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    HANNON DE CARTAGO, PERIPLO

    (Cod. Palat. 398 fol. 55r-56r)

    JULIAN GARZON DIAZ

    (Facul. de Filología -U niv. de Oviedo)

    Periplo de Hannón  

    , rey de los cartagineses

     

    , más allá de las columnas de H ércu-

    les, en la tierra de las regiones de los libios y a quien se consagró en el santuario de

    Crono s estos aco ntecimientos:

    Pareció 4 bien a los cartagineses, que Han nón navega ra más allá de las columnas de

    Hércules y que edificara las ciudades d e los Libiofenicios. Y él hizo una tra vesía Ile-

    vando consigo sesenta naves de cincuenta remos. Y una multitud de hom bres y mujeres

    en n mero ap roximad o de treinta mil, no sólo con prov isiones sino también con otros

    recursos. Una vez hechos a la mar pa samos por delante de las columnas y navega rryos

    más allá de dos días, construimos la primera ciudad, a la cual llarnamos

    Thymiate-

    rion

    5

    había debajo de ésta una gran Ilanura, y después hechos a la mar hacia Occi-

    dente llegamos hasta Soloeis

    6

    un promontorio libio tupido de árboles. Allí mismo,

    habiendo construido un templo a Poseidón 7 , de nuevo embarcam os saliendo ha cia el

    sol naciente por el medio día hasta que llegamos a una laguna colocada no lejos del

    mar, llena de muchas y grandes carias, pero también había elefantes y otras numero-

    sísimas fieras ocupándola. Habiendo dejado la laguna aproximada mente a un día de

    navegación, asentamos ciudades junto al mar, Ilamadas

    Caricón-Teichos Gytte

    Akra Melitta y Harambis

    8

    Después, haciéndonos a la mar, llegamos hasta el gran

    río

    Lixos

    que fluye desde el interior de Libia. Cerca d e éste unos nómad as, los hom-

    bres lixitas

    apacentaban sus rebarios, junto a los cuales permanecimos por alg

     

    n

    tiempo llegando a ser amigos. Sobre éstos vivían los inhospitalarios elopes, habi-

    tando una tierra llena de fieras separada por altas montarias. Por las cuales dicen

    que fluye el río Lixos y alrededor de estos montes viven unos hombres de diferente

    apariencia, Trogloditas °, a quienes los lixitas m ostraban en las carreras m ás rápidos

    que los caballos; y habiéndonos tomado como intérpretes de ellos navegamos junto a

    la costa desierta hacia el sur durante dos días . Y de allí de nuevo saliendo hacia el

    sol naciente durante el recorrido de un día, hasta que encontramo s en el fondo de una

    bahía una pequeria isla, teniendo una circunferencia de cinco estadios, la cual habi-

    tamos llamándola Cerne . Nosotros habíamos determinado que esta isla dentro del

    periplo tenía que estar localizada lo más rectamente de Cartago, porque la travesía

    había parecido la misma desde Cartago hasta las columnas y desde allí la misma

    hasta Cerne. Desde este punto llegamos a la laguna navegando a través de un gran

    río: Chretes'  

    . Este lago tenía tres islas: la más grande Cerne; desde las cuales, ha-

    biendo navegado durante un día completo, Ilegamos al fondo de la laguna, más allá

    de la cual sobresalían unos mo ntes muy altos poblado s de hom bres salvajes vestidos

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    en pieles de fieras salvajes, los cuales, lanzándonos p iedras, nos echaban a bajo impi-

    diendo que desembarcáramos. Navegando desde allí, llegamos a otro río grande y

    ancho repleto de co codrilos y de hipopótamos. Por lo cua l, evidentemen te, volviendo

    de nuevo, retornamos a Cerne. Y de allí navegamos hacia el sur durante doce días ,

    costeando la tierra la cual habitaban toda entera los etiopes, que huyeron de noso-

    tros y no soportaron nuestra presencia. Hablaban una lengua ininteligible incluso

    para los lixitas que estaban entre nosotros. Así pues, al

    ltimo día, anclamos junto a

    unas grandes y frondosas montarias . La madera de estos árboles era aromática y de

    variados colores. Después de rodear estas montañas, navegamos durante dos días y

    llegamos a un inmenso espacio abierto en el mar, al otro lado del cual, cerca de la

    tierra, había una llanura desde donde, durante la noche, nosotros veíamos un fuego

    que se había alzado de todos los lados a intervalos, unas veces más alto, otras veces

    más bajo. Una vez que nos abastecimos de agua allí, navegamos más allá de cinco

    días junto a la costa hasta que llegamos a una bahía, la cual, seg

     

    n decían nuestros

    intérpretes, era llamada

    uerno del Oeste

    7 En ella había una gran isla, y en la isla

    un lago formad o por agua d el mar. En este lago había otra isla en la cual nosotros de-

    sembarcamos y no vimos nada durante el día que no fuera la selva; pero durante la

    noche vimos m uchos fuegos encendidos y escuchamos un sonido de flautas, címbalos y

    también tambores, un estrépito y también un gran griterío. Un tem or, pues, se adueñó

    de nosotros, y los adivinos ordenaron que abandonásemos la isla. Rápidamente leva-

    mos anclas y pasamos por delante de la encendida tierra llena de perfumes, y desde

    ésta los crecidos torrentes ígneos caían al ma r . La tierra era inaccesible a causa del

    calor. Rápidamente, pues, temerosos, marchamos navegando de allí. Y navegando

    cerca de la costa durante cuatro días y vimos la tierra por la noche Ilena de llamas.

    Y en medio de ellas había fuego más elevado que los demás, que parecía que había

    alcanzado los astros. Esta llama se nos m ostraba durante el día com o una gran m on-

    taria llamada el

    Carro de los dioses 9 Desde allí, navegando tres días a través de

    los ígneos torrentes, Ilegamos a una bahía llamada

    Cuerno del Noto.

    Y en el fondo

    había una isla que parecía como la primera, teniendo una laguna, y en ella había

    otra isla, llena de hom bres salvajes, y la ma yor parte estaba llena de m ujeres con los

    cuerpos peludos, a las cuales los adivinos las llamaron

    Gorilas

     

    Persiguiéndoles no

    pudimos coger a algunos hombres, porque todos huyeron estando habituados a los

    barrancos y defenfiéndose con medios comune s, pero cogimos a tres mujeres, las cuales

    mordiendo y a rariando a los que las conducían no que rían seguirles. Matando a éstas,

    las degollamos, y transportamos sus p ieles hasta Cartatgo. [Porque nosotros ya no nos

    hicimos a la m ar en lo sucesivo, habiéndose acabado las provisiones].

    Octubre de 986

    NOTAS

    El Periplo de Hannón debemos situarlo en torno al 470-400 a. C., después de la expedi-

    ción de Himilcón y del desastre de Himera (480), procedente de la gran familia de los

    Magó nidas. El texto original que relata el Periplo de Himilcón se ha perdido. Hannón gravó su

    hazaña sobre una tabla de bronce y la depositó en el templo de Baal Hammón de Cartago, la

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    cual parece que desapareció en el 146 a. C., durante la destrucción del lugar por Escipión Emi-

    liano. Sin em bargo subsiste una traducción griega de l texto, o, al menos, si no es el texto com -

    pleto, parece ser un resumen del s. IV o 111 a. C., apócrifo. Los periplos de Hann ón e H imilcón

    son comparables para Cartago con el de Necao para la historia de Tiro. La opinión de Plinio

    N.H.II, 67 ( Et Hann o Cargthaginis potentia florente circum uectus a Gadibus ad finem Ara-

    biae nauigationem eam prodidit scripto, sicut ad extera Europae nosce nda missus eodem tem-

    pore Himilco ) de que Hannón circumnavegó A frica desde Cádiz hasta Arabia, no parece tener

    consistencia. Nosotros sólo tenemos el

    Cod ex Palatinus Graecus 398 fo l. 55r.

    -56 r., para basar-

    nos en qué pensar respecto el Periplo de Han nón. La traducción que noso tros queremos ofrecer se

    basa integramente en el manuscrito que conserv amos, aunqu e en las notas aclaremos otros puntos

    de vista de diferentes autores respecto a algunos vocablos. Tengo presenta la gran obra de K arl

    M

      ller,

    Geographi Graeci Minores

    I, Hildesheim 1855 (reproducida en 1965) pp. 1-14; J. R. Oi-

    konoinides,

    Hannon.The Carghaginian Periplus,

    Chicago 1977; J. G Demerliac- J. M eirat,

    Hannon et l Empire Punique,

    París (Les Belles Lettres) 1983; cuando nos referimos a la obra de

    Plinio, las citas proceden de la edición critica de Les Belles Lettres.

    -Respecto al término

    Basileus,

    traducción griega de la palabra fenicia

    Sufete, Plinio en N .

    H. VI, 1; VI, 3, 1, le da el nombre

    ux

    e

    imperator.

    Los jefes de los cartagineses y los prefectos

    de su arm ada solían inscribir en tablas las narraciones de sus viajes y c onsagrarlas en los tem-

    plos sagrados, de ahí que se nos han transmitido tales escritos como

    anathémata.

    Su estilo es

    lapidario, su sintaxis muy simp le y muy repetitivo.

     

    El

    Sufete era el primer funcionario p

     blico de Cartago como ya hem os dicho. La pala-

    bra fenicia nos viene del hebreo

    Shofet.

    Hace de general y juez a la vez. Lo s poetas y escritores

    greco-latinos los denom inaron

    Basileis

    o

    reyes;

    de entre ellos destaca el nombre de

    Beloch (V-

    IV a. C.). Podemos ver los testimonios de T. Livio en XXXIII, 46, 1 sobre el

    ordo iudicum;

    Arrian. Anab. II, 15, 7; 24, 5; Diod. XI, 20, 1; y so bre todo Polibio, ya en el 218 en III, 33,3; 42,6.

    3

    El santuario de Cronos

    en el santuario de B aal, que era el más impo rtante que existia en

    Cartago, corresponde al dios

    aturrzo

    de los latinos y al dios griego

    Cronos.

    En este templo fue-

    ron consag radas las pieles de los gorilas hembras, hecho que al final del periplo se narra. Pli-

    nio transmite la noticia (V. 36), sin mencionar el templo de

    Saturno

    y sin embargo, afirma que

    el hecho sucedió en el templo de

    Juno

    (Astarté); de igual forma opina Solino (56).

    La expresión griega

    édoxe

    indica que la expedición se hace con e l consentimiento y de-

    creto de la

    Gerusía

    de los cartagineses, reflejándose claramente la autoridad de Cartago. La

    noticia de e sta forma de actuar nos la transmite en otro texto Diodoro XX , 59, refiriéndose a la

    actuación en los asuntos má s relevantes del Estado, en este caso el hecho de fundar y c onstruir

    ciudades. La expedición está compuesta de sesenta naves de cincuenta remos y una capacidad

    de treinta mil hombres y mujeres hecho que nos resulta desproporcionado dadas las carac-

    terísticas de las naves cartagine sas.

    5Thymiatérion

    parece ser la actual Mehedya, en la desembocadura del

    oued Sebu

    (Se-

    bub), río tortuoso, que es lo que significa en voca blo p

     

    nico, señalando así sus m eandros, el cual

    domina la amplia Ilanura de

    Gharb;

    la distancia desde las Columnas de Hércules es de 209

    Kms que corresponde a dos días de navegación.

    Soloeis

    es una transcripción del fenicio

    Sela,

    que significa roca. El sitio indicado para

    enclavar esta ciudad sería la actual

    Cap Cantín

    que es escarpada y corresponde con las otras

    Soloeis

    de Sicilia, Chipre y Cilicia, fundadas p or los p

     

    nicos. Respecto a esta ciudad tenem os

    ya en la antig

     

    edad otros testimonios, como son los de Escylax de Carianda párrafo 112),

    Heródoto (II, 32), Crinágoras en la Antología (IX, 49), Plinio (N.H.V, 1

    promontorium Solis) y

    otros, en que se nos afirma su característica principal:

    escarpada y elevada. Situada a unos

    273 Km s. de Thymaterium.

    La idea de la construcción de un tem plo en honor de Poseidón es totalmente griega, no

    p

     

    nica; lo lógico es que se trate de un tem plo en honor al dios m arino p

     

    nico

    Baal Ras

    (otros

    afirman que e ra Bes, ya que era llevado en la proa de los navíos). Poco después Ilegan a la la-

    guna de Oualidia, a 22 m illas de Cap Cantín.

    8En la zona de

    Mazagán

    todas las ciudades son nuevas, pobladas de nuevo s colonos, no

    fundadas como

    Thymiaterion.

    Están situadas en la desembocadura del

    Oum er Rebia

    (Rbia).

    Karicon

    es palabra p

     

    nica y

    Teijos

    en el m uro (palabra griega); parece ser que

    Karicón

    y

    Gytte

    estaban unidas por un muro;

    Akra

    parece ser la actual Mazagán; Melitta significa

    abrigo; Ha-

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    rambis

    parece ser Azemmour. Las cuatro primeras villas parece que son o forman la actual

    Mazagán). S on ciudades fundadas anteriormente. Traducimos

    Harambis y no

    Arambis del ori-

    ginal griego y siguiendo el códice de B erlín, porque la palabra procede de la voz fenicia

    Ha-

    ranbin

    (monte de las uvas).

     

    Lixos

    es el río

    Loukhous,

    en cuya desembocadura encontramos la ciudad de

    Larache,

    pró-

    xima a la colina de

    Tschemich,

    donde estaba situada la ciudad de

    Lixos o

    Liks.

     

    obre la noticia de lós trogloditas nos llegan distintas versiones, como la de M ela

    (I, 8);

    Heród oto (IV, 18 3: Van dichos garamantes a la caza de los etiopes trogloditas, mon tados en

    carro de cuatro caballos, lo cual se hace preciso por ser estos etiopes los hombres más ligeros de

    pies de cuantos hayamos oído hablar. Comen los trogloditas serpientes, lagartos y otros rep-

    tiles semejantes; tienen un idioma a ning

     

    n otro parecido, aunque puede decirse que en vez de

    hablar chillan a man era de murciélagos ; Diodoro III, 8, 41 etc...., que nos aportan las misma

    noticia de su rapidez.

     

    Respecto a dos días de duración en la travesía nos confirma De merliac

    J.

    G. Meirat H.,

    en su obra

    Hannon et l Empire punique,

    Paris (Les Belles Lettres), 198 3, pag. 95 N ota

      Nou s pensons, comme plusieurs commentateurs, qu'il faut lire

    douze et non pas

    deux, et

    que

    dyo

    est une erreur de copiste. En effet, d'une part,

    douze

    est corraboré par les chif-

    fres du Pseudo Skylax; d'autre part, la suite du texte montre que si l'on adm ettait que la

    traversée de Lixos á Kerné a duré deux jours, iI faulait aussi admetre que les navires

    d'Hannon ont effectué en trois jours le trajet de 765 m illes que sépare Ca rthage des Co-

    lonnes. Cela supposera it une vitesse de 20,6 noeuds, ce qui est une impossibilité man i-

    feste

    2

    Cerne parece estar situada en la

    isla de Arguin:

    Cabo Blanco? L a noticia ya la recoge

    Heródoto (IV, 195: Cerca del país de dichos gigantes, seg

     

    n cuentan los c artagineses, está la

    isla Ciraunis, de doscientos estadios de largo, pero m uy angosta, a la cual se pue de pasar desde

    el continente. Muchos olivos hay en ella y muchas vides, y se halla en la misma laguna tal,

    que de su foso sacan granitos de oro las doncellas del país, pescándolos y recogiéndolos con plu-

    mas de ave untadas con pez. N o salgo fiador de la verdad de lo que se dice, solamente lo refie-

    ro, aunque puede muy bien suced er, pues yo mismo he visto cómo en Zacinto se saca la pez del

    agua en cierta laguna. Hay, pues,... ); tam bién Escylax de Carianda en 112 y Plindo (H. N. VI,

    35: Contra sinum Persicum Cerne nominatur insula adversa Aethiopiae, cuius neque magnitu-

    do neque interuallum a co ntinente constat, Aethiopes tantum populos habere traditur. Ephorus

    auctor est a Rubro mari navigantes in eam non posse propter ardores ultra quasdam columnas

    (ita appellantur paruae insulae) prouehi. Polybius in extrema Mauritania contra montem

    Atlantem a terra stadia octo abesse prodit Cernem. N epos Cornelius ex aduerso maxime Car-

    thaginis a continente passus mille, non ampliorem circuitu duobus millibus ); otros autores

    también la mencionan: Lycophron Cass. 16; Nonnus Dionys. XXIII, 190; Tzetzes ad Lyc. 1,

    1;

    Dionisio Perieg. 219, etc...

    Si el río Cretes es el Senegal no parece plausible que H annón intentara remontarlo.

     4

    Si seguimos a Plinio en H. N.V,

    1, el otro río podría ser el

    Bambotum, la actual Bam-

    bouk.

    15 Contin

     

    a la navegación de doce días por las costas de G uinea en este caso Sierra Leona.

     6

    Las m ontañas grandes y frondosas parece que son las de Cabo Verde, más especialmente

    se trata del cabo Palnes, aunque también podría ser Costa de M arfil.

    El Cuerno del Oeste es Cabo V erde. A este hecho se refiere Plinio en H.N.V., 35-36. So-

    bre los fuegos nocturnos también en Plinio V,

    1; o Mela

    III, 9; o Diodoro

    III,

    53; la desembocadu-

    ra podría ser la del Níger al Sur de Ankobra, junto al

    Cabo de las Tres Puntas,

    Ilamado río

    Forcados.

    Estos torrentes de fuego po dría ser la costumbre de quem ar los matorrales, que prendían

    rápidamente, para abonar los campos para las nuevas cosechas. La humedad del Sol hace im-

    posible el abordar la costa. Todos los humos junto al río producen la ilusión de ríos de fuego.

    19

    El Carro de los dioses

    es el promontorio

    Ste-anne

    (monte Sag res que es el más alto) en el

    golfo de

    Sherboro,

    que parece formar un cuerno y la isla parece ser

    plantain.

    N oticias de este

    hecho las tenemos en M ela

    III,

    9 y P linio VI, 35. Los montes del Camer

     

    n están Ilenos de crá-

    teres, es una montaña totalmente volcánica, entre el cabo

    Bimbia

    y la bahía de

    Bibundi.

    Ac-

    tualmente las

    Donabas

    llaman al Carro de los Dioses Mand ungo

    rna Loba .

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    Los gorilas parecen ser orangutanes a quienes los Mandingo Ilaman Toorallas. La noticia

    la transmiten también Mela III, 9 y Plinio VI, 36 (Dice textualmente: Contra hoc quoque pro-

    montorium Gorgades insulae narrantur, Gorgonun quondam domus, bidui navigatione distantes

    a continente, ut tradit Xenophon Lampsacenus. Penetrauit in eas Hanno, Poenorum imperator,

    prodiditque hirta feminarum corpora; uiros pernicitate euasisse; duarumque Gorgadum cutis

    argumenti et miraculi gratia in Iunonis templo posuit, spectatas usque ad Carthaginem cap-

    tam. Ultra has etiamnum duae Hesperidum insulae narrantur. Adeoquo omnia circa hoc incer-

    ta sunt, ut Statius Sebosus a Corgonum insulis praenauigatione Atlantis dierum quadraginta ad

    Hesperidum insulas cursum prodiderit, ab iis ad Hesperu ceras unius ).

    Esta zona está situada en

    Mutumal, Tende y Victoria,

    en el santuario del Camer

     n, delimi-

    tada por Bimbria.

    La opinión de Oikonomides o. c. supra p. 35-38 es la siguiente:

     I would like to add more observation which I hope will establish that the wild and

    hairy savages seen by Hanno were not humanus but

    antropoids and most likely a species of

    greet-ape such as that wich we today call the gorilla

    (pag. 36).

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