Suplemento de Centenario La Salle

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El Nuevo Diario JUEVES, 31 de octubre de 2013

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El Nuevo Diario

JUEVES, 31 de octubre de 2013

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SUPLEMENTO

SubdirectorDouglas Carcache

EditoraMaría Teresa Pérez

AnunciosGerencia de Ventas

Diseño de portadaJuan García

Diseño y DiagramaciónPedro J. Machado Ch.

Digitalización de fotosOctavio Hernández,

Impresión:

Presentación

CORTESÍA / END

Entronización de la imagen de San Juan Bautista de La Salle, el pasado 25 de octubre, en la Catedral Metropolitana de Managua. Bendice el arzobispo, Monseñor Leopoldo Brenes.

CoordinadorHno. Manuel Estrada f.s.c.

Editor

Roberto Sánchez Ramírez

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SUPLEMENTO

Festejado centenario

Hno. Manuel Estrada, f.s.c.

Todo este año ha estado salpicado de celebraciones conmemorativas por el cen-tenario del Instituto Pedagó-

gico La Salle, de Managua, y el Colegio La Salle, de León; unas han sido a nivel de ambos centros, como la inauguración, en Managua, y la clausura, en León. Otras se han programado a nivel de ambas ciudades.

La inauguración en Managua fue solemnísima, llena de fervor religioso, con una Eucaristía de Acción de Gracias, presidida por monseñor Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, y acompañado de varios sacerdotes exalumnos lasa-llistas. Se coronó con actos culturales y quema de fuegos artificiales.

En Managua y León, por separado, se realizó un congreso educativo sobre “Los retos de la nueva edu-cación”. Este evento estuvo presidido por el Hno. Álvaro Rodríguez, Superior General de los Hermanos de La Salle y, además de él, se contó con otros ponentes que son figuras destacadas en el que-hacer educativo (Dr. Carlos Tünnermann, Dr. Ernesto Medina, Hno. Oscar Azmitia y Hno. Manuel Orozco). Fi-nalizando la actividad se hizo merecido reconocimiento a Hermanos, profesores y per-sonalidades destacadas del entorno lasallista.

Celebración con arte, deporte y literatura

En el deporte dieron brillo particular al centenario las Olimpiadas Lasallistas, con participación de delega-ciones de Panamá, Guatema-la y Costa Rica; un elegante y aplaudido desfile inició el evento por las calles de la ciu-dad metropolitana de León. Las canchas del Pedagógico sirvieron de escenario para las competencias deportivas.

Por el Decreto A.N. N° 7159, la Asamblea Nacio-nal otorgó la MEDALLA DE HONOR EN ORO, A LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRIS-TIANAS, como “reconoci-miento a sus méritos como educadores y sus aportes a la educación de la niñez y juventud de Nicaragua”.

A los docentes se les rin-dió homenaje en una cena de gala en Managua; hubo com-partir muy fraterno, degusta-ción sabrosa, danza de época y merecidos reconocimientos para los destacados.

La literatura y la historia acudieron a la cita del cen-tenario con la publicación de dos libros, fruto de reco-nocidos escritores lasallistas. Francisco Javier Bautista Lara nos regaló el Origen y Centenario del Instituto Pe-dagógico; es un magnífico recorrido por el brillante y, a veces azaroso, inicio de la primera Escuela Normal de Nicaragua. El Hno. Benito Agustín Díaz, continuando su brillante labor de histo-riador lasallista, deja para la historia el libro Tres Épo-cas, Tres Nombres, La Salle

en León. En él se hace un recorrido por los momentos más significativos de lo que fueron Las Cuatro Esquinas y El Beato Salomón; y, en la más reciente actualidad, el Colegio La Salle.

Concluye el centenario, antes de su clausura, con la solemne entronización de una hermosa imagen de San Juan Bautista de La Salle, patrono de los maestros, en la Catedral metropolitana de Managua.

Tanto en Managua, como en León, quedó perpetuado el recuerdo de este cente-nario, con la instauración de dos monumentos conme-morativos; el de Managua, obsequio de los exalumnos del Instituto Pedagógico; el de León, aporte de la comu-nidad de Hermanos.

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La Salle vive en la historia nacional

Francisco Javier Bautista

El Instituto Pedagógico, primera Escuela Normal de Varones, y el Colegio en León, antes Beato Salomón, iniciaron el 16 de junio de 1913, diez años después de la llegada de la primera comunidad de Her-manos de las Escuelas Cris-tianas (cuatro franceses, dos catalanes) a León (15/11/1903), haciéndose cargo del Hospicio San Juan de Dios, obra del padre Dubón, gracias al apoyo del Dr. Zepeda y la gestión de monseñor Lezcano, en ese en-tonces Vicario de la Diócesis de Nicaragua.

Ante la contribución a la formación de los niños en el hos-

picio, a fines de 1911 se inició, por intermediación de Zepeda, ante el ministro de Hacienda, Rafael Cabrera, y el ministro de Instrucción Pública, Diego Ma-nuel Chamorro, la gestión para fundar en Managua un colegio de primera calidad con la vasta experiencia de los educadores lasallistas, quienes coincidieron durante la “restauración educati-va” impulsada por los gobiernos conservadores.

El 31 de mayo de 1912 se firmó el contrato para fundar el Instituto Pedagógico, entre el mi-nistro de Instrucción Pública y el Hno. Helión, Visitador. Quedó refrendado el mismo día por el presidente Díaz, y el 5 de julio en Bélgica por el hermano Gabriel María, superior de la Congrega-ción. Eran veinte cláusulas, en la primera expresaba el compromi-so de “fundar en Managua un Instituto de Varones con cuatro cursos de estudios profesionales para maestros normales… Di-cho Instituto tendrá anexa una Escuela Preparatoria en la cual se enseñarán los grados cuarto, quinto y sexto de primaria…”

La inestabilidad política, la guerra civil a Mena, la interven-ción norteamericana, la lucha antiimperialista de Zeledón, de-moraron la implementación del Contrato. Al “restablecerse la paz” en las elecciones (2/11/1912) con participación unilateral del partido conservador --liberales proscritos--, donde fue escogido Díaz, único candidato (asumió el 1/1/1913), se permitió retomar el proyecto del Pedagógico.

El primer núcleo religiosoEl 28 de enero fueron des-

tinados a Nicaragua los her-manos Venero Carlos --primer director--, y Argymiro Urbano, quienes junto al hermano Ar-

mando Miguel, que estaba en el hospicio, integraron el primer núcleo religioso del colegio. En 1916 la comunidad religiosa tenía catorce Hermanos, la ma-yoría franceses.

El 2 de junio iniciaron las matrículas, y el 16 los cursos con 120 alumnos en los tres grados superiores de la enseñanza primaria y 30 para el primer año de estudios normales. En 1917 egresaron los primeros 13 maestros. El 1ro. de mayo (1917), Diego Manuel Chamo-rro, Presidente de la República, refrendó otro Acuerdo con el Hno. Venero “para establecer y dirigir una Escuela Superior de Varones con personal docente… y al menos cuatro maestros gra-duados en el Pedagógico”. Los primeros que pasaron a la nueva Escuela fueron Adolfo Calero, Fulgencio Báez, Leopoldo Iba-rra y Francisco Granados.

En noviembre (1913), las comisiones especiales guberna-mentales para los “exámenes de tanteo” a los estudiantes, expresaron estar “plenamente

satisfechos”, consideraban que “los métodos de enseñanza no dejan qué desear por su base científica y desarrollo gradual”. Los evaluadores eran Modesto Barrios, Felipe Ibarra, Geróni-mo Ramírez, Trinidad Cajina y Pedro González.

El 8 de febrero de 1916, cuando el país se conmovía por la muerte

de Darío, los Hermanos presentaban en Granada, en una conferencia, mapas, cartas murales, ábacos y otros medios educativos, donde, según El Diario Nicaragüense, “el uso del método gráfico y comprensivo que es la base de su recomendable método de enseñanza” conquistó admiración general. La educación lasallista, desde sus comienzos, impactó por las innovaciones pedagógicas, el uso de gráficos y la síntesis, los medios cinematográficos, la formación integral que incorporaba el conocimiento científico y humanístico, la promoción cultural y deportiva, la

formación religiosa y ética, la reflexión, el aprender y crear. El inicio de los institutos en Managua y León (1913), aunque contó, a pesar de la política anticlerical, con autorización de Zelaya para que los Hermanos vinieran a Nicaragua (1903-1909) y después con la aceptación y subsidio conservador para instalar y desarrollar ambos colegios (1911-1929), estuvo lleno de obstáculos, sujeto a la vorágine nacional. Iniciaron durante la guerra civil e intervención militar en donde Díaz, según J.E. Arellano, representó “la consolidación de la tutela estadounidense”, por cuanto la Administración gubernamental estuvo sujeta al control político-militar extranjero hasta 1933.

Grandes innovaciones pedagógicasPrimer edificio de La Salle en 1913. Al fondo la torre de El Hormiguero.

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SUPLEMENTO

En esos primeros años, la labor de los Hermanos Cristianos no se limitó a la docencia.

Poseídos del espíritu investigativo, al Hno. Apollone Jules, cartógrafo, debemos un texto de Geografía de Nicaragua, y la elaboración, tras ocho años de recorrer el país, del primer mapa orográfico, hidrográfico, físico y político de Nicaragua, con detalles como la altura de los volcanes y montañas.

En 1953 fue declarado por el Gobierno como Mapa Oficial de Nicaragua. El Hno. Antonio Garnier coleccionó el más completo herbario del país y escribió textos de Botánica, Zoología, Filosofía, Psicología, Pedagogía, Agricultura Tropical y Zootecnia; el Hno. Argeo redactó textos de Geografía de Centroamérica e Historia de Nicaragua, y el Hno. Apolinar Edmundo un texto de

Cosmografía. Al Hno. Hildeberto María, antropólogo y arqueólogo, debemos el mejor estudio sobre el arte rupestre en Nicaragua: Estas Piedras Hablan, y libros sobre las huellas de Acahualinca y la isla de Ometepe.Los textos elaborados por los Hermanos, que integran la prestigiosa Colección La Salle, se caracterizan por su congruencia con las exigencias de la didáctica

y de la ciencia. Por muchos años fueron los textos más utilizados en la educación nicaragüense.Por su alto sentido pedagógico, la enseñanza impartida en el Instituto Pedagógico no se limita al aula sino que incluye excursiones, educación física, deportes, las academias literarias y científicas, así como la formación espiritual. Su paradigma siempre ha sido la formación integral.

La labor de los Hermanos no se limitó a las ciudades de Managua y León. También tuvieron planteles de enseñanza en Diriamba, Jinotega y Bluefields. A esto cabe agregar la Escuela Monseñor Lezcano, fundada en 1933. Actualmente son los encargados de la red de escuelas rurales de la Costa Caribe del Vicariato Apostólico de Bluefields.

Más allá de la docencia

Los Hermanos Cristianos y su vital aporte en la educación nacional

Carlos Tünnermann Bernheim1

Es difícil reseñar, dentro de los límites de un artículo, todo lo fecundo que ha sido para nuestra educación la presencia de los Her-manos de La Salle en Nicaragua.

Siguiendo el ejemplo de su fundador, San Juan Bautista de La Salle, considerado el iniciador de la moderna pedagogía, los Hermanos Cristianos, desde su arribo, consagraron sus energías a la noble tarea de renovar nuestra educación.

∗ Miembro de la Promoción “Hermano Apolinar”, 1950-1951.

Llegados en 1903, para hacer-se cargo del Hospicio San Juan de Dios, en León, sus primeros esfuerzos se dirigieron a innovar la enseñanza de los oficios. De sus talleres egresaron magníficos artesanos, como filarmónicos, tipógrafos, carpinteros, zapateros y sastres. A partir de este nivel y transformando los oficios en carreras técnicas, años después crearon el Instituto Politécnico La Salle, para formar técnicos au-tomotrices, electricistas, torneros, mecánicos y toda una gama de carreras de nivel técnico medio para servicio de la industria y las empresas. En 2008, los Hermanos fundaron en León la Universidad Tecnológica La Salle, que ofrece cuatro carreras en Ingeniería. Su Rector fundador fue el Hno. Manuel Estrada. Vemos así que el valioso aporte de los Hermanos en el campo de la educación téc-nica se ha hecho sentir en todos los niveles.

La primera Escuela NormalEn Managua, los Hermanos

de La Salle fueron llamados por

el Gobierno de entonces para hacerse cargo de organizar la primera Escuela Normal. Ellos elaboraron un plan de estudios de cuatro años, siguiendo las más avanzadas tendencias peda-gógicas de entonces. La Escuela recibió el nombre de Instituto Pedagógico, y abrió sus puertas en junio de 1913.

Al poco tiempo (1917), el pres-tigio alcanzado por el Pedagógico hizo que el Gobierno lo autorizara para otorgar también el título de bachiller, agregando un año más al plan de estudios. Ese año se gradua-ron los tres primeros bachilleres. Este año (2013) se graduará la No-nagésima segunda (92) promoción.

Distinguidos intelectuales egresaron del antiguo Pedagógico

Del antiguo Pedagógico egre-saron buen número de los mejores maestros que ha tenido el país. Algunos de ellos fueron también intelectuales distinguidos, entre los que cabe mencionar a Luis Alberto Cabrales, Adolfo Calero Orozco, Diego Manuel Sequeira, Juan Sa-

lazar, Fulgencio Báez, José Ángel Romero, Lino González, Octavio García, Humberto Solís, Ricardo Paiz Castillo, Francisco Martínez, Gilberto Moreira, Alfredo Cardoza, y muchos más.

Hno. Julio Apolonio.

Hno. Antonio Garnier.

Hno. Hildeberto María.

4,381alumnos en este curso, más la atención educativa al Vicariato Apostólico de Bluefields, esti-

mada en

14,300estudiantes. Solo el Pedagógico

La Salle, de Managua, en-tre maestros y bachilleres ha

formado

6,400egresados.

La Salle en números

Cuantitativamente, en Nica-ragua los colegios lasallistas educan a

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El “Alba literaria” del Instituto Pedagógico

Jorge Eduardo Arellano

Con motivo de los cien años del Instituto Pedagó-gico de Managua, resulta oportuno dar a conocer una obra editada en 1927. Alba literaria es su título y su contenido: una anto-logía de los alumnos y ex–alumnos formados por los hermanos de La Salle, en su mayoría franceses. José Francisco López y Carlos A. Pineda Salazar selec-cionan los textos (poemas y prosas), el intelectual

José Andrés Urtecho la prologa y se imprime en los Talleres Gráficos Pé-rez, de Managua, constan-do de 228 páginas.

En total, 35 suman los autores y 134 los textos difundidos. He aquí la nómina de los primeros: Guillermo Rothschuh Cis-neros, Edmundo Delgado, Gonzalo Escoto M., Juan M. Navas, Lisímaco Casti-llo, Diego Manuel Sequei-ra, Armando Río, Gilber-to Espinoza, Ricardo Paiz Castillo, Julián V. Zúñiga, Miguel A. Chavarría, José Ángel Rodríguez, Carlos Augusto Zapata, Pastor Valle Q., Luis Felipe Hi-dalgo, Rogerio de la Selva, Fernando Cedeño, Juan Manuel Aróstegui, Carlos A. Pineda Salazar, An-tonio Corriols, Carlos A. Collado, Guillermo Ugar-te, Julio César Solís C., José Ángel Romero Rojas, Octavio García Valery, Juan F. Salazar, León Ca-brales, José Francisco Ló-

pez, Agustín González y Moncada, Alfonso Oviedo Reyes, Napoleón Barillas, Adolfo Calero Orozco, Otto Lam Jarquín, Adolfo Fernández y Luis Alberto Cabrales.

De los enumerados, algunos llegaron a ser notables literatos (espe-cialmente Calero Orozco y Luis Alberto Cabrales), políticos (Rogerio de la Selva fue el más desta-cado), profesionales y educadores; otros tuvie-ron menos incidencias en la vida pública nacional. Pero en este impreso –hoy una rareza– queda-ron sus “primeros vuelos literarios”.

En el prólogo José Andrés Urtecho señala que “la compilación con-tiene trabajos que supe-ran en mérito artístico a muchos de las antologías citadas” –se refiere al Par-naso nicaragüense (1912) y a los Apuntes para una antología (1925); la pri-

mera de Alberto Ortiz y la segunda de Jerónimo Aguilar Cortés. Y está en lo cierto. Un ejemplo es el poema de Rothschuh Cisneros “La casa pater-na”, incluido en posterio-res antologías de la poesía nicaragüense.

En el volumen pre-dominan los poemas y, entre ellos, los sonetos, ninguno excepcional. De las prosas se des-taca una semblanza de

José Martí, elaborada por José Ángel Rodrí-guez, martiano desde entonces; y una leyenda terrígena (“La laguna misteriosa”) de Juan M. Navas. Las demás carecen de importancia actual.

De todas las composi-ciones en versos, las más valiosas son las de Luis Alberto Cabrales, repre-sentado con el mayor nú-mero de poemas: 11 (dos

de ellos en francés: A l´ amour de la lampe” y “Jardín Lointian”), cifra compartida por Octavio García Valery. Les sigue Rogelio de la Selva con 9 y Guillermo Rothschuh Cisneros con 8.

El entusiasmado es-fuerzo compilatorio de López y Pineda Salazar lo dedican primero a Rubén Darío en el un-décimo aniversario de su muerte, luego a los Re-verendos Hermanos de las Escuelas Cristianas (“humildes sembradores del bien”) y después a dos caballeros capitali-nos: Francisco Reñazco y Alcibíades Fuentes.

Tal es, a grandes rasgos, esa curiosidad bibliográfica que en su momento dio cuenta de la labor creativa, en el ámbito literario, de los primeros egresados del Instituto Pedagógico de Managua a catorce años de su fundación.

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Luis Alberto Cabrales.ARCHIVO / END

Adolfo Calero Orozco

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SUPLEMENTOSUPLEMENTO

León quiere celebrar otro centenario

Hno. BenitoAgustín Díaz López

León también está de fiesta. Es el centenario de la escuela iniciada por los Hermanos el 2 de junio de 1913, en el barrio Zaragoza. Las puertas de las “Cuatro Esquinas” se abrieron a una multitud de niños, muchos de ellos marcados por la pobre-za.

Los leoneses pronto tu-vieron conciencia de que la nueva escuela era diferente. Descubrieron que, además de luz, esa antorcha era para sus hijos, hogar y templo, porque allí aprendían a rezar y a sentir el cariño que des-cubrían a través de la entrega y preocupación de sus men-tores. Un destacado ciuda-dano, en nombre de muchos padres de familia, escribió al señor ministro agradeciéndo-le los inmensos beneficios de la nueva escuela.

Con los años, aquella escuela va ensanchando espacios,porque son muchos los que llaman a sus puertas. La gratuidad y la calidad de la enseñanza mueven a los leoneses a inscribirse en ella. Colegios de pago vieron disminuida su población es-colar, porque, al parecer, la de Las Cuatro Esquinas, era mejor.

Los vientos políticos que azotaron a Nicaragua en el

año 1929 lograron cerrar las puertas de la escuela, pero no pudieron apagar la antorcha. Negada la subvención del Estado, la ciudadanía pidió que los Hermanos siguieran formando a sus hijos. Lo que había sido escuela, abierta a todos, se transformó en el Colegio Beato Salomón.

El nuevo colegio se abría paso entre múltiples dificultades. En sus días de gloria estuvo como la mejor primaria del país. Terminado el sexto grado, los alumnos se veían obligados a aban-donar su Colegio tan querido para buscar espacios en otros ambientes, donde ponían de manifiesto la sólida prepara-ción recibida. Una profunda transformación, reclamada por todos, era necesaria.

En 1956, se estableció la secundaria. La primera promoción fue celebrada en el auditorio de la Universi-dad. En 1963, con motivo del cincuentenario de la escuela, se inició la construcción del actual Colegio La Salle. Desde que el Hno. Gabriel Cassien abrió las puertas de la primera escuela, hasta el Hno. Oscar Aguilar, que pre-side estas celebraciones, han pasado cien años.

Grandes figurasA lo largo de estas dé-

cadas, por estos lares han pasado muchos Hermanos y profesores con distinto nombre, pero con la idén-tica misión de educar cris-tianamente a la juventud, según el deseo expreso del Señor de La Salle. Los formados en nuestras aulas han llenado los estamentos de la sociedad, en la Jerar-quía de la Iglesia, destacan Mons. Calderón y Padilla y Mons. Pablo Antonio Vega; en la silla presidencial se sentó el Dr. René Schick que, pobre y necesitado pasó por estas aulas. Deja-mos sin nombrar a sacerdo-tes, religiosos, distinguidos profesionales, honrados ciudadanos y destacados padres de familia, que son honra y prez de la iglesia y de la patria.

En este centenario esperamos que esta an-torcha, alimentada con la mística lasallista de Hermanos nicaragüenses siga inundando de luz los caminos de las futuras generaciones que aquí lle-guen. Por estos cien años, Gracias sean dadas al Da-dor de todo bien.

CORTESÍA / END

Colegio La Salle de León.

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SUPLEMENTO

El honor de ser lasallista Exalumnos 2012,Promoción XCI

Haber estudiado en un colegio como el Instituto Pedagógico “La Salle” es un honor. Para muchos es más que un centro de aprendizaje, es un hogar donde se llega a convivir con muchas personalida-des diferentes, a pesar de que no siempre se logra conocer a todas las perso-nas con las que se estudia, de una manera u otra lle-gamos a formar una gran familia, a la cual siempre se le recuerda con mucho cariño.

Desde muy pequeños nos guían en el camino del saber, no solamente educan, sino que te forman con valores, principios y ganas de superación. Una de las herramientas que te proveen es la enseñanza de valores de fe, fraternidad y servicio, los cuales te abren

muchas puertas y te llenan de satisfacción porque te complementan como per-sonas.

Podemos interactuar con un sinnúmero de per-sonas sin importar la edad etnia, nacionalidad, géne-ro, etc. Formamos lazos de unión, cariño, simpatía, comprensión y amistad, en algunos casos se dispersan pero otros logran forta-lecerse y dura casi toda la vida. Algunos logran ser nuestros más grandes tesoros y los llegamos a considerar como nuestros hermanos.

En el transcurso de los años de formación obte-nemos el aprendizaje de diferentes destrezas que nos llena de motivación para mejorar en cada mo-mento y para aportar a la sociedad. La participación que algunos tuvimos en diferentes actividades como en servicio social,

misioneros, pastoral, etc. nos dan otra perspectiva de nuestro alrededor, que muchas veces ignoramos; logrando así enfatizar por qué debemos ser el cambio que queremos ver.

De igual manera las diferentes disciplinas que practicamos a lo largo de todo nuestro caminar, brindan maneras de poder interactuar en el trans-curso de nuestras vidas. Aprendemos a compartir

y a llevarnos bien, a unir-nos y trabajar en equipo, a aprender a triunfar y a perder. ¿Cómo no recor-dar el apoyo brindado a nuestros compañeros que se involucraban en bailes, cantos, deportes? Que sus victorias eran como nues-tras, sus fracasos también, porque la unión que se formó nos hace creer en lo bueno de cada uno y de saber sobrellevar lo malo.

Asimismo, se llega a re-cordar a todos los hermanos, padres, profesores, personal administrativo y de mante-nimiento que siempre están para nosotros, brindándonos cariño, palabras de aliento, impulsos para seguir adelan-te, cuidándonos y compren-diéndonos, que en muchos casos tocaron nuestro co-razón y están en ellos como personas muy especiales que han marcado nuestras vidas.

Todos los momentos vividos en el colegio La Salle nunca se podrán olvidar, todas esas me-morias llenas de locuras, entusiasmo y tristezas, forman parte de nuestro creer. Verdaderas amis-tades, muchos valores, ciencias y virtudes apren-didas nos llenan como personas. La Salle es una gran familia cuyos lazos perduran para siempre.

A la izquierda acto inicial de la celebración del Primer Centenario de la fundación de los colegios de Managua y León. A la derecha el Hermano Alvaro Rodríguez, Superior General de los Hermanos de La Salle.