro, C.P. 06040, Mxico, D.F.

    : 978-607-455-533-2

    Impreso y hecho en Mxico.

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    ndice

    Presentacin 9

    Nota del autor 13

    Tom juega, rie y se oculta 15

    Tom quiere ser pirata 31

    Reunin en la noche. La nave pirata 41

    El tesoro escondido 55

    La casa encantada y la caja de oro 67

    La bsqueda. Encontrados por Joe el Indio. Abandonados a su suerte 83

    Dicha general. Los rescatan 99

    Semblanza de Mark Twain 109

    Identificacin de imgenes 110

    ODALYSINOMARTNEZ,11AOS,

    BIBLIOTECAISSSTE,

    D.F.

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    9

    Presentacin

    En 2010 se conmemor el centenario del fallecimiento de uno de

    los ms clebres escritores norteamericanos, Mark Twain, quien

    dedic gran parte de su produccin literaria al pblico infantil y

    juvenil, y leg a las generaciones posteriores obras memorables

    como Las aventuras de Tom Sawyer, de la cual ofrecemos algunos

    fragmentos en este libro para los pequeos lectores, adems de

    otras no menos conocidas comoLas aventuras de Huckelberry Finn,

    Prncipe y mendigoy Un yanqui en la corte del Rey Arturo.

    Considerando la importancia de poner al alcance de las nuevas

    generaciones la obra de autores imprescindibles en el panorama de

    la literatura universal, la Direccin General de Bibliotecas del

    Conaculta dedic este ao a Mark Twain el concurso de dibujo

    infantil que desde hace casi una dcada organiza, para recordar ycelebrar la obra literaria de los ms destacados escritores tanto na-

    cionales como extranjeros. Se trata de un concurso que incluye la

    realizacin, en las bibliotecas pblicas de la Red Nacional durante

    los meses de septiembre y octubre, de talleres de lectura basados, en

    esta ocasin, en la narrativa de Twain, que los nios despus de

    leerla representaron a travs de la creacin plstica, haciendo gala

    de su creatividad e imaginacin, y cuyos dibujos ilustran de forma

    inmejorable esta publicacin.

    ABRAHAMO

    RMUZPIA,11AOS,

    BIBLIOTECADEM

    XICOJOSVASCONCELOS,D.F.

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    MA

    NUELROBERTOSANTOSGARCA,

    10AOS,

    COMALCALCO,TABASCO.

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    TONIO POLANCO MOCTEZUMA, 5 AOS, XALAPA, VERACRUZ.

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    Nota del autor

    Casi todas las aventuras relatadas en este libro han ocurrido real-

    mente; una o dos de ellas fueron experiencias mas; el resto, de

    muchachos compaeros de la escuela. Huck Finn est tomado

    de la vida real; Tom Sawyer tambin, pero no de un solo personaje:

    es la combinacin de las caractersticas de tres muchachos a quie-

    nes conoc y, por tanto, pertenece a lo que se llama en arquitectura

    un orden compuesto.Las singulares supersticiones a que se hace referencia en algunos

    pasajes de esta narracin, prevalecan entre los nios y los esclavos

    del oeste de los Estados Unidos durante la poca en que transcurre

    esta historia

    Aunque mi libro ha sido concebido especialmente para solaz de

    nios y nias, espero que sea ledo tambin por hombres y mu-

    jeres, pues ha sido mi propsito al escribirlo recordar agradable-mente a los adultos cmo fueron ellos en su niez, cmo sentan,

    pensaban y hablaban, y en qu extraas empresas se hallaron mu-

    chas veces empeados.

    Mark Twain

    ANTHONYGIOVANNIMARTNEZHERRERA,5AOS,

    XALAPA,V

    ERACRUZ.

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    Tom juega, rie y se oculta

    Tom!

    Silencio.

    Tom!

    El mismo silencio.

    Dnde se habr metido este muchacho? Tom!

    La anciana se baj las gafas y mir por encima de ellas alrededor

    de la habitacin; despus se las subi a la frente y mir por debajo.Rara vez, o nunca, miraba a travs de los cristales a cosa de tan poca

    importancia como un chicuelo: aqullos eran los lentes de lujo, su

    mayor orgullo, usados como ornato ms bien que para servicio;

    pues lo mismo hubiera visto mirando a travs de un par de anteoje-

    ras. Se qued un instante perpleja, y luego dijo, no con clera, pero

    s con voz lo suficiente alta para que la oyeran los muebles:

    Bueno; pues te aseguro que si te echo mano te voy a...No termin la frase, porque antes se agach dando estacadas

    con la escoba por debajo de la cama; as es que necesitaba todo su

    aliento para puntuar los escobazos con resoplidos. Lo nico que

    consigui fue desterrar un gato.

    No he visto cosa igual a ese muchacho!

    Fue hasta la puerta y se detuvo all, recorriendo con la mirada las

    plantas de tomate y las hierbas silvestres que constituan el huerto.Ni sombra de Tom. Alzando otra vez la voz, la anciana grit:

    Toooom!

    Oy a sus espaldas un ligero ruido; entonces, volvindose tan

    rpidamente como pudo, atrap al muchacho por la chaqueta.

    JESSURIELCONTRERASGARCA,12AOS,

    GUADALAJARA,

    JALISCO.

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    Ya ests! Que no se me haya ocurrido pensar en esa despen-

    sa!... Qu estabas haciendo ah?

    Nada.

    Nada? Mrate esas manos, mrate esa boca... Qu es eso pe-

    gajoso?

    No lo s, ta.

    Bueno; pues yo s lo s. Es dulce..., eso es. Mil veces te he di-cho que como no dejes en paz ese dulce te voy a despellejar vivo.

    Dame esa vara.

    La vara se cimbr en el aire; el peligro era inminente y la situa-

    cin desesperada.

    Dios mo! Mire lo que viene ah detrs, ta!

    La anciana gir en redondo, recogindose las faldas para esquivar

    el peligro; en el mismo instante el chicuelo escap, se encaram porla alta valla de tablas y desapareci tras ella. Su ta Polly se qued un

    momento sorprendida; despus se ech a rer bondadosamente.

    Diablo de chico! Es que nunca acabar de aprender sus ma-

    as? Cuntas jugarretas como sta no me habr hecho, y an le

    hago caso! Pero las viejas bobas somos ms bobas que nadie. Perro

    viejo no aprende gracias nuevas, como suele decirse. Pero, Seor!,

    si no me engaa del mismo modo dos das seguidos, cmo se po-dr saber por dnde ir a salir? Parece que adivina hasta dnde

    puede atormentarme antes que llegue a montar en clera, y sabe, el

    muy pillo, que si logra distraerme un instante o hacerme rer, ya

    todo se acab y soy incapaz de pegarle. No; la verdad es que no

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    cumplo mi deber hacia este chico: sa es la pura verdad, pues la

    Biblia dice bien claro: Si escatimas el castigo echars a perder a tu

    hijo. Y as, estoy pecando por los dos y sufriendo por los dos. Estatarde faltar al colegio, y no tendr ms remedio que hacerle tra-

    bajar maana como castigo. Cosa dura es obligarlo a trabajar los

    sbados, cuando todos los chicos tienen asueto; pero aborrece el

    trabajo ms que ninguna otra cosa; bueno o tengo que ser un

    poco rgida con l, o voy a ser la perdicin de este chiquillo.

    Tom hizo novillos, en efecto, y lo pas muy bien. Volvi a casa

    con el tiempo justo para ayudar a Jim, el negrito, a aserrar la leapara el da siguiente y hacer astillas antes de la cena; pero, al me-

    nos, lleg a tiempo para contar sus aventuras a Jim, mientras ste

    haca tres cuartas partes de la tarea. Sid, el hermano menor de Tom

    mejor dicho, hermanastro, ya haba dado fin a la suya de reco-

    ger astillas, pues era muchacho tranquilo, poco dado a aventuras y

    KARLAANDREAADAMF

    RAGOSO,10AOS,

    POZARICA,V

    ERACRUZ.

    LUISADAFNOCHOAPUERTA,10AOS,

    CHIHUAHUA,

    CHIH.

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    picardas. Mientras Tom cenaba y escamoteaba terrones de azcar

    (cuando la ocasin se le ofreca), su ta le haca preguntas llenas de

    malicia y trastienda, con el intento de hacerle picar el anzuelo ysonsacarle confesiones reveladoras. Como muchas otras personas,

    igualmente sencillas y candorosas, se envaneca de poseer un talen-

    to especial para la diplomacia tortuosa y sutil, y se complaca en

    mirar sus artificios ms obvios y transparentes como maravillas de

    artera astucia. As, le dijo:

    Haca bastante calor en la escuela, Tom, no es cierto?

    S, ta.Muchsimo calor, verdad?

    S, ta.

    No te entraron ganas de ir a nadar?

    Tom sinti un vago recelo, un barrunto de alarmante sospecha.

    Examin la cara de su ta Polly, pero nada sac en limpio. As es

    que contest:

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    Siddy, me las vas a pagar!

    Ya en lugar seguro, sac dos largas agujas que llevaba clavadas

    debajo de la solapa. En una haba enrollado hilo negro, y en la otra,blanco.

    Si no es por Sid, no lo descubre. Unas veces, lo cose con blanco

    y otras con negro. Cmo no se decidir de una vez por uno u otro!

    As no hay quien lleve la cuenta. Pero Sid me las ha de pagar.

    Tom no era el nio modelo del lugar. Al nio modelo lo cono-

    ca de sobra y lo detestaba con toda su alma.

    An no haban pasado dos minutos cuando ya haba olvidadosus cuitas y pesadumbres. No porque fueran menos graves y amar-

    gas de lo que son para los hombres las de la edad madura, sino

    porque un nuevo y absorbente inters las redujo a la nada y las

    apart por entonces de su pensamiento, del mismo modo que

    las desgracias de los mayores se olvidan con el anhelo y la exci-

    tacin de nuevas empresas. Este nuevo inters era cierta inaprecia-

    ble novedad en el arte de silbar, en la que acababa de adiestrarle unnegro y que ansiaba practicar a solas y tranquilo. Consista en cier-

    tas variaciones a estilo de trino de pjaro, una especie de lquido

    gorjeo que resultaba de hacer vibrar la lengua contra el paladar y

    que se intercalaba en la meloda silbada. Probablemente el lector

    recuerda cmo se hace, si es que ha sido muchacho alguna vez. La

    aplicacin y la perseverancia pronto le hicieron dar en el quid, y

    ech a andar calle adelante con la boca rebosando de armonas y elalma llena de alborozo. Senta lo mismo que experimenta el astr-

    nomo al descubrir una nueva estrella; sin que haya duda de que en

    cuanto a lo intenso, hondo y acendrado del placer, la ventaja estaba

    del lado del muchacho y no del astrnomo.

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    JESSURIELCONT

    RERASGARCA,

    12AOS,

    GUADALAJARA,

    JALISCO.

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    CSAR ROMERO LPEZ, 10 AOS, DELEGA CIN IZTAPALAPA, D.F.

    GUADALUPE ALVARADO ESTRADA, 9 AOS, TULA DE ALLENDE, HIDALGO.

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    Los crepsculos veraniegos eran largos. An no era de noche.

    De pronto, Tom suspendi el silbido: un forastero estaba ante l,

    un muchacho que apenas le llevaba un dedo de ventaja en la esta-tura. Un recin llegado, de cualquier edad o sexo, era criatura emo-

    cionante en el pobre pueblecito de San Petersburgo1. El chico, ade-

    ms, estaba bien trajeado, y eso, en un da no festivo, resultaba

    sencillamente asombroso. Su gorra era una preciosidad; la chaque-

    ta, de pao azul, nueva, bien cortada y elegante; y lo mismo poda

    decirse de los pantalones. Tena puestos los zapatos, aunque no era

    ms que viernes. Hasta llevaba corbata: una cinta de colores vivos.En toda su persona haba tal aire de ciudad que le dola a Tom

    como una injuria. Cuando ms contemplaba aquella esplendorosa

    maravilla, ms alzaba en el aire la nariz con un gesto de desdn por

    aquellas galas y ms rota y desastrada le iba pareciendo su propia

    vestimenta. Ninguno de los dos muchachos hablaba. Si uno se mo-

    va, movase el otro; pero slo de costado, haciendo rueda. Seguan

    cara a cara y mirndose a los ojos sin pestaear. Al fin, Tom dijo:Yo te puedo.

    Pues anda y haz la prueba.

    Pues s que te puedo.

    A que no!

    A que s!

    A que no!

    Hubo una pausa embarazosa. Despus Tom prosigui:

    1El pueblo que Mark Twain llama San Petersburgo es ahora la ciudad de Hanni-bal. Est situada sobre la orilla occidental del ro Misisipi en el estado norteamericanode Missouri.

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    Y t, cmo te llamas?

    Y a ti qu te importa?

    Pues si me da la gana vas a ver si me importa.A que no te atreves!

    Como hables mucho lo vas a ver.

    Mucho..., mucho..., mucho! Ya est.

    T te crees muy gracioso; pero si quisiera te podra dar una

    paliza con una mano atada atrs.

    Bueno, por qu no lo haces, si tanto puedes?

    Pues claro que lo har si sigues hacindote el guapo.Vaya! He visto a muchos como t.

    Qu gracioso! Te crees que eres alguien, no? Con ese som-

    brero!

    Si no te gusta, fastdiate! Y atrvete a tocrmelo, que cualquie-

    ra que se atreva tendr que vrselas conmigo.

    Eres un mentiroso.

    Ms lo eres t.Y t eres un provocador engredo que no se atreve a nada.

    Ah!, s?; pues mrchate por si acaso.

    Como me digas esas cosas, agarro una piedra y te la tiro a la

    cabeza.

    A que no!

    A que s!

    Y por qu no lo haces, entonces? Para qu hablas tanto si note atreves a nada? Lo que pasa es que tienes miedo.

    Ms tienes t.

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    AR,7AOS,

    BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

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    Yo no lo tengo!

    S lo tienes!

    Hubo otra pausa, durante la cual ambos se lanzaron miradas deodio dando pasos paralelos, hasta que en cierto momento queda-

    ron hombro con hombro. Entonces, Tom dijo:

    Vete de aqu.

    Vete t contest el otro.

    No quiero.

    Pues yo tampoco.

    Y as siguieron, cada uno apoyado en una pierna como en unpuntal, y los dos empujando con toda su alma y lanzndose fu-

    ribundas miradas. Pero ninguno consegua ventaja. Despus de

    forcejear hasta que ambos se pusieron colorados, dejaron de empu-

    jarse, aunque con desconfiada cautela, y Tom dijo:

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    T eres un cobarde y un mocoso. Voy a decrselo a mi herma-

    no mayor, que te puede deshacer con el dedo meique, y har que

    te d una buena paliza.

    Bastante me importa tu hermano! Tengo yo uno mayor queel tuyo y que si lo encuentra lo tira por encima de esa cerca. (Am-

    bos hermanos eran imaginarios).

    Eso es mentira.

    Porque t lo digas!

    Tom hizo una raya en el suelo con el dedo gordo del pie y dijo:

    Atrvete a pasar de aqu y soy capaz de pegarte hasta que no te

    puedas tener. El que se atreva se la gana.El recin venido traspas en seguida la raya y dijo:

    Ya est! A ver si haces lo que dices.

    No vengas presumiendo; ndate con cuidado.

    Bueno, pues a que no lo haces!

    A que s! Por dos centavos lo hara.

    El recin venido sac dos centavos del bolsillo y se los ofreci

    burlonamente.Tom los tir contra el suelo.

    En el mismo instante rodaron los dos chicos, revolcndose en la

    tierra, agarrados como dos gatos, y durante un minuto forcejearon

    tirndose del pelo y de las ropas, se golpearon y araaron las narices,

    DAFNECAMILALPEZGONZLEZ,7AOS,

    BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

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    y se cubrieron de polvo y de gloria. Cuando se aclar la confusin,

    a travs de la polvareda de la batalla apareci Tom, sentado a horca-

    jadas sobre el forastero y molindolo a puetazos.Date por vencido!

    El forastero no haca sino luchar para libertarse. Estaba llorando

    de rabia.

    Date por vencido!... y seguan los golpes.

    Al fin el forastero balbuce un me doy, y Tom lo dej levan-

    tarse y dijo:

    Eso, para que aprendas. Otra vez ten ojo con quin te metes.El vencido se march, sacudindose el polvo de la ropa, entre

    hipos y sollozos, y de vez en cuando se volva moviendo la cabeza y

    amenazando a Tom con lo que le iba a hacer la primera vez que lo

    encontrara. A lo cual Tom respondi con mofa, y ech a andar

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    con orgulloso continente. Pero tan pronto como volvi la espalda,

    su contrario cogi una piedra y se la arroj, dndole en mitad de la

    espalda, y en seguida volvi grupas y corri como un gamo. Tompersigui al traidor hasta su casa, y supo as dnde viva. Tom po-

    siciones por algn tiempo junto a la puerta del jardn y desafi a su

    enemigo a salir a campo abierto; pero el enemigo se content con

    sacarle la lengua y hacerle muecas detrs de la ventana. Al fin apa-

    reci la madre del forastero, y llam a Tom malo, tunante y ordina-

    rio, ordenndole que se largase de all. Tom se fue, pero no sin

    prometer antes que aquel chico se las haba de pagar.Lleg muy tarde a casa aquella noche, y al encaramarse cautelosa-

    mente a la ventana, cay en una emboscada preparada por su ta, la

    cual, al ver el estado en que traa las ropas, se afirm en la resolucin

    de tornar el asueto del sbado en cautividad y trabajos forzados.

    JUANCARLOSPANTOJATAPIA,

    8AOS,BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

    MARIPOSAS

    GUSTAVOSAMPIERIRO

    S,1

    0AOS,X

    ALAPA,V

    ERACRUZ.

    ALANZAJARYALCAL

    MOLETT,

    9AOS,

    ENSENADA,

    BAJACALIFORNIA.

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    Tom quiere ser pirata

    Tom se escabull de aqu para all por entre las calles, hasta apartar-se del camino por el que regresaban los escolares, y despus siguicaminando lenta y desganadamente. Cruz dos o tres veces unarroyito, por ser creencia entre los chicos que cruzar agua desorien-taba a los perseguidores. Media hora despus desapareci tras lamansin de Douglas, en la cumbre del monte, y ya apenas se divisa-

    ba la escuela en el valle, que iba dejando atrs. Se meti en un espe-so bosque, dirigindose, fuera de toda senda, hacia el centro, y sesent sobre el musgo, bajo un roble de ancho ramaje. No se movala menor brisa; el intenso calor del medioda haba acallado hastalos cantos de los pjaros; la naturaleza toda yaca en un sopor noturbado por ruido alguno, a no ser, de cuando en cuando, el lejanomartilleo de algn pjaro carpintero, y aun esto pareca hacer ms

    profundo el silencio y ms impresionante la sensacin de soledad.El muchacho estaba sumido en la melancola y su estado de nimoestaba a tono con la escena. Permaneci sentado largo rato medi-tando, con los codos en las rodillas y la barbilla en las manos. Lepareca que la vida era no ms que una carga, y casi envidiaba a Ji-mmy Hodges, que haca poco se haba librado de ella. Qu apaci-ble deba ser, pens, yacer y dormir y soar por siempre jams, con

    el viento murmurando por entre los rboles y meciendo las flores y

    ITZELALCUDIAO

    SORIO,12AOS,

    COMALCALCO,T

    ABASCO.

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    las hierbas de la tumba, y no tener ya nunca molestias ni doloresque sufrir! Si al menos hubiera tenido buenas clasificaciones en la

    escuela dominical, estara dispuesto a que llegase el fin y a terminarcon todo de una vez. Y en cuanto a Becky, qu haba hecho l?Nada. Haba obrado con la mejor intencin del mundo y lo habantratado como a un perro. Algn da lo sentira ella, quiz cuandoya fuera demasiado tarde. Ah, si pudiera morirse por unos das!

    Pero el corazn juvenil no puede estar mucho tiempo deprimi-do. Insensiblemente, Tom comenz a dejarse llevar de nuevo por

    las preocupaciones de esta vida. Qu pasara si de pronto volviesela espalda a todo y desapareciera misteriosamente? Si se fuera muylejos, muy lejos, a pases desconocidos?, ms all de los mares, y novolviese nunca? Qu impresin sentira ella? La idea de ser clownle vino a las mientes; pero slo para rechazarla con disgusto, pues lafrivolidad, las gracias, y los pantalones pintarrajeados eran unaofensa cuando pretendan profanar un espritu exaltado a la au-

    gusta y vaga regin de lo novelesco. No; sera soldado, para volveral cabo de muchos aos como un invlido glorioso. No, mejoran: se ira con los indios, y cazara bfalos, y seguira la senda deguerra en las sierras o en las vastas praderas del Lejano Oeste, ydespus de mucho tiempo volvera hecho un gran jefe, erizado deplumas, pintado de espantable modo; se plantara de un salto, lan-zando un escalofriante grito de guerra, en la escuela dominical, una

    soolienta maana de domingo, y hara morir de envidia a suscompaeros. Pero no, an haba algo ms grandioso: Sera pirata!Eso sera! Ya estaba trazado su porvenir, deslumbrante y esplendo-roso. Cmo llenara su nombre el mundo y hara estremecer a lasgentes! Qu gloria la de hendir los mares procelosos con un rpido

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    velero, el Genio de la Tempestad,con la terrible bandera flameando

    en el tope! y en el cenit de su fama aparecera de pronto en el pue-blo, y entrara arrogante, en la iglesia, tostado y curtido por la in-temperie, con su jubn y calzas de negro terciopelo, sus grandesbotas de campaa, su tahal escarlata, el cinto erizado de pistolonesde arzn, el machete, tinto en sangre, al costado, el ancho sombre-ro con ondulantes plumas, y desplegada la bandera negra ostentan-do la calavera y los huesos cruzados, y oira con orgulloso deleite

    los cuchicheos: Este es Tom Sawyer el Pirata! El temible Venga-dor de la Amrica Espaola!.

    S, era cosa resuelta; su destino estaba trazado. Se escapara decasa para lanzarse a la aventura. Se ira a la maana siguiente. De-ba empezar, pues, a prepararse, reuniendo sus riquezas. Avanzhasta un tronco cado que estaba all cerca y empez a escarbar de-bajo de uno de sus extremos con el cuchillo Barlow. Pronto toc

    ISRAELJACOBOFRA

    NCISCO,

    9AOS,

    DELEGACINMIGUELHIDALGO,

    D.F.

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    un trozo de madera que sonaba a hueco; coloc sobre ella la manoy lanz solemnemente este conjuro:

    Lo que no est aqu, que venga. Lo que est aqu, que se quede.Despus separ la tierra, y se vio una tabla de pino; la arranc, y

    apareci debajo una pequea y bien construida cavidad para guardartesoros, con el fondo y los costados tambin de tablas. Haba all unabolita. Tom se qued atnito. Se rasc el cabeza, perplejo, y exclam:

    Nunca vi cosa ms rara!Despus la arroj lejos, con gran enojo, y se qued meditando.

    El hecho era que haba fallado all una supersticin que l y susamigos haban tenido siempre por infalible. Si uno enterraba unabolita con ciertos indispensables conjuros y la dejaba dos semanas,al abrir el escondite con la frmula mgica que l acababa de usarse encontraba con que todas las bolitas que haba perdido en suvida se haban juntado all por muy esparcidas y separadas que hu-bieran estado. Pero esto acababa de fracasar, all y en aquel instante,

    de modo incontrovertible. Todo el edificio de la fe de Tom fue sa-cudido hasta los cimientos. Haba odo antes muchas veces que lacosa haba sucedido, pero nunca que hubiera fallado. No se le ocu-rri que l mismo haba hecho ya la prueba en bastantes ocasiones,sin que despus pudiera encontrar el escondite. Perplejo, estuvodevanndose los sesos con el asunto, y al fin decidi que algunabruja entrometida haba roto el sortilegio. Para satisfacerse sobre

    SHEILAGUADALU

    PEDELAOLPEZ,11AOS,

    NACAJUCA,T

    ABASCO.

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    este punto, busc por all cerca hasta encontrar un montoncito dearena con una depresin en forma de chimenea en el medio. Seech al suelo y, acercando la boca al agujero, llam:

    Chinche holgazana, chinche holgazana, dime lo que quiero sa-ber! Chinche holgazana, chinche holgazana, dime lo que quiero saber!

    La arena empez a removerse y a poco una diminuta chinchenegra apareci un instante y en seguida se ocult atemorizada.

    No se atreve a decirlo! As, pues, ha sido una bruja quien lo hahecho. Ya lo deca yo!

    Saba muy bien la futilidad de contender con brujas; as es quedesisti, desengaado. Pero se le ocurri que no era cosa de perder labolita que acababa de tirar, e hizo una paciente bsqueda. No pudo

    encontrarla. Volvi entonces al escondite de tesoros y, colocndoseexactamente en la misma postura en que estaba cuando la arroj,sac otra del bolsillo y la tir en la misma direccin, diciendo:

    Hermana, busca a tu hermana.Observ dnde se detena, fue al sitio y mir. Pero debi haber

    cado ms cerca o ms lejos, y repiti otras dos veces el experimen-to. La ltima dio ms resultado: las dos bolitas estaban a menos de

    un pie de distancia una de otra.En aquel momento el sonido de una trompetilla de juguete se

    oy dbilmente bajo las bvedas de verdura de la selva. Tom se des-poj de la chaqueta y de los pantalones, convirti un tirante encinto, apart unos matorrales que haba detrs del tronco cado,

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    Sacaron las espadas de palo, echaron por tierra el resto de los br-tulos, se pusieron en guardia, un pie delante del otro, y empezaron

    un grave y metdico combate: dos estocadas arriba, dos abajo. Alcabo, Tom exclam:

    Si sabis manejar la espada, apresuraos!Los dos se apresuraron, jadeantes y sudorosos. A poco, Tom grit:Cae!, cae! Por qu no te caes?No me da la gana! Por qu no te caes t? T eres el que va peor.Pero eso no tiene nada que ver. Yo no puedo caer. As no est

    en el libro. El libro dice: Entonces, con una estocada por la

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    espalda mat al pobre Guy de Guisborne. Tienes que volverte ydejar que te pegue en la espalda.

    No era posible resistir a la autoridad y Joe se volvi, recibi elgolpe y cay por tierra.

    Ahora dijo, levantndose tienes que dejarme que te mate ati. Si no, no vale.

    No puedo hacer eso: no est en el libro.

    Bueno, pues es una cochina trampa, eso es.Pues mira dijo Tom, t puedes ser el lego Tuck, o Much, el

    hijo del molinero, y romperme una pierna con una estaca; o yo serel sheriffde Nottingham y t sers un rato Robin Hood, y me matas.

    La propuesta era aceptable, y as esas aventuras fueron llevadas ala prctica. Despus, Tom volvi a ser Robin Hood, y por obra de latraidora monja que le destap la herida se desangr hasta la ltima

    gota. Y al fin Joe, representando a toda una tribu de bandolerosllorosos, se lo llev arrastrando, y puso el arco en sus manos exan-ges, y Tom dijo: Donde esta flecha caiga, que entierren al pobreRobin Hood bajo un rbol del verde bosque. Despus solt laflecha y cay de espaldas, y hubiera muerto, pero cay sobre unasortigas, y se irgui de un salto, con harta agilidad para un difunto.

    Los chicos se vistieron, ocultaron sus avos blicos y se echaron a

    andar, lamentndose de que ya no hubiera bandoleros y pregun-tndose qu es lo que nos haba dado la moderna civilizacin paracompensarnos de esa prdida. Convenan los dos en que preferi-ran ser un ao bandidos en la selva de Sherwood que presidentesde los Estados Unidos por toda la vida.

    JOSDANIEL

    FLORESCABALLERO,7AOS,T

    LAPANALOYA,

    HIDALGO

    DAFNECAMILALPEZGONZLEZ,7AOS,

    BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

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    Reunin en la noche.

    La nave pirata

    Tom se decidi entonces. Estaba desesperado y sombro. Sentase

    abandonado y sin amigos. Se deca que nadie lo quera; pero cuan-

    do supieran al extremo a qu lo haban llevado, tal vez lo deplora-

    ran. Haba tratado de ser bueno y obrar derechamente, pero no lo

    dejaban. Puesto que lo nico que queran era deshacerse de l, que

    fuera, s, aunque luego le reprocharan las consecuencias. Por quno habra de hacerlo? Qu derecho a quejarse tiene el abandona-

    do? S, lo haban forzado al fin; llevara una vida de crmenes. No le

    quedaba otro camino.

    Para entonces ya se haba alejado del pueblo y el taido de la

    campana de la escuela, que llamaba a la clase de la tarde, se oy

    dbilmente, a travs de la distancia. Solloz pensando que ya no

    volvera a or aquel toque familiar nunca ms. Era muy duro, perolo haban forzado a hacerlo, y puesto que se le lanzaba a la fuerza

    en el ancho mundo, tena que someterse, pero los perdonaba.

    Entonces, los sollozos se hicieron ms acongojados y frecuentes.

    Precisamente en aquel instante se encontr con su amigo del

    alma, Joe Harper, torva la mirada y, sin duda alguna, alimentando

    en su corazn alguna grande y tenebrosa resolucin. Era evidente

    que se juntaban all dos almas, pero un solo pensamiento. Tom,limpindose las lgrimas con la manga, empez a balbucear algo

    acerca de una resolucin de escapar a los malos tratos y falta de ca-

    rio en su casa, lanzndose a errar por el mundo, para nunca vol-

    ver, y acab expresando su esperanza de que Joe no lo olvidara.

    DIEGORODRIGO

    ARCOSTORRES,

    8AOS,

    EMILIANOZAPATA,T

    ABASCO.

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    Pero result que sta era la misma splica que Joe iba a hacer en

    aquel momento a Tom. Su madre lo haba azotado por haber to-

    mado cierta crema que jams haba entrado en su boca y cuya exis-tencia ignoraba. Claramente se vea que su madre estaba cansada

    de l y que quera que se fuera; y si ella lo quera as, no le quedaba

    otro remedio que sucumbir. Lo nico que deseaba era que ella fue-

    se feliz y nunca se arrepintiera de haber lanzado a su pobre hijo a

    un mundo empedernido, para sufrir y morir.

    Mientras seguan su paso lamentndose, hicieron un nuevo pac-

    to: ayudarse mutuamente, ser como hermanos y no separarse hastaque la muerte los librase de sus penas. Despus empezaron a trazar

    planes. Joe se inclinaba a ser anacoreta y vivir de mendrugos, en

    una remota cueva, y morir, con el tiempo, de fro, privaciones y

    penas; pero despus de or a Tom reconoci que haba ventajas no-

    torias en una vida consagrada al crimen y se avino a ser pirata.

    Tres millas aguas abajo de San Petersburgo, en un sitio donde el

    Misisipi tena ms de una milla de ancho, haba una isla larga, an-gosta y cubierta de bosque con un banco de arena poco profundo

    en la punta ms cercana y que pareca excelente para base de opera-

    ciones. No estaba habitada y emerga del otro lado del ro, frente a

    una densa selva casi desierta. Eligieron, pues, aquel lugar, que se

    llamaba Isla de Jackson. Quines iban a ser las vctimas de sus pira-

    teras, era un punto en el que no se detuvieron a pensar. Despus,

    se dedicaron a la caza de Huckleberry Finn, el cual se les uni, des-de luego, pues todas las profesiones eran iguales para l: era un in-

    diferente. Luego se separaron, conviniendo en volver a reunirse en

    un paraje solitario, a orillas del ro, dos millas ms arriba del pue-

    blo; a la hora favorita, esto es, a medianoche. Haba all una peque-

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    BRAYAN SARMIENTO MOLINA, 11 AOS, BI BLIOTECA D E MXICO JOS VASCONCELOS, D.F.

    YATZIRI LPEZ DE LA TORRE, 8 AOS, BIBLIOTECA DE MXICO JOS VASCONCELOS, D.F.

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    a balsa de troncos que se proponan apresar. Todos ellos traeran

    anzuelos, caas y tantas provisiones como pudieran robar, de un

    modo tenebroso y secreto, como convena a gentes fuera de la ley;

    y aquella misma tarde todos se entregaron al delicioso placer de

    esparcir la noticia de que muy pronto todo el pueblo iba a or algo

    gordo. Y a todos los que recibieron esa vaga confidencia se les pre-vino que deban callarse y aguardar.

    A eso de medianoche lleg Tom con un jamn cocido y otros

    pocos vveres, y se detuvo en un pequeo acantilado cubierto de

    espesa vegetacin que dominaba el lugar de la cita. El cielo estaba

    estrellado y la noche tranquila. El anchuroso ro susurraba como

    un ocano en calma. Tom escuch un momento, pero ningn rui-

    do turbaba la quietud. Dio un largo y agudo silbido. Otro silbidose oy debajo del acantilado. Tom silb dos veces ms, y la seal

    fue contestada del mismo modo. Despus se oy una voz sigilosa:

    Quin vive?

    Tom Sawyer el Tenebroso Vengador de la Amrica Espaola!

    Quines sois vosotros?

    Huck Finn el Manos Rojas, y Joe Harper el Terror de los Ma-

    res. (Tom les haba provisto de esos ttulos sacados de su literaturafavorita.)

    Est bien. Dad la contrasea.

    Dos voces broncas y apagadas murmuraron, en el misterio de la

    noche, la misma palabra espeluznante:

    JOSDANIELFLORESCABALLERO,7AOS,TLAPANALOYA,HIDALGO.

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    Sangre!

    Entonces Tom hizo deslizarse el jamn por el acantilado abajo y

    sigui l detrs, dejando en la aspereza del camino algo de ropay de su propia piel. Haba una cmoda senda a lo largo de la orilla y

    bajo el acantilado, pero le faltaba la ventaja de la dificultad y el pe-

    ligro, tan apreciables para un pirata.

    El Terror de los Mares haba trado una lonja de tocino y lleg

    exhausto. Finn el de las Manos Rojas haba hurtado una cazuela y

    buena cantidad de hojas de tabaco a medio curar y haba aportado,

    adems, algunas mazorcas para hacer con ellas pipas. Pero ningunode los piratas fumaba o masticaba tabaco mas que l. El Tenebroso

    Vengador dijo que no era posible lanzarse a las aventuras sin llevar

    fuego.

    Era una idea previsora, ya que en aquel tiempo apenas se co-

    nocan los fsforos. Vieron el resplandor de una fogata, cien varas

    ro arriba sobre una gran balsa, y fueron sigilosamente hasta all,

    apoderndose de un leo encendido. Hicieron de ello una impo-nente aventura, murmurando chist! a cada paso y parndose de

    HUGOANDRSDELGADOSILVN,

    9AOS,

    JALAPA,T

    ABASCO.

    DANIELEMILIANOJUREZROJAS,10AOS,

    BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONC

    ELOS,D.F.

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    Como los chicos no cesaban de empujar la balsa hacia el centro

    de la corriente, era cosa entendida que esas rdenes se daban slo

    por darle carcter a la aventura y sin que significasen absolutamen-

    te nada.

    Qu velas lleva?

    Gavias, juanetes y foque.A todo trapo! Que suban seis de vosotros a las crucetas!

    Templa las escotas! Todo a babor! Firme!

    Cumplido, seor!

    Largad las escotas! Ya, mis bravos!

    S, mi capitn!

    Hurra! Tierra a estribor! Cada uno en su puesto. Listos! Firmes!

    Estamos listos, seor!La balsa traspas la fuerza de la corriente y los muchachos enfi-

    laron hacia la isla, manteniendo la direccin con los remos. En los

    tres cuartos de hora siguientes apenas hablaron palabra. La balsa

    estaba pasando por delante del lejano pueblo. Dos o tres lucecillas

    parpadeantes sealaban el sitio donde aqul estaba, durmiendo

    plcidamente, ms all de la vasta extensin de agua tachonada de

    reflejo de estrellas, sin sospechar el tremendo acontecimiento quese preparaba. El Tenebroso Vengador permaneca an con los bra-

    zos cruzados, dirigiendo una ltima mirada, a la escena de sus

    pasados placeres y de sus recientes desdichas, y sintiendo que ella

    no pudiera verlo en aquel momento, perdido en el proceloso mar,

    LUZDANIELATORRESIBARRA,

    8AOS,

    BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

    DANIELEMILIANOJUREZROJAS,10AOS,

    BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    ELIA OLMA BARN RAMREZ, 11 AOS, BIBLIOTECA DE MXICO JOS VASCONCELOS, D.F.

    SERGIO ANTONIO AYALA SOLS, 9 AOS, DELEGACIN IZTAPALAPA, D.F.

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    afrontando el peligro y la muerte con impvido corazn y cami-

    nando hacia su perdicin con una amarga sonrisa en los labios.

    Poco le costaba a su imaginacin trasladar la Isla de Jackson msall de la vista del pueblo; as es que lanz su ltima mirada con

    nimo a la vez desesperado y satisfecho. Los otros piratas tambin

    estaban dirigiendo ltimas miradas, y tan largas fueron que estu-

    vieron a punto de dejar que la corriente arrastrase la balsa fuera del

    rumbo de la isla. Pero notaron el peligro a tiempo y se esforzaron

    por evitarlo. Hacia las dos de la maana la embarcacin var en el

    banco de arena, a doscientas varas de la punta de la isla, y sus tripu-lantes estuvieron vadeando varias veces la distancia existente entre

    la balsa y la isla hasta que desembarcaron su cargamento. Entre los

    pertrechos haba una vela decrpita, y la tendieron sobre un cobijo,

    entre los matorrales, para resguardar las provisiones. Ellos pensa-

    ban dormir al aire libre cuando hiciera buen tiempo, como corres-

    ponda a gente aventurera.

    Hicieron una hoguera al arrimo de un tronco cado a poca dis-tancia de donde comenzaban las densas umbras del bosque; guisa-

    ron tocino en la sartn, para cenar, y gastaron la mitad de la harina

    de maz que haban llevado. Parecales cosa grande estar all de or-

    ga, sin trabas, en la selva virgen de una isla desierta e inexplorada,

    lejos de toda humana morada, y aseguraban que no volveran nun-

    ca a la civilizacin. Las llamas se alzaron, iluminando sus caras, y

    arrojaban su fulgor rojizo sobre las columnatas del templo de rbo-les del bosque y sobre el coruscante follaje y los festones de las plan-

    tas trepadoras.

    Cuando desapareci la ltima sabrosa lonja de tocino y devo-

    raron la racin de harina de maz, se tendieron sobre la hierba,

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    rebosantes de felicidad. Fcil hubiera sido buscar sitio ms fresco,pero no se queran privar de un detalle tan romntico como la

    abrasadora fogata del campamento.

    No es divertido? dijo Joe.

    Muchsimo! contest Tom.

    Qu diran los chicos si nos viesen?

    Decir? Se moriran de ganas de estar aqu, eh, Huck?

    Puede que s dijo Huckleberry a m, al menos, me va bien,no necesito cosa mejor. Casi nunca tengo lo que necesito para co-

    mer y, adems, aqu no pueden venir y darle a uno de patadas y

    no dejarlo en paz.

    Es la vida que a m me gusta prosigui Tom: no hay que

    levantarse de la cama temprano, no hay que ir a la escuela, ni lavar-

    se, ni todas esas malditas boberas. Ya ves, Joe, un pirata no tiene

    nada que hacer cuando est en tierra; pero un anacoreta tiene querezar una atrocidad y no tiene ni una diversin, porque siempre

    est solo.

    Es verdad dijo Joe, pero no haba pensado bastante en ello,

    sabes? Ahora que he hecho la prueba, prefiero mil veces ser pirata.

    Tal vez dijo Tom a la gente no le da mucho por los anaco-

    retas en estos tiempos, como pasaba antes; pero un pirata es siem-

    pre respetado. Y los anacoretas, en cambio, tienen que dormir enlos sitios ms duros que pueden encontrar, y se ponen arpillera y

    ceniza en la cabeza, y se mojan si llueve, y...

    Para qu se ponen arpillera y ceniza en la cabeza? pregunt

    Huck.

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    No s. Pero tienen que hacerlo. Los anacoretas siempre hacen

    eso. T tendras que hacerlo si lo fueras.

    Un cuerno hara yo! dijo Huck.Pues qu ibas a hacer?

    No s; pero eso, no.

    Pues tendras que hacerlo, Huck. Cmo te ibas a arreglar si no?

    Pues no lo haba de aguantar. Me escapara.

    Escaparte? Vaya una porquera de anacoreta que ibas a ser t!

    Sera una vergenza!

    Manos Rojas no contest, por estar en ms gustosa ocupacin.Haba acabado de agujerear una mazorca y, clavando en ella un ta-

    llo hueco para servir de boquilla, la llen de tabaco y apret un as-

    cua contra la carga, lanzando al aire una nube de humo fragante.

    Estaba en la cspide del solaz voluptuoso. Los otros piratas envi-

    diaban aquel vicio majestuoso y resolvieron en su interior adquirir-

    lo en seguida. Huck pregunt:

    Qu es lo que tienen que hacer los piratas?

    JULIANABERENICEFLORESSNCHEZ,12AOS,T

    ECATE,

    BAJACALIFORNIA.

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    Pues pasarlo en grande, apresar barcos y quemarlos, y robar

    el dinero y enterrarlo en unos sitios espantosos, en su isla; y matar a

    todos los que van en los barcos; les hacen pasear la tabla.Y se llevan las mujeres a la isla dijo Joe; no matan a las mu-

    jeres.

    No asinti Tom; no las matan: son demasiado nobles. Y

    las mujeres son siempre preciossimas, adems.

    Y no usan harapos! Ca! Todos sus trajes son de plata y oro y

    diamantes aadi Joe con entusiasmo.

    Quin? dijo Huck.Pues los piratas.

    Huck ech un vistazo lastimero a su indumento.

    Me parece que yo no estoy vestido propiamente como un pi-

    rata dijo, con un pattico desconsuelo en la voz; pero no tengo

    ms que esto.

    Pero los otros le dijeron que los trajes lujosos lloveran a monto-

    nes en cuanto empezasen sus aventuras. Le dieron a entender quesus mseros andrajos bastaran para el comienzo, aunque era cos-

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    tumbre que los piratas opulentos debutasen con un guardarropa

    adecuado.

    Poco a poco fue decayendo la conversacin y se iban cerrandolos ojos de los solitarios. La pipa se escurri de entre los dedos de

    Manos Rojas, quien se qued dormido con el sueo del que tiene

    la consciencia ligera y el cuerpo cansado. El Terror de los Mares y el

    Tenebroso Vengador de la Amrica Espaola no se durmieron tan

    fcilmente. Recitaron sus oraciones mentalmente y tumbados,

    puesto que no haba all nadie que los obligase a decirlas en alta voz

    y de rodillas; verdad es que estuvieron tentados de no rezar, perotuvieron miedo de ir tan lejos como todo eso, por si atraan sobre

    ellos un especial y repentino rayo del cielo. Poco despus se cernan

    sobre el borde mismo del sueo, pero sobrevino un intruso que no

    los dej caer en l: la consciencia. Empezaron a sentir un vago te-

    mor de que se haban portado muy mal escapando de sus casas; y

    despus se acordaron de los comestibles robados, y entonces co-

    menzaron verdaderas torturas. Trataron de acallarlas recordando asus consciencias que haban robado antes golosinas y manzanas

    docenas de veces; pero la consciencia no se apaleaba con tales suti-

    lezas. Les pareca que, con todo, no haba medio de saltar sobre el

    hecho inconmovible de que apoderarse de golosinas no era ms

    que tomar, mientras que llevarse jamn y tocino y cosas por el

    estilo era, lisa y llanamente, robar; y haba contra eso un man-

    damiento en la Biblia. Por eso resolvieron en su fuero interno que,mientras permaneciesen en el oficio, sus pirateras no volveran a

    envilecerse con el crimen del robo. Con esto la consciencia les con-

    cedi una tregua, y aquellos raros e inconsecuentes piratas se que-

    daron apaciblemente dormidos.

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    El tesoro escondido

    Hay un momento en la vida de todo muchacho normal en que

    siente un devorador deseo de ir a cualquier parte y excavar en busca

    de algn tesoro escondido. Un da, repentinamente, le entr a Tom

    ese deseo. Se ech a la calle para buscar a Joe Harper, pero fracas en

    su empeo. Despus trat de encontrar a Ben Rogers: se haba ido

    de pesca. Entonces se top con Huck Finn, el de las Manos Rojas.

    Huck servira para el caso. Tom se lo llev a un lugar apartado y leexplic el asunto confidencialmente. Huck estaba dispuesto. Huck

    estaba siempre dispuesto a echar una mano en cualquier empresa

    que ofreciese entretenimiento sin exigir capital, pues l tena una

    abrumadora superabundancia de esa clase de tiempo que noes oro.

    Dnde cavaremos?

    Oh! En cualquier parte...

    Cmo? Los hay por todos lados?No, no los hay. Estn escondidos en los sitios ms raros,

    unas veces, en las islas; otras, en cofres carcomidos, debajo del ex-

    tremo de una rama de un rbol muy viejo, justo donde su sombra

    cae a medianoche; pero la mayor parte, bajo el piso de las casas en-

    cantadas.

    Y quin los esconde?

    Pues los bandidos, por supuesto. Quines suponas que ibana ser? Superintendentes de escuelas dominicales?

    No s. Si fuera mo el dinero no lo escondera. Me lo gastara

    para pasarlo en grande.

    Lo mismo hara yo; pero a los ladrones no les da por ah.

    LILIANAELIZO

    NDOOLVERA

    ,11AOS

    ,PIEDRASNEGRAS

    ,COAHUILA

    .

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    Siempre lo esconden y all lo dejan.

    Y no vuelven ms a buscarlo?

    No; creen que volvern, pero casi siempre se les olvidan lasseales o se mueren. De todos modos, all se queda mucho tiempo,

    y se pone herrumbroso; y despus alguien encuentra un papel ama-

    rillento donde dice cmo se han de encontrar las seales, un

    papel que hay que estar descifrando casi una semana porque casi

    todo son signos y jeroglficos.

    Jero, qu?

    Jeroglficos, dibujos y cosas, sabes?, que parece que noquieren decir nada.

    Tienes t algn papel de sos, Tom?

    No.

    Pues entonces, cmo vas a encontrar las seales?

    No necesito seales. Siempre lo entierran debajo del piso de

    casas con duendes, o en una isla, o debajo de un rbol seco que ten-

    ga una rama que sobresalga. Bueno; pues ya que hemos rebuscadoun poco por la isla de Jackson, podemos hacer la prueba otra vez; y

    ah tenemos aquella casa vieja encantada junto al arroyo de la desti-

    lera, y la mar de rboles con ramas secas..., montones de ellos!

    Y hay tesoros debajo de todos?

    Qu tonteras dices! No.

    Pues entonces, cmo saber a cul debes ir?

    Pues a todos ellos.Pero eso lleva todo el verano!

    Bueno, y qu ms da? Supn que te encuentras un caldero de

    cobre con cien dlares dentro, todos enmohecidos, o un arca po-

    drida llena de diamantes. Y entonces?

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    A Huck le relampaguearon los ojos.

    Sera estupendo!, de primera! Que me den los cien dlares y

    no necesito diamantes.Muy bien. Pero ten por cierto que yo no voy a tirar los dia-

    mantes. Los hay que valen hasta veinte dlares cada uno? Escasa-

    mente habr alguno que no valga cerca de un dlar.

    No! Es de veras?

    Ya lo creo; cualquiera te lo puede decir. Nunca has visto algu-

    no, Huck?

    No, que yo me acuerde.Los reyes los tienen a montones.

    Bueno, pero yo no conozco a ningn rey, Tom.

    Me figuro que no. Pero si t fueras a Europa veras manadas

    de ellos saltando por todas partes.

    DAVIDROMERO

    COLN

    ,11AOS

    ,AMEALCO

    ,QUERTARO

    .

    SCARALDAIRN

    IETOHERNNDEZ

    ,11AOS

    ,SALTILLO

    ,COAHUILA

    .

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    De veras saltan?

    Saltar? Qu idiota! No!

    Y entonces, por qu lo dices?Quiero decir que los veras sin saltar, por supuesto. Para

    qu necesitaban saltar? Lo que quiero que comprendas es que los

    veras esparcidos por todas partes, sabes?, como si no fuera cosa

    especial. Como aquel Ricardo, el de la joroba.

    Ricardo Cmo era su apellido?

    No tena ms nombre que se. Los reyes no tienen ms que el

    nombre de pila.No?

    No lo tienen.

    Pues, mira, si eso les gusta, Tom, est bien; pero yo no quiero

    ser un rey y tener nada ms que el nombre de pila, como si fuera

    un negro. Pero, dime, dnde vamos a cavar primero?

    Pues no lo s. Suponte que nos enredamos primero con aquel

    rbol viejo que hay en la colina al otro lado del arroyo de la destilera.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    Conforme.

    As, pues, se agenciaron un pico invlido y una pala y empren-

    dieron su primera caminata de tres millas. Llegaron sudorosos yjadeantes, y se tumbaron a la sombra de un olmo vecino, para des-

    cansar y fumar una pipa.

    Esto me gusta dijo Tom.

    Y a m tambin.

    Dime, Huck, si encontramos un tesoro aqu, qu vas a hacer

    con lo que te toque?

    Pues comer pasteles todos los das y beberme un vaso de ga-seosa y, adems, ir a todos los circos que pasen por aqu. Te aseguro

    que me divertira muchsimo.

    Bien. Y no vas a ahorrar algo?

    Ahorrar? Para qu?

    Pues para tener con qu vivir.

    Bah! Eso no sirve de nada. Pap volvera al pueblo el mejor

    da y le echara las uas, si yo no anduviera listo, y ya veras lo quetardaba en liquidarlo. Qu vas a hacer t con lo tuyo, Tom?

    Me voy a comprar otro tambor, una espada de verdad, una

    corbata colorada, un cachorro bulldog y voy a casarme.

    Casarte!

    Eso es.

    Tom, t, t has perdido la cabeza.

    Espera y vers.Pues es la cosa ms tonta que puedes hacer, Tom. Mira a pap y a

    mi madre. Pelearse! Nunca hacan otra cosa! Me acuerdo muy bien.

    Eso no quiere decir nada. La novia con quien voy a casarme

    no es de las que se pelean.

    JUANCARLOSPANTOJATAPIA

    ,8AOS

    ,BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D

    .F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    Tom, a m me parece que todas son iguales. Todas le tratan a

    uno a patadas. Ms vale que lo pienses antes. Es lo mejor que pue-

    des hacer. Y cmo se llama la chica?No es una chica, es una nia.

    Es lo mismo, se me figura. Unos dicen chica, otros dicen

    nia, y todos puede que tengan razn. Pero cmo se llama?

    Ya te lo dir ms adelante; ahora no.

    Bueno, pues djalo. Lo nico que hay es que si te casas me voy

    a quedar ms solo que nunca.

    No, no te quedars; te vendrs a vivir conmigo. Ahora, a le-vantarnos y vamos a cavar.

    Trabajaron y sudaron durante media hora. Ningn resultado. Si-

    guieron trabajando media hora ms. Sin resultado alguno. Huck dijo:

    Lo entierran siempre as de hondo?

    A veces, pero no siempre. Generalmente, no. Me parece que

    no hemos acertado con el sitio.

    Escogieron otro lugar y empezaron de nuevo. Trabajaban conmenos bro, pero la obra progresaba. Cavaron largo rato en silen-

    cio. Al fin Huck se apoy en la pala, se enjug el sudor de la frente

    con la manga y dijo:

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    Dnde vas a cavar primero despus que hayamos sacado ste?

    Puede que la emprendamos con el rbol que est all lejos en

    el monte de Cardiff, detrs de la casa de la viuda.

    Me parece que se debe de ser de los buenos. Pero no nos lo

    quitar la viuda, Tom? Est en su terreno.

    Quitrnoslo ella! Puede ser que quisiera hacer la prueba. Lostesoros escondidos son de quien los encuentra. No importa de

    quin sea el terreno.

    Aquello era tranquilizador. Prosiguieron el trabajo. Al cabo de

    un rato, Huck dijo:

    Maldita sea! Debemos estar otra vez en mal sitio. Qu te

    parece?

    Es de lo ms raro, Huck. No lo entiendo. Algunas veces inter-vienen brujas. Tal vez sea eso lo que pasa ahora.

    Bah! Las brujas no tienen poder cuando es de da.

    S, es verdad. No haba pensado en ello. Ah, ya s en qu con-

    siste! Qu idiotas somos! Hay que saber dnde cae la sombra de la

    rama a medianoche, y all es donde hay que cavar!

    Maldita sea! Hemos desperdiciado todo este trabajo para

    nada. Pues ahora no tenemos ms remedio que venir de noche, yesto est muy lejos. Puedes salir?

    Saldr. Tenemos que hacerlo esta noche, porque si alguien ve

    estos hoyos en seguida sabr lo que hay aqu y vendr por l.

    Bueno; yo ir por tu casa y maullar.

    MISAELHERNNDEZDEGANTE

    ,11A

    OS

    ,BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D

    .F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    Convenido; vamos a esconder las herramientas entre las matas.Los chicos estuvieron all a la hora convenida. Se sentaron a es-

    perar, en la oscuridad. Era un paraje solitario y una hora que la

    tradicin haba hecho solemne. Los espritus cuchicheaban en las

    inquietas hojas, los fantasmas acechaban en los rincones lbregos,

    el ronco aullido de un perro se oa a lo lejos y una lechuza le con-

    testaba con su graznido sepulcral. Los dos estaban intimidados por

    aquella solemnidad y hablaban poco. Cuando juzgaron que seranlas doce, sealaron dnde caa la sombra trazada por la luna y em-

    pezaron a cavar. Las esperanzas eran cada vez mayores; el inters se

    acrecentaba y su laboriosidad guardaba relacin con ambas. El

    hoyo se haca ms y ms profundo; pero cada vez que les daba el

    corazn un vuelco al sentir que el pico tropezaba en algo, sufran

    un nuevo desengao: no era sino una piedra o una raz.

    Es intil dijo Tom al fin. Huck, nos hemos equivocadootra vez.

    Pues no podemos equivocamos. Sealamos la sombra justo

    donde estaba.

    Ya lo s, pero hay otra cosa.

    Cul?

    Que no hicimos ms que calcular la hora. Puede que fuera

    demasiado temprano o demasiado tarde.Huck dej caer la pala.

    Eso es! dijo. Ah est el inconveniente. Tenemos que de-

    sistir de buscar en este lugar. Nunca podremos saber el momento

    justo y, adems, es cosa de mucho miedo a esta hora de la noche,

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    con brujas y aparecidos rondando por ah de esa manera. Todo el

    tiempo me est pareciendo que tengo alguien detrs de m, y no

    me atrevo a volver la cabeza porque puede ser que haya otro delan-te, aguardando la oportunidad. He estado temblando desde que

    llegamos.

    Tambin a m me pasa lo mismo, Huck. Casi siempre meten

    dentro un difunto cuando entierran un tesoro debajo de un rbol,

    para que lo cuide.

    Cristo!

    S que lo hacen. Siempre lo o decir. Tom, a m no me gusta andar haciendo tonteras donde hay

    muertos. Aunque uno no quiera, se mete en enredos con ellos; ten-

    lo por seguro.

    HCTORFERNANDOGALINDOROME

    ROMORA

    ,10AOS

    ,CHIHUAHUA

    ,CHIH

    .

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    64

    A m tampoco me gusta molestarlos. Figrate que hubiera

    aqu uno y sacase la calavera y nos dijera algo.

    Cllate, Tom! Es terrible!S que lo es. Yo no estoy nada tranquilo.

    Oye, Tom, vamos a dejar esto y a probar en cualquier otro

    sitio.

    Muy bien. Ser mejor.

    En cul?

    Tom reflexion un momento y luego dijo:

    En la casa encantada. Eso es.Demonio! No me gustan las casas con duendes. Son cien ve-

    ces peores que los difuntos. Los muertos puede ser que hablen,

    pero no se aparecen por detrs con un sudario, cuando est uno

    descuidado, y de pronto sacan la cabeza por encima del hombro de

    uno y rechinan los dientes como los fantasmas saben hacerlo. Yo

    no puedo aguantar eso, Tom; ni nadie podra.

    S, pero los fantasmas no andan por ah ms que de noche; nonos han de impedir que cavemos all durante el da.

    CHRISTOPHERALDAYRSANTIAGO,8AOS,BIBLIOTECAVASCO

    NCELOS,D.F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    Est bien. Pero t sabes de sobra que la gente no se acerca a la

    casa encantada ni de noche ni de da.

    Eso es, ms que nada, porque no les gusta ir donde han mata-

    do a uno. Pero nunca se ha visto a nadie de noche rondando aque-

    lla casa; slo alguna luz azul sale por la ventana, pero no fantasmas

    de los corrientes.

    Bueno, pues si t ves una de esas luces azules que anda de aqupara all, puedes apostar a que hay un fantasma justamente detrs

    de ella. Eso, la razn misma lo dice, porque t sabes que nadie ms

    que los fantasmas las usan.

    Claro que s. De todos modos, no se aparecen de da y para

    qu vamos a tener miedo?

    Pues la emprenderemos con la casa encantada si t lo dices;

    pero me parece que corremos peligro.Para entonces ya haban comenzado a bajar la cuesta. All abajo,

    en medio del valle iluminado por la luna, estaba la casa encantada,

    completamente aislada, desaparecidas las cercas que la rodeaban de

    mucho tiempo atrs, con las puertas casi obstruidas por la brava

    vegetacin, la chimenea en ruinas, hundida una esquina del tejado.

    Los muchachos se quedaron mirndola, casi con el temor de ver

    pasar una luz azulada por detrs de la ventana. Despus, hablandoen voz queda, como convena a la hora y a las circunstancias, echa-

    ron a andar, desvindose hacia la derecha para dejar la casa a respe-

    tuosa distancia, y se dirigieron al pueblo, cortando a travs de los

    bosques que embellecan el otro lado del monte de Cardiff.

    HCTORFERNANDOG

    ALINDOROMEROMORA

    ,10AOS

    ,CHIHUAHUA

    ,CHIH

    .

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    La casa encantada y la caja de oro

    Al da siguiente, cerca del medioda, los muchachos llegaron hastael lugar donde estaba el rbol seco. Iban en busca de sus herramien-tas. Tom senta gran impaciencia por ir a la casa encantada; Hucktambin la senta, aunque en grado prudencial, pero de pronto dijo:

    Oye, Tom, sabes qu da es hoy?Tom repas mentalmente los das de la semana y levant de

    pronto sus ojos, que reflejaban verdadera alarma.Demonio! No se me haba ocurrido pensar en eso.Tampoco a m; pero de repente me acord de que hoy es viernes.Qu fastidio! Todo cuidado es poco, Huck. Tal vez, nos vera-

    mos metidos en un lo terrible, haciendo semejante cosa en daviernes.

    Tal vez? Seguro que s! Puede ser que haya das de buena

    suerte, pero los viernes no lo son!Eso cualquier tonto lo sabe! No creo que seas t el primero en

    descubrirlo.Acaso he dicho yo que lo fuera? Y no es lo del viernes sola-

    mente; anoche tuve un sueo malsimo. So con ratas.No! Seal de dificultades. Se peleaban?No.

    Eso es bueno, Huck. Cuando no pelean es slo seal de quehabr dificultades. No hay ms que estar alerta y librarse de ellas.Dejemos esto por hoy, y juguemos. Conoces la historia de RobinHood?

    No. Quin es Robin Hood?

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    Pues fue uno de los ms grandes hombres que hubo en Ingla-terra, y el mejor. Era un bandido.

    Qu lindo! Ojal lo fuera yo! A quin asaltaba?nicamente a los sheriffs, a los ricos, reyes y gente as. Nunca

    molest a los pobres. Los quera mucho. Siempre divida con ellos,hasta el ltimo centavo.

    Debi ser un tipo muy simptico.Ya lo creo. Era la persona ms noble que haya existido. Te ase-

    guro que ya no quedan hombres como l. Poda vencer a cualquierhombre de Inglaterra con una mano atada atrs; y con su arco detejo atravesaba en cualquier momento una moneda de diez centa-

    vos a milla y media de distancia.Qu es un arco de tejo?No lo s. Es una clase de arco, por supuesto. Y si tocaba a la

    moneda nada ms que en el borde, se tiraba al suelo, lloraba y mal-deca. Jugaremos a Robin Hood; es muy divertido. Yo te ensear.

    Conforme.Jugaron, pues, a Robin Hood toda la tarde, echando de vez en

    cuando una ansiosa mirada a la casa de los duendes y hablando desus proyectos para el da siguiente y de lo que all podra ocurrirles.

    Al ponerse el sol emprendieron el regreso al hogar, a travs de laslargas sombras de los arboles, y pronto desaparecieron bajo lasfrondosidades del monte de Cardiff.

    JOSROBERTOVALENZUELAATILANO,9AOS,ENSENADA,BAJACALIFORNIA.

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    69

    El sbado, poco despus del medioda, estaban otra vez junto alrbol seco; fumaron una pipa, charlando a la sombra, y despus

    cavaron un poco en el ltimo hoyo sin muchas esperanzas y tanslo porque Tom dijo que conoca muchos casos de gente que ha-ba perdido un tesoro cuando ya estaban a dos dedos de l; y des-pus otro haba pasado por all y lo haba sacado con un solo golpede pala. La cosa fall esta vez, sin embargo; as es que los mucha-chos se echaron al hombro las herramientas y se fueron, con laconviccin de que no haban bromeado con la suerte, sino que

    haban cumplido todos los requisitos y ordenanzas propios del ofi-cio de buscadores de tesoros.

    Cuando llegaron a la casa encantada, haba algo tan misterioso yterrible en el silencio de muerte que all reinaba bajo el ardiente sol,y algo tan deprimente en la soledad y desolacin de aquel lugar, quepor un instante tuvieron miedo de aventurarse dentro. Despus, sedeslizaron hasta la puerta y atisbaron, temblando, el interior. Vie-

    ron una habitacin con los muros sin revocar en cuyo piso, sin pa-

    ABIGAILLEALFLORES

    ,11AOS

    ,ENSENADA

    ,BAJACALIFORNIA

    .

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    Chist! dijo Tom.Qu es? murmur en voz baja Huck, palideciendo de miedo.Chist! All! Oyes?S! Ay, Dios mo! Corramos!Huck, no te muevas. Vienen derecho hacia la puerta.

    Se tendieron en el suelo, con los ojos pegados a los agujeros delas tablas, y esperaron en una agona de espanto.

    Se han parado. No, vienen... Ah estn. No hables, Huck.Dios, quin se viera lejos!

    Dos hombres entraron. Cada uno de los chicos se dijo a s mismo:Ah est el viejo espaol sordomudo que ha andado una o dos

    veces por el pueblo ltimamente; al otro no lo he visto nunca.

    El otro era un ser haraposo y sucio cuya fisonoma no era nadaagradable. El espaol estaba envuelto en un capote de monte, tenaespesas barbas blancas; largas greas, blancas tambin, le salan pordebajo del ancho sombrero y llevaba anteojos verdes. Cuando en-traron, el otro iba hablando en voz baja. Se sentaron en el suelo,de cara a la puerta y de espaldas al muro, y el que llevaba la palabracontinu con sus observaciones. Poco a poco sus ademanes se hi-

    cieron menos cautelosos y ms claras sus palabras a medida queavanzaban en la conversacin.

    No dijo. Lo he pensado bien y no me gusta. Es peligroso.Peligroso! gru el espaol sordomudo, con gran sorpresa

    de los muchachos. Gallina!

    AZENETHIBARRAM

    ORENO

    ,7AOS

    ,PUERTOPEASCO

    ,SONORA

    .

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    72

    Esta voz produjo en los muchachos un estremecimiento de te-rror. Era Joe el Indio! Hubo un largo silencio; despus, Joe dijo:

    No es ms peligroso que el golpe de all arriba, y, sin embargo,nada nos pas.

    Eso es diferente. Tan lejos, ro arriba y sin ninguna otra casacerca. Nunca se sabr que lo hemos intentado y que no tuvimosxito.

    Bueno; y qu es ms peligroso que venir aqu de da? Cual-quiera que nos viese sospechara.

    Ya lo s. Pero no haba ningn otro lugar tan a mano despusde aquella empresa idiota. Yo quiero irme de esta casucha. Quisehacerla ayer, pero no encontr la manera de escabullirme de aqu,con aquellos chiquillos endemoniados, jugando all en lo alto dela colina y mirando hacia aqu.

    Los chiquillos endemoniados se estremecieron de nuevo al oresto y pensaron en la suerte que haban tenido el da antes al acor-

    darse de que era viernes y dejarlo para el da siguiente.ntimamente desearon haber decidido esperar un ao. Los dos

    hombres sacaron algo de comer y almorzaron. Despus de una lar-ga y silenciosa meditacin, Joe el Indio dijo:

    Oye, muchacho: t te vuelves ro arriba a tu tierra. Esperas allhasta que tengas noticias mas. Yo voy a arriesgarme a caer por el pue-blo, nada ms que otra vez, para echar una mirada. Daremos el golpe

    peligroso despus que yo haya explorado un poco y vea que las cosasse presentan bien. Despus, a Texas! Haremos el camino juntos.

    Aquello pareca satisfactorio. Despus los dos empezaran a bos-tezar, y Joe dijo:

    Estoy muerto de sueo. A ti te toca vigilar.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    Joe el Indio acurrucose entre las hierbas y a poco empez a ron-car. Su compaero lo zamarre para que guardase silencio y Joe

    dej de roncar. Despus el centinela comenz a cabecear, bajandola cabeza cada vez ms, y a poco rato los dos hombres roncaban.

    Los muchachos respiraron, satisfechos.Ahora es la nuestra! murmur Tom. Vmonos!No puedo respondi Huck. Me morira si se despertasen.Tom lo apremi, pero Huck se resista. Al fin, Tom se levant,

    lentamente y con gran cuidado, y ech a andar solo. Pero al primer

    paso arranc tal crujido al desvencijado pavimento, que volvia tenderse en el suelo, anonadado de espanto. No os repetir el in-tento. Los chicos se quedaron contando los momentos intermina-bles, hasta parecerles que el tiempo ya no corra y que la eternidadiba envejeciendo; y despus notaron con jbilo que al fin se estabaponiendo el sol.

    RODOLFO

    E.

    MONTOYABENTEZ

    ,12AOS

    ,BIBLIOTECADEMXICOJOS

    VASCONCELOS,D

    .F.

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    media docena de chicos. Aquello era la caza de tesoros bajo los me-jores auspicios: ya no habra fastidiosas incertidumbres sobre el lu-

    gar donde haba que cavar. Se hacan guias e indicaciones con lacabeza, elocuentes signos fciles de interpretar porque no significa-ban ms que esto: Dime, no ests contento de estar aqu?

    El cuchillo de Joe choc con algo.Hola! dijo aqul.Qu es eso? pregunt su compaero.Una tabla medio podrida... No; es una caja. Echa una mano y

    veremos para qu est aqu. No hace falta; le he hecho un boquete.Meti por l la mano y la sac en seguida.Hombre! Es dineral!

    Ambos examinaron el puado de monedas. Eran de oro. Tansobreexcitados como ellos estaban los dos rapaces all arriba, y nomenos contentos.

    El compaero de Joe dijo:

    Esto lo arreglaremos a escape. Ah hay un pico viejo entre lamaleza, en el rincn, al otro lado de la chimenea. Acabo de verlo.

    ARELISUREZSNCHEZ

    ,6AOS

    ,SANTAROSA

    JUREGUI,QUERTARO

    .

    SAGRARIOVEGA

    ,9AOS

    ,

    DELEGACINIZTAPALAPA

    ,D

    .F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    77

    Fue corriendo y volvi con el pico y la pala de los muchachos.Joe el Indio tom el pico, lo examin minuciosamente, sacudi la

    cabeza, murmur algo entre dientes y comenz a usarlo.La caja fue pronto desenterrada. No era muy grande, estaba re-

    forzada con herrajes y debi haber sido muy fuerte antes de que ellento pasar de los aos la averiase. Los dos hombres contemplaronel tesoro en silencioso arrobamiento.

    Compadre, aqu hay miles de dlares! exclam Joe el Indio.Siempre se dijo que los de la cuadrilla de Murrel anduvieron

    por aqu un verano observ el desconocido.Ya lo s dijo Joe, y esto parece ser cosa de ellos.Ahora ya no necesitars hacer aquel trabajo.El mestizo frunci el ceo.T no me conoces dijo. Por lo menos no sabes nada del

    caso. No se trata slo de un robo: es una venganza y un malignofulgor brill en sus ojos. Necesitar que me ayudes. Cuando eso

    est hecho... entonces, a Texas. Vete a tu casa con Nancy y tus chi-cos, y qudate all hasta que yo te avise.

    MA

    RTINAFERREIROSGALISTEO

    ,10AOS

    ,BIBLIOTECAVASCONCE

    LOS

    ,D

    .F.

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  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

    80/114LUCELDISUGEYVZQUEZMARTNEZ,

    10AOS,

    DELEGACINIZTAPALAPA,

    D.F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    De qu sirve todo eso? Si hay alguien y est all arriba, quesiga ah, qu nos importa? Si quiere bajar y buscar camorra quinse lo impide? Dentro de quince minutos es de noche, que nossigan si lo desean. Ojal! Pienso yo que quienquiera sea el que tra-

    jo estas cosas aqu, nos vio y nos tom por fantasmas o demonios,o algo por el estilo. Apuesto a que an est corriendo.

    Joe refunfu un rato, despus convino con su amigo en que lopoco que todava quedaba de claridad deba ser aprovechado en

    HIREPANZAVALAGARCA,7AOS,BIBLIOTECADEMXICOJOSVASCONCELOS,D.F.

  • 8/13/2019 Twain - Las Aventuras de Tom Sawyer

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    81

    preparar las cosas para la marcha. Poco despus se deslizaron fuerade la casa, en la oscuridad cada vez ms densa del crepsculo, y se

    encaminaron haca el ro con su preciosa caja.Tom y Huck se levantaron desfallecidos, pero grandemente

    tranquilizados, y los siguieron con la vista a travs de las hendidu-ras entre los troncos que formaban el muro. Seguirlos? No estabanpara ello. Se contentaron con descender otra vez a tierra firme, sinromperse el cuello, y tomaron la senda que llevaba al pueblo porencima del monte. Hablaron poco; estaban harto ocupados en

    aborrecerse a s mismos, en maldecir la mala suerte que les habahecho llevar all el pico y la pala. Si no hubiera sido por eso, Joe ja-ms hubiera sospechado. All habra escondido el oro y la platahasta que, satisfecha su venganza, volviera a recogerlos, y enton-ces hubiera sufrido el desencanto de encontrarse con que el dinerohaba desaparecido. Qu mala suerte haber dejado all las herra-mientas!

    Resolvieron estar en acecho para cuando el espaol volviera alpueblo buscando la ocasin para realizar sus propsitos de vengan-za, y seguirlo hasta el nmero dos, dondequiera ste estuviese.Despus se le ocurri a Tom una siniestra idea:

    Venganza? dijo. Y si fuera contra nosotros, Huck?No digas eso! exclam Huck, a punto de desmayarse.Discutieron el asunto, y cuando llegaron al pueblo se haban

    puesto de acuerdo en creer que Joe pudiera referirse a algn otro, oal menos que slo se refera a Tom, puesto que l era el nico quehaba declarado.

    Muy pequeo consuelo era para Tom verse solo en el peligro!Estar en compaa pens hubiera sido un alivio apreciable.

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    torciendo a derecha e izquierda, hun-dindose en las ignoradas profundida-

    des de la caverna; hicieron otra seal, ytomaron por una ruta lateral en busca de

    novedades para poder contar a los de all arriba. En sus exploracio-nes dieron con una gruta de cuyo techo pendan multitud de bri-llantes estalactitas de longitud y circunferencia semejantes a unapierna humana. Dieron la vuelta a toda la cavidad, sorprendidos yadmirados, y luego siguieron por uno de los numerosos tneles

    que all desembocaban. As fueron a parar a un maravilloso ma-nantial, cuyo cauce estaba incrustado con una escarcha de fulgu-rantes cristales. Se hallaba en una caverna cuyo techo pareca soste-nido por muchos y fantsticos pilares, formados al unirse lasestalactitas con las estalagmitas, obra del incesante goteo durantesiglos y siglos. Bajo el techo, grandes cantidades de murcilagos sehaban agrupado por miles en cada racimo. Asustados por el res-

    plandor de las velas, bajaron en grandes bandadas, chillando y pre-cipitndose contra las luces. Tom saba sus costumbres y el peligroque en ello haba. Tom a Becky por la mano y tir de ella hacia laprimera abertura que encontr; y no fue demasiado rpido, puesun murcilago apag de un aletazo la vela que llevaba en la mano,en el momento de salir de la caverna. Los murcilagos persiguierona los nios un gran trecho; pero los fugitivos se metan en cada

    nuevo pasadizo que encontraban, hasta que al fin se vieron libresde la persecucin. Tom encontr poco despus un lago subterrneoque extenda su indecisa superficie a lo lejos, hasta desvanecerse enla oscuridad. Quera explorar sus orillas, pero pens que sera me-

    jor sentarse y descansar un rato antes de emprender la exploracin.

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    Y fue entonces cuando, por primera vez, la profunda quietud deaquel lugar pes como una mano hmeda y fra sobre el espritu de

    los dos nios.No me he dado cuenta dijo Becky; pero me parece que

    hace tanto tiempo que ya no omos a los dems...Yo creo, Becky, que estamos mucho ms abajo que ellos, y no

    s si muy lejos al norte, sur, este o lo que sea. Desde aqu no pode-mos orlos.

    Becky mostr cierta inquietud.

    Cunto tiempo habremos estado aqu, Tom? Ms vale queregresemos.

    S, ser mejor. Puede que sea lo mejor.

    RAFAELTESTAM

    ORALES,

    6AOS,

    CAMPECHE,

    CAMP.

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    Sabrs el camino, Tom? Para m no es ms que un laberintointrincadsimo.

    Creo que dar con l; pero lo malo son los murcilagos.Si nos apagasen las dos velas nos veramos en un apuro grande.

    Vamos a ver si podemos ir por otra parte, sin pasar por all.Bueno; pero espero que no nos perderemos. Sera horrible!

    y la nia se estremeci ante la horrenda posibilidad.Echaron a andar por una galera y caminaron largo rato en silen-

    cio, mirando cada nueva abertura para ver si encontraban algo que

    les fuera familiar en su aspecto. Cada vez que Tom examinaba elcamino, Becky no apartaba los ojos de su cara, buscando algnsigno tranquilizador, y l deca alegremente:

    Oh! No hay que preocuparse. Esta no es, pero ya daremoscon otra en seguida.

    Pero iba sintindose cada vez menos esperanzado y empez ameterse por las opuestas galeras, completamente al azar, con la

    vana esperanza de dar con la que buscaba.An segua diciendo: No hay que preocuparse!, pero el miedo

    le oprima de tal modo el corazn, que las palabras haban perdidosu tono alentador y sonaban como si dijera: Todo est perdido!.Becky se aferraba a l, terriblemente angustiada y luchando porcontener las lgrimas, sin conseguirlo.

    Tom! dijo al fin. No importan los murcilagos. Volvamos por

    donde hemos venido. Parece que cada vez estamos ms extraviados.Tom se detuvo.Escucha! dijo.Silencio absoluto; silencio tan profundo que hasta el rumor de

    sus respiraciones se escuchaba claramente en aquella quietud. Tom

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    JOS DANIEL PICHARDO SUREZ, 10 AOS, SANTA ROSA JUREGUI, QUERTARO.

    ANGLICA FLORES, 7 AOS, BIBLIOTECA DE MXICO JOS VASCONCELOS, D.F.

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    ranza, y ella le dijo que la haba perdido del todo. Culpse l y secolm a s mismo de insultos por haberla trado a tan terrible tran-

    ce, y esto produjo mejor resultado. Prometi ella no desesperar msy levantarse y seguirlo a donde la llevase, con tal de que no volviesea hablar as, pues no haba sido ella menos culpable que l.

    Se pusieron de nuevo en marcha, sin rumbo alguno, al azar. Eralo nico que podan hacer: andar, no cesar de moverse. Durante unbreve rato pareci que la esperanza reviva, no porque hubiera ra-zn alguna para ello, sino tan slo porque es natural en ella revivir

    cuando sus resortes no se han gastado por la edad y la resignacincon el fracaso.

    Poco despus cogi Tom la vela de Becky y la apag. Aquellaeconoma significaba mucho; no haca falta explicarla. Becky sehizo cargo y su esperanza se extingui de nuevo. Saba que Tomtena una vela entera y tres o cuatro cabos en el bolsillo y, sin em-bargo, haba que economizar.

    Poco a poco el cansancio comenz a hacerse sentir; los niostrataron de no prestarle atencin, pues era terrible pensar en sen-tarse cuando el tiempo era tan precioso. Moverse en alguna direc-cin, en cualquier direccin, era al fin progresar y poda dar fruto;pero sentarse era invitar a la muerte y acortar su persecucin.

    Al fin las dbiles piernas de Becky se negaron a llevarla ms lejos.Se sent en el suelo. Tom se sent a su lado, y hablaron del pueblo,

    los amigos que all tenan, las camas cmodas, y sobre todo, la luz!

    ALEJANDRACUPILRA

    MN,10AOS,

    NACAJUCA,T

    ABASCO.

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    Becky lloraba, y Tom trat de hallar la manera de consolarla; perosus palabras de aliento se iban quedando gastadas con el uso y ms

    bien parecan sarcasmos. Tan cansada estaba Becky, que se fue que-dando dormida. Tom se alegr de ello y se qued mirando la caradolorosamente contrada de la nia, y vio cmo volva a quedarnatural y serena bajo la influencia de sueos placenteros; hasta vioaparecer una sonrisa en sus labios. Y lo apacible del semblante deBecky se reflej en una sensacin de paz y consuelo en el espritude Tom, sumindolo en gratos pensamientos de tiempos pasados y

    de agradables recuerdos. An segua absorto en esas meditaciones,cuando Becky se despert, rindose; pero la risa se hel al instanteen sus labios y se troc en un sollozo.

    No s cmo he podido dormir! Ojal no hubiera despertadonunca, nunca! No, perdname. Tom; no me mires as. No vol-ver a decirlo.

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    Me alegro de que hayas dormido, Becky. Ahora ya no te senti-rs tan cansada y encontraremos el camino de vuelta.

    Podemos probar, Tom; pero he visto un pas tan bonito mien-tras dorma! Me parece que iremos all.

    Puede que no, Becky; puede que no. Ten valor y vamos a se-guir buscando.

    Se levantaron y otra vez se pusieron en marcha, tomados de lamano y descorazonados. Trataron de calcular el tiempo que lleva-ban en la cueva, pero todo lo que saban era que pareca que haban

    pasado das y hasta semanas; y, sin embargo, era evidente que no,pues an no se haban consumido las velas.

    Mucho tiempo despus de esto no podan decir cunto,Tom dijo que tenan que andar muy suavemente para poder or elgoteo del agua, pues era preciso encontrar un manantial. Hallaronuno a poco trecho, y Tom dijo que ya era hora de darse otro des-canso. Ambos estaban desfallecidos de cansancio; pero Becky dijo

    que an podra ir un poco ms lejos. Se qued sorprendida al verque Tom no opinaba as; no lo comprenda. Se sentaron y Tom fijla vela en el muro, delante de ellos, con un poco de arcilla. Aunquesus pensamientos no se detenan, nada dijeron por algn tiempo.Becky rompi al fin el silencio.

    Tom, tengo mucha hambre!Tom sac una cosa del bolsillo.

    Te acuerdas de esto? dijo.Becky casi sonri.Es nuestro pastel de bodas, Tom.S, y ms vala que fuera tan grande como un barril, porque

    esto es todo lo que tenemos.

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    Lo separ de la merienda para guardarlo como recuerdo,como la gente mayor hace con el pastel de bodas Pero va a ser

    Dej sin acabar la frase. Tom hizo dos partes del pastel y Beckycomi con apetito la suya, mientras Tom no hizo ms que mordis-quear la que le toc. No les falt agua fresca para completar el fes-tn. Poco despus sugiri que deban ponerse en marcha. Tom, trasun rato de silencio, dijo:

    Becky, tienes valor para escuchar una cosa?La nia palideci, pero dijo que s, que tendra.

    Bueno; pues entonces, oye: tenemos que estamos aqu, dondehay agua para beber. Ese cabito es lo nico que nos queda de lasvelas.

    Becky dio rienda suelta al llanto y a las lamentaciones.l hizo cuanto pudo para consolarla, pero con escaso xito.Tom dijo despus de un rato, nos echarn de menos y nos

    buscarn!

    Seguro que s. Claro que nos buscarn. Quiz nos estarn buscando ya!Me parece que s. Espero que as sea.Cundo nos echarn de menos, Tom?Puede ser que cuando vuelvan a la barca.Para entonces ya ser de noche... Notarn que no hemos ido

    nosotros?

    No lo s. Pero, de todos modos, tu madre te echar de menosen cuanto estn de vuelta en el pueblo.

    La angustia que se pint en los ojos de Becky hizo darse cuentaa Tom del disparate que haba cometido. Becky no deba volveraquella noche a su casa! Los dos se quedaron callados y pensativos.

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    En seguida una nueva explosin de llanto indic a Tom que el mis-mo pensamiento que tena en su mente haba surgido tambin enla de su compaera: que pasara casi toda la maana del domingoantes de que la madre de Becky descubriera que su hija no estabaen casa de los Harper. Los nios permanecieron con los ojos fijosen el pedacito de vela y miraron cmo se consuma lenta e inexora-blemente; vieron el trozo de pabilo quedarse solo al fin; vieron al-

    zarse y encogerse la dbil llama, subir y bajar, trepar por la tenuecolumna de humo, vacilar un instante en lo alto, y despus... elhorror de la ms absoluta oscuridad.

    Cunto tiempo pas despus, hasta que Becky volvi a tenerconsciencia y a darse cuenta de que estaba llorando en los brazos deTom, ninguno de ellos supo decirlo. Slo saban que, despus de loque les pareci un intervalo de tiempo largusimo, ambos desperta-

    ron de un pesado sopor y se sumieron otra vez en su desgracia.Tom dijo que quiz fuese ya domingo, quiz lunes. Quiso hacerhablar a Becky, pero la pesadumbre de su pena la tena tan anona-dada que haba perdido toda esperanza. Tom le asegur que habapasado mucho tiempo ya, y con seguridad haban notado su falta ylos estaban buscando. Gritara, y acaso alguien viniera. Hizo laprueba; pero los ecos lejanos sonaban en la oscuridad tan horrible-

    mente que no os repetirla.Pasaban las horas y el hambre volvi a atormentar a los cautivos.

    Haba quedado un poco de la parte del pastel que le toc a Tom, ylo repartieron entre los dos; pero se quedaron an ms hambrien-tos: el msero bocado no hizo sino aguzarles el apetito.

    BRYANGIOVANNISIGALAGRANILLO,

    9AOS,

    CHIHUAHUA,

    CHIH.

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    Al poco rato, Tom dijo: Chist! No oyes?Contuvieron el aliento y escucharon.

    Se oa algo como un grito remotsimo y dbil. Tom respondi alpunto y, tomando a Becky por la mano, ech a andar a tientas porla galera en aquella direccin. Se par y volvi a escuchar. Otra vezse oy el mismo sonido al parecer ms cercano.

    Son ellos! exclam Tom. Ya vienen! Corre, Becky! Esta-mos salvados!

    La alegra enloqueca a los prisioneros. Avanzaban, con todo,

    muy despacio, porque abundaban los hoyos y era preciso tomarprecauciones. A poco llegaron a uno de ellos y tuvieron que dete-nerse. Poda tener un pie de hondo o poda tener un ciento. No eraposible atravesarlo. Tom se ech de bruces al suelo y estir el brazocuanto pudo, sin hallar el fondo. Tenan que quedarse all y esperarhasta que llegasen los que los buscaban. Escucharon. Evidente-mente, los gritos lejanos se iban haciendo ms y ms remotos. Un

    momento despus dejaron de orse del todo. Qu mortal desenga-o! Tom grit hasta ponerse ronco, pero fue intil. An daba espe-ranzas a Becky, pero pas toda una eternidad en anhelosa espera ynada volvi a orse.

    Palpando en las tinieblas, volvieron hacia el manantial.El tiempo sigui pasando, cansado y lento; volvieron a dormir y

    a despertarse, ms hambrientos y despavoridos. Tom crea que ya

    deba de ser el martes para entonces.Se le ocurri una idea. Muy cerca se abran algunas galeras. Ms

    vala explorarlas que soportar en la ociosidad la abrumadora pesa-dumbre del tiempo. Sac del bolsillo la cuerda de la cometa, la ata una saliente de la roca, y avanzaron Becky y l; Tom iba delante

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    desenvolviendo el hilo del ovillo segn caminaban a tientas. A losveinte pasos la galera acababa en un corte vertical. Tom se arrodill

    y, estirando el brazo cuanto pudo hacia abajo, palp la cortadura yfue corrindose despus hasta el muro; hizo un esfuerzo para alcan-zar con la mano un poco ms lejos a la derecha, y en aquel mo-mento, a menos de veinte varas, una mano sosteniendo una velaapareci por detrs de un peasco. Tom lanz un grito de alegra;en seguida se present, siguiendo a la mano, el cuerpo al cual per-teneca... Joe el Indio! Tom se qued paralizado; no poda mover-

    se. En el mismo instante, con enorme alivio, vio que el espaolapresuraba el paso y desapareca de su vista. Tom no se explicabaque Joe no hubiera reconocido su voz y no hubiera venido a matar-lo por su declaracin ante el tribunal. Sin duda los ecos habandesfigurado su voz. Eso tena que ser, pensaba. El susto le habaaflojado todos los msculos del cuerpo. Se prometa a s mismo

    NANCYELENAGALVNCONTRERAS,7AOS,

    DURANGO

    ,DGO.

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    que, si le quedaban fuerzas bastantes para volver al manantial, allse quedara, y nada lo tentara a correr el riesgo de volver a encon-trarse otra vez con Joe. Tuvo gran cuidado de no decir a Becky loque haba visto. Le dijo que slo haba gritado por probar suerte.

    Pero el hambre y la desventura acaban al fin por sobreponerse almiedo. Otra tediosa espera en el manantial y otro largo sueo tra-

    jeron cambios consigo. Los nios se despertaron torturados por unhambre rabiosa. Tom crea que ya estara en el mircoles o jueves, oquiz en el viernes o sbado, y que los que los buscaban habanabandonado la empresa. Propuso explorar otra galera. Estaba dis-puesto a afrontar el peligro de Joe el Indio y cualquier otro terror.

    Pero Becky estaba muy dbil. Se haba sumido en una mortal apa-ta y no quera salir de ella. Dijo que esperara a la muerte all don-de estaba, ya que no tardara en llegar. Tom poda explorar conla cuerda de la com