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    Michel Serres

    Atlas

    CTEDRATEOREMA

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    Para Abdelwahed Ibrahimien recuerdo de Itzer, en el Atlas

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    Leyenda para leer fcilmenteeste atlas

    Sin un plano, cmo recorrer la ciudad? Nos hemos extraviadoen la montaa o en el mar, a veces incluso en la carretera, sin gua.Dnde estamos y qu hacemos? S, por dnde ir para ir a dnde?

    Coleccin de mapas tiles para localizar nuestros

    movimientos, un atlas nos ayuda a responder a estas cuestiones delugar. Si nos hemos perdido, nos encontramos gracias a l.

    El nuevo mundo

    Por qu las pginas y lminas del atlas que viene acontinuacin?

    Ahora todo cambia: las ciencias, sus mtodos y sus inventos, laforma de transformar las cosas; las tcnicas. es decir, el trabajo, suorganizacin y el vnculo social que presupone o destruye; la familiay las escuelas, las oficinas y las fbricas, el campo y la ciudad, lasnaciones y la poltica, el hbitat y los viajes, las fronteras, la riquezay la miseria, la forma de hacer nios y de educarlos, la de hacer laguerra y la de exterminarse, la violencia, el derecho, la muerte, losespectculos... Dnde vamos a vivir? Con quin? Cmo ganamosla vida? A dnde emigrar? Qu saber, qu aprender, qu ensear,qu hacer? Cmo comportarse?

    En suma, cmo encontrar puntos de referencia en el mundo,global, que se est alzando y parece sustituir al antiguo, bienclasificado en espacios diversos? El propio espacio cambia y exigeotros mapamundis.

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    Los espacios virtuales

    Entre estas transformaciones, una de las ms importantes serefiere, precisamente, a nuestras casas y a nuestros desplazamientos:

    la forma de habitar. Despus de nacer, patticamente unidos a unatierra local, heridos para siempre al alejarnos de sus amores, sinembargo fuimos felices al pasar, no hace tanto, por ochenta lugares,dando a veces, la vuelta al mundo. Visitbamos las salas de unantiguo museo?

    Al viajar de forma diferente, ya no vivimos, efectivamente, dela misma forma. Hace algn tiempo que hablamos por telfono conlos confines de la Tierra; las imgenes que llegan de all nos han

    dejado de sorprender; separados por mil leguas, podemos reunirnosen una videoconferencia incluso trabajar juntos. Nos desplazamossin movemos un solo paso, Dnde se celebra esta conversacin?En Pars, en nuestra habitacin? En Florencia, desde donderesponde el amigo? En algn lugar intermedio? No. En un lugarvirtual. Las antiguas cuestiones de lugar: dnde hablamos t y yo,

    por donde pasan nuestros mensajes parecen disolverse ydesparramarse, como si un nuevo tiempo organizara un espaciodiferente. En l, el ser se expande,

    Disolviendo las antiguas fronteras, el mundo virtual de lacomunicacin conquista nuevas tierras: se suma a losdesplazamientos y a menudo los sustituye. Las pginas del antiguoatlas de geografa se prolongan en redes que se burlan de las orillas,de las aduanas, de los obstculos, naturales o histricos, cuyacomplejidad dibujaban no hace tanto los fieles mapas; el paso de losmensajes supera las rutas de peregrinacin. Al igual que las cienciasy las tcnicas se ocupan ms de lo posible que de la realidad, as

    nuestros transportes y nuestros encuentros, nuestros hbitats se vanhaciendo ms virtuales que reales, Podremos morar en estasvirtualidades?

    Pensndolo bien, acaso no instalamos en ellas nuestramorada, en nuestra cabeza y en nuestros sueos, desde el alba de lahumanidad? Por una lenta recuperacin del equilibrio, las novedades

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    ms extraas se anclan en costumbres milenarias que no habamospercibido. Este libro describe unas y otras, porque nos adaptamosmaravillosamente a tcnicas extraas si se remiten a un mundoconocido,

    Este atlas proyecta, uno sobre otro, el viejo mundo y el nuevo.

    Saber y aprender

    Entre estas transformaciones, hay otra, igualmente importante,relativa al saber y a la forma de adquirirlo: se desplazar haciaaquellos que, no hace tanto, viajaban hacia l. Concentrado en las

    escuelas, las bibliotecas, los laboratorios, los campus... educado,encantado quiz, esperaba que los escolares, los lectores, losinvestigadores o los estudiantes se precipitasen hacia l, con granesfuerzo. Estas distancias se han reducido y ahora aprenderemos porradio, mensajes digitales y fax... tanto como en institucionesestables, slidamente construidas. Esperanza: en lugar de forzarnos aerrar en su busca, vendr la ciencia hacia nosotros,democrticamente? No corris hacia los centros, el saber est ah, enforma de voz, de imgenes, de esquemas y de mapas.

    Ya no hay que contestar a la pregunta dnde ir?, sino a estaotra. Dnde ests? Porque nos podemos encontrar en la biblioteca,en el laboratorio, en la Academia incluso, leyendo libros ymapamundis, unidos a las fuentes de la ciencia por un espaciovirtual; quiz incluso, la sensacin de estar all sentados predominasobre la de quedarse en una silla, en casa. Bastarn estos canales?Sustituirn alguna vez a la presencia viva del maestro, encamacinamada del saber? Y sin embargo, por muy presente que est al

    entregarse, ense alguna vez el cuerpo docente algo que no fueravirtual, nombres y mundos del ms all? Entramos en una nuevadisputa entre los Antiguos y los Modernos o mezclaremos el viejomundo con el nuevo?

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    Cuando cambia la ciencia, el aprendizaje se transforma:cuando los canales de enseanza cambian, el saber se transforma; ylas instituciones le van a la zaga. Cmo se mezclan las nuevas,virtuales, con las antiguas? Qu plano nico podemos trazar?

    Los preceptores y la geografa

    En cada cambio de esta importancia habl un preceptor. En loscomienzos de nuestra historia occidental, Homero asumi este papelde iniciador, relatando el deambular y los naufragios de un marinode cabotaje osado y astuto con el que su mujer se reuna, en sueos,

    da y noche, tejiendo y destejiendo en su telar el mapa de los viajesde su marido marinero. El amante y la amante haban dejado deestar presentes! Mientras que el primero navegaba por el mar real, amenudo sin cartografiar, la segunda soaba en el espacio virtual dela red que iba urdiendo, Penlope urda, en el telar, el atlas queUlises atravesaba, a remo o a vela, y que Homero cantaba, con la lirao con la ctara, La pedagoga de los nios griegos les ense, de unasola vez, los tres gestos.

    Delante o detrs de nuestros conocimientos y de nuestrossueos, los Viajes Extraordinarios de Julio Verne desempearon enun momento dado el papel de la antigua Odisea, grabando lospaisajes y los mapas del mundo como Le Tour de la France pardeux enfants dibuj los de nuestro pas. As fue como Julio Verneacompa a Jules Ferry. Quin, en aquellos tiempos y muchotiempo despus, no ha ojeado pgina a pgina su inmenso atlas y,virtualmente, no ha corrido tras lo conocido y lo desconocido de lastierras o de las ciencias, islas misteriosas pero ms que reales?

    Por qu estas obras preceptoras? Porque la transmisin de unsaber y de las experiencias y viajes de una vida no consistenicamente en ensearlos punto por punto y un lugar tras otro, sinoque estos lugares, triviales, deben acoplarse todos juntos en unavisin global, que encama la cultura como un imn atrae a lasvirutas de hierro para asociarlas en un dibujo, tan radiante como una

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    aurora boreal: viajaremos en lo sucesivo sobre los planos y mapasdel espacio visitado por estos predecesores.

    Dnde leer esta visin global? Sobre lo que forma la matriz,el continente o el soporte de todo saber: s, el mundo, cuya geografa

    expresa un conocimiento de fondo.

    Los hechizos del mundo

    Lo que la Odisea hizo con el Mediterrneo, o el viaje de los dosnios hizo con Francia, los Viajes Extraordinarios de Julio Verne lorealizaron con la Tierra y su entorno planetario. En total, estos

    relatos dan a cada poca su mundo la traen al mundo s como unamadre trae al mundo a su hijo, Hechizan la geografa, sus mapas ysus paisajes, con su entusiasmo, para construir, con un optimismoreflexivo y mesurado maternal, el universo, antiguo y nuevo de losadultos nios. Estos maestros, a quienes debimos la vida y lainteligencia, nos mostraron tambin la belleza del mundo.

    Singularidad de nuestro siglo, las redes de comunicacin hacenrealidad los espacios virtuales que en otros tiempos estuvieronreservados a los sueos y a las representaciones: mundo enconstruccin en el que, deslocalizados, localizamos y desplazamos,espacio menos alejado de lo que se piensa del antiguo territorio, yaque no hace mucho tiempo, los que permanecan apegados a la tierravivan en lo virtual tanto como nosotros, aunque sin tecnologasadaptadas. Este nuevo mundo, simplemente despegado, virtualmenteglobal, exige un mismo entusiasmo, sabio y comedido, el mismooptimismo positivo y el mismo sentido de la belleza, sin la queningn aprendizaje puede ser eficaz. Efectivamente no importa el

    contenido que se transmita si se transmite en la fealdad; sloquedar esta ltima y el contenido se desvanecer, dando paso a laviolencia; si damos a luz en la belleza, la transmisin funcionar, elcontenido permanecer y esta exigencia hermosa, al propagarse,permitir vivir a todos a su alrededor. Es lo que yo entiendo porhechizo.

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    Y las redes nos hechizan, pero como drogas. Desde que Esopo, viejofabulista, dijo que la lengua es de todas las cosas la peor y la mejor,es una evidencia palmaria observar, tras l, que todo medio decomunicacin, palabra o escritura hace poco o mucho tiempo, y

    canales, se transforma ahora en veneno o antdoto, es indiferente. Yas tenemos dos hechizos. Curmonos de lo que mata. No, nada hacambiado.

    El viejo y el nuevo mundo, mezclados

    Todo cambia, pero nada. cambia. Enterrados en el arcasmo

    como mnimo hasta los hombros y en las tres cuartas partes denuestras acciones; apegados a los poderes y a la jerarqua, comobabuinos o termitas; sedientos de la sangre de nuestros semejantes,en la mayor parte de los espectculos, como vampiros; movidos porla pasin de la pertenencia a amamos los unos a los unos, conexclusin de los otros, como especies animales; llevando sobrenuestros hombros el peso de la historia, para lo peor y para lo mejor,nos da miedo el ms mnimo tomo de evolucin... cmo hemospodido decir que todo cambia?

    En lugar de llorar por un mundo perdido o anunciar con granestruendo publicitario la asombrosa novedad de lo que nos llega,nuestros verdaderos maestros, Penlopes a su modo, siemprecosieron la paciencia antigua a las impaciencias nuevas, tejieronsobre la trama perenne del universo inmemorial y cargado cadenascontemporneas ms ligeras, pegaron las pginas del atlas delmomento sobre los cartones del arcaico. Los planos, losmapamundis, los mapas que siguen, cosen, es decir, tejen, anudan,

    dibujan estos arabescos y estas prolongaciones; mezclan y anieganla memoria en el alba o, para hablar sin profundidad ni gracia, lacultura en la tcnica. Nada cambia pero todo cambia.

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    Otra slida costura: Razn y existencia

    Ahora llegamos a la cuestin fundamental de todo atlas: dequ hay que trazar un mapa? Respuesta evidente: de los seres, los

    cuerpos las cosas... que no se pueden concebir de otra forma. Porqu no dibujamos nunca, efectivamente, las rbitas de los planetas,por ejemplo? Porque una ley universal predice sus posiciones; dequ nos servira un mapa de carreteras en caso de movimientos y desituaciones previsibles? Basta deducirlos de su ley. Sin embargo,ninguna regla prescribe el dibujo de las costas, el relieve de lospaisajes, el plano del pueblo en el que nacimos, el perfil de la narizni la huella del pulgar... Se trata de singularidades, identidades,

    individuos, infinitamente alejados de toda ley; se trata de laexistencia, decan los filsofos, y no de la razn.As pues las simulaciones que llamamos retratos,

    reproducciones o representaciones pasaron, durante mucho tiempo,por atrasados ante principios ausentes o imposibles de encontrar. Porbuenas razones, las ciencias duras, y a veces incluso las humanas,por razones no tan buenas, colmaron de desprecio a los gegrafos, alos anatomistas, a los urbanistas... burlndose de la distancia entre laverdadera geometra, la demostrativa, y la que se practicaba sobre unsolar, tierra de nadie. La ley rigurosa es la mejor de las memorias,sin carga, es decir, ligera, cuando hay que levantar, y despusconservar, un trazado para conservar el recuerdo, tan pesado, de lassingularidades.

    Los mtodos algortmicos, antiguos ya que datan de losbabilonios, pero nuevos desde los ordenadores, cosen tambin dosmundos y dos pocas, presiden las tecnologas de simulacin, que seaproximan a la existencia con una proximidad exquisita. Sugieren a

    veces nuevos caminos para pasar de lo local a lo global, cuyafiabilidad no sospechaba la razn clsica, directamente preocupadapor lo abstracto, luminosamente global. Como proceden losalgoritmos, en el sentido absoluto de la palabra, es decir,describiendo procesos, mtodos a travs de conjuntos de caminos, surazn puede llamarse cartogrfica. Al proceder paso a paso, pero a la

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    velocidad de la luz, la simulacin recupera lo que nosotrosllambamos razn.

    Leccin del nuevo atlas: esta geografa nueva puedecompararse con las ms duras de las ciencias antiguas; y como la

    filosofa imitaba a estas ltimas, ah la tenemos, repentinamenteenvejecida!

    ltima costura: entre utopa y tragedia

    Negro y blanco, ya lo vern, los mapas o planos que siguenproyectan a veces islas bienaventuradas, pero tambin un infierno

    inminente. Utopa o tragedia? Una u otra, segn decida nuestravoluntad. Este atlas cose y teje esperanzas y angustias, un mundomestizo que, tembloroso, duda entre la violencia destructora y lacultura inventiva, la guerra perenne y la paz perpetua, la miseria, lahambruna y los festines compartidos, la formacin y la ignorancia,el asesinato y el amor... Nuestros medios, casi todopoderosos, yaque construyen un universo, nos prometen, en suma las dos cosas.De estas pginas terribles, de estas promesas positivas, culespodis leer en primer lugar?

    Durante un incendio forestal, el fuego y sus llamas, el crimende los pirmanos, el herosmo de los bomberos, la tcnicavanguardista de los helicpteros portadores de agua nos fascinan;quin habla de los que plantan los rboles? La medicina preventivano puede salir a la luz, ya que, al preparar el silencio de la salud, sesepulta en el olvido doble de lo normal y del pasado que lo prepar.Las noticias positivas son ilegibles, mientras que el espectculo,

    para aparentar mejor, exige lo negativo. Cuando prepara el saber y lapaz, el dinamismo engendrador de los preceptores no se ve. Porqu? Porque por el contrario, slo llaman nuestra atencin loshombres y las palabras que abren o reparan los dramas de guerra;mantienen a raya los horrores representados.

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    A lo que se percibe de forma deslumbrante, tanto la filosofacomo el lenguaje popular le dan el nombre de fenmeno; la cienciaque lleva el nombre pomposo de fenomenologa demuestra pues quetodo pasa por el trabajo en negativo: y esto quiere decir,

    simplemente, que la sangre y las lgrimas garantizan el espectculo.Al exhibir habitualmente su poder y su gloria mundial mediante lasimgenes de la destruccin, el nuevo teatro virtual de lascomunicaciones trgico para infundir terror o para despertar piedad,crtico al poner en escena tantos tribunales y procesos, rezumaprofusamente crmenes y asesinatos, perpetrados o reparados,acciones humanitarias y crmenes contra la humanidad: nosconvence de este modo del trabajo en negativo cuando nos

    ocupamos de su espectculo.Fuera de lo fenomnico, la construccin real de un nuevouniverso, aunque sea virtual, exige el pudor tcito de los trabajospreventivos. Consagremos nuestra atencin a las crisis y a losvendajes de lo patolgico, pero sobre todo preparemos el futuro conla enseanza preventiva y la paz con la sabidura. Para noresignamos alegremente a convertir a nuestros hijos en asesinos,levantamos casas y trazamos caminos.

    En primer lugar, cmo orientarse en este viaje que empieza?

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    Prolongaciones

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    Dnde?

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    Espacio global

    Dos paisajes vecinos

    Nac en el centro de una llanura aluvial, en Francia, donde,benfico y peligroso, un ro, irregularmente, riega o inunda su valle,plantado de manzanos, melocotoneros, cerezos de diez especies, alas que se acercan poco a poco los ciruelos, desde las primerasestribaciones de las colinas.

    Cuando llega la primavera, una floracin superabundanteenvuelve los troncos sombros y cubre la hierba naciente y el sueloolvidado, de modo que a tres metros del suelo, el universo levita derosa, amarillo plido y crema, colores suaves y tiernos bajo un cielopastel; por el firmamento anegado, lo de arriba cede, lo de abajo seencoge, invisible y oculto, el fondo se diluye en una claridadhmeda, del mundo slo queda un intermedio floral. La anglicaligereza de este jardn suspendido cuya ascensin dura largos dasme ense, siendo nio, la belleza serena. Confieso no haber vueltoa encontrar, en mis viajes, el humilde xtasis de mi llanura

    primaveral, hasta el da en que un comienzo de ao me sorprendi,entre hermanos extticos, en medio de la floracin celeste de losciruelos rosa plido, las camelias y melocotoneros rojos, las glicinasvioleta o malva, los cerezos blancos, las azaleas multicolores...conjunto en levitacin, por las islas del Japn.

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    Nacidos en los dos extremos respectivos de la Tierra boreal,nos acercan no obstante las flores, entre los vstagos de abril que, deforma natural, ensearon a los dos pueblos que la belleza se eleva,entrelazada con el ramaje, entre las nubes y las labores, en pleno

    viento, y que nuestra alma comn: nfima, sutil, menuda,imponderable, area flotante, la acompaa en su vuelo. Siendoajenos, una misma estacin, nebulosa, nos acerca y quiz nosidentifica.

    Estos son, para empezar, dos ramilletes de estilo libre, comoslo los japoneses los saben componer.

    Entre lo cercano y lo lejano,un espacio en blanco

    Ocurre a menudo, para seguir con este ejemplo, que entreFrancia y Japn el camino sea recto. No obstante, el trnsito, fcil yrpido, cuando traduce la paleta coloreada de un ramo decromatismo parejo, oculta una sutileza.

    Esta es: cuando un valiente nadador cruza un ro ancho o unestrecho azotado por el viento, el itinerario de su viaje se divide entres partes. Durante todo el tiempo que no pierde de vista la orilla departida o descubre la de llegada, sigue habitando en su morada deorigen o en la meta de sus deseos; en otras palabras, francs aqu o

    japons all. Ahora bien, en la mitad de su recorrido llega unmomento, decisivo y pattico, en el que a igual distancia de ambasorillas al cruzar, durante un tiempo ms o menos largo, una granfranja neutra o blanca, ya no pertenece ni a una ni a otra, y quizpuede llegar a ser de una y de otra a la vez. Inquieto, suspendido,

    como en equilibrio en su movimiento, reconoce un espacioinexplorado, ausente de todos los mapas y que no describi atlas niviajero alguno.

    Su buena voluntad de traducir pasa por el fundido encadenadode la transicin que designa, en lengua francesa, la preposicinentre, se extiende a lo largo de un eje o se sumerge en una extraa

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    esclusa alrededor de los cuales deben girar las diferencias delmundo. Y como cada una de ellas vierte su color en este centro,indiferenciado, por el que todos pasamos para acceder a todos, losadiciona todos en una transparencia plida, ya que el blanco

    contiene, en suma y en realidad, todos los colores del arco iris: estaincandescencia lo hace invisible.

    En este pasillo neutro y mixto, el barquero o el que pasamezcle quiz en l, repentinamente mudado en mestizo o neutro, dosnaturalezas, dos idiomas, dos gestualidades hasta disolverse yperderse. Si su vida lo hizo errar en muchos brazos de mar, sucuerpo y su espritu han aprendido y mezclado tantas culturasdiversas que consigui, en l y sobre l, la blancura inmaculada de

    este lugar mismo?Este espacio neutro o translcido, esta blancura entre dosramilletes multicolores, que todos experimentamos a ciegas ennuestra labor cuando consagramos nuestras vidas y nuestrasvoluntades positivas a los intercambios, a los mensajes y a lasrelaciones cmo es posible que ni los antroplogos, ni losgegrafos, ni mucho menos los tcnicos de la comunicacin hayanconfesado jams en sus libros o mapas haberlo reconocido, niatravesado, ni siquiera como propileos de su iniciacin?

    Este espacio de los trnsitos, transparente y arcaicamenteconocido por los errantes, inmemorial como el desierto que seatraviesa antes de todo descubrimiento, no es precisamente el quepoblamos con nuestras redes y el que habitamos cuando hablamosde un extremo a otro del mundo?

    Dibujos o patrones de moda

    Nueva dificultad: solemos padecer la imposibilidad banal detraducir a un idioma los usos singulares del otro pas o del otroidioma, por una va directa: la ruta no siempre va en lnea recta de laprimavera a la primavera, o de un ciruelo a otro, dentro de la mismagama cromtica. El trnsito o el intercambio deben descubrir

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    entonces caminos tortuosos o paradjicos, pasillos cuyo trayectooblicuo no siempre sigue la identidad exacta de las cosas. A falta depoder como parar un paralelo, que no existe, intentamos un cruceincomparable. Entonces, lo diferente ilumina a lo semejante, o lo

    lejano a lo cercano.

    Maravilla! El abigarramiento magnfico de los quimonos demltiple despliegue sobre el cuerpo andrgino de rostro de albayaldeme procur en otro tiempo un placer tan violento de los sentidos, yarrebat mi alma en una elevacin tan fulminante, que me hizocomprender repentinamente, imprevisiblemente, de la liturgiacatlica, los fastos que mi infancia encontraba tan complicados: el

    celebrante revesta casullas, dalmticas, estolas, manpulos,sobrepellices, albas, amitos... accesorios infinitos cuyo vocabulariofrondoso designaba ropajes de formas y colores variables,dependiendo del tiempo de las festividades y del santoral, al hilo dela penitencia violeta por los pecados cometidos, la alegra roja, eltriunfo blanco y dorado, el negro del luto funerario y la esperanzaverde.

    Para hombres y mujeres, y estas ltimas solteras o casadas, deacuerdo con el tiempo, la edad y la estacin, fiestas y ceremonias ocotidianeidad domstica, maana y noche, los quimonos cambiantambin de forma, de tamao, de material, de accesorios, de coloresy de impresiones en tal explosin caleidoscpica, sensorial eidiomtica, que el deslumbramiento que produce, intraducible,aturde al extranjero que slo puede repetir los mismos trminos oimitar los gestos. Con qu palabras, ausentes de su idioma, lopodra traducir?

    Para comprender, cambiemos, incluso en nuestro territorio, de

    horizonte y de lugar, pasemos de la mujer al sacerdote o de la ciudada la iglesia: entonces aparece una extraa similitud, el mismoabanico variado, desplegado de la misma forma con la poca del aoo la estacin, las circunstancias, las intenciones y los sentimientos,acogida familiar o respeto formal, alegra o luto. Los contrasentidosque se entrecruzan aportan ms verdad.

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    -Qu tontera brbara es la tuya, me deca entonces un doble, ami derecha, de haber esperado tanto tiempo y haberte expatriado tanlejos para descubrir, con los ojos abiertos, cien maravillas que nocomprendas de cerca o criticabas ferozmente al encontrarlas

    ridculas!-Estpido, pretencioso, replicaba muy cerca de m un gemelo

    imaginario, a mi izquierda, crtico e inteligente, sin tu infancia demonaguillo, entre rganos y vapores de incienso, hubieras percibidonunca el deslumbramiento mstico que emanan los quimonos?

    No, lo semejante ilumina a lo diferente, y lo cercano a lolejano!

    Un intercambiador en el mapa de carreteras

    Salgamos pues del camino recto: cuando queremos cambiar dedireccin, en una autopista, salimos por un intercambiador. Enforma de trbol de varias hojas, de curvatura de raqueta, dearabescos de hilos anudados, sus virajes de rosetn haran que lacabeza nos diera vueltas, de modo que, si no hubiera panelesindicadores, perderamos nuestra ruta inicial sin encontrar la quebuscbamos Quiere ir a la izquierda? Gire a la derecha! Acabo dellamar a esto contrasentido. Suele ser as en las matemticas, donde,para obtener un invariante hay que obtener variaciones sutiles y amenudo entrecruzadas en puntos diversos: entonces, oh maravilla!la suma de las variadas torsiones de detalle desemboca en laconstancia global y recta.

    Inmvil y animando movimientos de rotacin, el tiovivo ocarrusel del intercambiador, no tiene ningn sentido o tiene todos

    los sentidos? En l y por l elegimos uno entre otros posibles. Haceun momento, el blanco sumaba todos los colores, entre dosramilletes; ahora, un ramillete de curvas, aparece, precisamente,visto de cerca, en el mismo lugar, desde el que podemos, girando,salir en otras direcciones: todas? Maravillosamente denominado,el intercambiador desemboca en lo universal?

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    Herramientas del intercambio o del trnsito

    Doblemente extrao, el trnsito del intercambio, y qu difcilde cartografiar! Cmo vamos de lo semejante a lo diferente o de lo

    diferente a lo semejante? Cmo prolongar hacia la lejana loscaminos de nuestros viajes? Cruzando por un punto central: franjablanca en el eje del agua, y ahora torniquete en el que el sentido setuerce y retuerce; una argucia impone el desvo, una curva, unadesviacin que parecen prestarse en un principio a confusin aqu acaballo entre lo profano y lo sagrado, pero de la que la verdadprofunda no puede prescindir. All se miden exactamente lasdistancias y las diferencias, al mismo tiempo que se dibuja un

    camino que las une, a veces en forma de bucle.Cmo cartografiar esos mares desconocidos que alejan yacercan las tierras habitadas, y cuya representacin no figura enmapa alguno? Esta franja, este espacio en blanco, lugar tercero deutopa entre aqu, el Japn, y Francia, all, intercambiador o esclusaentre toda diferencia, dmosle el nombre inmenso de universo,trmino universal que quiere decir que todas las cosas desembocan odan vueltas alrededor de una unidad, cuyo secreto transparente sedesliza y se insina a travs de sus diferenciaciones.

    Quines somos, cuando pasamos por este intercambiador oeste nudo de carreteras? Intercambiadores vivos ramilletes desentido. Como ngeles portadores de mensajes, deberamosvestirnos todos con quimonos blancos, conjuncin universal de losdistintos colores.

    Un tercer hombre en el lugar tercero

    En este espacio mediano se alza, efectivamente, transparente,invisible, el fantasma de un tercer hombre, que conecta elintercambio entre lo semejante y lo diferente, que abrevia el trnsitoentre lo cercano y lo lejano, cuyo cuerpo cruzado o disueltoencadena los extremos opuestos de las diferencias o las transiciones

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    similares de las identidades. Mejor que describirlo o definirlo,quiero llegar a serlo, viajero que explora y reconoce, entre dosespacios alejados, este lugar tercero.

    Admiro la policroma de las primaveras japonesas por haber

    vivido sumergido en aquellas, menos fastuosas, de mi infancia,comprendo la dulzura del valle que me vio nacer por haber amadolas primaveras japonesas; en mi cuerpo, ahora se mezclan dosestaciones, cuyos tonos de rosa y crema presentan una cara hacia elEste y una cruz hacia el Oeste, como una misma moneda de oro: micarne y mi espritu habitan el metal transmutado de esta piezadoblemente acuada. Al dar vueltas al quimono o a la casulla, dedelante hacia atrs o de abajo a arriba, ya no s cul es el pao que

    muestro y el que oculto, ya que, por este pudor o vergenza que, a lainversa de muchos pueblos, compartimos, el dobladillo ocultoesconde a veces ms lujo y belleza que la cara evidente.

    Hacia el universo

    Estas imgenes visibles y singulares de tejidos, de flores,sirven de rampa de acceso a un universo invisible y virtual. Entre losemejante y lo diferente, lo lejano y lo cercano, lo experimentamosen nuestros transportes, existe un tercer lugar universal: inmensomundo transparente por el que circulan los intercambios, eje oespacio blanco en el que la distancia suprime su alcance gracias alvnculo, en el que los movimientos parecen en reposo, nudo de hilos,intercambiador de carreteras, vacilacin antes de traducir, momentosuspendido de los cambios de fase, mezcla aleacin mestizaje... estemundo forja el metal, urde el tejido, alimenta la carne de la

    humanidad en su conjunto y su esencia, como si el hombre engeneral se situase en la interseccin de todas las culturas, entre todoslos humanos. No sueo con este mundo, transito realmente por suvolumen blanco, no pienso en este hombre, su omnivalencia se hafundido en m desde hace tiempo, y ahora sus labios abiertos y suboca inquieta jadeen quiz hacia ese soplo cuyo aliento nos dicta un

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    idioma universal. Hasta ahora relegado al silencio o a los gritoscaros de msicas desgarradoras, describe el itinerario que precedeal encuentro entre dos idiomas? Qu cultura ausente y blancaconstruye la separacin y despus el contacto entre dos culturas

    cromticas?Dnde reina la primavera esencial y nica, dos de cuyas

    versiones pinta la doble estacin, aquitana y japonesa? Qumodisto inimaginable trabaja y corta, en qu taller, qu ropajetranslcido y maravilloso, cuyo corte y cada hacen pender o flotarlas casullas y los quimonos? En ese lugar utpico, qu artistainencontrable habla el idioma ignorado con el que se puede escribireste atlas?

    Lo universal en el planodel parque de Katsura

    Asombro y maravilla: he encontrado ese lugar; visitmoslojuntos antes de escuchar, en su silencio musical, el idioma blancodel intercambio. S, la utopa es un parque; aqu est su plano.

    Imperceptiblemente talladas, las piedras inertes de unaconstruccin posible se diseminan por el jardn en el que cada casaest construida en madera viva. La vivienda no separa un dentro yun fuera, el parque no disocia nunca las plantaciones de lasedificaciones, la madera del rbol forma una oquedad que el hombrehabita, tronco o refugio. El concepto de arquitectura desaparece,disuelto en la naturaleza, cuyo concepto se diluye en la arquitectura.Tan poco definida como la propia habitacin, la ventana no dibuja lovaco en lo pleno, ni un hueco en una cosa densa, ni abierta ni

    cerrada: clausurada, se desvanece, convertida en muro; una vezabierta, se convierte en paisaje, desvanecida de nuevo; mil ventanasproceden de un espectro continuo de abiertos o de cerrados,conjunto impreciso, deslizante.

    Gracias a este continuum, el exterior no se diferencia delinterior, nada se recorta ni se escinde, ni el arte en partes ni en

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    elementos las cosas. Mansart y Le Ntre, paisajista y constructor, norivalizan cara a cara, alejados como especies, fsicas, animales oescolsticas. La casa se disuelve en el jardn y el parque en elhbitat, dos lugares en los que descansar. En suma, la arquitectura se

    disuelve en el flujo de las artes mezcladas. Al entrar en la casa por lapuerta del jardn, sigo habitando en ella despus de haber salidocruzando el umbral de la morada: el paisajista, all, me ensea elsentido de la palabra puerta, en mi casa.

    Los occidentales piensan: esto simboliza el fuego, el cielo o latierra, esto representa el viento o las fuerzas de reproduccin. Pararepresentar o simbolizar, es necesario un transporte o una

    traduccin, como el paso de la flor al alma o de la piedra a la nube; ypor lo tanto, primeramente tienen que haber existido flores o viento,quiero decir lilas separadas de los alisios. Parece que no vemos queel smbolo supone un divorcio entre lo semejante y lo diferente, lolejano y lo cercano, y que slo se puede saludar desde una orilla a laorilla rival a travs de un foso o por encima de l.

    Nada simboliza nada, aqu, ni tiene sentido ni hace seas, yaque los objetos como los conceptos se sumergen en lo universal delmatiz y como no hay cosa alguna que remita a ninguna otra,separado de ambas, pierdo mis medios usuales de pensar. Una mitadde mi cabeza se descarga repentinamente de este afn en la otramitad, todava virgen, forma de expresarlo en el lenguaje occidentalAqu y ahora, me doy cuenta de que las dos partes de mi cabeza, demi cerebro, de mi pensamiento, de mi lenguaje, de mis signos, de mirelacin con las cosas en s en el bao diluvial del idioma, se sueldanpor el centro y que este lugar axial se encuentra en el mismo parque,espacio grato para un zurdo reprimido como yo, tranquilo, apacible,

    como liberado de la obligacin aplastante de nombrarlo. Me paseopor mi pensamiento, camino por mi cuerpo propio, habito el espaciode mis hbitos, estoy por fin en mi casa aqu en Katsura?

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    Modelo reducido: el columpio

    Otra sorpresa: el artista que evocaba, lo he encontrado tambin.El personaje esencial, si puedo decirlo as, que movido por una

    intuicin fulgurante, Paul Claudel introduce en la segunda versinde L'Echange, obra cuyo ttulo nos inspira, es un columpio quepermanece en escena durante los tres actos.

    Como estoy buscando operadores de cambio, herramientasuniversales cuya construccin y cuya forma den paso o permitan latransformacin, aqu tenemos el intercambiador en una formasimplificada: al columpiarnos, pasamos de la bajada a la subida o deenfrentamos con la hierba rala a hacerlo con la vista del firmamento,

    de delante a atrs, o del Oeste al Este. Variamos, es cierto, yvolamos hasta el vrtigo. Sin embargo, como la mquina sencillanos devuelve, en sentido inverso, a la posicin que acabamos deabandonar, representa tambin una balanza o balance, estable por suvariacin, es decir, dentro del cambio, la justicia.

    Alrededor de l, en la obra de Claudel, un hombre deja a sumujer para tomar a aquella que otro hombre dej para comprar opagar a la primera; en medio del ballet fundido y entrecruzado, reinaesta tabla fija de cambio mvil que representa, cuenta, mide yfinalmente anula los tantos. Sus diferentes movimientos tiendenhacia la inmovilidad blanca. Aunque se cambie de actores, deprotagonistas o de historias, evidentemente, este columpiopermanece, con risas o con llantos, ya que marca el tiempo de lascombinaciones mortecinas y de su diversidad: variable por nuestrasartimaas, permanece invariable por nuestras tentaciones singularesy nuestras incesantes tribulaciones. Vertiente alrededor de la barranica que lo invierte, podemos describirlo como universal?

    Inmenso modelo: planisferio

    Ahora bien, el universo terrqueo, en cuyo extremo cae lanoche, en la ltima pennsula occidental de Eurasia, cuando en otra

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    de sus caras el sol se alza sobre su propio imperio, gira y rueda, tanestable como un columpio bamboleante atado a un eje. Desde que

    jugamos al teatro de la historia, vuela de Este a Oeste, cambiante einalterable, tierra blanca sobre la que se inscribe, en el polvo

    volante, el conjunto mismo de los planisferios de todos nuestrostrnsitos o intercambios, delimitados por la muerte y por elequilibrio de todos los reintegros: balance universal de la justicianatural.

    Arrastrados por la edad, sustituibles a placer, aqu estamos, depie, mviles y fijos, sobre este balancn perpetuo con elabigarramiento del detalle de nuestras diferencias cuya suma es laTierra transparente que late al comps de los minutos como nuestro

    corazn. Al inmenso modelo de la esfera global responde estepequeo electrocardiograma. Ella se detendr un da, como elrgano del valor en el trax, ambos reducidos al equilibrio de la

    justicia.Con la misma disparidad con que discurren los idiomas, el

    mismo columpio cordial cronometra la vida de los hombres y lamisma tierra acompasa su pasar.

    Dos idiomas universales

    Diagrama del pulso que late, columpio, mapa deintercambiador de carreteras, plano de un parque o planisferio delmundo... dependiendo de que nos alejemos o nos acerquemos allugar o al eje blanco, este universal intermediario de losintercambios y de los trnsitos, cuya virtualidad incandescente slodepende en muchos casos de las buenas voluntades que hacen nacer

    su rareza infinitamente preciosa, la desgracia del mundo quiere quesu frgil emergencia, en el centro de nuestras diferencias, aborte, enla mayor parte de los casos, ante la violencia desatada.

    Las relaciones internacionales no suelen intercambiar ramos deflores o atavos de fiesta, no suelen entablar conversacin enparasos meticulosamente engalanados. El jardn neutro suele

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    transmutarse en campo de batalla. El combate, la competencia, lavictoria y el dominio del ms fuerte, suelen imponerse sobre eldilogo, el robo sobre el intercambio, el perjuicio sobre el don.

    Quin ganar? Las respuestas a esta pregunta, que apasionan

    intensamente al pblico, a los periodistas, a los historiadores ycronistas de los Juegos Olmpicos, componen las noticiasespectaculares cotidianas, tan repetitivamente anticuadas, as comola sombra historia de nuestro destino.

    Entendemos por qu este jardn blanco o estas paletastornasoladas de tejidos o de flores primaverales se desvanecen conrapidez, como se perdi antao el jardn del paraso, porque laviolencia reduce la sabidura al silencio. Quiz el terreno neutro y

    benfico del intercambio y del entendimiento sea invisible en losatlas de geografa, porque slo queremos matar para ganar, para quecontine la historia.

    Quin ganar entonces? La sabidura responde que unos yotros, en su momento, prevalecieron, dominan o reinarn, del Este,del Oeste, del Sur o del Norte. El dominio es la cosa del mundo msrepartida, tan mvil y estable como nuestro columpio, tan unitariacomo el espacio de la Tierra. Conocen un solo grupo que, en sumomento, no haya sido amo del mundo o lo es o lo ser? Nada msvulgar, en realidad. Perennes y montonas, las luchas por estedominio, individualmente estable y pasajero, multiplican sin cesar ladesgracia humana. Desde hace milenios, la cultura humana seentrega, universalmente, a llorar esta matanza absurda, sangrienta ypattica, como se lamenta una madre sobre el cuerpo herido de unhijo muerto en la guerra.

    Quin ganar? A fin de cuentas, uno y otro, es decir, ni el unoni el otro. Mediante la adicin de lo mismo y de su semejante, el

    balance terminal de la competencia violenta vuelve a la balanzaigual del intercambio, ms exactamente a su punto muerto, y define,de nuevo, lo neutro, lo blanco, el terreno del entendimiento, el jardnprimaveral de los ramilletes o de las vestimentas, s, este universalque hemos sepultado, en secreto, en los cimientos del mundo, juntoa un cadver: el de la equidad.

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    La obra formadora

    Si slo amamos la lucha y la competencia, cmo crear?Elijan: matar o producir; he aqu la cuestin. Buscado durante tanto

    tiempo, el secreto de la creacin viene a ser el de lo universal,buscado durante tanto tiempo. Los dos se descubren al mismotiempo, aqu mismo. Se leen en el metrnomo del columpio, e de latierra misma, que late al son de la justicia blanca, y la paz recobradadel intercambio, por el ritmo igual y mesurado de sus pasajes.

    Quien lucha no puede crear; repite una conducta arcaica quehunde sus races en los comportamientos salvajes o animales. Ycomo recomienza indefinidamente el remedo de estos

    comportamientos multimilenarios, ni innova ni encuentra. Han ododecir que algn animal haya inventado algo? Producido por la luchapor la vida, se limita a luchar por la vida.

    El trnsito y los intercambios conocen dos idiomas universales:el uno, fuerte, fcil como una cada y repetitivo, produce el ruidocatico de la violencia mortal; el otro, dbil, raro, difcil y renovadosin cesar, se entrega a la creacin cultural, que incluye la de s y lade los otros, es decir, la formacin que produce, a su vez, larecreacin del mundo, es decir, de la prosperidad. El fuerte mata, elfrgil produce. Crear algo desde la novedad es una consecuencia delestado de paz, la nica buena nueva de la humanidad; promover larareza es una consecuencia del estado de paz, extraa rareza denuestra historia. Nada ms fecundo que estos milagros, que uneninformacin y formacin, en el trabajo para nuestra supervivencia.

    Dibujo de una partitura

    Frente al universal de violencia que se entrega al mayor ruido,audible siempre y en todas partes, y que todo el mundo trata deescuchar, el universal de la belleza, ms dbil todava y ms bajo,canta dulcemente, l tambin, su pequeo lamento, tenue perosostenido, l tambin, desde que late el mundo. Si compusiera

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    msica, idioma universal, no necesitara viaje ni traductor; habradibujado, en el pentagrama, el tercer paisaje, intermedio utpico yfloral levitante, vernal, entre las dos primaveras, aquitana y

    japonesa.

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    Espacio local

    ESTAR AH

    Qu es la vida? No lo s. Dnde mora? Al inventar el lugar,los seres vivos responden a esta pregunta.

    Plano de una casa

    Podemos imaginar una casa construida para el disfrute, elbienestar y la comodidad de los que vivirn all. Los espacios sedistribuyen en ella y las cosas se ubican de forma tal que, porejemplo, el cuarto de bao no se aparta demasiado del dormitorio, nila cocina del comedor, aunque el aseo est aislado; vamos, que todoest al alcance de la mano, del descanso y del trabajo; las sillas cercade la mesa y el aparador cerca del fogn, respetan a pesar de todo

    algunas distancias. Las visitas elogian la variedad de las piezas y ladisposicin, que combina finamente las distancias tiles con lasnecesarias contigidades.

    As pues, la definicin del plano arquitectnico de la moradacomo conjunto de circulaciones que favorecen las cercanas msinmediatas, salvaguardando determinados mrgenes: qu

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    comodidad tenerlo todo al alcance de la mano sin desplazamientosagotadores, alejando nicamente lo menos agradable! Contemos,adems, el tejado, las paredes, los setos, recintos cerradosprotectores, pero lo bastante abiertos como para templar el clima,

    calentar o refrescar, hacer entrar la comida y cocerla, y a la inversa,expulsar las basuras inevitables o las aguas servidas. Casa? Elhogar en sus dos acepciones.

    Tenemos aqu un sistema termodinmico e informativo,energticamente abierto, cuya topologa interna, trazada con rigor,describe las contigidades y las distancias anteriormentemencionadas; ste es el plano de una casa, para vivir, y quin nosabe que el trmino ecologa quiere decir, en sentido literal: teora o

    discurso de la casa de los seres vivos? Del lugar, de la morada, delhbitat... en suma, lugares propicios y propios de los seres dotadosde vida.

    Inventan el lugar, en un mundo inerte que slo conoce elespacio?

    Dibujos variados de todos los lugares

    Viajeros naturalistas, Toumefort, Linneo, Jussieu, Humboldt,Audubon, Darwin... abandonaron su domicilio y partieron, alexterior, hacia los pases de Oriente, hacia Amrica del Norte y delSur, alrededor del globo -como Jean- Jacques Rousseau por la islade Saint-Pierre-- para explorar lugares: nos referimos a unasregiones concretas del mundo, los Alpes, los Andes, Laponia,Galpagos; se desplazan hasta all, sobre el terreno, como se sueledecir, ms all de todas las fronteras, en todos los climas y todas las

    latitudes, para estudiar la flora y la fauna locales, su dispersin, sudistribucin, la forma singular de desplegarse de las especies, ocirculan para observar sus alejamientos y sus proximidades. El viaje,con todas estas palabras, se convierte en una declinacin del lugar.

    Estas expediciones, a veces heroicas -Joseph de Jussieu sequeda en Amrica Latina treinta y cinco aos y la expedicin

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    acadmica de Bonaparte en Egipto termina mal- estos curiosos setraen animales, semillas o madres para implantarlos en los jardines,los zoolgicos, los herbarios, los invernaderos, nuevos espaciosfantsticos en los que se recoge la fauna y la flora indgenas o

    exgenas, muertas o vivas, reproductibles o no reproductibles -queno entre nadie si no est vivo- de acuerdo con distribuciones msordenadas, otras distancias o diferentes proximidades. Todo unocano, a veces, separa en realidad a dos plantas cercanas, alldonde las ms lejanas se vuelven prximas.

    Concretos y abstractos al mismo tiempo, reales y racionales,interesantes para compararlos con los terrenos y los climasoriginales, estos lugares de aclimatacin preparan el dibujo, formal y

    racional de una tabla, de una escala o de un rbol de clasificacin, enel que cada especie pueda localizar en las lminas, su entrada, sunivel, su casilla o su pgina, es decir, su lugar, natural o artificial,que pronto ser genealgico. Parece que estamos ojeando el atlas delos seres vivos.

    Antes se aconsejaba clasificar por gnero cercano y pordiferencia especfica, trminos tcnicos antiguos que podramostraducir por: distribucin de las especies de acuerdo condeterminadas distancias y cercanas. Las variaciones basadas enestas dos distancias, largas y cortas, diferencian los lugares deorigen, los de acogida y, finalmente, los de clasificacin.

    Local y global

    La historia de la historia natural expone pues, a lo largo de lossiglos, una meditacin continua, exacta y variada, sobre el tema del

    lugar, elevndose de la localidad concreta, recorrida por elobservador y vivida por el observado, al espacio propio de unanomenclatura razonada. El proceso de abstraccin particular de unconocimiento como este, va de los lugares sensibles, los que sereparten la faz del globo o los que se concentran en las capitales, a

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    lugares propiamente virtuales, los que constituyen el espacio mismode la ciencia de lo vivo.

    Si lo que antecede es vlido para los sabios que toman a losseres vivos uno por uno para considerarlos de acuerdo con sus

    semejanzas, que la historia llam naturalistas, desde que nace laecologa cientfica, hace ahora ms de cien aos, y aunque seestructure en funcin de conjuntos interespecficos y de acuerdo conlos arabescos de la diversidad, cae no obstante en gestos ypensamientos anlogos. Se transforman, es verdad, las categoras,pero sin dejar, como antes, una misma meditacin terca sobre dmismo tema estable: esta ciencia habla, efectivamente, de sistema, obiocenosis, ecosistema, biosfera, geosistema, o incluso, a veces,

    paisaje, apelaciones sinpticas o ,globales, pluralistas, relacionales,de la antigua nocin de lugar, variables por el tamao, la integracino la unidad.

    De repente, los contenidos propios de esta ecologa cientfica,retomando la misma meditacin sobre la misma nocin, presentansucesivamente la montaa, el lago, la isla, nuevos lugares, otrasclulas diversamente unitarias, casillas nuevas, que siguen siendovariaciones sobre el tema estable de las localidades, que la mismaciencia denomina, segn las necesidades, recinto, nicho o hbitat, oincluso nido, aguilera o guarida, cubil, madriguera o lobera; dependede los ensamblajes locales o de su distribucin circunstancial y delritmo de la vida de las especies o de los individuos. Contina,irresistible, la misma declinacin, como si aparecieraconstantemente alguna singularidad tpica, como un invariante o ununiversal de la ciencia de lo vivo.

    La vida reside, habita, mora, se aloja, no puede prescindir dellugar. Se dira que dibuja y codifica su definicin; entiendo por esta

    ltima palabra lo que dice su etimologa: la asignacin de lmites ode fronteras, abiertas o cerradas. Volveremos sobre este tema. Dimednde vives y te dir quin eres: me contradigo con mi propiaintroduccin!

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    Chez

    En la pregunta: dnde vives? el verbo vivir quiere decirresidir. El ser vivo se ubica aqu o all, no en un punto, geomtrico o

    abstracto, perdido o trivial en un espacio liso, sino en la topologa deun adoqun o de una bola, de una caja o de una casa, de un saco,cuyos lmites le procuran alguna dosis de aislamiento privativo,distancias optimizadas, todas las circunstancias de una vecindad.Rodeada de una membrana, la clula vive menos en s y para s queen su casa. Sin membrana, no hay vida, teorema universal enbiologa.

    Mejor que la casa, sustantivada, la preposicin francesa chez

    expresa admirablemente este estado de cosas; nunca se refiere acosas inertes, sino a un nombre propio: chez Swann, en casa deSwann, y no en la de una piedra. Mientras que la materia se extiendepor el espacio, que los animales exploran los alrededores, el rbol ola planta, inmviles, a veces verticales, definen mejor el lugar. Lasleyes de la materia se prolongan hacia lo universal, a veces, mientrasque la vida codifica, localmente, un pliegue o un lugar.

    Flora y Pomona lo ocupan; los Faunos lo recorren; ya no hayextensin. Ellas brotan, se prolongan, avanzan sin cejar jams. Elloscorren, pasan, saltan, se van, vuelven. Hestia, la mujer, sigue siendofloral, mientras que Hermes, el macho, se anima; metamorfosis delas jovencitas en flores y de los muchachos en centauros. Planta:estar ah, modelo sedentario, ideal, del hogareo. Animal: modelo devida errante, a veces migrador de tierras lejanas, viajero, pero quenunca puede abandonar su saco de cuero, de plumas, de quitina o deescamas... envuelto entre sus pliegues.

    Primer interludio: habitar los pliegues del saco

    Para que todo siga siendo sencillo, esta simplicidad no deberatener arrugas, y sin embargo en la propia palabra tiene una*. Ququiere decir esto?

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    Tenemos aqu diez cajas de formas y tamaos variados;albailes, informticos o bilogos, a menudo jugamos, como ennuestra infancia, a meter las pequeas dentro de las grandes, paramejorar su ubicacin, su orden y su posicin: en el caso ms

    sencillo, se trata de cubos o de muecas rusas. Para un conjuntodado, puede haber dos o tres soluciones al problema del ajuste o dela implicacin, pero en la mayor parte de los casos, slo hay una,exactamente la ms sencilla. Lgico y geomtrico, este trabajoracional slo da un sentido a la preposicin en. As obra el piloto ensu barco o el Swann en su saln, en su casona, en Gurande,Bretaa, Francia.

    Ahora tenemos una coleccin de sacos y bolsas, de red, de

    yute, caucho, tela o cualquier otro material flexible. Por muyvariables que sean su forma y su tamao, cualquiera de ellos, noimporta cul, contendr, si hago las cosas bien, el conjunto de lasdems. Tendremos en este caso tantas soluciones como queramos ala cuestin del ensacado, es decir, de la implicacin.

    Adivine lo que hay en la caja. Respuesta mnima: una o mscajas ms pequeas, en serie decreciente. Qu envuelve esta gruesabola azul hinchada o este volumen inflado, sombro o desplomado,pesado, ligero? No existe ninguna rplica razonable... Por qudecimos siempre caja negra y nunca saco? Cuando decimosimplicacin, nos referimos a algo encajado o ensacado?

    Tejidos

    Unas piedras que caen al agua e inducen en ella rfagastemporales cuya propagacin se parece al temblor de un velo o de

    una capa. Tenemos slidos y lquidos cuya consistencia yfluctuaciones dieron a la filosofa y a las ciencias modelos regulareso sucesivos de sistematicidad: seguimos diciendo estable oimpreciso, riguroso o confuso. En otros tiempos llam a esto la

    *N. de la T.: juego de palabras entre simplicit (simplicidad, sencillez) y pli(pliegue, arruga).

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    materia metafrica de los filsofos: slido, lquido, areo, en ordendecreciente. Voluntariamente o no, cada pensador marca supreferencia. De Augusto Comte a Bergson, por ejemplo, pasamos dela roca al fluido y este ltimo deca que nuestra inteligencia se

    especializa en los slidos.Ahora bien, entre la dureza llamada rigurosa del cristal,

    geomtricamente ordenado, y la fluidez de las molculas blandas ydeslizantes, existe un material intermedio que la tradicin dejabapara el gineceo, es decir, que era poco estimado de los filsofos,salvo de Lucrecio quiz: velo, tela, tejido, trapo, pao, piel de cabrao de cordero, llamada pergamino. cuero despellejado de un becerropelado o desollado, llamado vitela, papel flexible y frgil, lanas o

    sedas, todas las variedades planas o alabeadas en el espacio,envolturas del cuerpo o soportes de la escritura, que pueden fluctuarcomo una cortina, ni lquido ni slido, claro, pero con algo de ambosestados. Plegable, desgarrable, extensible... topolgico.

    Inmviles o efmeras, las protuberancias o losresquebrajamientos sobre el mrmol, o las ondulaciones en el aguano se comportan ni en el espacio ni en el tiempo como los plieguesde un tejido drapeado que flota, pero que permanece temporalmenteerguido. Como si, dura y suave, resistente y blanda, la carne dudaseentre fluido y slido, los estudiosos de los seres vivos utilizaninteligentemente la palabra: tejido.

    Habitar en los pliegues: la maqueta del arquitecto

    El muro que voy recorriendo termina en la arista vertical, luegoen la segunda, en el sentido del grosor, finalmente en la tercera, en el

    mismo remate; siete u ocho molduras se dibujan en relieve; en suspiedras se abre la ventana, con sus ngulos, sus arcos y sus goznes...oquedades, surcos, resaltes, bordes y ejes de todo tipo, son pliegues,bien definidos por slidos que les dan la forma en la que lospercibimos o cuya amplitud, a veces, permite que habitemos en sucuratura. Este techo me protege con su sinclinal, as como esta

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    bveda con su arco redondeado. Si fabrica cubos o poliedros,cilindros y conos, con paneles de cartn, se habr convertido enmaquetista o toplogo, y, en ambos casos, sabr que un volumenaparece bajo un pliegue, como implicado por sus bordes. No volver

    a habitar su casa como antes... ni el mundo, sus valles y susmontaas, ni las arrugas ni los vientres de la piel.

    Espacio por multiplicacin, lugar por implicacin

    Y si, por azar, en los intervalos entre estos trabajos ysemejantes pensamientos, juega distradamente a plegar sobre s

    misma una hoja varias veces, ver, estupefacto, que no sonnecesarias demasiadas operaciones para alcanzar, rpidamente, ungrosor que supere la distancia de la Tierra a la Luna, lo que Cyranode Bergerac, que lo saba todo, ignoraba con seguridad. Para colmarel hiato de lo muy pequeo a lo inmenso, el gesto de aplicacin valems que muchos otros. El pliegue implica el volumen y comienza aconstruir el lugar, claro, pero por multiplicacin o multiplicidad, suplegadura acabar llenando e espacio.

    En la implicacin -me refiero a la accin de plegar, no alcontenido lgico ordinario de la operacin- reside el secreto delgigantismo y de la miniaturizacin, de la enorme cantidad deinformacin oculta en el pozo de un lugar minsculo o que brota del: dos metros de ADN desaparecen en una clula ms estrecha quela cabeza de un alfiler y dos pulmones, desplegados, no tendranbastante con la superficie del departamento de los Alpes. Quien hayavisto, deslumbrado, una aurora boreal, habr podido estimar lainmensidad del cielo en el nmero y la amplitud de los pliegues de

    las velas magnticas desplegadas sobre l.Hacia lo pequeo o en lo grande el pliegue permite pasar del

    lugar al espacio.

    Dnde? Quin? estar ah o en los pliegues

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    A uno y otro lado de la ventana, bajo una guardamalleta queforma una banda azul, flotan unos visillos translcidos y ligeros querodean las cortinas pesadas, labradas, cuyo drapeado cae y seabomba; sobre el muro con sus molduras, en la cornisa, mal pegado

    en algunos puntos, el papel pintado forma bolsas y el falso cuerogris del viejo divn, adosado a la pared, forma estrellas como patasde gallo, arrugado, todo frunces de tejido, pero tampoco se mueve:los libros de la estantera, cuyo formato depende del plegado, latubera repetida de la calefaccin, el lino, el algodn, la lana con laque friolero me envuelvo, aqu tenemos, por muy slido que parezcael material de su soporte, ms pliegues; no veo otra cosa y no tocootra cosa; mejor an, slo habito en ellos.

    Platn no dejaba de insistir en la idea de lecho. La heencontrado, hla aqu: entre sbanas, mantas y somieres bienremetidos, un conjunto de pliegues, en los que al deslizarme todaslas noches, gozo. Me disuelvo y me acurruco en la bolsa de estashojas. Sabemos que seno, donde nos complace habitar, significatambin pliegue?

    Dnde estoy? Quin soy? Se trata de una misma preguntaque slo exige una respuesta sobre el ah? Slo habito en pliegues,solo soy pliegues. Es extrao que la embriologa haya tomado tanpoco de la topologa, su ciencia madre o hermana! Desde las fasesprecoces de mi formacin embrionaria, morula, blastula, gastrula,grmenes vagos y precisos de hombrecillo, lo que se llama conrazn tejido, se pliega, efectivamente, una vez, cien veces, un millnde veces, esas veces que en otros idiomas nuestros vecinos siguenllamando pliegues, se conecta, se desgarra, se perfora, se invagina,como manipulado por un toplogo, para acabar formando elvolumen y la masa, lleno y vaco, el intervalo de carne entre la

    clula minscula y el entorno mundial, al que se le da mi nombre ycuya mano en este momento, replegada sobre s, dibuja sobre lapgina volutas y bucles, nudos o pliegues que significan.

    Si hacemos un balance, aqu tenemos algo inerte, o dado, ofabricado: slido, tejido; pero tambin tenemos algo inerte: fluido,lquido, gaseoso, por donde pasan, se borran, entre turbulencias, los

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    vendavales y las rfagas. Aqu tenemos algo vivo: tejidos, jvenes yenvejecidos, encorvados, soldados, arrugados, blanqueados por lascicatrices; pero tenemos algo esttico y significante: molduras,follajes, grecas, arabescos...

    Forma del lugar

    Al hacer un balance, qu es un pliegue? Un germen de forma.Pero, qu es un germen sino un conjunto de pliegues? El pliegue esel elemento de la forma, el tomo de la forma, s, su clinamen. Pero,qu es una forma? Respuesta: algo liso con pliegues. y cmo

    describir lo liso?Desgraciadamente se reduce al punto de vista. Desde aqu, sinmoverme, muro, ventana, cortina a veces y divn, e incluso, palabrade honor, mi propia piel, si la observo sin gafas, parecen planos,uniformes, regulares. Diranse variedades geomtricas, pulidas,enlucidas, encaladas. Acrquese un poco, mucho, muchsimo,pngase los anteojos, aydese con un microscopio, y entoncesdesaparecer lo igual, dando paso a las pequeas imperfecciones delo granulado: dependiendo de la distancia, de la luz, de la delicadezadel tacto, lo liso se desvanece ante la multiplicidad de los pliegues.Vaguedad catica de grmenes a la espera. Leibniz dira: hablandocon propiedad, no existe lo pulido. Detrs de las ilusiones de lageometra, sobreviene el clculo infinitesimal, que revela un mundolleno de realidades que se desvanecen. La definicin de la forma noconservar ms que los pliegues?

    Cmo definir entonces lo liso, o, mejor an, construir-lo?Mediante el desarrollo de Taylor, cuya serie infinita alinea tantas

    diferenciales de rdenes escalonados como se quiera. Son por lotanto necesarios una infinidad de cepillos y de muelas, de escofinasy de lijadoras, de estropajos metlicos, papel de lija, trpoli, arena,abrasivo, piedra pmez, sin olvidar el acabado con gamuzas, muysuaves, todos y todas de todos los tamaos, desde el agresivo msgrosero hasta el ms menudo, para desembocar, a fin de cuentas, en

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    un caminito liso. Descartes no sospechaba que era necesario elinfinito para ir derecho. La serie, clsica, de Taylor, trabajainfinitamente sobre los repliegues actualmente infinitos de la curva,fractal, catica, real, contempornea, de von Koch. Obtendr algo

    pulido, con la condicin de que pague el precio infinito de un trabajode Ssifo.

    Es lo que descubrieron en la edad clsica o barroca, y Leibnizen su clculo: el germen infinitesimal de la forma, el tomotopolgico del pliegue, junto al tomo algebraico o de conjuntos delelemento; a partir de este momento, y a partir de este filsofo, todoes pliegue y Gilles Deleuze, por su parte, tiene razn para decirlo del.

    *

    ltimo interludio: quin ser? hombre o animal

    Un bpedo sin plumas: tras mil disputas eruditas y valerosas,los discpulos de Platn acaban de poner a punto esta fina, clebre yestpida definicin del hombre. En ese momento, pasa por all unaespecie de vagabundo que arroja en medio del crculo acadmico ungallo que acaba de desplumar, gritando: aqu est el hombre dePlatn.

    Digenes el Cnico, el nico indigente de la filosofa, buscaapasionadamente esta humanidad, que los intelectuales noencuentran en sus discusiones sobre lgica; es la evidencia misma:por ejemplo, su linterna encendida en pleno da en la plaza pblicade Atenas; pero sobre todo su vida, sus gestos y su miseria. En lugar

    de examinar especulativamente o lingsticamente lo relacionadocon el hombre, vive, en su cuerpo y en su tiempo, su encamacin.

    Quiere definir una cosa o a alguien? Retire pacientemente loque no le pertenece en propiedad, circunstancia o modalidad, queoculta o recubre su esencia. Que alguien viaje en carroza, porejemplo, lleve corona o frecuente los palacios no dice nada de su

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    realidad humana, pues camina, come y muere como cualquiera. Laverdadera definicin exige una propiedad recproca y esto quieredecir que pertenece y slo pertenecer al hombre. Utilizo palabrasequvocas: pertenencia y propiedad tienen un sentido lgico y

    posesivo al mismo tiempo: Toda la existencia de Digenes el Cnicose desarrolla en este doble valor.

    De nuevo, los pliegues de la capa

    Cuando filsofos como Locke o Marx analizan la propiedad,discurren siempre maximizndola hacia la acumulacin y la riqueza,

    stock y flujo, circulacin y capital. Esta masa inmensa es engaosa.Todo lo contrario, la pobreza no puede crear ilusin porque va en elmismo sentido que la lgica. Una y otra suprimen la modalidad y lacircunstancia, la corona y la carroza, para que se pueda ver laesencia al desnudo. La mejor consejera en filosofa, la miseria, nonos puede perder en medio de los atributos. Digenes razona sobreel hombre mejor que Platn porque aplica la experiencia alpensamiento o, mejor an, porque los confunde ambos y los hacecaminar en la misma direccin. Toda su vida es un aplogo. Platnpiensa bajo un sol metafrico. Digenes vive en el calor delmedioda y en el fro de las noches griegas.

    As que zanja la cuestin, en medio de los objetos, como entrelas relaciones humanas, para eliminar las apuestas, los fetiches y lasmercancas; arroja su escudilla, se quita la capa, se burla deAlejandro Magno. Una vez ms: qu es el hombre? Es decir:encuentre su propiedad. Es decir: qu propiedad le queda cuandoha arrojado todas las propiedades que se le atribuyen externamente?

    Respuesta no escrita, no dicha, no lgica de Digenes, perointensamente vital: el tonel. Al miserable le queda esta pequeacaseta, donde vive y duerme. Su tonel le pertenece y, por la noche,espacialmente y casi matemticamente, l pertenece a su tonel,como un elemento de este conjunto.

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    La pobreza, la indigencia, la miseria en fin, como la duda,progresivamente, lo eliminan todo. Qu queda cuando se haperdido todo? Este hbitat minsculo. La propiedad ineliminable delCnico es la caseta de su perro, su hbitat, su haber y su nombre...

    Bveda de tonel que le protege con su pliegue. No la pierde enninguna leyenda. Por consiguiente, y por su invariabilidad, formaparte de la definicin del hombre, el ltimo lmite, la ltima fronteraen la que descansa su esencia. Desplumar al pollo de su naturalropaje de plumas, su nica y lgica propiedad, fue el error de Platn.

    La filosofa de la pobreza dice la verdad. La mstica de lapobreza, un milenio despus, sigue repitiendo el mismo mensaje.Consagrado a la mendicidad, San Francisco de Ass se desviste y

    corre, descalzo, por la divina campia de Umbra donde, convertidoen trovador canta al sol y a la lluvia y habla a los pjaros o al lobo.Su vida, la lgica y la experiencia mstica, lastran, cercenan loinesencial. Cuando lo haya dejado todo, qu le quedar al pobre deAss? La porcincula. Un hbitat minsculo, la porcin mspequea, un atributo casi nulo, la atribucin ms irrisoria. Casetaimposible de eliminar, residual y nica propiedad.

    Qu le pertenece al errante de los Evangelios? ComoDigenes, hijo de Dios y miserable antes de Francisco, nacido en unestablo, abierto a los vientos y al fro, especie de tonel o deporcincula. Jesucristo recorre los caminos, sin casa ni piedra en laque descansar la cabeza. Ningn texto habla de su hbitat. Predicaque hay que perderlo todo, si queremos salvarlo todo. Nadie podraencontrarle una propiedad. Ahora bien, durante su agona, al pie delmadero de la cruz, los soldados que lo velan Juegan a los dados paraapropiarse de su tnica sin costuras. Podemos adivinar que durantelas noches frescas, en las alturas de Galilea o tras el Sermn de la

    Montaa, se envolvi en ella como en un tonel.

    A la trinidad de los pobres le queda una cosa ms; la casetams pequea posible. No hay menesterosos en todo el planeta quevayan, como los animales, completamente desnudos. Tonel, prenda,

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    jirones o harapos -pregunten a nuestros amigos de lengua rabe quabrigo lleva un sufi-, todos conservan ese mnimo que nunca tienenada que ver con los dems, que no puede convertirse en fetiche,reto, ni mercanca, inalienable. Por muy exigua que la concibamos,

    esta propiedad concreta en residuo, vital, es la primera o la ltimapropiedad lgica cuya pertenencia une a su titular con el gnerohumano. Y es adecuada para la vida, que es tambin un pliegue detejido. Quin es ella? Quin eres t? Este elemento de hbitat.

    La palabra propiedad deriva de la prioridad. Si pensamos en elprimer ocupante para determinar el origen de la propiedad, caeremosen un crculo de tautologa y de violencia, sin resolver nada. Msvale buscar el primer objeto, esta envoltura privada lo ms cerca

    posible del cuerpo, capa, vestido o manta, cuyos pliegues envuelveny definen. Si el derecho de propiedad, natural por esta vez, al menosuniversal, pues no conocemos ningn hombre totalmente desnudoadjudica el hbitat a quien lo habita, tejido mvil y cerca del cuerpo,no da lugar a la desigualdad, todo lo contrario, pues pertenece a losque no tienen nada, a los ms miserables.

    Dnde vive el animal poltico?

    Los loros van por ah repitiendo sin pensar la frase deAristteles que dice que los hombres somos bsicamente animalespolticos. Cunto tiempo? A decir verdad, hay horas en las que nosretiramos entre nuestros pliegues o nuestro caparazn paraocupamos de nuestros cuerpo, y la noche tiende un velo sobrenuestros pudores extremos, bajo los cuales nos consagramos aalgunos actos privados. Qu seramos sin reposo? Que nuestra

    existencia se exhiba, pblicamente, a la inversa, y en tiempo real,entendiendo por ello que todos los actos sin excepcin alguna sedesarrollen bajo la cruda luz de lo colectivo -aqu tenemos alanimal realmente poltico!- y en menos de tres das nos habremosconvertido en pordioseros.

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    No hay hormiga, ni abeja, ni termita entre los mendigos, puesson animales que sobreviven normalmente a la vida poltica,pblica, social integral. Los ms menesterosos entre los pobressiempre conservan para s un objeto mnimo privativo, que pueda

    salvar algunos instantes de intimidad. Aqu tenemos, harapo ocaseta, la propiedad residual de los hombres y la propiedad que losdefine: el margen ms pequeo de privacidad, resto o vestigio,residuo, la nica diferencia.

    Una vida pblica total nos destruira, nos matara la publicidad.Vagabundos consumados, Digenes, San Francisco, Jesucristo,experimentan en y por su existencia, sin discursos, escritura niteora, el vnculo extrao entre la propiedad en el sentido lgico y la

    que equivale a la posesin. De esta forma, ponen de relieve de formaadmirable el mnimo del haber en el ser, y del objeto en el sujeto.Por muy pblicas, polticas, abiertas que se presenten estas vidasmodelo, en algunos momentos, tres cuerpos se envolvieron en unatnica sin costuras o en un tonel redondo, la ms pequea porcin odiferencia especfica, cuyo cierre plegado pueda apagar los fuegoscidos de lo colectivo, como un prpado suave, y permitirlessobrevivir a la publicidad. Vagabundos limtrofes, los tresmiserables no pueden desprenderse de una cosa determinada, elnico objeto, que se parece mucho al cuerpo sujeto, parasalvaguardarlo cuando todas las cosas le han sido sustradas oabstradas. Lugar primordial: de supervivencia, de derecho, deconocimiento, lgico y ontolgico.

    Ms poltico todava que el ms poderoso de los potentados,aqu est el miserable, siempre en pblico. nico hombre realmenteuniversal, el vagabundo, menesteroso, puede definirse, en ltimainstancia, como el nico animal poltico: triunfo de la sociologa.

    No, el hombre no puede vivir sin refugio, es decir, pblicamente, sinvida privada. El hombre no es un animal poltico: si lo reducimos aesa condicin, se convierte en un perro, ste es el grito rebelde deDigenes, cnico.

    *

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    Mapa de estaciones del tiempo

    Esta larga descripcin de los lugares, esencia y hbitats de losseres vivos y del hombre, podra hacer pensar que una tpica,

    estrictamente espacial, aunque a veces su unidad se vuelva complejao abstracta, lugar sensible o virtual, casa sencilla o complicada,desglose detallado o conjunto entrelazado, amplio y copioso. deespecies diferentes, basta para decir lo importante.

    No: en primer lugar, entra en el tiempo, es decir, en elmovimiento, y luego se complica integrando las diferentesdimensiones, es decir, la fuerza. Desde el momento en que el rbolde clasificacin, que dejamos hace un momento para seguir el

    pliegue, se convierte en genealgico, o que los espacios lgicamenterecortados se sumergen en la duracin de la evolucin, unosesquemas dinmicos imponen inmediatamente una teora delmovimiento y, en primer lugar, una esttica de los sistemas, de lasfases en una evolucin o de los equilibrios de fuerzas. Cmodescribir unas estabilidades entre los cambios, unos invariantesmediante variaciones, unos polos de atraccin, cspides o pex? S,ha vuelto la nocin de lugar, incluso en e tiempo: la invarianza, elextremo, el ptimo y el climax constituyen estancias o paradaslocales.

    La ecologa, haciendo honor a su nombre, nunca deja dedescribir una topologa de la casa, exactamente de los lugares,estables y lbiles, por los que pasan y permanecen los seres vivosinmersos en la duracin. Los caminos que los conectan sonespaciales o temporales, estticos o dinmicos.

    Antigedad de esta tpica de lo vivo

    De las lenguas clsicas a las ciencias modernas, el caminosigue siendo legible. Efectivamente, podemos considerar el lugar olocus en general -pagus arcaico y pagano, parterres cultivados cuyacostura dibuja sobre la tierra el paisaje trabajado, en un tablero de

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    ajedrez aleatorio, por el campesinado primitivo y moderno, hortusantiguo, corral de granja o patio de casa, dibujo del jardn privado.familiar, domstico o pblico, chora platnica que el Timeo traducetorpemente por lugar, huella, cera sobre la que se graba el sentido,

    matriz, excipiente, receptculo, nodriza... y en la que reconocemosfcilmente un espacio topolgico -como el punto de acumulacinhacia el que podran tender todas estas respuestas a las preguntas delugar, pacientemente enumeradas por todo saber y toda tcnica de lovivo, especfica o colectivo, desde los orgenes sepultados en lamemoria de nuestros idiomas, latn y griego, hasta lassofisticaciones contemporneas ms elaboradas y, en definitiva,como uno de los secretos de la vida, que podra afanarse sin tregua

    en encontrar, plegar, definir, recortar, formar su lugar... natural?Femenino, materno, matricial? Prima, la materia en s significa oapela a la madre.

    Nuestro atlas comienza, naturalmente, describiendo los planoso los mapas de aquellos hbitats arcaicos, los elementos de su formay los primeros seres vivos que los habitan, ya que inventaron suscontornos.

    Escala de estos diversos mapas

    Pero lo inerte y lo vivo no ocupan lugares del mismo tamao.Se diferencian, como lo global y lo local, lo universal y lo singular,la ley y el cdigo? S, uno se somete a unas leyes, holomorfas ouniversales, mediante prolongaciones analticas, y el otro a cdigos,especficos y locales, propios de un interior.

    Esto, en lo que se refiere a la regla y en lo que se refiere al

    espacio, grande: los tomos de hidrgeno ocupan el universo, seexpanden los gases, los diez mil soles de las galaxias se coloreancon el fuego de los tomos, las rocas slidas soportan loscontinentes, el agua se extiende por mares enormes, el sonido sepropaga en la lejana, pasa el viento... es fcil entender por qu

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    Descartes relacionaba la extensin con la materia. Lo inerte invadelo gigantesco y el mundo dura largamente.Sin embargo, no conocemos seres vivos grandes, quiero decir, deltamao de una montaa o del ocano, de un planeta, salvo en

    sueos. El coloso dinosaurio ha desaparecido, el elefante el oso y laballena sobreviven con dificultades, hay que proteger al sequoiagigante... y lo vivo minsculo prolifera. La vida tiende hacia lopequeo, a la medida del lugar. En fsica, el observador y el tericopueden cambiar de escala y trabajar con lo inmenso o con la micra,mientras que no se conoce, en el momento en que escribo,macrobiologa de un gran organismo, salvo en la teora onrica.Nadie sabe de existencia viva larga, quiero decir de la duracin de

    un solo de un mundo. La vida tiende hacia lo muy corto.Un tamao local y singular, definido, podramos decir, esdecir, rodeado de lmites espaciotemporales, lo caracteriza; no elespacio, sino la casilla.

    Redes de prolongaciones

    Y sin embargo, se obstina, a travs de la muerte de lo vivo,aunque slo se suceda a travs de efmeras singularidades. La vidalarga de las especies pasa por seres vivos breves. De la mismaforma, se propaga por el espacio como por el tiempo, a travs dearabescos de relaciones entre pequeeces y brevedades que integransu expansin. La vida invade lo amplio con la travesa de pequeosseres vivos,

    Global en el espacio y por el tiempo, gigantescamentedisperso, colosalmente duradero, a veces sometido a leyes

    universales, lo inerte acoge a lo vivo, local y singular, breve,pequeo, frgil incluso. Lo primero forma la condicin necesariacon la que lo segundo, a veces, se basta. Ni global ni universal, lovivo ocupa el tiempo y el espacio mediante enrejados flexibles devnculos entre singularidades menudas y codificadas, Alreproducirse, estos individuos breves invaden progresivamente la

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    larga duracin; y el espacio grande por locomocin o alimentacinde estos pequeos motores.

    En cuanto cruzan el lugar y el tiempo, todo se reduce a losdesplazamientos de fragilidades pequeas y breves, asociadas

    mediante cercanas y lejanas; aqu tenemos nuevamente una casa,para la topologa y de acuerdo con la energtica: hogares modestosen lugares estrechos, conectados mediante caminos. Habra algunaautonoma de la vida sin esta definicin previa del rea en la quepuede nacer, de las fronteras que protegen su fragilidad, de laenerga dirigida o concentrada que necesita para aparecer, de lasredes para sus prolongaciones o sus propagaciones?

    Estas son las primeras lminas del atlas.

    Secreto t Polichinela* o de Arlequn?

    Dnde esconde la vida su secreto? Dnde hay que ir abuscarlo? En el lugar. De qu cantidad o tamao? Estrecha y corta.De qu calidad o forma? Frgil, plegada, conectada. Es decir: estacasa o caja negra local es su secreto mismo, porque esta ltimapalabra significa lo que se aparta, se elige o se pasa por el cedazo.Secreto, singular, lo vivo yace ah, separado.

    Obstinada, la vida se expande pues y se prolonga, en el espacioy por el tiempo, mediante cajitas singulares. Ahora hay que pensaren esta propagacin pagus a pagus, parcela o nicho por zona olugar, pgina a pgina, individuo a individuo de especies diversas,esta invasin por lugares diferentes en otras palabras, meditar sobrela globalidad de las localidades, exhortacin que se deriva de lamisma, paradoja que, hace un momento, pretenda encontrar lo

    universal de lo vivo en la singularidad del lugar.Podemos forjar un concepto intermedio entre local y global,

    unir mezclar o coser el uno al otro? Aqu tenemos, correctamenteformulado, el problema ms general del plano o del mapa. Todo

    * N. de la T.: Un secreto de Polichinela es un secreto a voces.

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    Atlas, y el nuestro tambin, muestra modelos espaciotemporales dela diversidad en mosaico, imagen final del lugar, del tiempo y deredes heterogneos, reino animal y vegetal, reino antiguo y nuevo,de Arlequn, emperador de la Tierra y no de la Luna, estancias

    diferentes de la casa que nos ocupa, provista de sus pasillos.

    Mosaico de lminas

    Ejemplo: los bosques del Sur de Francia arden por los cuatrocostados. Se mete en la crcel a los pirmanos, pero nunca a losinversores que slo plantan resinosas; ahora bien, la homogeneidad

    del monocultivo constituye aqu el mejor canal posible para lapropagacin del fuego: de lo inerte, no de lo vivo. Slo apagaremoslos estragos de las llamas cuando mezclemos el pino con la encina oel alcornoque... es decir, inventando un uso mltiple o un reticuladodel espacio. La invasin del lugar por y para una sola forma de vidaacaba matndola.

    Como el sol, el dinero no tolera nada nuevo bajo su ley inerte,uniforme y homognea, cuando todo se renueva en los reinos localesde lo vivo. Aqu tenemos, claramente formulada, en trminosconcretos, la verdadera cuestin del universo: imperialismodesptico de una sola ley, que hace el vaco por donde pasa parareinar de forma nica o federacin de mosaicos? Vuelve entonces elantiguo paisaje, floral y vernal, elpagus de los latinos que designabao describa la yuxtaposicin de las parcelas de trigo, de barbecho yde vid, irregularmente distribuidas. El lugar se viste de nuevo con lacapa de Arlequn.

    Suma, borde o unin flexible de los lugares, cuerpo mezclado,tnica abigarrada, el concepto abstracto ms contemporneo o, comose suele decir, sofisticado, al mismo tiempo que la prctica msarcaica, este modelo en mosaico rene todas las cuestionescontemporneas sobre el equilibrio, siempre declinado en plural, as

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    como las diferentes concepciones, principalmente caticas, quepodemos tener del espacio, la evolucin y el tiempo, pero adems,por su recomendacin salutfera de proteccin, alcanza lo quepodramos llamar una tica del medio ambiente.

    Valdra como ecologa del espritu? Qu significan paranosotros el lugar y los desplazamientos, lo local y lo global, losplanos y los mapamundis, estar ah? Y, para empezar, quesignifican para cualquier ser solo, vivo y pensante?

    ESTAR FUERA DE AH*

    Para adormecer la investigacin, y la inteligencia de paso, nohay nada mejor que una categora. Catalogar como fantstica, porejemplo, una literatura o un cuento, es entregarse a la pereza: todaclasificacin descansa en los cajones y en los dormitorios. Y laimaginacin, cuyo estmulo apuesta siempre por lo indito, precedea veces a la luz del descubrimiento. A veces la locura encuentra algonovedoso, incluso en el orden de la razn.

    El Horla, relato que clasificamos en esta categora negra ytonta, dibuja con minuciosidad algunos acontecimientos refinadosdel espacio ms normal que pudiramos cartografiar en las guas olos mapas de la desembocadura del Sena: el hbitat y losdesplazamientos. Observen pues, en primer lugar, a Maupassant o asu narrador vivir en su casa, o dormir tumbado sobre la hierba del

    jardn. Qu puede haber menos fantstico, realmente, que lasdelicias que acabamos de mencionar?

    * Las pginas siguientes requieren una lectura previa de El Horla, relato breve deGuy de Maupassant. [N. del autor.]

    N. de la T.: El ttulo en francs de este captulo es tre hors l, que podemosrelacionar con el ttulo del cuento de Maupassant.

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    Espacio y lugares

    Todo depende, dice su narrador, de los lugares y de los medios.Aqu tenemos el espacio habitado: la casa, el jardn a la orilla del

    ro, el bosque circundante, a continuacin localidades ms lejanas,que prolongan los alrededores: Rouen, ciudad prxima, el monteSaint- Michel, Pars, Brasil. El relato explora paso a paso,meticulosamente, la cama, la mesilla de noche, la habitacin, consus sillas y su espejo, y va de lo ms cercano a los confines deluniverso. El solitario contempla, inmvil, la extensin, y luego sedesplaza por ella, tomando nota, con una precisin exquisita, detodos los accidentes espaciales debidos a los transportes y a las

    prolongaciones.El Horla describe el ah y lo que pasa fuera o viene de all;levanta el plano, el mapa, y eso es todo,

    Normando, descendiente de los osados marinos, cuyosdrakares conquistaron Inglaterra y Sicilia, todo el agua de Amrica aMorea, Groenlandia, Islandia, Francia, cruzando los ocanos porpuentes estrechos abiertos a los cuatro vientos, cruzndolos denuevo a la vuelta. Maupassant duerme bajo un pltano a orillas delSena: Me gusta esta regin, dice, porque en ella tengo mis races,estas races profundas y delicadas que atan a un hombre a la tierra enla que murieron y nacieron sus antepasados... mentiroso! Me gustami casa, repite, desde donde veo el ro cubierto de barcos que pasan,procedentes de todas partes, estas dos goletas inglesas y el soberbiobuque de tres palos brasileo que las sigue, reluciente,completamente blanco; me gusta mi casa, blanca tambin. Mentirosoy veraz al mismo tiempo, Maupassant desciende de los vikingos,

    marineros venidos de lejos, cuyos barcos bajaron por el Sena ydesembarcaron, ah.

    Normando, descendiente de un pueblo domador de mares einventor de aventuras, Flaubert tambin se aburre mientras el mundocambia como no haba cambiado nunca; sus mujeres se aburrenmortalmente en su Normanda, en uno de los momentos ms

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    apasionantes de la historia. Maupassant cavila y se duerme en lamisma Normanda, tumbado sobre la hierba, mirando pasar,perezoso e inmvil, a los continuadores de los vikingos, de viajesextraordinarios. Cmo me gusta Julio Veme!

    Cul de los dos conoce mejor el espacio? El errante que semueve sin parar o el hogareo que explora su vecindario, condesplazamientos usuales, pero inusitados? De tierra y de agua,verdico y mentiroso, literato inquietante y naturalista fiel,Maupassant ama la tierra de sus antepasados ms cercanos, perotambin las aguas de sus verdaderos ancestros, lejanos. Marino, perotambin campesino; arraigado, pero desarraigado; fuera de sutiempo, de su idioma, de su pas, aunque desembarcado hace mucho

    de otros lugares. Errante y anclado, verazmente contradictorio...venido de fuera y llegado aqu, fuera llegado, venido de aqu.

    Errar, quemar las naves

    Pronto alienado, el narrador quemar la casa que ama y sedestruir a s mismo, porque un Ser invisible y poderoso le visita, lepersigue y grita su nombre, que l repite y comprende. Maupassant oel narrador ve una sombra, un fantasma opaco y transparente que,ante el espejo, intercepta las imgenes sin tener a su vez una imagenexacta en el espejo. Qu sombra extraa, ser y no ser a la vez,presente y ausente, aqu y all, un tercero contradictorio! Por estarazn, le da el nombre deHorla.

    El espritu del all, el ser del all, no se ve, pero se revela aveces a quien no es de all. O ser que el llegado de fuera [hors-l]se le aparece, visible, al arraigado? Cmo entender las relaciones

    entre el espritu del lugar -pero, de qu o de quin se trata?- y el deotro lugar, o entre el espritu y el lugar?

    Transparente, pero opaco, el ser en cuestin, neg del barcoblanco a la casa blanca, ambos brillantes, aparentes, fenomenales,epifnicos, revelando y reflejando e espritu de all, que los marinos,a veces, sin saberlo, embarcan en sus naves?

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    Mi espritu ntimo se diferencia del espritu de aqu que baael ro y los rboles frutales con fulgores ligeros y resplandoresflexibles que sirven de atraccin? Mi alma anciana de hombre viejollora en m desde hace tiempo por el fragmento raro de aquella que

    vivira cmodamente en medio de las longitudes y a cuarenta ycinco grados de latitud norte, bajo las primaveras voltiles, mientrasque el alma extraamente yuxtapuesta del llegado de fuera en queme he convertido, mezcla en ella sus gemelos, opacos ytransparentes a ellos mismos, acumulados tras cien visitas a Brasil oa otros lugares, hasta los fiordos de Noruega, para acabar formandoun harapo abigarrado tan complejo como mi carne.

    Errantes sin races fijas, nos hemos convertido todos en

    paseantes con alma arlequinada, asociando y mezclando los espritusde los lugares por los que pasamos, bien o mal

    Maupassant de aqu, en Normanda, llegado de fuera, del Norteo de all en el Sur, arraigado aqu y desarraigado nadie recuerda dednde, establecido bajo el pltano y paseante de otros tiempos,errante, dolorosamente, pasando a duras penas, arrastrando susmales por las huellas de los pasos que va dejando, estable sobretierra firme, inestable sobre el ro, buen hijo y asentado como Pierre,heredero, pero tambin emigrante y desheredado como Jean,Maupassant, al menos tan doble como somos ahora todos nosotros,idntico, invariable, Pierre y Jean, doble doble, alienado segn loslugares y los tiempos, de alma racional y loca a la vez, viviendo demuerte, muriendo de vida, l o Guyon el narrador, l mismo o sudoble, descubre que habr que morir, a causa de su parsito.

    No crees que es algo que ya ha pasado muchas veces? Cuandohubo que zarpar hacia otros mares para establecerse, por fin, en estaorilla del Sena, recuerdas en da en que quemaste tus naves -t, tudoble, qu antepasado? Recuerdas cuando prendiste fuego a tubarco, blanco como esta casa? Cmo l, al contrario de l, acaba

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    pues con tu hbitat, fijo o mvil, arroja tu memoria a la hoguera, tuslibros y tus zapatos, mrchate. Mata al anciano que duerme con suscategoras, sigue alHorla: eso es vivir, aprender, conocer, inventar.

    Tras el incendio voluntario del techo que protege el sueo y el

    desmoronamiento de las murallas rgidas, volvers a hacerte a lamar, como tus antepasados ms lejanos, nacidos en la cuna de lasolas, desaparecidos, naufragados en cualquier parte, en el pliegue deuna ola? Maupassant, tan poco loco que reproduce el gesto dehacerse a la mar: ir del aqu hacia el fuera.

    Existir

    Qu demonios! slo se muere de existir, de marchar, de partir,de hurtarse sin cesar al equilibrio, de pasar de mala manera. En unaespecie de doblete popular,Horla traduce la existencia, latina, culta,y la expresa sin verbo, con un adverbio. Lo estable se desequilibra,lo plantado se expone. Lo errante o lo que pasa a duras penas, losmarinos normandos del ayer y los hombres de nuestro mundo,actualmente, viven desde hace mucho las luchas a muerte del tre la[estar ah] y del Horla [fuera de ah], batalla de almas que modela,entre lgrimas, su alma mestita, abigarrada, constelada, formada deespritus del aqu y del all. Qu marino puede aprender a navegarsin saber que cada barco tiene el suyo, que hay que saber tomar paras dejndolo a un tiempo en la barca movediza? Y que hay quecambiar de embarcacin a menudo;