Cortázar y Mascialino

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Miércoles 20 de agosto de 2014 | Ámbito Financiero | 2 a sec. | 3 libros lAs CiFrAs DEl libro Cincuenta sombras duplicadas Aunque hace tiempo liderado por John Green, el ranking de ficción muestra que no cede el interés por la trilogía erótica de E.L. James, que tiene duplicados dos libros en ese top ten, ahora también en formato de bolsillo. El ranking de no ficción no tuvo mayores novedades. Fuente: Datos consolidados sobre información proporcionada por: Capital Fe- deral: librerías Cúspide, librerías Yenny, librería Capítulo 2, librería san- ta Fe, librería Norte, librerías Distal, El Ateneo, Gandhi, librerías Galerna, librerías El buen libro; Adrogué: lópez y Venturini, San Isidro/Vicente López/ Martínez: Carrefour, boutique del libro, Musimundo, El Mono sabio, libre- ría internacional, Castelar: la recova; Morón: Vuelo Nocturno. semana semana anterior en lista Autor y Título FiCCiÓN 1) J. Green, “Ciudades de papel” 1 3 2) J. Green. “Bajo la misma estrella” 1 37 3) E.L. James, “Cincuenta sombras de Grey” 3 99 4) G. Belli, “El intenso calor de la luna” 6 2 5) E.L. James, “Cincuenta sombras de Grey” (DB) 4 4 6) E.L. James “Cincuenta sombras más oscuras” 5 86 7) E. Sacheri, “Ser feliz era esto” 7 10 8) E.L. James, “Cincuenta sombras más oscuras”(DB) - 2 9) G.R.R. Martin, “Juego de tronos” - 51 10) J. Cortázar “Rayuela-50 Años” 8 28 No FiCCiÓN 1) F. Manes, “Usar el cerebro” 3 22 2) G. Rolón, “Historias inconscientes” 2 14 3) M. Caparrós, “El hambre” 5 2 4) L. Di Marco, “Cristina Fernández” 1 3 5) E. Bachrach, “Ágilmente” 4 37 6) B. Sarlo, “Viajes” 7 2 7) E. Berti, “Spinetta, Crónicas e ilustraciones” 6 2 8) V.H. Morales, “Audiencia con el diablo” - 12 9) 6) T. Bulat, “La economía de tu vida” - 14 10) W. Isaacson, “Steve Jobs. Lecciones de liderazgo” 8 10 Correas: “Además de 100 años de su nacimiento y 30 de ‘Rayuela’, este año se cumplen 70 del viaje de Cortázar a Mendoza, que para él fue como uno de esos ritos de pasaje que contó en algunos de sus cuentos”. ➤  “Puse una lupa sobre una año y medio de la vida del autor de “Rayuela”, ése en que fue profesor en la Uni- versidad Nacional de Cuyo, cuando su trayectoria tuvo una mutación y él pasó de ser el poeta de ‘Presencia’ y el dramaturgo de ‘Los Reyes’ que firmaba Julio Denis, a ser el autor de ‘Casa tomada’ Julio Cortázar”, explica Jaime Correas so- bre su libro “Cortázar en Mendoza. Un encuentro crucial”, que acaba de publi- car Alfaguara. Se trata de una investigación sobre la estadía del escritor en la ciudad de Mendoza, sus amistades, los programas de las clases que impartió y los poemas que escribió allí. El mendocino Jaime Correas es Licenciado en Letras, editor periodístico, autor de “Historia de fami- lias”, “Mitos y leyendas cu- yanos”, la historia de José Félix Aldao en “Historias de caudillos argentinos” y la novela “Los falsificadores de Borges”. Diez años atrás había publicado “Cortázar, profesor universitario. Su paso por la Universidad de Jaime Correas Con nuevo libro sobre la etapa del esCritor en mendoza “Cortázar perdura porque sigue representando libertad literaria” Mascialino: un cronopio sin la fama merecida Escribe Marcelo Zapata ➤  Entre las muchas co- sas que le debe la cultura criolla a uno de sus últimos humanistas, el profesor de griego y latín Lorenzo Mascialino (1914-1988), se cuenta la incorporación al español de un neologismo hoy celebrado, pero que no le ha dado fama a él sino a su colega de los años 40 en Mendoza, Julio Cortázar. Porque fue Mascialino, y no Cortázar, quien acuñó, en una lejana noche de co- pas e improvisaciones, la palabra “cronopio”. Mascialino (menciona- do en dos ocasiones en el libro del profesor Jaime Correas, “Cortázar en Mendoza”) coincidió en la Universidad de Cuyo con el autor de “Rayuela” por la misma época en que éste llegaba desde Chivilcoy. Nunca fueron amigos cercanos; Cortázar, que dictaba literatura fran- cesa en Mendoza, era por entonces un librepensador sarmientino de cuño libe- ral, y Mascialino, un ítalo- argentino de familia nu- merosa (de aquellas donde nunca faltaba un cura), ya profesaba ese credo nacio- nalista que lo llevaría, más tarde, a adherir al naciente peronismo. Sin embargo, sus tenidas filológicas acompañadas por los generosos vinos de la zona (“In vino veritas”, era uno de los apotegmas más citados por el presti- gioso latinista), y cimenta- dos por su profundo amor por la lengua (“la única forma de entender al hom- bre”, también decía) no eran infrencuentes. En uno de esos encuen- tros, contó años después Mascialino a algunos de sus discípulos, se habían puesto a imaginar, junto con Cortázar, un mundo fantástico en el que existie- ran criaturas que pudieran ver, físicamente, las dos di- mensiones: no sólo el espa- cio, sino también el tiempo. --¿Y cómo llamaríamos, para usar una palabra griega, a ese ser capaz de percibir el tiempo con sus propios ojos? --desafió Cortázar a Mascialino. Éste lo pensó un momen- to, y respondió sin titubear: --Cronopio. Se llamaría cronopio, por supuesto. La síntesis era perfecta. Como explica otro testigo del relato de Mascialino, Luis Ángel Castello, titular de la cátedra de griego en la UBA: “‘Cronos’, como es bien sabido, es ‘tiempo’, y la desinencia ‘-opios’ viene del verbo ‘horao’ (ράω), que significa ‘ver’, ‘mirar con atención’, de cuyo fu- turo ‘hopsomai’ (ψομαι) sale ‘opsis’ (οψις), de la que nacen tantas palabras como ‘óptica’, ‘autopsia’, etcétera. Cronopio, enton- ces, es el que ve el tiempo”. No hay testimonios de que Cortázar, después de su festejada “Historias de Cronopios y de Famas”, le haya reconocido a Mascia- lino la creación de la que en el futuro de la literatura argentina sería palabra tan célebre. Pero a él tampoco le pre- ocupaba: “Seguramente le gustó y se acordó de ella cuando escribió el libro”, lo disculpaba Mascialino, quien nunca demostró otra preocupación que la de in- corporar, a lo largo de su vida, el conocimiento de la mayor cantidad posible de las lenguas llamadas “falsamente” muertas. “La gente sigue hablando latín, y no se da cuenta”, como decía en tantas de sus clases. Inventor del “método in- ductivo” para la enseñan- za de las lenguas clásicas (en el cual los alumnos no eran perseguidos por abrir el diccionario durante los exámenes), creía que la ra- zón y no la memorización, esa costumbre de compu- tadoras y de secretarias, podía llevar al auténtico conocimiento. Bajito de estatura, aman- te de la filología y la poesía alemana, de las comedias de Menandro (autor de quien dejó estupendas ver- siones, consultadas hoy en todas las universidades del mundo), de las causas per- didas, de las bellas mujeres y del vino, Lorenzo Mas- cialino fue lo más cercano a un “cronopio” viviente, un hombre sabio capaz de ver el tiempo. Cuyo en los inicios del pe- ronismo” del que el nuevo libro es ampliación y nuevo desarrollo. En su breve visita a Buenos Aires dialogamos con Correas. Periodista: A cien años de su nacimiento y treinta de su muerte, ¿qué lugar cree que ocupa en nuestra literatura Julio Cortázar? Jaime Correas: Sigue re- presentando la libertad litera- ria. Se cumplen, además, 70 años de su viaje a Mendoza, todas cifras redondas, y aquel viaje a Mendoza es para él como uno de esos ritos de pa- saje que contó en algunos de sus cuentos. El libro “Cor- tázar en Mendoza” es una indagación sobre eso. Tuve la suerte de encontrar mate- rial que muestra un Cortázar hasta el momento desconoci- do, la etapa en que está for- mándose. Etapa que parecie- ra haber dejado en el olvido, tapada, y es de una enorme importancia porque llega a los 30 años con una cantidad de lecturas y una reflexión sobre el fenómeno poético y narrativo realmente notable. Hay un hecho trascendente a los 19 años, en 1933, cuando lee “Opium, diario de una desintoxicación” de Jean Cocteau. En una carta dice que ese libro lo ha metido en la vida a los empujones. Encuentra en esas páginas un programa de formación, autores que los conoce mal o no los conoce, figuras claves como Rimbaud y Lautreau- mont, que era un autor cono- cido por muy pocos, faltaban muchos años para que Aldo Pellegrini hiciera la traduc- ción de “Los cantos de Mal- doror”. Ese mundo le va a cambiar la vida. P.: Algo de eso usted ya lo había tratado en su Libro “Cortázar, profesor uni- versitario. Su paso por la Universidad de Cuyo en los inicios del peronismo”. J.C.: “Cortázar en Men- doza” es la continuación, el mejoramiento y la amplia- ción de aquel libro de 2004. Es claramente otro libro. Con la aparición de sus apuntes de clase de 1944-1945 pude ter- minar de ver cómo era ese mu- chacho de 29 años, que había estado 7 años en la provincia de Buenos Aires leyendo, le- yendo y leyendo. Y fue una afortunada casualidad que en 1944 se cruzara con Guido Parpagnoli y que le dijera: “acabo de dejar unas cáte- dras en Cuyo, ¿te interesa agarrarlas?”. Cortázar lo había conocido en un fugaz paso que tuvo por la Facul- tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Él estaba dando clases en Chi- vilcoy con el título de profesor que tenía del Colegio Mariano Acosta. Clases de Historia, de Instrucción Cívica, nunca de Literatura. Le surge esa posibilidad, cuando tenía conflictos en Chivilcoy con la Revolución del 43, con los na- cionalistas, de irse a Mendoza a una cátedra universitaria y a dar lo que más sabía, literatura francesa y literatura de Euro- pa septentrional, donde están dos de las figuras que más le interesaban, John Keats y Rainer María Rilke, eso le permite hablar de literatura inglesa y de lengua alemana. Cuando se ven sus progra- mas se piensa en un profesor de gran experiencia, y no la tenía, sólo tenía un gran cono- cimiento. P.: Mendoza es un lugar de enseñanza y reflexión teórica, pero también de creación. Allí escribe “Casa tomada” y elabora las pri- meras historias de Crono- pios. J.C.: Se hace de una serie de amigos encabezados por el grabador Sergio Sergi que lo sacan de cierta sequedad que traía de su etapa por la pro- vincia de Buenos Aires. Se encuentra con interlocutores, con profesores, muchos de ellos extranjeros. Charla por ejemplo con Irineo Cruz, que conocía muy bien la obra de T.S. Eliot, el mundo griego y latino, que a él le interesaba mucho. Irineo Cruz va a ser el rector del peronismo. Y sin embargo participaron juntos en la toma de la Universidad, que era contra el cierre de la Cont. en pág. 4 el legítimo Creador del neologismo

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Miércoles 20 de agosto de 2014��|�Ámbito�Financiero�|�2a�sec.�|�3

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Cincuenta�sombras�duplicadasAunque hace tiempo liderado por John Green, el ranking de

ficción muestra que no cede el interés por la trilogía erótica de E.L. James, que tiene duplicados dos libros en ese top ten, ahora también en formato de bolsillo. El ranking de no ficción no tuvo mayores novedades.

Fuente: Datos consolidados sobre información proporcionada por: Capital Fe-deral: librerías�Cúspide, librerías�Yenny, librería�Capítulo�2, librería�san-ta�Fe, librería�Norte, librerías�Distal, El�Ateneo,�Gandhi, librerías�Galerna, librerías�El�buen�libro; Adrogué: lópez�y�Venturini, San Isidro/Vicente López/Martínez: Carrefour, boutique�del�libro, Musimundo, El�Mono�sabio, libre-ría�internacional, Castelar: la�recova; Morón: Vuelo�Nocturno.

� semana� semana� anterior� en�lista

Autor�y�Título

FiCCiÓN

1) J. Green, “Ciudades de papel” 1 3 2) J. Green. “Bajo la misma estrella” 1 37 3) E.L. James, “Cincuenta sombras de Grey” 3 99 4) G. Belli, “El intenso calor de la luna” 6 2 5) E.L. James, “Cincuenta sombras de Grey” (DB) 4 4 6) E.L. James “Cincuenta sombras más oscuras” 5 86 7) E. Sacheri, “Ser feliz era esto” 7 10 8) E.L. James, “Cincuenta sombras más oscuras”(DB) - 2 9) G.R.R. Martin, “Juego de tronos” - 5110) J. Cortázar “Rayuela-50 Años” 8 28

No�FiCCiÓN

1) F. Manes, “Usar el cerebro” 3 22 2) G. Rolón, “Historias inconscientes” 2 14 3) M. Caparrós, “El hambre” 5 2 4) L. Di Marco, “Cristina Fernández” 1 3 5) E. Bachrach, “Ágilmente” 4 37 6) B. Sarlo, “Viajes” 7 2 7) E. Berti, “Spinetta, Crónicas e ilustraciones” 6 2 8) V.H. Morales, “Audiencia con el diablo” - 12 9) 6) T. Bulat, “La economía de tu vida” - 1410) W. Isaacson, “Steve Jobs. Lecciones de liderazgo” 8 10

Correas: “Además de 100 años de su nacimiento y 30 de ‘Rayuela’, este año se cumplen 70 del viaje de Cortázar a Mendoza, que para él fue como uno de esos ritos de pasaje que contó en algunos de sus cuentos”.

➤ “Puse una lupa sobre una año y medio de la vida del autor de “Rayuela”, ése en que fue profesor en la Uni-versidad Nacional de Cuyo, cuando su trayectoria tuvo una mutación y él pasó de ser el poeta de ‘Presencia’ y el dramaturgo de ‘Los Reyes’ que firmaba Julio Denis, a ser el autor de ‘Casa tomada’ Julio Cortázar”, explica Jaime Correas so-bre su libro “Cortázar en Mendoza. Un encuentro crucial”, que acaba de publi-car Alfaguara. Se trata de una investigación sobre la estadía del escritor en la ciudad de Mendoza, sus amistades, los programas de las clases que impartió y los poemas que escribió allí. El mendocino Jaime Correas es Licenciado en Letras, editor periodístico, autor de “Historia de fami-lias”, “Mitos y leyendas cu-yanos”, la historia de José Félix Aldao en “Historias de caudillos argentinos” y la novela “Los falsificadores de Borges”. Diez años atrás había publicado “Cortázar, profesor universitario. Su paso por la Universidad de

Jaime Correas Con nuevo libro sobre la etapa del esCritor en mendoza

“Cortázar perdura porque sigue representando libertad literaria”

Mascialino: uncronopio sin lafama merecida

Escribe Marcelo Zapata

➤ Entre las muchas co-sas que le debe la cultura criolla a uno de sus últimos humanistas, el profesor de griego y latín Lorenzo Mascialino (1914-1988), se cuenta la incorporación al español de un neologismo hoy celebrado, pero que no le ha dado fama a él sino a su colega de los años 40 en Mendoza, Julio Cortázar. Porque fue Mascialino, y no Cortázar, quien acuñó, en una lejana noche de co-pas e improvisaciones, la palabra “cronopio”.

Mascialino (menciona-do en dos ocasiones en el libro del profesor Jaime Correas, “Cortázar en Mendoza”) coincidió en la Universidad de Cuyo con el autor de “Rayuela” por la misma época en que éste llegaba desde Chivilcoy.

Nunca fueron amigos cercanos; Cortázar, que dictaba literatura fran-cesa en Mendoza, era por entonces un librepensador sarmientino de cuño libe-ral, y Mascialino, un ítalo-argentino de familia nu-merosa (de aquellas donde nunca faltaba un cura), ya profesaba ese credo nacio-nalista que lo llevaría, más tarde, a adherir al naciente peronismo.

Sin embargo, sus tenidas filológicas acompañadas por los generosos vinos de la zona (“In vino veritas”, era uno de los apotegmas más citados por el presti-gioso latinista), y cimenta-dos por su profundo amor por la lengua (“la única forma de entender al hom-bre”, también decía) no eran infrencuentes.

En uno de esos encuen-tros, contó años después Mascialino a algunos de sus discípulos, se habían puesto a imaginar, junto con Cortázar, un mundo fantástico en el que existie-ran criaturas que pudieran ver, físicamente, las dos di-mensiones: no sólo el espa-cio, sino también el tiempo.

--¿Y cómo llamaríamos, para usar una palabra griega, a ese ser capaz de percibir el tiempo con sus propios ojos? --desafió Cortázar a Mascialino.

Éste lo pensó un momen-to, y respondió sin titubear:

--Cronopio. Se llamaría cronopio, por supuesto.

La síntesis era perfecta. Como explica otro testigo del relato de Mascialino, Luis Ángel Castello, titular de la cátedra de griego en la UBA: “‘Cronos’, como es bien sabido, es ‘tiempo’, y la desinencia ‘-opios’ viene del verbo ‘horao’ (ὁράω), que significa ‘ver’, ‘mirar con atención’, de cuyo fu-turo ‘hopsomai’ (ὃψομαι) sale ‘opsis’ (οψις), de la que nacen tantas palabras como ‘óptica’, ‘autopsia’, etcétera. Cronopio, enton-ces, es el que ve el tiempo”.

No hay testimonios de que Cortázar, después de su festejada “Historias de Cronopios y de Famas”, le haya reconocido a Mascia-lino la creación de la que en el futuro de la literatura argentina sería palabra tan célebre.

Pero a él tampoco le pre-ocupaba: “Seguramente le gustó y se acordó de ella cuando escribió el libro”, lo disculpaba Mascialino, quien nunca demostró otra preocupación que la de in-corporar, a lo largo de su vida, el conocimiento de la mayor cantidad posible de las lenguas llamadas “falsamente” muertas. “La gente sigue hablando latín, y no se da cuenta”, como decía en tantas de sus clases.

Inventor del “método in-ductivo” para la enseñan-za de las lenguas clásicas (en el cual los alumnos no eran perseguidos por abrir el diccionario durante los exámenes), creía que la ra-zón y no la memorización, esa costumbre de compu-tadoras y de secretarias, podía llevar al auténtico conocimiento.

Bajito de estatura, aman-te de la filología y la poesía alemana, de las comedias de Menandro (autor de quien dejó estupendas ver-siones, consultadas hoy en todas las universidades del mundo), de las causas per-didas, de las bellas mujeres y del vino, Lorenzo Mas-cialino fue lo más cercano a un “cronopio” viviente, un hombre sabio capaz de ver el tiempo.

Cuyo en los inicios del pe-ronismo” del que el nuevo libro es ampliación y nuevo desarrollo. En su breve visita a Buenos Aires dialogamos con Correas.

Periodista: A cien años de

su nacimiento y treinta de su muerte, ¿qué lugar cree que ocupa en nuestra literatura Julio Cortázar?

Jaime Correas: Sigue re-presentando la libertad litera-ria. Se cumplen, además, 70 años de su viaje a Mendoza, todas cifras redondas, y aquel viaje a Mendoza es para él como uno de esos ritos de pa-saje que contó en algunos de sus cuentos. El libro “Cor-tázar en Mendoza” es una indagación sobre eso. Tuve la suerte de encontrar mate-rial que muestra un Cortázar hasta el momento desconoci-do, la etapa en que está for-mándose. Etapa que parecie-ra haber dejado en el olvido, tapada, y es de una enorme importancia porque llega a los 30 años con una cantidad de lecturas y una reflexión sobre el fenómeno poético y narrativo realmente notable. Hay un hecho trascendente a los 19 años, en 1933, cuando lee “Opium, diario de una desintoxicación” de Jean Cocteau. En una carta dice que ese libro lo ha metido en la vida a los empujones. Encuentra en esas páginas un programa de formación, autores que los conoce mal o no los conoce, figuras claves como Rimbaud y Lautreau-mont, que era un autor cono-cido por muy pocos, faltaban muchos años para que Aldo Pellegrini hiciera la traduc-ción de “Los cantos de Mal-doror”. Ese mundo le va a cambiar la vida.

P.: Algo de eso usted ya lo había tratado en su Libro

“Cortázar, profesor uni-versitario. Su paso por la Universidad de Cuyo en los inicios del peronismo”.

J.C.: “Cortázar en Men-doza” es la continuación, el mejoramiento y la amplia-ción de aquel libro de 2004. Es claramente otro libro. Con la aparición de sus apuntes de clase de 1944-1945 pude ter-minar de ver cómo era ese mu-chacho de 29 años, que había estado 7 años en la provincia de Buenos Aires leyendo, le-yendo y leyendo. Y fue una afortunada casualidad que en 1944 se cruzara con Guido Parpagnoli y que le dijera: “acabo de dejar unas cáte-dras en Cuyo, ¿te interesa agarrarlas?”. Cortázar lo había conocido en un fugaz paso que tuvo por la Facul-tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Él estaba dando clases en Chi-vilcoy con el título de profesor que tenía del Colegio Mariano Acosta. Clases de Historia, de Instrucción Cívica, nunca de Literatura. Le surge esa posibilidad, cuando tenía conflictos en Chivilcoy con la Revolución del 43, con los na-cionalistas, de irse a Mendoza a una cátedra universitaria y a dar lo que más sabía, literatura francesa y literatura de Euro-pa septentrional, donde están dos de las figuras que más le interesaban, John Keats y Rainer María Rilke, eso le permite hablar de literatura inglesa y de lengua alemana. Cuando se ven sus progra-mas se piensa en un profesor de gran experiencia, y no la tenía, sólo tenía un gran cono-cimiento.

P.: Mendoza es un lugar de enseñanza y reflexión teórica, pero también de creación. Allí escribe “Casa tomada” y elabora las pri-meras historias de Crono-pios.

J.C.: Se hace de una serie de amigos encabezados por el grabador Sergio Sergi que lo sacan de cierta sequedad que traía de su etapa por la pro-vincia de Buenos Aires. Se encuentra con interlocutores, con profesores, muchos de ellos extranjeros. Charla por ejemplo con Irineo Cruz, que conocía muy bien la obra de T.S. Eliot, el mundo griego y latino, que a él le interesaba mucho. Irineo Cruz va a ser el rector del peronismo. Y sin embargo participaron juntos en la toma de la Universidad, que era contra el cierre de la

Cont. en pág. 4

el legítimo Creador del neologismo