Libreto_Picasso ADora La Maar

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  • 1Picasso adora la MaarAlfonso Plou

    PERSONAJES

    La obra puede realizarse por cuatro actores y tresactrices con el siguiente reparto:

    Actor 1.: PICASSO.

    Actor 2.: ELUARD.

    Actor 3.: LACAN.

    SABARTS.

    BRETON.

    NAZI 1..

    CAMILLERO 1..

    Actor 4.: CAMARERO.

    MAN RAY.

    NAZI 2..

    COCTEAU.

    BRAQUE.

    CAMILLERO 2..

    Actriz 1.: DORA.

    Actriz 2.: LAMBA.

    WALTER.

    LAPORTE.

    BATAILLE.

    Actriz 3.: NUSCH.

    GILOT.

    OLIVIER.

  • 2PRLOGO

    1946. Consultorio psiquitrico de JACQUES LACAN. Ungran ventanal y un mobiliario moderno le dan un aspectoagradable, pero una lmpara de inspiracin surrealista y

    la excesiva pulcritud del conjunto tienen algo deinquietantes. LACAN, de espaldas, revisa un informe.Entra DORA MAAR. Se queda de pie en medio de la

    habitacin. LACAN carraspea.

    LACAN.- (Sin volverse.) Cmo ests?

    (DORA no contesta.)

    (Volvindose.) Cmo ests?

    (DORA no se inmuta.)

    Tienes mejor aspecto.

    DORA.- Quiero irme.

    LACAN.- Lo s.

    DORA.- Quiero irme ya. Bscame un convento. Quieroingresar en un convento.

    LACAN.- Sintate.

    (DORA no se mueve.)

    Por qu no me cuentas qu te pasa?

    DORA.- Cmo?

    LACAN.- S. Por qu no me cuentas qu piensas que tesucede?

  • 3(DORA re histricamente. LACAN comienza a rerse conella. Luego l se silencia, ella se silencia.)

    Por qu te res?

    DORA.- Y qu voy a hacer sino rerme? He sido secuestrada,violentada, encarcelada. Me han dado descargas elctricas, mehan ultrajado, vejado, humillado. Slo mi fe me mantiene viva.Despus de Picasso slo Dios me mantiene cuerda y viva. Yt me preguntas qu pienso que me sucede?

    LACAN.-Quin es Picasso?

    (DORA vuelve a rer.)

    DORA.- Por qu me tomas el pelo? Todo el mundo sabequin es Picasso, y t eres su amigo. A qu juegas?

    LACAN.- Quin es para ti Picasso?

    DORA.- Un dios, un monstruo, un salvaje. Mi amor, miamante, mi perdido amor, mi eterno amante. El filo de un pualque llevo clavado en el alma. Quieres quitrmelo, Lacan?Puedes quitrmelo?

    LACAN.- Claro que quiero... y a lo mejor puedo... si t meayudas.

    DORA.- Dios...

    LACAN.- Qu dices?

    DORA.- Qu tal tu mujer, Sylvie, qu tal Sylvie?

    LACAN.- Bien, por?

    DORA.- Folla bien? Seguro que s. Bataille nos ense a ellay a m. Y ahora t disfrutas de sus enseanzas, igual quePicasso lo hizo conmigo. Pero no basta. Abrirse no basta. Hayque revolverse y atacar, o sers devorada. Pobre Sylvie, pobreDora, escapar de las manos del stiro para caer en las del faunoy el minotauro. S, Lacan, estoy loca, cmo no estarlo?

    LACAN.- Dora, por qu no te calmas y me cuentas? Comosi fuera un cuento. Por qu no me cuentas esta historia comot la ves?

  • 4DORA.- Qu quieres saber?

    LACAN.- Todo. Desde el principio. Cuntame esa historia delpual y Picasso.

    (La escena se va oscureciendo hasta que el relato deDORA se convierte en un voz en off. Transicin.)

    DORA.- Fue en el 36. Era fotgrafo, recuerdas?, y militabaen varios grupos de la izquierda radical. Tambin formaba partedel movimiento surrealista. Ya sabes, gente venida a Parsdesde todo el mundo y empeada en hacer locuras. Era lo quenosotros llambamos: hacer la revolucin. Picasso era ya unpintor famoso, qu narices, haba inventado el cubismo conBraque. Pero desde su matrimonio con Olga llevaba aosextraviado artsticamente. Breton decidi nombrarlo profeta delsurrealismo. Y Pablo acept el cumplido. Yo haba visto aPicasso en varias reuniones, pero, claro, no era ni Eluard, suamigo, ni Sabarts, su secretario inseparable. Era una chica delcoro. Eso s, decidida a llamar su atencin...

    ACTO IEl pual y los guantes

    Delirio I

    Principios de 1936. Un caf de Pars. Sucesin de mesas ysillas. Un gran espejo de vidrio levemente ahumado

    preside la escena. PAUL ELUARD, JAIME SABARTS yPICASSO estn sentados en una mesa. PICASSO tiene 55

    aos.

    PICASSO.- Qu es eso que tenas que contarme?

    ELUARD.- Te lo dir si prometes no enfadarte.

  • 5PICASSO.- No puedo prometer eso. Si no hay motivo no meenfadar y si lo hay, ninguna promesa evitara mi enfado.

    ELUARD.- Est bien. Recuerdas la poesa que me regalasteel otro da.

    PICASSO.- S. Y?

    ELUARD.- La llev a un graflogo. No pona nombre y no ledije de quin era. Me ha pasado sus conclusiones. Quieressaberlas?

    PICASSO.- No.

    SABARTS.- Por qu no?

    PICASSO.- Odio a todos esos magos modernos. La realidad,lo que veo, os lo tengo dicho, es lo nico que importa.

    SABARTS.- Pero nunca est de ms conocerse mejor unoa s mismo.

    PICASSO.- Mentiras, mi buen amigo, mentiras. Qu sabeuno nunca de s mismo? Sabe que bebe, s, que come, que folla,sabe que pinta, poco ms.

    ELUARD.- No pienso as. Slo el propio conocimiento nospuede hacer libres.

    PICASSO.- Y una mierda. No hay nada ms esclavo que unintelectual atado a su propio pensamiento. Mira al intil deHamlet farfullando tonteras mientras es incapaz de vengar a supadre. Si quieres pensar, acta. Un mal pensamiento es capaz deamargarte una cena, un cuadro o, lo que es peor, un buen polvo.

    (En ese momento entra DORA, tiene 29 aos. Lleva unsombrero algo estrafalario, traje de chaqueta y unosguantes con rosas bordadas. Al pasar junto a la mesa

    saluda a ELUARD.)

    DORA.- Hola, Eluard.

    ELUARD.- (Sonriendo algo azorado.) Hola.

  • 6(Como ELUARD no hace ningn gesto de invitar aDORA, pese a la mirada inquisitiva de PICASSO, sigue

    andando y se sienta un par de mesas ms all.)

    PICASSO.- Ay, Eluard, como todos los buenos poetas siguessiendo un gran tmido.

    (ELUARD es incapaz de replicar a PICASSO.)

    SABARTS.- Nos vamos? Ya es hora de volver al trabajo.Vollard nos espera.

    PICASSO.- No, Jaume, en este momento aqu est nuestrotrabajo. Camarero!

    (El CAMARERO llega patinando.)

    CAMARERO.- Seor Picasso.

    PICASSO.- Trenos tres copas y otra ms para la seorita deesa mesa.

    CAMARERO.- Buen gusto, si se me permite decirlo. (Seva.)

    PICASSO.- He cambiado de opinin. Quiero saberlo.

    (SABARTS y ELUARD lo miran sin entender.)

    El brujo, el graflogo ese, quiero saber qu piensa de m.

    ELUARD.- Est bien.

    (ELUARD saca una cuartilla doblada de un bolsillo ycomienza a leer.)

  • 7Temperamento sanguneo, colrico... Sujeto a grandesdescargas nerviosas, a las que luego sigue la apata...

    PICASSO.- Ser imbcil. Eso lo sabe cualquiera con slomirarme a los ojos.

    SABARTS.- Pero l no te conoca.

    ELUARD.- Sigo. Entusiasmo excesivamente multifacticoy acentuado. Estados de temor. Est triste y busca una salida,que encuentra mediante la creacin pura...

    (PICASSO casi no oye, de repente se ha quedado clavadoviendo cmo DORA juega con una navaja. El filo va

    perfilando su mano enguantada. Sus miradas se juntan.La navaja salta entre un dedo y otro, cada vez ms

    rpida. A veces falla y la sangre tie de rojo las rosasbordadas del guante.)

    Unas veces tierno y otras muy duro, no conoce ni el trminomedio ni el equilibrio. Su sensualidad es, en ocasiones,espontnea; conquista despus de haber engaado ydesorientado. Busca en ella un impulso sublime, pero renunciaa ella tan pronto como puede sacarle una ventaja. Amaardientemente... y mata lo que ama.

    (DORA cierra los ojos y clava la navaja definitivamenteentre dos dedos. PICASSO sale de su estado como de unaensoacin. Llega el CAMARERO con las copas. Ve la

    navaja clavada y la sangre.)

    CAMARERO.- Por Dios, seorita.

    (Le pasa su trapo blanco. DORA se quita los guantes y selimpia la sangre sin dejar de mirar a PICASSO.)

    PICASSO.- Quiero conocerla. Presntamela.

    ELUARD.- (Desconcertado.) Claro, claro.

  • 8(El CAMARERO llega a la mesa de PICASSO.)

    CAMARERO.- Disculpen...

    (ELUARD y PICASSO se levantan y dirigen a DORA.)

    SABARTS.- Culo veo, culo quiero.

    CAMARERO.- Perdn?

    SABARTS.- Yo ya me entiendo.

    (ELUARD le ofrece su mano a DORA, que se levanta.)

    ELUARD.- Dora, ste es Pablo. Picasso, el pintor. Picasso,sta es Dora Maar, la fotgrafo.

    PICASSO.- No nos conocemos, sin embargo, su cara me estan familiar que creo haberla retratado ya.

    DORA.- Tal vez algn da pueda hacerlo.

    PICASSO.- Ese acento...

    DORA.- Argentino.

    PICASSO.- Ah, es usted de all?

    DORA.- Croata, pero pas en Buenos Aires toda mi infancia.

    PICASSO.- Usted y yo podramos hacer grandes cosasjuntos.

    DORA.- Seguro que no dijo esa frase antes?

    PICASSO.- A quin?

    DORA.- A la del retrato.

    PICASSO.- (A ELUARD.) Esta mujer es una bomba. Cmono la he conocido antes?

    ELUARD.- Pablo, yo...

  • 9SABARTS.- Perdona, pero Vollard nos est esperando.

    PICASSO.- Que espere Vollard, que espere. Dora, mepermite sus guantes. Quiero pintarlos.

    DORA.- De acuerdo.

    (DORA se los da.)

    PICASSO.- Sabarts, dale mis seas. As podr recogerloscuando desee. Hasta pronto.

    (Al acercarse a DORA, como para besarla, la olfatea.)

    Muy... estimulante. (Se gira e inicia la partida.)

    ELUARD.- Adis, Dora.

    (SABARTS le pasa una nota donde con desgana haescrito la direccin de PICASSO.)

    SABARTS.- Hgame un favor: no se fe de l. Tampoco yome fiar de usted.

    (Los tres salen.)

    CAMARERO.- Era Picasso, el pintor. Picasso.

    DORA.- Ah, s?

    (Transicin.)

  • 10

    (En off.) Decid no acudir a recuperar mis guantes. Por amigossaba que preguntaba por m, que buscaba poder hacerse elencontradizo en algn lugar. No lo consigui. Pasaron los dasy lleg el verano. En Espaa haba estallado la Guerra Civil.Las noticias que llegaban eran cada vez peores. Pens acudir enfavor de la Repblica. Hacer fotos que denunciaran el horror dela contienda. Pero en cambio me fui con Jacqueline Lamba y sumarido, Andr Breton, a una casa que haban alquilado en laCosta Azul. Un da me dijeron que haban invitado para comera Eluard y a su nueva mujer, Nusch. Y, oh casualidades,vinieron acompaados de Pablo Ruiz.

    Delirio II

    Agosto de 1936. Casa junto a la playa en la Costa Azul.DORA MAAR est realizando fotografas de

    JACQUELINE, asomadas ambas al alfeizar de unaventana, llevan coronas de flores y JACQUELINE ensea

    su torso desnudo. ANDR BRETON, vestidoimpecablemente de cocinero prepara caracoles en el

    porche de la vivienda. Llegan, vestidos de blanco en trajesde lino, ELUARD y NUSCH. PICASSO, con su eterna

    camiseta de rayas, parece un marinero.

    BRETON.- Llegis a tiempo.

    NUSCH.- Andr, qu hay para cenar?

    BRETON.- Caracoles y cabeza de vaca, preparada segn lafamosa receta de Leonardo da Vinci.

    NUSCH.- Qu asco!

    BRETON.- No te preocupes. Para los estmagos msdelicados hay menestra con productos de huerta y aceite deoliva.

    (PICASSO parece extasiado contemplando a las dosmujeres de la ventana. Coge un puado de tierra y se

    frota la cara.)

  • 11

    ELUARD.- Qu haces?

    PICASSO.- Es para saber que no estoy soando.

    BRETON.- (Riendo.) Venid aqu, mis tiernas mnades.Venid a saludar al rey de Creta, al hijo de Poseidn, seor destiros y silvanos.

    (Las mujeres vienen. LAMBA, con larga falda blanca ymelena, parece una hawaiana. De hecho trae guirnaldas

    de flores que va colocando a sus tres invitados.)

    LAMBA.- Salud a ti, Eluard, hermoso portero del Averno.Flores para Nusch, mi dulce sibila, delectadora de loinnombrable. Y a ti, prapo, Picasso de todas las artes, largavida.

    (DORA ha seguido a LAMBA disparando con su cmarade fotos. Lleva pantalones y una blusa de popelina

    blanca.)

    Creo que ya os conocais.

    (PICASSO vuelve a olfatear el cuello de DORA.)

    PICASSO.- No vino a buscar los guantes.

    DORA.- Quera que se los quedara.

    PICASSO.- El cuadro ya est terminado.

    DORA.- Tambin el retrato?

    PICASSO.- Todava no. No me ha dejado conocer losuficiente. De hecho, creo que me ha estado huyendo.

    DORA.- Me buscaba?

    PICASSO.- No s como calificar su comportamiento.

    DORA.- No lo haga.

  • 12

    (PICASSO besa con suavidad los labios de DORA.)

    PICASSO.- Saben a mar.

    DORA.- Es mi apellido.

    PICASSO.- Que lo sepa todo el mundo: Picasso adora laMaar.

    (BRETON se acerca con una cazuela en las manos.)

    BRETON.- Por qu no empezis a tutearos y nos sentamostodos? Estos caracoles estn en su punto.

    (PICASSO coge un par de caracoles y le pasa uno aDORA. Ambos los chupan y comen al unsono.)

    PICASSO.- Estn can.

    (Todos ren y se sientan. ELUARD sirve unos vasos devino blanco. Una nube pasa y ensombrece la escena.

    Todos miran al cielo.)

    NUSCH.- Quiero hacer un brindis. Amigos, la felicidad quenos embriaga se ensombrece por la sangre de nuestros vecinos.Un manto negro parece querer cubrir la libertad de losespaoles. Alcemos nuestras copas por la Repblica.

    TODOS.- Por la Repblica. (Beben.)

    ELUARD.- Parias la muerte la tierra y el horror

    De nuestros enemigos tienen el color

    Montono de nuestra noche

    Venceremos.

  • 13

    PICASSO.- Ojal fuera tan sencillo. Mi tierra es una tierraespesa donde las ubres a veces se vuelven hueras y las hoces seguardan debajo de cada cama. No esperis que esto terminepronto. Este odio teir el mar y atravesar los Pirineos. Qupasar cuando el fascismo recorra la Vieja Europa? Quin lasalvar del monstruo que la rapta?

    (Se oye un trueno. Todos miran al cielo salvo DORA, quese ha puesto a llorar.)

    Por qu lloras?

    DORA.- Me duele.

    PICASSO.- El qu?

    DORA.- La impotencia.

    (Empieza a llover. Unos goterones van mojndolo todo.)

    BRETON.- Creo que la merienda campestre se ha acabado.

    LAMBA.- Recojmoslo todo. Podemos continuar adentro.

    (BRETON, LAMBA, ELUARD y NUSCH comienzan arecogerlo todo. PICASSO se queda con DORA,

    indiferentes a la lluvia.)

    PICASSO.- Creo que he empezado.

    DORA.- A qu?

    PICASSO.- A conocerte. Me gusta cuando lloras.

    DORA.- (Sonriendo.) Mi alma llueve.

    PICASSO.- Y riega toda la tierra.

    (Los dems han desaparecido. PICASSO coge la cara deDORA con ambas manos. La besa.)

  • 14

    Ariadna, ensame la salida del laberinto.

    DORA.- No s. Estoy perdida.

    PICASSO.- Y yo ciego.

    (PICASSO comienza a desnudar a DORA y ella se dejahacer. PICASSO, convertido en minotauro, posee aDORA. Los cuatro amigos asomados a la ventana.)

    Tus ojos

    tus mejillas

    tu pelo

    tu nariz

    tu cuello

    tus lgrimas

    tus brazos

    tus manos

    tus grandes muslos

    tus nalgas

    los planetas las grandes corridas y el cielo

    (transparente oculto detrs de la reja)

    lago seducido con sangre y ortigas

    malvarrosa jugada al azar

    agujas de sombra lquida y ramos de algas de cristal

    mscara lila vestida de lluvia.

    (Truena, pero la lluvia no acaba de cuajar. Sale de nuevoel sol. Aparece el arco iris.

    Transicin.)

  • 15

    DORA.- (En off.) Hicimos el amor salvaje, tiernamente,mientras nuestros amigos nos observaban. Sent que aquello eradiferente. No s, la metfora de un loco. Sent que en aquelplacer surgido del dolor se poda perder la razn. Y no meimport. Sent que aquel hombre daba sentido a mi vida. Unaluz, una razn, un destino. Pero nada es tan fcil. Cuandotermin, cuando aquel placer ebrio lleg a su fin, nos esperabala realidad. Le busqu un nuevo estudio en Pars, un lugar quenos perteneciera. Lo encontr en la rue des Grands Agustins, unlugar magnfico...

    Delirio III

    Mayo de 1937. En su nuevo estudio PICASSO idea elGuernica. Est sobre una escalera de mano trazando

    lneas imaginarias sobre el gran lienzo blanco que ocupatodo el fondo. Hay un gran ventanal en el lado derecho.Varias mesas llenas de objetos de pintura y otros de loms diverso, que se prolongan por el suelo. Un plafn

    colgando del techo ilumina y reina la escena. ELUARD,sentado, relee un peridico.

    ELUARD.- Ayer por la tarde, Guernica, la ciudad msantigua de las provincias vascas, fue totalmente destruida por unataque areo de los rebeldes. El bombardeo de la ciudad, situadalejos del frente y sin defensa area, dur exactamente trescuartos de hora. Durante este tiempo una numerosa escuadra deaviones de origen alemn -Junkers y Heinkel- arrojininterrumpidamente bombas de hasta 500 kilos. Al mismotiempo los cazas, volando a baja altura, ametrallaron a loshabitantes que salan huyendo hacia las afueras de la ciudad. Enpocos momentos toda Guernica qued envuelta en llamas.Cuanto ms lo leo ms me indigno. Si la Gran Guerra fueinhumana, qu se puede esperar del hombre despus de estacarnicera?

    PICASSO.- Si Nietzsche proclam la muerte de Dios, anosotros nos toca cantar la muerte del hombre. Ser el siglo dela gran masacre. Tras su muerte no quedar sino la mquina; yel hombre slo ser su obrero fiel.

  • 16

    ELUARD.- Guernica. Aqu tienes el argumento del cuadroque te ha pedido la Repblica para la Exposicin Universal.

    PICASSO.- Lo s. Est decidido. Lo veo.

    ELUARD.- Y qu vas a pintar?

    PICASSO.- (Mientras lo explica va trazando lneas queabocetan el Guernica.) Ser como un manifiesto, crudo ydirecto. Nadie lo entender as, pero ser como el portal deBeln bombardeado. All estarn el equino y el buey. San Josmuerto sujetando una vara. La Virgen tendr clavos en lospechos. Los pastores no sabrn si adorar al nio o clamar alcielo. Un ngel sujetar un quinqu anunciando el desastre. Lapaloma casi desaparecer entre los escombros. Y arriba,observndolo todo, la bomba que cae como un ojo elctrico, elojo vaco de Dios que ya no es capaz de explicar nada.

    (Entra MARIE-THRSE WALTER arrastrando unamueca de trapo del tamao de una nia de dos aos.)

    WALTER.- Pablo.

    PICASSO.- Qu haces aqu?

    WALTER.- He trado a tu hija, Pablo. Maya, por qu nosaludas a tu padre?

    PICASSO.- Esa no es mi hija, es una mueca, Marie-Thrse.

    WALTER.- Lo s. Crees que estoy loca? Lo s. No quieroque tu hija venga aqu y vea... y vea de verdad cmo es supadre.

    PICASSO.- Estoy trabajando. Se puede saber por qu coohas venido aqu?

    WALTER.- Dnde est esa mujer?

    PICASSO.- Por los cuernos de San Jos.

    WALTER.- Dnde est esa mujer?

    ELUARD.- Ser mejor que me vaya.

    PICASSO.- S, ser mejor. Avisa a Dora. Dile que alguienpregunta por ella.

  • 17

    (ELUARD sale. WALTER sienta a la mueca Maya en unasilla y comienza a hacer malabares con una pelota.

    PICASSO sube y baja varias veces de la escalera. No sabesi ponerse a pintar o dejar de hacerlo.)

    Esto tiene que acabar.

    WALTER.- Eso digo yo: esto tiene que acabar.

    PICASSO.- Acaso soy un mal padre?

    WALTER.- No.

    PICASSO.- Os visito todas las semanas. Os mantengo.Hacemos el amor. Acaso soy un mal compaero?

    WALTER.- Claro que no, mi amor.

    (DORA entra. Ha odo las ltimas frases y guardasilencio.)

    PICASSO.- Dora, sta es Marie-Thrse.

    DORA.- Tena ganas de conocerte. Pablo nunca me habla deti.

    WALTER.- No dir lo mismo. Quisiera no haberte vistonunca. Quiero que desaparezcas de aqu.

    DORA.- Eso es imposible.

    WALTER.- Soy la madre de su hija. Soy la nica que tienederecho a estar aqu.

    DORA.- Llamamos a Olga. Tambin Olga es la madre de suhijo.

    WALTER.- Eso es historia pasada.

    DORA.- T eres historia pasada.

    WALTER.- Pablo, no vas a decir nada.

    PICASSO.- No. Es cosa vuestra. (Se sube a la escalera ycomienza a pintar.)

    WALTER.- Pablo me sigue queriendo.

  • 18

    DORA.- Seguro que s.

    WALTER.- Te odio.

    DORA.- Nunca odio lo que no conozco.

    WALTER.- Yo le he dado lo que t jams sers capaz de dar.

    DORA.- Ah, s?

    WALTER.- S.

    DORA.- Y de qu hablis? De arte, poltica y revolucin?

    WALTER.- Pablo, di algo.

    DORA.- Eres una putita joven que le ha dado una hija.Enhorabuena y adis.

    (WALTER grita, se abalanza sobre DORA, la agarra delos pelos y la tira al suelo.)

    WALTER.- Zorra. Ladrona. Fuera de aqu.

    (Entran ELUARD y SABARTS.)

    SABARTS.- Hacemos algo, Pablo?

    PICASSO.- No. Me estimulan para pintar.

    (PICASSO le da un golpe al plafn. Su luz recorre laescena. DORA ha conseguido ponerse encima de

    WALTER.)

    DORA.- Si quiere seguir haciendo de padre me parece bien,pero djame al pintor.

    WALTER.- Ni lo suees, furcia, buscona.

    DORA.- Vete a la mierda.

    WALTER.- Y que te guste, mala perra.

  • 19

    (Las dos gritan, se araan y golpean, ruedan por el suelo.Rompen la mueca de la que escapan cientos de plumas.Sobre el lienzo aparecen imgenes de un caballo, de un

    toro, de Guernica bombardeada.)

    PICASSO.- Destruccin y ruina. Ruina y destruccin.

    (Transicin.)

    DORA.- (En off.) Picasso era as, capaz de provocar unaguerra por pintar un cuadro. A l lo nico que le importaba eratrabajar. De ah en adelante Marie-Thrse y yo procurbamosno coincidir. Nadie gan la batalla, nadie poda ganar. Picassodecidi sustituir a Dios con la pintura. l sera el gran demiurgoy, como un dios indiferente a los sentimientos de los dems,capaz de sacrificar a cualquiera slo por seguir creando alpintar. Con todo eran tiempos felices, los ms felices que vivjams. Al verano siguiente volvimos en grupo a la Costa Azul.ramos como una comuna y la creacin y el sexo andaban a lapar.

    Delirio IV

    Septiembre de 1937. Picnic en la Costa Azul. PICASSO,DORA, ELUARD, NUSCH, BRETON, LAMBA y MAN

    RAY retozan alrededor de una comida dispuesta yconsumida sobre una manta. Los hombres estn vestidos,

    las mujeres han puesto sus pechos al sol, recuerdan laMerienda campestre de Manet.

    BRETON.- Estos das hedonistas al sol... somos ngelesciegos, planificando una guerra que no podemos ganar. Cmome llamo?

    NUSCH.- No te acuerdas?

    BRETON.- No. Hoy quin soy: Pablo Breton o Andr Ray?

    LAMBA.- Eres Man Breton.

  • 20

    BRETON.- O sea que soy un HomBreton.

    (Todos ren.)

    No, de verdad, alguien tiene el espritu cientfico para calcularmatemticamente la ronda. No s si hoy mi pareja es Dora oNusch.

    LAMBA.- Soy yo.

    BRETON.- Pero si t ya eras mi mujer. Se ha acabado laronda?

    NUSCH.- Espero que no.

    BRETON.- Entonces que alguien me lo explique.

    MAN RAY.- Creo que no se trata de simples permutacionesde ene elementos tomados de dos en dos. Se trata de no saber,de tal manera que a la matemtica hay que unir el azar y, lo quees peor, la libre eleccin disfrazada de juego cientfico. Escogepareja, dale un nombre y disfruta de la combinacin. No es as,Pablo?

    PICASSO.- Andr Eluard, me llamo, Andr Eluard. Y norecuerdo cmo es el juego. Slo s que me marcho a trabajar yque hoy me gustara escoger a la ms grcil slfide.(Refirindose a NUSCH.)

    ELUARD.- Buena eleccin.

    PICASSO.- Lo dices como si supieras de sus habilidades enla actividad de hoy.

    MAN RAY.- Cierto, porque nadie de tus parejas haconfesado si las pintas o slo las pintas.

    PICASSO.- Mis labios estn sellados.

    DORA.- Tus labios son de lacre. Dan besos ardientes, perodespus enmudecen. Se quedan fros y rgidos y te desgarran aldesprenderse.

    ELUARD.- Buena metfora.

    MAN RAY.- Qu dolor. Creo que no voy a besarte, AndrEluard. (Refirindose a PICASSO.)

  • 21

    BRETON.- (Levantndose y tambaleando.) S, bien, perohoy, a m, con quien me toca. Contigo, Dora?

    LAMBA.- (Apartando a BRETON de los brazos deDORA.) Ni hablar, esta mujer se viene hoy conmigo.

    (Y se dan un beso en los labios.)

    MAN RAY.- Esto se complica. No me harais un hueco enla esquina de vuestro cuarto?

    LAMBA.- Ni lo suees, pequeo bastardo.

    DORA.- A lo mejor s, si vienes con la cmara.

    MAN RAY.- El ojo, me conformo con poner el ojo.

    (Y salen los tres.)

    ELUARD.- Bueno, HomBreton, creo que a este paso t y yoharemos pareja.

    BRETON.- Y t quin eres?

    ELUARD.- Soy Paul Picasso. Qu, hacemos el amor o nostomamos otra copa?

    BRETON.- Qu desastre, Paul. Venga esa copa.

    (DORA, LAMBA y MAN RAY llegan con unas mscarasafricanas colgadas de las manos.)

    ELUARD.- Qu trais?

    DORA.- Las mscaras africanas de Picasso.

    BRETON.- Quin es Picasso?

    DORA.- Desnudaos y juguemos... a los ancestros.

    PICASSO.- Creo que me voy a trabajar.

  • 22

    DORA.- Creo que no.

    ELUARD.- Est bien. Y qu hay que hacer?

    LAMBA.- Quitaos la ropa y poneos esto.

    PICASSO.- Termina la vida, aceptemos el delirio.

    (Todos se ponen las mscaras y comienzan un baile querecuerda al ritual de los prostbulos. Las parejas cambian.

    DORA, con la ayuda de JACQUELINE, consiguedesplazar a NUSCH de los brazos de PICASSO. Tal vez la

    imagen recuerde en algn momento a Las seoritas deAvignon.

    Transicin.)

    DORA.- (En off.) ramos sonmbulos de un sueo proscrito.Hay veces en que un baile de mscaras se convierte en unabacanal de almas. Hay veces en que el deseo es el mejor mtodode conocimiento. Pero el sueo termina y el mundo est afueraesperando. La guerra civil espaola era el recordatorio cruel deaquellos aos y, como Picasso haba predicho, el horrortraspas la frontera, la guerra mundial quera entrar en escena.Hubo un tiempo en que el mundo entero no fue otra cosa queuna gran guerra. Entonces, cmo huir de la guerra?

    ACTO IIEn el amor y en la guerra

    Delirio V

    Agosto de 1939. Casa con porche en la Costa Azul. DORAy JACQUELINE toman caf sentadas en dos hamacas.

    LAMBA.- Cmo has podido aceptar un veraneo conjunto?

  • 23

    DORA.- Las cosas son as con Pablo. Tiene gracia, perofunciona. La mejor manera de ser feliz con l es dejarle hacerlo que le de la gana. Entonces es un ser maravilloso, apasionadoy muy, muy divertido.

    LAMBA.- Y t le aceptas todo.

    DORA.- Ya hace tiempo que lo he asumido. Tiene variasfamilias. Y bueno... Marie-Thrse y Maya son importantes ensu vida.

    LAMBA.- Y en qu diversin anda ahora metido?.

    DORA.- No te has enterado. Ha ido al entierro de Vollard.

    LAMBA.- Vollard ha muerto?

    DORA.- S. La historia sera para echarse a rer si no fuera tanterrible. Ha muerto aplastado por una escultura que trasportabaen su coche.

    LAMBA.- Jess.

    (Las dos se miran serias, pero despus no puedencontenerse y echan a rer. Luego se calman.)

    Dora, nos vamos a ir de Francia.

    DORA.- Cmo?

    LAMBA.- Las cosas se estn poniendo verdaderamente mal.La guerra est ya a la puerta de casa y Andr y yo no creemosque sea una casa fuerte. Le han ofrecido trabajo en EstadosUnidos y...

    DORA.- Qu har si t no ests.

    LAMBA.- Venga, Dora...

    DORA.- Es verdad, te necesito. No quiero vivir sin ti.

    LAMBA.- No me hagas una escena de amante abandonada.

    DORA.- Y por qu no?

    (Ambas se miran en silencio. Se besan en los labios.Entran PICASSO y SABARTS.)

  • 24

    PICASSO.- Qu te deca. Toda mujer guarda un amorsecreto, generalmente por otra mujer.

    SABARTS.- Y los hombres?

    PICASSO.- Los hombres no son capaces de guardar ningnsecreto.

    DORA.- Qu tal el funeral?

    PICASSO.- Cmo lo definimos, Jaume?

    SABARTS.- Sentido.

    PICASSO.- S, todos lo hemos sentido... triste y jocoso a lavez.

    DORA.- Jacqueline y Breton se marchan.

    PICASSO.- Nosotros tambin. Ve haciendo las maletas. Lascosas se estn poniendo verdaderamente feas. Nos volvemos aPars.

    LAMBA.- Nos vamos a Amrica. Man Ray se viene connosotros. Creemos que dentro de poco la atmsfera se va ahacer irrespirable. Por qu no vens? Seguro que estnesperando verte aparecer por Nueva York.

    PICASSO.- No, no, demasiado lejos. No se me ha perdidonada all. Adems, es el momento de quedarse. No podemosdejar que nos echen, as como as.

    LAMBA.- Te entiendo, pero si cambiis de idea...

    PICASSO.- Seris los primeros en saberlo. Anda, Jaume, vea avisar a Marie-Thrse. Dile que lo recoja todo, pero que noasuste a la nia, hay tiempo de sobra para volver a Pars.

    (Transicin.)

  • 25

    DORA.- (En off.) ... casulla de sangre arrojada sobre loshombros desnudos del trigo verde temblando entre las sbanasmojadas de la orquesta sinfnica... desolladas colgadas de losrboles en flor... desgarrndose el pico contra los cristales... Enaquel tiempo Picasso escriba casi cada da poemas surrealistasque le permitan desahogarse. Eran pequeos y serenos gritosde auxilio frente a un mundo que se vino abajo con la invasin.En aquellos das yo tambin escriba y haba cambiado lacmara oscura y los negativos por el leo y los pinceles. SegnPicasso en cada fotgrafo no hay sino un pintor frustrado. Siconvives con Picasso acabas comulgando con l.

    Delirio VI

    Noche de fin de ao de 1941. En el estudio de PICASSOhay una mesa dispuesta para cuatro comensales:

    PICASSO, DORA, ELUARD y NUSCH. Se estn comiendoun pavo.

    ELUARD.- Cmo lo has conseguido?

    PICASSO.- Uno todava tiene sus influencias.

    NUSCH.- Es difcil de creer en el Pars ocupado semejantefestn.

    PICASSO.- Bueno, los pavos no tiene bando.

    DORA.- Hay carta de Jacqueline y Andr.

    NUSCH.- Qu tal estn?

    DORA.- Bien y mal. Trabajo no les falta, pero no ocultan queAmrica les aburre, que no les gusta.

    NUSCH.- Es duro irse tan lejos de aqu.

    PICASSO.- Ms duro es quedarse con la que est cayendo.En fin cada uno debe apechugar con sus decisiones.

    ELUARD.- Eso, apechuguemos con el pavo.

  • 26

    (Todos ren y se ponen a comer. Se oyen unos golpes en lapuerta del exterior. Todos se miran aterrados y en

    silencio. Los golpes continan.)

    PICASSO.- En fin, habr que abrir.

    (Se levanta y abre la puerta. Entran dos oficiales NAZIS.)

    NAZI 1..- Pablo Ruiz Picasso?

    PICASSO.- El mismo.

    NAZI 1..- Papeles.

    (PICASSO extrae de un bolsillo del pantaln unospapeles.)

    PICASSO.- Est todo en regla. Soy espaol, ya sabe, neutral,gracias a Franco.

    NAZI 2..- Y sus acompaantes.

    PICASSO.- Esta es Dora Maar, fotgrafo, Eluard, gran poeta,y su mujer, NUSCH, alemana como ustedes.

    NAZI 2..- Le acusan de ser un practicante de un artedegenerado.

    PICASSO.- Practicante? Degenerado? No creo. Arte pobre,tal vez. Cada vez es ms difcil conseguir materiales, as queltimamente me dedico a hacer cosas con la basura. Esto lo hicecon una lata de conservas, esta paloma con unas tablas viejas yun poco de escayola. Le gustan las palomas? A mi padre leencantaba pintar palomas. Las pintaba muy bien, pero yo lohaca mejor, desde pequeo, as que un da me dijo: toma mipaleta y mis pinceles, desde hoy he dejado de pintar. Mi padre,el pintor de palomas. Slo soy el hijo de un pintor de palomas.Y esto, esto es un toro, son los restos de una bicicleta: el sillny el manillar, pero en fin, no tena nada mejor. No me podranconseguir unos botes de pintura al leo?

    NAZI 1..- Est usted loco?

  • 27

    NUSCH.- Un poco loco, s, los artistas ya se sabe.

    (El NAZI 2. saca una fotografa con el Guernica.)

    NAZI 2..- Segn nuestras informaciones esto lo hizo usted.

    PICASSO.- Pues estn mal informados, este horror lohicieron ustedes.

    NAZI 2..- Qu quiere decir?

    DORA.- Quieren pavo? bamos a celebrar la Nochevieja.Est bueno.

    NAZI 2..- No, gracias, frulein. Nos vamos. Todos debemoscelebrar la Nochevieja. Pero tenga cuidado con su marido. Nonos gustan sus actividades y un da lo puede pagar.

    (Se cuadran, hacen el saludo nazi, se van. Largo silencio.)

    PICASSO.- En fin, que ms da, comamos.

    NUSCH.- Creo que no voy a poder.

    PICASSO.- Intntalo o maana te arrepentirs.

    ELUARD.- Tengo..., tengo que advertiros algo. Quizsdebiramos dejar de vernos. Ya lo tenis bastante complicadoy yo...

    PICASSO.- T qu?

    ELUARD.- Estoy metido en actividades... con la Resistencia.

    PICASSO.- Joder, Eluard un hombre de accin. Qu teparece, Dora?

    (DORA est llorando.)

    Se puede saber qu te pasa ahora?

    DORA.- No puedo ms. Todo es horrible. No lo soporto.

  • 28

    PICASSO.- Vaya novedad.

    (Ambos se miran en silencio. De repente PICASSO sepone a imitar los lloriqueos de una nia.)

    DORA.- Sois un hijo de puta...

    PICASSO.- Es posible. Y adems es cierto: yo tampoco loaguanto ms.

    (DORA lanza una bofetada. PICASSO se la para. DORAse va dando un portazo. Silencio. NUSCH va detrs de

    ella. PICASSO la detiene.)

    No. Es mejor que la dejes sola. Si no, no se le pasar.

    ELUARD.- No van bien las cosas... entre vosotros... no...?

    PICASSO.- Bueno, ser mejor que nos sentemos a comer.

    (Al gesto de PICASSO, ELUARD y NUSCH se sientan.)

    (Hablando hacia la puerta.) Como no te des prisa, Dora, te vasa quedar sin comer.

    (PICASSO se pone a comer con los dedos, imitando a unmono en gestos y sonidos.

    Transicin.)

    DORA.- (En off.) La relacin, aunque yo me negara areconocerlo, haba iniciado una senda que a m no me era muyconocida, pero que Pablo conoca de sobra. El sendero delabandono. Ya no le... inspiraba tan a menudo y eso para l erapeor que una traicin. Para Picasso slo haba dos clases demujeres: las diosas y los felpudos. Y era l quien decidacuando una diosa se haba convertido en un felpudo.

  • 29

    Delirio VII

    Verano de 1942. En el estudio de DORA. COCTEAUdibuja a ELUARD y PICASSO dibuja a COCTEAU

    dibujando a ELUARD.

    ELUARD.- Tiene gracia.

    COCTEAU.- El qu, Paul?

    ELUARD.- Esto, Cocteau, que t me pintes y l te pintepintndome. Es como un juego de espejos mltiples.

    PICASSO.- Nos vacan. Como apenas nos dejan sitio para lacreatividad de verdad, slo nos queda el chascarrillo. Estoyharto. Tengo ganas... Un da de estos... Voy a salir a la calle ylos voy a ametrallar a todos con mi pintura. Sera hermoso,verdad?, ponerse a pintar arte degenerado en la calle hasta queun disparo te silencie definitivamente. Igual podra acabar elcuadro con mi propia sangre. S, sera divertido.

    ELUARD.- Te arrepientes?

    PICASSO.- De qu?

    ELUARD.- Por haberte quedado.

    PICASSO.- No. Somos la resistencia. Pero esto parece que nova acabar nunca. Es como estar pariendo un cuadro toda la vida.Hasta las ideas parece que se han consumido. La falta delibertad se mete en los huesos como el fro y termina nodejndote respirar.

    COCTEAU.- Es posible. Pero algo habr que hacer paracaldear el fro. Yo voy a estrenar Los padres terribles. Y quepase lo que tenga que pasar.

    (Se oye el telfono. Entra DORA y lo coge.)

  • 30

    DORA.- Quin es?... Hola, mam... Qu susto, a estashoras... Ests bien?... Pues claro... No... Oye... S... Te pasaalgo?... S, est aqu... Qu te sucede?... Mam... Qu tepasa?... Mam... Mam... Dime algo... Mam... Habla... Di algo,por lo que ms quieras... Mam... Mam... (Se vuelve haciaPICASSO con cara de espanto, sujetando temblorosa elauricular en la mano.)

    PICASSO.- Qu pasa?

    DORA.- No s. De repente se ha callado. No me habla.

    (PICASSO coge el telfono.)

    PICASSO.- Seora Markovitch... Seora Markovitch...Nada... Algo le ha pasado.

    DORA.- Tenemos que ir a su casa.

    COCTEAU.- Pero eso es imposible. El toque de queda. Nollegarais nunca.

    PICASSO.- Seora Markovitch...

    DORA.- Algo hay que hacer.

    COCTEAU.- Imposible. Hay que esperar a maana.

    DORA.- (A ELUARD.) Paul, t puedes...

    ELUARD.- No, no puedo. Hoy no... De haber sabido...

    DORA.- (A PICASSO.) Pablo...

    PICASSO.- Seora Markovitch...

    (Despus de un largo silencio, PICASSO cuelga el telfono.DORA llora.)

    Dora, cario...

    DORA.- Es que no hay ningn hombre en esta casa.

    PICASSO.- No pasar nada, ya vers, se habr mareado.Maana iremos y la llevaremos al mdico.

  • 31

    DORA.- No, se est muriendo, lo s, no...

    (DORA llora. PICASSO intenta coger su cara con lasmanos. DORA se resiste, comienza a golpear a PICASSO

    reiteradamente. PICASSO le deja. DORA se calma.PICASSO la abraza. Todos se quedan rgidos.

    Transicin.)

    (En off.) Mi madre muri aquella noche y yo no puderecuperarme por aquello. No fue slo su muerte, fue eldesamparo. La sensacin de que Dios estaba jugando conmigo,que me llamaba a travs del dolor, que me mostraba miimpotencia y que iba a seguir provocando mis prdidas hastaque ya sin fuerza buscara el consuelo de su voz.

    Delirio VIII

    Mayo de 1943. Caf de Pars. En una mesa estn sentadosPICASSO, ELUARD, SABARTS y DORA. En otra,

    FRANOISE GILOT y su amiga, GENEVIVE LAPORTE.

    SABARTS.- Es curioso. La vida, a veces, te sorprende.Hace aos que vivimos en una guerra devastadora que desangrael planeta. Bueno, pues aqu estamos, en el mismo caf como sinada pasara realmente, como si la guerra fuera slo un malsueo.

    PICASSO.- Y lo es. Es sueo. Esto es un sueo. No somosreales. Hace tiempo que hemos muerto, pero nuestras mentes noquieren creerlo, as que soamos que estamos vivos y quevenimos al mismo caf y que nos interesamos por las mismashermosas mujeres. (Se fija en FRANOISE y GENEVIVE.)No son como Marta y Mara.

    ELUARD.- Marta y Mara?

    PICASSO.- S, Marta y Mara, Sara y Susana, Dora yJacqueline, la rubia y la morena, la dura y la suave, ojos clarosy ojos negros, yo que s. Las he buscado tantas veces, las helogrado pintar tan pocas.

  • 32

    SABARTS.- No te entiendo.

    DORA.- Oh, s, le entiendes perfectamente. T fuiste quienmejor entendiste la situacin cuando nos conocimos Picasso yyo. Pues lo mismo ahora: Pablo se est enamorando.

    PICASSO.- (A DORA.) Con tu permiso.

    DORA.- Srvete.

    PICASSO.- (Coge a ELUARD de la mano.) Ven conmigo.

    (Se acercan a las mujeres que no dejan de rer.)

    Perdn, seoritas, nos preguntbamos que les hace tanto rer.

    GILOT.- Los dos Paulos.

    PICASSO.- Nos conocen?

    GILOT.- Nos preguntbamos cunto iban a tardar en venir.

    ELUARD.- Y ese era el motivo de su risa?

    GILOT.- S.

    ELUARD.- Hemos cado como dos pardillos. Vamos.

    PICASSO.- No. Su compaera no dice nada.

    LAPORTE.- Que son una pareja divertida. Quieren sentarseaqu, con nosotras.

    (PICASSO y ELUARD se miran y despus se sientan.)

    ELUARD.- Saben, me parecen ustedes un caso...paradigmtico.

    PICASSO.- Oh, un caso paradigmtico.

    (Ren.)

    Contina, contina.

  • 33

    ELUARD.- Usted...

    GILOT.- Franoise.

    ELUARD.- Franoise, usted es la imagen misma de lainteligencia. Y usted...

    LAPORTE.- Genevive.

    ELUARD.- Genevive, usted es la imagen de la belleza. Perojuntas, juntas son el cocktail del amor fou. Que me ahorquePicasso si miento.

    PICASSO.- No mientes, Eluard, no mientes. Y a qu sededican estas jvenes... paradigmticas.

    LAPORTE.- Somos pintoras.

    PICASSO.- Imposible,... con esa belleza.

    GILOT.- Eso es ms un comentario soez que un cumplido.

    PICASSO.- Depende.

    GILOT.- De qu?

    PICASSO.- De lo pintoras que demuestren ser. Les gustaraconocer mi estudio.

    (GILOT y LAPORTE se miran en silencio.)

    Estn ustedes invitadas.

    GILOT.- Acudiremos... maana.

    LAPORTE.- Pasado maana.

    PICASSO.- Vale. En fin, nos esperan, poeta.

    ELUARD.- (Besndoles el dorso de la mano.) Encantado.

    PICASSO.- (Besndoles la palma de la mano.) Lo mismodigo.

    (Vuelven con SABARTS y DORA que han permanecidomudos y rgidos contemplando toda la escena.)

  • 34

    DORA.- Habis ligado bien?

    PICASSO.- Ms o menos.

    ELUARD.- Son pintoras.

    DORA.- Zorras de pincel, querrs decir.

    PICASSO.- Entonces como t, cario.

    SABARTS.- Nos vamos?

    PICASSO.- S, nos vamos.

    DORA.- Siempre usando el salvavidas, Jaime, pero elnaufragio est al caer.

    (Se ponen los abrigos y se van.

    Transicin.)

    (En off.) Una vez puesto en marcha el mecanismo de laseduccin, Picasso era infalible. Llevaba toda la vidacambiando las mujeres madre por mujeres hija. Luego lasmujeres hija las converta en mujeres madre y volva a buscaruna tierna mujer hija. Este juego casi le diverta. En todo caso,Picasso, como Dios, haba dejado de tener cualquier tipo deremordimiento. Saba que ese juego le alimentaba, a l y a supintura. Aquella era la escena que, por no deseada, llevabameses esperando. No era sino el paisaje de una derrotaanunciada, la agona lenta de un amor que se muere, el funeralms terrible, que es el que no se celebra.

    Delirio IX

    1944. Cementerio. Entierro de Max Jacob. Llueve.Alrededor de la tumba estn PICASSO, SABARTS

    sujetando un paraguas que cubre a PABLO, ELUARD,DORA, y dos extraas figuras de aspecto extraamente

    cubista: GEORGES BRAQUE y otra persona al fondo, unasilueta apenas.

  • 35

    PICASSO.- l es el hombre, arrodillaos todos en supresencia, jams veris un santo como el que aqu se entierra.Max, amigo, poeta, opimano, t que viste a Cristo aparecido,t que me hiciste padrino de tu conversin, dime que se vedebajo de la tierra. Hitler, que se te sequen los huevos y se tecaiga la piel como escamas. Aqu est el buen judo, no podrasmirarlo a la cara.

    ELUARD.- Ya basta, Pablo, o acabaremos todos recorriendosu senda.

    PICASSO.- Le tienes envidia? Porque deberas. Max Jacoby Guillaume Apollinaire, ellos s que eran grandes poetas. Y miamigo Braque era un hermano en armas. Y Fernande era unamujer, no la llorona Dora. Reniego del surrealismo y susadeptos, viva el cubismo irredento. Aquella s que fue la mejoretapa de mi vida.

    BRAQUE.- Pero slo te acuerdas de nosotros en los entierros.

    DORA.- l es as. Cambia a la vez de mujer, de perro, depoeta y de pintura. Muere y resucita, pero no le importa. Ahoraest pensando en morir. Por eso le canta a la muerte. Te quiere,Max, pero te quiere muerto. l es el gato con siete vidas, yosoy, por lo menos, su quinta mujer, no descansar hasta morircon la sptima.

    (PICASSO ha recogido un libro que estaba sobre latumba.)

    PICASSO.- (A DORA.) Toma, es el libro que le regal a Maxcuando se convirti. Antes o despus te har falta.

    DORA.- Imbcil.

    PICASSO.- Braque, t me entiendes?

    BRAQUE.- Qu debo entender, que me aprecias? S lo quehicimos juntos: inventar el cubismo. La gran revolucin que sete qued pequea. Para ti no fue sino otra batalla ms. Tras labatalla por qu no abandonar a tus compaeros de armas?Picasso, tienes mil caras, como tus cuadros.

    SABARTS.- Pablo, nos vamos?

    PICASSO.- Siempre quieres irte. (Refirindose a quien estal fondo.) Quin es?

  • 36

    BRAQUE.- No la reconoces?

    PICASSO.- Es ella?

    BRAQUE.- Claro.

    PICASSO.- Hace tantos aos que no la veo. Fernande!Fernande!

    (Se acerca la mujer del fondo.)

    OLIVIER.- Te acuerdas de m?

    PICASSO.- Cmo haberte olvidado. Dora, sta es Fernande.

    OLIVIER.- No deberas presentarme. Estoy vieja y fea. Quva a pensar de ti. Que entonces te ibas con cualquiera.

    PICASSO.- T s que me has querido.

    OLIVIER.- Y t?

    PICASSO.- (Sealando la tumba.) l fue testigo.

    OLIVIER.- l fue ms fiel al recuerdo de lo que t has sido.

    SABARTS.- Mujeres, nunca se quedan contentas.

    OLIVIER.- (Refirindose a SABARTS.) Quin es estepayaso?

    PICASSO.- No lo ves, es mi paragero.

    BRAQUE.- Hola, Fernande.

    OLIVIER.- Hola, Georges.

    BRAQUE.- Nos vamos?

    OLIVIER.- S. Creo que aqu somos como sombras.

    (BRAQUE y OLIVIER se alejan cogidos del brazo. Cae untrueno. Arrecia la lluvia.

    Transicin.)

  • 37

    DORA.- (En off.) Mientras se alejaban comprend que habaalgo ms duro que vivir con Picasso y era pervivir despus quel se hubiera marchado. Despus de todo querer a Pablo eracomo montarse en una montaa rusa. Podas subir y bajar, tenerpnico, euforia y vrtigo. Pero quin puede comparar una vidanormal con semejante estruendo de vida?

    Delirio X

    19 de marzo de 1944. En el estudio de PICASSO se celebrauna fiesta con el objeto de representar la obra de

    PICASSO El deseo atrapado por la cola. PICASSO yELUARD, director de la obra, contemplan el ensayogeneral. DORA y NUSCH hacen de Angustia Flaca y

    Angustia Gorda, respectivamente. A SYLVIE BATAILLEle ha tocado el papel de tarta. Y COCTEAU y LACAN sehan quedado con Pie Grande y Puerro. Todos llevan unos

    trajes de clara inspiracin cubista, naturalmenteperpetrados para la ocasin por PICASSO y que

    extraamente recuerdan a Las Meninas de Velzquez,segn las pintara PICASSO unos aos despus. Es la

    escena final (Acto V, escena 2) de este canto a las miseriasprovocadas por la ocupacin.

    TARTA.- Sabis?, he encontrado el amor. Tiene las rodillasdesolladas y va mendigando de puerta en puerta. Se ha quedadosin blanca y busca un trabajo de revisor de autobs. Da pena,pero si se te ocurre ayudarlo... se vuelve y te pincha.

    (Se arremanga la falda y ensea el trasero. EntranANGUSTIA GORDA y ANGUSTIA FLACA.)

    ANGUSTIA GORDA.- Una chica guapa e inteligente, peromuy rara. Todo esto acabar mal.

    ANGUSTIA FLACA.- Llammoslos a todos.

    (Coge una corneta y da el toque de asamblea. Acudentodos los personajes de la obra.)

  • 38

    T, Puerro, acrcate. Te corresponden seis sillas del saln. Aquestn.

    PUERRO.- Gracias, seora!

    ANGUSTIA GORDA.- Pie Grande, a ti, si sabes respondera mis preguntas, te doy la lmpara del comedor. Dime, cuntosson cuatro y cuatro?

    PIE GRANDE.- Demasiado y bastante poco.

    ANGUSTIA FLACA.- Muy bien!

    ANGUSTIA GORDA.- Muy bien! Tarta, pasa cuentas.

    TARTA.- Tengo seiscientos litros de leche en mis tetas decerda. Jamn. Tocino. Salchichn. Callos. Morcilla. Y el pelocubierto de salchichas. Tengo las encas de color malva, azcaren la orina y los labios retorcidos de miel. Soy una mujer devida alegre y s bailar la rumba.

    ANGUSTIA FLACA.- Te daremos un bidn de petrleo yuna caa de pescar. Pero antes tienes que bailar con todosnosotros.

    (Suena la msica y todos se ponen a bailar, cambiandoconstantemente de pareja.)

    PIE GRANDE.- Envolvamos las sbanas viejas en lospolvos de arroz de los ngeles y demos la vuelta a los colchonesen las zarzas. Encendamos todas las linternas. Lancemos contodas nuestras fuerzas los vuelos de palomas contra las balas ycerremos con doble llave las casas derruidas por las bombas...T! T! T!

    (Cae el teln.)

    (PICASSO y ELUARD aplauden. Los actores empiezan adesprenderse a duras penas de parte de sus atuendos.)

    PICASSO.- Genial. Magnfico. Habis estado genial. No teparece, Eluard? Son la mejor compaa francesa. Os quiero atodos. Y a ti, Dora ma, qu garra, qu gracia. Eres la auroraboreal.

  • 39

    (PICASSO se abalanza sobre DORA y al besarla le tira elsombrero estrafalario que formaba parte del traje.)

    DORA.- Espera. Quieto. Espera. O no quedar nada de laAngustia Flaca para los dems.

    PICASSO.- Dora, eres cualquier cosa que quiero que seas: unperro, un ratn, un pjaro, una idea, una tormenta. Y eso le dauna gran ventaja al amor. Dora, te quiero y no te podr dejar dequerer.

    (PICASSO comienza a comerse el sombrero de DORA.)

    COCTEAU.- Pablo, eres un hombre y una mujerprofundamente entrelazados. Lo mismo que en tus pinturas.Eres un mnage viviente. El mnage Picasso. Dora no es sinouna concubina con quien eres infiel a ti mismo. De este mnagenacen monstruos maravillosos.

    PICASSO.- Lacan, t que vienes a ser el gur de mi alma,dime si no es Dora el repujado molde de todos mis deseos.

    LACAN.- Sin duda sois una pareja singular donde el cuerpo,la psique y la palabra bailan gloriosos el vals de una completarelacin.

    (DORA se separa del acoso masculino y va refugiarse consus compaeras de reparto.)

    DORA.- Nusch, Sylvie, qu tipo de conspiracin es esa?

    BATAILLE.- Machos en celo. Suelen distinguirse por elcrespn rojo que les sale entre las piernas.

    PICASSO.- Eso son celos.

    BATAILLE.- Feminismo.

    PICASSO.- Y una mierda. En todo caso eres la tarta mssexualmente golosa que he conocido.

    NUSCH.- Y yo?

  • 40

    PICASSO.- T eres la Angustia Gorda de mejor tipo.

    ELUARD.- Habis estado todos estupendos. Que no hayacelos. Vamos a arrasar. Hitler, tiembla, el arte degeneradovuelve a triunfar.

    (Se oye una msica, los actores se ponen a bailar. Con lamsica el sonido de una sirena, discursos confusos, tiros y

    bombas, el sonido de La Marsellesa en un desfile. Es elfinal de una guerra, el principio de una paz.

    Transicin.)

    DORA.- (En off.) Aquello fue una gran fiesta, una granbatalla, el triunfo de nuestra libertad para pensar. No nos habanvencido, el arte era libre, el pensamiento era libre, el hombre eralibre..., libre para amar. Haba llegado la liberacin, el fin de laguerra. Aquella fiesta fue tambin el comienzo de mi derrota.Fue la ltima vez que Picasso y yo fuimos como dos grandesamantes. Fue el espejismo exaltado de un amor que a Pablo sele pudra por dentro.

    ACTO IIITras Picasso, slo Dios.

    Delirio XI

    Invierno de 1945. Sala de exposiciones. DORA inaugurasu primera exposicin individual. La guerra ha

    terminado. DORA habla con COCTEAU y SABARTS.

    COCTEAU.- Al fin lo has conseguido.

    DORA.- Eso dicen. Fue Pablo quien me incit a dejar lafotografa. Le hice caso. Tena razn. La fotografa contiene unexceso de realidad. Ahora soy pintora. Y no s si l va a estaraqu para verlo.

  • 41

    SABARTS.- Desde luego se nota su influencia. Perotambin tu personalidad. Son muy... potentes, Dora. Sabes quesi no lo sintiera no te lo dira.

    DORA.- Lo s. Pero no s si son suficientemente buenos. Sipueden sobrevivir a su sombra. Soy como una doncella, a miedad, entregndome a la mirada del califa. Quiero que venga ylos vea, pero le tengo miedo.

    (Aparece, casi como un fantasma, JACQUELINE LAMBA.DORA se queda paralizada al verla.)

    Jacqueline.

    LAMBA.- Sorpresa.

    DORA.- Cundo has vuelto?

    LAMBA.- Tena que estar aqu, no te parece. Ahora que laguerra ha terminado. Tena que volver a ver Pars, tena quevolver a verte.

    (Se abrazan y besan.)

    DORA.- Cmo ests? Bueno, ya veo cmo ests. Y Andr?

    LAMBA.- Por ah. Y Pablo?

    DORA.- Por ah.

    (Ren por no llorar.)

    LAMBA.- (Mirando las pinturas.) Ya veo que las cosas hancambiado mucho por aqu.

    DORA.- Sin embargo t no has cambiado nada. Qu guapaests!

    LAMBA.- Pues t ests horrible.

    DORA.- Imbcil. Te acuerdas de Sabarts y Cocteau.

  • 42

    LAMBA.- Claro. Cmo han ido las cosas todos estos aos?

    DORA.- Oh, nos hemos divertido mucho, verdad, Jaime?

    SABARTS.- Mucho, ha sido una fiesta continua.

    DORA.- Tenemos mucho de qu hablar.

    LAMBA.- Demasiado.

    (Aparece PICASSO seguido de FRANOISE GILOT. Alprincipio DORA slo ve a PABLO.)

    DORA.- Pablo, crea que no venas! Mira quin est... (Sequeda paralizada al ver a FRANOISE.)

    GILOT.- Hola.

    DORA.- Hola.

    GILOT.- Veo que te has pasado a la pintura.

    DORA.- Unas nos pasamos y otras no llegamos nunca.Disculpa.

    (Dando la espalda a GILOT y llevndose a PICASSO.)

    Te espera una vieja amiga. Por qu la has tenido que traer?

    PICASSO.- Tiene que aprender. Espero que aprenda muchode ti. (A LAMBA.) Hola, Jacqueline.

    LAMBA.- Hola, Pablo.

    PICASSO.- Veo que volvis ahora que ya no hay peligro.

    DORA.- Pablo, por qu te portas as?

    PICASSO.- As cmo?

    (Se gira de espaldas a DORA y atrae hacia s aFRANOISE.)

  • 43

    Ven, Franoise, veamos de que es capaz el genio de Dora.

    (DORA va hacia JACQUELINE, que la abraza.)

    DORA.- Creo que no voy a poder soportarlo.

    (COCTEAU se suelta el pauelo que lleva al cuello y se locoloca a DORA a modo de venda.)

    COCTEAU.- S, ser mejor que no veas esto. Han soltado aun toro y est embistiendo contra los cabestros.

    (SABARTS se dirige a PICASSO.)

    SABARTS.- Tienen mucha fuerza, verdad?

    PICASSO.- Oh, s, los conozco. Aproximaciones eimitaciones, buenos para contentar a los miopes.

    (JACQUELINE tapa los odos de DORA.)

    COCTEAU.- Demasiado tarde.

    SABARTS.- Hay veces que no s cmo te soporto.

    PICASSO.- Yo tampoco.

    (DORA llora, se balancea, seguida por JACQUELINE,parecen bailar. Con la cara demudada entra ELUARD.Sin entender nada, como un sonmbulo, se dirige hasta

    DORA, la detiene, le quita la venda, le quita las manos deLAMBA de las orejas.)

    ELUARD.- Dora, Jacqueline.

    LAMBA.- Paul.

  • 44

    ELUARD.- Nusch ha muerto.

    DORA.- Qu dices? Ests loco. Acabo de hablar con ella portelfono.

    ELUARD.- Ha sido de repente. Nos estbamos preparandopara venir y se ha cado. Dicen que una hemorragia cerebral.Vengo del hospital. No encontraba a nadie. Por eso he venido,no s cmo, hasta aqu.

    DORA.- El telfono asesino.

    ELUARD.- Qu dices?

    DORA.- El telfono asesino.

    ELUARD.- No te entiendo.

    DORA.- Mato a la gente cuando hablo con ella por telfono,lo sabas? As fue con mi madre y ahora con Nusch.

    (DORA comienza a golpearse y abofetearse. LAMBA yCOCTEAU la sujetan de rodillas.)

    COCTEAU.- Calma.

    LAMBA.- Dora.

    COCTEAU.- Calma.

    (DORA contempla la figura erguida de ELUARD frente as que la mira sin entender.)

    DORA.- Perdname, Eluard, perdname. He sido muy malay tengo que pagar.

    ELUARD.- El tiempo se desborda. La vida me sobra. No voya volver a escribir.

    (La escena adquiere de repente una extraa inmovilidad,como si compusieran un desconocido cuadro religioso.

    Transicin.)

  • 45

    DORA.- (En off.) Creo que fue entonces, s, creo que fueentonces cuando me entr la idea de hacer las paces con Dios.No, no estoy loca. Pero es que no lo ves. Le ofend porque nopens en l cuando era feliz, por eso me castiga ahora. Tengoque parar su ira, no quiero ms muerte ni ms dolor, quiero lapaz, la paz de Dios.

    Delirio XII

    Invierno de 1945. Estudio de DORA. Sentados alrededorde una mesa estn DORA, ELUARD, COCTEAU y

    SABARTS. Hay otro plato vaco en la mesa a quien loscomensales parecen esperar.

    DORA.- Qu bien se siente una mujer tan rodeada dehombres.

    COCTEAU.- No lo dirs por m.

    DORA.- Claro que tambin lo digo por ti.

    SABARTS.- Qu celebramos?

    DORA.- La vida, la liberacin de Pars, el fin de una guerra.Qu s yo? Te parece poco motivo decir que estamos vivos,que hemos sentido y lo podemos contar.

    ELUARD.- Te veo muy positiva.

    DORA.- Tengo motivos, planes. Tengo muchas ganas devolver a disfrutar.

    ELUARD.- Me alegro. Me tenas preocupado.

    DORA.- T si que me tienes preocupada. Tienes que salir y...no s... divertirte.

    ELUARD.- S, claro.

    COCTEAU.- Por qu no brindamos?

    SABARTS.- No esperamos a Pablo?

    DORA.- Siempre esperamos a Pablo. Demasiadas vecesesperamos a Pablo. Despus podemos volver a brindar.

  • 46

    (DORA comienza a descorchar una botella de champagne.Entra PICASSO acompaado de FRANOISE. La botellase descorcha sola y se derrama sobre la mano de DORA

    que est paralizada.)

    Joder.

    PICASSO.- Veo que ya no me esperabais. Dora, vas a tenerque poner otro plato, he invitado a Franoise.

    DORA.- No, ya no te esperbamos. Estbamos intentando lafelicidad. Otro plato, claro. Te parece bien ste.

    (DORA coge el plato libre de la mesa y lo rompe contra elsuelo. PICASSO no se inmuta.)

    PICASSO.- Franoise no quera venir. Est empeada en quetienes algo contra ella. Pero yo insist. Es hora de aclarar lascosas.

    DORA.- Aclarar la cosas, claro. Y qu hay que aclarar?

    PICASSO.- Dile que es verdad, que ya no haba nada entrenosotros cuando nos conocimos Franoise y yo.

    ELUARD.- Dora, no...

    DORA.- Tranquilo, Paul, es hora de aclarar. (AFRANOISE.) Es verdad, ya no haba nada entre Pablo y yocuando os conocisteis.

    PICASSO.- Dile que no es la causa de nuestra ruptura.

    DORA.- No eres la causa de nuestra ruptura.

    PICASSO.- Dile que entre nosotros ya no quedaba amor.

    DORA.- Cuando t apareciste, Franoise, entre nosotros ya noquedaba ni una pizca, ni un rescoldo, ni un pice de amor.

    PICASSO.- Veis que fcil. Ahora ya podemos sentarnos acenar.

    (PICASSO se sienta en la mesa. Los dems estn comopetrificados. SABARTS empieza a recoger el plato roto.)

  • 47

    Djalo, Jaume, est bien as. Creo que Dora tendr que sacar unpar de platos nuevos.

    DORA.- Es posible que lo anterior sea cierto. Pero tambin escierto que vuestra relacin, Franoise, durar lo que dura unverano. Te usar y despus te tirar. Es un experto. Jams hasamado realmente a nadie, Pablo. No sabes lo que es amar.

    PICASSO.- Es un punto de vista.

    DORA.- Pablo Ruiz Picasso, el rey de los puntos de vista. Nopuedo ms. Ya he tenido bastante. Me voy.

    (DORA coge un cuchillo de cocina, les mira con unasonrisa, deja caer el cuchillo, sale dando un portazo. Un

    silencio espeso congela la estancia.)

    PICASSO.- Por qu me miris as? Siempre me gustaron lascosas claras. Al vino, vino y al pan, pan. Hay que ser fuerte enla vida y ellas no lo saben entender.

    SABARTS.- Qu hacemos?

    ELUARD.- Llama a Lacan. Que traigan una ambulancia. Voytras ella.

    PICASSO.- Espera. Voy tambin.

    (Ambos salen corriendo.

    Transicin.)

    DORA.- (En off.) Cuando sal de mi casa algo se haba rotoen m. Te parece raro? Un dolor sordo me ahogaba por dentro,tanto que mientras corra me pareca llegar a dejar de sentir. Lavista se me iba y las calles se parecan demasiado a misfotografas, esos collages surrealistas donde la realidad convivecon el delirio que nos forzamos en reprimir. Todo aquello saltde pronto, como el tapn de una botella, y lo inund todo. Eraotra manera de morir.

  • 48

    Delirio XIII

    Un momento despus. Calle de Pars. DORA est tiradaen el suelo dndose cabezazos contra la acera. Llegan

    corriendo PICASSO y ELUARD.

    PICASSO.- Qu haces, Dora? Para, Dora, para.

    (PICASSO agarra a DORA contra s. DORA mira ms allde PICASSO.)

    DORA.- Es el fin, Pablo. Esto es el fin.

    PICASSO.- No, no lo es. La vida sigue. Tienes un montn decosas por vivir y por contar.

    DORA.- Por qu me haces esto? No puedo seguir.

    ELUARD.- Tranquilzate.

    DORA.- Es todo tan absurdo.

    PICASSO.- No es absurdo. Es la vida. Es as.

    DORA.- Est bien, dejadme.

    (PICASSO la suelta poco a poco. DORA se incorpora.Parece que se va a ir, tambalendose. Pero se gira y,

    levantando la mano derecha, les seala con la izquierda.)

    Pero no lo veis. Os estis condenando. l lo sabe todo. Le tenisque pedir perdn.

    ELUARD.- Dora, tranquila.

    DORA.- Arrodillaos, por Dios. Arrodillaos.

    PICASSO.- Ests loca.

    DORA.- Arrodllate, aunque solo sea por mi amor.

  • 49

    (PICASSO se arrodilla. DORA le ensea el libro queregal a Max Jacob.)

    Ahora confiesa. Confa en l. Todava es posible el perdn.

    (PICASSO tira de la pernera de ELUARD y le hace ungesto de complicidad para que se agache. ELUARD lo

    hace. Juntan las manos y farfullan.)

    As est bien. As es posible morir en paz.

    (Se oye una sirena llegar. Entran unos CAMILLEROS.)

    Veis, son ngeles. Son ngeles que llegan llamados por mi voz.

    ELUARD.- Ser mejor que les acompaes.

    DORA.- Ser mejor.

    ELUARD.- Ellos te ayudarn a descansar.

    DORA.- Es verdad.

    (DORA coge una linterna que lleva uno de losCAMILLEROS. El otro le pone una manta por encima.)

    Tengan cuidado con el minotauro. Parece un monstruo, pero esdigno de amar.

    (DORA se va con los CAMILLEROS. PICASSO quiereseguirles, ELUARD le detiene.)

    ELUARD.- Ser mejor que no.

    PICASSO.- Es horrible.

    ELUARD.- Lo siento tanto.

  • 50

    PICASSO.- Yo no. No es culpa ma. Todo esto es culpa deese grupo tuyo. El surrealismo, vaya locura. Todas esas ideasdel inconsciente y la revolucin interior. Mira cuantoscadveres vais dejando a vuestro paso. Crevel, Vach y Rigaut,todos suicidas. Mira a Antonin Artaud, loco de atar. Dorasiempre ha estado un poco loca. Recuerda sus sombreros y susuas pintadas. Siempre le gust lo oculto y mira lo que le ocurrecon todas esas ideas. Estis todos locos, hay que sujetar larealidad. Por qu todo ese gusto por lo irracional y laperturbacin de los sentidos? Ves a dnde conduce. Todo estemovimiento tiene que acabar.

    ELUARD.- Ests muy nervioso. Y no sabes lo que dices.

    PICASSO.- Ya lo creo que s.

    ELUARD.- Prefiero no contestarte.

    PICASSO.- No sabes cmo.

    ELUARD.- Para ti todo es demasiado fcil. Todo es realidady qu se puede hacer con ella. Pues a veces se puede llegar amatar.

    PICASSO.- Imbcil.

    ELUARD.- T y yo hemos terminado. Pero deberas tenercuidado con tus manos. Lo mismo que crean destruyen. Es muytriste ver como destruyes lo que has llegado a amar.

    (PICASSO escupe en el suelo. Pisa la flema. Mira aELUARD. Sonre. Se va. ELUARD lo ve marcharse.

    Transicin.)

    DORA.- (En off.) Y ste es ms o menos el final de lahistoria. O as la recuerdo ahora. Tenas razn, me ha venidobien hablar. No te perdono lo que me habis hecho, ni t niPicasso ni siquiera Eluard, pero ahora quiero sobre todo estartranquila. Por favor, te lo pido, por lo que ms quieras, porSylvie, djame marchar.

  • 51

    EPLOGO

    Un par de horas despus del Prlogo. Estudio de LACAN.

    LACAN.- Est bien. Y dnde quieres irte?

    DORA.- Ya te lo he dicho, quiero irme a un convento.

    LACAN.- A un convento.

    DORA.- No estoy de broma.

    LACAN.- Eso me ha parecido.

    DORA.- Me dejars.

    LACAN.- Creo que s. Creo que no te puede sentar demasiadomal. Necesitas una idea que apacige todo el volcn que haestallado dentro. Quizs la fe sea un buen bombero.

    DORA.- La fe no es un bombero, la fe es el incendio total.

    LACAN.- Despus de Picasso, slo Dios.

    DORA.- Qu has dicho?

    LACAN.- Creo que eso dijiste antes.

    DORA.- Es posible.

    (LACAN se sienta tras su mesa. Abre el expediente, firmaen l. Largo silencio.)

    Puedo irme.

    LACAN.- Todava no.

    (LACAN se sube a una escalera. La escena se vaoscureciendo. Aparece el minotauro. Hay unas mujeresmirando desde una ventana. DORA coge una lmpara.

    Parece una nia, sin miedo, entregada sin ms.)

  • 52

    DORA.- Doctor, por qu me deja sola? Es l, verdad? Vienea buscarme. No importa, estoy preparada. Creo que se acerca elmomento final. Pablo, te quiero, djame morir en tu mundo,djame entrar.

    (Oscuro final.)

    FIN